Partida Rol por web

Logrando su objetivo, los Gorgonitas se deslizan al interior del taller el cual, gracias al generador de emergencia, se encuentra perfectamente iluminado. Desde la estancia en la que se encuentran, pueden escuchar y sentir cómo sus enemigos se mueven rápidamente tomando posiciones.

Dos puertas otorgan al equipo dos puntos de acceso diferentes al taller, una de ellas, lleva a la parte trasera, la cual era usada como almacén. Gray puede ver allí a un hombre agazapado, observando con gran cuidado por la ventana por si algún enemigo desea acceder al lugar desde allí. Alzando su arma, la joven rebelde que lleva luchando por su propia seguridad desde hace ya una eternidad (o al menos eso es lo que siente) apunta contra el indefenso asesino y aguardando una señal de Blue, aprieta el gatillo, escupiendo una lluvia de plomo.

Red, accediendo al taller por la otra puerta, se coloca tras unos neumáticos apilados en forma de torre. Eso le permite tener una mejor visibilidad de la zona y a su vez, obtener una buena cobertura cuando comiencen los disparos. Cuatro hombres se encuentran allí, uno de ellos, se encuentra agachado bajo una ventana, usando un pequeño espejo para tratar de ver qué es lo que sucede en el exterior. Otro de ellos, se encuentra agachado junto a la capsula que Blue les ha descrito con anterioridad. Un tercer enemigo se encuentra parapetado tras varios sacos de arena y sobre ellos, mantiene un arma de gran calibre. Una ametralladora pesada, muy pesada y muy grandes, que seguramente sea capaz de acabar con un enemigo antes de que este sea consciente de que ha sido alcanzado. Por último, se encuentra el hombre que lideraba al grupo, se encuentra igualmente a cubierto, pero manteniendo la mirada fija hacia la entrada por si quién acaba de atacar la verja, es tan estúpido como de entrar en el taller. Sostiene su arma con confianza y preparada para abatir a quién logre cruzar el umbral y sobrevivir al explosivo que hay colocado en la puerta.

Tras una rápida evaluación, Red no duda donde está el enemigo más peligroso y apuntando su arma hacia el hombre armado con la ametralladora pesada, aguarda a que Blue le haga la señal de ataque. El ex-soldado por su parte, toma como objetivo a quién lidera al equipo de Z-corps. Si logra acabar con su líder en un primer momento, espera que eso sea un contundente golpe a la moral del resto de presentes.

Con una mano en alto, realiza una cuenta atrás desde tres, momento en el que aprieta el puño y los gorgonitas, responden.

Red aprieta el gatillo de su escopeta, provocando que una llamarada de fuego surja del cañón de su arma como si de un lanzallamas se tratase. No está seguro de qué diablos hay en el cartucho que acaba de disparar, pero su enemigo cae al suelo convertido en un amasijo de carne despedazada que no tarda en comenzar arder.

Para Gray todo sucede de forma mucho más sutil, aprieta el gatillo y los proyectiles salen disparados contra su enemigo, impactando contra su chaleco y ascendiendo hasta alcanzar su cráneo. Una gran salpicadura de sangre y sesos cubre la ventana dejando tras de sí, un cuerpo que cae inerte y sin vida al suelo. La facilidad con la que una vida se desvanece, la sencillez con la que una persona pasa de estar viva a muerta en apenas un segundo es simplemente aterradora.

Blue, el único que ya había matado con anterioridad, no por placer, pero sí por deber, realiza una ráfaga contra el líder de los falsos Z-corps. El hombre, quién se vuelve sorprendido al escuchar la detonación de la escopeta, no tiene tiempo suficiente para reaccionar. Su mirada se cruza con la de Blue y para su gran pesar, se da cuenta de que ya está muerto.

Una maldición se alza entre las detonaciones de los disparos y el hombre que se encuentra junto a la capsula, se ve de pronto rodeado por enemigos. De todos los presentes, es quién mantiene un estado físico menos atlético. Blue lo identifica como el técnico del equipo y también quién resulta el más sensato, pues alza las manos rindiéndose. 

