Partida Rol por web

Fabio se dirigió hacia las provisiones de los germanos, hizo unos rápidos cálculos...

Una vez hizo los cálculos, Fabio se dirigió a su superior.

- Señor, me parece muy preocupante que estos germanos no llevaran provisiones, eso quiere decir que su campamento o una fuerza mayor está cerca, ya que nadie en su sano juicio... bueno, ni siquiera los germanos harían eso. Ir de campaña sin provisiones.

- ¿Alguien ha visto al crío o ha encontrado algún rastro? ¿Qué hacemos, volvemos al campamento con el cuerpo de Secundus o a Bonna? Yo díría de ir al campamento para contar al centurión todo lo que ha ocurrido...

- Si los bárbaros están cerca, como dices, igual podríamos acercarnos algunos de nosotros e intentar localizar al niño. El resto pueden volver al campamento...

- Si los bárbaros están cerca, como dices, igual podríamos acercarnos algunos de nosotros e intentar localizar al niño. El resto pueden volver al campamento...

- Me encantaría localizar al niño. - dijo Fabio. - Pero... realmente creo que hay muchos más germanos por los alrededores, si nos dividimos dejaremos de ser una fuerza efectiva de combate. - se notaba que le daba mucha rabia. - Yo no nos dividiría fuéramos por donde fuéramos. Además... ¿Por donde le buscaríamos?

Al final, le tocaba decidir al decano. Buscar al niño o volver al campamento pasando o no por Bonna.

El único vivo fue ese traidor a Roma - Virido escupe en el suelo y aprieta el puño - por lo que esos bárbaros no sabrán que aquí el orden de Roma pasó a cuchillo al caos aunque todos tuviéramos que pagar a los dioses el precio en sangre.

Mira el cuerpo de Secundus sobre el caballo.

Si vamos a regresar, serían útiles esos jamelgos que huyeron.

- Creo que ya no podemos hacer nada más aquí - comenta el decano saliendo de su estado de shock.

- Entonces no vamos a intentar encontrar al niño? ---pregunta el corso, pero todos notan que no lo dice con la convicción habitual. 

Decididos a no perder mas tiempo, volveis hacia el rio despues de cargar a los caballos con el cuerpo de Secundus, Caesar el perro del gobernador y las armas de los germanos. La muerte de vuestro compañero os ha dejado a todos sin palabras (*) y volveis taciturnos, pensando en la traicion del Optio. Meditando sobre hasta donde ha llegado la traicion a Roma, y con la tarde echandose encima, volveis lo mas rapido que podeis, sintiendo que cientos de ojos os observan desde cada recoveco. El breve tramo de buen tiempo en el claro ha pasado y vuelve a lloviznar lo cual ayuda a celerar la marcha. 

A pesar de vuestras sensaciones, llegais al rio sin problemas. Lo cruzais por el vado y sin giraros hacia Bonna, enfilais directamente hacia el campamento, a unas pocas millas de distancia. Teneis mucho que contar al centurion y ciertos asuntos no pueden esperar. Ya devolveran los animales la patrulla del dia siguiente.

A medida que os acercais al campamento, notais tension. Algo no va bien. Los vigias se mueven rapidamente de un puesto a otro y no parecen estar holgazaneando como los ultimos meses. Al avistaros, uno de los vigias de la puerta toca el cuerno y grita

La patrulla! Vuelve la patrulla! 

Creeis notar alegria y resquemor a partes iguales en su voz, pero lo achacais al dia de perros que habeis tenido. Al llegar a la puerta, os la abren y dos legionarios miran con los ojos abiertos los cortes y golpes en vuestras armaduras, el cadaver de Secundus y las armas de los germanos.

Otro ataque mas? - dice uno meneando la cabeza - esto me da mala espina. El centurion quiere que reporteis ahora mismo. Ha habido ataques a este lado del rio. Estamos en estado de alerta. (**)

- Ataques a este lado del río? Contra el campamento?

Puede ser que los de Bonna hayan informado ya del ataque contra el mercader. - responde Viridio a Corso, aguantando el impulso de darle una colleja en la nuca, podría ser que por no tener que saltar por alcanzarle pero seguramente influía más el que el animalico se lo tomara como un juego y en un futuro se la devolviese sin controlar la fuerza.

Avancemos sin demora. - dijo el galeno dirigiéndose hacia la tienda del centurión.

- Lo sabemos, lo sabemos - contesta el decano tocándose las heridas mientras se dirige a la tienda de mando.

Fabio se dirigió a los guardias. - Por favor, cuidad el cadáver de nuestro hermano, murió defendiendo la línea y peleando contra los germanos. Honró al águila y a toda Roma, espero poder darle un buen funeral.

- Y dadle de comer a César, ¡Es el perro del gobernador!

Dejando los caballos del comerciante cargados de equipo de los germanos, al perro y el cuerpo de Secundus con estos mismos guardias. Fabio se dirigió a la tienda del Centurión. Lo que iban a contar a su superior no le gustaría nada.

Dejando los animales a la entrada os encaminais hacia el centro del castrorum, donde se encuentra el edificio de mando. Cuando os acercais podeis escuchar una fuerte discursion en el interior, aunque no podeis escuchar de que estan hablando. 

Entrais y veis a todos los oficiales sentados alrededor de una gran mesa, discutiendo sobre los ataques germanos. Vuestro centurion los escucha a todos, con aparente gran interes. Al oir que entrais todos se callan y se giran a miraros.

Todos menos uno.  Uno de los oficiales se queda de espaldas unos segundos, mientras mirais al resto de los oficiales, que no parecen tener cara de buenos amigos. Despues, se gira hacia vosotros y os mira con dureza

Debisteis morir al otro lado del rio. Al menos moririais con honor. Vuestra traicion se pagara con la muerte - os dice lentamente Umbrenius Marius Curio