Partida Rol por web

Bill Dosespadas se movió directo y sin vacilar hacía William.

¿Dónde está ese cobarde de Edward James? Exigió con un tono de voz tan cruel y mezquino como su propio rostro. Desenvainó ambas espadas y las clavó con fuerza en la madera del suelo de la cubierta a escasos centimetros de sus pies. Esperó una respuesta mirando directamente a los ojos de Will. Su mirada era fría, sin ningún sentimiento, al igual que su voz, que sonó neutra, hueca y carente de cualquier tipo de emoción.

Durante unos instantes el capitán y el contramaestre cruzaron sus miradas midiéndose, poco podía hacer Will ante alguien de la reputación de Dos Espadas, pero estaba claro que tampoco se dejaría avasallar. Durante esos segundos el Irlandés se planteó varias respuesta mordaces aunque finalmente se decidió por salvar su pescuezo y el de los que pudiera, que importancia tenía el indicar donde se encontraba el cadáver de James. - ¡Dos espadas mirad a vuestra espalda y lo encontraréis!, ¡siempre que el cuerpo no haya sido reducido a astillas junto con el castillo de popa!- Aquella especie de tiempo muerto podía serles de mucha utilidad incluso podía intentar salir con bien de aquello.

Sin perder de vista al soldado que se mantenía en las escaleras, el contramaestre continuó hablando con el capitán pirata, si al menos logrará centrar el interés y atención de éste sobre otro objetivo. -¡Capitán no veo que interés tiene un muerto despojado de todos sus bienes mientras otro de vuestros enemigos huye riéndose de su fortuna por nuestro infortunado encuentro!, ¡Es el Tulipán y Van Hurt quienes llevan el botín que buscáis!- Si no conseguí su objetivo al menos lograría más tiempo para que se organizaran unos buenos fuegos artificiales. ¡Dos Espadas, exponed vuestras condiciones!, ¡Os pido una tregua!.

Thomas observa al leyendario dos espadas. Realmente no era como lo pintaban las historias, pero de cualqeuir forma su solo presencia cambiaba el curso de la batalla. Miró a boon, y le hizo un gesto con la cabeza, para que se encargara ella de volar el barco de ser necesario. Scao su espada, y se plantó al lado de Will.

Capitán Dos Espadas! No tenemos Capitán, no tenemos oro. Na hay nada en este baco que pueda servirle, ya esta destruzado. Vaya tras Huurt antes se le escape lo que seguramente busca.

Boon, muy atenta a la escena, no pasa por alto el leve movimiento de Wellington. Se gira lentamente -que no a cámara lenta-, y se dirige hacia la trampilla que da al interior del barco.

Se encuentra delante de, nada más y nada menos, que ¡32 barriles de pólvora!

Posiciona los barriles en hilera, haciéndolos rodar. Y una vez a su gusto, desenvaina su espada, aún tibia, y los perfora todos, un par de veces.

Sudorosa, con una escoba maltrecha y ajena a lo que acontece en cubierta, comienza a distribuir la pólvora, para que quede aproximadamente debajo de la escotilla que da al exterior.

Todo bien elaborado para que, si es necesario, pueda prenderse la pólvora arrojando una llama desde la trampilla.

Una mueca que bien pudo ser un intento de risa, se dibujó en los labios del capitán.

Una tregua... Negó con la cabeza. Sé que Edward James no muere tan facilmente, y no se preocupe por el indeseable Van Huurt, mi barco sería capaz de pillarle en una hora con medio velamen.

James y Van Huurt tienen algo que me pertenece por derecho. Y no me ire hasta haberlo encontrado.

Si quieren tregua se la dare. Mientras mis hombres registran su barco.

Thomas siente mas pavor por la posible tregua que por luchar. nunca se puede confiar en un sujeto como aquel. Pero no quedaban muchas opciones. Era tonto morir sin causa. Aun así no sería suya la desición.
Mira a Will, esperando una respuesta de este.
Si la tregua se da, no podrán bajar la guardia...

Durante unos segundos dudó, tras lo dicho por Dos Espadas esperó un golpe de efecto por parte de James, algo que cambiara las tornas, pues en la situación en que se encontraban poco podía hacer salvo aceptar aquella incómoda y peligrosa tregua que les había ofrecido. - Sea pues, que registren el barco.- Aquello les otorgaría más tiempo aun, si Tom y Sam tuvieran suerte se iría al fondo del mar gustoso tras ver la cara de Dos Espadas al volar su barco por los aires. - Hermanos dejad que esos perros revisen las tripas del barco.- Una media sonrisa apereció en sus labios antes de terminar, la fortuna era caprichosa, jamás pensó que se convertiría en capitán y ahora que lo había logrado, no parecía que fuera a durar demasiado. - Pero no les deis la espalda.

Dicho esto se giró hacia Wellington, hacía apenas unas horas era su prisionero y ahora en cierto modo se había convertido en su contramaestre, no cabía duda alguna que Calipso jugaba con ellos y ya que se encontraba en una partida de naipes tendría que jugársela. - Que la mayoría de los hombres se reagrupen en la bodega superior o en cubierta y que estén preparados, no creo que nos dejen ir así como así, si tenéis ocasión de encerrar algunos de esos hijos sin madre en las bodegas hacedlo.- Le dijo en voz baja y queda a su recién ascendido contramaestre.

