Partida Rol por web

-Gilipollas...- en lugar de ayudar, seguro que sabe defensa personal ¿No? pretende dejarla ahí encerrada. Pues que se joda -Atento Flufo... esto va a ser una mierda... pero usa ese picahielos como si no hubiese mañana. Que puede ser.

Doy varios golpes en la puerta antes de abrirla. No del todo, claro. La idea es que trate de pasar y Fluffo tenga su cabeza a tiro.

Es un super plan de asesina calculadora, Kat... joder.

Ni siquiera sé si podré aguantar la puerta mucho tiempo. Pero no tengo tiempo para intentar otra cosa.

Por dios Evelyn cállate. Que no siga hacia tí.

Está visto que estos chalados van a morir pronto o harán que muera gente. Si eso és lo que pretenden voy a tener que impedirlo, a la vieja usanza.

Gilipollas...- en lugar de ayudar, seguro que sabe defensa personal ¿No? pretende dejarla ahí encerrada. Pues que se joda -Atento Flufo... esto va a ser una mierda... pero usa ese picahielos como si no hubiese mañana. Que puede ser.

 -Bien, que no se diga que no lo advertí -me alzo malhumorado de enfrente de la puerta y le doy un empujón con el hombro*, en plan molestía absoluta y me dirijo hacía el rubio mientras les digo a ellos- pero cuando empiecen los lamentos no quiero quejas. No tengo intención de pegaros un tiro,pero os lo estáis pegando vosotros mismos.

Acercándome al rubio ese, mientras me comenta lo de las llaves, sujeto por un extremo a Lucy, y le cabeceo hacia ella, para indicarle que la agarre por el otro extremo, para ambos transportarla ante la enfermería.

¿Alguien puede explicarme que diablos está pasando? Desaparezco de la ceremonia cinco minutos y todo se va a la mierda.

-Creo que tu amiga necesita atención médica urgente ¡Mierda! Karen se quedó con la llave de la enfermería. ¿No tienes un reloj ganzúa o algo así?

-Hay un riesgo de pandemía, debido a un virus que se contagía con rápidez, algo que estos no parecen tener muy claro. Vamos a darle antibióticos al VIP -refiriéndome a Lucy- y atarla para evitar riesgos hasta que lleguen los sanitarios del CDC. Por la puerta no te preocupes...

Efectivamente, en el doble fondo de mi maletín tengo las herramientas adecuadas, junto con algunos componentes electrónicos de aspecto extraño como mínimo, que refuerza mi imagen de Agente (o de algo peor, según a quien preguntes).

Saco un par de delgadas palanquitas y me pongo a ello.

-Esto no debería llevarme mucho tiempo. -Estoy acostumbrado a las incursiones a tiempo límite. Sólo que nunca las hice con cadáveres y canibales a mi lado.

Kat sostenía la puerta con todas sus fuerzas. Aunque aquello era algo totalmente innecesario, la criatura, por llamarla de alguna manera, se limitaba a golpear y arañar la puerta una y otra vez. Fuese lo que fuese lo que la afectaba, la había vuelto tremendamente estúpida, pero increíblemente agresiva.

Larry se agachó junto a la puerta con la intención de cerrarla con llave, pero Kat y Flufo se lo impidieron. Ante esa situación, Larry se alzó malhumorado y empujó a Kat, justo en el preciso instante en el que esta se disponía abrir la puerta.

Ni que decir que aquello provocó aún más a la joven camarera, quien gracias a sus reflejos, sostuvo la puerta a tiempo, pero tuvo que hacer su mejor esfuerzo para evitar que aquella criatura escapase.

Los golpes en la puerta habían llamado su atención y en cuanto la puerta se abrió, trató de escapar. Su rostro estaba teñido de sangre, sus cabellos, sucios y alborotados. Pero aún así la reconocieron, se trataba de una joven que acababa de empezar aquel mismo día a trabajar en el hotel. Una chica callada y tímida que se encargaría de limpiar y preparar las habitaciones. Un mal día para empezar a trabajar.

Las pequeñas manos de la criatura aferraron con fuerza la puerta tratando de abrirse paso hasta Kat. Pero la joven camarera no estaba dispuesta a convertirse en la cena de nadie, así que cerró la puerta con todas las fuerzas que tenía, dejando a la criatura atrapada bajo el umbral de la puerta.

