Partida Rol por web

Arthas se quedó con una ceja alzada ante las palabras del joven niño. ¿Pero se podía llegar a ser mas....? Mejor no debía hablar. él estuvo sin dirigir palabra durante 12 años. Y tampoco es que fuera un alma de fiestas. Por lo que cuando paso por su lado, atusó el pelo del niño con su mano y tiró de su ropa un poco par aponerlo en marcha.

- Vamos..em..¿Eteokles? - menudo nombrecito - Tengo trabajo.

Dicho ésto ya si se dirigió fuera de su barracon y directo al Centro de Mando que allí lo estarían esperando.

-No es malo asustarse, pero los demás no deben ver que te asustas-explicó Leah distraída mientras se paraba para arreglarle la túnica a la niña con minuciosidad. Debía estar más que perfecta.-continuemos-indicó irguiéndose con la cabeza bien alta. Caminaron ambas el trecho hasta el Centro de Mando donde Leah esperó la ocasión para entrar basculando su estatura de un pie a otro ladeándose ligeramente. Quizá debería decirle a Faery que esperara fuera,pero por sus narices que la niña iría donde fuera ella para aprender todo lo que debía y algo más si la chica era avispada.

Hasta el momento más que avispada había resultado nerviosilla.

Justarius se relajó al ver su saludo devuelto por parte de su oficial superior..."Efectivamente, no es normal. Ni idea de lo que pueda estar sucediendo, pero seguro que juntos podremos resolverlo." La fe que denotaba su tono estaba fuera de toda duda.

Andaron por los pasillos hacia el sitio requerido, mientras pasaban las diferentes habitaciones y viendo a la gente andar de arriba a abajo, más ajetreada de lo normal, Justarius miró a su superior y siguió hablando..."Ya que me pregunta, le diré que suena a una operación grave y de gran envergadura. Han convocado a toda la plana mayor y a toda la oficialidad. Todo el mundo parece muy atareado de repente.....¿Podría ser un contra-ataque de la fuerza enjambre o de repente nos ha dado por atacar a nosotros? Pensaba que habíamos establecido un punto base y estábamos defendiendo el fuerte, señor."

Mientras caminamos por los pasillos, miro a Cornellius de reojo Siento que tengas que pringar por mi culpa, pero ya sabes ese maldito zumbido en la cabeza y no puedo sacármelo más que bebiendo un poco.

Tras la disculpa, sigo andando con Nathaniel y Cornellius en dirección a los hangares cuando nos encontramos a la tripulación del otro titán. Al llegar a su posición, saludo tanto al Princeps como a los Moderatis, poniéndome en una posición más retrasada mientras caminamos juntos, interesado por la charla que mantienen los Princeps.

Cornelius apoya distraido la mano sobre la culata enfundada de su pistola laser. Un viejo hábito que puede parecer nervioso, pero que en realidad relaja al moderati.

Con pasos tranquilos pero firmes sigue a los princeps y tuerce el gesto ante las plabras de Ortog. El conductor de una mole de cientos de toneladas capaz de arrasar ciudades bebe antes del desayuno y para colmo es su amigo y compañero.

Galb caminaba tras Nathaniel, a pocos pasos. Escuchaba por encima la conversación que mantenían, él parecía más interesado en observar el camino. Lo había hecho millones de veces, pero no le dejaba de impresionar.

El por qué de esa llamada no le preocupaba. En unos minutos se lo dirían y, fuera lo que fuera, tendría que obedecer.

     - Temo que pueda ser una nueva ofensiva del enemigo. Dijo a su colega princeps. - Si fuese cosa nuestra imagino que nos habrían avisado como oficiales de alto rango que somos antes de montar este despliegue improvisado. Aunque ciertamente espero equivocarme. Mientras hablaba continuó caminando hacia la sala de reuniones. Estaba deseando saber que era lo que estaba pasando en realidad.

El Emperador protege...

