Partida Rol por web

Las insistentes preguntas de Zach no eran más que parte de su alterado estado de euforia, por lo que tan pronto como las soltaba se olvidaría de haberlas planteado. 

- Lo mejor es que ciertas cosas todavía no las sepas. Céntrate en no ser descubierto y tener en cuenta de que nadie va a reconocer ser parte del juego. Y sobretodo no hagas nada con lo que puedas hacerte daño, eso sí es real, en ese sentido actúa como fuera del juego.  Nada que pueda ser peligroso, ¿prometido? No queremos que te lastimes intentando conseguir más puntos. - no quería ser responsable de hacer que el chaval se metiera en problemas que pudieran causarle un daño físico.

- Bueno, todas sabemos ya lo que debemos hacer ¿verdad? Nosotras intentaremos averiguar más pistas mientras el Sr.Z husmea en el camión de su papá. Sr.V tú irás con él.

Puede que esa otra sala también tenga algo interesante... que debamos tener a mano si se tercia.

- Pero antes nos darás indicaciones de como llegar a ese sitio secreto que sabes. Sr.R y yo iremos para averiguar si allí hay alguna pista. Rosalín y yo podiamos tantear el terreno y si la sala no tenía mucha vigilancia echar un vistazo y tal vez apropiarnos de algo útil. - Y no olvidéis que hay cámaras de vigilancia por todas partes, antes de colaros en algún lado aseguraos de que no os ven. 

Lo que estoy liando no creo que sea del agrado del Capitán Wright. Sólo espero que no nos pillen...

En el momento en que Larry trata de estrechar la mano del capitán, lo único que recibe es una expresión fría e imponente, que tan solo un hombre entrenado en el arte de matar y armado hasta los dientes, es capaz de mostrar. El capitán no está conforme con ser tocado, aunque no tarda en explicar sus motivos, alzando una de sus manos manchada de sangre.

Él tiene que pasar por la zona de descontaminación y no quiere que nadie más tenga que pasar por ello, por lo que prefiere evitar el contacto con nadie. Sin más que decir, el capitán avanza hacia la sala de mando, no sin antes chocar con un "torpe" Larry. Momento que el ladrón profesional, se agencia un llavero que el capitán lleva en el cinturón.

Tras golpear la puerta, un soldado se asoma, intercambian unas cuantas palabras y el capitán regresa a la zona prohibida de la planta baja.

Larry sostiene entre sus manos un llavero con dos únicas llaves. Una de ellas pertenece a un vehículo, la segunda es más propia de una cerradura que de un candado. ¿Qué es lo que abre? No tiene ni idea. Pero lo que tiene claro, es que no sirve para abrir el candado del laboratorio.

Buscando una excusa, se retira a los baños para lavar las llaves y comenzar a obrar su magia. Aunque sabe que sin crear una buena distracción, no podrá usar las llaves para probar si abren las salas que están junto a la enfermería o la puerta del centro de mando. La primera por estar siempre custodiada por dos soldados, la segunda, debido a que en el interior hay al menos un soldado.

Con la llegada de nuevos civiles, tal vez su oportunidad llegue pronto, cuando los soldados estén más pendientes de examinarlos a ellos, que de vigilar a los que ya están allí. Así que parte en busca de Brian.

El jefe de camareros se encuentra en la cocina, hablando con un soldado joven, con la cara llena de granos y que usa gafas. Brian viste un delantal propio de los cocineros y parece mantener una conversación de lo más amigable con el soldado. Aunque cuando ve a Larry aparecer, se disculpa y permite que el soldado desaparezca dentro de la cocina.

-Buenas noticias, los soldados parecen que están con falta de personal, así que van a empezar a solicitar la ayuda de los civiles para diversas tareas. Yo he logrado colarme en la cocina, por lo que podré ir consiguiendo algunas raciones extra con la que se podrá negociar después con bueno, con otras personas. Hay un joven oficial por ahí con un listado de tareas y buscando personal. Con tu ingenio, quizás puedas colarte en algo interesante.

Toma a un niño con hiperactividad, dale todo un cargamento de azúcar y empezarás a hacerte una idea de cual es el estado en el que se encuentra Zach en aquellos momentos. Acaba de unirse a un juego superguay, donde hay premios geniales y actores con unos disfraces alucinantes. ¡Las armas de los soldados incluso parecen de verdad! Aquel lugar es una pasada.

-¡Fácil! ¡Lo conseguiré enseguida! Aunque mi padre ya no tiene las llaves del camión, las tienen los soldados. Aunque creo que aún tiene el...el...el álbum ese donde pone todo lo que lleva ¿Con eso valdrá?

Sin previo aviso el muchacho sale corriendo y desaparece por la puerta de la habitación, segundos después, regresa y las urge con la mano que lo acompañen. Cosa para la cual, deben de correr tras él si quieren alcanzarlo. El muchacho es una fuente inagotable de energía y más aún que está metido al 100% en el juego.

-¡Estoy aquí, rápido! ¡Vaaaaaaaaaamos!

Zach las espera en un pequeño cuarto de limpieza que hay situado en la planta, que por supuesto, está ya en desuso. Mostrando aquella gran sonrisa suya, aparta a un lado una caja. Zach no tarda en agacharse y señalar un hueco no demasiado grande que hay en la pared.

