Partida Rol por web

Escena donde comenzarás la aventura

Buenas,

Como no puedo editar el personaje subo aquí la historia y luego la ficha (pre-poderes)

Nombre: Alicia Egeo
Tipo: Mutante
Profesión: Estudiante Ingeniería Telecomunicaciones
Nacionalidad: española
Edad: 18
Id. Secreta: No tiene identidad de superhéroe aún
Altura: 1,65
Peso: 52
Otra cagada de Javi y otra mudanza. Y todo en menos de 6 meses. Es la demostración definitiva de que el mundo está mal repartido. No, en serio. El cretino no sólo hereda los poderes de mama, además tiene telekinésis. ¿Y qué hace? Intentar usarlos para ligar.
Di otro mordisco sin ganas al trozo de pizza frío intentando no pensar en que había perdido la beca. No funcionó.
Por algún motivo que se me escapa, pensó que la rubia de su clase de ADE, la misma que no le ha dirigido la palabra en todo el jodido curso, se sentiría impresionada si sacaba su coche de dónde estaba encajonado y saldría con él llena de gratitud. Cualquiera podría haberle dicho que no era una buena idea. De hecho yo lo hice y de forma clara:
- Eres gilipollas, esa Barbie se va a poner histérica. – le había dicho en el aparcamiento de la universidad.
Pero Javi me había mirado con la típica expresión de no haber entendido nada. La rubia se había puesto un escote de impresión y se ve que eso le bloqueaba el riego sanguíneo. Sus palabras me lo confirmaron.
- No es una Barbie, es modelo y empresaria. Y si la ayudo no tendrá que llamar a la grúa.
Mientras recordaba, apoyé la cabeza en una de las cajas de embalaje llena con mis libros. Luego arroje lo que quedaba del trozo de pizza a una de las bolsas de basura.
Como era de esperar, no me había hecho caso. En realidad, mi hermano siempre pasaba de mí como de la mierda. Salvo que quisiera ayuda para copiar en un examen o alguna idiotez parecida. Cualquiera diría que sin mi ayuda no habría podido ni sacarse el primer ciclo de ADE y tampoco es que fuera la carrera más complicada del mundo…
El caso es que, como era previsible, las cosas no sucedieron cómo Javi esperaba. Barbie modelo y super-empresaria se había puesto a gritar como una histérica. Impresionada sí que estaba, tanto que había decidido llamar a la policía.
Ni todos los te lo dije del mundo podían compensarme por el volver a tener que cambiar de ciudad. Y lo peor es que no aprendía. Empiezo a cuestionarme si la super-estúpidez cuenta como poder y, claro, Javi tenía que acapararlos todos.  Claro que al menos esta vez no había prendido fuego a nada con su pirokinésis.
- Anima esa cara, te gustará la nueva casa – me dijo mi padre.
Puse los ojos en blanco. Había intentado convencerle de que me dejase quedarme sola. Pero me había contado el típico rollo de que somos una familia y debemos permanecer unidos. Traducción: me tocaba lo peor de dos mundos, aunque no tuviera poderes, seguiría sufriendo el prejuicio como si los tuviera, porque el resto de mi familia sí que los tenía.
- Ayúdame con esas cajas – me dijo mi madre.
Apenas era capaz de arrastrarlas y no pude evitar sentir cierto rencor. ¿Estaba bien que Javi levantase un coche pero no que ayudara con las cajas? Pero claro, él siempre había sido el favorito, el que continuaría con el legado familiar de superhéroe. De mi se esperaba que ayudase en todo lo posible. Sin quejarme claro.
Subí como pude las cosas al camión. Nunca lo había negado, envidiaba los poderes de mi hermano. Pero habría sido todo mucho más llevadero si me hubieran dejado hacer una vida por mi cuenta, sin estar condicionada por la necesidad familiar de no llamar la atención. Así que nada de subir curso o de becas para mi, nada de programas de investigación avanzados o, siquiera, la posibilidad de viajar al extranjero.
Terminé de subir las cajas y me senté en la parte de atrás del camión, con las piernas colgando. Justo entonces apareció Javi que, como no, había tenido a bien despedirse de todos sus amigos y escaquearse de levantar cajas. Fantástico.
- Tenías razón, lo siento – dijo Javi sentándose a mi lado.
No respondí, era tarde para eso. Aún no sabía qué nuevas identidades nos conseguiría papa, pero estaba segura de que no me gustaría. Él tenía asegurado su trabajo para el estado en el CSIC. Mama también tenía asegurado que conseguiría trabajo en tiempo record y tenía el sobresueldo como superheroína. Hasta Javi saldría ganando porque, en su caso, unas notas mediocres eran una mejora. ¿Y a mí? A mi volvería a bajarme “un poco” las notas para no destacar. Ni siquiera me importaba que papa dijera que tenía trabajo asegurado con él. ¿Y qué? ¿Y si quería hacer otra cosa? Pues entonces estaba vendida porque mi expediente académico no iba a estar a la altura.  
- Venga anímate, ¡Madrid tiene que ser genial! – insistió Javi. 
Estaba claro que tenía la empatía de una piedra. Me levanté sin decir nada, al menos podría dejarme en paz. Pues evidentemente no. Mi madre me interceptó y me llevó de vuelta. Luego me enseñó unas fotos.
- ¿Qué opinas del nuevo traje? – preguntó enseñándome un traje rojo y amarillo que, supuestamente, debía recordar a la bandera. Miré a mi madre, tenía suerte de que en su forma de fuego diera igual.
- No le veo la utilidad al escote – Era una respuesta diplomática considerando que, por algún motivo, quien diseñara aquellos trajes tenía un doble estándar. Esos trajes no eran para luchar ni nada parecido.
Pese a ello mi madre sonrió, ella siempre sonreía y era uno de sus mejores rasgos. Luego llegó papa y se subió al asiento del conductor. Era la señal de irse. La historia de mi vida, papa con su trabajo, supuestamente secreto, para el gobierno. Mama con trabajos eventuales y su verdadera vocación de superheroína, Javi cagándola y yo detrás, como la pringada que soy. Bueno, no era tan malo, al menos me quedaba internet.