Su primer pensamiento aquel día no podía ser otro, el navegante una noche más había sufrido una onírica experiencia, hacía unos días que le era muy complicado despertar una vez caía dormido, en un principio no le dió importancia "una mala noche" se apresuró a pensar, sin embargo, el prolongado periodo ya parecía una eternidad, molesta costumbre se estaba estipulando en su necesario descanso y no era por falta de descanso... pues no sufría durante su prolongado sueño aunque le suponía un problema en los horarios y sobre todo, un motivo para reflexionar no poco sobre aquella inusual sensación disforme.

Aquel ruído no podía ser otra cosa que la puerta, se levantó y esperando alguna visita no deseada abrió al momento, allí se encotraban los dos niños y una placa de datos, bien sabía que los niños desconocidos no dirían nada así pues la placa era con diferencia la mejor opción.

Vaya... así que llego tarde... escuderos eh... el sistema de escuderos me gusta... sin duda una decisión acertada.

- Buenos días jóvenes... ambos sabrán quien soy... es hora de corresponderme, jovencita no os escondáis pues garantizo no morder - solemne preguntó a los niños - Me dirijo al Centro de Mando, llego tarde al parecer... hablen mientras caminamos hasta allí - iniciando la marcha

Ethan fue detrás de Galb en todo momento. Desde hacía mucho tiempo se había dado cuenta de que era mejor no destacar, si no que pasar desapercibido entre el resto de miembros de la tripulación era lo mejor.

Se puso a escuchar detenidamente la conversación que estaban tratando ambos Princips cuando se dio cuenta de que quizá, todo aquello que estaban hablando fueran cosas privadas, por lo que comenzó a comprobar que su implante mécanico como el resto de sus cosas estuvieran en un estado perfecto.

Sabía que pronto iban a recibir órdenes, debía estar preparado para entonces.

-Me llamo Skold, señor -dijo mientras seguía al astartes por el camino. Parecía mirar con curiosidad todo lo que pillaba por el camino, manteniendo un ritmo continuo de miradas y el paso del astartes como si no le costara.

Que un niño de esa edad se moviera a la velocidad sin jadear ni aparentar cansancio, parecía algo inaudito.

El camino se hace corto y hay gran cantidad de movimiento, encontrándote con otros compañeros astartes saliendo de sus barracones con niños siguiéndoles.

Sea lo que sea es algo importante.

El niño esboza una sonrisa al ver en ti a un paisano- ¿Y estabas en casa cuando todo comenzó? Menuda pesadilla, pero se dice que todos los que sobrevivieron fueron héroes, pero más aún los que murieron porque otros sobrevivieran.

El niño miraba y correteaba como podía, resollando un poco al intentar mantener el paso del astartes.

El camino se hace corto y hay gran cantidad de movimiento, encontrándote con otros compañeros astartes saliendo de sus barracones con niños siguiéndoles.

Sea lo que sea es algo importante.

La niña toco a Nathaniel y pareció aliviarse al ver que era de carne. Pero no era un alivio completo pues puso cara de extrañar algo. Iolos asintió ante la orden de encargarse de del habitáculo y la niña solo hizo un ligero cabeceo, bastante tímida.

Salisteis del habitáculo y la niña miraba todo a su alrededor e intentaba mantener el paso del astartes, pues este era como cuatro veces el tamaño de la niña.

El camino se hace corto y hay gran cantidad de movimiento, encontrándote con otros compañeros astartes saliendo de sus barracones con niños siguiéndoles.

Sea lo que sea es algo importante.

Cuando saliste por el pasillo, Etéokles te siguió unos pasos por detrás. Mientras andabas por los pasillos de camino al tu destino te das cuenta de que hay muchos astartes siguiendo el mismo camino que tú, con diferentes cantidades de niños siguiéndolos hacia donde se fueran.

Sea lo que sea es algo importante.

El camino se hace corto y hay gran cantidad de movimiento, encontrándote con otros compañeros astartes saliendo de sus barracones con niños siguiéndoles.

Sea lo que sea es algo importante.

Mientras caminabais por los pasillos, los niños intentaban mantener el ritmo de un ser cuatro veces más grande. El chico, que parecía ser procedente de una familia de Boltaris I se atrevió a hablar- Disculpe, mi Lord, pero Lord Feboss nos comentó que usted... usted era... -y se hace un circulito en la frente con un dedo.