Los sonidos que aquella cosa producían, unidos a la sangre y restos de carne que mostraba entre sus dientes, la otorgaban una apariencia terrible. Si lograba superar la puerta, Kat no tenía ninguna duda de que trataría de devorarla viva.

Flufo, preparado con el punzón en la mano, observó las acciones de Larry a la vez que aguardaba el momento en el que tendría que actuar. Flufo no era de aquellos que metía las narices en los asuntos de otros, por ello no solía fijarse demasiado en lo que sucedía a su alrededor. Pero el hecho de que Larry no le cayese muy bien, fue lo que le hizo observarlo con mayor detalle.

El espía mostró ser tremendamente hábil, pues cuando empujó a Kat, introdujo una mano en uno de los bolsillos de la muchacha. Flufo no pudo ver bien qué hizo exactamente, pero estaba claro que el espía se traía algo entre manos. Por desgracia no tuvo mucho tiempo de reacción, pues la puerta ya estaba abierta y la criatura se preparaba para atacar. Atrapada, al menos por el momento, Flufo tenía su oportunidad de acabar con ella de forma rápida y sencilla, tenía que aprovechar la ocasión.

Larry por su parte, llevó a Lucy hasta la enfermería con la ayuda de Brian. El joven no pudo evitar estremecerse al ver lo que sucedía más atrás. La visión de Kat sosteniendo la puerta, mientras que algo cubierto de sangre trataba de alcanzarla provocó que se sintiese aún más confuso y para que negarlo, aterrado.

La puerta de la enfermería se abrió sin protestar ante las expertas manos de Larry. La cerradura no era especialmente buena, estaba diseñada para evitar que los curiosos entrasen a echar un vistazo, no para evitar realmente que alguien entrase a robar.

El espía apenas se estaba incorporando, cuando un sombra emergió del interior de la enfermería. Un muchacho, de la edad aproximada de Kat, con el rostro pálido y con profundas ojeras lo contempló en silencio durante unos instantes. Después, todo comenzó de nuevo.

Emitiendo lo más parecido a un grito, el muchacho se abalanzó sobre Larry con la intención de darse un banquete con él.

Noto el frío metálico entre mis dedos, sin duda las manualidades se me dan de fábula. Quizás de no dárseme tan bien, no habría logrado abrir esa puerta, y no me habría encontrado a otro afectado. Maldita sea mi suerte... lo único que puedo hacer por Lucy és contenerla para que no exponga a nadie en peligro ni a si misma, aunque sea con otro de los enfermos.

El rubio, no parece haberse dado cuenta, ya que anda atareado con Lucy, del ataque que se nos viene encima. Se me ocurre que podría avisarle, pero eso sólo serviría para aumentar el Caos, y probablemente reaccionaría estúpidamente. Su personalidad no parece la de un hombre de voluntad férrea en situaciones de estrés.

Tengo que ser yo quién salve la situación que yo mismo he provocado.

Pués si hay que poner la carne en el asador, lo haré con todas las de la ley.

La puerta és ancha, lo que corresponde en un servicio de enfermeria. Corro hacia la criatura tratando de llamar su atención hacia mi persona, y tratando de hacer una finta en el último momento para que me siga a mi e ignore al rubio y a Lucy.

Cuando por fin se pone a seguirme, trato discretamente de llamar la atención del rubio.

-PSsss psssss! -Cuando mira, cabeceo hacia una esquina del interior de la enfermeria, a espaldas del enfermo, y con los ojos, le indico abriendolos mucho, que coja a Lucy y la arrastre hasta ahí.

Cuando noto que el enfermo trata de girarse, doy golpes contra una bandeja de enfermeria para llamar su atención:

-¿Eh tú, no ibas a por mí? Ven acá.

Busco con la mirada algún objeto que sirva para poner entre él y yo y entorpecerlo, quizás una silla con ruedas o un gotero, si el afectado tropieza debería ser todo más sencillo, parecen torpes. Eso espero... porqué no me quito de la cabeza al toxicómano de antes y no quiero matarle como hice con él... por Dios, espero que no.

Flufo, sostuvo con fuerza el picahielos y aguardó el momento oportuno para usarlo. La dantesca imagen de la muchacha cubierta de sangre tratando de salir de los vestuarios, provocó que el payaso dudase entra atacar o salir corriendo de allí. Aunque en el fondo, sabía que no tenía elección. Siempre había sido un líder en el terreno de juego, su equipo siempre había podido contar con él. Hoy no sería el día que dejaría tirado a sus improvisados compañeros.