Me ha gustado bastante la historia y el modo de presentar al personaje y su entorno.

En cuanto al superpoder, te subiría hasta 140 (el máximo para los humanos) y los beneficios que te daría a nivel de partida sería que yo te contaré cosas como por ejemplo ciertas reacciones de la gente que pueden servirte para deducir cosas de ellas (imagina el mentalista por ejemplo), todo lo que leas lo recordarás con una facilidad pasmosa. Puesto que creo que quieres poder diseñar aparatos también los planos los recordarás, aunque el tema de fabricarlos ya será necesario alguna tirada dependiendo de dificultades y demás.

El segundo poder podría ser algo del tipo empatía tecnológica (es una idea, no tengo nada pensado), aunque en esta partida casi no lo desarrollaréis este segundo poder. Si os gusta quizá podamos hacer una segunda parte (Esta pensada xD) pero eso es otro cantar.

En fin, lo dicho, eso sería un poco tu superpoder a nivel de partida además de los beneficios naturales del poder como aumento de atributos, habilidades y demás. En cuanto a la ficha la reviso y te doy el visto bueno a la noche en casa o ya el finde si te parece bien.

Ok, me va bien lo del poder. Lo del segundo poder no lo he pensado mucho, la verdad XD Pero como no lo tendrá hasta el final, tampoco creo que haya prisa. Cibertecnología esta bien. O, si no, alguno psíquico, que se supone que el resto de la familia va de ese palo XDDD

La ficha la ajusto rápido porque la tengo en excel.

Por cierto, la foto para el PJ

OK entonces, lo dicho la ficha la dejaremos aquí por el momento hasta que esté disponible lo de edición de personajes. Solamente te faltaría entonces la descripción de cara al resto de usuarios de Alicia.

El finde pensaré tu prólogo ya que estoy fuera de Zaragoza y no creo que pueda conectarme para iniciarlo. Así que el lunes daré comienzo a tu historia :)

Bueno,

Voy a ello. Por cierto, cambié abrir cerraduras por quimica porque vi que ya había varios ladrones y tiene más gracia no repetir mucho.

Alicia Egeo

Descripción

Alicia es una chica normal del 18 años. Estatura media tirando a alta y algo más delgada de lo que le convendría. No es demasiado amiga del deporte y prefiere invertir su tiempo en internet o, en su defecto, trasteando en el garaje.

Las constantes mudanzas a las que se ve sometida por su familia, hace que la mayoría de amigos y relaciones las tenga por internet. También es ahí dónde tiene una identidad más o menos permanente, si bien no le gustan demasiado las redes sociales porque no le gusta que otros se apropien de su trabajo o de sus datos.