El quinto y último enemigo, logra actuar con gran rapidez y dejando tras de si el sonido de cristales rotos, salta por la ventana al exterior...

Lady Violet y Silver no tardan en escuchar el sonido de disparos provenientes del taller. Son momentos de gran tensión, pues no saben si sus amigos saldrán o no indemnes del encuentro. De lo que sí son conscientes, es de cómo una de las ventanas estalla en pedazos cuando un cuerpo la atraviesa con gracia y cae al suelo. Realizando una voltereta y permaneciendo agachado, el hombre lanza un rápido vistazo a los alrededores. Lady Violet que estaba dando marcha atrás al vehículo, lo ve justo parado frente a ella. Sus miradas se cruzan y el hombre trata de salir corriendo hacia un lateral, para después rodear el vehículo y alejarse de allí. Sus opciones no son buenas, pero sin duda mejores que al estar dentro del taller.

En algún momento, la líder de los gorgonitas escucha a Silver animándola a atropellarlo. No pueden dejar que un enemigo se escape o peor, abra fuego contra ellos.

Había estampado la tanqueta contra la reja, había logrado centrar la atención con esa embestida directa y ahora solo quedaba esperar.

Con el corazón en un puño oyó los disparos en el interior y espero a que todo terminara. En esta ocasión había puesto a su equipo en una difícil tarea y pese a confiar en su lealtad y sus valores, eso no era suficiente para salir vivos de allí. Había que tener en cuenta que los Z-corps que habían traicionado los principios de la unidad, eran mercenarios o militares entrenados...

De pronto los disparos cesaron y se giró hacia Silver que también había vaciado el cargador. La mirada lo decía todo ¿Ya ha terminado todo? Cuando el sonido de cristales y de un cuerpo cayendo con gracia, los sacaron de ese momento de incertidumbre.

Todo pasó más rápido de lo que podía percibir para reaccionar, como cuando vas conduciendo por la carretera y un conejo se cruza en el camino, Sophie se quedó de piedra. Cruzó una mirada con ese tipo y lo dejó huir mientras Silver, como en una voz amortiguada le gritaba que le atropellara.

No... se dijo a si misma. - No. - dijo esta vez en voz alta. - Somos mejores que ellos.

Y casi como si el tiempo ahora volviese a correr normalmente, se bajó de la tanqueta y se acercó al taller con cuidado de no activar ninguna de las trampas explosivas que Blue les había dicho. - Silver protege la tranqueta, ahora vengo.

- ¿Estáis todos bien? ¿Necesitás ayuda? - preguntó mientras se acercaba pistola en mano.

Fue cosa de unos segundos. Contener la respiración y soltarla suavemente antes de accionar el gatillo y escupir muerte y fuego sobre su enemigo. Red no pensaba, estaba actuando de forma fría y lógica, más fue ver ese amasijo de carne y huesos, el hedor a carne quemada y sangre lo que le devolvió a la realidad. No bajó su arma, recargó y apuntó al que se rendía, sintiendo como todo sus ser se partía.

-No te muevas chico- le dijo intentando volver a ese estado de tranquilidad que le daba el no pensar en lo que estaba haciendo. La visión del contenedor donde estaba esa joven le daba cierta tranquilidad, como si aquello estuviera justificado de esa manera. Estamos todos ilesos- le dijo a Violet al verle entrar-. No sabemos el estado del rehén- ciertamente no creía que pudiera operar un equipo del que ni siquiera conocía de su existencia, así que dejaría que Silver le diera un vistazo.

