Partida Rol por web

-Mierda!, eso no se pregunta tío – vio en los ojos de su compañero la preocupación por la chica y el desconcierto por las noticias sobre Blue. No sabía porqué pero se le hacia raro pensar que Blue estuviera muerto así que dejó de pensar en ello, otra inquietud ocupó sus pensamientos y la ayudó en eso ¿qué mierda era Overlord?. Estuvo a punto de buscar información en la tableta pero desistió, tenía claro que lo que se escondía detrás de ese apodo no era nada bueno. Miró a Red y después a Lady Violet un poco preocupada por lo que se les venía encima--creo que te toca a ti la torreta.--Gray se sentía cómoda al volante por lo que no se movió de su posición--¿no estaréis pensando en dejar aquí el vehículo? Porque si es así estáis más locos de lo que yo creía.--

La contestación de Violet fue brusca y cortante, pero Red solo atendió al significado de sus palabras, no en el modo de expresarlo. Quizás en otro momento lo hubiera hecho, pero ahora se sentía tranquilo al saber que no la dejaría sola. Lo de Blue seguía rondando su mente, por mucho que Gray quisiera negarlo. Podría estar siendo muy dramático, así que se concentró en la tarea que le tocaba, dejando que sus preocupaciones sean sepultadas por el deber.

-Manejaré la torreta- si debían asaltar el convoy, la tanqueta era totalmente ideal, por muy dañada que estuviera, por sobre cualquier vehículo que encontraran por ahí. Al menos en lo que a dureza se refería-. Avísanos de cualquier cosa…

Entrar en cualquier edificio podría ser peligroso, pero había asaltado una escuela llena de zetas, asi que confiaba plenamente en sus capacidades.

Pese a la resistencia que Keisa ofrece, no es rival para las preparadas fuerzas de los Z-corps y termina por ser reducida. Poco después, la comunicación se corta de golpe y dejan de poder escuchar absolutamente nada. Sin saber bien si eso significa que han descubierto el comunicador o no, todos se ponen en marcha.

Lady Violet se sitúa en una de las casas que hay frente al campamento de los Z-corps. Se trata de casas de dos o tres plantas, lo cual la otorga una buena visibilidad pero a su vez, tampoco la ofrece una gran protección en caso de que decidan usar armamento pesado contra ella.

Gray y Red permanecen en la tanqueta, el vehículo pese a la sangre que adorna su parte frontal y quizás alguna que otra abolladura, parece estar bastante entero. La mala noticia es que la torreta no porta arma alguna, más bien parece un espacio diseñado para que un fusilero pueda asomarse con su arma y abrir fuego mientras se encuentra parcialmente protegido. El vehículo dispone de la capacidad de resistir impactos de bala, algo de lo que Gray puede dar fe. ¿Pero será capaz de resistir el impacto de un lanzagranadas?

Los Z-corps que retienen a Keisa, se retiran al interior del taller. Ninguno queda para proteger el perímetro lo cual resulta un poco extraño debido a que poco antes, mantenían una fuerte vigilancia en el campamento. Lady Violet no puede ver absolutamente nada del interior, pues las ventanas están cubiertas, por lo que es imposible saber qué es lo que planean.

Sin saber exactamente cuantos enemigos hay, donde  está Keisa o qué es lo que pretenden, infiltrarse en el lugar puede ser realmente peligroso. Aunque si un transporte está en camino, su mejor opción es esperar a que llegue y entonces, actuar. Así que ahora tan solo pueden sentarse y combatir contra los nervios que poca a poco, comienzan a aflorar en sus estómagos.

El hambre empieza a abrirse paso en los gorgonitas, desde el desayuno no han probado bocado y no tardará en comenzar a atardecer. Pese a ello, no disponen de tiempo para comer nada salvo quizás, algunas de las raciones militares que puedan llevar encima. Sin saber bien qué es lo que sus enemigos pretenden, puede que la espera pueda ser acompañada con algo de comida o quizás prefieran dejarlo para más tarde para así, no perder detalle de nada de lo que sucede. Aunque por el momento, el taller permanece cerrado y sin movimiento alguno.

