Partida Rol por web

Debían acercarse, sin ser percibidos, ya eso sería una tarea extremadamente difícil. Gray podría hacerlo sin problemas, estaba seguro de ello, pero en cuanto abriera la puerta seria descubierta. Si iba con ella, atraería la atención de los demás de una forma y otra. Soltó un suspiro y le hizo una señal a su compañera para ponerse en marcha.

Medio agachado, usando las pocas coberturas que había y con la granada de humo en su mano, Red contuvo el aliento mientras se acercaba. Se estaban arriesgando muchísimo, pero no era la primera ni la última vez que sus vidas estarían en peligro. Solo esperaba que la joven a su lado no fuera herida.

Subo a la zona de la pasarela, al otro extremo y busco un buen lugar desde el que usarla como línea clara de tiro. Tumbada cuerpo a tierra y al tanto de la comunicación por radio, me tomo el tiempo necesario para echar un último vistazo a los alrededores. No sabía como le iba a Blue y si regresaría pronto y a salvo.

- ¿Todo bien al otro lado? - pregunto a Red y Gray con cierto nerviosismo en la voz. El éxito misión y la seguridad de mis compañeros se decidiría en el próximo movimiento.  - Recordad, dejad la pasarela como vía libre para ellos. Necesitamos hacerles creer que su vehículo sigue siendo seguro para huir con la rehén.

- Silver. Tu aguanta hasta el último momento. - le digo, sabiendo que en la torreta no hay ninguna ametralladora que pueda usar para defenderse. - No tomes riesgos. Si lograran escapar de la emboscada márchate. No dejes que se hagan con la tanqueta. ¿Ok? 

Trago saliva. Ajusto la mira teléscopica hasta el aumento necesario y me aseguro de tener puesto tanto el silenciador como la munición en el cargador. Todo está listo...

- Adelante Chicos. - doy la orden.

El avance hasta la puerta de seguridad es lento, quizás más de lo esperado, pero aquella es la mejor manera para poder llegar hasta la puerta sin ser descubierto. La suerte también sonríe a Red, pues los dos vigías que se encuentran en el pasillo, parecen prestar más atención hacia lo que está sucediendo dentro del aula, que realmente a lo que puede llegar a pasar en los pasillos. Aunque en cierto modo Red les comprende, después de todo, se encuentran encerrados en aquella planta y si alguien trata de llegar hasta ellos, primero se deberán de abrir las puertas de seguridad, algo que les alertará y que por tanto, les permitirá reaccionar.

Con los latidos de su propio corazón resonando en los oídos, toma la anilla del bote de humo y tira de ella con fuerza. Después, pasa la tarjeta de seguridad por la puerta, la cual responde en el acto y comienza a abrirse. Arrojando entonces el bote de humo por debajo de la puerta, permite que el denso humo se extienda durante unos instantes, antes de salir disparado hacia el lugar donde le aguarda Gray.

Su joven compañera le aguarda agazapada tras una esquina al final del pasillo, con el arma preparada para cubrir la retirada del bombero, pero por suerte, no se ve obligada a realizar ni un solo disparo.

Los soldados no salen tras Red, pues adentrarse en una zona desconocida y sin visibilidad alguna, no es algo que les agrade. Por otro lado, ahora tan solo les queda la opciones de seguir el camino que les han dejado abierto. Seguramente supongan que se trata de una trampa, pero no tendrán más remedio que caer de lleno en ella o aguardar a que vengan a buscarlos, algo que los Z-corps no saben si será o no posible.

Lady Violet ve por fin aparecer a sus dos compañeros. Ambos avanzan con rapidez lanzando de vez en cuando, miradas por encima de sus hombros. Pero no hay ni rastro de los soldados, si realmente se han aventurado a seguir el camino marcado, lo estarán haciendo de forma lenta y segura. Aunque si se mantienen en posición, eso puede significar que habrá más de ellos llegando en cualquier momento. Así que aquello se transforma en un juego de paciencia.