No oyó disparos luego de la huida del otro soldado, pero tampoco podía echar nada en cara a nadie. Él habría hecho lo mismo de haber pensado aquello un poco más. Deberían ver que hacer a continuación, pues seguramente vendrían a por ellos pronto. Sus ojos fueron rápidamente al cadáver en llamas, esa arma podría ser útil muy pronto…

—Todos bien menos esos tres tipejos, estaría bien si el soldado del fondo no hubiera escapado —contestó a Lady Violtet y se encogió de hombros, realmente le preocupaba la situación en la que se encontraban, tenia claro que estarían más seguros en el exterior —salgamos rápido de aquí —no estaba nada cómoda sabiendo que en poco tiempo se les podían echar encima.

Se acercó a la capsula y miró con preocupación a la chica, nada más pensar en estar encerrada en un lugar tan pequeño le hacía sentirse cada vez más incomoda, después miró al soldado que parecía controlar aquel artefacto. No tenía claro como pensaban hacer para que aquel tipo la despertara sin hacerle daño, tal vez con unas palabras amables de Lady Violet …. Gray se alejo un poco sin decir nada, no quería ser la responsable de la muerte de una inocente.

La sala queda controlada en los primeros segundos de batalla, por lo que no puede sentirse más orgulloso de su equipo. Sabe que nunca es fácil apretar el gatillo, menos aún contra enemigos desprevenidos. Pero los Gorgonitas han actuado tal y como debían, pues de no haberlo hecho, ahora serían ellos quienes estarían muertos.

-¡Buen trabajo!

Un enemigo ha escapado, pero al ver a entrar a la jefa en el taller, supone que se habrán encargado de él. Así que centra toda su atención en el rehén que han conseguido. Con gran soltura, lo desarma e incomunica, arrebatando la radio que cuelga de su cinturón. Tras eso, toma unas bridas que hay en el taller y le ata las manos a la espalda. No quiere tener más sorpresas con esos tíos, pues sabe bien de lo que son capaces.

-¿Cómo está Keisa? ¿Qué la habéis hecho? ¡Sácala de ahí!

En la cápsula, hay una pantalla táctil que marca las constantes vitales de Keisa. Todo parece estar normal, salvo que está profundamente dormida. La cápsula es resistente, diseñada para resistir incluso impactos directos de armas de gran calibre. Hay un código numérico en la puerta.

-Solo está dormida, no podíamos correr el riesgo de que se hiciese daño durante el traslado. Yo no puedo sacarla de ahí, no tengo el código de apertura, lo tenía él...   -Señala al líder del grupo al que Blue ha volado la cabeza.   -No sé qué es lo que creéis que estáis haciendo, pero el transporte no tardará en llegar y si no pueden llevar a la chica, nadie lo hará...Podéis largaros de aquí, aún estáis a tiempo, diré que sufrimos un ataque de los Zetas, nadie os buscará. A nadie le importáis una mierda.

El silencio que reina en el exterior, comienza a desvanecerse a medida que el sonido de un helicóptero comienza a hacerse más y más audible. Aún está lejos, pues apenas son capaces de escuchar cómo se acerca, pero en pocos minutos, lo tendrán encima.

-Mis compañeros no tardarán en regresar, ellos también habrán escuchado el helicóptero. Dejadnos a la chica y largaros, no tiene que morir nadie más. Pensadlo solo un instante, no tenéis recursos, ni tan siquiera a donde ir. Si os lleváis a la chica, os volarán por los aires y entonces todo esto habrá sido en vano. Ella puede ser la solución a todo lo que está pasando, pero para hacer una tortilla, primero hay que romper los huevos. A cada instante, decenas de personas mueren por el virus. Tenemos el derecho...la obligación de hacer todo lo posible para detener el avance del virus. Podemos marcar la diferencia aquí y ahora, pero tenéis que decidir rápido...

Silver, desde el exterior, hace guardia por si el enemigo huido decide regresar a presentar batalla. Claro que no es eso lo que logra ponerle nervioso, sino el hecho de que en la lejanía, acaba de aparecer un helicóptero. Más les vale a sus compañeros salir cuanto antes.

