Partida Rol por web

-Pero!...espera!- intentó Arjhan detener al pequeño goblin sin mucho exito. La mano de Rassimel le detuvo cogiendole por el hombro e indicandole que dejara a su compañero solo.

-Vuestros compañeros tienen algo que la montaña les reserva en su camino. Salvo para vos Arjhan, puesto que soy yo quien os tiene un mensaje- dijo Rassimel mirandole directamente a los ojos -Vuestro padre os dijo cuando partisteís que este mensaje os encontraría, en cualquier lugar. Aquí esta pues que yo os lo digo...

Arjhan abrió los ojos sorprendido. Aquello le traería recuerdos sin duda, pero no entendía como este elfo podría saber tanto sobre él mismo.

-Endorake tok en mür reschelon kariok et si mana. Endorake estek eo chol ö tul.-

Arjhan trastabillo hacía un lado y fue a sentarse en la escalinata de piedra que tenía a su derecha. Lagrimas brotaron de sus ojos completamente abiertos por la sorpresa.

-Mi padre- dijo con un hilo de voz que denotaba el profundo dolor que sentía en ese momento -Mi... padre.-

-Es vuestro pueblo quien os necesita ahora Arjhan. Es vuestrra sangre la que apela al juramento que tomasteís hace mucho tiempo.- dijo el sumo sacerdote poniendo una mano sobre el hombro de Arjhan, consolodandole -Es vuestra decisión ahora, pero si me permitís un consejo... creo que debéis partir cuanto antes.

Un largo silencio se apodero de los presentes, acompasado de leves sollozos del paladín. Ahora solo Arjhan y Skulblaka estaban delante del sumo sacerdote. Los otros acolitos terminaron su trabjo con las cestas y se marcharon a las habitaciones interiores.

-Os dejaremos un rato mas solo. Necesitaís pensar- dijo Rassimel a Ajrhan y dirigiendose a Skulblaka le dijo -acompañame.

Caminaron haciendo un circulo por el patio alejándose de Arjhan, la luz del báculo les brindaba suficiente claridad aunque algunas de las farolas escondidas entre la hiedra dle patio empezaban a encenderse ya, gracias a alguna magia.

-Y he aquí el primero de vuestro dilemas Skulblaka. Vuestro grupo se desmorona. La montaña ha jugado bien sus cartas y pretende venceros antes incluso de que pongaís un pie en sus alrededores. ¿Que pensaís de todo lo que ha sucedido aquí ahora?

Skullblaka temía que ahora su misión, su grupo, sus amigos lo dejaran. Era algo que había temido siempre, la soledad. Pero a pesar de ello aun tenia algo que hacer, Rendil, ese viejo halfling que había echo cosas por el y sus compañeros desaparecido estaba y el no podía permitirse vivir sin continuar con su búsqueda. Siempre podría tratar de encontrar a algún nuevo aventurero en el pueblo de Fallcrest y seguir con su misión.

Tras que sus pensamientos circularan a una velocidad terminal y que prestara atención al Sacerdote elfo, se giro hacia este tras caminar.

- No pienso darme por vencido aun antes de intentarlo, es un gran dilema el que pueda perder a mis compañeros, pero puedo tratar de buscar nuevos y reemprender lo que dejemos en estos momentos. No soy hombre que deje algo por hacer solo por las adversidades hayan planeado en contra mía. Soy fiel a mis amigos y compañeros, pero si debo encontrarme con nuevo para realizar lo que debo, así lo haré.

Una sonrisa brotó de forma natural en el rostro del sacerdote, su cara iluminada por la debil luz de las farolas del templo era un reflejo de la bondad que aquel lugar emanaba.

-Se que este es un momento difícil joven guerrero, y que tras esa determinación se esconde un gran pesar por lo que esta ocurriendo. Pero haces bien en tomar este camino. Es posible que te lleve a encontrar una parte de tí que nunca creerias posible-

El sacerdote caminó de nuevo hacia el salón principal del templo seguido por Skulblaka, en el camino hacia la puerta habló en un tono mucho mas distendido, en cuanto todos se hubieron reunido de nuevo con él. -Eliono os llevará a la posada del Unicornio de Plata, donde os encontrarán habitaciones. Nosotros no podemos alojaros, puesto que mantenemos las camas solo para los enfermos. Mañana podréis visitar a vuestro amigo, aunque ya os adelanto que estará mucho mejor.-

-No os preocupeís maese Grimz- dijo el sacerdote adelantándose al goblin -vos os podreís quedar esta noche. Esta claro que no ocupáis mucho y Hadarai agradecerá la compañía de al menos uno de sus amigos. En cuanto a tí Arjhan en la mañana tres jinetes estarán esperandote. Amigos míos viajan lejos al norte y han retrasado su partida para acompañarte. Dormid bien hoy, y que la estela de las estrellas se prolongue en vuestro destino. Adios.