-Mi padre me contó que cuando estudiaba aquí, ampliaron el instituto. El viejo llegaba hasta esta pared, el nuevo estaba justo a continuación y aunque los unieron finalmente, quedó este hueco entre ambos. Si sabéis trepar, podéis subir y bajar entre todos los pisos sin que los soldados os vean. En algunos pisos he abierto un hueco, en otros igual hay que hacerlo, pero los ladrillos están medio sueltos y no es difícil. Aunque es un poco estrecho y algunas zonas resbalan un poco, pero yo nunca me caigo, jeje.

El muchacho puede moverse con total libertad y aunque el resto puede desplazarse también por allí, mejor será si no sufren de claustrofobia. Además, quedarán tan ajustadas en el hueco, que el mayor miedo no será a caerse, más bien a quedarse atrapadas allí.

-Por aquí puedo subir de la planta donde nos tienen a mi padre y a mí hasta aquí. Aunque también se puede bajar a la zona prohibida, donde los soldados están y guardan las cosas de la gente. Mola mucho aquello, tienen muchos ordenadores y unas jaulas gigantescas, creo que igual tienen leones o algo así. ¡Voy a buscar un móvil! enseguida vuelvo.

Y ahí estaba Zach, dispuesto a meterse en el agujero en busca del encargo de las chicas.

Eh! espera Za..  me apresuro a agarrarle de la manga para que no se meta todavía por el hueco. ...Sr.Z! No voy a dejar que te hagas daño, ya te lo dije. Aunque esto sea un juego, el daño que te hagas es de verdad.

Mientras digo eso, me acerco para echar un vistazo a la zona entre-muros. Es un lugar oscuro, húmedo, estrecho y lleno de tuberías oxidadas. Posiblemente el hogar de cucarachas, ratas o cualquier otra clase de alimañas.

Con un poco de asco y quizá arrepintiéndome a la par que las palabras salen de mi boca.. - Voy contigo y no se hable más. - Me giro y miro la cara de Rosalin que va a necesitar un gato hidráulico para cerrar de nuevo esa mandíbula que se le acaba de quedar clavada a medio palmo de su sitio. Me giro de nuevo y miro a Violeta. Creo que la mirada de ella es de desaprobación, no se si más por el riesgo que estamos obligando a pasar a aquel crío o por el hecho de meterme en un lugar del cual no se si podré salir.

- Tú lo harías por los tuyos... digo simplemente, sabiendo que comprenderá mis palabras. 

Me giro y me encaro al hueco. Le ofrezco la mano a Zach que está a mi lado, cosa que seguramente ni necesite si es cierto que puede moverse con tanta soltura por ahí como él afirma.

El plan ha funcionado, lo que me da cierto margen de maniobra para poder infiltrarme en el recinto con mayor libertad. Dos llaves, una de su vehículo privado, supongo, y la otra debe ser, quizás la de la sala de Dirección. Cuando estuve haciendo la ronda de vigilancia, me pareció ver que era una sala privada de reunión; es lógico que sea él quien custodie la llave y nadie más. Si la tiene él y están atendiendo ahora mismo a los heridos, significa que no habrá nadie reunido, y la única vigilancia activa serán los dos soldados que patrullan el pasillo principal. 

Si logro meterme en la sala de reuniones dónde planifican sus cosas, igual pueda encontrar documentos, archivos o incluso material que me pueda servir para confundirme con "los nuevos inquilinos".

Es hora de reunirme con Brian. 

Parece que no ha estado perdiendo el tiempo, ya que parece estar congeniando con otro militar, quizás sea un aliado más útil de lo que parecía en un principio. En cuanto me acerco, se despiden el uno del otro.

-Buenas noticias, los soldados parecen que están con falta de personal, así que van a empezar a solicitar la ayuda de los civiles para diversas tareas. Yo he logrado colarme en la cocina, por lo que podré ir consiguiendo algunas raciones extra con la que se podrá negociar después con bueno, con otras personas. Hay un joven oficial por ahí con un listado de tareas y buscando personal. Con tu ingenio, quizás puedas colarte en algo interesante.

Mmmm... eso podría serme útil, pero una vez trate de alcanzar una plaza, no habrá marcha atrás. Y debo asegurarme de escoger la que más me beneficie; es decir, necesito reunir toda la información que pueda arramblar, por lo tanto, colarme en la sala de reuniones.

-Bien hecho Brian, escucha... -lo aparto ligeramente de la gente y en voz baja le explico- He logrado hacerme con un par de llaves, una parece el vehículo del capitán, y otra diría que pertenece a la sala de reuniones. Desde ahí, espero poder alcanzar más información acerca de nuestra situación. Pero voy a necesitar tu ayuda en un par de cosas... aunque, por cierto, ¿lograste contactar con las chicas?

