El Dr. Sullivan entra de nuevo en la habitación, mientras el pequeño Lucius termina de hablar.
Ahora estáis juntos los tres en la habitación, junto con el alcalde, su esposa, sus hijos Mark y Linda, y Lucius, el hijo de la fallecida.
El agente Johnson, con una mezcla entre agotamiento por la cantidad de agua que llevaba a las espaldas y frustración por no haber sido capaz de encontrar nada útil para la investigación se acercó a la pareja que había empezado a alzar la voz por encima del tumulto y la lluvia.
-Por favor, mantengamos la calma- trató de mediar. -Si perdemos los papeles en estos momento también perderemos un tiempo muy valioso que deberíamos emplear en localizar al individuo fugado-.
Evitó deliberadamente utilizar la palabra asesino para no alterar más al doctor.
-Por favor señor Stevenson, sheriff Baker, vayamos dentro y hablemos civilizadamente- dijo señalando hacia la puerta abierta de la casa con una leve mueca de súplica en el rostro.
No era su modo habitual de actuar, pero era consciente de que salir corriendo por el maizal no serviría de nada y al menos podrían interrogar al médico para ver si podría arrojar algo de luz a la investigación.
Intento convencerlos de que entren en la casa
- ¿Y éste quién es? - Pregunta airado el Sr. Stevenson a la sheriff.
Joanna accede a la sugerencia del Agente Johnson y urge a Richard a entrar en la mansión para protegerse de la tormenta.
John se giró hacia Sullivan. Le sorprendió la rapidez del médico en examinar la escena del crimen, pero no dijo nada al respecto.
-El chaval -dijo, refiriéndose a Lucius-, dice que vio a alguien saliendo de la habitación de su madre.
Se agachó para ponerse a su altura. Pero ahí se acabaron los detalles tiernos. El niño acababa de perder a su madre, y Dwigth no dudaba de que aquello fuera duro, pero había vidas en juego. Las suyas, en primer lugar, y las del resto de habitantes de Ashville. Su tono fue exactamente igual que el que utilizaría para interrogar a un criminal. Frío, neutro, objetivo.
- Esa persona que viste. ¿Era grande? -puso la mano en el aire, plana, palma abajo, como referencia para una altura. La fue subiendo poco a poco. ¿Así de grande o más?
- Era... - El pequeño Lucius duda, y hace pausas de vez en cuando. - Así. - Dice en un momento dado, cuando la mano del Agente Dwight está separada unos sesenta centímetros del suelo. - No, no... Así. - Corrije, cuando la mano del agente está a unos dos metros del suelo. - Era... como de hojalata. No, no, no. De hojalata, no. Era un hombre de paja.
Resultaba curioso los tortuosos caminos de la mente a la hora de recordar. No era un hombre de hojalata, no, era un hombre de paja. Aquello encajaba pero no aportaba nada nuevo. Tendría que volver a intentarlo. Cogió su libreta y su bolígrafo. Se los tendió al chico.
-¿Puedes dibujarlo?
- Ehmmm... Sí.
Responde tímidamente el pequeño. Coge dubitativo el boli y el cuaderno y comienza a hacer trazos inseguros. Hay un detalle curioso que os llama la atención, y es que el dibujo resultante os recuerda bastante a la figura del espantapájaros de la película El mago de Oz.
Selina escuchaba con atención el testimonio de Lucius. Le sorprendieron las dudas tan grandes con respecto a la altura del misterioso hombre que vio, pero quiso pensar que se debían al estado de shock más que comprensible que debía estar sacudiendo el cuerpo y la mente del pobrecillo en aquellos momentos. Aun así no dejo de apuntarlo en su libreta, para no dejar ningún detalle suelto a su suerte.
También le llamó la atención la descripción sobre el aspecto general del sujeto. Una apariencia como la del personaje de aquella película no era lo más discreto, precisamente. Un espantapájaros en una granja es algo normal, pasa desapercibido. Pero uno que ha cobrado vida, ya no tanto.
-Hola Lucius, yo me llamo Selina.-Trató de adoptar el tono más maternal posible en sus palabras-¿Dirías que la cara de ese hombre era así de rara, o que llevaba una careta, como en los disfraces de Halloween?
