Partida Rol por web

Algo no estaba bien. A pesar de haber dejado atrás a los zetas, notar que podía correr por bastante más tiempo, la temerosa retirada de esos seres le mosqueó. Solo un par de veces vio a esos seres actuar diferente, una fue con ese zeta que parecía controlarles, pero ahora era una reacción totalmente diferente. Como fuera, de momento solo se preocupaba por el camión que debía arrancar… el cual estaba destrozado por los disparos.

-Rayos- gruñó entre dientes, oyendo la moto de Blue a lo lejos y los disparos amortiguados más arriba. Tenía que apresurarse, llegar al otro camión y rogar que este funcionara. Sin perder tiempo, salió disparado hacia el siguiente vehículo. La visión del soldado muerto activó todos sus sentidos, esperando encontrar a ese enorme zeta rondando por ahí. ¿Cómo lograría dar esquinazo a algo como aquello? ¿O matarlo? Pero no era un Fase 2, no, era algo mucho peor. Se giró casi al mismo tiempo que esa cosa salía de entre los arbustos, seguramente por su instinto de supervivencia, el mismo que debe sentir una presa ante un poderoso depredador. Su aspecto era aterrado y esos dientes presagiaban dolor y muerte. Su hacha lucia ridícula ante esa cosa, como si intentara luchar contra un oso con un mondadientes. El ex bombero apretó la mandíbula, su corazón se mantuvo estable y logró expulsar el miedo o desesperación de su sistema-. Red contra Red- pensó.

Luchar ahí, era una locura, tendría que llegar hasta el vehículo, cerrar la puerta y usar su escopeta contra él. Las piernas de esa cosa y sus movimientos indicaban una gran velocidad… ¿Lograría llegar hasta el vehículo a tiempo? También quedaba saber si el vehículo funcionaba. Soltó un suspiro, para luego continuar corriendo hacia el camión, también debía preparar la escopeta, necesitaba poder de fuego contra ese Zeta.

Tenemos mucho que perder y a la vez mucho que ganar con ese plan de Silver. - Blue ¿podrás entretenerlos en la entrada mientras accedo a la sala de seguridad? - pregunto por el comunicador.

Era seguro que el trabajo de Red y Blue podría distraer la atención de los zetas durante un tiempo ¿Pero cuánto duraría eso antes de que regresaran atraídos por los disparos que resonaban en lo que antes era una universidad?

- Si tu estás dispuesto a asumir ese riesgo, yo también. - prometo a mi compañero.

Me adentro cada vez más hacia la sala de seguridad, con la esperanza de encontrar lo que Silver había predicho que encontraría. Deseando que todo les estuviese yendo bien al resto del equipo.

Sabía que si esta vez fallaba, mi pistola no podría hacer prácticamente nada contra la horda de infectados...

La capacidad del virus para mutar y adaptarse, creando a su vez nuevas formas de matar y aniquilar, resulta de lo más sorprendente. Pero no es la apariencia del zeta, ni tan siquiera la extraña forma de su boca y sus afilados colmillos lo que resulta tan aterrador. Sino el hecho de que con gran paciencia, la criatura simplemente a aguardado su oportunidad para atacar acechando desde los arbustos. ¿Están acaso dotados de cierta inteligencia?

Todas aquellas cuestiones no son algo en lo que Red se detiene a pensar, sabe que basta un solo mordisco para que esa cosa logre arrancarle la cabeza, por lo que corre hacia la furgoneta, esperando que eso le sirva para escapar de la muerte. Apenas dispone de unos instantes y decide aprovecharlos para tratar de refugiarse dentro del vehículo.

Su hazaña no resulta sencilla, la pesada hacha que porta entre sus manos dificulta sus intenciones. Pese a ello, logra abrir la puerta, arrojar el arma al interior, a la vez que él mismo se sube al asiento del conductor. Lo hace de forma apresurada y con la desesperación que la situación le impone. Por lo que termina cerrando la puerta de la furgoneta, pero quedando en una posición bastante incómoda, después de todo, la escopeta que porta a su espalda, le impide moverse con facilidad.

