Partida Rol por web

El Legado Rubí del Ki-Rin

Hojas al viento

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15/11/2017, 12:30
Furumaro

Para un samurai de clan, la vida del ronin es casi incomprensible. Es increíblemente sencillo obviar todas y cada una de las pequeñas comodidades que el pertenecer a algún Clan, incluso al más pobre, espartano o pequeño, conllevan cuando se nace dentro. Parece, sin duda, que el que haya tanto ronin dedicado a trabajar como mercenario sin importar para quién o al bandidaje se debe a fallos intrínsecos en su carácter desde la concepción; a fin de cuentas, ¿no les ha puesto el Orden Celestial en esa posición al nacer? Sus pecados simplemente han sobrevivido a la vuelta kármica y tendrán que purgarlos más adelante...

Sólo aquellos que siguen la tradición iniciada por Sun Tao casi en el Amanecer del Imperio, como Takeo, o aquellos que no les dan otra forma de expiar sus faltas más honorable, de nuevo como Takeo, pueden llegar a atisbar la verdadera naturaleza de la vida del ronin.

Lo que es vivir sin el estipendio estacional de un señor y su protección, lo que es vivir sin los heimin colaborando de buen grado y accediendo a las demandas sin reticencias, incluso fuera de las tierras del Clan, los posaderos sin aceptar pagos pospuestos por comida o alojamiento cuando el mal clima sorprende en el camino, la etiqueta y cortesía debida que no se recibe de los demás samurai, demasiado ocupados mirando por encima del hombro al ronin, o vigilando por algún motivo para atacarle y eliminarle como la escoria bandida que sin duda es en realidad...

En esencia, la vida cuando todo lo que eres y está de tu parte es el daisho en tu cintura, que periódicamente hay que demostrar que no es robado.

Por si todo eso fuera poco, viajar era una tarea aún más complicada. Pocos samurai otorgaban papeles de viaje a los ronin a la ligera, y viajar por los caminos con libertad era imposible.

Aquel era el último descubrimiento de Takeo, detenido en un paso del camino, cerca de la frontera de las Tierras del Escorpión. Un grupo de ji-samurai lo custodiaban y, viendo la extraña oportunidad de ejercer poder sobre un samurai de aún menos rango que ellos mismos, le habían denegado el paso en repetidas ocasiones, hasta que uno había entrado dentro del puesto "a consultar con su superior", entre risas poco disimuladas de los otros guardas. De aquello hacía ya tres horas, y el sol comenzaba a caer a plomo sobre su sombrero y capa de paja.

Pero no le quedaba otra que aguantar las burlas hasta que se aburrieran o desenvainar y enfrentarse a ese grupo de ji-samurai con el mon del Escorpión. Y a las consecuencias de haberlos atacado, si es que sobrevivía, después.

Quizás, si es que esos pensamientos llegaron a formarse en su cabeza, la distracción de un lejano tintineo de campanillas los apartase. Un monje errante, con su típico bastón de caminar, coronado por un círculo de metal, decorado con campanillas, se acercaba por el camino, al mismo puesto donde Takeo esperaba.

Sin aminorar el paso, se acercó al puesto y se detuvo junto al joven ronin, frunciendo de la forma más leve el entrecejo ante la situación, y se volvió hacia él.

- Ronin-sama, si me permite la apreciación, cuando uno contrata un guardaespaldas, espera que, o bien le acompañe y proteja, o bien cumpla su función de acelerar los trámites tal como insistió en hacer y nos acelere el viaje. - dijo con completa naturalidad, como un padre cariñoso riñe a un niño travieso.- El hecho de que le haya alcanzado dice que está haciendo ambas cosas mal. - terminó con una leve sonrisa desdeñosa que hizo las delicias de los ji-samurai, mientras de una de sus mangas sacaba un pergamino de papeles de viaje y los presentaba.

Sin poco más que una educada reverencia, los ji-samurai dejaron pasar al monje, que justo al otro lado, se detuvo y miró atrás hacia el ronin. - ¿Bueno? ¿Va a seguir "agilizándome el paso" a mis espaldas, guardaespaldas-sama, o va a venir conmigo?- terminó en tono jocoso, sacudiendo su bastón, invitándole a ir tras él.

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15/11/2017, 15:19
Takeo

No podía negarse que a veces la literatura alimenta ciertos tópicos que, en la realidad, se demuestran irreconocibles en la práctica. Un joven samurái crecía maravillándose por las historias de sus ancestros, historias sobre su valentía, su lealtad, su sacrificio, demostrando que la gloria máxima a la que debe aspirar un samurái es la de morir sirviendo a su señor, claro está que también existe esa faceta de la que nadie habla y que, de expresarse en voz alta, podía acarrear consecuencias nocivas para el infractor. La juventud en rebelión que traía los aires de la ficticia libertad que poseían los ronin, las historias populares, y no tanto, de ronin heroicos que terminarían en fundar familias de samuráis, también formaban parte de una imaginería del joven Koichi, ahora Takeo, que descubría de la peor forma que todo ese romanticismo épico se hacia añicos cuando chocaba con la realidad.

