Partida Rol por web

 El día ha terminado, nada fuera de lo anormal de un día corriente ha ocurrido y con toda la certeza de que el día siguiente no distará del anterior te acuestas en la cama, dejando que la suave brisa del verano entre por la venta y agite levemente las cortinas del cuarto. Poco a poco el sueño va venciendo hasta que caes dormido por completo...

El día ha terminado, nada fuera de lo anormal de un día corriente ha ocurrido y con toda la certeza de que el día siguiente no distará del anterior te acuestas en la cama, dejando que la suave brisa del verano entre por la venta y agite levemente las cortinas del cuarto. Poco a poco el sueño va venciendo hasta que caes dormido por completo...

Maldicionnnnnnnnnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!! Exclamo al quedar sentado sobre la cama con la sabana pegada a mi espalda y el colchon totalmente humedo talvez por el sueño o por el maldito y sofocante calor que está haciendo. Me paso las manos por el rostro e intento hacerme a una idea de que era lo que sucedia. En estos momentos me vendria bien anotar el sueño para recordarlo con detalle mas adelante, aunque al fin y al cabo tan solo era un sueño y no era el primero que tenia en la vida.

Durante un minuto intenté calmarme y desacelerar mi respiracion al tiempo que miraba a mi alrededor. Estoy en casa.... Luego que ya me he calmado y mis dedos dejan de temblar incontroladamente bajo de la cama con dolor de cabeza

Uffff..me vendria bien un trago en estos momentos....ufff... Y camino algo cansado hacia la ventana, talvez por curiosidad morbosa de que el mundo en verdad no se ha acabado y sigue ahi Que estupido, Roberto...no puedo creer que pienses que fue real, solo falta que visites a alguna gitana para que te fume el tabaco

El sol golpea mi rostro pero es agradable

Creo que me dare una ducha... Vuelvo al mundo real

 Resoplo, intentando que mi corazón vuelva otra vez a acompasar con el ritmo normal que debería tener.

 - ¡Joder! - Reniego violentamente mientras me deslizo fuera de la cama. - Vaya mierda de calor.

 Me levanto y me estiro, de camino al lavabo. El sudor me impregna el cuerpo y lo encuentro desagradable, así que, aunque no sirva de precedente, decido abrir el paso del agua de la ducha y meterme bajo el chorro, con la única intención de refrescarme y aclarar mi mente. Cuando acabo, vuelvo hacia el espejo. Miro mi cara reflejada en él, paso la mano por mis mejillas y decido que hoy no es un día propicio para destrozar cuchillas con el único fin de parecer algo más decente.

 No es que sea vago. Bueno, no es que sólo sea vago. Lo cierto es que cada vez que quiero afeitarme necesito gastar dos paquetes enteros de cuchillas, y es un suplicio que puede llevarme una hora ante el espejo. Lo hice hace tres días la última vez y me da fatiga sólo de pensarlo.

 Salgo del lavabo y enfundo mi cuerpo en las mismas ropas de ayer.

 Cuando estoy listo, pienso en mi padre, como casi cada mañana me hace sentir culpable. Mi padre se convirtió al islam tras conocer a mi madre. Primero lo hizo para agradar a la familia de ésta, después le cogió el gusto. "Ibrahim, ¿Has hecho tus oraciones a la Meca esta mañana?". Era una pregunta que siempre venía precedida de una punzada de dolor, que era el porrazo que me caía tras negar con la cabeza. Por tanto, antes de continuar, me oriento a la Meca y, en lugar de tenderme al suelo con la alfombrita y demás parafernalia, abro las manos en forma de libro mirando hacia lo que creo recordar que es la dirección adecuada y realizo un rezo rápido. Lo suficiente como para poder responder a mi padre con un "Sí", si estuviera aquí para preguntarme.

 No le pido nada a Dios. Hace tiempo que dejé de pedirle cosas, el mismo tiempo que hace que Él me convenció que no me hacía ni pajolero caso. Aunque prefiero cumplir con unos mínimos para no cabrearle, porque lo que sí me ha quedado claro es que tiene muy mala leche.

 Antes de largarme de aquel cuarto de motel en el que llevo dejándome caer los últimos tres días, miro por la ventana. Elevo mi vista hacia arriba, intentando vislumbrar el deslucido cielo de Madrid a través de los cables y las antenas. Me quedo unos instantes repasando el extraño sueño que he tenido y estremeciéndome por lo real que parecía. No he sido nunca persona de darle muchas vueltas a las cosas, así que me invito a creer que quizá Dios esté jugándomela otra vez con ese tipo de "mensajes" que sabe que no alcanzaré a entender.