El camino se hace corto y hay gran cantidad de movimiento, encontrándote con otros compañeros astartes saliendo de sus barracones con niños siguiéndoles.

Sea lo que sea es algo importante.

Los miembros del Titánicus avanzaban por los pasillos mientras muchos otros miembros de las tripulaciones corrían y aseguraban que estuvieran los aparatos listos.

Durante el camino os encontráis con miembros del sacerdocio de marte, pero no son tecnosacerdotes normales, sino los adeptos encargados de la Legio Cybernética y de los Skitarii. Parecía que estaban reuniendo a toda la fuerza militar propiamente dicha, o mejor dicho, a todo el capítulo, pues estos formaban compañías dentro del capítulo, como si de escuadras Astartes se tratara.

Phalanax llegó a su habitación y se dirigió al muchacho que le seguía.

- Ahora daremos gracias al Emperador con una hora de oraciones para con él. Prepara las cosas para tal acto, mientras, yo pensaré tu siguiente tarea. -

Mientras el niño preparaba el ritual (velas y demás parafernalia sagrada) el marine espacial comprobaba varios rollos de pergamino personales. Cuando terminó y el niño avisó a Phalanax, este volvió a dirigirse hacia él.

- Bien Skold, como dije, rezaremos lo debido. Después yo marcharé a la sala de entrenamiento. En el período de tiempo que esté allí, que pienso estar varias horas, tu deberás leer estos pergaminos. Puedes comer algo en ese tiempo, si tu estómago no aguanta, pero para cuando vuelva del entrenamiento te preguntaré sobre lo que has leido, aquí tienes - Y le entregó unos pergaminos con la historia del capítulo, así como otros de gran importancia, como el mantenimiento de las armas y la armadura, o algunas normas básicas para el combate.

Después de eso rezaron al Emperador durante aproximadamente una hora, lo que duraba el rito de maitines. Al acabar, y con fuerzas de voluntad renovadas por el estímulo de la oración, Phalanax se preparó para los ritos de disparo matutinos y para el entrenamiento de combate, poniéndose su armadura y comprobando sus armas (ayudado por Skold).

Le dejó con sus quehaceres en su habitación y él marchó hacia la sala de entrenamiento.

Cuando Phalanax estaba poniéndose la armadura, un adepto del mechanicum con dos servidores abre la puerta y se queda paralizado. Se queda dudando que hacer y hace signos con una mano para que uno de los servidores le de una placa de datos. Entonces comenzó a hablar con su voz mecánica.

-Disculpe, señor, pero tengo órdenes de preparar los datos de su armadura, planos, zonas de despliegue, rutas de acceso a la Forja -se frota las manos una con otra mientras parece estar algo tenso- ya sabe, esos datos que suelen utilizar desde los visores de su casco; pero claro no quiero decir que sea tonto, quiero decir... esto -se estaba poniendo muy nervioso y el escudero tuvo que luchar con toda sus fuerzas para no reírse.

Phalanax cambió su rostro ante las palabras del adepto del mechanicum, claramente le molestaba la situación, cortó en seco y con tono duro las explicaciones vacilantes del adepto:

- Creí que ya estarían preparados esos datos, llevamos varias horas en pie...o al menos esperaba que me permitieran realizar con normalidad los rituales de combate protocolarios matutinos. ¿Cuanto tardará en realizar su trabajo? -

Preguntó finalmente.

El Adepto asintió y sin decir nada más hizo señas a sus servidores, los que comenzaron a enchufar las placas de datos en los diferentes puertos y lugares de la armadura. 

Con un gesto pidió espacio al chico que había en la habitación y comenzó a caminar alrededor del astartes mientras murmuraba oraciones y, con un pequeño inciensario que se sacó del bolsillo, comenzó a consagrar la armadura del astartes.

Estuvo así cerca de cuarenta minutos, durante los que acariciaba la armadura como si fuera un amante olvidado y reencontrado tiempo atrás, cambiaba placas de datos y terminaba con el rito.

-Disculpe por haberle hecho perder el tiempo, pero como puede ver, hoy la base es un caos -hizo una reverencia y salió por donde vino sin decir nada más.