Tras su respuesta, asiento y prosigo:

-Por una parte, aprovechando tu puesto, necesito que averigües cual es el vehículo del capitán y dónde lo aparca. Quizás pueda hacerle un registro a fondo en busca de pistas. Por el otro lado, voy a necesitar una distracción en el pasillo principal, para infiltrarme en la sala. Ahí es donde entras tú. Esperaré a que den la vuelta para recorrer el pasillo en dirección contraria, pero eso no será suficiente, ya que podrían haber civiles merodeando, tendrás que distraerlos para que no miren hacia la puerta, seguro que se te ocurre algo. ¿Cuento contigo? Una vez tengamos esa información, tendré mejor visión de que puesto escoger para culminar nuestra investigación.

En caso afirmativo, empezaremos a movernos hacía el pasillo principal para iniciar el plan, abrir la puerta, colarme y cerrarla tras de mí. Luego será cuestión de investigar el interior.

El jefe de camareros niega con la cabeza ante la mención de las chicas.

-No sé nada de ellas, la marimacho lo mismo se ha unido al ejército, seguro que la van esas cosas. Por el momento no han pasado por aquí, si están en las habitaciones, igual están descansando. Aunque antes o después, tendrán que bajar a comer y ahí las podremos abordar.

Respecto a la idea de infiltrarse en la sala de mando no parece que le agrade mucho. Aquello le parece un gran forma de meterse en problemas muy serios, pero en esencia, va a ser Larry quién se meta en jaleos. ¿Crear una distracción? Ha creado muchas en su carrera como camarero, tratando de mantener a la doncella de hierro lejos de los problemas que causaban los novatos.

-Algo se me ocurrirá, dame diez minutos y tendrás vía libre. Pero si te pillan, negaré cualquier implicación en este asunto.    -Brian pasa de  mantener una expresión fría y distante, a una que muestra un gran divertimento.  -¡Vaya! siempre quise decir esa frase, suena muy a la CIA jeje Oye...¿Alguna vez te han dicho algo así? Ya sabes, rollos en plan: El gobierno niega cualquier implicación, no conocemos a ese hombre.

Tras aquella pregunta, Brian se pone manos a la obra para crear una distracción. Tal y como promete, al pasar los diez minutos, se escucha un fuerte sonido en la cafetería y los gritos de auxilio no tardar en escucharse. Los soldados, así como los civiles más curiosos acuden a todo correr hacia el lugar.

La distracción surge efecto, otorgando a Larry unos preciados instantes para colarse en la sala de mando. La llave encaja a la perfección en la cerradura y gira con libertad. La puerta se abre para el ladrón de guante blanco, aunque tras cruzar el umbral de la misma se percata de un pequeño detalle que no ha tenido en cuenta.

La amplia sala de dirección del instituto, muestra un aspecto tan lamentable como el resto del lugar. En otro tiempo, varios escritorios se encontraban repartidos por el lugar. Sin duda pertenecerían al director, al jefe de estudios y al demás personal que ayudaban a dirigir y mantener a flote el instituto.

En aquellos momentos, varios escritorios han sido reunidos en el centro de la sala, donde se ha colocado un equipo de comunicaciones, dos ordenadores portátiles y otros dispositivos que de primeras, Larry no reconoce. Un soldado se encuentra sentado monitorizando las comunicaciones, a la vez que anota lo que escucha a través del auricular en una libreta. Tras él, se alza una pizarra portátil, que muestra un mapa de Topeka, con varias chinchetas rojas repartidas a lo largo de su superficie, así como otros informes que debido a la distancia, Larry no puede leer.

De alguna manera, el soldado presiente que hay alguien más allí y se vuelve para mirar quién es, pero al hacerlo, golpea el termo con café que tiene en el escritorio, provocando que el oscuro líquido se desparrame sobre la mesa.

-¡Maldita sea! ¡Joder!

Aquel es el soldado que poco antes ha abierto la puerta al capitán y con quién ha intercambiado unas pocas palabras. Un soldado que apunto está de poner fin a la intrusión de Larry, pero que gracias al termo caído, obtiene unos pocos instantes para tirarse al suelo y esconderse tras uno de los escritorios que no están en uso y se encuentran apartados en una de las paredes.

Sus movimientos son bastante torpes, pero el soldado tan solo lanza una mirada rápida para ver si se trata del capitán o de algún otro mando. Pero al ver que no hay nadie, comienza a limpiar el estropicio que ha montado.

La sala no muestra demasiados escondites, quizás pueda moverse de un lugar a otro con gran riesgo para acercarse más a la zona de ordenadores. Pero el riesgo puede ser bastante alto, claro que siempre  puede buscar un lugar donde ocultarse y esperar a ver qué sucede.

Lo que sí puede ver, es que hay un par de armarios metálicos que no parecen afectados por el paso del tiempo. Así que o bien son nuevos o han sido limpiados de forma apropiada. Ambos están cerca del soldado, por lo que acercarse a ellos, requerirá su mejor hazaña de maestro ninja.