El tiempo pasa lentamente mientras todos mantienen sus posiciones, el silencio que gobierna la universidad se ve por fin roto con el sonido de unos pasos. Ocultos y aguardando su oportunidad para atacar, los Gorgonitas se preparan para abrir fuego. Pero en contra de lo que habían imaginado, no son los soldados lo que ven aparecer.

Con las manos atadas y con la sombra del llanto presente en sus ojos, Keisa Finch avanza en solitario y dominada por la desesperación. En su deseo de huir, comprueba puertas y accesos para tratar de llegar a la salida, pero gracias a Lady Violeto, todo el recinto está sellado...o al menos todo menos el camino que Gray y Red han dejado abierto.

La muchacha se cae al menos dos veces mientras trata de encontrar una salida y a su vez, mira hacia atrás por si los soldados deciden seguirla. Finalmente, la muchacha llega a la altura donde se encuentran Red y Gray, pero no hay ni rastro de los soldados...

La granada fue justo donde pretendía, aunque esta medio resbaló de sus dedos a causa de la tensión del momento. Como fuera, lograron su objetivo, momento en el que aprovecharon para largarse de ahí, esperando que el humo hiciera su trabajo. Cada paso que daban, al menos para Red, venía acompañado de una sensación de enorme peligro que se alojaba en su nuca y espalda, como si fuera a sentir el dolor de alguna bala golpeando su cuerpo.

-Paquete entregado, vamos dirección a la salida- dijo a través de la radio una vez estuvieran lo suficientemente alejados-. Nadie nos sigue de momento…

A pesar del temor de ser emboscados en algún momento, volvieron a su posición designada sin problemas. Momento en el que se colocaron para esperar, ya con la trampa montada.  La sola espera luego de eso fue agotadora, esperando ver a aparecer a sus “enemigos” de un momento a otro. Red no estaba acostumbrado a esta espera interminable, siendo más bien de actuar en el momento de forma impulsiva o instintiva, normalmente para salvar la vida de alguien. Por eso, en cuanto vio la figura de la joven saliendo por donde deberían estar los soldados, el bombero sintió como todo su cuerpo se movilizaba hacia allí. Su mente, ahora afilada para desconfiar de todo luego de su experiencia con esos ancianos, supuso que aquello era una trama y los soldados estarían por ahí esperando a que acudieran a ayudar a la rehén… pero el ex bombero sencillamente no podía quedarse esperando cuando había alguien en peligro, no podría vivir con ello.

-Iré a por ella. Cúbranme- dijo por el comunicador, antes de abandonar su posición. Si lograba atraerla hacia donde estaban Gray y él, quizás pudiera levantarla y ponerla a salvo. De otra manera tendría que exponerse a los posibles disparos… pero estaba dispuesto a correr ese riesgo.

Gray respiró aliviada una vez salió al exterior y llegó a la posición asignada por Lady Violet Se preparó para lo peor...Que pasa!! no iba a salir nadie de allí? La espera la ponía nerviosa. Y eso para Gray no era bueno.

Tenia que concentrarse o cometería algún error, en ese momento el objetivo era disparar a cualquier cosa que saliera por aquél lugar. Así que centró su mirada y sus pensamientos en ese objetivo. Pero las palabras de Red por el comunicador la hizo dudar. Tenían que haberlo previsto, los soldados se escudaban detrás de la rehén. No, no,no, que va a hacer?--Mierda!! estás loco Red-- tomó con fuerza su arma y se preparó para disparar rezando para no herir a quien no debía.

Salir del edificio de la universidad había sido demasiado fácil, no se podían confiar-- veis algo por ahí?si pueden salir por otro lado estamos en la mierda-- confiaba que Lady Violet tuviera una visión más amplia del lugar.

Todo parecía ir según lo planeado. Red y Gray consiguieron crear no sólo la distracción, sino la apertura y única vía de escape sin ser detectados. Eso al menos nos daba algo de ventaja. Si no conocían nuestras fuerzas quizá se lo pensaran dos veces antes de atacar de frente y al parecer eso hicieron.

La grabada de humo hizo su trabajo, creando dos zonas apartadas entre las cuales no podía verse nada. El tiempo pasó y la tensión fue en aumento hasta que una figura aparece de repente atravesándolo.

