Partida Rol por web

El centurion os mira y se recuesta en la silla

Es cierto que contraviniendo una orden directa, cruzasteis el rio?

El corso se cuadra y mira al frente, sin decir nada. Su limitado intelecto se debate entre la defensa Shiryu ("como vengan mal dadas, me lanzo a por el optio y no salimos vivo ninguno de los dos") y la defensa Nuremberg ("sólo seguía órdenes"). 

El decano no le cae demasiado bien, pero ambos han derramado sangre juntos... así que Africanus empieza a mirar al optio disimuladamente, buscando tantear posibilidades de ataque en función de cómo avance la discusión...

Valerius se queda estupefacto al ver a Umbrenius Marius Curio ahí sentado. Su primer instinto fue hecharsele encima, pero eso seria una muerte segura.

Es cierto que contraviniendo una orden directa, cruzasteis el rio?

Joder, necesito comenzar a prestar atención a los oficiales, ni siquiera recuerdo esa orden.

Y encima parecía que Curio ya le había dado su versión de los hechos al centurión. No saldría nada bueno de que Valerius intentara explicar, los oficiales ya lo repudiaban bastante y seguramente solo empeoraría la situación. Así que se callo la boca y espero a que uno de sus mas respetables hermanos tomara la palabra.

Aun así, casualmente adopto una postura desde la cual podría desenfundar su gladius sin problema; si la muerte era inevitable, se llevaria al traidor con el.  

El corso escucha al decano aclararse la garganta, listo para hablar...

Fabio estuvo a punto de echar mano a su gladius, a punto de tirarse contra el traidor y coserlo a puñaladas a punto de... sólo lo salvó su intelecto, su mente que buscaba el mejor curso de acción*. Si se lanzaban a por él, acabarían muertos, igual se lo llevaban con ellos pero... para eso habría tiempo.

Inspiró hondo, se llevó la mano al corazón y habló con sinceridad.

- Señor, durante toda mi vida he buscado la mejor manera de servir a nuestra legión y a nuestro Imperio, siendo digno del águila, siendo digno de las armas y armadura que llevamos y de la voluntad del Pueblo, del Senado y del Primer Ciudadano**; hace unos días me pusieron en este contubernio, y he podido conocer a unos legionarios valientes, leales y honestos.

Mientras habla, aunque se dirije al centurión, tiene la vista clavada en el Optio. Sus ojos dicen que uno de los dos no saldrá vivo de esta tienda. - Nada más salir de patrulla nos encontramos un grupo de unos veinte bárbaros matando y robando a unos mercaderes romanos, sus nombres... los de los que quedaban vivos, eran Publius Mucius Rufus y Fundania Primia, ciudadanos de Roma, en la periferia del imperio. Logramos salvarlos y acompañarlos a Bonna. ¡Pero  habían secuestrado a su hijo!

- Allí los ánimos estaban revueltos, los ciudadanos temían los ataques de los germanos... ¡Los germanos sabían cuando pasaban las patrullas y cuando los mercaderes, había habido ataques! Los hombres del pueblo nos pidieron ayuda, la sacerdotisa de Minerva nos dijo que debíamos actuar. Parecía que el tiempo se acababa.

- Así que, pedimos unos caballos al hombre más rico, para seguir a los germanos y salvar al niño que habían secuestrado, sería rápido, no sabíamos que podía ocurrir si los germanos sacrificaban al niño a sus oscuros dioses ¡¿Qué pensaría la divina Juno de nosotros si dejábamos al hijo mayor de una familia romana en manos de unos bárbaros?! ¡Estaríamos malditos para siempre y nuestras familias no tendrían fruto! ¡Que pensaría Minerva! La sacerdotisa dio su bendición, pensamos que los dioses estarían con la legión y que si no seguíamos su camino, nos retirarían su apoyo para siempre.