¡Dos Espadas, ¿qué hacíais en aquella isla que acabamos de dejar atrás?.- Si acertaba con sus suposiciones el destino sería un verdadero hijo de puta, pues ellos habían salvado al cabrón de ser emboscado por los hombres del holandés y ahora recibían el agradecimiento en forma de abordaje. Aunque también podía estar equivocado y ser una simple coincidencia, pero entonces a quién esperaban en aquella isla los tripulantes del Tulipán.

Sam sigue nadando hacia el agujero en el casco, para introducirse por el en el interior del barco..

Sam y Tom consiguieron llegar hasta el boquete que el cañón había realizado en el barco de Dosespadas, se colaron por ahí ayudandose para subir hasta él, pues quedaba un poco por encima del nivel del mar.

Dentro todo estaba echo astillas por el impacto de la bala. Sin embargo las duras columnas de mandera que seguían en pie aguantaban esa parte como si nada hubiera ocurrido. A diferencia de lo que habían visto arriba en su anterior visita al barco, el interior de este estaba completamente reluciente, la madera parecía nueva, y salvo la destrozada por la bala cualquiera no diría que aquel barco acababa de salir de un astillero.

Sube encharchado a bordo del barco enemigo, y se gira una vez arriba para mirar por ultima vez la cubierta donde Will trata de pedir tregua. Ojala tuvieran suerte.. y si no la tenian por lo menos moririan todos allí.

Rapido Tom, busquemos la Santabarbara! Debe estar aqui cerca..

Espada en mano y a en cuclillas el pequeño Sam fue avanzando en busca del polvorín del navío para hacerlo volar por los aires, cautelosamente para que nada ni nadie les oyera venir.

Bien............ Echó una ojeada al lugar donde habían llegado.

Vaya, esto está mejor de lo que parecía. Reflexionó al ver aquel lugar. Habrá que hacer un buen trabajo.

Con expresión de confianza, su expresión en aquellas situaciones, miró a Sam y le dijo: Vamos, busquemos algo que nos sirva. Dijo a la vez que le asentía.

Eso no es de tu incumbencia... Gruño mirandolo de reojo. A continuación llamó a sus hombres. Buscad entre los escombros y en las tripas de esta escoria. Volvió a mirar a Will. ¿No tendrá inconveniente en que mis hombres os desarmen. Por seguridad... Ya sabe.

Hizo un gesto y algunos hombres se acercaron a Will y a los demás mirándolos seriamente, con cara de pocos amigos esperando que les entregaran sus armas.

Tom vió una columna de grosor enorme, en lo que parecía ser el centro del esqueleto del barco.

Por lo demás continuaron avanzando sin que nadie se enterara de su presencia, seguramente todos estuvieran inmersos en la lucha, y quizá la mayoria de la tripulación estaría en el Saint George.

Will jugó con su sable entre las manos dubitativo, aquello era quedar a merced de Dosespadas y sus hombres, algo que no le gustaba lo más mínimo dados los antecedentes de aquel sanguinario pirata. - Creo que nos pide demasiado y hemos mostrado nuestra buena voluntad deteniendo el combate.- Al menos debía ganar tiempo, unos minutos quizás fueran suficientes para cambiar el sentido de aquella batalla. - Además os hemos salvado el culo a vos y sus hombres en aquella isla, vuestro amigo Van Hurt os había tendido una jugosa emboscada que desbaratamos matando a sus hombres y haciéndole poner pies en polvorosa.- Para el irlandés Bill no era su enemigo directo, quizás contrincantes por algún jugoso botín, pero sabía que no estaba a su nivel y que era mejor no encontrarse con él, desgraciadamente ya era demasiado tarde. - No tengo interés en vuestras disputas, si encuentras a James quedatelo y si queréis nuestra ayuda para dar caza al Tulipán la tendréis.

Tiempo, tiempo, eso era todo lo que necesitaba y lo que no tenía, maldita la suerte que le había hecho terminar como capitán en un momento como aquel, aquel barco empezaba a merecer que le cambiaran el nombre y volver a bautizarlo, en dos escaramuzas habían perdido al contramaestre y a su capitán, y ciertamente tal como estaban las cosas era probable que perdieran otro más.

Thomas escucha las ordenes de Will. Se siente tranquilo al saber que este ha tomado el mando. Lo peor que puede pasar en un combate es siemrpe quedar sin cadena de mando.
Asiente con la cabeza y se dirije hacia la cubierta, indicando a susurros las instrucciones de reagruparse en la cubierta superior. Desde alli escucha el pedido de desarme de Dos Espadas. Ciertamente era una locura. Si le entregaban las armas nada se podría hacer, era lo mismo que saltar entre los tiburones. No lo haría...

Boon comienza a ascender por las escaleras que llevan a cubierta. De repente abre mucho los ojos, al cerciorarse de que lo que prima en cubierta no es el combate, sino silencios largos.

Se asoma cauta, con los ojos a la altura de los tablones de cubierta.

Bill soltó una sonora carcajada que retumbó en los oidos de todos los presentes.

¿Salvado el culo? por favor... no me haga reir Contramaestre.... Dijo sin borrar la sonrisa que se había dibujado cruelmente en sus labios.

Llevabamos días detrás de Van Huurt sin que este se enterase, es más... Llevabamos días tras ustedes. Su sonrisa se borró completamente.

Odio repetirme, Contramaestre... Las armas. Ordenó.

Todos estan acorralados por dos hombres para cada uno del Sain George, esperando que les entreguen las armas. La buena maniobra de Boon le había librado de aquella tensa situación.