Eso no evita que tenga alguna que otra cuenta falsa para no llamar la atención. En realidad lo de no llamar la atención se ha convertido en una máxima que le han inculcado desde niña. En general prefiere parecer una más del montón y evitar preguntas molestas.

Eso no quiere decir que no sea sociable, es sólo que sabe que tendrá que volver a mudarse en unos meses, con suerte un par de años. Y también sabe que no puede confiar en cualquiera, por más que le gustaría. Ganarse su confianza requiere tiempo aunque tal vez le sería más fácil con alguien que este en una situación parecida a la suya.

Apariencia: 72 (Alicia es mona, aunque no se tome demasiadas molestias en arreglarse)
Parada: 20

Historia

Los padres de Alicia trabajan para el gobierno. Su padre esta en inteligencia, por lo que le resulta sencillo cambiar de residencia incluso de identidad. Es un mutante con capacidades telepáticas, lo que le convierte en un espía más que competente. si bien, no tiene identidad como superhéroe porque es más útil que nadie sepa que existe. La madre pertenece a un grupo oficial de superheroes y tiene mayor repercusión pública, lo que le obliga a mantener una identidad secreta. Publicamente se la conode como Llamarada porque algún RRPP decidió que sonaba bien y pegaba con sus poderes de fuego.

También su hermano tiene poderes mutantes. Aunque aún no pertenece a ningún grupo, su telekinésis y pirokinésis le convierten en un candidato idóneo y el objeto de la envidia y el rencor a partes iguales de su hermana. Porque Alicia no tiene poderes, al menos que ella sepa. Y con una familia donde todos tienen alguno, la verdad es que jode. Es más, su hermano es el motivo de que hayan tenido que mudarse de forma constante desde que sus poderes se manifestaron por primera vez. Y eso que sabe controlarlos perfectamente.

Pero quitando las discusiones eternas con su familia por el tema de los poderes, de los superhéroes y de las mudanzas constantes, Alicia es bastante feliz. Ha aprendido a adaptarse a los constantes cambios que le suponen las mudanzas. Gracias a su amigo internet, consigue mantener el contacto con algunos de sus amigos, aprender por su cuenta y no asesinar a su hermano.

Tras la última mudanza, acaba de matricularse en la escuela de ingeniería de telecomunicaciones en Madrid. Simultáneamente se ha matriculado (a espaldas de sus padres) en informática por la UAM. Porque aunque lo que se dice poderes no tiene, a Alicia se le da bien aprender cosas y siempre se guarda más de un truco en la bolsa...

El viaje en coche es largo, aunque con un buen coche como el de tu padre no es incómodo del todo. Conectando tu móvil al ordenador consigues tener Internet durante casi todo el viaje por lo que tampoco te has desconectado del mundo y puedes cotillear webs, mirar documentales, películas o chatear, por lo que el camino se hace relativamente ameno.

Cuando llegas a Madrid un sin fin de coches abarrotan las autovías y circulares, es entonces cuando la voz del GPS comienza a indicar el camino apropiado para llegar al punto de reunión donde han citado a tu padre. En no más de media hora llegáis a la localidad de Alcorcón. Nada más entrar tomáis un desvío y a unos diez kilómetros os detenéis frente a una nave con "TRANSPORTES GOBAZ" escrito en pequeño en un lateral de la misma. Sabes que eso es una pequeña tapadera donde se realizan operaciones como la que hoy tenéis que hacer para conseguir alojamiento, trabajo y escusas.

En la entrada un hombre os saluda y abre la puerta para que entréis dejando el coche en el exterior. Allí un viejo conocido de tu padre os recibe con cierta prisa.

- Pasad vamos, no tenemos mucho tiempo - 

Allí os da una jeringuilla a cada uno.

- Tomadla, os van a hacer un análisis de sangre, esto os "ayudará" a pasarlo.

Sin dudarlo os pincháis como ya habéis hecho otras veces y seguidamente os hace pasar a la siguiente zona. No deja de ser un almacén con cientos de cajas apiladas, seguramente sin nada dentro, puestas allí solamente para aparentar. Nada más entrar algo te parece sospechoso, un hombre espera en medio inmóvil mientras delante vuestro va en silencio Luis (el amigo de tu padre). Tu padre se detiene unos pasos y se frota la nuca, tu por tu parte te encuentras ligeramente extraña, tu normal capacidad de raciocinio está alterada, y te encuentras un poco aturdida

Cuando llegáis al centro Luis se detiene y se gira, su mirada no es como otras veces, es triste, apenada...