El picahielos reflejó la luz de las lámparas del pasillo, a la vez que descendía con fuerza contra la cabeza de la criatura. El arma atravesó el ojo de la criatura, pero no fue suficiente para acabar con ella.

Trabajando como uno solo, Kat y Flufo intercambiaron una rápida mirada. Ambos sabían lo que tenían que hacer, así que se pusieron manos a la obra. La camarera liberó la puerta, provocando que la criatura de pronto se deslizase hacia afuera con más fuerza de la debida. Eso sin duda ayudó a que Flufo, sosteniendo aún su arma, aprovechase su estocada para tirar de la cabeza de la criatura y hacerla caer al suelo. Tras lo cual, se subió sobre su espalda inmovilizándola, al menos por el momento.

Flufo era más grande y pesado, la ventaja era suya. La criatura no podía moverse, pero eso no la impedía retorcerse como un animal salvaje. Kat por su parte ahora disponía de la oportunidad de rescatar a Evelyn.

Mientras tanto, el agente de la CIA se veía las caras con un nuevo infectado. La criatura, algo torpe pero aún así rápida, se abalanzó sobre él. Aunque deslizándose con gracia y estilo, el agente de la CIA realizó una excelente acrobacia colándose en el interior de la enfermería, dejando atrás al infectado.

La enfermería era una habitación amplia con dos camas, un par de armarios y una silla de ruedas situada en una esquina. Había una puerta metálica cerrada, seguramente el almacén donde guardaban los medicamentos. En el suelo de la habitación había también una sábana que seguía enrollada en la pierna del infectado que estaba tratando de comerse a Larry.

Poniendo una de las camas por medio (eran de esas que van con ruedas) y utilizando una de las bandejas situadas en uno de los armarios, Larry atrajo la atención del infectado, quién no tardó en volverse hacia él. Brian por su parte, perdió el color en sus mejillas y contempló al infectado con una mezcla de sorpresa y miedo. Sin duda lo conocía.

De no ser por ese aura de autoridad que Larry desprendía, seguramente Brian se habría quedado paralizado en medio del pasillo. Pero las indicaciones del agente de la CIA le hicieron moverse por puro instinto cumpliendo a la perfección lo que se esperaba de él.

El infectado tenía todo su atención centrada en Larry, era una criatura rápida aunque no tanto como la anterior. Por suerte, no era especialmente inteligente, por lo que Larry logró arrinconarla entre la cama y una de las paredes.

Las luces de pronto brillaron con más intensidad que nunca y después, todo el hotel quedó sumido en la oscuridad. Las luces de emergencia pronto se encendieron en la enfermería, pero aquello tan solo arrastraba nuevas y perturbadoras sombras sobre el infectado.

Aprovechando que el rubio, del cuál aún no sé su nombre, me está obedeciendo, vamos a terminar la jugada, antes de que se nos complique más. Sobretodo, ahora que Lucy aún no ha empezado a atacar a nadie, és el mejor momento, pero todos los segundos cuentan.

-Oye, ven y ayudáme a sostener la cama, para apresar al tipo éste con la pared. Deberás sostenerla tú, pués voy a tratar de atarlos de tal manera que no se dañen el uno al otro.

No alzo la voz ni pego gritos, tengo que transmitir más seguridad de la que siento realmente, para que no se nos desmorone todo lo que estamos tratando de hacer.

Me pregunto cómo les va al payaso y la chica. No tengo tiempo de mirar, espero que no lleguemos a ese punto en que tenga que decidir sacrificarlos. Si tan sólo me hubieran escuchado... tsk, de todas formas espero que les esté yendo bien. Yo también cometí mis errores.

Agarro la sabana de la cama que está libre rápidamente, tras soltar la cama que apresa al hombre (y dejándole el esfuerzo al rubio), y rápidamente me pongo a atar con ella una muñeca de Lucy, que anda indefensa, en una de las barras de la cama que está alejada del loco.

En esos momentos hay un apagón, pero no puedo detenerme ahora, y sigo a oscuras, rezando que la cosa salga bien.

En cuanto creo que lo he atado bien, le digo al rubio, mientras enciendo la luz del móvil:

-Tranquilo, no lo sueltes aún. Vamos a inmovilizar al otro y nos vamos.