Verse impedido de esa forma, él, el hijo de un daimyo, de aquella forma tan humillante puso a prueba todo su entrenamiento en el dojo. Jamás se había sentido de esa forma y, afortunadamente, agradeció su interés por la meditación que impidió que sus reacciones ante las burlas de esos ji-samurai terminara en desgracia. Autocontrol, temple, frialdad, adjetivos inculcados a fuego en las implacables clases de su sensei, ahora puestas a prueba como nunca. Pero la paciencia se agotaba, y quizá premiando esa apurada paciencia las Fortunas decidieron recompensarle.

El bushi miró al monje con desconcierto al principio, pero actuó rápido para aprovechar la oportunidad. Bajó la cabeza con apuro, más por verse envuelto en esa treta del monje que por otro de genuino.

Lo lamento, monje-sama. dijo con la boca pequeña, evitó las miradas de los ji-samurai y avanzó ligero hasta el flanco del monje. Mantuvo la ficción varios metros más, hasta que juzgó que no había oídos furtivos en las cercanías. Miró de soslayo al monje, no sabía qué decir, cómo reaccionar.

¿A quién debo agradecer este gesto? preguntó el ronin.

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22/11/2017, 23:10
Furumaro

El monje aparentaba haber pasado los cuarenta años de edad; sin embargo, en cada paso, se le notaba aún la gracia de la juventud, como si los años no pesaran sobre él. Ante la pregunta del ronin, se giró hacia él y con una enigmática sonrisa y haciendo tintinear las campanillas de su bastón, repuso.- ¿Acaso no nos enseña el Tao que uno debe inclinarse para ofrecer ayuda a un hombre caído? ¿O que la verdadera nobleza yace no en ser superior a otros, sino en ser superior al pasado propio? Un simple gesto amable, samurai-sama, nos ha puesto a ambos un paso más adelante en la búsqueda de la Iluminación.

Dicho esto, volvió a mirar al frente y con el mismo tono jocoso con el que se había enfrentado a los ji-samurai, añadió - O tal vez sí que quería un guardaespaldas, y vi la oportunidad de conseguir uno gratis, haciéndole estar en deuda de honor conmigo.

Tres pasos más adelante, volvió a añadir - O tal vez, simplemente me molestó ver el abuso al que sometían a un hombre sin causa alguna, y no pude evitar intervenir.

Dos pasos más, y un tintineo de campanilla. - Tal vez recordé también que el Tao nos enseña que los hombres desesperados toman acciones desesperadas, y no me gustaron las posibilidades.

Un paso y se giró de nuevo al ronin. - ¿Qué opinas tú? ¿Por qué piensas que me paré a ayudarte sin siquiera conocer tu nombre, samurai-sama?

Notas de juego

Nota del DM: Lamentablemente, has caído en manos de un monje.... Las conversaciones suelen ir así jajajaja

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25/11/2017, 21:01
Takeo

Lo cierto es que antes de tornarse al camino del ronin, Takeo no había tenido demasiado trato con los monjes. Para él eran un elemento ajeno a la realidad del Escorpión, una colección de reflexiones y alegorías que, en demasiadas ocasiones, no tenían lugar en el pragmatismo del clan. Pero el joven bushi encontraba en el Tao, en las escasas ocasiones que se acercaba, una fuente de sabiduría que, como mínimo, le invitaba a pensar.

No soy estudioso del Tao, monje-sama. repuso Takeo, contenido. Pero si la nobleza reside en ser superior al pasado de uno, yo tengo un largo camino que recorrer. hizo una breve pausa, reflexionó, y respondió sin perder esa contención en su forma de hablar. Aunque supongo que el camino a la Iluminación no es breve ni sencillo, para nadie.

Escuchó las opciones que barajaba el monje acerca de sus razones por las que había intervenido. Estaba claro que sacar una respuesta clara y directa del monje no iba a encontrarse en la lista de sus proezas diarias. Cuando el monje se volvió hacia él interesándose en su opinión, Takeo estaba algo indeciso, aunque trató de ocultarlo de la mejor manera posible.