Y con esto se despidió de ellos.

Por fin veo al grupo aparecer por la puerta, después de lanzar una mirada de enfado a Rassimel. Me dirijo al grupo.- No os preocupéis yo os guiaré hasta cualquier posada. Según vuestras exigencias económicas tenemos dos opciones. Yo me decantaré por la más barata, así que os llevaré primero a la que os comentó Rassimel y luego os llevaré a la posada donde yo me hospedaré.-

Skullblaka se aleja del templo tras la charla extraña con Rassimel, había muchas cosas que le había dicho el sacerdote y aun más en las que le haría pensar. A pesar de ello se alejaron junto con Ugarth.

- Por mi parte Ugarth te acompañare a la misma a la que te diriges tu, no tengo problema en gastar algo de mi dinero en comodidades y el viaje no ha sido tan tranquilo como uno desearía pedir. Por lo que un descanso en un lugar calido y cómodo me parece el mejor pago por la jornada.

Arjhan y Skulblaka siguieron a Ugarth hasta la posada de nentir, mientras Grimz se quedaba con Hadarai en el templo. El salvaje les guió hasta la posada nentir, donde encontraron a mas de una treintena de personas compartiendo en un salón casi completamente atestado al compas de los murmullos. A pesar de la concurrencia la gente no parecía tener un buen tiempo, la mayoría hablaban en tono grave y muchos eran los que miraban de soslayo a aquellso que se atrevían a iniciar una canción o entonar una risotada.

En un lugar así, a diferencia de la posada de Winterfell, el propietario no podía darse el lujo de atender personalmente a sus huespedes. Lorten, un joven regordete y cordial les atendió. Los dos viajeros no habían tenido un buen día por lo que decidieron pasar directamente a las habitaciones y tomar allí una cena frugal. Ugarth por su parte reconoció entre los asistentes del salón a algunos de los mercenarios que ejercían como batidores en el valle y se quedó un rato mas en el salón. La noche transcurrió sin ninguna novedad.

Agosto 10

A la mañana siguiente Lorten no se encontraba en el salón, en lugar de él fueron atendidos por un semielfo llamado Erandil Zemoar, quien se presentó también como el señor de la posada. El semi-elfo parecía conocer de otras veces a Ugarth, e intentó un par de veces empezar una conversación sin mucho exito... las habilidades sociales del salvaje seguían sin ser su punto fuerte.

Los tres compartían el desayuno sin mucha conversación. Solo arjahn se atrevió a enlazar algunas palabras con Skulblaka por su aprtida. Arjhan parecía realmente apenado por tener que dejar al grupo en este momento, en cierta forma se sentía traidor para con sus amigos. Pero su palabra también había sido dada en otro lugar y ahora su honor le requería partir.  Skulbalka por su parte intentaba no tocar mucho el tema, y consolaba a Arjhan, aunque sin duda por dentro el también se sentía descolocado por la nueva situación que se les presentaba.

En aquel momento el enano que les había interrogado el día anterior se sentó al lado de Ugarth con una cerveza en la mano.

-Así que te digo que le lleves ante Gundelmar o Dirinia y tu les llevas ante el picha floja de las estrellas. Te digo que hagas de su niñera y los desperdigas por media ciudad- dijo en tono jovial, casi jocoso. Lanzo un trago largo a la jarra que tenía en la mano y la deposito con un fuerte golpe en la mesa -Ja! Los tocapelotas como tú son los que mas me gustan. Ojala estuvieras a mi servicio, entonces si que conocerías lo que es la disciplina. Pero solo soy el capitán de la guardia de esta ciudad ¿verdad?-

-¡GUARDIAS!- grito energico el enano tras apurar lo que quedaba de cerveza sin dejar tiempo para la replica -El Lord Guardian de la ciudad solicita la prescencia inmediata de estos indioviduos. Acompañadlos d einmediato.-

Inmediatamente cuatro de los ocho guardias que esperaban tras Murgledin avanzaron con sus manos en los pomos de sus espadas ante Ugarth mientras los otros indicaban a Arjah y Skulblaka que les acompañasen.

Si el enano no era de mi agrado ahora menos. Miro al enano con desaprobación.- Espero que sea un requerimiento para alguna acusación, si no, tus modales dejan mucho que desear...- Me levanto, observo a los cuatro hombres armados a mi alrededor.- Es una locura enfrentárselos. Además con los malos modales del simio este, es hasta probable que simplemente quiera hablar con nosotros.- Después continuo y me dejo llevar por los guardias.

