Partida Rol por web

 Entre Sören y Turlin, así como los Grumm, intentaron trazar un mapa del área para los aventureros.

El silvano agradeció su paciencia al hombre, y ya que estaba con ellos aprovechó para preguntar a ambos, pues mejor que él conocerían el lugar. Pidió una ronda para ambos para hacer el momento más agradable y lanzó sus dudas.

- si fuéramos río arriba y bordeáramos al llegar arriba hacia el nort-este, ¿sabéis si hay algún desnivel que no se pueda sortear a caballo? ¿o si al menos sería más seguro ir por ahí?

Tras la llegada a la posada había sucedido unas cuantas cosas, algunas bastante agradables: la celebración del rescate y regreso del hijo menor y de los héroes, la fabricación de la nueva pierna del herrero (que le permitiría seguir teniendo una vida útil) y el despertar del soldado (aunque hubiera traído consigo noticias oscuras como el carbón). La parejita Minna – Sören enterneció al hobbit. Estando como estaba descansado y de buen humor, le despertaban buenos sentimientos. Sana envidia. Un día sería él el que tendría a una buena hobbit a su lado, aunque antes tendría que fundar su forja. Y todavía no conocía ninguna elfa, cuando era evidente que los elfos eran algo más que cuentos de la Comarca. A esas habría que verlas. O no, porque ¿y si eran tan bellas que luego no podía enamorarse de una simple hobbit? ¿podría no verlas feas después de eso? ¿irían con los pies desnudos y bailarían grácilmente por los bosques, cantando y riendo? Eso habría que comprobarlo, sí, definitivamente.

En cualquier caso, la carta, el asunto del asalto, los trolls… eran temas aciagos. Rudigar sabía en lo más hondo de su corazón

Por otro lado, quedaba el asunto de los preparativos del viaje. Los enseres, armas, vituallas y animales. Ahora, ya con algo de experiencia a sus espaldas, decidió que, pudiéndose permitir un caballo extra, era mejor disponer uno. Dado que su aportación al grupo no había sido muy sonada, excepto en lo que tocaba a puntuales ballestazos, compró un nuevo rocín, al que poco originalmente llamó Pardo, obviamente por su color. Llevaría silla y alforjas, por lo que pudiera pasar, y una buena cantidad de provisiones y agua (1).

Además, el hobbit se hizo con un escudo (el más pequeño y de mejor aspecto que el herrero tenía disponible) y saetas para su ballesta. El pequeño guerrero se estaba acostumbrando cada vez más a las tareas de su “cargo”, se estaba marcializando a marchas forzadas, llegando a dedicar algo de tiempo a entrenar sus aptitudes naturales en el lanzamiento de la daga, el disparo de la ballesta e incluso a practicar con la espada corta invisible y el escudo. Así como con el lanzamiento de la daga y el disparo de la ballesta sus aptitudes le servían para cubrir el expediente, el combate cuerpo a cuerpo era algo que desconocía por completo. No, el *atacar* en cuerpo a cuerpo se le daba mal, pero aquel pequeño guerrero se movía continuamente, escudo en alto, dando saltitos, un pequeño borrón de vitalidad. Mientras no tropezara al menos probablemente pudiera conservar la cabeza…

Rudigar envidiaba la increíble habilidad del silvano-beórnida con el humo de pipa, ya que él sólo había logrado dominar el arte de formar círculos y puntos flotantes, pero no teniendo pipa propia ni tabaco, hubiera quedado bien mal intentar usar la suya y hacer el ridículo con sus formas simples. Nah. Tenía que conseguirse una pipa, estaba claro.

-Ragnar, ¿dónde conseguiste tabaco para la pipa? ¿qué variedad es? Tengo que conseguirme una buena pipa y algo de tabaco. Todo buen hobbit debería tener una buena pipa, buen tabaco y un sillón cómodo en el que disfrutarlo todo.