El coche de la criatura contra la puerta, arranca una gran sacudida a la furgoneta. El vehículo levanta dos de sus ruedas por la fuerza del impacto. La ferocidad con la que la criatura ataca es tal, que nunca antes Red ha sido testigo de algo así. El cristal de la ventanilla estalla hecho añicos cuando el zeta arroja sus garras hacia Red.

Tumbándose como buenamente puede, Red queda tendido en los asientos delanteros de la furgoneta, mientras que la bestia trata de apresar. Red se agita con fuerza evitando así, que aquellas frías y ensangrentadas manos logren alcanzarlo. Pero quedando a su vez en una mala posición para alcanzar su escopeta y abrir fuego.

Aquel ser, de piel blanca como la tiza y oscuros ojos negros, abre sus fauces ansioso por arrancarle la carne de los huesos. Mientras contempla aquella imagen de pesadilla, acuden hasta él los recuerdos de los cuerpos de los zetas sin cabeza. ¿Sera posible que aquella abominación se alimente tanto de humanos como de Zetas? ¿Será por eso que los zetas se alejan de su paso?

La presencia de Blue en aquellas pasillos, que cada vez se le antojan más y más angostos, ayudan a Lady Violet a avanzar sin encontrar oposición alguna. Oculta tras una gran planta que adorna el pasillo, contempla los últimos metros que la esperan hasta la entrada a la sala de seguridad.

El último tramo, los escasos metros que la separan de la puerta de seguridad los hace agachada, pegada a la pared y sin realizar un solo sonido. La atención de los Zetas recae por completo en la ruidosa moto de Blue. Por lo que las cosas parecen ir bien, al menos para ella pero no tanto para su compañero.

Al llegar a la puerta de seguridad, no cede cuando trata de abrirla. Forzar la cerradura en silencio, en caso de poder hacerlo, la llevaría algún tiempo pues ella no posee la destreza de Gray en esos menesteres. Pero no es el tiempo lo más preocupante, sino el hecho de lo expuesta que quedaría y las posibilidades que hay de que algún zeta pueda tratar de llegar hasta ella. Otra opción es abrirse paso por la fuerza, quizás con un disparo a la cerradura. Pero eso sin duda atraería demasiada atención sobre ella.

Ante la duda y la desesperación del momento, su mirada recorre los alrededores y no muy lejos de su posición, entre dos stands que hay (seguramente puestos ahí por algún evento para proporcionar información a los estudiantes, pero ahora en bastante mal estado) puede ver a un zeta con un uniforme de seguridad. En su cinturón cuelga un manojo de llaves, llegar hasta él puede ser posible si repta por el suelo y se desplaza haciendo gala de grandes habilidades de sigilo.

Las ordenes de Lady Violet eran claras y no iba a dejar de cumplirla. Mientras observaba la universidad sus pensamientos pasaban de la sorpresa, por toda la información que recibía de su telescopio, a la preocupación. La situación era bastante fea, cada uno por un lado y Gray con Silver, eso era lo peor. No dejaba de mirar a su compañero, no se encontraba muy segura con él y el sonido que hacia al teclear para buscar información la estaba sacando de sus casillas.

Pero la cosa cambió al ver aparecer al fondo de la calle un vehículo, esto era lo que estaba esperando, ya tenían una idea de por donde tenían previsto la extracción – una tanqueta!! mira tío-- señalando la dirección con un movimiento de cabeza-- ¿ por donde crees que intentan salir del edificio?-- Se acercó a su compañero para poder ver de primera mano los planos del la universidad.

Silver mantiene la pantalla de su ordenador dividida en dos, en una de ellas se puede apreciar los planos del edifico, en la otra un informe sobre el sistema de seguridad del que ha informado a Blue y a Lady Violet.

-Aha...un tanque.   -Indica en tono distraído ante las palabras de Gray.    -¿Un tanque? ¡Qué!

Reaccionando por fin, alza la cabeza y mira hacia la dirección que le indica Gray. La visión del vehículo le hace tensar la mandíbula al darse cuenta de los recursos que aquellos misteriosos enemigos son capaces de reunir. Disponen no solo de armamento militar, sino también de vehículos especiales. Sea quién sea quién esté detrás de todo aquello, dispone de unos recursos quizás mayores que los de One World.