 Sacudo la cabeza, como para sacarme las confusas ideas de dentro, y me dirijo a la calle.

 No tengo planes y ya no me queda mucha pasta del último "trabajito", pero de todas formas creo que lo mejor es ir a darse un garbeo por la Plaza del Dos de Mayo. No vaya a ser que el sueño tuviera algún significado realmente. De todas formas, en el caso que no sirviera para nada, también es un lugar céntrico en el que podría levantar unas cuantas carteras.

 Como no me gusta dejar nada en el cuarto (por deformación profesional, probablemente), cargo a mi espalda todas mis posesiones en una funda del Decatlón, delgada y resistente, donde cabe perfectamente mi katana y el resto de mis posesiones (mudas, cepillo de dientes, un rollo de papel de váter y demás chorradas cotidianas que siempre va bien tener a mano en un momento de apuro). Creo que es una funda de caña de pescar pequeña, pero lo único que sé es que parece hecha a medida para lo que yo la necesito, además que se ajusta muy bien a la espalda y es muy cómoda de llevar.

 De camino a la parada de Metro más cercana, que me habrá de llevar a la plaza, voy pensando en los viejos tiempos, cuando en compañía de Rick nos hacíamos de oro desvalijando chalets.

El agua cae por tu cuerpo y sientes como eso te relaja. Cierras los ojos mientras te apoyas con una mano en la pared, cuando un fogonazo cruza tu mente; una imagen de un libro el llamas. Has podido sentir como si tu mismo estuvieras ardiendo y por una milésima, quizá menos, has pensado que el libro quería decirte algo.

Abres los ojos, todo esta bien, el agua sigue su curso tu cuerpo no esta ardiendo ni tampoco hay signos de fuego...

Por tu mente pasan rostros y lugares ya conocidos, escenas vividas muchas de ellas con Rick, rememorando viejas hazañas y alguna que otra cagada; y hubieras seguido pensando en eso si no estuvieras delante de la entrada del metro. Bajas las escaleras y caminas por los pasillos dejando a un lado a un guitarrista que no lo hace nada mal, y una pareja de la policía local que parecen estar tomando un descanso mas que trabajando.

La parada más cercana está a un par de manzanas, así que te montas en la linea 10 con destino a Tribunal. El trayecto como cada día es tranquilo, a esas horas no hay demasiada gente por lo que tampoco te preocupas por posibles robos, ¿Además quien iba a robarte a ti?, pensando en eso te fijas que hay una pareja de extranjeros, probablemente franceses por el aspecto del idioma. No es que tengas muchas idea pero oye, eso se sabe...

No parecen muy preocupados por su equipaje, y lo que te es más importante, su cartera sobresale ligeramente del bolsillo de atrás del vaquero del hombre. De nuevo, recuerdas a Rick, y los tiempos en que eso era como una llamada para una gran noche con dinero francés...

Miras por la ventanilla y observas como pasa otra parada, en unos 4 minutos llegarás a la estación...

Una vez en la ducha intento relajarme, el agua siempre es un buen tranquilizante y ahora por un breve tiempo olvido lo de la pesadilla al sentir las gotas cruzar mi rostro y espalda casi al punto de fundirme en el liquido

Ahhhhh...... Y pongo el rostro de frente para que el calor del sueño se calme, de pronto al reposar la planta de mi mano en la pared

¡Pero que dem...!!!??? Doy un salto atras y por poco resbalo con la humeda baldosa Que me ocurre... Observo hacia todos lados y hubiese podido jurar que habia un libro quemandose y que intentaba hablarme

Debo dejar las drogas y el alcohol....y las peliculas de terror...madre mia... Digo en broma cerrando la llave pero en mi interior hay algo de temor ante lo que sucede, son cosas paranormales y sin explicacion.

Si mi madre estuviera aqui... mamá era una gitana experta y me podria dar un significado de todo esto, pero ahora soy un adulto y debo valermelas solo Sera mejor salir a dar un paseo....si...es lo mejor....

Y me coloco una prenda informal pero lo bastante elegante como para soportar un encuentro inesperado con el sexo contrario...

 Mis ojos brillan por un instante con la expresión del cazador cuando descubre una buena presa tan bien situada para ser abatida que parece que lo esté pidiendo a gritos.

 - Estos capullos gabachos se van a enterar de qué significa ir por esta puta ciudad con el culo al aire. - Pienso con una punzada de odio xenófobo, aunque algo así pudiera parecer irónico viniendo de alguien como yo - Si al final les estoy haciendo un favor - Cuando pienso esto, una media sonrisa se dibuja en mi cara, pero controlo el tic, para meterme en mi papel de viajero modélico.