- Y entonces, a poco de caminar y rastrear... encontramos a otros quince germanos... ¡Hablando con Umbrianus! Umbrianus les estaba reprochando que habían matado a mucha gente en los ataques, que sólo tenía que poner nerviosos a los ciudadanos de momento... para desacreditar al centurión y provocar con revueltas que él se hiciera con la centuria, que ya se lo entregaría todo después, cuando el centurión no estuviera.

- Nos quedamos asombrados que un oficial de Roma pudiera cometer semejante traición, pudiera ser tan estúpido... pero lo que ocurrió después nos asombró todavía más... No solo era un traidor, sino que se dejaba manejar por los germanos, se agachaba y luego se enfadaba cuando le daban por detrás...

Fabio puso una sonrisilla, de tal forma que el optio no pudiera verla, necesitaba que se descubriera, el legionario todavía tenía ases en la manga... bueno ases no, pero si algún sestercio...

Silo se mantiene en un tenso silencio mientras Fabio da sus explicaciones, sin perder a Curio de vista. El ansia por arrojarse sobre él y estrangularle con sus propias manos es difícil de controlar. Da gracias a los dioses por haber respondido tan pronto a su petición. Sin duda, es una señal divina que le haya encontrado tan pronto. Y poniéndole de nuevo a su alcance, los mismos dioses han sellado el destino de Curio. De una u otra forma, lo que han encontrado en esta tienda es un hombre muerto.

Silo apoya disimuladamente la mano derecha sobre la empuñadura de su espada, preparándose para desenvainarla. Sabe que pronto la enterrará en las entrañas del traidor que ha mancillado su honor, y aún peor, el de su Legión.

Fabio observó por el rabillo del ojo a Silo...

Legionario Martinus Camilius Fabius - dice lentamente el optio - No le matare aqui y ahora por respeto a las leyes de Roma y a su padre, un buen romano. Me alegro que no haya vivido para ver la deshonra que le trae su hijo.

Se gira hacia el centurion

Sus acusaciones son claramente absurdas y han admitido cruzar el rio desobedeciendo ordenes directas. El castigo por traicion esta claro. Sus acciones nos han puesto en claro peligro a todos.

Silo explota.

¿Y como sabías tu que habíamos cruzado el río? ¡Porque nos viste allí mientras vendías tu honor y nuestras vidas a la escoria germana! ¡Aun tengo tu escudo marcado en la cara de las dos veces que te me escapaste mientras huías como una ramera! ¡Y tu tienes el pecho marcado con la justicia de Roma! ¡Traidor!

Sin embargo, parte de lo que dicen es cierto. El mensajero de Bonna nos trajo esas noticias poco antes de que te atacasen los germanos en este lado del rio, Curio. - El centurion se rasca la cabeza confuso - Como les atacaron a ellos alli y a ti aqui?

El centurion da un respingo ante la intervencion de Silo

Silencio legionario! - dice con voz autoritaria - Hablareis solo cuando se os pida que lo hagais!!

Gruñendo y rechinando los dientes, Silo musita un Ave, domine. Parece un caballo esperando a que den la salida en una carrera, y la meta son las tripas de Curio.

El optio mira con frialdad a Silo

Los scouts germanos que me atacaron dijeron que unos legionarios habian ido a su campamento y matado a mujeres y niños. Esa accion traeria la muerte a Roma y a sus aliados. Erais los unicos legionarios ahi fuera y habeis admitido seguirles. - se levanta - No tolerare mas insultos a mi honor de parte de traidores y mentirosos.

Se vuelve a su superior

Evidentemente mienten - responde con tranquilidad el optio.- Conozco a los de su calaña. Mentirian para evitar los trabajos del campamento - hace un gesto despectivo hacia Marius - asi que a nadie deberia sorprender que mientan para salvar el pellejo - varios decanos que conocen a Marius asienten en aprobacion - No perdamos mas tiempo cuando han admitido su culpabilidad

El centurion se vuelve a sentar, pensativo y os mira a todos un tanto desconcertado. Finalmente vuelve a tomar la palabra.