-El enemigo se acerca, no tenemos mucho tiempo. Así que salir echando leches de taller.

Pese a que no sabe cómo están sus amigos, el hecho de que uno de los enemigos haya huido es buena señal. Si a eso se le une el hecho de que ha escuchado apenas unos pocos disparos, significa que sus compañeros han logrado pillar desprevenidos a los malos. Tampoco ha escuchado nada por la radio, así que no hay heridos. ¡Buenos chicos! Ahora solo tienen que darse prisa.

Con el arma de nuevo cargada y aún colocado en la torreta, vigila los alrededores combatiendo contra el impulso de disparar contra las sombras que parecen moverse por el rabillo del ojo. No puede malgastar más munición y no es bueno realizar más disparos que alerten aún más, al enemigo de dónde están.

Mientras tanto, en el interior del taller, pueden comprobar que la cápsula es pesada y está cerrada herméticamente. Dispone de un sistema que filtra el aire, uno realmente avanzado. Pero por lo demás, está cerrada a cal y canto. Está construida de metal, salvo por un grueso cristal situado a la altura de la cabeza de Keisa, a través del cual pueden ver a la mujer. La buena noticia, es que la cápsula dispone de su propia fuente de energía y de un sistema de ruedas, que lo permiten mover con cierta facilidad. La parte mala, es que sin la clave para abrir la cápsula, van a necesitar de bastante tiempo para poder abrirlo de forma segura.

Red, mientras tanto, examina la pesada arma colocada sobre los sacos y que de tan poco ha servido al z-corps traidor. Se trata de una monstruosidad de casi 40 kilos de peso. Un arma diseñada no para ser portada por la infantería, sino para darla apoyo y acabar con cualquier cosa que se ponga en su camino. Se trata de una browning m2, con una cinta repleta de munición que por algún milagro, no ha quedado dañada por las postas incendiarias que Red ha disparado.

Blue desarmó y aseguró al único soldado que se había rendido luego del primer encontronazo, así que podían relajarse un poco. Al menos unos instantes antes de oír el motor de un helicóptero acercándose con rapidez. Eso sumado a las palabras del soldado, no lograron que la tensión abandonara su cuerpo.

-¿Quieres decir que si ustedes no se la llevan harán lo necesario para que nadie más lo haga?- Red entendió eso de la larga perorata que, entre amenaza y amenaza, les pedía que se largaran de ahí ilesos. Algo le decía que ella tenía algún tipo de anticuerpo, de otra manera no entendía a que se refería. Aquellos tipos y ellos mismos se estaban jugando el cuello por ella-. Buscaré un vehículo.

Se acercó a esa pesada arma, tomándola entre sus manos y levantándola. Quería comprobar el peso y maniobrabilidad. Necesitaban mucho poder de fuego y eso se los proporcionaría. Solo que necesitaban poder moverlo, para usarlo efectivamente. Con suerte alguno de los demás revisaría los otros cuerpos, quizás haya algo sobre esa maquinaria o la clave en sí. Sino Silver debería usar sus dedos mágicos… aunque podría ser peligroso. Por ahora, tenía que asegurar un vehículo.

- No se quien está detrás de este operativo que habéis montado para secuestrar a la chica, pero no me fío de ninguno de vosotros. Nos mandasteis matar y ahora nos pides que os dejemos hacer vuestros planes sin más. Quizá si hubiéramos logrado llegar a un entendimiento en su momento y salir todos ganando, pero ese momento ya pasó.

- Vamos Blue, ayúdame a buscar entre los cuerpos. - ordenó, poniéndose muy seria, mientras volteaba al que supuestamente tenía la contraseña. Con un poco de suerte la tendría anotada para una emergencia así. - Gray vigílale y que no haga ningún movimiento raro o le pegas un tiro.

Mientras, rebuscando, pensaba en la confesión de Silver ¿Y si realmente el que trabajaba para "los otros" de One World era él y los ZCorps que acabábamos de matar eran del lado bueno? No... no quería ni plantearse tal pregunta, así que rápidamente la desechó.

