Partida Rol por web

Veo que el capitán llega, y parece bastante cansado, cuando Lignindor me hace una observación para que cuide del capitán:

-Calla, Lignin, no ves que esto está en lo mas interesante, no me quiero perder ni un detalle.

Sigo callado escuchando.

Miro a Kilder cuando me responde y me echo una mano a la cara refunfuñando entre dientes.

Este Kilder me va a acabar sacando de mis casillas…….

Y sin saber que es lo que nos va a acontecer, me adelanto a preguntar:

Bueno… ¿y ahora compañeros, que se supone que vamos a hacer?, porque por mucha profecía que haya, esta claro que van a volver, y no creo que esto haya sido lo mas difícil que nos vallamos a encontrar.

El clérigo escucha y medita, ni se inmuta por la aparición del Capitán o por los descolocados comentarios. Pero una cosa de todas las que se dijo lo afirma con un ligero movimiento de cabeza. - Van a volver, eso es seguro, por lo que dices solo has estado aquí unos días y ya mandaron a un emisario que hasta tuvo tiempo de reclutar ese grupo de trasgos que fueron repelidos. - Deja un tiempo para que asuman sus palabras y las absorvan. - No creo que haya muchos lugares donde uno pueda ir sin ser encontrado si uno se queda mucho tiempo allí y el centro de atención recide en ti niña. Debes averiguar porque y si tu corazón es tan noble como parece, detener todo esto. - Mira a Zenobia y al resto de los presentes un momento y prosigue. - Señores, no se que relación tienen con la señorita, amistad o quizás solo fue por este trabajo, pero veo mucho en ustedes y quisiera saber si están dispuestos a aqyudar a Zenobia en su camino para poder evitar este funesto destino, un destino al cual ella sola no va a poder evitar y que nos traerá un futuro que ninguno de los aquí presente desea. - Estudia las reacciones de todos y busca no solo afirmación, sino también seguridad en los que afirman. - ¿Están dispuestos? -

Tharas mira a Sean y luego a Zenobia. Negando con la cabeza el elfo da un paso al frente y les habla.- No podemos siquiera pensar en la relación que tenemos con Zenobia- comenzó,- lo que realmente debemos ver es que si es cierto aquello que estáis diciendo, está en juego el mundo conocido... ¿cómo negarnos a estar a su lado sin siquiera ser amigos o conocidos?- preguntó a los presentes.- Mis lazos con ella parecen agrandarse día a día, estrechándo nuestro vínculo de amistad. Pero esto va mucho más allá ¿cómo puedo no ayudarla?- confesó el elfo mirándo a la mujer.

Crucé los brazos mientras miraba al monje. Estaba segura de que era un hombre bueno, pero había algo en él que me sacaba de mis casillas y me contenía para evitar abalanzarme sobre él y abofetearle repetidas veces.

Oiga, ¿me explica eso de la profecía o no? ¿no cree que si esto es algo que me atañe a mi, y a este grupo de buenos compañeros, debería estar informada? Aquí todo el mundo parece saber de mi mas que yo misma y eso no me gusta en absoluto. Me da la impresión de que están jugando conmigo.

Miré al resto uno a uno. Intenté sonreir a Tharas, siempre sabía encontrar buenas palabras que me reconfortaban, pero me encontraba bastante tensa y nerviosa.

Debo averiguar eso de mi destino... no tengo ni idea ni por donde empezar pero algo tengo claro, que es que en esta ciudad nunca hay respuestas. No se qué hacéis en estos casos en este reino. ¿No tenéis un oráculo a quién preguntar este tipo de cosas?

Escucho atento las palabras de Tharas y de Zenobia, y les contesto.

-Bueno, ejem, yo hace muy poco que estoy con ellos, pero sin duda, necesitarán mi ayuda. -Me rasco con un dedo la sien, mientras prosigo- Los dioses serán los que decidan si la profecía es cierta o no, y también ellos serán los que nos protejan. Si deciden que es mejor que nos eliminen, por algo será.

Doy unos pasos hacia atrás, y les digo:

-Ah, y se me olvidaba, Supongo que Lignindor irá también con el grupo, y creo que también el va a necesitar de mis consejos, seré su guía espiritual si me deja. -Miro a Lignindor, y sonrío-

Creo que será mejor que continúe con mis nuevos compañeros, no creo que solo me fuera mucho mejor, y no veo una posibilidad mas clara para poder aprender nuevas cosas y vivir algo de aventuras….

Esperemos que no acaben mal las cosas… y que Kilder no se ponga muy controlador

Levanto la cabeza y enderezo  mi cuerpo  y respondo.
Creo que todos estamos de acuerdo, debemos estar unidos. 
Y Kilder, se intentara, no es un no, pero poco a poco.

Le enseño un poco mis dientes en señal de sonrisa

Tharas sonrié a la muchcacha cuando ésta hace lo propio. Sabía que le estaba costando lo suyo adaptarse, pero si a esto le sumamos que es sobre la que recae una antigua profecía, aun sería mucho más difícil.

Luego miró a Sean y a Andolyn pra que les contara más cosas sobre la profecía o por lo menos que se lo contaran a zenobia ya que era ella uqien debería saberlo. Además si había alguien allí que sabía lo que debían de hacer o cual era el priemer paso a dar, esos eran ello dos.