-No veo emblemas de ningún tipo, puede que sean hombres del ejército y que traten de joder a One Wolrd.

Revisando los planos del edificio y la situación de la tanqueta, evalúa la situación tratando de anticiparse a los movimientos de los soldados, finalmente sonríe satisfecho.

-Gray, eres una genio. Si no me dieses tanto miedo, podría hasta besarte. Los soldados no subían a la azotea porque tenían otro medio para salir de aquí. Si logran llegar al final del pasillo en el que se encuentran, podrán salir por una ventana a la azotea del edificio adyacente. De ahí, podrán pasar al puente y descender finalmente a la calle hasta el vehículo. Esa zona parece despejada, así que lo tienen bastante fácil para salir de una pieza.

Con Red tratando de llevarse lejos a los Zetas y con sus otros dos compañeros del edificio, a Silver se le ocurre algo que ellos dos pueden llegar a hacer. No está exento de peligro, pero si lo hacen bien, podrían atrapar a los soldados con la guardia baja por si el plan de Blue y Lady Violet falla.

-No sabemos cuantos soldados puede haber ahí dentro, me refiero al vehículo, pero de haber muchos habrían salido para apoyar a sus compañeros. Así que creo que puede que solo haya uno o dos. Si logramos capturarlos, podríamos tender una emboscada a los soldados cuando finalmente salgan a la calle y así, rescatar a Keisa . Claro que para llegar hasta allí, tendríamos que dar un rodeo que nos llevará algo de tiempo o abrirnos pasos entre los Zetas. ¿Qué te parece, Gray?

Correr con esa cosa pegada a los talones, le daba la sensación de estar totalmente vulnerable, como si pudiera sentir los guadañazos de la muerte a pocos centímetros de su persona. Esperaba que el Zeta le alcanzara de un momento a otro, cortando su carrera abruptamente. Pero utilizó eso mismo para potenciar su velocidad y deseos de vivir, llegando al vehículo al fin. Después no sabe que hizo, todos sus movimientos vinieron de la prisa y la desesperación, intentando sacar su arma y evitar que le alcanzara con alguna de sus garras. Solo hacía falta un momento de distracción y estaría muerto. Era un ser demasiado fuerte, demasiado rápido, demasiado letal.

Debería haber intentado sacar su pistola, pero la visión de esas enormes fauces no le permitía pensar con claridad y sangre fría. Quería acabar con él cuanto antes, así que hizo todo lo posible por sacar su arma, apuntar a la cabeza, que ocupaba casi toda la ventanilla, para disparar a quemarropa… El problema es que las cosas no siempre salen como uno espera, sobre todo en situaciones donde una milésima de segundo es la diferencia entre la vida y la muerte. Red estaba acostumbrado a esas decisiones, pero no en estos ámbitos, donde algo intenta atacarte y matarte. Sencillamente le faltaba experiencia para saber como actuar y que era prioridad.

Parece que la cosa se está complicando, la jefa está tratando de echar una mano, y aunque el plan de Silver entraña peligro, sé que si algo sale mal ella o yo pagaremos el pato.

Prefiero alejar el peligro de ella, así que retomo mi plan original, con un giro de muñeca en el embrague, empiezo a incrementar el ruido de la moto tratando de que todos los infectados olviden a la jefa y sólo se centren en mí, hago un giro brusco, sabiendo que lo voy a tener complicado.

Sacando la pistola, me la preparo por si tengo que reventar a alguno, que no sea que falle mi plan por un imprevisto a última hora.

Y cuando siendo que ya los tengo cerca, arranco y trato de pegar un brinco entre la maraña de obstáculos hacia el exterior con la moto, para alejarlos de la zona cuanto antes para facilitarnos el trabajo.

Lo curioso es que siento que algo no va bien ahí fuera...