Echo un vistazo al agujero por donde se quieren meterse Zach y Sophie.
Eso no estaba en mis planes. No. ¿Meterme por ahí? ¡No!¡Oh mierda! ¿Por qué tanta precipitación? El capitán Wright puede que me traiga información de mis hijos y mis padres. Aunque también puede que no descubra nada. Si la infección esa se extiende no creo que vayan buscando el paradero de todas las familias... ¡hostia! Yo qué sé...
No sé que hacer. Las dos opciones me parecen malas. Vuelvo a sacar la cabeza por el agujero. Quepo bien. Siempre me he sentido a gusto con mi cuerpo y ahora me va a servir que no me haya engordado el culo.
Por el túnel se va Sophie. La otra opción es quedarme aquí esperando vete a saber qué. ¿Y si no puede volver Sophie? Ya he perdido suficiente gente como para perderla a ella también. Además sabe como tocarme la fibra.
- Vale, vale... ya voy. Pero ya puedes vigilar a no resbalarte y acabar sentada en mi cabeza, ¡eh! - supongo que es mejor tomárselo con humor. Además me siento un poco con esa sensación nerviosa de cuando era niña y hacíamos algo "prohibido" o arriesgado con la pandilla. Vamos pues - me digo para mi misma.

-¡Ey!  -Se lamenta Rosalin.   -¿De verdad pensáis meteros por ahí y dejar atrás a la chica Indi? ¡Ni hablar! ¡Yo también voy!

La sensación de estar atrapadas entre dos paredes es de lo más inquietante. El lugar es estrecho y aunque pueden trepar o descender con relativa facilidad, la oscuridad, la humedad, las telas de araña y las sustancias pegajosas que tocan, las hace darse cuenta de que quizás no sea muy buena idea moverse por allí.

Algunas maderas están podridas y los ladrillos no muestran un mejor aspecto. Descender por aquel lugar provoca que sus corazones se aceleren, pues saben que si algo falla, pueden precipitarse hacia abajo de forma muy rápida y dolorosa. Aunque aquello no parece afectar lo más mínimo a Zach, quién moviéndose como un ratón, desciende con soltura a la vez que suelta alguna que otra risilla por los comentarios de Rosalin.

-Chicas...nos vamos a matar.-    -Esto no es lo que se me pasaba por la cabeza cuando decía que me gustaría que me hiciesen un sandwich.     -¡Puag, que asco! ¿Esto es kaka de rata?    -¡Oh, dios! ¡Vaya pedazo de araña! ¡Me encantan las arañas! sobretodo esas de patitas peludas, son adorables.    -¡Oups! cuidado abajo...

Polvo, arena y restos de ladrillo caen desde arriba golpeando a Violeta y Sophie, que pese a no causarlas daño alguno, si que las molesta un poco e incluso pierden un poco de agarre, descendiendo medio metro de forma repentina antes de poder agarrarse de nuevo. Unos pequeños arañazos salpican ahora sus manos, pero nada realmente doloroso.

-Lo siento, chicas. No tenías playeras de mi talla y he metido el pie donde no debía. ¿Sabéis? odio tener que comprar parte de mi ropa en la sección infantil. ¡Es una mierda!

Mientras bajan, Zach les indica un hueco que se abre en un lateral, que es la entrada al primer piso, lugar donde tiene su habitación con su padre. Poco después, llegan a la planta baja, donde el hueco es un poco más amplio y puede reunirse todas, aunque un poco apretujadas.

Zach mantiene aquella sonrisa pícara, mientras las espera con los brazos en jarras. Está claro que se divierto mucho viendo a sus compañeras de equipo moviéndose por allí con tantas dificultades.

-Lo habéis hecho muy bien ¿A qué mola mi zona secreta? Por aquí podemos acceder a la zona prohibida, si los militares nos pillan aquí, nos echarán una buena bronca o puede que incluso, nos eliminen del juego ¿No? Así que tenéis que ser como ratoncitos y no hacer ruido. Por aquí vamos a hasta una habitación en la que solo hay archivadores amontonados, pero si abres la puerta, puedes ver la piscina. Mola mucho, pero está sin agua, en su lugar hay varias tiendas militares.

Alzando una de sus pequeñas manos, señala hacia la zona que se extiende tras las chicas.

-Por ahí se puede seguir bajando y se llega al sótano. Antes he bajado, pero...me ha dado un poco  de miedo. El lugar está muy oscuro y se escuchaban cosas muy raras, además he visto que hay jaulas muy grandes. Creo que pueden tener animales peligrosos allí abajo. No sé, quizás un tigre o un león.

El muchacho tiene curiosidad por ver a uno de esos grandes felinos, pero está claro que le asusta un poco bajar hasta allí. Así que prefiere permanecer allí, aunque si las chicas van delante, no tendrá problema en acompañarlas.

-La sala donde guardan las cosas está en esta planta, hay que salir del armario y cruzar el pasillo. Pero hay que tener cuidado, hay muchos soldados y médicos. ¿Queréis que vaya? ¡puedo hacerlo!

-No sé nada de ellas, la marimacho lo mismo se ha unido al ejército, seguro que la van esas cosas. Por el momento no han pasado por aquí, si están en las habitaciones, igual están descansando. Aunque antes o después, tendrán que bajar a comer y ahí las podremos abordar.

-De acuerdo, simplemente mantén un ojo.

Cuanta más ayuda logre manejar mejor, las personas són unas de mis especialidades. Ahora que voy a infiltrarme en la boca del lobo, noto la adrenalina como se me acelera por el cuerpo, soy un maldito adicto a esa emoción. Siendo tan listo como soy, mi cerebro me dice que es una locura, hasta que se pone hasta el culo de adrenalina, y entonces ya todo le importa una mierda. Las emociones són lo que nos hace sentir vivo, ¿verdad?

