Partida Rol por web

Esto no me gusta nada. Escucho la idea de ese que acaba de entrar. En serio es el hermano del novio, pues no se parece mucho y de entrada no me han gustado sus aires. Pero, como el Dj, éste también puede ser de buena ayuda siempre que no quiera retenerme en esta sala.

- Hola Larry y ... - dirijo mi mirada al chico rubio que ha entrado con él - yo soy Violeta, me alegro que estéis bien, pero no me gusta la idea de quedarme en esta sala encerrada. ¿Cómo pensáis evitar su entrada. ¿Con un par de mesas en las puertas, en serio?

Me dirijo a las ventanas y echo un vistazo por ellas. Tengo que buscar la ruta de escape de aquí. No me encuentro nada segura en una sala con tantas entradas y ventanas y con esos locos a punto de golpearlas pues han visto entrar a esos dos, los han seguido.

- Yo salgo de aquí... - en cuanto sepa hacia dónde pues no tengo ni idea de si existe posibilidad de salir sin ser vistos. - ¿Amigo pinchadiscos, cómo podemos ir a la sala de seguridad? Podría ser nuestra mejor opción si hacemos caso de la policía y si nos tomamos esto como una amenaza real, y a esos como unos locos homicidas a los que no vamos a detener con un "disculpe señor, entre por la otra puerta".

Pocos de los presentes logran pensar con claridad y desde luego, Brian no es uno de ellos. Por lo que tras escuchas las palabras de Larry, revisa la sala con la mirada. Un brillo de alegría resplandece en sus ojos cuando ve por fin al hombre que está con Violeta.

-¡Rob! ¡Eres tú! ¡Rob!

Con grandes y rápidas zancadas acorta la distancia que los separa y lo abraza con fuerza. Algo que provoca que Rob ponga una cara de extrañeza, después de todo, no le gusta nada que lo toquen. Aún así al ver el estado en el que está Brian, le da un par de palmaditas en la espalda, aguardando que eso sea suficiente para que lo suelte.

-¡Vamos! ¡Hay que poner las mesas y los sofás contra la puerta! ¡Corre!

Casi arrastrando a Rob con él, Brian se dispone a cumplir las órdenes de Larry. Con un gran manotazo, tira gran parte de los regalos al suelo y comienza a empujar una de las mesas contra la puerta por la que acababan de entrar.

-¡Vamos, ayúdame!
Rob sigue sin tener muy claro que diablos pasa, pero arrastrado por la situación, se deja llevar y empieza a ayudar a Brian a formar una improvisada barrera.

-Eh...Yo soy Robert, aunque todos me llaman Rob, Rob Stark. Dicen que perdí la cabeza hace mucho, todo fue por...eh...bueno, no creo que eso venga a cuento ahora.

Rob soltó la mesa que estaba moviendo junto a Brian y se dispuso a responder las preguntas de aquellos desconocidos. Todo ello, mientras Brian seguía acumulando cosas en la puerta. Desde sillas, hasta los propios regalos de los novios.

-Eh...sí, hay una sala de seguridad.

"Muy bien Rob, acabas de confirmar lo que ha dicho esa despampanante mujer. Pero quizás es hora de decir algo más y no parecer más idiota de lo que eres ¿No crees?"

-Tiene una puerta metálica, sí.

"¿Sabes, Rob? Es un milagro que la supervivencia de la raza humana no dependa de ti. Eres idiota"

-Puedo tratar de llevaros, pero necesitaremos una de las tarjetas de acceso para entrar. Aunque quizás esté alguien allí y nos deje entrar. Tengo un walki por aquí, en algún lado. Lo usamos en el hotel para comunicarnos entre nosotros. Eh...pero no sé donde está ahora mismo...

"Te estás luciendo, al final vas a lograr que te dejen aquí tirado. Deja de pensar en lo buenas que están esas dos y céntrate, es una situación de vida o muerte."

-¡Oh! Creo que lo dejé debajo del escenario, allí fue donde lo usé por última vez.

Rob se dirige hacia la trampilla que hay en el escenario para recuperar el Walki, mientras que Violeta se acerca a las ventanas. Gary sigue allí parado, perdido en sus pensamientos, tratando de superar lo que acaba de ver. No dice nada, aunque eso cambia rápidamente.

Violeta puede ver en los jardines, a unos cuantos metros de distancia, al novio acompañado de un fotógrafo y de Jacob Wright. Los tres parecen conversar tranquilamente, mientras señalan diversas partes del jardín. Parece que está preparando algún tipo de sesión fotográfica. Eso significa que todos ellos son ajenos a lo que realmente está sucediendo en el hotel.