- Cuidado, seguro que hay alguna trampa. Sacadla de la línea de fuego y aseguraos que no lleve ningún chaleco explosivo u otra sorpresa. Yo os cubro...

Pongo la mirilla en un aumento menos, para poder tenerlo una visión más general de lo que sucede, a riesgo de perder unos segundos en disparar si algún soldado sale tras el humo.

- Id llevándola a la tanqueta y salgamos de aquí. Silver, prepárate pare recogerlos. Y tened los ojos bien abiertos. En cualquier momento usarán su baza...

Sabía y esos soldados, fuesen mercenarios o del ejército, no nos iban a dejar irnos de rositas. Pero había que moverse y tras asegurar que la VIP no portaba nada que supusiera un peligro encima, era momento de la retirada.

La visión de la muchacha huyendo sin que ningún soldado la persigue, provoca que todas las alarmas se disparen dentro de la cabeza de los Z-corps. No saben qué es lo que está pasando, pero tras su aventura con la adorable Eve y su marido, la desconfianza está muy presente en las mentes de los gorgonitas.

¿Estarán usando a la muchacha como cebo? ¿Habrán logrado salir por algún otro lado y estarán ahora rodeándolos? ¿Tendrán aliados en la zona? Las preguntas que cruzan sus mentes son tantas como posibilidades existen, pensar en todas ellas tan solo los bloqueará, así que Red decide pasar a la acción.

Agazapado en su escondite, aguarda hasta que la VIP pasa a su lado, momento que aprovecha para abalanzarse sobre ella y apresarla. La muchacha se retuerce y grita asustada, pero la fuerza física de Red se impone y sin apenas esfuerzo, logra apartarla del pasillo por el que avanzaba y arrastrarla hasta un lugar más seguro.

Gray y Lady Violet se enfrentan entonces a unos momentos de pura tensión. Con sus armas listas para el combate, aguardan el momento en el que los soldados hagan su aparición. Los segundos se escurren entre sus dedos como granos de arena hasta que pasa poco más de un minuto. Nada, absolutamente nada se mueve por aquel pasillo. Ni tan siquiera escuchan nada que no sean sus propias respiraciones.

Keisa, quién se remueve como una fiera salvaje, trata de morder e incluso arañar a Red. Pero una vez más, la gran fortaleza del Z-corps se impone y logra doblegarla e inmovilizarla contra la pared. Exhausta por la confrontación, por fin los ojos de Keisa logran centrarse en la figura de Red.

Toda la tensión de su cuerpo se desvanece cuando por fin, su hermosa mirada reconoce el símbolo de los Z-Corps que adorna el uniforme de Red. Liberando todas las emociones que arden en su interior en forma de sollozo, la muchacha permite que Red la retire la mordaza y la revise de pies a cabeza. Ella cree que lo hace para comprobar si ha sido mordida o si dispone de alguna herida, aunque las órdenes de Red son diferentes.

-Gracias...  -Dice en apenas un susurro, con las manos sobre el rostro. Tan solo cuando logra calmarse un poco, alza la voz un poco más y se lanza a abrazar a Red.   -Gracias, gracias, gracias por venir a rescatarme.

Completamente dócil, Keisa se deja guiar por Red, está claro que pese a no conocerlos, confía plenamente en los Z-Corps. Mientras avanzan por la pasarela, Lady Violet les cubre y Gray cierra la marcha sin bajar ni un instante, su arma. El recorrido por la pasarela se torna como algo tenso, pues todos temen que los soldados puedan aparecer en cualquier momento, pero no es el caso. ¿Donde diablos se han metido?

-Os ha enviado mi padre...  -No es realmente una pregunta, pero tampoco una afirmación. Quizás un poco de ambas.  -Gracias a los tres por venir a buscarme, no pensé que pudiese escapar de esos soldados. De no haber aparecido vosotros, no sé que es lo que habría pasado...Han matado a todos...los han matado sin tan siquiera pestañear...son...son unos monstruos, esas pobres personas eran tan solo trabajadores inocentes....no merecían un final así...