 Miro la situación, y me preparo para cuando llegue a la estación. No necesito pensar demasiado, es la técnica que he usado infinidad de veces con primos de este calado: Cuando llegue a la estación dirigiéndome a la siguiente salida del vagón, paso por su lado, bien cerca, simulando un poco de desequilibrio por el movimiento del tren para acercarme lo más posible, y, en un instante, mis manos se mueven a una velocidad increíble para hacer que la cartera pase de su bolsillo al mío. Continuando mi camino como si nada hubiera pasado.

 Así que cuando falta medio minuto para llegar, me pongo en marcha. El tren se endereza justo a tiempo para montar mi teatrillo y actúo. Mi mano vuela.

 - Perdón. - Musito sin mucha convicción cuando me acerco demasiado a mi víctima.

 Continúo mi camino sin mirar atrás, dándoles la nuca. En cuanto se abren las puertas me bajo y me largo de allí.

 Subo las escaleras del metro a grandes zancadas. De hecho, si no hay nadie a la vista, de un salto alcanzo los últimos escalones de una sola zancada, para acabar subiendo como una persona más o menos normal.

 Al llegar arriba, busco un bar. En frente de la boca de metro, hay una farmacia y un poco más a la derecha, siguiendo esa acera, hay un bar que, a juzgar por el letrero con letras rojas, se llama Cotidiano.

 No me lo pienso y entro en el bar. Pregunto por el servicio y el camarero me mira mal mientras me indica que está "al fondo a la derecha", así que para evitar suspicacias le pido un café con leche y un mini de lomo con queso, pero sin esperar a que me lo sirvan, me dirijo al excusado.

 Allí, después de echar el pestillo, abro la cartera y la vacío de todo billete y moneda que pueda contener. Echo un vistazo distraído a la documentación, para saber a quién le he robado, pero no le presto mucho atención al tema. En cuanto encuentre un buzón de correos la echaré allí. Aprovecho para vaciar la vejiga y vuelvo al bar. El camarero me tiene preparado lo que le he pedido en la barra. Me lo llevo a una mesa que no esté a la vista desde la puerta de la entrada al bar y me relajo mientras me como el bocata y me bebo el café.

 - Esto me sienta de puta madre - Pienso al volver a experimentar la sensación de la cacería urbana.

Tratando de airearte un poco sales de tu casa sin ningún rumbo fijo, solamente el de tus pasos. El aire que esperabas te refrescara las ideas se torna bochorno, un bochorno digo de la época en la que estás. Pleno verano en la capital, polución a raudales y ni una sola gota de aire. Una maravilla. En la calle hay poca gente, un par de transeuntes que seguramente se dirigirán al trabajoo. Una furgoneta aparcada frente a un bar que descarga barriles de cerveza, y un ruido de fondo de coches, tubos de escape y algún que otro pitido del tráfico diario de Madrid.

Miras a ambos lados de la calle sin esperar que ocurra nada en concreto o quizá esperando que una señal te indique que la visión de antes o el sueño no son producto más que de una mala resaca, aunque ahora que lo piensas ayer no bebiste demasiado, nada fuera de lo normal y mucho menos para provocar algo como lo de la ducha. Quizá las drogas estén haciendo efecto ahora después de todos los años, quien sabe.

El encuentro no parece producirse, pero viendo el panorama en la calle es normal. No obstante una hermosa figura ataviada con un traje rojo cruza delante tuyo, apresurada, casi corriendo. Se mete en la boca de metro que hay a pocos metros del portal de tu casa y desaparece. Lo cierto es que no parece que se haya fijado en ti.

Una vez en el baño, examinas con cuidado la cartera. Al parecer pertenece, o pertenecía a un tal Pier Greoumet. Parece que has tenido suerte, en su interior había 150 € y un billete de lotería para dentro de dos días. Te lo guardas y sales del baño buscando un buen sitio donde comer y beber lo que has pedido.

Pasan quince minutos aproximadamente, ya con el estómago lleno te sientes mucho mejor y con ánimo de proseguir el día. Parece que a pesar del mal sueño no ha comenzado mal la cosa y oye 150 € así de fáciles no se ganan todos los días...

A cada paso que doy maldigo el resacon que tengo y la mala vibra que este dia me produce, podria haberme quedado durmiendo y esperar que ocurriera lo que en esa estupida pesadilla aparecia o darle la cara al mundo. Igual ya estaba en este lado de la vida y no me gustaba mucho hoy.