Aquella unidad, cuyo nombre en clave es "Manada" está formada por diez z-corps que responden al nombre de diversas razas de perro. La gran mayoría de aquellos que están considerados como razas peligrosas, aunque el médico ha sido bautizado como .

Pese a que todos son z-corps, está más que claro que disponen de una agenda que difiere mucho con la de los Gorgonitas. Quienes por cierto, han abandonado el lugar poco antes de la llegada del propio Blue tras entregar a Keisa. Aunque según parece, uno de ellos desenfundó su pistola y a punto estuvo de abrir fuego contra uno de los hombres de Bulldog. Por suerte para los gorgonitas, ellos mismos lo detuvieron y lograron salir de allí con vida.

El ambiente que se respira dentro del taller es relajado, aunque los hombres se encuentran desperdigados por el lugar situados en puntos estratégicos. Incluso han colocado pequeñas cargas explosivas en las puertas, convirtiendo el lugar en un fuerte. Ya nadie vigila el perímetro y todos permanecen en el interior del taller. Nadie sabe el motivo, tan solo siguen las órdenes de Bulldog con fiera determinación.

El líder de la unidad es el único que va sin su máscara, no parece sentirse muy cómodo con ella. Se trata de un hombre alto y fuerte, con la piel oscura y los ojos de un asesino. De hecho toda la unidad se comporta de forma muy parecida a la unidad militar de Blue. Seguramente sean paramilitares, posiblemente mercenarios.

-Muy bien, cachorros, escuchad con atención. El transporte está en camino. Dentro de poco abandonaremos esta puta mierda de ciudad y podremos pasar al siguiente proyecto. Pero parece ser que esos payasos de los gorgonitas no se han largado de aquí. Los muy gilipollas están ahí fuera, supongo que nos han descubierto. Por eso os he hecho entrar a todos. Sus gps indican que uno de ellos está en la casa de enfrente y el resto, seguramente en la tanqueta a una manzana de distancia. Vamos a jugar con ellos, si quieren venir a por la VIP se llevarán una gran sorpresa. Si deciden esperar, el equipo que teníamos en la universidad los pillará por la espalda. Me he comunicado con Jack y parece que les tiene ganas por la jugarreta que les han hecho encerrándolos allí. Así que solo tenemos que esperar y estar atentos hasta que sean eliminados.    -Comprobando su reloj, aguarda unos segundos antes de dirigirse al técnico del grupo.    -Bloquea sus tablets y comunicadores en cinco minutos. Los dejaremos ciegos antes de que los nuestros les ataquen desde atrás. Hasta entonces, volver a vuestros puestos y estad atentos por si deciden ser unos putos héroes y entrar aquí dentro. ¡Adelante cachorros, este va a ser el dinero ganado más fácil de vuestras miserables vidas!

El lugar en el que se encuentran es un taller mecánico que salvo quizás algunas herramientas (aquellas que podían ser usadas como armas) se encuentra bastante entero. En el corazón del lugar se encuentra la capsula donde permanece dormida Keisa. Junto a ella está el médico y Bulldog. No muy lejos, el técnico acomodado en un pequeño escritorio viejo y desgastado, se pone manos a la obra con su propia tablet para bloquear la señal de los gorgonitas dentro de cinco minutos. El resto de los hombres permanece por el área, algunos usando partes del taller para levantar improvisadas coberturas por si los gorgonitas pretenden entrar. Nadie se sitúa cerca de las ventanas ni de las puertas, por lo que parece que saben lo que hacen. Aún así, sus armas están más que preparadas para abrir fuego si alguien entra por alguno de esos lugares.

Allí está blue, rodeado por nueve enemigos y con una información crucial que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte de sus compañeros. ¿tratará de salvarlos poniendo en peligro su tapadera o tratará de descubrir qué es lo que pretende la manada y donde van a llevarse a Keisa?