Su voz está rota por el dolor, se siente terriblemente mal por todos aquellos que no han logrado sobrevivir. Pero...¿Por qué la buscaban a ella? ¿Qué es lo que querían realmente? De nuevo los Z-Corps tienen más preguntas que respuestas, quizás más tarde puedan responderlas pero por el momento, tienen otras prioridades.

El vehículo robado les aguarda en el exterior, a tan solo un par de metros de la puerta de salida del edificio. Uno tras otro, todos salen y se refugian dentro del vehículo. Silver les mira con el rostro un poco pálido, pero por lo demás, parece seguir de una pieza. Aún así, quizás sería prudente que alguien más condujese.

Red actuó lo mejor que pudo, intentando que la joven no se lastimara. Era difícil ponerse firme cuando intentaba no hacerle daño. Los intentos de rasguñarle o morderle eran fútiles cuando estaban metido en un traje que había resistido las embestidas de una criatura de pesadilla. Aun así, intentó que no lo mordiera, no fuera que se infectase o algo así. Por otro lado, estaba demasiado preocupado por los soldados como para detenerse a ser amable, sobre todo cuando Violet mencionó lo de los explosivos.

-¿Cómo puedo ser tan idiota?- no había pensado en esa posibilidad. Así que la revisó de arriba abajo con toda la rapidez y profesionalidad que pudo una vez que ella se calmó. Seguramente había reconocido su insignia. Justo cuando terminó, suspirando aliviado, ella le agradece profusamente, incluso abrazándolo-. Tranquila, estas a salvo ahora- le dijo con esa cordialidad y calidez tan propia de él, que contrarrestaba con el aspecto intimidante que le daba el traje-. Todo en orden- dijo por el comunicador, para luego llevarla hasta el vehículo. Ella habló, relatando brevemente lo que le tocó vivir. Morir en esa época era normal, pero siempre era peor para los que sobrevivían a expensas de los demás, sea adrede o no. Pobre niña-. No te preocupes, te protegeremos de ellos… ¿Escapaste por ti misma o te dejaron ir?

Con su cuerpo intentó cubrirla lo mejor que pudo, confiando plenamente en que Gray cubriría sus espaldas si alguien atacaba. La tensión del momento era tal que se descubrió conteniendo la respiración en algunos momentos y percibiendo mil detalles insignificantes en los alrededores. Una vez en la tanqueta, tomó el asiento del conductor. Mirando a Silver con cierta preocupación.

-¿Estas bien viejo?- le dio una mirada a su indicador, para asegurarse que no hubiera aumentado más-. Te llevaremos a que te atiendan…

--Está bien, no sé que mierda está pasando, alguien entiendo esto?-- Gray no pudo evitar expresar su desconcierto con la situación. Escuchó lo que contó entre sollozos la hija del vicepresidente de One World. Si fuera como el resto del grupo pensaría; pobre chica por lo que ha pasado... pobre chica y una mierda porqué no la han matado?. Los pensamiento daban vueltas en su cabeza vertiginosamente por la tensión mientras cruzaba la pasarela. Resopló un par de veces al ver que no aparecían los soldados y se mantuvo callada, no creía oportuno que la chica supiera más cosas de las necesarias.

Al entrar en el vehículo se sentó y cerró los ojos, estaban a salvo y con la VIP, parece que la suerte les sonreía pero por experiencia sabía que ese estado no duraba mucho tiempo. Miró a Silver preocupada y tomó su mano para mirar el activimetro a la vez que escuchaba el amable interrogatorio de Red a la chica. Y sin decir nada esperó a que la jefa se manifestara, mientras echó un vistazo por las ventanas de la tanqueta para cerciorarse de que no venían a por ellos.

Esos momentos de tensión, donde un sudor frío recorría la espalda de Sophie, el tiempo parecía moverse muy despacio. Como si se hubiera olvidado de respirar, ya fuese por asegurar un buen disparo o por la sensación de no saber en que momento todo iba a volverse un caos, tomó aire tan de golpe que casi se ahogó. La sensación era muy parecida a cuando te sumerges dentro del agua, muy profundo, todo el sonido queda amortiguado y todo se mueve muy despacio. Y como te va faltando el aire hasta que sales a la superficie y vuelves a poder respirar.