- Lo siento - Dice sin mirar a los ojos a tu padre - pero ya ha sido demasiado -  prosigue mirando a tu hermano Javi -el compuesto que os habéis inyectado anula por unos minutos vuestros poderes, por eso no has podido leer la mente de los de arriba. - Levanta su mirada y luego os mira a los cuatro.

Tu padre se gira y os mira a los tres, y entre susurros os dice... Corred

Tu enseguida entiendes que algo raro ocurre y cuando ves que un dardo se clava en el pecho de tu padre para segundos después caer al suelo no dudas en salir corriendo logrando esquivar el dardo que llevaba tu nombre. Tu hermano y madre no corren la misma suerte y terminan al lado de tu padre; inmóviles quien sabe si muertos en el suelo.

Por tu parte logras llegar corriendo hasta algunas de las cajas, tratas de recordar lo que has visto del emplazamiento pero por alguna razón no puedes dibujar en tu mente el mapa del lugar. Es entonces cuando caes en la cuenta de que el color verde oscuro del compuesto que os habéis pinchado no es el azul claro normal de otras veces... 

- Rápido buscadla que no escape... tiene que estar entre las cajas de allí. Disparar sin preguntar no tardará en recuperar sus poderes...

Las voces de alguien desconocido te alertan... ¿tus poderes, pero si tu no tienes poderes? Por un lateral de una caja escuchas a Luis hablar con la persona que atenta a presenciado los actos.

- Ella no tiene poderes, o si los tiene sus padres no nos han comunicado nada... yo, solamente la he visto un par de veces y nunca he visto que hiciera nada como el resto de su familia, aunque quizá pueda tener algún tipo de poder mental como el de su padre y lo haya estado ocultando...

Tras de ti el sonido de botas pisando el suelo y el de los hombres apostarse sobre las cajas te alerta... poco a poco vas recuperando la claridad de mente y recuerdas que en ese sitio tiene que haber un par de salidas más por lo menos, una a la vista y otra subterránea, normalmente situada por las zonas centrales para los casos de ser rodeados en el exterior.