Por desgracia, Violeta no tiene mucho tiempo para reaccionar. Pues algo atraviesa la ventana con fiera determinación, abalanzándose sobre Gary. El organizador de la boda cae al suelo con una de esa criaturas encima. El hedor que mana aquella cosa, unido a sus gruñidos y a la sangre que le cae de entre los dientes, provoca que se le remueva el estómago a Violeta.

Forcejeando con todas sus fuerzas, Gary parece lograr mantener a raya a la criatura. Se trata de un hombre con unos cuantos kilos de más, con un gran problema de calvicie que portaba un traje barato, sucio y roto desde hace ya algún tiempo.

Fuera, en los jardines, más de esas criaturas, algunas de ellas, invitados de la propia boda comienza a aparecer. Atraídos por el ruido de los cristales rotos, no tardarán mucho en llegar hasta donde está Violeta y los demás.

Brian, aterrado por lo que está sucediendo, comienza a quitar todo lo que había colocado en la puerta. En su empeño por salir de allí, por huir de lo que está pasando, a olvidado por completo lo que le aguarda al otro lado de la puerta.

Rosalin, quién no logra recuperarse por lo que ha visto, grita presa del pánico al ver lo que está apunto de sucederle a Gary.

Gary les grita que se larguen de allí, que él se encargará de esa cosa. Que no perderá a nadie más aquel día.

Atiendo a las presentaciones de las chicas. Amigas de la novia. Si, me suenan. Todo soltero que se precie, suele mirar a las amigas de la novia en una boda. Aunque yo no me precio mucho, la verdad, es que hoy no pensaba ir a catar a nadie. Siempre me ha llamado más el riesgo a que te pillen, que el hecho de que te pillen. Sobretodo una mujer.

Nada en contra de las mujeres, pero sentar los pies en una relación amorosa a largo plazo probablemente destruiría mi estilo de vida. No debo tentar tanto mi suerte.

Sophie me cuenta que han echo los pasos básicos ante un desastre como éste, y voy asintiendo aprobadoramente, mientras miro hacia el rubio y con una sonrisa le digo, a ver si logra calmarse un poco más:

-¿Ves? Ya pudieron contactar, todo va a ir bien. No te preocupes.

Violeta parece más alterada, pero por lo menos mantiene las formalidades, a lo que le respondo:

-Yo también me alegro de que estéis bien. Aunque no deja de preocuparme el resto...

En cuanto menciona lo de las mesas, se me escapa una sonrisa maliciosa.

-Siempre és mejor que dejar las puertas abiertas y extender una alfombra roja, ¿verdad?

No he podido evitarlo, aunque probablemente eso haga que le caiga mal, a mi me empieza a caer bien sólo por el cinismo, sarcasmo e ironía. Suelen denotar cierta inteligencia.

El DJ parece tener un nombre y parece saber una ruta para llegar a las salas de vigilancia. Si eso nos va ayudar, no veo porqué no deberiamos intentarlo, de todas formas no podriamos aguantar eternamente aquí, eso está claro.

-Puedo tratar de llevaros, pero necesitaremos una de las tarjetas de acceso para entrar. Aunque quizás esté alguien allí y nos deje entrar. Tengo un walki por aquí, en algún lado. Lo usamos en el hotel para comunicarnos entre nosotros. Eh...pero no sé donde está ahora mismo...

-No harán falta, como bien dijo ese hombre -cabeceo al rubio- soy un agente, y las tarjetas no serán un problema.  

Estoy a punto de abrir el maletín para enseñarles mi sistema de pirateo de tarjetas, cuando de repente el mundo se va a la mierda.

El estallido de la ventana, el griterío, la madre que nos parió, y el pobre hombre ese siendo atacado...

Sin tiempo a pensar grandes planes, agarró la chaqueta de mi traje que tiré antes y corro hacia el enfermo que ataca a Gary, tratando de cazarlo por el cuello, con la misma y tirar de él, hacia mí para quitárselo de encima. Pese a sus protestas para que huyamos.

-¡AGUANTA! ¡AYUDAD A LEVANTARLO!

Es cierto lo que dice Larry. Más vale una mesa que nada como impedimento para que entren esos descerebrados. Pero una mesa y nada es casi lo mismo frente a esos. Y con ese pensar me centro en buscar una salida por el jardín si no es posible ir a la sala de seguridad. Hay que actuar rápido, ya los tenemos encima. No tardarán en golpear la puerta.