De saberlo, monje-sama, no os preguntaría. repuso con toda la habilidad dialéctica que pudo reunir. O puede que lo sepa, pero, en realidad, no me importe. miró hacia atrás, donde habían dejado atrás a los ji-samurái. Y esa realidad es que me habéis socorrido y yo, un ronin, podría burlarme de vuestra compasión, robaros y marcharme. esbozó una sutil sonrisa, reconociendo la habilidad del monje. Pero habéis sabido elegir bien a vuestro ayudado, vuestra sabiduría es grande, inapelable. Así que.. se quedó pensativo unos instantes, y mostró una sonrisa llena de franqueza. Supongo que andurrear por los caminos solo, sin nadie con quien conversar, debe hacer de un viaje algo aburrido. Imagino que ya habéis encontrado quien os replique en las conversaciones, monje-sama. apuntó sin malicia o arrogancia, a veces la respuesta más sencilla era la más difícil de encontrar y, aun estando equivocado, no erraba en creer que la compañía era siempre más agradable que la soledad.

Notas de juego

Me hago cargo jajaja

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28/11/2017, 10:09
Furumaro

- Hay quien dice que el modo de alcanzar la Iluminación es tan sencillo como pronunciar el nombre del Pequeño Maestro de forma perfecta una sola vez. - repuso el monje, con voz divertida, como si la precaución del ronin le divirtiera. - Una vez oí a uno de esos monjes tatuados decir que sólo tenía tres pasos: el primero que mataba a los padres, el segundo que mataba al sensei y el tercero que mataba a uno mismo. - Guardó un silencio pensativo, mirando al joven como evaluándolo tras esa última afirmación. - Si eso es cierto, diría que estás más cerca de la Iluminación que yo.

El alegre comportamiento del monje se vio súbitamente interrumpido cuando Takeo dijo que de saberlo, no preguntaría, aunque un instante después sus facciones retomaron esa sonrisa juguetona que se movía entre sus facciones con tanta facilidad. - Hubieras estado en tu derecho, ronin-sama. Pese a tu posición, sigues siendo un samurai y yo, bueno, un humilde monje caminando por el Imperio buscando sabiduría. Cualquier cosa que me hubieras exigido, mi deber hubiera sido obedecer, si bien, me temo que poco ibas a obtener de mí salvo un viejo kimono y mi bastón.

- Ninguna sabiduría es inapelable, no todas las preguntas tienen respuesta y no es posible decir qué es la verdad sin mentir. - canturreó divertido, mientras ponderaba la respuesta del joven. - Sí, es cierto que caminar solo puede no ser tan apasionante como una buena compañía; pero pocos hombres de mi edad caminan solos, joven. ¿Nunca te contaron de pequeño la historia del monje mundano, el monje ascético y el río?

Sin esperar respuesta, empezó a contar. - "Hace mucho tiempo, dos monjes caminaban juntos por los senderos; uno de ellos pensaba que para encontrar la Iluminación en el mundo, había que experimentarlo, era un monje mundano. El otro, en cambio, opinaba que el mundo ofrecía demasiadas distracciones, y que sólo alejándose de todo, uno podía entrar en comunión con la sabiduría y alcanzar la Iluminación, era un monje ascético. Un día, cuando iban a cruzar un río, se encontraron con una joven campesina, tan hermosa que era imposible no pararse a mirarla. La pobre muchacha iba cargada con los frutos de un largo día de trabajo y estaba visiblemente aterrada con la perspectiva de que el río la pudiera derribar y echarlo todo a perder."

Tras una breve pausa dramática, continuó. - "Sin pensarlo mucho, el monje mundano se inclinó y se ofreció a cargar a la mujer hasta el otro lado del río, y tras un breve momento, los tres estaban al otro lado. La muchacha le agradeció la ayuda y siguió su camino, y los dos monjes reanudaron su peregrinaje, si bien el monje ascético tenía mal semblante; finalmente, aquella noche, cuando se sentaron a cenar un poco de arroz, no pudo resistir más y regañó a su compañero '¿Cómo esperas alcanzar la Iluminación si no haces más que aferrarte al mundo? Debiste dejar a aquella muchacha con su dilema, en lugar de ensuciar tu carne y tu mente con su contacto.' El monje mundano miró perplejo a su compañero y repuso 'Amigo mío, yo dejé a la muchacha al otro lado del río, ¿por qué cargas aún con ella tú?'"

Una expresión soñadora quedó en sus facciones cuando terminó su cuento, y una sonrisa triste. - Ay, niño, qué suerte tienes si aún no sabes lo que es llevar a alguien para siempre a cuestas.

Como si una brisa se llevara esa solemnidad, se giró y sonrió a su compañero de viaje. - Bueno, como pareces no querer decirme tu nombre, ¿puedes decirme al menos a dónde crees que te diriges, ronin-sama?

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01/12/2017, 01:46
Takeo

No terminó de entender aquello de que él estaba más cerca de la Iluminación que el monje, toda esa jerga monástico escapaba, de largo, a la comprensión del joven bushi. Pero Takeo no quería mostrarse descortés y, en el fondo, le agradaba poder aprender de un erudito algo distinto a lo habitual.