Mierda. Fue lo primero que me vino a la mente cuando estalló todo. Metafóricamente, claro, que estallara de una forma literal dependía mucho más de lo que encontrase en aquel garaje, aunque sólo con lo que llevaba en la mochila ya podría improvisar algo.
Esta era una de esas ocasiones en las que jodía tener razón. Había perdido la cuenta del número de veces que había dicho que Javi nos metería a todos en un buen lio. O de las veces que había posteado que no se podía confiar en ningún gobierno como Anonimous. Más aún, de algún modo retorcido y aunque en realidad no tenía verdaderas pruebas de ello, sospechaba que habría algún político detrás de esto. Probablemente de derechas, ya que el racismo tenía más rédito electoral entre su base natural.
Pero estas disertaciones sobre por qué había pasado todo no me servían de nada ahora. Ahora tenía que mantenerme oculta, montar unas cuantas trampas y alcanzar la salida. A mi alrededor había montones de cajas, pales, herramientas, bombillas, extintores de incendios de polvo químico (se ve que lo de tener a mi madre y mi hermano por aquí les ponía nerviosos)... Tenía sentido si querían mantener la tapadera de que se dedicaban a los transportes como ponía en el rótulo. Eso me daba mucho con lo que trabajar, por lo que mi única limitación real era el tiempo y el no poder hacer ruido.
Los pequeños explosivos eran juego de niños, gracias, manual del anarquista y clases de química avanzada por internet. Pero parte de mi se resistía a dejar al resto de la familia tirada. En parte me sentía culpable por no haber prestado más atención o por haber confiado en mi padre. De algún modo me había acomodado en mi rol no heroico y a sólo preocuparme de no acabar cortada en pedacitos en la nevera como forma de motivar a alguien de mi familia.
Bueno, tal vez lo de WiR (women in refrigerator) era algo extremo, pero en esencia era la idea, quien quisiera atacar a mi familia iría a por mí, que era el miembro débil, no a la inversa. Así que ahora estaba a traspiés, porque no tenía plan de rescate o la más remota idea de si era posible ese rescate.
Iba pensando todo aquello mientras dejaba “regalitos” que se activasen si alguno de mis perseguidores se topaba con ellos. Nada grande o complicado, solo lo justo para que se lo pensaran. Y por pensárselo quería decir que podían quedarse sin una mano, un brazo, la cara… pero era improbable que acabasen muertos y me aseguré de que no hubiera daño estructural al edificio. Por supuesto, cuando algo les estallase, era altamente probable que las cajas próximas se incendiaran, así que saboteé el extintor próximo para que también estallase. Con suerte, a la segunda vez que les pasase, dudarían en usar los extintores que no hubiera podido apañar. En cualquier caso, no podía jugar al gato y al ratón para siempre.
Parte de mi se aferraba a que mi familia aún podía estar viva. Si no fuera por eso, haría tiempo que estaría pensando en algo mucho, pero que mucho más destructivo porque ese cabrón de Luis no se merecía nada mejor. Y lo que peor me sentaba era la hipocresía de pedir perdón. Estaba segura de que él creía sentirlo, pero seamos sinceros, era el típico perdón que se decía para sentirte menos mal con lo que haces. Había tomado la decisión de hacer algo que sabía que no estaba bien y, de esa forma, aligeraba su conciencia.
Sin contar con el otro tipo, el que no había tenido los huevos de dar la cara. De ahí deduje que, o bien mi padre o bien mi madre, le conocían. Decidí llamarlo carroñero 1. Era un nombre como otro cualquiera para el ejecutor de algún político de tres al cuarto. Nota mental: Seguir el rastro del dinero para ver a nombre de quién está alquilado este almacén.
Entrecerré los ojos mientras me guardaba un coctel molotov casero. Y eso me llevaba a la siguiente difícil decisión. Una vez localizase una de las salidas, tendría que pensar en si prenderle fuego al edificio tras bloquearlas o no. Si mi familia estaba muerta, se lo habrían buscado y, además, eso atraería a los bomberos. Todo ventajas. Si mi padre estaba muerto, seguía siendo un plan viable porque tanto mi madre como mi hermano eran inmunes al fuego. De hecho, incendiarlo todo podría ayudarles a escapar. Pero si mi padre seguía vivo… entonces le estaba condenando.
Decidí no pensar en ello hasta que tuviera más información o, al menos, hasta que saliera del edificio. De momento, tras distribuir las trampas por las rutas más probables que seguirían los matones, sólo me quedaba montar el “señuelo”. Era de suponer que vigilarían las dos salidas de todos modos. La central era altamente probable que estuviera prácticamente al lado de donde nos atacaron. Ahí estarían Luis y Carroñero 1. La otra, si eran listos, sería la más vigilada y hacia dónde habían ido la mayor parte de los hombres.
Luis parecía lo suficiente alterado para caer en algo no demasiado complicado y, por suerte, el no tener poderes me hacía lo suficiente poco interesante para que no supieran de mi afición por la química, la mecánica y la teoría de juegos, así que una explosión programada debería valer.
Revisé lo que llevaba que pudiese usar cómo arma. El espray de pimienta*, la laca para el pelo y el zippo… no era gran cosa, pero tendría que apañarme. Estaba todo lo lista que podía estar. El juego había empezado, lástima no poder acompañarla de una buena banda sonora como TNT.

Comienzas a preparar las trampas, extrañamente las primeras te resultan más complejas de los normal, no recuerdas como combinar algunos componentes y tampoco eres capaz de discernir de cual es el sitio más apropiado para colocarlas... Por suerte todo parece salir bien y vas colocando las trampas conforme avanzas, zafándote con bastante éxito de tus perseguidores.

Pronto escuchas una pequeña explosión seguida de algunos gritos e insultos... parece que se están acercando aunque ahora seguramente andarán con más cuidado. Tu por tu parte has logrado acceder a una zona algo más elevada. Sobre un par de cajas y lo suficientemente oculta. Has puesto un par de trampas por donde subiste y otra por donde podrían subir. Desde allí te fijas que el denominado Carroñero 1 habla con Luis y parece darle algunas órdenes. Este a su vez llama a tres hombres que con la ayuda de Luis levantan a tu padre, madre y hermano y comienzan a trasladarlos fuera del edificio.

Cuando han dado un par de pasos te fijas que en el suelo hay una alcantarilla y tu mente comienza a llenarse de nuevo de información, parece que poco a poco vas recuperando tu capacidad de raciocinio. No puedes evitar pensar que en una de las trampas que has dejado mezclaste la fórmula con cierto desatino y es probable que la explosión sea algo más fuerte de lo esperado en caso de que llegaran a ese punto. Si tu mente no falla esa alcantarilla es la tercera salida. Se encuentra cerca de un par de cajas a unos 15 metros de ti cruzando por la zona central donde se encuentra "Carroñero 1".

