Partida Rol por web

Sin mas remedio empiezo a limpiar la roñosa borda cantando una cancion pirata.

Reiko, ves con perfecta nitidez todo el horizonte del oceano, que afortunadamente esta despejado, pero no detectas nada sospechoso.

Yo voy a hablar con el capitán, de un asunto importante... dijo bajando del palo de mesana donde realizaba labores y siguiendo a Frank a su camarote.

Con una voz típica de ella, con unos toques infantiles y dulces, alza la voz todo lo que puede.

¡Nada a la vistaaaaa! :3
Y vuelve a fijar la mirada en el mar, toqueteando y jugando con su pelo, que caía rebeldemente de su cabeza...

Todo siguió en calma unos instantes hasta que un estruendo proveniente del camarote del capitán sobrecogió a los cercanos al camarote, y los alejados no tardaron mucho en enterarse también.

La puerta del camarote se abrió de golpe haciendo saltar algunos trozos de madera y quebrando el quicio, el motivo fue el choque que la espalda de Antón Castella propinó a la puerta.
Él y el capitán salieron del camarote con las espadas en alto, dirigiendose el uno al otro estocadas sin cuartel, el capitán con su sable de abordaje y Castella con su toledana.

Entre el cling clang de las espadas y las miradas atonitas de todos los allí presentes, Van Huurt insultaba al otro como si le hubiera poseido el diablo.

Suelto todos mis instrumentos de estúpida limpieza mientras miro el combate.
Se me escapan unas risas malignas al ver tan estúpido y cómico combate.
Menudo ambiente se cuece en alta mar...¿Alérgia a la sal? digo irónico por lo bajo.

¡Maldito traidor, bellaco, hideputa...! Fueron parte de la sarta de insultos que Frank Van Huurt le lanzaba al otro acompañado de buenas estocadas que hacían retroceder a Castella.

Debí sospecharlo por tu acento y tu nombre español, maldito. Las guerras entre españoles y holandeses seguian vivas allá en el viejo continente y aunque Van Huurt hacía tiempo que había renunciado a esos honores sentía el odio natural que se le había inculcado por aquellos hombres.

Si no soy yo será otro, Frank. No puedes negarte a la evidencia. Repusó el otro, retrocediendo y apartando las estocadas que el otro le lanzaba con movimientos a diestra y siniestra.

Tras un cruce de fintas y estocadas bien dirigidas la espada de Van Huurt abrazó ligeramente a la toledana y con un movimiento de muñeca la hizó saltar por los aires y cayó al mar despidiendose para siempre de su dueño.

¡Mierda! pensó Castella pero trató de mantener la compostura dignamente.

Adelante, ¡matame!

Frank pusó la punta de la espada junto a la garganta de Castella y retrocedio el codo lo justo para lanzar una última y letal estocada pero no lo hizo.

No te hare ese favor. Seras juzgado y castigado como te mereces, traidor. Miró alrededor sin dejar de apuntar con el sable la garganta del español y buscó con la mirada al más cercano.

Kraken, ate de pies y manos a este despojo a la mayor con un buen nudo. Su voz y mirada de enfado casí le hacían soltar humo por las orejas.

Con un estropajo en una mano y un cubo con agua jabonosa en la otra, Boon se levanta del suelo, con la boca abierta en un extraño gesto, mirando la escena.

Menos de un dia, menos de un dia a bordo, y ya había problemas de todas las índoles.

-Por las barbas de Belcebú! -exclamó, cuando Castella fue desarmado, soltando de golpe los enseres. -Traidor?

¿Pero qué diablos...?

Observé la escena en total silencio pero se estaban diciendo cosas graves y por desgracia ya estábamos en altamar. Habría que terminar con aquel asunto de una forma o de otra y probablemente con un muerto.

Mira atentamente el combate, desde el pico mas alto del barco en el que permanecía desde hacía tiempo.
Parpleja y boquiabierta, llevandose las manos a la cara cada vez que soltaban una y otra estocada.

Y al ver que el capitán resultó ser el vencedor de aquel..."breve" combate suspira, aliviada, y con cara de querer explicaciones.

Que...¿Qué a pasado...?

Frank que sujetaba una daga en la mano la tiro a los pies de Castella malhumorado.

¡Este despojo traidor ha intentado asesinarme! Es un soldado español infiltrado, a saber cuanto iba a pasar hasta que desvelara nuestra posición y nos hiciera ahorcar Dijo mirandolo con odio en los ojos.

Ante el estallido de la puerta, Thomas se alarmo un poco, suponiendo una pelea. Pero no imagino entre quienes. Al ver al Capitan luchando se preparó para intervenir, pero dado que estaba en la otra punta del barco llegó tarde, cuando Huurt ya habia derrotado a Castella.

Al ver la acusación contra Castella se sintio bastante incomodo. Al fin y al cabo Thomas tambien era soldado, aunque ya no fuese parte del ejercito. Se sintió contrariado, pensativo, pero finalmente aceptó que ahora era un pirata, y como tal debía cuidarse sus espaldas también...

Lucy había observado la pelea algo apartada, al fin y al cabo, no le importaba. Siguió haciendo su trabajo sin levantar demasiado la mirada.

Frank comenzó a tranquilizarse un poco tras que dos fornidos marineros atasen de pies y manos a Castella en el palo mayor.
Aún murmuraba blasfemas cabreado cuando hizo reunirse a toda la tripulación frente al palo.

Bien, tenemos un traidor entre nosotros. Intentó asesinarme con su daga y lo hubiera conseguido de no encontrarme yo limpiando mi sable. Dijo aliviado. Pero lo que mayor duelo me hace es que este hombre sea soldado del tercio español como bien me ha dicho y prueba la cruz de San Andres que lleva bordada bajo el coleto.

Frank miraba a todos, estaba dispuesto a ser amigo de todas aquellas gentes pero no consentiría que nadie se sublevara contra él, y menos un tercio español. Debía dar castigo ejemplar.

Señor Castella, pagará como se merece tal afrenta. Dijo fijando los ojos con despiadada mirada en los del preso.

Se procede a la votación del castigo que merece el señor Castella. Frank se volvió a mirar al resto. ¿Un paseo por la quilla o el maroon?