Así se sentía Sophie hasta que llegaron todos sanos y salvos a la tanqueta. Red parecía estar ocupándose de todo, estando un paso por delante de sus órdenes. Como si se anticipara y antes de decir lo que había que hacer, él ya lo hubiera empezado. Asegurarse de que el activímetro de Silver seguía bajo control, preguntar sobre lo acontecido tras la pantalla de humo...

¿como había sucedido todo? ¿la habían soltado o ella se había escapado sin que ellos la persiguieran? Algo no encajaba... pero ahí estaban los chicos para ocuparse.

- Gray sácanos de aquí. - le dijo finalmente intentando evitar la tensión que acababa de pasar en su voz. - Yo intentaré contactar con Blue y acordar un punto de encuentro.

Sentándose en uno de los asientos laterales que había a lado y lado, ajustó el comunicador para asegurarse que funcionaba todo correctamente y empezó a hablar a través de él...

- ¿Blue me oyes? Misión cumplida, volvemos al punto de extracción. - comunicó a su compañero a la espera de un mensaje afirmativo, antes de contactar con la base y dirigirnos allá donde pudiera aterrizar un helicóptero para sacarnos a todos de ahí.

- Buen trabajo chicos, volvemos. - dice alentando al grupo. - Pero no bajéis la guardia. Todavía pueden tener alguna sorpresa preparada para nosotros.

Ataviado con el equipamiento de One World, resulta difícil saber si Silver se encuentra bien. La máscara fisiológica que utilizan, les impide ver con claridad su rostro, pero su mirada al menos, se torna cansada. Seguramente debido a que su propio cuerpo se encuentra combatiendo en dura lid contra el virus que ahora corre por sus venas.

Su activímetro no ha cambiando, ni para bien, ni para mal. Por lo que todo parece estar bajo control y en caso de que no sea así, el tener puesta la máscara impedirá que pueda morderlos. A no ser claro, que se transforme en un Zeta como con el que Red se ha enfrentado minutos antes.

-Estoy bien, tranquilos. Mientras la infección no se extienda más, sobreviviré. Es solo que siento mucho calor aquí dentro, ya sabes, el traje y todo eso...

La infección no le deja pensar con claridad, por ello acepta gustoso que sea Gray quién tome el volante. Eso le permitirá descansar hasta el punto de la extracción. Su cuerpo está ardiendo por la fiebre, pero espera que los medicamentos tomados le ayuden a remitir su estado y que en poco tiempo, vuelva a estar bien.

No mucho después de cambiar de posición, se queda adormilado, respirando profundamente a través de su máscara.

Más relajada y a salvo dentro del vehículo blindado, Keisa se toma unos segundos para respirar profundamente y terminar de calmarse. Aquella es la primera vez que ve a los Z-corps en acción, pero realmente parece que saben lo que se hacen. Quizás realmente ellos puedan marcar la diferencia en todo aquella catastrófica epidemia o lo que dios quiera que sea.

-Los soldados estuvieron un rato discutiendo entre ellos, bueno, quizás la palabra no fuese discutir, pero si estuvieron un rato hablando entre ellos mientras me lanzaban miradas fugaces. Finalmente uno de ellos se acercó a mi, me cogió del brazo y me sacó del aula donde me retenían. Me dijo que comenzase a caminar y que no me volviese si no quería morir. Le supliqué que no me matase, pero solo me empujón y desenfundó su arma. Dijo que si no comenzaba a caminar iba a matarme. Con cada paso que daba alejándome de ellos, pensé que iba a morir. Pero el disparo no terminaba de llegar y al llegar al final del pasillo y girar la esquina, comencé a correr. Fue así como vosotros disteis conmigo. Creo que...sabían que morirían si intentaban haceros frente y por eso me soltaron.