- Vamos a secuestrar ese helicóptero. - dijo por fin, después de aclarar sus pensamientos. Era el momento de trazar un plan...

- Nos haremos pasar por este operativo y les diremos que deben descender para hacer la entrega. Diremos que la cápsula ha sido dañada durante un ataque, que puede romperse y debe subirse con sumo cuidado. Eso nos dará la oportunidad de asaltarlos por sorpresa. Recordad, a menos que sepáis manejar un helicóptero, no disparéis al piloto.

Incrédula, Gray escuchaba todo lo que soltaba por la boca aquel soldado. Se le escapó una risita después de oír todas la buenas intenciones de aquel tipo. —¿En serio no nos vas a delatar? Mm no pienses ni por un momento que te voy a creer. —miró a sus compañeros esperando un replica, —si no nos va a ayudar deberíamos deshacernos de él.

Todo estaba sucediendo demasiado rápido, ya se podía escuchar como se aproximaba el transporte que venía por la capsula así que obedeció la orden de Lady Violet — Puede que sea más facil hacernos con el helicóptero aunque también podríamos abrir esa cosa. Yo sacaría a la chica y metería a ese ahí— dijo señalando al soldado— si lo tapamos con alguna sabana no se darán cuenta, por un tiempo, que le hemos dado el cambiazo.— miró al soldado mientras lo apuntaba con su arma y sonrió ligeramente, ella estaría preocupada si estuviese en su pellejo. No dijo nada más, veía las caras de tensión de sus compañeros, puede que tuviera ideas peregrinas pero por lo menos tenía alguna. Los adultos sopesaban demasiado las consecuencias y Gray sabía que ese no era el momento para perder el tiempo.

La ciudad de Topeka, tan llena de vida en otros tiempos, está sumida en un sepulcral silencio tan solo roto, por el ruido que el helicóptero produce en la lejanía. Antaño, nadie habría reparado en él, pero ahora que la vida en la ciudad se ha extinguido, su llegada se anuncia con gran estruendo.

A sabiendas de su delicada situación, la líder de los Gorgonitas toma la determinación de hacerse con el helicóptero. Se trata de una jugada arriesgada, pero que si logran efectuar con habilidad, bien puede otorgarles una gran ventaja. Blue se ofrece a pilotarlo, no posee la habilidad de un piloto de combate, pero sí la capacidad para manejarlo con gran soltura.

A través del comunicador, llega la voz de Silver casi ordenando a sus compañeros que salgan de una vez. La llegada del helicóptero no anticipa nada bueno y si eso fuese poco, uno de los Z-corps ha logrado escapar y no puede localizarlo. Eso significa que bien se ha largado de allí como alma que lleva el diablo o permanece en las inmediaciones acechándolos. Por ello, no se atreve a bajar del vehículo, no vaya a ser que su enemigo aproveche para destruir el único medio de transporte de los gorgonitas.

Red, en busca de una mayor potencia de fuego, se hace con la pesada ametralladora de más de cuarenta kilos de peso. Resulta imposible poder usarla sin el trípode, pero dispone de la fuerza necesaria para transportarla a hasta otro punto (al menos durante breves lapsos de tiempo a no ser claro, que desee ver cómo sus fuerzas merman rápidamente)

Blue y Lady Violet en cambio, revisan rápidamente a los caídos en busca del código que pueda abrir la cápsula. Encontrar un trozo de papel con alguna clave sería ideal, pero en lugar de ello, tan solo dan con un teléfono con un tipo de encriptamiento militar. Si existe alguna clave escrita, sin duda debe de estar en ese teléfono bloqueado.

Mientras tanto, Gray apunta al prisionero evitando que realice cualquier acción. Una tarea sencilla pues no parece dispuesto a huir ni dar problemas. De hecho parece que sus intenciones, lejos de ser hostiles, son más bien todo lo contrario.