Supongo que solo podremos descubrir tal cosa siguiendo adelante por el camino —repuso el ronin con un asentimiento, aunque puso una cara algo amarga al referirse a él como samurái —. No sé porqué decís eso, monje-sama. Soy un ronin, la distinción de los samurái queda lejos de mi alcance —aseveró Takeo, hizo un gesto inconsciente de buscar su wakizashi, pero no lo encontró, aquello le dolió.

Tras negar con la cabeza con lentitud al ser preguntado por el cuento, Takeo atendió al mismo tratando de extraer la enseñanza que el monje esperaba que sacase. La historia le evocó a algunos recuerdos que aun no estaba preparado para afrontar, y fue la moraleja final del monje la que estocó la mente del ronin. No podía hacer otra cosa salvo darle la razón.

Ojalá fuera así, monje-sama —respondió escueto, reacio a contar nada más de él mismo por el momento. Alzó un poco la ceja al ver que el monje decía eso, y la impulsividad juvenil hicieron acto de presencia —. Tampoco os habéis presentado usted cuando os pregunté, pero supongo que el entusiasmo por la conversación nos distrajo —hizo una pausa, se encaró tranquilo al monje y se inclinó educado, era absurdo porfiar por algo así con el hombre que le había ayudado —. Me llamo Takeo, es un honor.

No pudo evitar tener una sensación de que aquel monje sabía cosas sobre él, quizá era la arquetípica paranoia Escorpión, la desconfianza inculcada entre sus miembros, pero Takeo no quería alimentar esa sospecha, no por el momento.

Ahora mismo, me dirijo hacia donde usted vaya, monje-sama —hizo una pausa algo teatral, sonrió contenido —. Al fin y al cabo, soy vuestro guardaespaldas, ¿no es así?

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03/12/2017, 22:51
Furumaro

- Ay, ¿será posible que quién te educara dejara una laguna tan enorme en tus lecciones? - dijo con un deje de incredulidad, sacudiendo la cabeza y el bastón, dándole incluso un juguetón golpecito en la cabeza al joven. - Takeo-san, los ronin son samurai, con todos los privilegios que son inherentes a esa casta, como por ejemplo...- tocó con la parte de abajo del bastón la saya de la katana del ronin. - poder portar armas sin que se les ejecute. La diferencia, amigo mío, radica en que los ronin no tienen un señor que garantice esos privilegios  provea por ti, con la excepción del Hijo del Cielo, y el Emperador es alguien demasiado ocupado como para proteger personalmente a cada ronin que recorra el Imperio...

Luego, dejó ir una carcajada, amplia y franca cuando dijo: - ¿Acaso no preguntáste que a qué se debía mi ayuda y te respondí con sabiduría del Tao? ¿Las palabras del Pequeño Maestro no encierran mejor respuesta que un simple nombre de un humilde monje para ti, Takeo-san? No sabría decir si es arrogancia que pienses así o posees una sabiduría de la que yo aún carezco... Mi nombre, sin embargo, merece la pena mencionarse, si bien dudo que comprendas la broma que encierra. Puedes llamarme Furumaro, Takeo, es un placer conocerte. - se detuvo un instante para ver si había alguna reacción a su nombre.

- Es afortunado que digas eso, puesto que yo también creo que me dirijo allí, sin embargo, ¿quién sabe lo que nos reservan las telarañas de los caminos, amigo mío? Si me preguntas, tengo la sensación de que tienen algo pensado para ti...- dijo con una misteriosa sonrisa, antes de apretar levemente el paso.

Notas de juego

Wakizashi tienes, salvo que por algún motivo decidieras romperlo tú (cosa bastante ilógica en un musha sugyo) o no lo lleves en el obi por alguna razón.

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08/12/2017, 14:50
Takeo

El ronin miró con severidad al monje, se molestó por las confianzas del anciano que toleró por la ayuda recibida, pero marcó distancia con este.

Pregunté a quién debía la ayuda, monje-sama, no a qué —Takeo sopesó por un momento si el monje estaba jugando con él y, de algún modo, burlándose. Suspiró al final, seguía algo tenso por el encuentro con los ji-samurái y era un mal humor que venía de aun más lejos. Al presentarse, el protocolo le hizo detenerse e inclinarse como era debido ante la presentación —. Un honor para mi, Furumaro-sama.

El último comentario del monje le hizo mirarle intrigado, reforzó la idea de que aquel hombre sabía mucho más de lo que aparentaba. No sabía si eso era bueno o era malo, pero sin duda alguna alimentaba la curiosidad del ronin. Terminó por encogerse despreocupadamente de hombros.

Si algo me depara el camino, lo afrontaré como me han enseñado, tal es mi deber —en este punto habló más como el samurái Escorpión que era y no como el ronin que debía ser. Frunció un tanto el ceño al verle acelerar el paso justo después de ese comentario, extrañado.