La situación no era precisamente la más idónea para ellos, pues con el cierre hermético de la universidad, tan solo disponían de una única salida. Por lo tanto era de suponer que estaría plagada de trampas y que serían empujados a una emboscada. Quizás pensaron que si se libraban de la mujer, los Z-corps no tendrían mayor interés en ellos y así, podrían escapar con vida. Puede que solo fuesen mercenarios y la idea de morir allí no fuese de su agrado. Después de todo, la propaganda que One World ha hecho de los Z-corps, los ha elevado casi al estatus de héroes imparables.

Contactar con Blue no resulta sencillo, la señal es bastante débil debido a que se ha alejado bastante de la zona donde se encuentran. Aunque gracias a ello, la zona ha quedado libre de Zetas. La buena noticia es que se encuentra en perfecto estado y que se reunirá con el equipo una vez tengan las coordenadas del helicóptero.

Contactar con los Z-corps resulta mucho más sencillo, puesto que no usan la radio sino las tablets. El hecho de tener a la VIP supone todo un éxito para la misión y les envían de inmediato las coordenadas de una zona asegurada por otro equipo de Z-corps. El helicóptero llegará en menos de una hora, pero podrán descansar mientras tanto en la zona segura.

La coordenadas que les entregan están a pocos minutos de viaje, al noroeste. Se trata de un viejo taller de coches, junto a Biomat USA, un banco de sangre. El parking ha sido despejado y preparado para el aterrizaje y despegue de helicópteros. Por lo que todo debería de ir bien. Con un poco de suerte, los gorgonitas dispondrán de unas pocas horas de descanso y quizás, hasta una ducha antes de su siguiente misión.

Al llega por fin a la zona del taller, pueden ver que a su alrededor se han usado vehículo y alambradas (seguramente militares usadas en otros puntos de la ciudad) para crear una zona más o menos segura. Hay varios Z-corps en la zona, dos de ellos armados con rifles de francotirador se encuentran sobre el tejado del taller y tres más, junto a la entrada. Dentro del taller parece haber algunos más, aunque resulta imposible saber cuantos.

Todos menos uno de los Z-corps llevan puestas sus máscaras fisiológicas, quién no la lleva parece ser quién está al mando. Puesto al ver aparecer el vehículo de los gorgonitas, hace una señal a sus hombres para que adopten posiciones de combate. Uno de los que se encuentra junto a la puerta, posee un lanzagranadas que no duda en alzar para apuntar al vehículo.

Toda la tensión se desvanece al ver que hay un Z-corps conduciendo el vehículo. Por lo que bajan las armas y se apresuran a abrir las puertas de la alambrada. El hombre de piel oscura que está al mando, saluda a Gray alzando una mano. Parece ser alguien veterano se encuentra bastante cómodo portando armas, quizás al igual que Blue, sea otro soldado.

Uno de sus hombres se acerca corriendo hacia el vehículo de los Z-corps, para ayudarles a bajar y comprobar el estado de los presentes. Al abrir la puerta, el soldado no tiene tiempo ni para pronunciar una sola palabra, lo primero que ve, es el cañón de Silver alzarse contra su rostro.

-Es una trampa...

Entre los delirios de la fiebre, Silver se dispone a apretar el gatillo y acabar con la vida del Z-corps. Todo ello mientras alza la voz, con las escasas fuerza que tiene e invita a Gray a que acelere y salgan de allí de inmediato.

-¡Sácanos de aquí, Gray!

No le gustaba mucho eso de que le dejaran ir así como así, pensaba que podría ser otra trampa, hacerles creer que ya todo estaba arreglado para caer sobre ellos al menor descuido. De vez en cuando daba vistazos por sobre su hombro, para percibir si les estaban siguiendo. Pero no logró ver nada, quizás en verdad habían logrado aquello sin derramar sangre. La noticia de que Blue estaba a salvo le tranquilizó enormemente, lo mismo que Silver pareciera estar relativamente bien. Aunque se le notaba pálido y sudoroso, con suerte lograrían llegar a destino y darle tratamiento adecuado.