-No sé qué es lo que os motiva, pero si es el dinero, puedo hablar con mis jefes para que recibáis una buena paga. No tenéis a donde ir y tan solo vais a lograr que todo One World se lance a por vosotros con todas su fuerzas. ¿Creéis que quiero estar aquí? Ellos vinieron a reclutarme y cuando me negué, usaron todo su poder para destruir mi vida. Al final lo único que me quedó fue unirme a ellos...y no fue tan mala decisión. Puedo interceder por vosotros, este equipo ha sido aniquilado así que necesitarán otra unidad clandestina para seguir operando en la zona. Puedo hacer que os doblen la paga y os den una buena bonificación si nos entregáis a la muchacha, pero tenéis que soltarme y dejar que me comunique con ellos.

El rotor resuena sobre las cabezas de los gorgonitas indicando que el helicóptero ya está allí. Al observar por una de las ventanas, pueden ver al impresionante vehículo sobrevolando la zona. En ese preciso instante, la radio de un los falsos Z-corps se activan.

-...Equipo delta, alpha 1 respondan...estamos en posición. Aguardamos órdenes.

La metralleta era muy pesada, pero podía cargarla sin mucho problema, al menos un tiempo. Era como cuando llevaba el equipo de bombero o debía cargar a alguien. Aunque no era algo que pudiera estar haciendo todo el rato, sobre todo luego de un largo día en donde casi moría unas 20 veces. Si iban a atacar a un helicóptero lleno de Z-Corps corruptos, debían tener potencial de fuego.

-Cuando digas Violet- el otro tipo no dejaba de soltarles palabras, intentando que cambiaran de parecer, que vendieran a esa chica para salvarse ellos y recibieran mucho dinero-. Cierra la boca. Me das asco.

Todo su cuerpo temblaba de rabia, aunque difícilmente atacaría a alguien atado y a su merced. Pero el que se vendieran vidas humanas de esa manera le repugnaba profundamente, demostraba lo jodida que estaba la humanidad. ¿Cómo las personas podían ir de un extremo a otro de la moralidad? No eran muy diferentes de esa anciana demente, que al menos tenía la excusa de no estar bien de la cabeza. O quizás los demás lo estaban.

-Tenemos que informar a Silver- entonces el rotor del helicóptero sobrevoló el lugar, oyendo también el sonido de la radio-. Tendremos que apresurarnos.

Lady Violet con el pulso nervioso, descolgó el rifle de la cincha que le permitía llevarlo a la espalda. - Esto se ha acabado... estoy harta de ti y de tus mentiras. - escupió casi con rabia, mientras a grandes zancadas se puso por detrás del traidor y con un golpe seco le dió con la culata en la base del cráneo para desplomarle.

Entonces miró a Red que se debatía entre hacer o no lo que ella y con una orden le hizo volver a la realidad. - Red. Toma ese comunicador y diles lo siguiente. La cápsula está dañada, para cargar el cuerpo sin riesgo a que se rompa deben descender y hacerlo a mano.

El plan era sencillo. Se harían pasar por los ZCorps traidores lo suficiente como para que bajasen y luego asaltarían el helicóptero.

- Gray avisa a Silver por radio. Que no haga ningún movimiento y permanezca vigilante dentro de la tanqueta. Ya es demasiado tarde para que salga. Dile que no venga hasta que el helicóptero tome tierra.

Poneos todos las máscaras. No tardarán en aterrizar.

Sophie había pasado a ser Lady Violet definitivamente. El mundo a su alrededor había cambiado y ella también. Ya no tenía miedo a hacer lo necesario... aunque eso implicara hacer daño a otros.

Red asintió dejando, de momento, la metralleta en su sitio. Esperó lo justo y necesario para que los demás se posicionara, acatando las órdenes de Violet. Luego tomó el intercomunicador y con la voz más neutra que pudo, esa que usaba para dar malas noticias dijo.