Red tomó la metralleta de Silver, para poder hacer mejor uso de ella desde donde se encontraba. Sabía bien que la escopeta de poco serviría si debía disparar a distancia o necesitaba potencia de fuego sostenido. Si su compañero volvía en sí, ya le devolvería su arma. Ya en su sitio, acomodó como pudo su cuerpo, sintiendo la tensión en cada musculo cuando la transmisión se cortó de repente. Ahora la rehén estaba totalmente a merced de esos tipos y seguramente ya sabrían que les escuchaban.

Intentó tranquilizarse masticando con lentitud una de las raciones militares, obligándose a comer pues los nervios le mantenían el estómago cerrado. Aquello le afectaba mucho más que tener que enfrentarse a los zetas, pues estaba en juego la vida de un civil. Civil que ellos mismos dejaron al cuidado de auténticos lobos. ¿Qué hacer ahora? Solo podían esperar a que ellos hicieran el movimiento, para actuar en consecuencia.

-No deberían tardar mucho- le dijo a Gray de repente-. Les hizo recoger todo el equipo, pronto deberían moverse…

Oteó el horizonte, buscando algo que le indicara la llegada del posible vehículo… Aun temía que fuera algo muy rápido o imposible de seguir, pero conservaba las esperanzas de que podrían enmendar aquella situación. Solo debían de darlo todo. Soltó un suspiro, apartando de su mente preocupaciones, miedos o posibles finales, solo se quedó con lo entrenado, las ganas de salvar a esa chica y la tenacidad que siempre le caracterizaba.

La comunicación con Keisa llegado un momento se interrumpe. En ese momento empieza la incertidumbre y los nervios que comienzan a apoderarse de mí. Pero Sophie es una mujer de mente fría y más aún ahora después de todo lo que ha vivido.

En el peor de los casos Keisa sería secuestrada para chantajear a su padre. Eso destaparía muchas cosas en OneWorld y con suerte la chica, tal y como había oído a través del comunicador oculto, tenía que llegar "sin que le tocaran un pelo" a su destino.

Eso me tranquiliza por momentos. Entonces puedo recordar a Matt y lo que él hubiera hecho en mi situación.

"Come algo ahora o luego te arrepentirás" - hubiera dicho.

- Tienes razón. - digo hablando conmigo misma, como si contestara al recuerdo de su voz retumbando en mi cabeza. - cuando empiece el jaleo ya no habrá tiempo para el descanso o para recobrar fuerzas.

Sin dejar de mirar de tanto en tanto por la ventana y estando muy atenta a los sonidos de la calle desierta, espero la llegada del trasporte mientras como a desgana una ración militar.

Gray sabía que les tocaba esperar, mientras se dedicó a mirar como Red se prepara. No tenía claro si Red tenía razón con eso de que no iban a tardar en salir. Así que se hizo a la idea de que les quedaban un buen rato de espera.

Desde que dejaron a la chica en aquel lugar tenía claro que no se iban a librar de ir a por ella. Al fin y al cabo eran Z-corps estaban ahí para eso. Pero ahora sabía que había Z-corps buenos y Z-corps malos. --Si...-- apenas se dio cuenta que se le escapó en alto ese pensamiento, pero ¿cual de los dos eran ellos? Definitivamente todo esto se estaba convirtiendo en una gran mierda.

– ¿Es hora de comer? no puedo creer que te guste esa bazofia de comida militar-- En ese momento sacó una barrita energética y la mostró a su compañero.-- Prefiero esto, aunque sea la misma bazofia a mi me parece que sabe mejor--

-Cuando volvamos puedo cocinar algo- dijo sin apartar la mirada del horizonte, con la voz algo ausente pero parecía esperanzado-. Dicen que hago buenas hamburguesas. Solía hacerlas para todo el escuadrón- arrugó el ceño, recordando esos viejos tiempos en los que los muertos no revivían y no debían cuidarse de cada sombra-. Tampoco me gustan estas cosas… pero temo que el gruñido del estómago nos delate.