Notas de juego

La verdad es que desde su primera intervención no pude evitar ver ciertas similitudes con "cierto monje" de la ambientación oficial xDDDD (que mal rollitooor).

Sobre el tema de ronin y wakizhasi, yo siempre he interpretado que los ronin que no tienen waki y que, en el caso de la peregrinación esta, Takeo deja el suyo en casa para cuando vuelva a recuperar su estatus (por eso de que el waki es el honor de un samurái y los ronin, técnicamente, no lo tienen).

Ya luego que un ronin sea un samurái, visto como son tratados y su estatus (por debajo de los eta), no los he tratado nunca como tal pues no pertenecen a esa casta (o ya no pertenecen).

Con esto no pretendo iniciar un debate, probablemente tú tengas más razón que yo y eres el master ^^u

Por lo tanto, lleva el waki encima pues xDD

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18/12/2017, 23:27
Furumaro

Si el monje se percató de la súbita distancia del ronin, o de que lo había molestado, no dio ninguna prueba de ello. - Y yo te respondí que al Tao, Takeo-sama. ¿De verdad quieres que dancemos en torno a ese concepto cuando nuestros nombres ya han sido revelados? - dijo con una animada risotada. - Te prometo que puede ser una charla verdaderamente agotadora para la mente no iniciada...

Sin embargo, pese a la "amenaza" del monje, la conversación pronto murió y el silencio se volvió durante un buen rato un compañero más de viaje mientras caminaban por las tierras no alineadas que rodeaban al Escorpión. Teóricamente, toda aquella tierra aún debía lealtad a dicho Clan, pero las escaramuzas fronterizas, el bandidaje y la distancia hacían que en la práctica, salvo para cobrar los impuestos, el Escorpión (o cualquier otro clan, dicho de paso) realmente no tenía ninguna presencia en la región.

Al menos, pública.

El sol ya estaba avanzado en su descenso cuando finalmente Furumaro rompió una vez más su silencio.

- Takeo-sama... - dijo, con un impropio tono de duda en su voz, al menos, impropio por lo que él conocía del hombre. - ¿Puedo hacerte una pregunta un poco comprometida?

Sin darle tiempo para responder, continuó, como si hubiera aceptado. - Sé que ambos somos solamente hombres caminando a pie por el enorme Imperio, pero los dos miramos desde una montaña más alta no hace tanto esta tierra, estoy convencido de ello... ¿Qué créeis que sucederá esta Estación de la Guerra?

Notas de juego

No temas, no es ESE Furumaro. xD

Los ronin sí tienen su honor; de hecho, algunos es todo lo que tienen. Es uno de los problemas; son demasiado honorables para ejercer las labores de un campesino (¡¡son samurais, por las Fortunas!!), por lo que no pueden ganarse la vida de esa manera, y muchos acaban convertidos en bandidos o mercenarios porque, sencillamente, no pueden hacer otra cosa.

Estás un poco confundido con eso. Los eta no son humanos; son poco más que muebles. Un ronin ES un samurai y se le trata como tal... Pero no tiene nadie que le respalde, por lo que muchos campesinos y ji-samurais que normalmente se ven oprimidos por samurai aprovechan y se desahogan con los ronin, porque pueden hacerlo.

No te preocupes por el debate, prefiero que tengamos los conceptos claros (o como mínimo puestos en común). Sé que soy el Máster, pero en palabras de Ender "No voy a ser el único que piense por aquí" :P

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27/12/2017, 16:48
Takeo

Takeo escondió un bufido típico de una juventud demasiado impulsiva, los recovecos conversacionales del monje le perdían y no iba a buscar los tres pies al gato a ningún asunto. El ronin respetó el silencio que se impuso entre ambos, aquel alivio mudo permitió a Takeo centrarse un tanto, ver las cosas con perspectiva. Fue entonces cuando Furumaro preguntó aquello, lo cual le dejó desconcertado, especialmente por aquel detalle de la montaña. Takeo se miró suspicaz al monje, pero procuró formular una respuesta a la pregunta.

Es difícil de decir, Furumaro-sama —admitió el ronin sin apartar la mirada del camino —. Los rumores aventuran guerra, el viento inquietud, pero de las cortes el velo de sus intrigas uno puede esperar cualquier cosa —habló con toda la naturalidad que pudo, pero no era profano del remor que se había propagado por todo el Imperio —. Hay que confiar en el Divino Emperador, en su sabiduría, que sabrá imponer el sentido común entre los Grandes Clanes.

Notas de juego

El tema de los ronin siempre lo tuve por asumido cuando en su momento me lo explicaron (mal en algunos puntos, por lo que parece xD). Me he tomado la molestia de releer lo que pone en el manual, amen de leer lo que me pusiste, y ya veo cómo va el asunto. Cuanto tiempo engañado xD

Espero que con las fiestas pueda retomar un poco el orden, que he estado algo disperso xD

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24/01/2018, 11:09
Furumaro

- La paradoja del sentido común, recibir ese nombre y, en cambio, ser el menos común de los sentidos... - dijo con voz serena, con la mirada perdida en el camino. - ¿Entiendo entonces que pensáis que la cuerda que se está tensando en el Imperio aguantará otro año de tensión sin estallar?- preguntó con franqueza.