Volviendo al debatido tema del camino a seguir, si el grupo iba a Ar Gular, tenían varias opciones. Él, como había dicho ya en alguna ocasión, prefería hacer un camino alternativo al que había seguido el soldado. Se trataba de hacer una exploración, no de comprobar qué tan fuerte eran las emboscadas de los orcos, ¿no? Entonces estaba claro que el camino más claro a seguir era siguiendo el río hacia el norte, por el lado derecho, hasta topar con aquel afluente que iba hacia el interior del bosque, seguirlo también por el sur, y allí hasta el otro afluente. Desde allí no debería ser difícil avistar la fortaleza, porque las fortalezas que se precien de serlo se construyen en alto, por las cualidades defensivas y todo aquello. Aunque sean ruinas no pueden ser tan difíciles de avistar, sobre todo contando con elfos de aguzadas miradas, ¿no?

Estaba claro que la lluvia y el barro no harían más sencillo el viaje, pero al menos, si seguían la ruta norte, no sería complicado el trayecto, un río suele ser fácil seguirlo, ¿no?

Examinaba el mapa con aire ausente mientras escuchaba las recomendaciones del Hobbit y percibía los temores del enano al observar el afluente del que hablaba Rudigar...

Tranquilo Fjalar, no creo que nos suponga ninguna ventaja adelantar a través del rió...corres más riesgo de ahogarte caminando al lado de la montura del mediano...terminé al tiempo que dejaba escapar una amistosa carcajada.
Aquella tarde al pasar por el establo no había podido evitar fijarme en la desproporcionada cantidad de víveres que el Hobbit tenia pensado transportar...había agua para llenar el fontegris 2 veces y aun desbordarlo.
Me agradaba la insana afición que los medianos tenían por las comidas y las alimentación, y de algún modo, hacia que mis dudas por haber comprado provisiones de más, perdieran toda su importancia.

_ Fue un regalo de mi hermano... yo mismo las cultivo ¿ves?_ dije adelantándome y enseñándole el interior de una bolsista. En ella se podían apreciar un puñado de cogollos secos unidos en pequeños racimos.

El se las compró a unos comerciantes enanos que se dirigían a la montaña solitaria desde el lejano Oeste...

Entonces reparé en el origen de las hierbas, y sonreí divertido por no haberme percatado antes de lo curioso que resultaba.

...por cierto, creo que son de tu tierra, al menos eso le dijeron cuando se la vendieron.
Vuestras cosechas tienen una gran reputación en las tierras de las que vengo... ¿sabias Rudigar?
Esta se supone que es la variedad conocida como "Estrella Sureña"...algo que finalmente voy a poder corroborar con tu ayuda. Le dije con cierta complicidad.

Guardé la bolsita y saqué otra que contenía las virutas de hierba seca ya preparadas para su uso. Cogí un pellizco entre los dedos y los desmenucé con cuidado frente a la naricilla del mediano...¿que opinas? ...no! , espera, no digas nada todavía.
Rápidamente rebusqué en mi faldriquera, y con suma habilidad, intercambié la boquilla de mi pipa por otra nueva y se la ofrecí para que pudiese degustar el aroma del tabaco.

Lo observé con curiosidad un tiempo, sin presionarle, dejando que disfrutase con calma de las fragancias combinadas con el regusto de la madera.

Estoy contigo Rudigar...aunque yo propongo no retroceder nuevamente cuando hayamos superado el afluente, sino avanzar en linea recta a través del bosque...nos ahorraremos una buena caminata (asumiendo que campo a través no podríamos poner nuestras monturas al galope de todas formas) y lo que es más importante, podremos alcanzar Ar-Gular sin ser vistos, los orcos no podrán anticipar nuestra llegada si la hacemos al amparo de la protección que nos ofrece el bosque.

... me recosté nuevamente en la silla y levanté de nuevo mi mirada hacia el Hobbit.

¿Y bien? le inquirí finalmente no pudiendo esperar mas por su valoración sobre la autenticidad de mis hierbas.

 Goldbang se reune con vos en la habitación indicada.

 Se pasa constantemente un pañuelo por la nuca y viste una túnica gris que debió ser blanca un día. Muestra su mercancía en pequeños cofrecitos y bolsitas, esparcidos por toda la habitación. Tiene todo lo que le pides y se jacta de poseer cualquier hierba que puedas querer o necesitar.

 Eso sí, serán 15 piezas de oro por el Uranaa, es un veneno muy peligroso y tengo que protegerme. Los arfandas no són un problema y puedo cobraros sólo 15 monedas de plata por los seis. Así pues serán quince y quince, oro y plata. O dieciséis de oro y cinco de plata, si lo preferís.