Sonrió por su propio chiste, aunque no era gracioso para nada. Nunca fue alguien muy gracioso, sino el objeto de algunas bromas de sus amigos. Todas de forma inocente, pues le tenían como muy buena persona. Otra vez esos recuerdos dolorosos. De un par de bocados terminó su comida, sintiendo como su estómago luchaba por digerirlo tan rápido como pudiera.

-¿Cómo conseguiste esa barra?- preguntó curioso.

El silencio que gobierna la ciudad es tan aterrador, como el hecho de que no saben qué es lo que les deparará el futuro. Hasta ahora lo único que saben es que van a trasladar a Keisa, pero desconocen qué pretenden hacer al quedar todos resguardados en el interior del taller. Es cierto que no hay apenas presencia de Zetas por la zona y que las vallas sirven para retenerlos en caso de que aparezcan, pero...¿Quién abrirá al vehículo de transporte y por qué se han refugiado todos dentro? Ante preguntas cuyas respuestas son imposibles de adivinar deciden que es buen momento para comer algo. No es que las raciones militares sean precisamente muy sabrosas, pero cumplen con su función a la perfección para dotarles de nuevas energías.

Red, quizás centrado más en llenar su estómago que en lo que sucede a su alrededor no se percata de algo que llama poderosamente la atención de Gray. La joven gorgonita percibe una sombra sobre el asfalto y al mirar por el retrovisor no logra ver nada. Pero al fijarse mejor de nuevo en el asfalto, ve la sombra de algo que se mueve sobre ellos. Abriendo la puerta del coche, lo justo para asomar la cabeza contempla para su horror un dron que está descendiendo hacia ellos. Claro que no es el dron lo que la preocupa, sino la carga explosiva que le han colocado y que van a usar para volarlos por los aires.

Un rápido vistazo a su alrededor, la hacen darse cuenta de que no están solos. Uno de los soldados que dejaron atrás en la universidad, se encuentra tras un contenedor de basura a los mandos del dron. Junto a él, puede ver a dos más, quienes al darse cuenta de que han sido descubiertos, alzan sus armas dispuestos a abrir fuego.

Ante las reacciones de Gray, Red termina por descubrir lo que sucede. El dron está casi encima y aunque es probable que la carga explosiva no logre matarlos, puede que sea más que suficiente como para dañar el vehículo. Las balas comienzan a surcar las distancias, impactando contra el vehículo, haciendo que salir se torne como algo difícil...

Apostada en una habitación que debió de pertenecer a una adolescente, Lady Violet mantiene el taller vigilado en todo momento. Usando el escritorio como punto de apoyo para su fusil de francotirador, aguarda la llegada del transporte, mientras devora con rapidez una de las insípidas raciones de comida. No es que sea gran cosa en cuanto a sabor, pero dispone de todo lo necesario para que el cuerpo se mantenga con energía.

La habitación está prácticamente intacta y corresponde a una adolescente de unos quince o dieciséis años. Las paredes están adornadas con posters de Justin Bieber y otros cantantes de moda. Hay algunos peluches sobre la cama y un diario sobre el escritorio. También y pese a lo extraño que pueda parecer, tiene una caja llena de cartas. Puede que sea una de las pocas adolescentes que mantenga el contacto con amig@s mediante ese sistema ya casi primitivo de comunicación.

La falta de luz en la casa, la ayuda a pasar desapercibida y a mantenerse oculta. La claridad que entra por la ventana la resulta más que útil para poder moverse con soltura, pero también evita que sea detectada por el enemigo en caso de que revisen desde el exterior las ventanas de la casa. Mantiene la mira del arma tapada para no delatar su posición hasta que se vea obligada a disparar, tampoco es que la necesite mucho dada la poca distancia que la separa del taller. Aunque cuando llegue la acción, ya tendrá tiempo de decidir si la usa o no.