- Como dije, yo sólo soy un hombre que camina a pie por los caminos del Imperio, buscando una sabiduría mayor de la que pueda poseer; sin embargo, noto algo distinto en el aire. En cada bocanada de aire de un Imperio que se estrangula a sí mismo en tensión... ¿cómo puede ser que note demasiada calma, Takeo-sama?- En su voz había una nota de desconcierto, mientras sacudía la cabeza. Pero toda aquella solemnidad desapareció, de nuevo, con la velocidad de una nube de verano arrastrada por la brisa.- Aaah, no hagáis caso a este viejo monje, seguramente son cosas del cansancio por caminar todo el día... - añadió, haciendo tintinear su bastón alegremente, recuperando su tono jocoso.

Como si el cambio de humor la hubiera conjurado, una casa de paso, pequeñas posadas diseminadas por los caminos imperiales para acoger a los viajeros que eran alcanzados por la noche en su viaje, se dejó ver al coronar la loma. - ¿Sabéis? Tengo el presentimiento de que esta noche lloverá. Deberíamos descansar hoy bajo techo y no creo que alcancemos la siguiente. Haremos noche allí. - Y apretó el paso, bajo aquel cielocompletamente despejado que empezaba a teñirse con los colores del atardecer

 

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07/02/2018, 19:58
Takeo

Las preguntas del monje lo dejaron algo desconcertado, no por la naturaleza de las mismas, sino por su interés en saber su opinión. Quizá era por su habitual paranoia inculcada con sangre por su entrenamiento en el dojo Escorpión, pero decidió no darle mayor importancia por el momento.

La tensión siempre amenaza con una nueva guerra, pero el Divino Emperador logrará apaciguar los vientos de guerra —expresó con cierto idealismo juvenil —. El Imperio debe permanecer unido, y permanecerá unido —dijo con convicción.

Las diatribas en las que se sumergió el monje le obligaron a pensar, no le molestaba, pero Takeo pecaba de inexperiencia fuera de los límites seguros de las tierras del Escorpión. La teoría la dominaba, la práctica era un asunto bien distinto.

A pesar de vuestra humildad, bien parece que sois un hombre ilustrado y conocedor de más cosas de las que admitís —miró de soslayo a su acompañante, movió la cabeza —. No, no os lo recrimino, Furumaro-sama, me hacéis pensar —asintió reconociendo esto como un mérito.

Takeo miró al cielo, ¿llover? Unos ojos escépticos otearon las dispersas nubes que vagaban perezosas, pero no puso en duda las palabras del monje. Al fin y al cabo los Kami sabían cuanto tiempo llevaba en el camino.

Haremos noche allí entonces —aseveró el ronin encaminándose hacia la casa de paso, pensativo.

Notas de juego

¡Se me había pasado responder! xD

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13/02/2018, 20:51
Furumaro

- Si consideráis mis desvaríos como sabiduría entonces, joven ronin, no olvidéis mis palabras y meditad sobre ellas. Quizás las Fortunas tengan a bien mostraros verdades que para mí sólo quedan insinuadas. ¿Quién sabe si es parte de su intención? - dijo con aquella media sonrisa jugando por sus labios, como quien sabe más de lo que dice, o por lo menos, lo intuye.

El interior de la posada de camino era tan humilde como su indistinto exterior vaticinaba que sería; apenas una barra donde el heimin al cargo del local, un hombre de mediana edad con el cabello encanecido por el tiempo, y una mujer que limpiaba el lugar y atendía las mesas; así mismo, una mujer de mediana edad, aunque en su juventud debió ser muy hermosa. Probablemente, la esposa del primero.

El salón principal tenía media docena de mesas largas, con pequeños asientos a sus lados, para unas seis personas en total cada una; en el fondo, había unas escaleras hacia arriba, con seguridad a las habitaciones acomodadas para que los viajeros las usaran para dormir, aunque por el tamaño de la casa, era poco probable que pudieran acoger más de tres o cuatro cómodamente y sin compartir.

Furumaro, tras saludar respetuosamente a los campesinos, se dirigió a una de las mesas del fondo. Aparentemente, ellos dos eran los únicos que se habían detenido allí por el momento.

- Takeo-sama, ¿puedes hacer el favor de encargarte de pedir algo de cena para nosotros? - dijo con tono desenfadado, de espaldas al ronin.