Al ver a la chica hermosa por un momento creo que la mañana se puede arreglar e intento poner mi mejor cara y la sonrisa mas fascinante pero como para completar mi mala racha ella continua su camino sin prestarme atencion alguna o siquiera llamarle la atencion.

De todas maneras hay algo en ella que me atrae y no pienso dejarla escapar No, ningun reto es grande para Rick Jones Pasa por mi mente y me encamino al metro a paso rapido

Cuando acabo de desayunar, una media sonrisa se dibuja en mi rostro mientras relamo la suerte que he tenido.

- No ha comenzado nada mal el día... Nada mal.

Me dejo caer sobre el respaldo con satisfacción y miro el local con tranquilidad. Parece uno de aquellos días en que las cosas han de salir bien.

Me levanto con energía. Voy hacia la barra y pago con el dinero que acabo de conseguir. No dejo propina. Nunca lo hago. La vida no me ha regalado nada, no tengo porqué andar haciendo regalos a nadie.

Alguno diría que las mutaciones sí que son regalos... yo no estaría tan seguro. Esto no ha hecho más que apartarme de todos. Parezco un apestado, temiendo que los demás se den cuenta que soy un "bicho raro".

Salgo de aquel tugurio y vuelvo a la transitada calle Fuencarral. Miro fugazmente hacia mi derecha, donde está la boca de metro, para comprobar que todo está en calma, aunque acto seguido giro hacia la izquierda y comienzo a caminar con paso firme, hasta llegar a la esquina, donde doblo hacia la izquierda, por la calle de Velarde.

Continúo caminando por aquella estrecha calle, que me ha de llevar hasta la mismísima plaza. Sus edificios, de altura considerable, y su escasa anchura hacen que caminar por este lugar al refugio de la intensa luz del sol sea hasta agradable.

- Joder, es larga de narices - Mascullo entredientes mientras contengo las ganas de llegar hasta el fondo de cuatro zancadas.

Cuando finalmente llego al final de la calle, me encuentro con la plaza del Dos de Mayo. Un nuevo golpe de suerte hace que, justo al entrar en la plaza, me encuentre con un buzón de correos.

Me acerco al buzón, sin titubear y arrojo la cartera con la documentación a su interior. Tras hacer esto, decido celebrar mi suerte dando un pequeño paseo por la plaza y sentarme en algún banco, tranquilamente.

- Me quedaré un rato por aquí, a ver si la racha continúa. - Pienso, expectante. No busco nuevos "clientes", sino que prefiero pasar el rato en modo "a ver qué pasa". El día ha comenzado con buen pié, veremos donde me lleva.

Caminos a paso presto, cruzas la calle y entras en la boca del metro. La temperatura desciende unos grados lo que te agrada, aunque tras pasar tu abono de metro y llegar a la primera bifurcación te das cuenta de que has perdido a la mujer de rojo.

Sin saber muy bien por donde ir decides dejarlo en manos de la suerte y te lanzas por la vía de la derecha esperando acertar. Aceleras el paso para encontrarla antes de otro cruce y te encuentras con ella. La tienes a unos veinte metros, camina tranquila sin prisa. Su cabello es hermoso y aunque te podrías fijar en el, no lo haces pues el traje que lleva resalta su precioso culo; y es ahí donde diriges directamente la mirada.

Ella parece no percatarse y tu tampoco de que el metro llega. Ella sube y tu corriendo tras ella para no perderla. Cuando entras te percatas de que se trata de la linea 10, pero enseguida vuelves a tus asuntos. Ella sentada en uno de los varios asientos libres saca de su bolso un libro que abre por una de las primeras páginas y comienza a leer.

Tras la caminata llegas a la calle y lo primero que haces es arrojar la cartera a un buzón, con un poco de suerte para el tío se la puedan entregar dentro de unos meses cuando ya haya renovado todo.

La plaza es de tamaño medio, no parece que haya demasiados turistas, seguramente el calor haga que todos estén en las cafeterías de la misma disfrutando del aire acondicionado. En la plaza puedes ver algunos negocios abiertos, un par de bares, una librería, una papelería, una Fnac y una tienda de videojuegos. Algunas persianas bajadas con carteles de vacaciones y poco más.

En la misma plaza hay varios bancos a la sombra de unos árboles, y una zona que aunque no está habilitada para ello es empleada por unos chicos que hacen uso de sus monopatines y bicicletas, realizando algunos trucos realmente impresionantes. Una fuente en mitad sirve para refrescar el gaznate de algunos perros o incluso para que se metan enteros.