De pronto se gira hacia donde te encuentras y habla a dos soldados cercanos...

- Encontrad a la niña y traerla... tened cuidado no sabemos el poder que tiene, y recordar... la necesito viva. -

Sin más comienza a caminar para seguir a Luis y los tres soldados que cargan con los cuerpos de tus familiares...

Hay que joderse, ahora iba a resultar que pensar era un pder. O al menos eso parecía creer Carroñero 1. Bueno, no exactamente, pero toda esa insistencia en que tenía poderes me resultaba absurda, si lo tuviera, lo habría usado hace mucho tiempo. Hice ua mueca irónica que nadie vió, me habría encantado tener algún poder, cualquier poder. Una suerte para los incompetentes que me buscaban (seamos sinceros, a la fuerza tenían que serlo si no me habían capturado aún). Gracias a mi carencia de poderes sólo tenían que enfrenarse a unas cuantas trampas y no un torbellino de fuego, por poner un ejemplo. Pero era el idiota de Javi el que podía hacer esas cosas, así que tendría que apañarme.

Estudié la alcantarilla. Era la ruta de escape más evidente, aunque me comía por dentro el dejar a mi familia en manos de un potencial psicópata. Porque aunque me aliviaba saber que seguían vivos, no era tan ingenua de pensar que la muerte era lo peor que podía sucederles. De hecho tenía toda la pinta de que querían experimentar con nosotros. Entrecerré los ojos con odio, empezaba a entender a los mutantes que pensaban que no se podía confiar en los humanos, aunque personalmente creía que cabrones hay en todas partes. Memorizo su rostro y todos los detalles que puedo mientras se alejan, esto no se iba a quedar así.

De momento los matones que el tipo había mandado a por mi se habían comportado según lo previsto. Ahora que empezaba a despejarse mi cabeza, comprendí que subirme a las cajas no era una buena estrategia, aun cuando me diera una visión mejor. En primer lugar porque tenían pistolas de dardos y les estaba dejando ángulo. En segundo lugar, porque no es buena idea dejar que te arrinconen. Y en tercer lugar porque aquella última trampa que había puesto iba a ser sonada. Y por sonada quería decir que era posible que afectaría a la estructura del edicio. Bueno, detalles, era incapaz de sentirme culpable por la potencial muerte de unos nazis que experimentan con personas.

Sólo había 15 metros hasta la alcantarilla si me coordinaba bien, podía llegar hasta ella sin que me vieran y sin dejarles ángulo de tiro. Además, las rutas más directas hasta allí ya estaban cubiertas. Descendí con cuidado para ir a la alcantarilla, con las herramientas a mano por si tenía que forzar la entrada. En el peor de los casos, siempre podría lanzarles el cóctel molotov. De hecho, había decidido que lo más sensato era iniciar un incendio. Con suerte, pensarían que había muerto.

Fui sigilosamente hasta la alcantarilla y me coloqué de forma que las cajas me ofrecieran cobertura. Luego, con cuidado, probé a abrirla...

Avanzas entre las cajas, trazas en tu mente la ruta según lo que has visto desde arriba hace unos instantes y poco a poco vas dibujando el trazado óptimo y más seguro y rápido para segundos después ejecutarlo lo mejor que puedes. Eres capaz de escuchar como uno de los soldados avisa de que hay una trampa y que tengan cuidado cuando segundos después escuchas una fuerte detonación...

Parece que no le dio tiempo de alertar a sus compañeros. Te detienes unos segundos esperando no escuchar más sonido de botas, pero dos de ellos no se dan por vencidos y prosiguen tras de ti. 

- Aquí Cazador tres, cazador cinco ha caído, repito hombre caído. Asistencia inmediata. - 

Después nada salvo botas y armas chocando contra las cajas. Cada vez tienes más cerca la alcantarilla y eso hace que te des más prisa en alcanzarla para finalmente lograrlo sin levantar la atención de nadie. Tomas aire y tratas de levantar la alcantarilla, pesa, pesa bastante pero haciendo un esfuerzo logras apartarla lo suficiente como para pasar. Entras y comienzas a descender y cuando la cabeza esta a la altura del suelo de la nave observas que tirado a un par de metros o tres se encuentra el colgante de tu madre, ese que lleva con una foto tuya y otra de tu hermano, parece que se le debió caer cuando la movieron para sacarla o al caer al suelo...