-¡Un salvaje hablando de modales a un enano!- gritó fuertemente Murgledin y sus guardias y otros aprroquianos respondieron con risotadas. Cuando el bullicio se hubo calmado y todos se dirigían a la puerta Skulbalak se acercó a Murgledin para preguntar...

Skullblaka se sentía cada vez mas raro, la charla con el Sacerdote elfo, luego la partida de Arjhan en cuanto fuera y por ultimo, nada mas levantarse el Capitán de la Guardia, el enano de nombre Murgledin, hacia acto de presencia para insistir en que le acompañáramos a ver al Lord de la ciudad, y su actitud y porte de los que le acompañaban dejaban pocas opciones además de la de ir con ellos.

Tras levantarse y mirarlo se dispone a seguirlos hacia donde estos comentaran y guiaran no sin antes preguntar al Capitán Murgledin.

– Perdonad Capitán, ¿sabéis vos cual es el motivo de que se requiera nuestra presencia?

-je... Parece que aquí nadie os a puesto al corriente. ¿Que se podría esperar de semejante compañía?- dijo de nuevo mirando despectivamente a Ugarth -La razón por la que Markelhay ha contratado basura como esta, por que os han asaltado y por que os he detenido al intentar entrar en las puertas del oeste es la misma.-

Ahora el semblante de Murgledin era grave y serio, eso asentuaba el hecho de que de lo que hablaba era realmente importante. -Atravesamos un mal tiempo en Fallcrest, en todo el valle de nentir. Markelhay quiere aclarar de donde vienen estos asaltantes, que o quienes son los que estan jodiendo a nuestros amigos y vecinos- miro a Arjhan y Luego a Skulblaka.

-No sois las primeras victimas armadas, pero si los primeros en meses que logran sobrevivir- el enano se sacudio algo del pelo como intentando quitarse una pensamiento que le asediaba -pero eso lo aclarareís con él. Yo solo he venido a llevaros ante su presencia... ¡en marcha!-

Con todo el jaleo de los últimos días a Ugarth se le había olvidado mirar al cielo. Anoche vió la luna a punto de entrar en su plenitud, en ese momento un terrible espasmo le recorrió el cuerpo y esta vez casi resulta fatal... convertirse en medio de la ciudad de Fallcrest podría haber resultado fastuoso.

Y mañana será luna llena...

La comitiva encabezada por Murgledin atrevesó el puente y se dirigió hacia la Fortaleza Piedra de Luna, rodeando el templo del sol. La fortaleza ubicada en lo alto del monte dominaba toda la ciudad y parte del valle en los alrededores. La construcción había aprovechado parte de las ruinas de la fortaleza de la antigua ciudad. Los nuevos ocupantes se habían encargado de reconstruir los sitios en ruinas y la fortaleza parecía vivir un nuevo apogeo.

Las puertas se encontraban abiertas y había bastante movimiento. La gente entraba y salía de la fortaleza ocupada con sus propias cosas. Algunos probablemente venían en busca de audiencia con Markelhay, otros se dedicaban a los quehaceres diarios trayendo y llevando provisiones de la fortaleza. Al cruzar las puertas observaron como un grupo de gente esperaba delante de uno de los edificios de madera.

Dos guardias se acercaron a Murgledin y hablaron con él en privado, vestían cota de malla y llevaban consigo lanzas, pero los dibujos de sus petos eran diferentes a aquellos que acompañaban a murgledin. Luego El enano dio orden a sus hombres de dejar ir libres a los tres y salio de la fortaleza en dirección a la ciudad. Los guardias de la fortaleza llevaron a Skulbalaka, Arjhan y Ugarth a la parte de atrás del edificio sobre el que se reunían las personas del patio. Atras una mujer vestida con una armadura de placas repartía las tareas de lo que parecía la guardia que debería empezar el día en la fortaleza.

-Estos son los que el Señor Markelhay ha llamado señora- dijo uno de los guardias que los acompañaban. A un gesto de la mujer los dos volvieron por el camino por el que los habían conducido.

La mujer echo un vistazo rápido a los tres y volvió a dirigirse a sus hombres.

-Eso es todo por hoy. Que la caricia de pelor inunde vuestros corazones. Podeís iros.- ante sus palabras los diez guardias  recogieron sus cosas y se marcharon en diferentes direcciones.

-Mi nombre es Nereth- dijo la mujer volviendose hacia ellos -Soy la guardiana y custodia de Piedra de Luna. El hogar de la familia Markelhay. Como tal os doy la bienvenida y os prevengo, pues en este lugar debeís guardar respeto por los dirigentes de Fallcrest y cumplir sus mandatos. Ahora mismos seréis conducidos ante Faren MArkelhay el octavo heredero. Así se os convoca.-

Espero un momento dejando que la brisa meciera ligeramente los hermosos cabellos rubios sobre sus hombros y pregunto. -¿Teneís alguna objeción?