El DJ, Rob se llama, y Larry parece que sí nos pueden llevar a esa sala. Es una buena noticia y visto que es del exterior de dónde han venido esos locos, parece mejor opción encerrarse ahí hasta que venga la ayuda prometida. Ni se me pasa por la cabeza que esa ayuda no llegue. Y cuando empiezo a voltearme para decidir como ir a la sala de seguridad, un enfermo de esos atraviesa la ventana y ataca a Gary.

"¡Mierda! tenía toda la puta razón. ¡Tenemos que salir de aquí ya!" Odio pensarlo, pero sin poder evitarlo es el pensamiento que pasa por mi cabeza en ese instante.

Sin pensarlo dos veces y puesto que Gary está muy cerca de mi forcejeando con el tipo y Larry intentando apartarlo de él, yo me acerco corriendo y le doy una patada en la cabeza. "Eso tiene que dolerle"

Sin pensárselo dos veces corre hacia donde se encuentran Robert y Brian. Este último estaba apunto de dejar entrar a una horda de esos desquiciados asesinos. Sophie que duda tenerlas todas consigo para detenerle por la fuerza bruta, comienza a gritarle...

- ¡Escúchame, deja de hacer eso y sácanos de una vez de aquí! ¡Al otro lado no hay salida¡ !Si sigues nos matarán a todos! les gritaba mientras le zarandeaba de la ropa con insistencia.

A todo esto la mirada hizo un barrido a toda la sala. Había puertas que todavía podrían usarse como vía de escape e incluso la trampilla como refugio temporal. Y ahí es donde estaba al walkie que Robert había mencionado justo hacía un momento. 

En caso de no conseguir su objetivo de disuadirles de quitar el bloqueo tendría un pie dispuesto para echar a correr trampilla abajo. Pero ahora mismo la prioridad era que no abrieran la puerta bloqueada o todos sus planes de sobrevivir se acabarían antes de empezar...

El rostro de Rob empalideció cuando por fin, sus ojos contemplaron de primera mano los horrores que acechaban allá fuera. El salvajismo con el que la criatura atacaba era simplemente aterrador. Jamás había visto nada así, era como una bestia rabiosa que tan solo ansia matar sin importar el precio.

El técnico del hotel quedó simplemente paralizado observando la escena como si estuviese en medio de una película. Sabía que tenía que hacer algo, pero su mente y su cuerpo, simplemente habían dejado de comunicarse entre ellos.

El resto de los presentes, o al menos la gran mayoría, actuaron con destreza e impulsados por sus instintos. Sophie se abalanzó sobre Brian y usando un tono de voz tajante, así como una actitud severa, logró hacerle entrar en razón. El jefe de camareros logró ser consciente de lo que sucedería de seguir con su estúpido plan y algo avergonzado, asintió ante la dama de honor dispuesto a seguirla.

Las acciones conjuntas de Larry y Violeta fueron terriblemente arriesgadas. La criatura que atacaba a Gary, hacía gala de una ferocidad el doble o incluso el triple de poderosa, que la de cualquier otro infectado con el que se habían cruzado. La idea de la chaqueta casi provoca que Larry sea derribado por la criatura, su fuerza y sus energías eran tales, que casi parecía poseído por un millar de demonios.

Aprovechando la reducida movilidad de la criatura, todo gracias a Larry, Violeta estampó uno de sus afilados tacones en la nariz de la criatura, transformándola en un amasijo de huesos y sangre. El golpe logró desequilibrarlo, pero su ímpetu por devorar a Gary no había flaqueado. Contenerlo no sería posible, así que Larry aprovechó el impulso de la patada de Violeta, para tirar de la chaqueta y arrojarlo dos o tres metros hacia atrás.

Violeta y Larry, desde su posición privilegiada junto a la ventana, vieron a más de aquellas criaturas avanzar. Una de ellas, les llamó poderosamente la atención. Se trataba de una mujer con algunos kilitos de más, que poseía un cuerpo de curvas generosas. Uno de esos que atraen la atención de los hombres y que sin duda ella sabía cómo sacar partido, pues había elegido un vestido escotado que estaba dando mucho de que hablar en la boda.

Ahora, uno de sus grandes pechos colgaba fuera del vestido. Su cabeza, ladeada hasta una posición imposible, mostraba desgarros y mordisco. Gran parte de su nariz y su mejilla izquierda habían desaparecido. Un reguero de sangre caía por su rostro, mientras avanzaba a trompicones. Sus ojos estaban inyectados en sangre y eran increíblemente reveladoras respectos a las intenciones de la mujer. El resto, eran también invitados de la boda.