Ahora que tengo la luz, me gustaría pararme a observar si até bien a Lucy, pero las circunstancias me obligan a ignorar ese detalle y centrarme ante el loco violento, puesto que no sé cuanto podría aguantar el rubio sosteniéndolo. Le acerco el móvil al rubio y se lo coloco en la mano, mientras hace fuerza con las piernas en la cama, para mantener la presa.

-Enfoca bien, y resiste, pronto acabará todo.

Me agacho bajo la cama y estiro el brazo. Creo que antes vi... si, noto con la punta de los dedos el roce... si, tenía una sábana liada entre las piernas. La agarro y empiezo a zarandearla izquierda y derecha, tratando de hacer que el loco se caiga de culo hacia el suelo y se quede más entorpecido aún si cabe.

Espero haber logrado tener éxito porqué no tenemos mucho tiempo, sobretodo si al payaso y a la chica no les fué bien. Me arrastro bajo la cama y aprovechando la escasa astucia del loco, trato de atar en el tobillo, esa sábana, haciendo un nudo por un extremo y el otro entre las barras inferiores de la cama. De esa forma, tanto Lucy como éste hombre no deberían poder alcanzar a nadie, ni entre ellos mismos, hasta que venga la ayuda.

Levántandome, le hago indicaciones al rubio para que libere la cama y corra hacia la entrada, con un gesto con la cabeza y un ademán con el brazo.

-Vamos, vamos.

Tras cerrar la puerta, me pongo a trabajarla con mis herramientas para bloquearla de nuevo de manera que si por el azar, se liberaran de las ataduras o no fueran muy buenas, no pudieran salir al exterior...

Ésto si puedo hacerlo en plena oscuridad, lo he hecho miles de veces... las ataduras a seres vivos por otra parte, no entra en mi rutina habitual.

-De mientras, aprovecha la batería de mi móvil y asegurate de que las cosas les esté yendo bien a ese par.

Más nos vale que sí...

-Oh, mierda, mierda, mierda...

Aquello debía de ser una maldita pesadilla, sí, sin duda debía de ser una jodida pesadilla de la cual no podía despertar. Pero todo se veía tan sumamente real, que le resultaba imposible no sumergirse por completo en aquel sueño. Tal vez por eso, obedeció a Larry sin rechistar, dejando a Lucy sobre la cama.

-¡John! Soy yo colega ¿No me reconoces?

Preguntó a la criatura una vez relevó a Larry. Pero la criatura no respondía, tan solo alzaba las manos y gruñía con un único propósito. Por suerte, Brian era mucho más corpulento y fuerte que la criatura, a la cual lograba mantener apresada con la cama, empujándolo contra la pared.

-¿Esto es cosa de la CIA? John no mataría ni a una mosca, pero ahora sus ojos...sus ojos son el reflejo de la muerte. No sé que narices ha pasado, pero tengo colegas periodistas y no dejaré que esto se quede así. ¡Joder! Hace quince minutos no podía ni moverse, pero míralo ahora...¡Eh, John! Soy yo, colega...

Pero allí ya no quedaba nada de John, tan solo un oscuro reflejo de lo que una vez fue en vida. Aquello era algo que Larry ya sospechaba, pero en aquellos momentos tenía cosas más importantes que hacer, como por ejemplo, encargarse de Lucy y de que esta no pudiese escaparse.

El apagón supuso un pequeño problema, pero rápidamente tomó medidas para que la oscuridad no los detuviese. Llegados a aquel punto, tan solo necesitaba inmovilizar lo suficiente a John como para que no pudiese dañar a nadie. Así que se deslizó bajo la cama-camilla que mantenía apresado a la criatura, dispuesto a atarle una de las piernas.

Los gruñidos de John y sus esfuerzos por liberarse, provocaron que la cama se moviese y que una de las ruedas, pasase por encima de la mano de Larry. El dolor lo recorrió como un latigazo, no le rompió nada, pero se la dejó bastante dolorida.

Finalizado su plan, Larry se alejó junto con Brian, dejando dentro de la enfermería al encadenado John, quién se despedía de ellos dirigiendo los brazos hacia ellos, a la vez que les mostraba los dientes.

El dolor en la mano fue remitiendo poca a poco, pero le dejó un hormigueo para nada agradable. Quizás fuese eso o el mero hecho de estar trabajando bajo presión en una situación con escasa visibilidad, pero mientras manipulaba la cerradura de la puerta, escuchó un ligero "Click"

Aquel sonido sin duda lo disgustó, la cerradura se había roto y no podría cerrar la puerta. Sin duda aquel estaba siendo un día lleno de problemas.

