Partida Rol por web

El mago no podía dar crédito a lo que oía, así que finalmente el plan de que el culpable se descubriese había dado sus frutos, por lo que intrigado por ello, asaltó al enano a preguntas diciendo:

-¿Entonces ha funcionado? al fin una buena noticia, yo he vigilado el puente todo el tiempo y por ahí no ha entrado; pero me alegra saber que no andábamos errados al sospechar de uno de los sobrinos traidores -expuso animado de haber podido al fin encauzar la investigación- no obstante, estoy con vosotros, si no ha entrado por aquí ha debido de hacerlo por otro lado, es hora de dividirnos y peinar toda la zona, si Ragnar está herido tendremos que dejarlo atrás, necesitamos a todos los efectivos, para peinar todo esto -aclaró dispuesto a ponerse manos a la obra- sugiero empezar por el torreón, porque allí es donde más fácilmente Ciryon podría trabajar sin que lo detectaran -concluyó esperando que los demás lo siguieran.

─La fortaleza es muy grande, señores, no creo que nos de tiempo a revisarla toda antes de que Cyrion pueda salir y nos crucemos. Si usó una barca, debe haberse acercado por el río hasta aquí. Si encontramos esa barca, le encontraremos a él, sólo sería cuestión de esperar, ¿no? ─sugirió el hobbit, llegando a pequeñas conclusiones aún con su gran inocencia.

¿Había algún acceso fluvial cercano a la fortaleza? Tal vez el agua se había colado en aquella construcción maltrecha. No sería de extrañar, visto el estado de sus murallas.

- descansa amigo... - dijo cerrando sus párpados e incorporándose. Miró a Ragnar tomando de su lateral una de las flechas de alta manufactura - no te engañaré estoy en las últimas, pero voy a seguir a Cyrion ¿Vienes? - no podía dejar escapar al crío, capturarle era clave, y si no cooperaba y moría en aquel lugar, la anciana tendría que resignarse a entender que con o sin tiara era cosa de su nieto.

Esperaba no tener que entregar un cadáver en lugar de la tiara.

Por otro lado y pese a que quisiera estar bien centrado en la misión presente, lo cierto era que parte de su mente están centrada en las últimas palabras dichas por el enano... El Silvano hubiera preferido que su amada viviera feliz pero ahora no sabía cómo debía estar... Lhun, en algún momento pasaría por ahí.

Tras examinar mejor la situación tuvo una mejor idea del plan a seguir por lo que aprovechando la intervención del hobbit dijo:

-Tienes razón maese Rudigar, pero no podemos jugárnoslo todo a esa carta pues puede que use la barca únicamente para venir usando la corriente y para volver lo haga por otra ruta; se me ocurre lo siguiente, dividámonos, que un grupo busque la barcaza en el río que está aquí cerca y el otro irá al torreón y luego a peinar la zona; si alguien tiene algún incidente que haga una señal con un farol y el otro grupo irá a auxiliarle -expuso esperando que estuvieran de acuerdo con ello- ahora bien, creo que lo mejor, teniendo en cuenta que Ragnar está herido, es que el grupo que vaya con Ragnar sea el que se quede junto a la barca, ya que una vez la encuentren no tendrán que moverse; y el otro sea el que se dirija a explorar ¿os parece? -preguntó ofreciendo la posibilidad más lógica para acto seguido mirar a la montaraz y decirle- amada mía, te hirieron en el combate, creo que lo mejor es que te retires junto con Ragnar y Elendorn, sanéis vuestras heridas, los pongas al día de lo sucedido y preparéis la emboscada para Ciryon, ¿te parece bien? -le dijo sin tratar de imponer su postura- nosotros tres continuaremos hasta el torreón e intentaremos dar con el ladrón -concluyó para equiparse con sus pertenencias traídas por Rudigar y encordar su arco pues ahora era el único arma ofensivo que tenía.

-Creo que ya que ellos están en el puente de entrada pueden quedarse allí y vigilar para que no escape por ese lado. No creo que vayan a avanzar en esa dirección, pero al menos lo tendremos cubierto-dijo el enano -. En lo que nos ocupa, si encontramos la balsa y la rompemos sólo tendremos que vigilar para que no escapen por las alcantarillas que habíamos entrado nosotros en la anterior vez. Quizá alguien con mejor vista podría subir al torreón por si hay alguna otra salida...

El enano no estaba en desacuerdo con el plan del elfo, pero no quería perder más tiempo ni volver a la entrada a por sus compañeros si no era necesario. Cyrion ya les llevaba ventaja y si cogían la balsa tendrían que conseguir otra artimaña para delatarle, ya que dudaba de que creyeran las palabras del grupo por que sí.

Rudigar asintió distraido. Tantas explicaciones y elucubraciones se le escapaban, pero no iba a ser él el que lo dijera, claro. O sí.

─Entonces, ¿qué hacemos? ─trató de aclarar el hobbit mirando instintivamente al mago en busca de órdenes que acatar. Seguro que él sabía lo que se tenía que hacer...