Más allá de las seis criaturas que avanzaban por los jardines en dirección al salón de baile, Larry pudo ver a lo lejos a su hermano. Estaba acompañado por Jacob y el fotógrafo que habían elegido para la boda. Los tres observaban con gran sorpresa lo que estaba sucediendo en el salón de baile, sin llegar a comprender lo que estaban viendo realmente.

Brian tomó con fuerza la mano de Sophie y tiró de ella hacia la puerta más alejada del salón. Era imposible saber si sería la puerta correcta o si tan siquiera había una que no les llevase a una muerte de lo más agónica. Ni que decir, que Brian no parecía muy dispuesto a esperar a nadie.

Gary logró ponerse en pie, pero tenía una herida muy fea en la pierna. Uno de los trozos de los cristales de la ventana, se había clavado profundamente en su pierna y ahora le hacía cojear, por no hablar de la rápida pérdida de sangre. Llevarlo reduciría la marcha del equipo, aunque abandonarlo podía suponer un destino peor que la muerte.

Rosalin, algo más valiente, aunque no mucho más. se reunió con Sophie y Brian. En la espalda portaba uno de los regalos de los novios. Se trataba de un juego de palos de golf. La pequeña Rosalin resoplaba cargando con ellos, pero no tardó en ofrecerles uno. Si tenían que sobrevivir, tendrían que hacerlo peleando, al menos eso era lo que creía.

Con el palo de golf entre las manos sin saber muy bien si sería capaz de usarlo contra esos "caníbales", seguía sin encontrar como definirlos. Eran personas pero se comportaban como bestias sedientas de sangre, era algo que se contagiaba muy rápidamente, casi al instante. Eso era algo fuera de lo conocido... no había virus que atacara tan fuertemente la voluntad. Algún químico quizá... quien sabe...

Volviendo al momento presente se vio de nuevo agarrando el palo con fuerza hasta hacer palidecer sus nudillos. Con la espalda pegada a la puerta a la que Brian las llevó tanto a ella como a Rosalin grito.

- ¡Meted a Gary en la trampilla y vámonos!

Esa era la única forma de no ser rodeados por la horda que se acercaba atraida por el estruendo de los cristales.

Eso se le grabó inconscientemente... se movían ciegamente hacia un impulso visual o sonoro...

Si Violeta, Larry o Robert preferían quedarse no iba a ser ella quien se lo impidiera. En cuanto atravesaran las ventanas se largaría por la puerta junto con Rosalin y Brian...

Orgullosa de mi taconazo, pero al mismo tiempo temiendo la reacción del tarado ese que ahora con la cara desfigurada aún daba más terror y podía alzarse más furioso si eso era posible, vi que se acercaban más infectados por el jardín. Y Gary no parecía que pudiese valerse por si mismo con ese cristal clavado en la pierna.

Vi que los demás habían decidido ya su huída, algo que debimos hacer antes, y con Larry pendiente de su hermano me vi sola con el marrón. ¡Pero quedaba el DJ!

- ¡Rob, muchacho, despierta! - le grité por la urgencia de la situación y para sacarlo de la estupefacción en la que parecía estar - ¡Ayúdame con Gary! Y dinos por donde salir de aquí hacia la sala de seguridad.

- Larry dile a tu hermano que corra y ven. No puedes hacer nada para ayudarlo - pensé que sin la habilidad de ese hombre posiblemente encontráramos la sala de seguridad pero podía ocurrir que nos quedásemos fuera sin poder abrir la puerta. Y lo que le decía era cierto. Ir hacia fuera era como servir a esos locos un postre en bandeja de plata.

- ¡Meted a Gary en la trampilla y vámonos!

Escuché el consejo de Sophie, pero me pareció como el juez que, desde la comodidad de su sillón, escribe la sentencia que el verdugo debe ejecutar. Meter a Gary en la trampilla era sentenciarlo a una muerte segura por su fea herida, en el mejor de los casos, si es que le fuese posible contener desde dentro la horda que iría a por él.

Con Gary apoyado en mi nos dirigimos tras los pasos de los demás sin perder un segundo y tan rápido como nos era posible. Atentos pero a las indicaciones de Rob por si no era esa puerta la mejor vía de escape.

Mi mundo se ralentiza hasta congelarse, el tic tac de mi reloj, los latidos de mi corazón, todo se detiene. Mi pequeño Tommy, mi hermano, ahí desamparado.