-Algo se me ocurrirá, dame diez minutos y tendrás vía libre. Pero si te pillan, negaré cualquier implicación en este asunto. 

Mantengo la mirada fijamente. Seriedad absoluta. 

¡Vaya! siempre quise decir esa frase, suena muy a la CIA jeje Oye...¿Alguna vez te han dicho algo así? Ya sabes, rollos en plan: El gobierno niega cualquier implicación, no conocemos a ese hombre.

Mi rostro solo se relaja al pestañear. Aunque a medida que hablo le dedico una sonrisa. Sé que habla en serio, aunque lo diga ahora en broma, es lo que hizo en el hotel, salir por patas. Pero són las cartas que tengo y hay que aprovecharlas.

-Si te lo dijera, tendría que matarte, para seguridad de tu familía.

Le miro, me mira, y luego suelto una carcajada, devolviéndole la broma.

-En realidad, nunca fallamos.

Brian tiene una mente imaginativa y desbordada, darle un toque hollywoodiense, sólo hace que se implique más en "ésta película", que se la crea, que la viva. Y me resulta más sencillo para mí.

Finalmente nos ponemos manos a la obra y logra crearme una distracción, por lo menos es entregado cuando su vida no peligra. En cierto modo me cae bien... no puedo evitar sentir aprecio por la gente que está rota por dentro, como yo.

Parece que mi suerte va en aumento, efectivamente acerté con la llave. El interior se muestra igual que el resto de salas, sólo que con el material que andaba buscando, bien por mi.

Espera.. mierda, ¡hay un soldado aquí!

¿Cómo iba a imaginar que tenían a uno encerrado dentro? Joooder. Bueno, a ver si me da tiempo de hacerle una foto al mapa ese con el móvil... mierda, no estoy siendo discreto, esto me ha pillado tan de sorpresa... oh no se va a girar... no me va a dar tiempo...

Un milagro en forma de termo me da el tiempo justo para arrojarme al suelo y esconderme tras el escritorio. Vale, perfecto, joder, vamos bien.

Está limpiando, lo que me da tiempo a examinar mejor mi entorno... si voy a los ordenadores me pondré en un riesgo innecesario, y soy un profesional, eso es inconcebible. Debo hacer que se marche, el tiempo suficiente para comprobar todo el material, o en caso de que vuelva, para esconderme en el armario. Quién sabe, quizás incluso encuentre uniformes (es de esperar que los guarden en una habitación bajo llave, no fuera que un civil tuviera la loca idea de usarlos... je).

Vale, vale. Larry, estás en tu entorno, estás con la adrenalina a tope, estás difrutando como un enano, pero te toca actuar... toma una decisión, ya.

Afuera está el ruido que ocasiona Brian, eso podría llamar su atención si sale afuera y se da cuenta de ello, o incluso podría sospechar de cualquier civil que tenga la mala suerte de merodear cerca, lo que al interrogarle me dará tiempo... si, podría funcionar.

Mientras está limpiando, acerco mi pierna a la puerta y la cierro de golpe de un patadón, para rápidamente volver a esconderla tras el escritorio. La idea es que piense que alguién ha escapado de aquí cagando leches, y salga a ver...

Si se marcha, me asomaré a ver si se va lejos o no. Según sea, fotografiaré y examinaré todo cuanto pueda, o en caso de no tener mucho tiempo, me ocultaré en uno de los armarios hasta que la sala se despeje del todo. También miraré en ambos casos si hay ropa.

El portazo provoca que el soldado de un brinco y se vuelva con rapidez, al no ver a nadie, permanece en el lugar durante unos segundos, antes de reaccionar y correr hacia la puerta. Tras abrirla, se asoma al pasillo otorgando un pequeño margen de tiempo a Larry.

A sabiendas de que el ejército no se tomará a bien su intrusión, sabe que si la pifia, se meterá de cabeza de lleno en las fauces del lobo. Aún así allí está, sin saber bien qué desea lograr o qué espera conseguir y jugándose la vida cuando lo único que tiene que hacer, es esperar la llegada del helicóptero que lo llevará con su familia.

Al acercarse hasta la zona de los mapas, busca en sus bolsillos el teléfono móvil pero...no solo no lo encuentra, sino que además se percata que le han arrebatado todas las posesiones que antes tenía. Claro que es algo normal, después de todo despertó atado a una cama de hospital.

Así que solo le queda la opción de examinar los armarios. Uno de ellos está abierto y en su interior encuentra diverso material táctico. Cuerda, bengalas, dos palas pequeñas y plegables, linternas, pilas, navajas multiusos, un par de cuchillos militares, guantes antipinchazos, botas, varias emisoras y baterías. También hay varias cajas de munición no letal. 

El segundo armario está cerrado con llave y parece ser bastante pesado. Forzarlo le llevará un tiempo del que no dispone, pues el soldado ya está de regreso. Así que lo único que le queda, es meterse en una puerta que hay tras los armarios y que va a dar a una habitación realmente pequeña. En aquellos momento está vacía, pero debió de ser un cuarto donde almacenaban material escolar.