Era plenamente consciente de que salir para coger el colgante de mi madre era una cagada. Una gran cagada. Especialmente si considerabamos que debían guardarme cierto rencor por su compañero caído y se estaban acercando. Pero no importaba, uno no puede dejar que la racionalidad determine su vida todo el tiempo, ni siquiera cuando se trata de evitar riesgos innecesarios y bien podía ser lo último que me quedase de mi familia.

Salí sigilosamente, atenta a los sonidos de pisadas y con un cóctel molotov en la mano. Porque seamos sinceros, a la que viera al primer capullo que, probablemente era cazador 3, le estampaba el cóctel molotov en la cara. De hecho, lo bonito del cóctel molotov, era que incluso si fallabas, salpicaba. Y no les iba a hacer ni puta gracia.

En el fondo era una señal, una señal de que debía prenderle fuego a este sitio. Si, efectivamente, sumado a las trampas que había dejado en espiral por todo el jodido sitio, convertía el almacén en una ratonera. Detalles, ellos nos habían vendido y traicionado, tenían la mano ganadora. Además, nada les impedía dejarme ir y concentrarse en salir de una pieza. De hecho y bie pesado, si cubría mis pasos con fuego y eran tan tontos de usar los extintores que había jodido intencionadamente para que les reventasen en las manos... bueno, entonces se merecerían el premio Darwin.

Esbocé una ligera sonrisa burlona. El plan era simple, coger el colgante, volver a la alcantarilla y prender fuego y/o tirar un cóctel molotov detrás mio para que el fuego cegase mi salida. El humo sube y pensaba bajar, así que todo saldría bien... o eso esperaba. Let's dance.

Te lanzas a por el colgante de tu madre, es demasiado importante para dejarlo atrás y más después de lo sucedido. Sabes que es arriesgado pero merece la pena. Así que te preparas con un coctel especial de los tuyos y alcanzas el colgante. Rápidamente te das la vuelta para regresar a la alcantarilla o lanzar el explosivo en caso de que haya alguien pero en se momento ya es tarde y sientes un fuerte y agudo dolor en el cuello que hace que caigas hacia atrás. Rápidamente te llevas la mano al cuello y puedes ver que se trata de un pequeño dardo como los que tiraron a tus familiares. No crees que te queden más de cinco o seis segundos antes de caer presa de sus efectos...

La había cagado. Y lo que era peor, la había cagado sabiendo que era una cagada. Pero ahora ya era demasiado tarde para lamentarse. Sólo me quedaba decidir cómo caer, porque rendirse no era una elección. Y si iba a caer al menos lo haría llevándome a todos los que pudiera por delante. Lo que necesitaba era una reacción en cadena. Lancé el cóctel molotov de forma que hiciera reventar otra de las trampas. Si conseguía mi objetivo, Cazador 3 se iba a tragar una explosión bastante peor que la del propio cóctel. Luego me arroje hacia la alcantarilla, porque si se extendía el fuego (y los extintores les explotarían en las manos), sería el lugar más seguro. Con todo no tenía demasiadas esperanzas de que saliera bien. Era más joder por joder, ya tendría tiempo de pagarlo más tarde.

Ambientación Musical

De forma inminente y a velocidades vertiginosas sientes como el tranquilizante se reparte por tu columna, puedes ver como todo se vuelve borroso y en un amago de última defensa lanzas el coctel molotov aunque sin ninguna maldad, pues cae en una zona sin cajas ni gente. Cuando tratas finalmente de escapar, sientes un profundo dolor en la espalda y lo último que puedes ver es la máscara negra del tipo que acaba de patearte. Finalmente caes presa de la decisión de recuperar el colgante y pierdes el conocimiento...

Abres los ojos, no tienes idea del tiempo que ha pasado, ni de la hora ni momento del día en que te encuentras, pues te encuentras en una especie de habitación cerrada sin ventanas ni puertas, solamente con una luz fluorescente que tilita debilemente.

No tiene ningún tipo de decoración, las paredes están teñidas de un color entre negro y rojo realmente extraño. No hay sillas, camas no muebles; por no haber no detectas ni enchufes. Solamente te percatas de una puerta camuflada con la pintura de la habitación que esta abierta un par de dedos, y dejan penetrar una fuerte luz que te impide ver o adivinar que hay al otro lado...