Gray ignoró la primera mitad del comentario y se centró en la parte que estaba relacionada con la misión entonces miró fijamente a su compañero –-Me parece que eres un tarado ¿lo sabias?-- No podía creer lo que estaba diciendo Silver, abrir paso entre los zetas? –no lo tengo claro...aunque si hay alguna posibilidad de que las cosas salgan como dices ... adelante.. Pero si la cagas... no pienso ir a por ti, dejaré que te conviertas en alimento para zetas-- entrecerró los ojos al decir esto pero no pudo evitar sonreír—na es broma, te ayudaré si estás en problemas, no lo dudes--. Volvió a mirar los planos y la idea de Silver no era tan descabellada – creo que será mejor dar un rodeo contra más lejos de esos despojos mejor-- Muchas cosas podían fallar...donde mierda estaban todos. Echó un vistazo al edifico de la universidad – tendremos que comunicárselo a Lady Violet... puede que no le parezca una buena idea así que no le digas todo lo que tienes en mente--

Durante años, Red, ha sido un pilar que se alzaba para salvar y proteger vidas. La violencia nunca fue un medio para él, por ello y pese a su tamaño y fuerza, era de aquellos que siempre evitaban los conflictos. Quizás por ello ahora, al ser atacado por una monstruosidad como aquella, su mente se nubla y no logra pensar ni actuar con claridad. Aunque dado a lo que se está enfrentando, es probable que pocos tuviesen la entereza suficiente como para actuar con frialdad contra semejante enemigo.

Como buenamente puede, alcanza su escopeta y trata de apretar el gatillo para convertir la cabeza de aquella bestia en un amasijo de sangre y huesos. Pero dada su mala posición y al maldito cinto de seguridad, que con gran maldad se enrosca de alguna manera en el cañón de su arma, el cañón se desvía y escupiendo una lluvia de plomo sobre el techo de la furgoneta.

El sonido del disparo acciona algo en el interior del zeta, quién renueva su ataque con una ferocidad que nunca antes se ha podido ver en un Zeta. Atrapando el pie de Red con una de sus blanquecinas manos, tira de él con tanta fuerza y violencia, que Red es arrancado del interior del vehículo, arrastrando con él la maltrecha puerta.

Como si de apenas un muñeco se tratase, Red es arrojado a tres metros de distancia con el cuerpo dolorido. De no ser por su poderosa constitución y a la protección que su traje le otorga, es más que probable que le hubiese partido la pierna o al menos, le hubiese causado un esguince.

Abriendo las fauces para mostrar el aciago destino que le aguarda, la criatura se prepara para abalanzarse sobre él y darse por fin un festín con sus carne. La escopeta de red se encuentra a unos pocos pasos de distancia, podría tratar de llegar a ella, pero eso aumentaría la dificultad de su ataque. Claro que duda que pueda reducir a aquella cosa con fuerza sobrehumana solo con sus puños.

Allí tirado en el suelo, con la puerta arrancada de la furgoneta a su lado, Red contemplan para su horror lo que el virus puede llegar a hacer a las personas. Si todos comienza a mutar en aquella cosa...¿Qué será de la humanidad?

La idea de comunicar su plan a Lady Violet le parece buena, pero algo le interrumpe cuando se dispone a ello. El sonido de un disparo, proveniente de la dirección por la que Red ha desaparecido poco antes, hace que se ponga en pie y desenfunde su arma.

-¡Dios! ¿Red? ¿Estás bien?

Dada la apremiante situación, Silver evalúa lo que está sucediendo y decide tomar las riendas de la situación. Otra cosa claro, es que Gray decida apoyarlo o no. Pero si Red ha abierto fuego, cuando se le da tan bien combatir con su hacha, es que las cosas no le van nada bien.

-Blue y Violet se apoyarán el uno al otro. Iré con Red, ve a por la tanqueta. Eres como una ninja moderna, no te verán llegar y podrás pillarlos con las manos en la masa. Después iré con Red para apoyarte. ¡Rápido! ¡No hay tiempo!

Con la uzi en mano, Silve echa a correr en busca de Red. Espera no llegar demasiado tarde, pues el sonido de un disparo puede significar que el peligro ha pasado o que solo ha logrado efectuar uno antes de caer.

-¡Vamos, Gray, confío en ti!

En cierto modo, puede que sea buena idea de que Gray avance sola a por la tanqueta. Silver puede llegar a ser bastante torpe en ocasiones, ella en cambio ha logrado sobrevivir tanto gracias a sus dotes para el sigilo. Si alguien puede tomar desprevenido al conductor de la tanqueta, sin duda es ella. ¿Pero será buena idea ir sola? ¿Seguirá el plan de silver o la siempre rebelde gray tomará otro camino?