El soldado regresa refunfuñando y tras tomar asiento, no tarda en colocarse los cascos para seguir escuchando lo que dicen en la radio.

Vaya. Pues no fuimos hacia arriba del agujero sino hacia abajo.
Veo que Rosalin no quiere quedarse sola tampoco y nos sigue.
A la vista de lo sucedido, hubiese sido mejor dejar que pasase y cerrar yo el grupo. Pues en un pequeño desliz de su pie hace caer una lluvia de escombros. Voy tan concentrada en la bajada que me sorprende y pierdo agarre al cerrar los ojos por un momento.
Noto como me raspo las manos antes de volver a agarrarme.
- Fffff... - resoplo más por el susto de la caída pero también molesta por la situación.

Llegamos y Zach nos dice que debemos cruzar un pasillo relleno de médicos y soldados para entrar en el almacén. Pues que bien. Yo entendí que el agujero daba al mismo almacén.
- Sí, creo que será mejor que entres tu, Sr. Z. Eres más escurridizo. Pero antes de cruzar asegúrate bien que el pasillo esté vacío - le insisto en lo obvio.
Si tenemos la mala suerte que lo descubran no tendŕá las mismas consecuencias que si nos descubren a nosotras. Si eso pasase escucharíamos las voces y podríamos volver a nuestra habitación.

En cuanto a las fieras metidas en grandes jaulas en el sótano, me da a mi que no van a ser leones ni tigres. Pero de eso ya lo advertiré después. No quiero desviar la atención de Zach ante el reto que tiene por delante.

La bajada implicó un esfuerzo a Sophie, más por sostener su peso sobre pies y manos en lugares inestables que por la estrechez o la claustrofobia.

Entre tener a las chicas sobre mi cabeza y a Rosalin protestando me puso algo tensa, irritable tal vez.

- ¡Leches! Cuidado ahí arriba. - dijo Sophie con un tono de reproche al empezar a caer pequeños fragmentos de ladrillo, yeso y mugre. Sobretodo mugre de vete a saber cuantos años acumulada esperando pacientemente todo este tiempo a que nos la llevaramos de ahí...

Una vez abajo hizo revisión de desperfectos. Con suerte podrían cambiarse de ropa una vez subieran de nuevo a la sala de las literas. Y con una buena ducha eliminarían el resto de pistas de que se habían rebozado de mierda.

Sopesando lo que Zack acaba de decir piensa en la alta posibilidad de ser vistas fuera de las zonas permitidas.

Sólo con que nos vean estamos listas... Si es de lejos, con estas ropas que vamos todas iguales, quizá sembremos la duda de quien eramos... Pero si nos veían la cara...adiós al plan y a atenerse a las cobsecuencias. El capitán Wright está vez no nos sacaría las castañas del fuego...

- El sr.V tiene toda la razón. Nosotras no podemos exponernos. Tu eres más rápido y te puedes esconder mejor. Si ves que hay vía libre o muy poca vigilancia avisanos y te daremos apoyo.

Mientras tanto yo me preparo para bajar al sótano. Sospecho, probablemente igual que las chicas que lo que ahí cuatodian no son fieras del circo precisamente...

Sólo quiero echar un vistazo sin arriesgar a que me vean.

- Y por cierto... - les recuerdo a todos - ...mucho cuidado. Puede haber cámaras de vicilancia. Estas atentos a eso.

Me dispongo pues a bajar para aprovechar esos valiosos minutos en vez de quedarme ahí plantada mientras Zack hace su parte del trabajo...

Ni que decir que Zach se divierte a lo grande con aquella situación. Se siente como una especie de héroe dispuesto a cumplir una misión imposible que solo él puede realizar. Así que se prepara para abrir la puerta y hacer su jugada, pero tras apenas abrirla unos centímetros, da un salto y cierra de nuevo.

-Oh, oh...Bueno...antes no fui del todo sincero. En realidad no había mucha gente por aquí, pero ahora hay muchos soldados y muchas personas más. Los están llevando a la piscina, pero no sin antes quitarles sus cosas. ¡Ah, claro! deben de ser los que han llegado nuevos, serán más concursantes. ¡No les podemos dejar ganar! Iré a por las cosas.

A pesar de que el riesgo a ser descubierto es ahora muchísimo mayor, no duda un instante en salir corriendo. El muchacho se mueve con rapidez y se desliza de una cobertura a otra como si todo aquello se tratase de un videojuego. Llegando incluso a volverse hacia ellas y alzar ambos pulgares indicando que toda va bien, por supuesto, todo ello mientras muestra una gran sonrisa. 

La estancia donde llevan las posesiones de los civiles, está muy concurrida en aquellos momentos. Dos soldados se encuentran recogiendo las cosas y dejándolas en el interior, pero aún así, Zach logra colarse en el interior y tras un par de minutos, aprovechando un nuevo despiste de los soldados, regresa con las chicas.

-¡Ya estoy aquí! soy el mejor ¿eh?

El muchacho les tiende un teléfono Iphone, aunque por desgracia está apagado. Aún así el muchacho se siente tremendamente feliz y contento por haber cumplido con su misión.