 Con una sonrisa que pretende ser encantadora pero consigue asquearte, reuné las dosis y te las entrega.

El mago, al contemplar el mapa que sus aliados le proporcionaron vio que la ruta siguiendo el río parecía la más lógica, quizás no avanzaran rápido, pero como apuntó el extraño silvano serían más difíciles de detectar bosque a través y de eso se trataba la misión, pues sólo debían examinar si en aquel lugar reinaba el mal o no, no debían internarse, ni conquistarlo ni nada parecido. Por ello, con su porte serio y con tono resuelto expuso:

-En efecto, seguir el río es lo mejor a mi parecer, y sí, tomar ese desvío por el bosque es buena idea, pero además debo añadir que quizás sea buena idea dejar a nuestras monturas aquí, puede que haya cascadas que nos impidan remontar el río o grandes desniveles, y ante ellos nuestros caballos no pueden hacer nada; además así evitamos llamar en exceso la atención... -dijo dejando en el aire su apreciación esperando oír cuales eran las ideas del grupo.

 El herrero, con su nueva pierna, forja para ti un escudo redondo y pequeño. Ágil y compacto. Podrás llevarlo sin que te pese tanto como uno de tamaño humano.

 ¿Te gusta? Te lo vendo por seis monedas de plata. Sin ti, no lo habría conseguido. Jeje...

 El herrero te ofrece a ti la primera de sus obras tras la recuperación.

 HOmbre, no es mala idea, ¿como lo ves? pregunta Turlin al soldado.

 La ruta del hobbit es viable, la ruta de Ragnar atraviesa esas colinas y seguramente tengan que acabar dando una vuelta casi igual de larga después de buscar el camino entre la maleza o usar cuerdas para ayudar a los caballos a subir... no, seria una locura. ¿Ves?

 Sören señala unas colinas en el mapa justo debajo de la ruta propuesta por el beornida rúbio.

 Si, sí, yo me refería a la del hobbit. Pues teneis como tres días andando de ida y tres de vuelta. Aunque si vais a caballo podrían ser dos. Y si viajarais 16 horas en vez de doce, con el caballo al trote, pues sería un dia y medio de ida y otro de vuelta, tres dias en total. calcula el bardo sobre el mapa. Resigue la ruta con la daga: remontar el rio y bordear el afluente para encontrar el castillo.

 Todo depende de la prisa que tengais. completa Sören con una sonrisa.

 Sören te mira nervioso y en un tono confidencial te pregunta:

 Oye, lo cierto es que perdí todas mis armas en el anterior encuentro con los orcos, ¿tu podrías prestarme algo? No lo sé... una espada corta o quizá una daga. Soy bueno con los filos y las lanzas.

 Todos toman vino. Tu, el bardo y el soldado, que brindan a tu salud.

El silvano sonrió negando levemente, esa petición le dio a entender que sabía perfectamente que armas llevaba - lo lamento, te daría una de mis dagas gemelas, pero ya tienen destinado a su dueño, y como entenderás necesito la espada corta para mi, puesto que el viaje será peligroso. Por otro lado, estoy seguro de que Turlin lo tiene más fácil que yo para prestarte una, y será capaz de mantenerte a salvo. ¿o a caso desconfías de sus capacidades? Entregarte una daga hubiera sido más fácil ante de que el Noldo vendiera todo, lo lamento... Luego miró al resto.

El silvano miró a todos - yo propondría ir a trote, en trayectos extensos de 16 horas, si no hay grandes desniveles será lo más rápido, y si por el motivo que sea algún saqueador ronda esa zona, pasarle de largo sin darle oportunidad siquiera a reaccionar. No me apetece tener más ataques a traición...

El enano escuchó atentamente a sus compañeros. No le hacia gracia tener que ir siguiendo el curso del río durante tres días, pero menos gracia le hacia tener que hacerlo a pie.

- Creo que necesitamos llevar al menos una montura para llevar la carga. A no ser que creáis que no va a ser necesario guarecernos en tiendas de campaña o incluso comer a la vuelta. - dijo mientras calculaba mentalmente. - Además, cuanto más tiempo estemos en ruta, más peligros correremos. -

No, no le convencía la idea de ir a pie. Probablemente los trolls no se adentrarían tan al oeste, pero podían encontrarse con muchos animales en el camino y, si tardaban demasiado, alguna patrulla de orcos que decidiera explorar esa zona.