Gary, la mujer del taconazo, la trampilla, todo... todos estos elementos forman parte de un paisaje surrealista, que no logro entender. Nunca sentí esa sensación, estar desconectado de todo, por unos instantes permitirme no controlar la situación, no ser consciente del escenario... una única y poderosa preocupación: My bro.

Sé que siempre envidió mi capacidad para romper las normas, ser el descarado, el alma libre, el contrapunto a la seriedad de la marca Miller. Pero él nunca supo, que yo necesitaba tener a un hermano como él, alguién que tocara con los pies al suelo, que me ayudara a frenarme si me iba de desmadre y que pudiera decirme las cosas con su finura habitual haciéndome recapacitar.

Yo lo envidié a él, estaba formando una familia, iba a tener una vida feliz y tranquila, pese a que yo anhelé siempre las emociones, él era mi faro en mi oscuridad. Hay tantas cosas que quise decirle, confesarle, iba a aprovechar mi momento en el discurso de la boda... ¿y ahora me lo iban a arrebatar? 

NO.

No podía permitirlo, de repente sentí la fuerza acudir a mi, mis sentidos se despertaban y el tiempo volvió a fluir.

Por el rabillo del ojo, veo que se llevan a Gary y se quieren ir. Al diablo, sin mi hermano no me voy a ninguna parte.

Le hago gestos para que me mire, tratando de no hacer ruido para no atraer a más dementes. Incluso reviso a ver si el móvil ahora me funciona y le puedo mandar un wassap con mi ubicación.

Mientras tanto, voy buscando una botella en la sala de bailes, para hacer una distracción a las criaturas cuando mi hermano comprenda que debe venir al sentir mi presencia.*

Brian tomó uno de los palos de golf entre sus manos y por estúpido que pudiese parecer, se sintió más seguro. Aunque eso no evitaba que desease salir de allí como alma que lleva el diablo.

-¡Vamos! ¡No podemos hacer nada por él, mirad cuantos vienen!

Era cierto, los antaño elegantes invitados a la boda, ahora avanzaban cubiertos de suciedad y sangre. Las sonrisas que habían adueñado sus labios minutos antes, habían desaparecido por completo. Ahora lo único que mostraban era una furia, un deseo irracional de matarlos, de devorarlos, de someterlos a un tormento simplemente indescriptible.

Los gritos de dolor de Gary, unido al sonido de los cristales rotos y las propias voces de los supervivientes, provocó que aquellas cosas avanzasen cada vez con mayor rapidez. Aquello fue demasiado para Brian, quién tomando de la mano a Sophie, trató de arrastrarla con él fuera del lugar, a la vez que se volvía hacia Rosalin y la gritaba que los siguiese.

Tanto si decidían seguirlo como si no, él abrió la puerta y con el palo de golf entre las manos sudorosas, se preparó para golpear a lo primero que se moviese. No fue hasta unos instantes después, que se percató que estaba conteniendo el aliento.

-¡Despejado! ¡Vamos!

Frente a él había un pasillo no muy largo, con un cartel a un lateral que indicaba donde estaban los baños. Al final del pasillo, había una puerta de madera con cristaleras, desde donde se podía ver la recepción del hotel. Cuando estaba casi llegando a las puerta, se dejó caer por el suelo, deslizándose por el mismo y se pegó a uno de los laterales de la puerta.

Su corazón latía desenfrenado y el pánico se reflejó en su rostro. Una de las sillas de las que usaban el personal de recepción, se encontraba tirada en medio de la entrada al hotel. El lugar estaba salpicado de sangre y detrás del mostrador, en el suelo, se podía ver una mano.

-¡Oh! ¡Joder, joder, joder! ¿¡Por qué no puedo despertar de esta pesadilla!?

Avanzaban con rapidez, Larry pudo sentir cómo su mirada se cruzaba con la de su hermano. Pero él no podía llegar hasta ellos, no sin pasar por encima de todas aquellas criaturas.

Con la mandíbula casi desencajada, Rob contemplaba la escena que se desarrollaba a su alrededor totalmente atónito. Fue tan solo la voz de Violeta lo que consiguió que reaccionase. Al principio corrió hacia la trampilla, pero a medio camino se dio cuenta de que no recordaba hacia donde iba o qué iba hacer.

"¡Gary, tío, Gary! ¡Ayuda con el herido!"

Golpeándose la frente con una mano, se volvió corriendo hacia Violeta y de una forma poco sutil, se cargó a Gary al hombro. El agente de viajes lanzó un quejido de dolor por la brusquedad del movimiento.

-¡Eh!...¡Lo siento, pero tenemos que salir de aquí y es lo más rápido!