Era fundamental descartar o confirmar que el rostro del sospechoso pudiera ser muy reconocible por algo especial en su aspecto. O por otra parte determinar si había usado disfraces o mascaras para ocultar su identidad.
Las preguntas insistentes de Selina Sparks hacen titubear nervioso a Lucius, que dirige su mirada de hito en hito hacia la puerta de la habitación de enfrente.
- Eeehhhmmm... La verdad, ahora que lo pienso, no lo vi muy bien. - Afirma. - Sí, podía ser un disfraz...
Al bajar encuentro a John y Selina interrogando a un crío. Por un momento, la escena me resulta relativamente cómica: dos agentes del FBI interrogando a un pequeño como si se tratase de un chivato o informante de poca monta en un callejón de San Francisco.
Pero entonces escucho lo que dice el pequeño y la sonrisa que estaba comenzando a dibujarse en mi boca desaparece antes incluso de que se perfile.
Un espantapájaros.
- La granja de Hill... -
Susurro para el cuello de mi camisa.
Miro a John y a Selina intermitentemente para captar su atención.
- Tenemos un problema. -
Digo secamente. No quiero desvelar nada de lo que descubrí en la escena del crímen aquí en medio. No se que oídos pueden estar escuchando. Pero lo que apunta el pequeño no augura nada bueno.
Me inclino hacia el oído de John y hago un gesgto para que Selina se acerce y así pueda susurralse algo rápidamente.
- Encontré varios rastros y restos en la escena del crímen, y desde el exterior por dónde el asesino accedió a la habitación de la víctima... - hago una pausa mientras inspiro profundamente antes de finalizar. - Las huellas apuntan a que el asesinó accedió a la propiedad desde la granja de Hill... -
Lo dejo colgar en el aire... Un espantapájaros desde la granja del viejo loco... ¿Habremos dejado irse de rositas al asesino?
- Hill no parece más que un loco local que no tiene nada que ver con los crímenes... O nos ha engañado como a bobos, o algo se nos pasó por alto cuándo visitamos su granja. -
Mentiría si asegurase que la revelación del doctor le pilló por sorpresa. Algo había en la granja del viejo Bill. Algo que había despertado su instinto de sabueso.
-Explíquese mejor -ordenó Dwigth, bajando el también la voz.
Un nuevo trueno azota la mansión y la bombilla de la habitación parpadea de nuevo. De repente, el pequeño Lucius comienza a toser de manera un poco sorprendente.
Cuento rápidamente a Dwight y Sparks lo que encontré en la escena del crímen y mi resultado preliminar de la autopsia de la víctima* cuando un nuevo trueno hace temblar el suelo.
Pero no es eso lo que hace que frunza el ceño.
Vuelvo mi mirada hacia el pequeño.
- ¿Estás bien? -
Le pregunto mientras me acerco a él para intentar examinarle más detenidamente apoyando mi mano en su espalda a intención de sentir algún carraspeo que indique líquido en los pulmones y la consiguiente pulmonía que podría causar semejante tos... o alguna cosa peor como tuberculosis...
Motivo: Medicina
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+12)=16 [4]
* he descrito a pies juntillas la autopsia de Lucile y lo que encontré en la habitación en la escena de Pizarra de Pruebas.
Tiro medicina a ver si así a botepronto diagnostico si al chaval le pasa algo medianamente común :D
El Dr. Sullivan hace un rápido examen de Lucius pero no encuentra ningún signo asociado a los ataques esporádicos de tos, aunque sí descubre que está más nervioso de lo habitual.
Tose de nuevo.
Parecía que el rastro de paja era algo más que una pista falsa o un descuido. Era una seña de identidad. Dwigth miró por la ventana, con semblante rígido. A través de la tormenta, en la explanada, el maizal ocupaba todo aquello cuanto la vista pudiera cubrir. Al fondo, en una escrupulosa línea recta, el pequeño montículo coronado por la destartalada casa del viejo Bill.
El chico volvió a toser. Esta vez Dwigth se interesó por él. Pero no de la misma manera que el doctor.
¿Hay algo más? -se volvió a arrodillar junto al chico. ¿Hay algo más de lo que no nos has contado, verdad?