Mientras tomaba un sorbo de cerveza, para aliviar el dolor de cabeza, observó el mapa con detenimiento. Ojala hubiera alguna forma de eliminar días de viaje, tanto tiempo en esos bosques empezaba a ser molesto.

- ¿No hay ningún paso seguro para el riachuelo que nos vamos a encontrar? Tener que seguirlo hasta el nacimiento parece una perdida de tiempo enorme. - comentó el guerrero desanimado por la posible respuesta.

Si pudieran encontrar una barca quizá podría pasar alguien a nado con una cuerda atada y realizar varios viajes para pasar ese riachuelo. Así podrían salvar algún día de viaje. Aunque la idea de cruzar agua en movimiento le desagradaba, lo haría si era seguro y necesario.

¿Prisa? respondí algo confuso al Trovador.

¿Porque habríamos de tenerla? ¿Acaso alguno de vuestros amigos fue llevado cautivo con los Orcos? Es la primera noticia que tengo_ Continué dirigiéndome al Montaraz esta vez.

Después de oír por boca de mis compañeros la versión del Montaraz, reflexioné con calma la situación.

mmm...comprendo. Todavía guardas alguna esperanza de reencontrarte con alguno de los tuyos...

Vacié la ceniza de mi pipa golpeando el cabezal contra el borde de la mesa y volví a preguntar:

¿A cuantos días de camino decís que se encuentra Cameth-Brinn? Esta claro que alguien debe ir a avisar y regresar con la guardia... pero...¿acaso no prefieres venir con nosotros para comprobar si siguen con vida?...

Sondeé detenidamente el rostro del Montaraz cuando respondió a mi pregunta.

...estoy seguro de que tu conocimiento de la zona y tu experiencia con los Orcos, nos serian de gran utilidad...

una vez más, me llevé la pipa a la boca, pero antes de aspirar una nueva bocanada, me detuve como si acabase de recordar algo importante e hice una ultima pregunta:
Esa partida de Orcos que os ataco...¿podrías decirnos de cuantos se trataba?...imagino tendrás una idea aproximada de cuantos eran... sino al menos, decidnos ¿cuantos Montaraces conformaban vuestra cuadrilla?

Habíamos oído hablar de Orcos y emboscadas, pero por lo que yo recordaba en ningún momento se había precisado ni tan siquiera un numero aproximado...me pareció prudente arrojar un poco de luz sobre la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentábamos.

 Sören negó con la cabeza apesadumbrado.

 A mi me parecieron cientos, os lo aseguro. Pero no lo sé, salían de todas partes. Fue una emboscada en toda regla. La guardia somos seis y es posible que seis fueran los orcos que nos atacaron. O quizá ocho, diez o quince. Lo cierto es que no puedo afirmarlo con seguridad. Yo estoy por jurar que menos de una docena. Pero nos superaban en número, eso casi seguro.

 No pudo precisar mucho más sobre los atacantes.

Ya veo... una docena es algo muy distinto a una guarnición...supongo que podríamos contar con que un numero parecido hubiese permanecido en las ruinas durante la emboscada...

Tal vez podamos deshacernos de algún explorador o alguna partida de caza antes de que Sorén y Turlin lleguen con la ayuda...pero estoy de acuerdo en que no resultaría prudente arriesgarse más hasta su regreso...

Por otra parte, alguien debería acompañaros_ Apunté dirigiendo mi pipa hacia el Trovador y el montaraz...

Dos personas se me antojan escasas para tan importante tarea. Si por un casual fuerais emboscados antes de alcanzar Cameth_Brinn, la ayuda nunca llegaría...y las guardias se os harán tremendamente largas y pesadas si no sois al menos tres.

Todo había resultado un tanto precipitado para mi gusto, pero gracias a la aportación de todo el grupo, el plan empezaba a tomar forma.

¿Te gusta? Te lo vendo por seis monedas de plata. Sin ti, no lo habría conseguido. Jeje...

El herrero te ofrece a ti la primera de sus obras tras la recuperación.