Viendo los gestos de asentimiento de los presentes, el clérigo Sean Connery mira a la hechizera, esperando que esta comenzara a hablar. Pero no lo hace y para disimular el silencio habla. - A todos los aquí presentes, creo de más decirles que nada de lo que aquí se sabe debe salir, aun teniendo en cuenta de que ellos necesitaron tan poco para encontrarla y orquestar todo esto. - Recorre con su tranquila mirada a todos y termina en Zenobia. - Desde que te conocí sabía que había algo especial en ti y no me he equivocado, Ilmater me permitió saberlo y se lo agradezco. Tu eres la llave para descifrar de que va la profecía, hacia donde apunta y el porque te necesitan. Y está en ellos ayudarte a descubrirlo y evitar de que suceda. Desconozco en que se basa como también quien pudiera saber algo sobre este asunto. - Por un ligero momento mira a Andolyn esperando algo para luego proseguir. - Quisiera acompañarlos en este viaje, pero los años vividos ahora me pasan la cuenta y no estoy en condiciones de ayudarlos. Pero se que aquí hay material de sobra para conseguir este objetivo. Deben partir cuando estén listos y el destino... no se, vayan por donde crean más conveniente. Sigan su instinto que en muchos casos sabe más que la razón, pero que no les gobierne. - Nuevamente espera que ANdolyn hable y más aun así no lo hace. Ella se queda callada pensando sin prestar aparente atención a los presentes.

Tras escuchar las palabras de Sean Conery, miro primero a los presentes deteniéndome en Andolyn, y preguntándola:

¿Usted vendrá con nosotros? Parece la que mas conoce la historia de primera mano y nos vendría mal algo de ayuda.

Las palabras que lance a Andolyn tanto eran por la verdad de estas, como para beneficio personal ante la necesidad de nuevos conjuros.

Respondes a los enigmas con mas enigmas, monje.  No tengas muchas esperanzas porque no tengo ni idea de por donde empezar. pero en algo te haré caso: seguiré mi instinto. Me voy.

Y salgo bastante malhumorada. Y sin saber de que va la profecía de la cual al parecer soy la protagonista. Y en el umbral giro la cabeza y me vuelvo hacia los demás.

¿venís?

-Pues claro que te sigo guapa, no vaya a ser que te hagas daño, y tenga que curarte, jajaja.

Salgo detrás de ella, y espero a que los compañeros que han decidido acompañarnos nos sigan.

-¿a dónde vamos ahora?

Tras la pregunta de Zenobia, miro rápidamente de nuevo a Andolyn, de la que no saco ninguna respuesta.

Al ver que Zenobia esta decidida a marcharse sin esperar a nadie, tengo que tomar una decisión y rápido.

Aun no se seguro cual de las dos mujeres es la que he venido buscando desde hace tiempo, pero por lo menos con Zenobia he podido entablar algo de conversación, con lo que será mejor que continúe con ella.

Miro a Zenobia y me dirijo a la puerta dispuesto a salir con ella colocándome alado de  Kilder, dejándole un pequeño gesto al clérigo, colocando la mano en su espalda acompañando el movimiento  de este mientras camina.

Sera mejor no dejar sola a la muchacha.

El Elfo lanza una mirada a los presentes y asiente con la cabeza, llevándo su mano derecha a la empuñadura de su espada, sale de la tienda justo detrás del hombre extraño que se hacía llamar carasapo, a seguir a Zenobia, aún sin tener la menor idea de que hacer.

-Pues hace unos segundos le prometí mi espada, asi que....

Voltea su espada y sale precipitadamente a cuidarle la espalda ante la lasciva mirada de los nuevos.

Veo que mis compañeros han decidido ligar su destino al mio. Una vez en el exterior comencé a caminar hacia la posada para recoger mis escasas pertenencias.

Y de camino hacia allí pregunté al resto:

Ese cretino medio santurrón medio libidinoso no da información y no se por donde empezar. ¿me contáis la profecía y nos ponemos a buscar un oráculo que guíe nuestro camino? por cierto os agradezco que vengáis. No teníais por qué hacerlo. creo que mi camino no es fácil y me siento muy honrada por el hecho de que decidáis compartirlo. Tened cuidado, ¿vale? no quisiera que os pasara nada por mi culpa.

-Yo tendré todo el cuidado que pueda, sobre vosotros, y sobre mi. Y ahora, contadnos la profecía, por favor.

Espero espectante a que nos cuenten todo lo que sepan.

Todo se resumía en marcharse, seguir el instinto. Tharas estaba atónito ante las palabras de Sean.

Cuando Zenobia salió por la puerta y les preguntó si iban con ella, él no tenía ninguna duda sobre ese aspecto, pero aun así decidió quedarse. Había allí cosas que no le cuadrabany deseaba que los que abian abierto la caja de Pandora, les dieran unos apuntes de... e algo.

Así, al salir sus compañeros el elfo se acercó a la puerta y la cerró... con él en el interior. Se giró y miró a los presentes.- Bien. Ahora, por favor, contadme todo lo que sepáis sobre la profecía- comenzó-, sobre los pasos que debemos dar y sobre loq ue debemos tener cuidado... como por ejemplo ¿esas joyas?- dijo acercándose a la mesa y señalandolas-. ¿tienen algo que ver con esto? ¿nos pueden ayudar en algo? ¿algo nos puede ayudar en esta empresa?

Tharas era un mar de dudas y esperaba que algo le pudieran aclarar los que allí estaban, los únicos que les habían hablado de la dichosa profecía.

Miro a mis compañeros, y viendo sus caras y sus reacciones, me hacen deducir que ninguno conocemos la profecía.

Creo que buscamos las respuestas en personas equivocadas, creo que ninguno de nosotros conoce alguna profecía, y viendo que el grupo que hemos dejado atrás no a abierto la boca, me da la sensación de que por ahora la profecía va a seguir inacabada.

Me coloco el sombrero  y me subo el cuello mirando al nuevo compañero mientras frunzo el ceño.