-¿Se puede saber que hacía aquí un agente de la CIA? ¿La boda era un engaño o algo así?

Los gritos y el sonido de pasos acelerados provocaron que ambos se volviesen hacia el pasillo que cruzaba justo frente a ellos. Larry pudo ver a las damas de honor corriendo dominadas por el pánico y junto a ellas, a un hombre que no reconoció. Poco después y seguidas de cerca, al menos diez criaturas avanzaban a gran velocidad siguiendo sus pasos.

Brian palideció al contemplar a las criaturas, pues algunos portaban uniformes del hotel. Por supuesto sus ropajes estaban desgarrados y cubiertos de sangre, pero estaba claro que eran sus compañeros de trabajo.

Más lento, pero con las mismas ansias que el resto de criaturas, avanzaba un ser cuya piel negra como la noche, mostraba salpicaduras de sangre de pies a cabeza. Su barba, en otro tiempo bien cuidada, lucía desaliñada y sucia. Caminaba arrastrando una pierna rota, cuyo hueso salía a través de la carne. El dolor no hacía mella en él, pero al menos le limitaba a la hora de moverse con soltura.

-¡Joder!

Brian se llevó las manos a la boca demasiado tarde, aquella cosa le había escuchado. Se volvió lentamente, casi como si lo hiciese a cámara lenta o al menos, esa fue la sensación que tuvo Brian. Los ojos de ambos se encontraron y durante un instante, reinó el silencio y el mundo pareció detenerse.

La criatura gruñó y Brian gritó, tras lo cual, ambos comenzaron a correr. Brian se puso en pie, lanzó un rápido vistazo a Larry, se encogió de hombros a modo de disculpa y puso pies en polvorosa. No quería quedarse allí y ser un héroe. Los cementerios estaban llenos de ellos y a él aún le quedaba mucho tiempo de vida por delante...o al menos, eso pensaba.

Larry pudo ver como esa cosa avanzaba hacia él, no tenía ya tiempo de atrancar la puerta y huir. Debía de tomar una decisión y debía de hacerlo cuanto antes. La criatura era lenta, pero su hambre, voraz.

Maldición, Brian me ha dejado en la estacada. Mis latidos se aceleran, soy un hombre que siempre ha ansiado las emociones... pero el dicho decía algo así cómo... ¿"ten cuidado con lo deseas, no vaya a hacerse realidad"? Mis pensamientos pasan rápidamente hacia Lucy y el otro tipejo... ¿estarán bien si dejo ésto abierto? Hasta el momento no parece haber hostilidad entre los enfermos... ¿pero me puedo arriesgar a tomar esa decisión y escapar junto a Brian?

La emoción sin recompensa no és inteligente. Tampoco lo és si no hay posibilidades. Esa mole, parece más agresiva y fuerte que el toxicómano que abatí... Lo siento Lucy, no puedo tomar ese riesgo, no sin nada a mano con lo que ayudarme, és imposible... si te sirve de consuelo, te he dejado tu colgante alrededor de tu cuello, és la primera vez que no me llevo el botín. Lo haré en tu memoria.

Espero que no le pase nada grave, y llegue la CDC o quién sea que tenga que venir.

Empiezo a correr para alejarme, mientras marco varios ascensores, para que el ruido de puertas abriéndose les despiste, y trato de usar la escalera de servicio. Seguramente la mayoría use ascensores, de ser así podría tardar demasiado... Si todo va bien y llego abajo, buscaré a mi hermano...

Los sonidos que la criatura emitía atrajeron la atención de más de aquellas cosas. Larry no podía verlas, pero sí escucharlas avanzar hacia el lugar donde se encontraban. Por suerte contaba con bastante ventajas sobre ellos, pero la decisión de dejar atrás a Lucy no fue sencilla. La puerta estaba cerrada, pero no atrancada, por lo que cualquiera podía abrirla. Si descubrían a Lucy, atada como la había dejado, sufriría un terrible final.

Flufo, que hasta aquel momento se mantenía sobre la criatura inmovilizándola, decidió liberarla y saltar dentro del vestuario donde Kat y la otra muchacha se encontraban. Se quedarían encerrados allí, pero al menos estarían a salvo, por el momento.