Rob había jugado al fútbol en el instinto, nunca había sido realmente bueno. Tal vez debido a que era increíblemente vago para los deportes, pero disponía de un físico bastante fuerte o al menos, lo suficiente cómo para cargar a Gary y mantener un buen ritmo, durante un corto periodo de tiempo.

"Recuerda, controla la respiración, inspira, espira, inspira..."

El rostro rechoncho de rob no tardó en mostrar dos grandes coloretes en sus mejillas, fruto del esfuerzo físico que estaba llevando acabo. Cruzó la puerta por la que había escapado Brian, pero dejando que Violeta pasase primero. Si algo pasaba, ella podría escapar mejor que ellos dos.

Thomas contempló sin comprender bien qué era lo que estaba sucediendo. Jacob se mostró inmediatamente alarmado ante la escena tan grotesca que estaba viendo y no dudó ni un instante en tomar un pequeño walkie talkie que llevaba con él. Sin perder ni un instante, comenzó a hablar por él, a la vez que indicaba a Thomar y al fotógrafo que se escondiesen. Si aquello era algún tipo de ataque, más les valía no estar en medio.

Larry tenía que moverse y salir de allí, mientras que Thomas no podía alcanzarlo sin pasar por en medio de aquellas criaturas. El resto de los presentes en el salón de baile no estaba muy dispuestos a seguir allí, así que Larry, si decidía quedarse, tendría que enfrentarse solo a la criatura que había atacado a Gary (y que ya comenzaba a incorporarse) y a los que llegaban desde el exterior.

Encontrar botellas por otro lado, fue bastante sencillo. La barra estaba perfectamente equipada con toda clase de bebidas y de utensilios necesarios para prepararlos.

Supongo que hay ver que lo positivo, sobretodo cuando uno está al borde de la muerte. Los detalles escabrosos són tantos que ya no merecen la pena ni comentarlos. Centrémonos en lo positivo e ignoremos por un momento ese caníbal que trata de alzarse de nuevo para devorarme.

Mi hermano está a salvo, lo que ya és de agradecer, pero no veo a mi cuñada por ahí... igual eso le pone en peligro, bueno... los problemas de uno en uno. Que esté a salvo, sólo és así porque los locos éstos vienen hacía mí. 

Y por lo que parece, ya no se trata de un caso aislado, ésto parece una pandemía. Quizás si activo la música del DJ y la pongo a todo volumen, salgan de sus escondites y vengan hacía aquí en busca de personas a las que sorber, con lo que podriamos vaciar parte de los enfermos y aligerar nuestro camino. 

Sólo espero que ésto de resultado.

Mientras me dirijo corriendo (ya que hay uno alzándose al lado) hacía la cabina, aparto un momento el maletin y la botella, y mientras con una mano voy activando la música en bucle infinito y con el volumen alto... antes de darle al play, le dejo un mensaje de voz a mi hermano:

-Hermano, soy Larry, ponte a salvo, nos dirigimos a la sala de seguridad para ver que podemos hacer, avísame si me necesitas, ten mucho cuidado, és muy contagioso. Trataré de localizar a tu esposa y al resto... te quiero.

Ahora sí, no me queda otra que coger la botella y el maletín, tras darle el play y salir cagando leches hacía dónde fueron los demás. Si me dejan ir delante y siguen mis pasos llegaremos sin que nos detecten, pues bueno soy yo cuando se trata de no ser visto.

En cuanto les atrapo, no me queda otra que analizar la situación general, mientras hago gestos de ocultarse al resto (esperando a los posibles infectados que irán directos a la música, pasar por el lado, con ese estímulo).

Guiada casi a la fuerza por Brian, Sophie se dejó arrastrar pasillo abajo. Todo lo que pudo hacer fue tomarse esos segundos para analizar lo sucedido hasta el momento. Su cabeza necesitaba racionalizar todo esto para poder digerirlo...

Estaban siendo atacados por personas transformadas en verdaderos monatruos de pesadilla. Estos se movian por el ruido y el movimiento y especialmente por las personas, las cuales eran solo presas que destrozar sin piedad.

Algo que le rondaba por la mente era que no debía persistir en buscar una explicación lógica a todo esto. Quizá no ayudara a su cordura a largo plazo, pero a corto plazo lo que necesitaba eran herramientas para sobrevivir.

Volviendo a la realidad se vio tirada en el suelo junto a Brian. Solo un poco más allá una mano amputada junto a las manchas todavía frescas de la sangre le revolvieron el estomago.