-Ahora estas a salvo, esto será un feo recuerdo, pero te hará más fuerte- le dijo a Keisa sonriendo a través de la máscara, como era su costumbre desde que arrancó todo aquello. Sin duda tardaría en recuperarse de esa horrible experiencia, incluso jamás lograría recuperarse del todo, pero debería tener la fuerza para lograrlo. Como todos ellos.

El punto de reunión se divisó a lo lejos, sin presencia de los mercenarios o zetas. Todo parecía indicar que estaban a salvo, que aquello al fin había terminado. Ni siquiera la primera mala impresión que dieron con la tanqueta robada logró evitar que Red sintiera cierto alivio, incluso saludando con su mano cuando bajaron las armas. Pero no esperaba la reacción de Silver cuando el Z-Corp llegó hasta ellos.

-¡Silver no!- cayó sobre su compañero, intentando desviar su arma, incluso si tenía que poner su cuerpo delante lo haría. No solo estaba ese desprevenido soldado, también sus compañeros y la joven rehén. No se planteó el motivo de Silver, simplemente actuó intentando evitar una desgracia. Si disparaba, los demás también lo harían, sería una masacre por un error o confusión.

Cada lección de desarme y ataques cuerpo a cuerpo vinieron a su mente como por arte de magia, recordando incluso las palabras exactas del instructor o consejos varios. Siempre creyó que llegado el momento apenas lograría pensar que hacer, pero se equivocaba. En ese preciso instante sus manos se movieron de forma instintiva, como si hubiera practicado ese movimiento mil veces. Incluso sabía cómo mover su cuerpo para dejar a Silver indefenso.

Al parecer el plan había salido a pedir de boca. Todos los riesgos que habíamos corrido para controlar el perímetro habían dado sus frutos. Dejarles sin vehículo para efectuar la evacuación de la rehén, desviar a la horda de zetas y controlar todos los accesos y las salidas. No podía decirse que hubieran hecho un trabajo de principiantes, si hasta los mercenarios se habían rendido sin presentar batalla.

- Estoy orgullosa de vosotros. - les dije sinceramente a todos, mientras me acerco a Keisa, me siento a su lado y la tomo de la mano para que se sienta más segura.

- Ya ha pasado, ahora estas a salvo. - le digo quitándome la máscara fisiológica e intentando mostrar mi lado más empático, ese mismo que casi olvidaba tener después del caos. - Siento que hayas tenido que pasar por un secuestro y perdieras a todas las personas con las que estabas. Te llevaremos a un lugar seguro, junto a tu familia. Se que es difícil asumir todo lo que ha pasado. Cuando estemos en la base, cuenta conmigo si necesitas desahogarte. Se escuchar...

Subestimando quizá un poco el estado de Silver, creyendo que durmiendo un poco sería suficiente para que su cuerpo empezara a luchar contra el virus, presté toda mi atención en Keisa. Por esa razón, cuando los acontecimientos se precipitan al llegar sl encuentro del otro grupo de Z-Corps, no estoy lo bastante lista para lo que acontece. Simplemente logro profetir un grito para parar una bala...

- ¡¡¡Silver no!!! - grito mientras veo como Red, con los reflejos más despiertos se le tira encima para arrebatarle la pistola y evitar un tiroteo entre los nuestros.

El desconcierto de Gray era patente tras escuchar las explicaciones de la chica, no dejaba de pensar mientras conducía, estaba segura que había algo detrás de esa buena voluntad de los soldados de ceder a la rehén por lo que no dejaba de mirar por los retrovisores. Ahora tenían vía libre, podían salir de la universidad con toda tranquilidad y seguirlos.

El trayecto hasta el lugar de la extracción se le hizo largo. Cada poco miraba preocupada a Silver, esperaba que la suerte que les había acompañado últimamente les durara el tiempo justo para que su compañero fuera atendido y llevado a un lugar seguro.

Paró el vehículo al llegar a las coordenadas donde los esperaban para la extracción, podía ver a unos cuantos z-corp que les apuntaban, no era el recibimiento que esperaba, llevaban a la VIP y no era una VIP cualquiera, deberían estar esperándolos con las puertas abiertas. Eso era algo que no le cuadraba a Gray ¿Qué estaba pasando entonces? En ese momento no confiaba en aquellos z-corp. Aún así esperó que esa sensación fuera equivocada.