Fue como estar atrapado en medio de un tornado o lo que él creía que se sentiría ser arrastrado sin poder evitarlo, para luego arrojarle con violencia por ahí. El golpe contra el asfaltó le dejó brevemente sin aire, sintiendo el sabor a sangre en su boca. La criatura volvió a atacarle, con toda la intención de arrancarle la cabeza, ya no habría “paseos” por el aire.

-¡Dios! ¿Red? ¿Estás bien?

-¡Un fase 3!- dijo por el intercomunicador, sabiendo que los demás estaban dándolo todo, él no podría ser menos. Nadie vio algo como eso, así que sería muy buena idea darle un nombre cuanto antes. Pero no había tiempo para eso, Silver era listo, entendería que era algo muy malo y debía tener cuidado. Sus opciones son muy pocas, como antes, pero ahora el tiempo del que dispone es incluso menor.

Instintivamente, quiso poner algo entre esa cosa y él, así que se agachó y aferró la puerta del vehículo con ambas manos. No era el arma más intimidante del mundo, pero era mejor que las manos desnudas. Con un rugido de rabia, golpeó al ser con su improvisada arma. No sabría si le haría suficiente daño, pero al menos desestabilizarlo para tomar su escopeta y dar cuenta de él. La desesperación provocaba medidas inimaginables, donde uno se dejaba llevar por los deseos de vivir.

Maldigo para mí cuando encuentro la puerta de la sala de seguridad cerrada. Se que había muchas posibilidades de que así fuera pero maldigo mi mala suerte o quizá la de Blue que se enfrenta cara a cara contra el peligro mientras yo me encuentro con un enemigo tan impasible como coloquial como una puerta que me impide pasar.

La idea de forzar la puerta queda automáticamente descartada cuando me veo sola, sin la ayuda de Gray para afrontarla. La posibilidad entonces de abrir con una tarjeta de seguridad se abre ante mi y aunque se que podría lograrlo, Blue no dispone de tanto márgen para seguir llamando la atención de los Zetas sin sufrir daño...

- ¡¡Pamm!! - una bala anti-blindaje disparada desde su pistola hace pedazos la cerradura.

- Espero que esto no haya sido un error. - digo mientras pienso que por un lado atraerá algún zeta y eso ayudará a Blue, pero por otro me pondrá a mi misma en un posible apuro.

Jamás a lo largo de su carrera militar, Blue, se ha encontrado en una situación como aquella. Rodeado por decenas de enemigos, sabe que el más mínimo error supondrá la muerte. Las opciones que se abren ante él son a cada cual, más complicadas. Son demasiadas las cosas que pueden salir mal, pero ahora no puede pararse a pensar en ello, solo puede actuar y dejar que años de duro entrenamiento y su instinto, tomen las riendas de su cuerpo y lo saquen de allí con vida.

Apretando el acelerador de la moto, realiza un giro sobre sí mismo atrayendo aún más, la atención de los Zetas. Aquella horda formada por lo que una vez fueron amas de casa, mecánicos, niños, estudiantes, profesores, jardineros y demás personas con las que uno podía cruzarse día a día, se arrojan hacia él con sus rostros deformados por los efectos del virus. Sus cuerpos, cubiertos de sangre, muestran los estragos del infierno que vivieron en vida y en muerte. Algunos tienen los cuerpos cubiertos de por las marcas del fuego, otros muestran heridas de diversas armas de fuego e incluso, hay quién tiene clavado en el pecho un gran cuchillo de cocina. Pero también están aquellos que han sido parcialmente devorados. 

El espectáculo es dantesco y la propia mente de Blue comienza a nublarse. Durante lo que siente como una eternidad, lo único que puede ver son las decenas de manos que se abalanzan hacia él. ¿Cuantos de sus compañeros, cuantos de sus mejores amigos se han visto envueltos en una situación final como aquella? ¿Será ese su destino? ¿Unirse a aquella horda sinfín de enemigos?