Sentir esas nauseas era algo horrible y a la vez algo agradable. Agradable por sentir algo familiar, algo conocido, algo que le transportara a su vida cotidiana.

- Brian ¿Por donde seguimos? ¿Dónde esta la sala de seguridad? le pregunto aferrandose tanto a su sensación de nauseas como al palo de golf.

A la espera de la respuesta de Brian, miraba a un lado y a otro esperando en cualquier momento ser asaltada por otro de esos transtornados.

Fue un alivio cuando Rob vino a ayudarme con Gary pues aún y con mis esfuerzos, Gary renqueaba mucho y era difícil avanzar hacia la salida con la velocidad suficiente para estar segura que podía ponernos a salvo. Los infectados nos pisaban los talones y sin mirar atrás pero notando el peligro de su cercana y homicida presencia la sensación que tenía era que podíamos ser alcanzados en cualquier momento.

Así fue como Rob en lugar de echarme una mano como yo esperaba que hiciese, lo que hizo fue cargar él sólo con el herido y quejumbroso Gary. Bueno, era friki, lento de reflejos, pero un tiarrón y ahí me ganó. Interiormente me sentí super agradecida de la ayuda que supuso. Acostumbrada como estoy a no poder contar con mi marido para nada, más que para ponerme trabas, aquello me devolvió una esperanza interna y vislumbré que mi camino lo podía hacer yo sola o confiando en la gente que sí puede aportarme algo. Me haría yo un favor, y se lo haría a mis hijos. Hasta el momento creía que serparlos de su padre sería un perjuicio para ellos y eso me detenía. Pero en ese momento hice un "click" y lo vi claro. El que menos esperaba que fuese de ayuda, ahora era la persona que más nos estaba ayudando a salir de ahí y llevarnos a un sitio seguro. Imagina pues como puede ser la vida sin tener que esperar de quien no puede dar. 

Son pensamientos que pasan en sólo un fugaz instante por mi cabeza pero que dan una nueva luz a mi vida y un deseo aún mayor de salir de ahí con vida. Y eso hago, apriento el paso y traspaso la puerta que por la que han salido los demás con Larry detrás.

- ¿Deberíamos atrancar esta puerta no creéis? ¿Alguna idea? - en ese momento veo una silla tirada en el pasillo que discurría desde la puerta. - Si no tenéis alguna idea mejor, podemos intentarlo poniendo con la silla bajo la manilla de la puerta para que no puedan abrir. Rob, por favor, aguanta esa puerta para que no puedan abrirla, voy a por la silla  - y eso intento. Veloz voy a por la silla y la intento encajar bajo la manilla de la puerta.

El plan de Larry era solido, al menos eso fue lo que pensó cuando se dispuso a manipular la mesa de mezclas del DJ. Jamás había usado nada parecido, así que le costó más de lo esperado hacerse con los controles. También logró dar con el botón de grabación y sin dudarlo un solo instante, comenzó a grabar el mensaje para su hermano.

-Hermano, soy Larry, ponte a salvo, nos dirigimos a la sala de seguridad para ver que podemos hacer, avísame si...

La criatura que poco antes había estado a punto de devorar a Gary, se arrojó contra Larry dominado por una furia salvaje y sin dudarlo un solo instante, saltó por encima de la mesa de mezclas golpeando con violencia a Larry. El golpe fue tan contundente, que Larry cayó al suelo momentáneamente aturdido y sintiendo que le faltaba el aire en los pulmones.

La criatura se arrastraba a escasa distancia de él, extendiendo una mano y aferrándole la pierna. Su nariz, destrozada por la patada de violeta le otorgaba una apariencia extraña y desagradable.

Larry había perdido demasiado tiempo con su plan y ahora no solo había sido incapaz de ejecutarlo, al menos al completo, sino que se encontraba en una situación de lo más desfavorable.

La mesa de mezclas se había volcado por el impacto, aunque la música seguía funcionando. Por desgracia, el maletín al que tanto aprecio tenía Larry, había caído lejos de donde se encontraban. Regresar a por el maletín, en caso de poder escapar primero de la criatura que tenía casi sobre el, iba a acercarlo demasiado a las criaturas que ya se encontraban cruzando el ventanal y adentrándose en el salón de baile.

Violeta, seguida de cerca por un acalorado Rob, abandonan el salón de baile, aunque en el último momento decide que la mejor forma de seguir con vida, es evitar que les sigan. Durante un instante piensa en regresar al interior a por una silla para cerrar la puerta. Pero colocadas de forma discreta en un lateral de la puerta, hay varios postes delimitadores que usados de la forma adecuada podrían ayudarla a sellar el salón de baile. El problema, es que Larry se ha entretenido demasiado y si tarda demasiado en salir de allí a toda prisa, es probable que encuentre un final de lo más prematuro.