Las palabras de Silver retumbaron en su cabeza y la sacaron de su ensimismamiento, mierda!!,miró hacia su compañero y solo pudo ver a Red abalanzándose sobre él. Estaba claro que la suerte se marchó nada más abrir la puerta del vehículo El delirio de su compañero era evidente pero en el fondo Gray pensaba igual que él así que miro de nuevo por el retrovisor a Lady Violet esperando alguna señal para salir pitando de aquel lugar.

El mundo se torna un lugar sumido en la más profunda de las locuras, cuando Silver, sin un ápice de piedad en la mirada, alza su arma y apunta al rostro del Z-corps que acaba de abrir la puerta. El agente de One World tan solo alcanza a dar un paso atrás y a sentir el frío abrazo de la muerte rodeando su alma.

En un estallido de adrenalina y guiado por un instinto que le empuja a salvar vidas incluso a riesgo de la suya propia, Red lanza un rápido movimiento, que logra hacer que el brazo de Silver se alza lo suficiente, como para que el disparo pase apenas rozando el casco del Z-corps.

El sonido del disparo retumba en el interior del vehículo con fuerza arrolladora, dejando a los sorprendidos Gorgonitas con un zumbido en los oídos. Gray, desde la parte delantera, es quién posee una mejor visibilidad de lo que sucede en el exterior. El sonido del disparo provoca que los dos francotiradores situados en el tejado del taller, abran fuego sin dudar. Los disparos chocan contra el parabrisas, astillándolo pero no logran penetrar el blindaje del vehículo. Algo que de haber pasado, le habría costado la vida a la más joven de los Gorgonitas, pues era ella a quién apuntaban.

Fuera todo es borrón de movimiento, donde rudos hombres ataviados de negro y con armas suficientes como para empezar una guerra, se preparan para abrir fuego sobre el vehículo de los gorgonitas. El propio z-corps al que Silver casi mata, alza su arma dispuesto a abrir fuego dominado ahora, por una profunda rabia.

-¡ALTA EL FUEGO, JODER! ¡ALTO EL FUEGO!

El Z-corps alza las manos y hace valer su rango con órdenes firmes, logrando que los hombres de fuera pese a permanecer en alerta, no abran fuego contra el vehículo. No al menos, más de lo que ya han hecho.

-¡Será mejor que nos calmemos todos y nos expliquéis a qué cojones ha venido eso!

Cuando el disparo sonó, Red se giró hacia el Z-Corp, esperando que su maniobra no hubiera precipitado los resultados. Pero el tipo seguía ahí, blanco como un papel y comenzando a sacar. Entonces las balas cayeron sobre el vehículo. Muy tarde, se dijo, demasiado lento. Con el pitido del disparo martillando sus oídos, todo se volvió en cámara lenta, esperando ver caer a uno de sus compañeros de un momento a otro. Pero otra vez la suerte estaba de su lado, la tanqueta resistió cada bala, evitando que Gray muriera y hasta el afectado pidió un alto el fuego.

-¡TIENE FIEBRE!- dijo Red, gritando por la tensión del momento y su sordera temporaria-. Fue mordido, pero la infección se mantuvo a raya. Está delirando y necesita un médico- Red terminó de sacarle la pistola, manteniéndole firmemente sujeto. Con su mano libre se quitó la máscara para poder ver a su compañero-. Silver, escúchame. Estas a salvo, son amigos. Mírame, soy yo, Red. No te mentiría nunca, tranquilízate. ¿Si? – se giró otra vez al veterano-. Pasó un infierno y aún sigue peleando, pensó que su unidad estaba en peligro.

El que alguien tan “normal” como Silver, prefiriera disparar primero ante la señal de peligro, demostraba lo mucho que cambió en esas dos misiones. Antes dudaría incluso de decir algo en voz alta, pero ahí estaba, dispuesto a disparar a quemarropa contra alguien que se interpusiera entre ellos y la misión.

-Que todos bajen sus armas, esto no es más que un malentendido. ¿Ok?