No hay tiempo para planes elaborados, tan solo para la supervivencia y el deseo de alejar aquella horda de la universidad. Saliendo disparado a toda velocidad, Blue se abre paso entre aquella horda hacia la puerta principal. Los restos, aún ardiendo de la barricada que existía antes de la llegada de Eve, le otorgan una posibilidad de escape.

Usando los restos de una mesa a modo de rampa, salta el último tramo hasta el exterior. Tras él, la horda se agita y corre desesperada por darle alcance, el plan de Blue ha sido todo un éxito. Pero la suerte no le sonríe del todo, pues nada más salir de la universidad y comenzar a alejarse, siente que algo no va bien.

La rueda trasera ha quedado impregnada de la sustancia que alimenta las llamas de las granadas crematorias y ahora arde con un fuego imposible de apagar. Abandonar la moto sería lo más sensato, no sabe el tiempo que podrá mantenerla bajo control, pero salir corriendo, ahora que la horda ha centrado su atención en él puede ser algo peligroso. Les saca ventaja, pero mientras que él puede llegar a sentir los estragos del agotamiento, ellos no. Una granada de agente gris serviría para otorgarle la ventaja que necesita, una lástima que no le quede ninguna.

Si Red ha logrado hacerse con la furgoneta y esta funciona, es posible que logren escapar de allí en ella y alejar la horda con gran facilidad.

Lady Violet, decidida a entrar en la sala de seguridad, alza su pistola para efectuar un preciso disparo sobre la cerradura. Aunque tras comprobar el escándalo que Blue está armando, aguarda unos instantes y permite que este se aleje con la horda, antes de retomar su acción.

La munición subsónica ayuda a que los zetas no se percaten de su presencia y se dediquen a perseguir a Blue, al menos casi todos. Uno de aquellos que se encuentra más cerca de Violet, se vuelve hacia ella. Se trata de un hombre de piel oscura y de cabello a lo afro, al menos así debió de tenerlo en vida. Gran parte de su mejilla izquierda ha desaparecido, junto con su oreja. Su cuello muestra las marcas de al menos, tres mordiscos. Viste con ropa deportiva, como si de un jugador de baloncesto se tratase. Sus ojos, apagados y oscuros, se clavan en Violet y emprende con sus largas y fuertes piernas, una corta carrera para arrojarse contra ella.

Distraída por el ataque del zeta, se ve sorprendida de pronto cuando algo desde el interior de la sala de seguridad, choca contra la puerta. El golpe es fuerte y se repite una y dos veces más. Lo más probable es que se trate de un Zeta atrapado en el interior, que ha sido motivado por el sonido del disparo y el de la cerradura al quedar destrozada. Por suerte para Violet, los golpes del Zeta tan solo logran mantener la puerta cerrada, pues se abre hacia el interior.

La atención de Lady Violet se desvía tan solo unos instantes, pero es más que suficiente como para que cuando quiere darse cuenta, el Zeta de piel oscura esté ya sobre ella.

Pese a que el césped y el uniforme han amortiguado la caída, Red está seguro de que su cuerpo estará cubierto al día siguiente, de los moratones ganados en aquella lucha desigual. La terrible criatura de piel blanquecina que se alza frente a él, se le antoja aún más grotesca y salvaje al contemplarla desde el suelo.

En su desesperación por sobrevivir un día más y a sabiendas de que aquella bestia de fauces terribles puede devorarlo de unos pocos bocados, decide pasar al ataque. Tomando la puerta arrancada de la furgoneta, aguarda con ella hasta el preciso instante en el que la bestia se abalanza sobre él. La fuerza y la velocidad de la criatura, unido a su resistencia inhumana, la transforman en la máquina asesina perfecta.

Abriendo las fauces hasta unos límites imposibles para un ser humano, la bestia rugue y se arroja sobre él. Usando la puerta como escudo y ariete, Red logra alcanzarla en pleno salto. La potencia del impacto, que bien podría haber roto las costillas a un ser humano, no logra ni tan siquiera inmutar a la criatura. Las bestia cae sobre Red doblando el metal de la puerta con la facilidad que un niño aplasta un muñeco de barro. Quizás aquella cosa no sea tan poderosa físicamente como un Blood, pero sin duda está cerca y su ferocidad es incluso mayor. Tampoco podemos olvidar la doble de dientes que adorna sus fauces.