De alguna forma esperaba tener resaca, tener la cabeza a punto de reventar. Pero sólo me sentía como si hubiera dormido durante horas. Era tentador mantener los ojos cerrados y pensar que todo había sido una pesadilla, también sería un error y ya había cometido demasiados. Me forcé a levantarme y estudiar lo que me rodeaba.

Por lo que vi, ya me hbían metido en el laberinto para experimentar conmigo como si fuera una rata. Me tome mi tiempo en exminar mi cuerpo, mis reflejos. También comprobé si tenía alguna cicatriz nueva que delatase si me habían hecho algo. Imaginé que podrían haberme implantado un chip para conocer mi localización o tomar datos de mi estado físico. También existía la posibilidad de que hubieran tomado muestras corporales mias para analizarlas o me hubieran vuelto a drogar.

Pero acabada la revisión, no me quedaba más remedio que admitir que tendría que jugar su juego. En la habitación no había nada salvo el propio fluorescente que proporcionaba la luz y dos camas. También había una puerta abierta exactamente dos centímetros, sin duda intencionalmente.

Despacio, procurando no hacer ruido, busqué algo aislante (sería una paranoia, pero no podía evitar pensar en que la puerta o las paredes podían estar electrificadas, como en las pruebas de las ratas). Cuando estuve segura de haberme protegido bien los pies y las manos, me acerqué hacia la puerta y escuché. Luego, al no escuchar nada, me acerqué para mirar. Claro que dudaba que fuera a tener una verdadera oportunidad de escape...

Revisas tu ropa. Vistes con un mono naranja de cuerpo entero por lo que tienes poco para cubrir partes de tu cuerpo como manos o pies, aunque las mangas del mismo podrían valerte para protegerte de una posible descarga eléctrica. En los bolsillos no llevas más que el colgante que saliste a buscar con tanto ahínco en el almacén y que tan mal resultado produjo.

No llevas zapatos ni zapatillas, ni siquiera unos calcetines, tu único atuendo es el mono naranja. Revisas rápidamente la habitación, pero es totalmente diáfana. Así que no tardas ni un minuto. Acercas las manos protegidas a la pared y no parece que estén electrificadas, finalmente las tocas. Su tacto es extraño... parece rugoso como si tuviera gotelé pero a la vez es suave como si de una habitación de psiquiátrico se tratara...

Finalmente te acercas a la puerta. Esta como por arte de magia comienza a abrirse conforme te aproximas hasta que la luz te ciega unos segundos y poco a poco recuperas la vista. Te encuentras ante visión muy extraña. Ante ti se extiende un gran prado de verde hierba. A lo lejos, unos seiscientos metros un único árbol y un poco más cerca a unos doscientos metros lo que parecen tres camas. Una suave brisa hace moverse a la hierba y tu cabello... sienta bien no es fría pero tampoco calurosa...

http://www.youtube.com/user/ledzeppelin?blend=3&ob=4Genial, o bien me habían implantado un jodido chip que me hacía ver cosas raras, o bien estaban proyectando imagenes en mi cerebro (de esto sabía por experiencia con mi padre) o era algun tipo de simulación/proyección para juegos psicológicos. Como si una infancia con mi padre y mi hermano no hubieran sido suficiente trauma. Entrecerré los ojos, encima eran unos putos pervertidos que me habían desvestido y me habían puesto un mono de mierda. Naranja butano. No se puede decir nada a favor del naranja butano, sólo que quien hubiera pensado en aquel mono merecía morir. Bueno, tal vez era una exageración, pero seguía apestando. Mucho. Arranque las mangas y me vendé los pies con ellas, ya lo agradecería en algún momento. Lo abri un poco y miré debajo, al menos seguía llevando mi propia ropa interior. O eso o la habían copiado. Eso me dejaba los aros del sujetador si estaba muy desesperada.

Claro que con la primera puerta no había hecho falta y sospechaba que todo aquel escenario era sólo un campo de pruebas para ver qué podíamos hacer. Eso significaba que lo mejor era no hacer absolutamente nada y que desistieran. Y no es que pudiera hacer nada salvo explorar y buscar indicios de qué proyectaba y diseñaba el escenario. Si era algo en mi mente debería ser capaz de crear algo a base de fuerza de voluntad. Pero las otras tres camas indicaban que podría haber más gente. Así que fui hasta ellas a mirar. Luego me sentaría en una de ellas e intentaría crear una manzana a base de imaginarla. Si funcionaba sabría que estaba en mi propia mente. Si no, tendría que buscar la tecnología que proyectaba el campo y todo lo demás.

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