-¡Pahk! La música va a atraer a todos esos raritos. Pero no podemos dejar ahí dentro al tío del traje. Tenemos que hacer algo...

Y por tenemos que  hacer algo, se refería a alguien que no fuese él. La idea de regresar a ayudarlo le helaba la sangre. No era un tío muy valiente que se diga. Era cierto que había fantaseado en decenas de ocasiones con vivir una situación que lo convirtiese en un héroe, pero ahora que estaba viviendo una, se daba cuenta de que el coraje no era una de sus virtudes.

Un golpe seco y el sonido de un cristal crujiendo provocó que se volviesen hacia atrás. Las puertas que daban acceso a la recepción se agitaron con fuerza cuando una mujer golpeó de forma salvaje la puerta con su propio cuerpo. El sonido de la música había llamado su atención y aquellas puertas de madera y cristal, no estaban diseñadas para resistir demasiado.

-¡Oh, DIOS! ¡Vamos a morir!

Tal vez no estuviese muy desencaminado, ell salón de baile se estaba llenando de criaturas procedentes de los jardines. Por lo que no sería buena idea regresar allí. Avanzar por el pasillo tampoco era una opción, pues la antigua recepcionista parecía dispuesta a robarles algo más que su tiempo.

Por último, Brian se había colado junto con Rosalin en los baños de hombres que había en el pasillo. Estaba esperando a que Sophie entrase para cerrar la puerta, aunque no lo haría por mucho más tiempo. Por supuesto aún estaban los baños de chicas al lado, por lo que podían refugiarse allí si así lo preferían. Pero tendrían que hacerlo ya, las criaturas se les echaban encima.

Sophie pudo escuchar la maldición de Brian cuando la música comenzó a sonar, atrayendo hacia aquella zona más atención de la deseada. El jefe de camareros casi se lo hizo encima cuando Nataly, un antiguo ligue que llevaba trabajando un par de años en la recepción del hotel apareció de la nada y golpeó con fuerza las puertas que había a escasos metros de donde se encontraban.

-¡Joder! ¿Nat también? Esto es una mierda...

La recepcionista era una joven rubia, de ojos azules y piel bronceada que resultaba increíblemente llamativa para los hombres. Tenía uno de esos rostros atractivos y encantadores que atraían la atención de la gente. Aunque ahora, su antaño melena perfectamente recogida en un moño, yacía salvaje e impregnada de sangre.

Su brazo derecho colgaba parcialmente devorado e inutilizado, el dolor que la herida debía de producirla debería de ser atroz. Aunque ella no mostraba síntoma alguno de ello. En su lugar, simplemente se lanzó contra la puerta rompiendo uno de los cristales y cayendo ella misma al suelo por el impacto.

Brian lo sentía mucho por todos, pero no pensaba quedarse allí para morir, así que se deslizó hacia los baños de chicos. Rosalin lo siguió sin pensarlo dos veces y aguardó expectante de que el resto les siguiesen.

-Pssss -llamó Brian a Sophie.  -Entra, no podemos hacer nada por ellos. Son ellos o nosotros... y mejor que sean ellos...

Esto era un "sálvese quien pueda", especialmente cuando por razones que ella no lograba entender el grupo de supervivientes, pues eso es lo que eran, empezaba a disgregarse como un azucarillo en el café.

Sophie no quería dejar a nadie atrás, pero tampoco podía arrastrar de ellos. Escuchó el consejo de Brian y agachándose todo lo que ese traje de dama de honor le permitía, se escabulló hasta la entrada de los baños. Esperaba que una vez allí pudieran tomar un respiro y planear como llegar hasta la sala de seguridad. Información que cada vez veía más acuciante saber por boca de Brian. 

Antes de cerrar la puerta tras de si, hizo señales con el brazo a Rob y Violeta que estaban al fondo del pasillo por el que habían venido desde la sala de baile. 

Sin pelos en la lengua de afanó en conseguir la información que ella creía necesaria para sobrevivir. - Brian, dime donde está esa sala de seguridad y como llegar desde aquí. susurró para que la recepcionista no pudiera percatarse de su presencia. Tampoco estaba segura de si en los baños había alguien más así que con cuidado fue mirando por el hueco de debajo de cada puerta.

- ¡Rosalin! le advirtió con un gesto. Ayúdame a ver que no haya nadie escondido en los baños o alguna de esas cosas.