Larry pulsó los botones de los ascensores al pasar frente a ellos, pero estos no emitieron sonido alguno. La electricidad había caído en toda aquella zona del hotel. Con una criatura pisándole los talones y otra levantándose frente a él, tan solo pudo tomar el desvío por el que Brian había escapado.

Apenas giró la esquina, las luces parpadearon y la electricidad regresó al hotel. Brian se encontraba al final de un largo pasillo. A un lado se encontraban las escaleras para subir a los pisos superiores. Justo enfrente, había otra puerta cerrada con un cartel que indicaba, que tan solo podía acceder el personal autorizado. Por último, Brian golpeaba dos grandes y resistentes puertas de madera. Era el acceso a uno de los grandes salones de baile del hotel.

-¡Eh! ¡Sé que estáis ahí! ¡Abrir la jodida puerta!

Brian se mostraba desesperado y no era para menos. Tal vez por ello, quería llegar hasta un sitio donde las puertas parecían lo suficientemente resistentes como para poder refugiarse durante algún tiempo. La idea de subir escaleras no le agradaba mucho y la puerta con el cartel, estaba cerrada también.

-¡Eh! ¡Eh! ¿Tú sabes qué hacer? ¿Eres un espía, no? ¡Vamos! ¡Tienes que hacer algo!

El terror se dibujó en el rostro de Brian cuando escuchó los pasos de Larry, pero al ver que se trataba de él, se sintió de pronto reconfortado. Brian estaba bloqueado, no estaba preparado para algo así, en realidad nadie lo estaba. No sabía que hacer, así que decidió apoyarse en Larry. Quizás el agente de la CIA lograse sacarlos de allí con vida.

Me siento sucio conmigo mismo al haber abandonado a Lucy en esa situación, una parte de mi me asegura que no le pasará nada, que parecen más centrados los enfermos en nosotros que entre ellos, pero la otra parte, la más molesta e insidiosa, me dice que "no tengo ni la más puñetera idea y me la he jugado alegremente esperando que se cumpla mi esperanza, sin más".

Por si la cosa no pudiera ir peor, ni la electricidad parece funcionar... me pregunto si el corte viene de los diferenciales del propio hotel o, ¿del suministro de la ciudad? Fuera como fuera, no deja de ser preocupante...

Mientras sigo descendiendo, tratando de no pensar en los seres que se van alzando a mi paso, la luz vuelve de repente. No és que sea un cagueta y tema a la oscuridad, la mayoría de las veces trabajo en completa oscuridad, tranquilo e impasible. Pero, algo en mi interior me da cierto alivio en estos momentos, algo primario relacionado con el terror subconsciente que todo humano siente hacía lo desconocido, los monstruos de nuestras pesadillas que se ocultan dónde no les puedas ver hasta que sea demasiado tarde.

Y veo a Brian, que parece tan aliviado como yo, al verle. Aunque mi alivio dura poco:

-¡Eh! ¡Sé que estáis ahí! ¡Abrir la jodida puerta!

-¡Eh! ¡Eh! ¿Tú sabes qué hacer? ¿Eres un espía, no? ¡Vamos! ¡Tienes que hacer algo!

De vuelta al lío, me temo.

-Tranquilicese. ¿No se da cuenta de que si sigue gritando va a atraer a más enfermos? -pese a la advertencia en forma de regañina, trato de que mi tono sea cortés y razonable. No quiero meterlo en mi contra, sólo quiero darle la seguridad que transmite alguién que parece dominar la situación. - De acuerdo, voy a ayudarle, pero para garantizar su seguridad va a tener que relajarse y seguir todas mis indicaciones, ¿de acuerdo? Ahora por favor, quédese en silencio, y permitame a mí.

Me acerco con paso firme y tranquilo. Todo postureo, pués si muestro urgencia o miedo se lo voy a contagiar al rubio. Está demasiado nervioso y podría dejarse llevar, el pánico es mal consejero. Quizás no pude salvar a Lucy, pero... ¿y si salvo al rubio? ¿Eso daría sentido al sacrificio de la mujer? No lo sé... quizás me autoengaño, pero no me quedan más opciones.

La puerta és grande. Si mal no recuerdo és la de la sala de bailes. Y en la boda de mi hermano... aquí deberían haber familiares míos. Por el rubio no van a abrir, pero por mí, seguro que sí. La familía se mantiene unida.

Doy un toque, a la puerta para llamar la atención de los de dentro, y en tono modulado y firme digo:

-Soy Larry. Me acompaña un trabajador. Abridnos por favor.