Veo Zack cumple su "primera misión". Es un chico muy espabilado, pero no deberíamos abusar de su confianza en nosotras y ponerle en peligro de nuevo. Con este pensamiento en la mente le agradezco lo que ha hecho por nosotras...

- Enhorabuena eres todo un agente infiltrado. ¡Veis chicas! hicimos bien en no "pulsar el botón". El Sr. Z pese a ser el más joven tiene unas habilidades asombrosas. De acuerdo, ahora veamos que podemos sacar con este... - refiriéndose al móvil que acababa de traernos Zack.   

Los móviles de nueva generación eran difíciles de manipular para poder acceder a ellos. Quizá yo misma o las chicas sepamos como desbloquearlo para poderlo usar. Eso sí, su uso iba a ser limitado hasta encontrar un cargador. Hasta entonces sólo lo encenderíamos para desbloquearlo o hacer uso de él en caso de emergencia. 

El plan ha funcionado, he logrado distraerlo y que se aleje, rápidamente pongo las manos en el bolsillo de mi bata, para agarrar el móvil... pero maldita sea, ha sido la fuerza de la costumbre... no tengo nada, aparte de unos guantes y un clip... mierda.

Trato de memorizar, con un simple vistazo y con el escaso tiempo, toda la información que sucede ante mis ojos, para luego tratar de darle algún sentido. Es más, me fijo en las coordenadas, la situación del lugar de la boda... mi familia me preocupa.

Luego, consciente de que no dispongo de mucho tiempo, pruebo suerte con los armarios, sólo uno abre. Me podría dedicar a abrir el otro con el clip, pero me da que el soldado llegará antes de que me lo haya trabajado del todo, y eso que soy rápido, pero parece que la cerradura es más compleja que la de una cadena.

Veo otro cuarto, uno más pequeñito, éste si se abre, me servirá de mejor escondite que el armario... pero veamos el contenido del que si se abre... mmmm

Las armas se van a quedar aquí, igual que la munición. Admitamoslo, no soy Jesse james ni Cocodrilo Dundee. Y, en el caso de que me pillen, saldré mejor parado si he robado clips y herramientas, que si robo munición y machetes. Hay que ser cautos, y siempre con los guantes puestos, recojo aquello que creo que me puede ser útil (escondiéndolo en los bolsillos de la bata).

Para ser exactos, agarro la cuerda y la enrollo dentro de la bata, oculta a la vista, alrededor de mi cintura. De las bengalas, agarro una, que no se note su ausencia como sería en el caso de agarrar todas. Quién sabe, igual la pueda necesitar tal como está el mundo. Al bolsillo izquierdo, junto con la linterna y las pilas. En el bolsillo derecho pongo una pequeña emisora con su batería colocada, y la navaja multiusos.

Creo que ya se acerca el soldado, así que me escondo en el interior del cuarto pequeño.

Mientras hago tiempo, pongo las pilas en la linterna, compruebo que la emisora tenga batería (con el volumen al mínimo), y me hago una aproximación de cuantos metros de cuerda dispongo, antes de volver a enrollarmela. Una vez hecho eso, tengo que pensar que hacer a continuación, creo que aquí no sacaré nada más en claro, no con ese soldado ahí, pero este material podría venirme bien.

Abro lentamente y con cuidado un resquicio de la puerta, para ver si sigue a lo suyo. Si veo la oportunidad me deslizaré hasta fuera, vigilando también al salir que no ande cerca la patrulla exterior, cerraré la puerta e iré a por el rubio.

Durante veinte minutos eternos, Larry permanece en silencio en el armario aguardando su oportunidad para salir de allí. El soldado no se mueve de su sitio, atento en todo momento a los informes de la radio y tomando nota de todo lo que escucha a través de los cascos.

Finalmente, se pone en pie y se acerca hasta la ventana para ver la llegada de nuevos vehículos e informar por una de las radios portátiles a su compañeros. En ese instante, Larry sale de su escondite y avanza con rapidez hacia la puerta, la abre y sale al pasillo justo antes de que el soldado se percate de lo que está sucediendo.

La suerte le sonríe, pues la patrulla que se encuentra en el pasillo, le está dando la espalda y se mantienen en la puerta principal del instituto. Seguramente para recibir a quienes acaban de llegar y evitar a su vez, que los civiles ya registrados salgan fuera. 

Todo continúa más o menos igual, no hay demasiada gente por allí, pero sigue sin haber rastro de las chicas. Bien el mensaje no las ha llegado, lo han ignorado o siguen en la zona de evaluación medica. Sea como sea, Brian si que está allí y está conversando con un hombre de unos cincuenta años, algo bajito y bastante regordete. Aunque antes de poder acercarse a él, Larry es interceptado por un muchacho que apenas supera los veinte años de edad, que viste el uniforme militar y lleva unas gafas de pasta que le otorgan un aire más infantil.

-Disculpe.    -Indica a la vez que revisa la carpeta que porta en las manos.    -Le estaba buscando ¿Se puede saber donde se había metido? Para su seguridad, existe un área marcada de por donde puede moverse, si se sale de esa zona, no podremos garantizar su seguridad. Bien, ahora necesito hacerle unas preguntas.