Mientras aguarda y los minutos comienzan a pasar, se fija en el atrapasueños que hay colgado de la ventana. Se trata de uno hecho de forma manual con madera, cristal y pequeños espejos, adornado con plumas de algún ave propia de la zona. Parece algo antiguo y su manufactura es algo torpe, puede que sea una tarea que la adolescente realizó cuando era más pequeña y que ha conservado hasta el día de hoy. ¿Seguirá viva? ¿Lograría escapar a todo aquel infierno o es ahora una de las almas en pena que caminan sin vida por la ciudad? ¿Cuantas vidas se han visto rotas de pronto y arrojadas al infierno a cuenta de aquel maldito virus? ¿Volvería a ser la vida tal y como la conocían algún día o se estaban enfrentando a la extinción del ser humano?

Sumida en sus propios pensamientos, mientras contempla el atrapasueños y da buen uso a las raciones militares, ve un reflejo extraño en uno de los espejos del atrapasueños. Su cerebro tarda tan solo un instante en comprender qué es lo que sucede, no está sola.

Volviendo la mirada hacia atrás, lo primero que percibe es el afilado filo de un cuchillo de hoja oscura que está ya apenas dos pasos de ella. El hombre que la empuña porta un uniforme que reconoce rápidamente, se trata de uno de los soldados que dejaron atrás en la universidad. Con los latidos de su corazón desbocados, Violet se prepara para luchar por su vida contra alguien que seguramente, sea más diestro que ella en el arte de la guerra.

Con una frialdad propia de un asesino entrenado, el soldado arremete con el cuchillo contra Lady Violet dispuesto a darla muerte. La hoja se desliza como una serpiente atravesando la guardia de la líder de los gorgonitas. ¿Será este su final?

Actuando con gran maestría, el soldado gira el cuchillo y se introduce de lleno en el espacio vital de Lady Violet. Al estar tan sumamente juntos, todo aquello que no sea un arma blanca pasa ser algo realmente complicado de utilizar. No la cabe la menor duda de que se enfrenta a un profesional que sin dudar, lanza un corte al abdomen de la líder de los gorgonitas.

La hoja se desliza inofensivamente de izquierda a derecha sobre la superficie del chaleco, sin provocarla el menor daño. Por puro instinto, Lady Violet se inclina para tratar de mantener lo más alejado posible el filo de su propio cuerpo, momento que el soldado aprovecha para lanzar su verdadero ataque, pues la primera estocada era tan solo un treta para hacerla bajar la guardia.

Lady Violet contempla horrorizada cómo el cuchillo desciende dispuesto a clavarse en su yugular en un preciso y mortal golpe. Apenas dispone de unos instantes para reaccionar, hasta ahora, la protección del uniforme ha logrado salvarla la vida, pero no está tan segura de que la protección sea tan fuere en el cuello. Si la hoja se abre paso hasta su cuello, puede que esta vez sí que se trate de su final.

Percibir reflejo en los pequeños cristales del atrapasueños es un milagro que me permite salvar la vida, al menos durante unos instantes.

Durante un segundo, en el que mi enemigo me acecha buscando la mejor manera de abordarme, me pregunto - ¿Cómo ha dado conmigo? Lo sabía, seguro que algo de lo que llevamos encima registra y manda una señal GPS de nuestra localización...

Pero esos pensamientos que pasan por mi mente rápidamente, son lo bastante perturbadores como para hacerme perder la concentración y por tanto unos valiosos instantes de reacción que el asesino no duda en aprovechar.

En lo bastante hábil cómo para suponer una verdadera amenaza contra mí. En mi cabeza sólo cabe el actuar con mente fría y usar mi equipo en mi beneficio. - Quizá si ninguno de los dos vemos nada la cosa este más igualada. - pienso mientras me llevo la mano a la granada de agente gris.

--¿Que de donde la he sacado?-- miró por unos segundos aquella galleta de cereales cubierta de chocolate-- Las robé-- una sonrisa apareció en la cara de Gray --- naa, no me acuerdo.... aunque puede que si las robara---

Por unos minutos se olvidó de donde estaba, esa conversación banal la distrajo y la transportó por unos segundos a un lugar seguro. Cuando volvió a centrarse en lo que estaba ocurriendo fuera del vehículo algo la puso en alerta.