-Es una pieza magnífica, muy a mi altura, jejeje. Aquí tienes -dijo entregándole las 6 monedas de plata, ni más ni menos, pues era el dinero que él quería por su obra y no quería faltarle al respeto- Eres un herrero estupendo, Leddon. Un día te pediré que me forjes una cota de mallas. Eso sí, tendrá que ser bien ligera, ¿eh? -contestó alegre el hobbit.

-¡Pues sí, sí que me lo parece! La original y sabrosa Estrella Sureña... -dijo el hobbit deleitándose con el interesante y fácilmente reconocible aroma del tabaco que le ofrecía Ragnar. Acabó, claro está, embargado por la emoción y cortado por no atreverse a pedirle que le diera un poco para fumarlo. Hubiera sido muy descortés por su parte.

La conversación sobre la forma de viaje hacia las ruinas del castillo prosiguió con diferentes aportes, aportes que el mediano siguió con atención, entre otras cosas porque estaban bajarando seriamente seguir su consejo, cosa que le enaltecía.

El tema de atravesar el afluente le preocupaba sólo levemente: podían remontarlo hasta encontrar un vado. La aguda vista de sus compañeros elfos seguro que les permitía encontrar algo así. O la montaraz, con su experiencia de campo también podría aportar su grano de arena, claro que sí.

-Creo que podemos seguir el afluente hacia su nacimiento hasta que podamos vadear. Si hay suerte será fácil y lo podremos hacer pronto, si no, pues hasta su fuente y desde ahí seguimos la sugerencia de Ragnar, atravesando el bosque. Si el vado aparece pronto, creo que seguir el curso del río sigue siendo la mejor opción.

La nueva intervención de Ragnar confirmaba una vez más el espíritu pragmático del elfo-norteño. Asegurarse que el soldado llegara era una buena idea. Esperó sinceramente que el soldado partiera con el máximo de garantías de llegar a su guarnición. Pese a todo, dudaba que la sola llegada del soldado fuera a significar algo más allá de ponerles en guardia. Una guarnición debilitada probablemente no iniciaría un ataque a la ligera. Pero tal vez si el variopinto grupo de la posada conseguía pruebas fundadas del establecimiento de un asentamiento orco de cierta entidad, estarían obligados a intervenir de alguna manera.

Pero de que llegara un destacamento al galope para rescatarlos empezaba a tener bastante claro que podía ir dejando de tener esperanzas.

El silvano se alzó y se retiró de la mesa disculpándose por su pronta marcha, tenía un par de cosas por hacer, y su propuesta solo añadía el trote al plan de bordear el río, por ello se fue con paso tranquilo mientras ultimaban el plan.

Se dirigió a los establos y preguntó a Puil si le molestría compañarle a ver a Leddon en la herrería.

Una vez allí, miró a ambos y se quitó las vainas del cinto, mostrando a ambos sus hermosas dagas gemelas de confección élfica.

- al final creo que mis compañeros no os han tenido en cuenta para el reparto del botín, estas dagas llevan años conmigo, y no sería justo separarlas ahora. Creo que tenéis un gran vínculo entre hermanos y me gustaría que cada uno tuviera una. Aunque puede que para un herrero, estas dagas solo sean un filo más,... y aun y así me gustaría entregároslas con la esperanza que no necesiten ser utilizadas nunca más - miró a Puil y sentenció - tu, puedes practicar con ella si lo deseas, pero siempre bajo la supervisión de tu hermano ¿de acuerdo?.

Tras su leve regalo, aprovechó, para preguntarles si sabían de cualquier obstáculo o peligro cercano al río en dirección norte, algo de información nunca venía mal.

Elendin alzó una ceja al escuchar el precio del mercader, pues Ragnar le había recomendado regatear todo lo que pudiera sobre el precio. Vio como el hombre corpulento de sonrisa repugnante preparaba las dosis como si el precio estuviese acordado, y por un momento se planteó si rechazar la oferta y seguir regateando, pero las dificultades que había tenido el silvano con el tipo anteriormente le hacian ver que no era un hombre que se andase con tonterias, y que si no deseaba venderle las hierbas, no lo haría a no ser que la oferta fuese lo suficientemente tentadora. Pensó en Tirlindë y negó con la cabeza. Buscó en su bolsa y sacó el dinero, cogiendo las dosis a cambio.

- Trato hecho - dijo tendiendo las monedas en la mesa, al lado de aquel hombre. Sin más ceremonias giró y se fue por la puerta por donde había venido.