La situación se complica para Red y más le vale actuar rápido...

Por una parte me alegra ver que he logrado quitarle de encima todos los infectados a Violet (o eso creo)  y alejarlos del edificio para continuar la misión. Ha sido arriesgado pero ha valido la pena, ahora es cuando busco con la mirada a Red para seguir con el plan y veo el furgón ese a lo lejos. ¿Andará ahí, no? No tengo tiempo de fijarme bien en su propia situación, ya que de repente la moto empieza a arder.

-¡Maldición, justo ahora, no!

No sé como ha debido suceder, pero seguramente fue durante el salto por la rampa improvisada, alguna anilla debió perder el seguro. El calor del fuego lo siento cerca, lo que me obliga a alzarme en la moto, alejando mi culo tanto como puedo del asiento que ya siente las llamas de la rueda trasera.

Ésto puede acabar muy mal, pero si quiero que el plan salga perfecto, debo acercarme tanto como pueda hasta el furgón y saltar a tiempo de la moto, para luego reemprender la carrera hacia Red, agarrar el furgón e irnos.

-¡Silver, sigo con el plan junto a Red, cuida a Violet y Gray!

Sé que me tiene en la escucha, pero ahora debe centrarse en ellas. Me fijo en si hay alguna zona dónde pueda saltar blanda, quizás entre bolsas de basuras, de tal manera que la moto corra un poco más hacia la furgoneta, con el fin de conectar el ruido de un vehiculo con el otro, a fin de atraer a los infectados y  luego reemprender la marcha, armas en mano por lo que pueda ser.

Estaba a punto de mandar a la mierda la idea de Silver, no pensaba ir sola a ningún lado pero todo eso cambió en pocas milésimas de segundo. El disparo de Red hizo que saltara como un resorte. Después de escucha las palabras de Silver, miró a los ojos a su escuálido compañero...sabía lo que tenía que hacer y sin decir una palabra empezó su deambular hasta la tanqueta.

Las palabras de Red salían por el auricular de su casco y se repetían en su mente mientras avanzaba. Un fase 3, eso no era nada bueno. No pensaba palmarla en ese lugar y no iba a dejar que lo hicieran sus compañeros.

Tenía que llegar hasta su objetivo sin ser vista por los soldados, ni detectada por los zetas. Estaba segura que podía llegar hasta el lugar sin muchos problemas, otra cosa era hacerme con el vehículo. Expulsó todas esas dudas de su cabeza y también la incipiente preocupación por la suerte del resto de los integrantes del grupo. Imaginaba que todos estaban metidos en mierda hasta el cuello. Conseguir la tanqueta era lo más importante en ese momento por lo que se concentró para no fallar.

Hay días en los que es mejor no levantarse de la cama y para Blue, aquel es uno de ellos. Con la horda tras él y su vehículo a punto de quedar inutilizado por las llamas, tan solo le queda una opción, saltar de la moto y correr hacia Red para ayudarlo. Claro que si la furgoneta no consigue arrancar, se verán rodeados por Zetas y puede que sus vidas lleguen pronto a su fin.

Buscando un lugar seguro sobre el que saltar, puede apreciar una zona de tierra que ha sido removida recientemente. Está amontonada pero parece lo suficientemente buena como para que no se haga mucho daño al caer. En el preciso instante en el que se dispone a saltar, algo sucede con la rueda trasera de la moto y pierde el control del vehículo. Al caer, la tierra amortigua el impacto, pero la pistola que lleva en la mano, cae en dirección opuesta. Avanzar hacia ella supone perder unos preciados segundos que ahora tiene de ventaja sobre los Zetas. Aunque siempre puede regresar a por ella más tarde...

No muy lejos de donde se encuentra, puede escuchar a Red y los gruñidos salvajes de un Zeta. Ambos parecen enzarzados en un duro combate, pero al encontrase al otro lado de la furgoneta, no puede verlos. Al que en cambio sí ve es a Silver, quién se para en seco al escuchar sus órdenes y regresa sobre sus pasos para apoyar a Gray.