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26/02/2018, 23:09
Director

Notas de juego

No avanzamos porque falta post

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28/02/2018, 15:37
Takeo

Al llegar a la posada, Takeo la contempló aun con aquella aura de extrañeza y rechazo que le generaba el ser samurái Escorpión, pero como ronin no podía andarse con excesivos remilgos. Con oficio se cambió de lado la katana, mostrando sus intenciones no hostiles ni afán de buscar problemas, esperaba que con ello calmara posibles suspicacias locales.

El tiempo lo dirá, monje —resolvió salomónico a su última reflexión.

Superada la sensación inicial de descolocamiento, Takeo se movió unos pasos hasta que Furumaro le pidió aquello. El joven asintió a pesar de que sabía que no le miraba, decidió acercarse al heimin a cargo del local.

Una cena para mi y para el hombre santo —pidió con un somero asentimiento.

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05/03/2018, 23:46
Furumaro

El posadero, acostumbrado a tratar con samurai de todos los rango, estaba acostumbrado a mostrar el deferencial miedo que todo heimin debe con total naturalidad, sin importar lo que le pidieran. Y, con tantos años a sus espaldas, lo cierto era que aquella humilde posada había tenido su sarta de peticiones peculiares, por samurais en iguales situaciones... Y estando bajo la mirada del Escorpión, estaba acostumbrado también a ocultar su interés...

... Sin embargo, y pese a todo, la mirada que le dirigió al ronin hablaba a las claras de que no había entendido algo, y que se debatía sobre preguntarlo en voz alta. Quizás, por no llevar el joven ningún mon ni en su pecho ni en su espalda fue que la curiosidad venció a la prudencia. - Por supuesto, mi señor samurai-sama, pero... ¿El resto de su compañía no cenará?

Cuando Takeo se volviera, comprobaría que, en efecto, el monje ya no estaba solo en la apartada mesa, sino que cuatro figuras más, ataviadas como hombres santos pero con una capucha ocultando sus facciones, se habían unido a la mesa con él. De dónde habían salido, era una excelente pregunta para la que el ronin no iba a encontrar sencilla respues.

Furumaro, con su habitual sonrisa despreocupada, contestó por él. - Por supuesto que sí, posadero-san. Mi joven compañero simplemente pensó que no lo harían por haber comido algo por el camino... Takeo-sama, por favor, únete a nosotros. - e hizo gesto para que se acercara

Cuando lo hizo, el monje inclinó la cabeza a modo de disculpa. - Lamento el pequeño subterfugio al que le he sometido, samurai-sama, pero, como todo bajo el Cielo, me debo a un orden superior en algunos de mis actos. - explicó entonces Furumaro, con su inescrutable sonrisa. - Y se me envió a emitir un juicio sobre su persona. Elegir un campeón, algunos dirían, si este fuera el comienzo de una obra kabuki. Alguien digno de recibir esta carta... - y le tendió un pergamino, sellado con el mon del Campeón Esmeralda; el tipo de mon que sólo él o sus Magistrados podían usar. En su interior, el siguiente texto:

A quien el monje Furumaro juzgue apropiado, de Otomo Koichi, de la casa Otomo vasalla del Clan de la Araña Blanca, Magistrado Esmeralda en Toshi Ranbo, bajo el mando del Campeón Esmeralda Kakita Menitsuku, redactado por mi sirviente escriba.

Samurai,

Espero que esta carta le encuentre en buena salud y que sus gloriosos ancestros sigan cuidando de usted. Lamento profundamente desarraigarle de sus ocupaciones actuales, pero me encuentro en la posición inexcusable de requerir su presencia en la Radiante Capital Imperial de Toshi Ranbo a la máxima premura, para un asunto de su incumbencia y por el bien y gloria del Imperio.

Cuando llegue a la capital, le ruego que se ponga en contacto conmigo, o deje recado si la hora del día resultase inapropiada en la casa de té del Corazón de Jade, en el distrito Kurai. Puedo dar fe que es un local capaz de satisfacer incluso los gustos más refinados, amén de un lugar donde tener reuniones y conversaciones distendidas.

Le aseguro que la mayor brevedad posible será de beneficio mutuo, y a través nuestra, del Imperio.

Otomo Koichi.

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10/03/2018, 20:23
Takeo

El hallazgo que resultó ser la cohorte de monjes reunidos en la mesa hizo que las cejas de Takeo se alzaran, quiso mostrarse molesto por la treta, pero algo en su adiestramiento Escorpión le hizo encajar ese golpe con deportividad. Al fin y al cabo, ya sospechaba que aquel peculiar Furumaro hacia preguntas curiosas y que su aparición fue aun más peculiar.

Que los monjes se anden con subterfugios —dijo manteniendo la tranquilidad, movió la cabeza examinando los rostros de los demás —. Graves deben ser las razones para que sea así.

Asintió comprendiendo las palabras del monje, pero a medida que le escuchaba su rostro se iba sorprendiendo más, atenazado por la seriedad propia de los de su clase, o la pretendida al menos. 