No parece que haya nada raro, no se ve ningún punto desde el que pueda provenir el foco de luz que hizo que te despertaras en tu sueño...

Tras deambular un poco por la plaza y observar a los chavales haciendo arriesgados saltos, alzo la vista y dejo que mi mente vuelva al sueño que tuve anoche. Era un sueño muy vívido, muy real... tanto que puedo recordar los detalles como si de un recuerdo se tratase. Es extraño, pero tampoco le doy demasiadas vueltas a ese hecho. 

Más por pasar el rato que por otra cosa, comienzo a buscar dónde debería estar el edificio en el que estaba yo subido y el que debería estar Rick. No veo ningún lugar desde donde pudiera emerger aquel rayo cegador, pero el punto en el que se originó sí que debo ser capaz de aproximarlo.

Durante el sueño, me pareció que aquellos edificios no eran edificios que existiesen realmente, pero su emplazamiento sí que debe ser localizable, así que paso el rato intentando ubicar lo acontecido en el sueño sobre el escenario real.

Observo a la dama y no puedo evitar detallarla de arriba a abajo de una manera un tanto morboso pero filosófico. No es la primera vez que me encuentro con estos desafios ni espero sea el ultimo por lo que acomodo mi cuello, mis mangas y mis gafas negras. Percato mi aliento y me acerco a ella ubicandome en uno de los asientos que se encuentran desocupados

Perdon...Le comento seriamente No puedo evitar notar que al igual que yo te apasiona la lectura....¿Estas en la Universidad?...Soy docente de literatura y nunca te habia visto antes

La mujer te mira cierra su libro, lo guarda y se acomoda su bolso al hombro. De nuevo levanta su mirada hasta ti de forma un tanto despectiva a decir verdad...

- Mira, eres guapete pero no eres mi tipo, además estoy comprometida así que es mejor que no pierdas el tiempo.

Se levanta y baja en la parada procurando evitar el contacto físico y sin dar opción a respuesta. Cuando te fijas en la parada te das cuenta que es la parada más cercana a la plaza 2 de mayo y a tu mente vuelven los recuerdos de los sueños que has tenido por la mañana. Tu mente se llena de dudas que desvanecen el recuerdo de la mujer... ¿Será el destino?¿Estará Ibrahim en la plaza?¿Habrá soñado igual que tu?

Tu mente de nuevo vuelve a la realidad parece que ya a entrado todo el mundo y en segundos cerrarán las puertas, a lo lejos vas el precioso trasero de rojo bambolearse mientras se aleja...

Apenas la dama me habla de esa manera no puedo ni creerlo, pocas mujeres se resisten a mis encantos y supuse que esta no seria la excepcion, pero como buen galán no me daria por vencido y me pongo de pie justo en el momento en que se va a cerrar la puerta. Rapidamente intento usar mis habilidades y la puerta de momento se detiene ante la mirada de todos de manera que pareciera que se ha averiado dandome el espacio y tiempo para salir a la plaza para cerrarse a mi espalda con una sonrisa en el rostro.

Intento no pensar en la pesadilla, desde que sali de casa me he hecho a la idea de no dejarme llevar por ese recuerdo incomodo y extraño Es solo un sueño...Rick..ahora preocupate por la chica.... Me digo a mi mismo mientras me abro paso entra las personas hacia el hipnotico trasero de ella

Sigues caminando tras una exitosa fuga del vagón en el momento adecuado. Parece que la mujer camina con rumbo fijo, no se detiene y tampoco parece sospechar que la estés siguiendo. Camina un par de manzanas y se adentra en una plaza. Para cuando te das cuenta se trata de la plaza dos de Mayo... Te detienes unos segundos y aclaras tu cabeza, debe ser pura casualidad que hayas acabado allí.

Buscas con la mirada de nuevo a la mujer, pero antes de encontrarla, te fijas en alguien, alguien conocido para ti... Se trata de Ibrahim Gutierrez, sigue con sus mismas pintas; y por como se mueve parece que esté buscando algo en concreto aunque no con mucho éxito...

De nuevo ante ti cruza la mujer del vestido rojo que parece detenerse en un kiosko de la plaza a comprar una revista, tras pagar prosigue su camino...

Miras para todos los lados, hacia arriba hacia la derecha. Intentas localizar donde podrían estar los edificios desde donde observabas la ciudad en llamas en tu sueño. No pareces tener éxito. Quizá a un par de kilómetros hacia el sur, ¿pero donde?

Entre pensamiento y pensamiento ante ti aparece alguien a quien hacia tiempo que no veías. Rick Jones llega, como buscando a alguien o algo...