Motivo: Averiguar intenciones
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+10)=30 [20]
Dwigth intenta averiguar si hay algo que el chico haya podido ver y no ha dicho. Algo que haya podido intuir o saber de antemano que les pueda poner en la buena dirección.
Y vaya si lo consigue, ¡menudo crítico!
Las preguntas del Agente Dwight, motivadas por la poco lógica manera de Lucius de describir algo que le ha impactado profundamente, hace que éste rompa a llorar y abrace a su prima. Entre sollozos, confiesa que no fue él realmente el testigo de los hechos, sino su hermana pequeña Amanda. Con frases entrecortadas, Lucius cuenta que Amanda presenció la muerte de su madre y corrió a buscarle a él a su habitación. Él le dijo que se acostara y que no dijera nada. Limpiándose las lágrimas con el puño, asegura que lo hizo para ahorrarle sufrimiento a su hermana pequeña.
Mientras nuevos truenos azotan la noche, George y su esposa corren a abrazar a su sobrino mientras le repiten que "no pasa nada, querías proteger a tu hermana".
Un chirrido suena a vuestras espaldas. La habitación de Amanda se abre lentamente y aparece la pequeña con los ojos llorosos y medio tapada con una gruesa manta. Lo ha estado escuchando todo y, aunque es muy pequeña, sabe que algo no va bien. Comienza a hablar asustada y de pie, en medio del pasillo, mientras las bombillas parpadean y la tormenta golpea los cristales de las ventanas.
- Mamá vino a mi cuarto para que yo no tuviese miedo de los truenos, pero me asusté cuando oí un ruido fuera. Mamá me dijo que ahora venía y salió a ver. Como habían más truenos, me asusté mucho y salí a buscar a mamá y estaba en su cuarto. Tenía un cuchillo grande como una luna aquí - se señala el pecho - y encima había un hombre de paja moviendo así y así el cuchillo - hace un gesto violento con ambas manos -. El hombre de paja me miró y salí corriendo a buscar a mi hermano, pero cuando volvimos ya se había ido.
Cuando termina de contar la escena, George Stevenson coge a la pequeña y la abraza.
La imagen es ilustrativa de lo que cuenta la pequeña Amanda.
Todavía completamente empapado y lleno de barro, Peter se encaminó hacia donde estaban sus compañeros. Esa maldita lluvia y la ineptitud de los lugareños no le había permitido seguir ningún rastro, pero al menos había podido mediar en la medida de lo posible en la discusión entre la sheriff y el doctor.
Una vez todos dentro no consideró necesario seguir a su lado y prefirió rodearse de sus colegas.
La tos del niño le llamó la atención, en especial como aumentaba junto a su nerviosismo y decidió acercarse y tratar de calmarle con la mejor de sus sonrisa.
Se arrodilló frente al chico y le dijo con tono tranquilo: -No pasa nada. Todo saldrá bien. ¿Que es lo que te da tanto miedo? Con nosotros aquí estás completamente a salvo- acompañó sus palabras con un leve apretón de hombros.
Desde el móvil
Peter Johnson, iba a borrar mi intervención donde decía que el niño tosía porque tú no debías ser destinatario (fue error mío), pero he decidido dejarlo porque es totalmente posible que entres en la sala donde están tus compañeros y escuches al niño toser.
El espantapájaros se imponía como criatura asesina, más fruto de la imaginación de una pequeña niña que real. Pero la descripción de la guadaña no dejaba lugar a dudas. Había visto aquel "cuchillo grande como una luna" antes. En el cobertizo del viejo Hill. Además, el comentario del doctor Sullivan también dirigía las pistas en aquella dirección. Por último, y aunque le costase reconocerlo, esta su corazonada. Sabía que de alguna forma u otra el viejo estaba relacionado con todo aquello. Ahora, después de la descripción de la niña, el sospechoso estaba totalmente descartado. El viejo no contaba con la fuerza física para realizar tal hazaña.
La tormenta no daba tregua ahí fuera. El asesino había escapado, por cuarta vez. Dwigth necesitaba airearse.
Se disculpó con un par de palabras y bajó las escaleras. Abrió la puerta para tomar aire fresco. Enfrente, el camino que daba a la granja Hill. Necesitaban una pista, la necesitaban más que nunca.
Dwigth gasta otro punto de acción para obtener de nuevo una pista fiable por parte del máster.