--Mierda!! vayámonos... jefa tenemos un dron encima !! –aunque no tenía claro si el comunicador era seguro no podía hacer otra cosa. Tenían que alejarse para que Lady Violet pudiera disparar y que la carga explosiva que llevaba ese trasto no les diera de lleno. Así que puso el vehículo en marcha --mierda!! espero que lo tenga a tiro!!-- mientras espera una contestación de su compañera, mira a Red por el retrovisor.-- ¿Para donde voy? No quiero alejarme tenemos que esperar a la jefa.-- Gray tenía una idea loca en la cabeza... si no podían abatir al drom y querían sobrevivir, puede que fuera su única salida, y esa salida era entrar en la boca del lobo. Así que rezaba para no tener que entrar ahí y para que Red tuviera alguna idea más lucida, sensata y segura.-- venga, venga...--.

Quizás el cansancio o la preocupación le impidieron ver como el peligro les acechaba desde atrás, estando totalmente pendiente de lo que podría llegar a ocurrir en la base. El silencio era tal que incluso podía escuchar como cualquier leve movimiento que hacia repercutía en todo el vehículo… por eso la reacción de su compañera le permitió vivir un instante más. De no ser por la agudeza de Gray, nunca habría visto ese drone o agachado la cabeza justo cuando los disparos comenzaron.  

-¡Atropéllalos!- le gritó sorpresivamente a Gray, entre el fragor de las balas revotando contra la coraza del vehículo y los propios intentos de Red de intentar disparar sin que le dieran, pero era imposible ahora mismo. Así que solo se le ocurrió eso. Darle marcha atrás y aplastar a esos tipos, de esa manera el drone quedaba inservible a menos que quisieran morir con ellos.

Atropéllalos!! esa palabra entró en los oídos de Gray y como si fuera un resorte la hizo empezar con la maniobra. Necesitában aplastar aquellos soldados o por lo menos que al ver llegar el vehículo, tuvieran que reconducir al dron a otro lugar, así tendrían la oportunidad de escapar de aquella situación-- agarrate!!--

Lady Violet, quién hasta hace pocos días jamás había empuñado un arma, se ve ahora arrastrada a un mundo plagado de pesadillas donde los muertos que caminan, son la menor de sus preocupaciones. Con una férrea determinación y con años de entrenamiento a sus espaldas, el soldado desliza el cuchillo entre la guardia de Lady Violet con pasmosa facilidad.

La primera estocada logra ser detenida por el chaleco, pero el ataque no es más que una artimaña para hacerla bajar la guardia y dejar así expuesta partes más vulnerables de su cuerpo. Por instinto, suerte o solo dios sabe qué, Lady Sophie logra retirarse hacia atrás sintiendo cómo el filo del cuchillo pasa extremadamente cerca de su máscara.

Alguien versado en el arte de la guerra, habría realizado aquella misma maniobra con un menor derroche de energía y con movimientos más comedidos. Pero ella, pese a que parece que lleva una eternidad luchando por su vida, no es ninguna experta. Por lo que su maniobra logra desequilibrarla y hacerla retroceder tropezando de forma torpe, hasta quedar sentada en la ventana.

Durante un instante, soldado y z-corps cruzan sus  miradas y entonces, es cuando Lady Violet comprende lo que va a pasar. Con un golpe, digno de una película de artes marciales, el soldado golpea el pecho de Lady Violet con una potente patada que la arroja al exterior de la casa.

Lady Violet sale despedida, rodando por el pequeño tejado que hay sobre el porche de la casa hasta finalmente, caer al jardín. El golpe aunque doloroso, no la provoca mayor daño que el pánico y la sorpresa por el rápido cambio de escenario. Se encuentra algo aturdida, pero la adrenalina que recorre su cuerpo, la obliga a no quedarse quieta.