El joven oficial actúa con una gran seguridad en sí mismo, está claro que está acostumbrado al poder y que disfruta ejerciéndolo.

-Usted está exento de participar en las tareas que se van a entregar a los civiles, en menos de doce horas será transportado fuera de aquí. No obstante, si desea realizar alguna labor para mantenerse centrado, quizás tenga algo que pueda servirlo...

El muchacho hincha el pecho y sonríe orgullos de sí mismo. Pero su sonrisa acaba transformándose en una pequeña risa al ver cómo Sophie manipula el teléfono. Tratando de disimular su ataque de risa, se lleva las manos a la boca y resiste como puede, pero no es precisamente muy discreto.

-jeje, tengo dos noticias. La buena es que sé el número pin, la mala que necesitamos la huella de mi padre para desbloquearlo. Tendréis que inventaros algo para que toque el teléfono y así se desbloquee. Si lo lográis, conseguiremos ver también lo que lleva en el camión, su jefe le manda los eh...albanoseque por mail. Así que con un poco de suerte, sabremos los premios que lleva en el camión.

Los gritos de una mujer pidiendo auxilio provoca que todos guarden silencio y escondidos como están, observa hacia el pasillo por el que aparece corriendo una mujer con un brazo cubierto de sangre. La desesperación y el miedo se ven reflejados en su mirada, busca por todos los medios una forma de escapar de allí.

Pese a tener algunos kilos de más, es una mujer atractiva, de nos treinta y pocos años, de cabellos oscuros y ojos color miel. Viste con unos vaqueros ajustados que realzan su figura y un jersey de cuello alto de lana. Esa mujer podría ser una de ellas, podría ser Violeta, Sophie o Rosalin, pero por suerte no lo es.

El sonido de un disparo pone fin a su huida. Aquellos ojos tan llenos de vida pierden todo su esplendor en un instante. La mujer que era, la mujer que podía llegar a convertirse simplemente se ha esfumado. Su cuerpo ahora tan solo cae pesadamente al suelo inerte y sin vida.

Dos soldados, ambos mucho más veteranos de lo que hasta han visto por aquí, se encuentran flanqueando a un hombre con vestimenta de soldado, pero galones de general. Quién con un movimiento practicado durante años, enfunda su arma recién disparada.

-Controlar a esos perros y llevaros esta abajo. Cuando despierte, que los médicos hagan su trabajo. ¡Vamos, moveos!

Los soldados saludan y corren prestos a cumplir las órdenes del general.

Rosalin, que se ha llevado las manos a la boca para no chillar, se aleja de la puerta y se mete dentro del pasadizo que ha usado para llegar hasta allí. Zach, que no ha visto nada, pero se ha sobresaltado por el disparo, las mira con curiosidad y algo de temor.

-¿Qué ha sido ese petardo? ¿Nos han pillado?

Bien, lo he logrado, he logrado salir de ahí sin ser detectado. Me siento en la gloria ahora mismo, cuando me vuelvo a los comedores dónde estaba Brian, veo que está hablando con alguién, haciendo sus averiguaciones, y de las chicas ni rastro. Bueno, tanto da. Ya habrá tiempo para eso...

Ahora lo que necesito es buscar el candado de...

-Disculpe.    -Indica a la vez que revisa la carpeta que porta en las manos.    -Le estaba buscando ¿Se puede saber donde se había metido? Para su seguridad, existe un área marcada de por donde puede moverse, si se sale de esa zona, no podremos garantizar su seguridad. Bien, ahora necesito hacerle unas preguntas.

Me giro molesto por la interrupción, pero le dedico una sonrisa nerviosa, lo que se espera de un civil ante un soldado. Le sigo el juego, se leer a las personas y sé que se siente más cómodo si ejerce alguna influencia por su posición. Menudo idiota, pero mejor para mí. Me será más fácil.

-Pues... buscaba un baño...- "¿dónde puede uno echar un truño sin que lo analicen a ver si contiene ébola?". Casi se me escapa. En vez de eso...- ...aunque puede esperar, no es tan urgente. Tiene preguntas, de acuerdo, le escucho.

-Usted está exento de participar en las tareas que se van a entregar a los civiles, en menos de doce horas será transportado fuera de aquí. No obstante, si desea realizar alguna labor para mantenerse centrado, quizás tenga algo que pueda servirlo...

Me llevo la mano al mentón, pensativo. Mmmm, es mi oportunidad para rematar la faena. Cualquiera que entendiera mi situación privilegiada, pensaría que estoy loco arriesgándome tanto por tan poco (o incluso por nada), pero ellos no lo entenderían. Que más da la comprensión ajena, mientras a mí me sirva. 

Lo de Brian y las chicas tendrá que esperar. Lo más importante, para los que nos dedicamos a lo que me dedico, es la capacidad infinita de improvisación durante la marcha. Veamos a qué puedo sacarle más partido.

-Quizás si sería de ayuda, tiene algún listado de tareas vacantes, ¿para ver con cuál me sentiría más cómodo?

Lavandería, por ejemplo... je. Bueno, cualquiera con la que me pueda mover con cierta libertad me bastará... y sino volveré al plan inicial, habían candados que abrir.