 Elendorn salió en pos de Cyrion flecha en mano. Ragnar parecía perdido en sus ensimismamientos. Tanta sangre, tanta vida desperdiciada...

 En cualquier caso, el silvano se encontró de nuevo ante la trampilla en el techo a la que había que llegar escalando. Si Cyrion había tenido una cuerda ahí preparada, la había izado tras pasar él.

 Finalmente, el grupo decidió avanzar junto. El silvano y el beórnida cubrirían esa salida sin necesidad de que Elendin se fuese con ellos. Sin embargo, al entrar en el edificio principal, antes de poder salir al patio de la parte de atrás, camino de la torre solitária, se encontraron con un extraño personaje.

 El tipo iba ataviado con exóticos ropajes de cabeza a pies. Llevaba una armadura de cuero endurecido y una cimitarra que no tardó en desenvainar. Su rostro tapado por un pañuelo con otro alrededor de su extraño sombrero.

 ¿Quienez soyz vozotros? dijo con un extraño acento ceceante ¡Atraz! Dejazme pazar...

Parecía a un mismo tiempo, asustado y agresivo.

El mago se quedó sorprendido al ver aquel extraño tipo justo en el lugar donde debía estar el ladrón de la tiara, por lo que no había que ser muy listo para atar cabos, por lo que con su arco tensado le apuntó a la cabeza a la vez que le decía en tono marcial:

-Dinos ahora mismo qué haces aquí y dónde está la tiara o prepárate a morir... -expuso de forma bastante amenazante.

El enano bufó y se lanzó a por este nuevo enemigo. Era el barquero que había traído a Cyrion por lo que podría llevarles a la balsa o a la tiara... Si conseguían atraparlo con vida...

Al menos sabía que el joven no habría escapado del castillo con la tiara. No sería lógico que dejara aquí al que les debía llevar de una punta a otra del río...

¿Otro enemigo? ¿Quién era este extraño embozado de acento raro? Una pregunta más que hacer al sabio mago del grupo, cuando surgiera la oportunidad. De momento, dadas sus intenciones, lo primero era neutralizarlo. Tan cerca era un disparo a quemarropa, mortal de necesidad. Él se lo había buscado...

Con la precisión que aporta la práctica Rudigar apuntó y disparó su ballesta, saliendo el pivote de la misma lanzada con gran fuerza en dirección de aquel extraño personaje.

No sabía por qué, pero asociaba al recién aparecido enemigo con los Olifantes. ¿Compartirían acaso alguna historia que había oído en la Comarca? Que curioso.

Antes no le había molestado que su grupo actuase antes de preguntar, pero en un caso de investigación como este, quizás hubiese sido mejor idea saber algo más de tan extraño individuo antes de acribillarlo a flechazos, virotes o hachazos. Desenvainó la espada, pero no actuó, quizás más adelante si aún quedaba algo de ese individuo en pie...

¿Quien demonios eres?, ¡responde!

 Tirlindë que ya llevaba en sus manos el arco de Elendin, no se lo pensó y disparó al recién llegado. Se apartó a un lado como un felino, aunque se llevó un pequeño corte en la mejilla con la pluma de la flecha, que hizo saltar hilos y jirones de su pañuelo.

 Después, el pequeño Rudigar que también entraba a la sala con el arma cargada le disparó un virote que se quedó clavado en su antebrazo izquierdo, haciéndolo rugir de dolor.

 Me rindo... me rindo... anhhh... gruñó de dolor, pero no soltó la espada.

 Así que, valerosamente, mientras Elendin trataba de razonar con él, le dió un tajo en el pecho que cortó sus ropas y le hizo sangrar profusamente.

Agradecí a Elendorn sus cuidados y lo seguí a toda prisa a traves de las ruinas.
Mientras lo veía correr, pensaba en el sufrimiento que habia venido arrastrando hasta aquel día. Siempre con una sonrisa en su rostro, era difícil imaginar hasta que punto su corazón habia sido golpeado.

Sin tiempo para duelos se habia embarcado en una persecución frenética por ayudar a sus amigos. Sonreí para mis adentros y seguí corriendo,Elendor me había enseñado una lección importante, una que no olvidaría jamas.

Mientras preparaba unas infusiones Ragnar utilizó algo de magia para acortar el tiempo que el crío nos sacaría, sabía que íbamos contrarreloj pero la vida de un compañero valía más que todo el oro del mundo.

Procurando acortar al máximo los tiempos, solo le consolaba saber que por la otra ruta debían estar sus compañeros. Cyrion no tendría fácil su huida y tan pronto vio respirar al muchacho se encaminó de nuevo en la persecución.

- Suelta la espada, ¡insensato¡, o mis compañeros te matarán antes de que puedas llegar a usarla. 

La montaraz esperaba que con sus palabras el enemigo razonase, y así evitar lo que a todas luces iba a convertirse en una matanza.

- Cuatro contra uno, es una locura... Estaba alerta, por si ese individuo decidía atacarla a pesar de su lamentable estado - puedes creerme, hemos acabado con enemigos más formidables que tú sin recibir apenas daño, yo no me la jugaría...