Curio, tu honor esta fuera de toda duda. Sin embargo, son varios los que te acusan de lo mismo que tu acusas a ellos. - levanta la mano finalmente tomando una decision - Lo decidiremos en un juicio. Todos tendreis derecho a poner vuestras pruebas y argumentos y yo sere el juez. Al fin y al cabo, que ha dado Roma al mundo si no el gobierno de la Ley?

_{Los acueductos?} - dice timidamente uno de los decanos alrededor de la mesa

Contubernio II - dice Vulso ignorando al decano - Tienen la palabra

- Tenemos la velocidad de Mercurio, entonces. - dice Fabio desdeñoso. - Somos capaces de enfrentarnos con los Germanos de patrulla, rescatar a Publius Mucius Rufus y Fundania Primia, ciudadanos romanos que pueden confirmar donde estuvimos, luego más avanzado el día estar en Bonna, donde nos vieron el gobernador, y todo el consejo del pueblo, y, en dos horas, seguir el rastro de los secuestradores a caballo y te encontrarte de concilio con ellos.

- ¡Y además pudimos ir a su campamento y atacarlo! ¿Existe tal campamento? Es absolutamente imposible, y tenemos testigos y pruebas de todo lo que decimos es cierto, que donde estuvimos en cada momento se sostiene, ahí fuera tenéis las armas de más de veinte germanos. Las armas de tus amigos. ¡Jamás mataríamos a mujeres y niños!

- Sin embargo tu dices que unos misteriosos exploradores germanos te atacaron a este lado del río ¿De verdad? ¿En vez de seguir las huellas de sus atacantes cruzaron el río para ver si "encontraban a un optio solitario paseando"? Y además se pararon educadamente, para explicarte, "Disculpa, queremos venganza contra tí, romano solitario del bosque porque un contubernio, del cual tenemos escrito sus nombres en esta tablilla, ha atacado nuestro campamento, te haremos una herida pero te dejaremos escapar?" ¿Quién puede creerse eso? No hay tiempo material para que pudieramos haber atacado campamento alguno y que vinieran exploradores. 

- Domine. - dijo ahora con la voz seria dirigiéndose al centurión. - Hablad con los testigos. Confirmarán nuestra historia punto por punto. Id a buscarlos, por favor. El Optio nos ordenó no atravesar el río porque era el traidor. En la ciudad la sacerdotisa de Minerva nos dijo que los ataques empezaron justo cuando se fue la legión, el mismo día, que alguien debía haber avisado a los bárbaros. Alguien que lo supiera. Nosotros no hemos salido del campamento en semanas, era la primera patrulla.

- Tenemos los testigos. Tenemos la razón y a los dioses de nuestra parte. Las pruebas en las armas de los germanos y los caballos del ciudadano más rico.

- Perro traidor, hijo indigno de Roma. Nunca he mentido en mi vida, no lo he hecho para librarme de trabajos, no lo he hecho al admitir que he cruzado al río, ni lo he hecho al llamarte traidor. - el decano apenas logra hablar - Todo el campamento lo sabe y por los dioses que yo no le tengo miedo a la muerte, soy un romano.

Velocidad de Mercurio? - dice el Optio - Y la imbecilidad de Koalemos, sin duda. Esta claro que despues de Bonna cruzasteis el rio como habeis admitido y les atacasteis en su territorio. Ahora buscaran venganza, justo cuando nuestras fuerzas son mas debiles. Evidentemente no tuvisteis tiempo de verme en concilio y atacar su campamento ya que nunca cruce el rio. Fui atacado en zona romana. Y evidentemente de nuevo, no me explicaron nada. Saque la informacion yo mismo, antes de rematarlos.

 Todo el campamento lo sabe

 Lo que todo el campamento sabe es que nos habeis puesto en peligro por no seguir las ordenes. Y tu, como responsable pagaras por ello.

El decano os mira a unos y a otros. Esta claro que la version del optio tiene algunas lagunas pero le conoce mucho mejor que a vosotros.