Alzando la vista hacia la ventana, ve al soldado asomarse, con el cuchillo aún en la mano. Al igual que un depredador observa a su presa, permanece allí inmóvil durante un instante antes de que con unas pocas palabras, desate un nuevo infierno sobre Violet.

-Está en el jardín, abátela

El asesino no está solo, así que al revisar los alrededores, Lady Violet puede ver que en el umbral de la puerta de la casa, hay otro soldado que la observa con una mezcla de divertimento y sorpresa. Desenfundado su pistola, se prepara para acabar el trabajo y acabar para siempre con la líder de los gorgonitas. El disparo es precipitado, puesto que pese a disponer de su fusil de combate preparado, dada la poca distancia que les separa, decide desenfundar su pistola y apretar el gatillo.

Los rosales sobre los que ha caído Lady Violet, reciben el proyectil de plomo arruinando aún más, aquel pedazo de tierra que con tanto mimo han cuidado durante años.

El rifle que tantas alegrías le ha otorgado a la líder de los gorgonitas ha quedado en la habitación de arriba. Así que ahora dispone tan solo de su pistola y cuchillo. No muy lejos de donde se encuentra, hay una vaya de madera blanca que puede usar para recibir algo de protección si decide huir.

No disponen de mucho tiempo para pensar y la duda que cruza la mente de Gray, les hace perder unos instantes de lo más preciados. Aún así, deciden que la mejor forma de salir de allí, es tratando de acabar con los soldados. El rugido del motor del vehículo, se alza sobre el de los disparos y las ruedas arrojan pequeñas piedras cuando se ponen en marcha de forma violenta y salvaje.

Los soldados no están en un punto accesible, no del todo al menos, son profesionales y saben cómo realizar una emboscada. Situados a la entrada de una calle que cruza y refugiados tras unos contenedores de basura, no se presentan como un blanco fácil. Aún así, si logran impactar con la suficiente fuerza los contenedores, puede que alguno sea herido o al menos, les obliguen a retirarse a un punto mucho menos ventajoso.

Gray nota la potencia de aquella bestia de metal, pero también su falta de velocidad y rapidez a la hora de maniobrar. Sobre ellos queda el dron, el cual ahora pueden ver con mayor claridad. Los soldados al darse cuenta de lo que pretenden, deciden ir a por todas y pese a que el dron no está en un punto capaz de inutilizar el vehículo, lo hacen detonar de todas formas para tratar de herirlos o hacerles perder el control.

Uno de los soldados que abría fuego, retrocede hacia el callejón, mientras que aquel que maneja el dron permanece inmóvil dispuesto a llevarse por delante a los Z-corps. A su lado, otro soldado permanece preparado por si debe de arrastrar a su compañero en caso de que no logren detener el vehículo y tengan que alejarse de los contenedores de basura.

Con la adrenalina recorriendo sus cuerpos, Red y Gray se preparan para enfrentarse a la muerte una vez más. No saben qué es lo que puede llegar a pasar, pero lo único que pueden hacer, es tomar aire y abrazar la acción.

El Dron se sitúa frente al vehículo que avanza marcha atrás y entonces, estalla en una gran bola de fuego que los sacude y obliga a cerrar los ojos. La onda expansiva les golpea con tanta fuerza, que lo sienten en los dientes y un gran pitido sacude sus oídos.

Después, llega el brutal choque contra los contenedores de basura, los cuales salen disparados hacia atrás, hasta quedar detenidos y detener a su vez, el propio vehículo de los gorgonitas. Quejidos de dolor llegan hasta ellos y no tarda en localizar al piloto del dron, aplastado entre la pared y uno de los contenedores. El soldad que se había quedado a su lado, ha sido golpeado de forma fugaz, logrando apartarse casi por completo de la embestida gorgonita. Se encuentra en el suelo, pero pese a estar allí tumbado, se vuelve con su arma dispuesto a abrir fuego contra ellos.