¿Digno..? —preguntó perplejo mientras recibía la susodicha carta, Takeo la tomó desconcertado entre sus manos y la leyó. Las emociones que le generaron le encogieron un tanto el estómago, ¿qué estaba leyendo y por qué él? Honra y vértigo por recibir ese reconocimiento, cuando acabó la epístola alzó la mirada hacia Furumaro, al monje no le resultó ningún misterio leer la duda en la mirada del ronin.

¿Sabía quien era yo, Furumaro-sama? —preguntó sin tapujos, intrigado —. Me honráis que me consideréis digno, ¿apenas unas horas caminando y sois capaces de leer el alma de alguien?

Se mostraba cauto, no por desconfianza de aquella carta, sino por el mero asombro de la revelación.

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12/03/2018, 22:59
Furumaro

- Como he dicho, samurai-sama, todos nos debemos a un orden superior y hemos de cumplir nuestro deber, sea cual sea. Dadas las tierras de las que procede, estoy seguro que lo entiende...- Respondió el monje de nuevo inclinando levemente la cabeza a modo de disculpa.

Las preguntas del ronin le hicieron volver a hacer ese peculiar movimiento de cabeza a un lado y a otro, mientras pensaba en qué responder. - De nuevo, me honráis, pero sobrestimais mi posición. No me corresponde a mí juzgar si sois digno o no, ese juicio corresponde a estratos más altos del Orden Celestial... y también a vos mismo. - Clavando sus astutos ojos en los de Takeo, añadió.- No, mi joven amigo, lo que veo en ti no es a alguien digno; sino a alguien con el potencial de ser digno. Los hombres son los que deciden que hacer con el potencial que las Fortunas les otorgan.

- Por otro lado, Takeo-sama, sí que sabía desde el principio quién eráis vos. - hizo hincapié en esas tres últimas palabras, y en el lenguaje corporal del más corpulento de los monjes que habían aparecido se leyó la incomodidad por decir de manera tan franca aquello. - Lo que no sé es quién sois ahora, ni quién podéis llegar a ser. ¿Y vos, Takeo-san?

- ¿Sabes quién eres? ¿Y quién quieres ser?

El rostro de Furumaro le decía a las claras que era una pregunta para que meditara sobre ella, no para que le respondiera en el momento... Y justo entonces, fue cuando el heimin llegó cargado con bandejas para la cena de sus comensales de última hora, a su espalda, carraspeando para atraer la atención del ronin.

- Mi señor, ¿dónde han ido sus acompañantes?

Cuando Takeo volvió a mirar, estaba solo en la mesa. Solo, con la carta aún abierta sobre la mesa, y con algo de dinero para descansar ese día y acudir a tiempo a ese llamamiento... Y en el fondo de su mente, aquella pregunta:  ¿Sabes quién eres?

Notas de juego

Perdona que te acelere un poco el prólogo; con la desaparición del Seppun os quiero juntar más pronto, para que podáis disfrutar un poco más con el ritmo "libre" de conversación entre pjs.

Por supuesto, eres libre de continuar por aquí y si quieres hacer algo más en concreto, lo resolvemos. Incluso puedes ignorar el llamamiento (el Magistrado Esmeralda no tiene modo de demostrar que lo recibiste), pero... estarías ignorando una oportunidad clara de redención.

Aunque viene de un Otomo. Que es un Araña.

Piénsalo. Muahahahaha

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15/03/2018, 18:56
Takeo

Una vez más el monje se lanzó en el alud de ambigüedad y afirmaciones propias de los de su clase. Takeo decidió no rebatirle, pero la mirada del ronin revelaba que, en absoluto, creía que Furumaro fuera un mero monje. Que tuviera ese potencial no significaba que le hubiera elegido entre, ¿cuántos? Pero finalmente confesó lo que Takeo sospechaba, pero no mostró la arrogancia de ver descubierta la treta, solo comprendió que la dimensión de aquella elección significaba para él.

Antes de que respondiera, sumido en un trance meditabundo que no supo controlar, parpadeó mirando a su alrededor ante el requerimiento del heimin.

Cumpliendo con su deber —respondió lacónico mientras recogía carta y dinero sin decir nada más, un mero gesto invitó al heimin que le sirviera la cena. La cabeza de Takeo volaba, se retorcía, se enorgullecía y se avergonzaba.

¿Saber quién eres?

Aun no lo sé. Pero.. lo descubriré.

Murmuró releyendo la carta una vez más una vez que el heimin se hubiera marchado. Cenaría, dormiría y, al amanecer, sabría cual era su siguiente destino.

Notas de juego

No te preocupes. Acelera lo que necesites. A Takeo le ha convencido el asunto y asistirá ;)

¡A darle chicha, Manué! xDD