-Aquí Alpha 1. Fuimos atacados y la capsula está dañada. Debemos cargarla de forma manual, aterrice le helicóptero para poder hacerlo. Cambio- al terminar hizo un gesto como si le doliera algo, aunque en realidad no estaba del todo conforme con como lo dijo, lo que dijo o mil cosas más. Básicamente temía haber dicho algo equivocado y mandar todo al garete. Aguantó la respiración hasta recibir la contestación, esperando no haber condenado a todos.

Gray miró Lady Violet y se encogió de hombros—Silver, tío , la jefa no quiere que dejes tu posición hasta que tome tierra el helicóptero...mmm yo que tu le haría caso, el tipo de la capsula le ha sacado de sus casillas y parece que no esta de humor, estate atento que vamos a asaltarlo nada más aterrice — mientras que hablaba se alejó por unos segundos de su compañera y se asomo con cuidado al exterior para ver si todo estaba despejado. El grupo de soldados que salió detrás del señuelo podría estar al llegar y eso lo complicaría todo. Después volvió a su posición—¿qué vamos a hacer con este? —Sabía que no podían dejar cabos sueltos o la misión no saldría bien.

Respondiendo a las palabras de Gray con una maldición, Silver, corta la comunicación con radio permaneciendo agachado y oculto dentro del vehículo blindado. Son tantas las cosas que pueden salir mal, que prefiere ni pensarlas. No está seguro de cual es el plan ¿Abatir a los pasajeros del helicóptero? ¿Destruirlo? ¿Hacerse con él? Ninguna de las ideas le gustan, pero no es quién para tomar esa decisión, así que tan solo espera que sus compañeros sepan lo que se hacen. Por lo que comprobando una vez más el cargador de su arma, se prepara para entrar en acción.

Mientras tanto y durante largos segundos, lo único que Red recibe es estática hasta que finalmente, el piloto vuelve a abrir la comunicación para soltar un sencillo -Recibido-

El sonido del helicóptero se torna a cada instante más y más alto a la vez que fuertes ráfagas de viento se alzan en el exterior del taller. El enorme transporte volador, aterriza al otro lado de la valla que rodea al taller, en el espacio que hasta hace pocos días, era un sencillo aparcamiento.

Nada más aterrizar, emergen dos Z-corps para establecer un perímetro defensivo. Ambos llevan las mangas recogidas y portan tatuajes militares, operaciones especiales por lo que Blue puede ver. Pese a que resulta imposible distinguir sus rasgos por las máscaras que portan, resultaría complicado diferencia a uno de otro. Superando ambos el metro ochenta y cinco y con más de cien kilos de puro músculo, los Z-corps se muestran como dos titanes.

Tan solo cuando se aseguran de que todo está bien, uno de ellos golpea la puerta del helicóptero dando la señal para que salga el resto de los pasajeros. En esta ocasión, descienden un hombre y mujer que a diferencia de sus compañeros, no van armados ni portan el oscuro traje de los Z-corps. De hecho ambos visten de blanco, con trajes de protección ambiental herméticos. Al menos el hombre que no será mayor que Red. La mujer en cambio, un rostro conocido para los gorgonitas, se niega a colocarse la escafandra del traje.

Dotada de un aire de urgencia pero a su vez de autoridad, la doctora Coverston parece dar las órdenes allí. La última vez que la vieron, fue en los laboratorios que fueron tomados por los Zetas y donde se desarrolló el primer uso del agente gris.

-No tenemos tiempo que perder, si Keisa ha sido infectada, no estamos seguros de que reducir su ritmo cardíaco pueda ralentizar la infección. Debemos llevarla cuanto antes al centro médico. ¡Rápido!

Avanzando con grandes zancadas hacia la entrada del taller, no se preocupa por la verja destroza, simplemente pasa sobre ella y seguida del hombre ataviado con el traje sellado, acuden en busca de la cápsula y de Keisa.