Bien internado en el callejón, el soldado que se alejó en primer lugar, mantiene una rodilla en el suelo y su arma lista para abrir fuego. Los gorgonitas deberán de decidir ahora cual será su siguiente paso. El motor de su transporte parece haber sido alcanzado por la explosión y pese a que Gray trata de hacerlo rugir de nuevo, parece que va a costar hacerlo.

Los soldados no van a esperar mucho antes de acercarse a ellos y freírlos a tiros. Por el momento, el blindaje del vehículo les protegerá de los proyectiles, pero si disponen de más explosivos, las cosas se van a poner muy feas.

Todo sucedió tan rápido que aún no he llegado a asimilar que vienen a matarme. El asesino no logra clavarme su cuchillo pero aprovecha que me echo hacia atrás para darme una patada que no sólo me deja sin aliento, sino que me hace saltar por la ventana caer en un tejadillo y rodar hasta el suelo del jardín.

- Mierda, yo no estoy echa para esto...- es el primer pensamiento que me viene a la mente mientras salgo volando a través de los cristales.

Luego, miedo y confusión durante unos momentos en los que creo que puedo huir. Para mi desgracia hay un segundo asesino dispuesto a nivel de calle.

- ¿Como han dado conmigo? - me pregunto mientras se acerca y comienza a disparar en mi dirección.

Acto seguido pienso únicamente en escapar con vida de allí. Corro como puedo, tambaleandome aún por el fuerte impacto y la caída hasta una valla cercana.

No se si seré capaz de darles esquinazo. Mi vida depende de ello y aún y así no se si seré capaz...

Red se agarró de done pudo, apretando los dientes mientras rogaba que la explosión no llegara… pero lo hizo. Vio un destello y una bola de fuego, llegándole el impacto unos micro segundos después. Todo su cuerpo se agitó, como si todos sus órganos fueran atacados de alguna manera. De no ser por el blindaje, probablemente habrían muerto. Luego llegó otro golpe, no tan brutal pero igual de letal, cuando la tanqueta dio contra el refugio de los soldados.

-Saldré por arriba, tu por el otro lado- le dijo a Gray. Se concentrarían en él, así que ella podría aprovechar para dispararles en esa distracción-. Apenas me disparen, hazlo tu.

Sin dudar un segundo, Red abrió la compuerta de arriba y asomó el arma, disparando al callejón sin preocuparse por apuntar específicamente. Quería mantenerse cubierto, atraer el fuego y quizás darle a alguno, pero sería imposible desde donde estaba.

Aturdida aún por el golpe y la propia situación, Lady Violet trata de ponerse en marcha saltando la valla para así, alejarse lo máximo posible de sus atacantes. Arrojándose sobre la valla, sus torpes movimientos, quizás fruto de su verdadera falta de experiencia en combate, la hacen resbalar y caer al suelo.

-Tengo a la liebre, no llegará muy lejos.

El sonido de un nuevo disparo sacude el cuerpo de la gorgonita, quién durante un instante, queda paralizada al sentir cómo la bala golpea contra la tierra a un metro de donde se encuentra tras previamente, haber atravesado la valla.

Con el corazón latiendo enloquecido en su pecho, trata de ponerse en pie y salir corriendo, pero la adrenalina la hace temblar de pies a cabeza tornando sus movimientos como torpes y lentos. Por lo que apenas logra alejarse unos pocos pasos mientras se tambalea.

Practicando un ejercicio de respiración que bien ha usado con pacientes con ataques de ansiedad, logra despejar su mente lo suficiente, como para poder volver a actuar con normalidad. El soldado, bajando las escaleras del porche con gran tranquilidad, alza su pistola una vez más apuntando a su cabeza.

Algo llama entonces su atención, cuando un gran estallido se escucha en las cercanías. Volviendo la mirada unos instantes, no puede evitar soltar una risilla antes de volverse hacia Violet.

-¿Has escuchado eso, zorra? Eran tus amigos volando por los aires. Ahora quedate quieta y te prometo que será rápido.