-Soy la doctora Coverston, acaban de informarme de lo que le ha sucedido a Keisa. No sé de donde han sacado esa cápsula, pero necesito saber exactamente qué es lo que la han suministrado y las lecturas de sus constantes que tengan sobre ella. Por el amor de dios, es solo una muchacha...esto no debería de estar pasándola...ni a ella ni a nadie...

La voz de la doctora, se alza en tono lo suficientemente algo, como para que todos los que se encuentran en el taller pueda escucharla. Lady Violet, puede ver cómo realmente la doctora se muestra preocupada por el estado de Keisa, de hecho por la forma en la que pronuncia su nombre, parece que la conoce.

La doctora se encuentra a escasos metros de la puerta del taller, si la abre, será sorprendida con una trampa explosiva que la costará la vida a no ser claro, que decidan desarmarla o emprendan cualquier otro tipo de acción.

Lady Violet tenía que tomar una arriesgada decisión. Si dejaba entrar a la doctora por la ventana podría parecer sospechoso para los militares y si usaba las cargas explosivas como trampa el helipuerto podía dejarles en tierra.

Dando unos pasos al frente, en dirección a la puerta hizo una señal a la doctora para que se detuviera un momento - Desactiva la carga. - dijo a Blue con la voz amortiguada por la máscara.

Una vez el acceso estaba libre de peligro indicó a la doctora que ya podía pasar. - Lo importante es hacer el traslado con la mayor precaución. Un grupo de fanáticos supervivientes nos asaltó, dañaron la cápsula y mataron a la mitad de los nuestros. - mintió refiriéndose a los cuerpos de los traidores. - Sólo quedamos nosotros con vida. Mis hombres están heridos y no podrán subirla con garantías. Acercadla y que esos dos os echen una mano. - dijo a su equipo, especialmente a Blue y Red, refiriéndose después a los dos militares que custodiaban el helicóptero. - Usted vaya delante doctora.

Si todo salía según sus planes, Red y Blue fingirán no estar en disposición de cargar la cápsula desde el suelo hasta el helicóptero, les pedirían ayuda (fuerza bruta) para subirla, momento en el que Gray y ella misma encañonarían a esos dos.

Suspiró aliviado al recibir respuesta desde el helicóptero, pues temía que no le creyeran. No tardó mucho en reaccionar que aquello no era más que una pequeña parte del plan en sí y que tendrían que suportar más momentos de tensión. Aun así, se preparó para lo que fuera que tuvieran que hacer, no solo por sus compañeros sino también por esa chica encerrada en esa capsula.

Abrió los ojos sorprendido al ver a la doctora Coverston bajando detrás de los Z-Corps, pues la conoció muy brevemente y por sus logros. ¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Hasta dónde llegaba la corrupción? ¿Dejaron pasar algún dato importante? Miró a Violet, pero no había tiempo para preguntas, pues ya estaban ahí.

Dejó el arma a mano, pues no convencería a nadie que no puede hacer fuerza teniendo a ese monstruo entre sus manos. Por suerte lucia lo suficientemente golpeado y magullado como para pasar por alguien que había pasado un infierno… pues lo pasó. Desde zetas albinos a z-corps corruptos, tuvo su dosis de malos momentos. Se mantuvo expectante, esperando a que actuaran y no parecer sospechoso. Si habían decidido hacer bajar a la doctora y su sequito, era que confiaban en los de dentro.

«¿No sabe de donde han sacado esta capsula?» No podía creer lo que estaba escuchando de boca de la doctora, una cosa estaba clara esa mujer tampoco pitaba mucho entre los que tienen a la chica retenida. Se retiró dejándola pasar y bajó su arma, no parecían desconfiar de ellos, eso le extrañaba. Tal vez intentaran hacerles la misma jugarreta: hacerles pensar que no desconfiaban de ellos para después desarmarlos. Se situó en una buena posición y se preparó para lo peor, no podía dejar de pensar en todo lo que podía salir mal.