Partida Rol por web

Freyr miraba de reojo al señor bencomo mientras avanzaban, y también a la señorita María, y por supuesto a aquel hombre extraño que le recordaba al loco de la aldea, el señor Faustino, el joven vikingo se habia aproximado a un hombre de aquella época intentando recabar algo de información, el muchacho se quedó unos momentos en silencio antes de volver con sus compañeros de misión y les dijo.

-No se ustedes, pero yo no creo ser muy dificil convencer a Alfonso de ser jarl, es un honor gobernar sobre los demás, a Freyr hubiese gustado nacer en familia noble, para poder aspirar a Jarl algún día.- dijo el muchacho, pero seguramente su fascinación por los cristianos lo hubiera arrojado a ser ejecutado por negar la existencia de sus dioses.

El muchacho se ánimo a hacer un comentario más.-Hace tiempo oir en audio libro de la biblia cristiana, porque aun se me dificulta un poco leer, una frase "El espíritu está dispuesto, pero carne ser debil"...podríamos sacarle mucho jugo.- pensó Freyr divertido imaginando al rey convirtiendo su salón del trono en un burdel lleno de prostitutas y orgías.
 

Tras el comentario pensado y dicho por Freyr el grupo emprendió la ruta por el camino, lo cuál les llevó como ya había indicado el vigilante de la puerta camuflado de pastor mayor tiempo. A la llegada al lugar les recibe la portada, en realidad es una escalera bastante simple, el emplazamiento tiene un solo cuerpo, y una torre de campanario a su derecha que sí, posee un segundo cuerpo.
Las puertase se hallarán obviamente cerradas, pero no será más que cuestión de llamar para que se abra, pero alrededor del lugar no hay más que un pozo y unos escasos espacios de cultivo. El frío del otoño y la humedad del lugar cala bastante a altas horas de la noche.

Podrían husmear un poco el lugar en profundidad o tocar a la puerta para ser atendidos por los monjes.

No conocía a las gentes de esta época pero no me convencía lo que planteaba Freyr –no lo sé –negué con la cabeza, –si no le ha parecido atractiva la propuesta será porque algo ha cambiado. A mi parecer está siendo amenazado aunque no tengo pruebas –me giré hacia Freyr –aún… como bien has dicho, la opción que se le plantea es muy seductora así que tendríamos que intentar entrevistarnos con él para que nos contara algo más –observé alrededor.

–Antes de llamar tenemos que tener trazado un plan, ¿Por qué nos tendría que atender el obispo? No es cuestión de usar la fuerza –dije mientras acariciaba la funda de la espada. –Voy a observar –me alejé unos pasos dispuesto a husmear algo.

-Estoy de acuerdo, señó Bencomo -dijo Faustino, asintiendo a las palabras de su nuevo compañero-. Si queremos que el obispo nos reciba, tenemos que trazar un buen plan. ¡Una argusia! Hemos de inventarnos algo. El zagal -señaló a Freyr con un gesto de cabeza- y yo podemos hacer que somo criaos. Más de una vez ya he tenío que fingir y me se da bastante bien.

Suspiró cuando por fin llegaron al lugar, aliviada por detenerse pero sin ánimo de quejarse. No eran malos compañeros pero aún así su confianza frente a los hombres se había visto muy menguada por su derecho a hacer o decir cualquier cosa y salir impunes mientras que las mujeres siempre acarreaban con las culpas o la suspicacia. De modo que lo que hubiera podido ser un viaje amenizado por la conversación y las confidencias para ella había sido un trayecto bastante silencioso. Incluso siendo como era que Pedro le parecía un hombre de honor y Freyr, con su apariencia de chiquillo, alguien sin maldad, aún no se sentía lo bastante cómoda cerca de Faustino como para entablar conversación o participar en las mismas con libertad.

- Cabe suponer que es como dice el señor Pedro - musitó acerca de los motivos que el hombre podía tener para rechazar su derecho al trono. Mas al ver como Pedro empezaba a curiosear por la zona, no pudo evitar decir -: Husmear ahora mismo sólo nos hará desmerecer una confianza que tal vez necesitemos más adelante - a pesar de su mirada atenta, María tenía que luchar contra su reticencia para hacer aportaciones así que tardó un momento en proseguir-. Sugiero que, tal como habéis tenido a bien decir señor Faustino, tramemos una argucia para ganarnos el derecho a cobijo durante unos días con tal de averiguar más. Mas me temo que nuestras vestimentas nos delatan como iguales de modo que es difícil que podáis haceros pasar por criados, mi señor Faustino.

–No creo que a estas horas de la noche unos monjes monten guardia –respondí a María, –y creo que puede darnos algo de información, o quizá, saber con qué defensas cuentan –.

Junto al lugar existe una explotación agraria que actualmente está recién recogida ya que es el momento dejar descansar la tierra en general, las estructuras no están valladas como era natural en la época, aunque el lugar está bien colocado apenas un grupo de casas se divisa en la lejanía, el pozo parece estar bien provisto de agua, los utensilios que quedan fuera son un arado romano, intuís que los bueyes los cuida la población local cercana, quizás los bosques frondosos próximos que parecen rodear el lugar por completo completaran el ecosistema del lugar, no parece haber nada muy interesante en el exterior.

Gruñí, –parece que no hay nada alrededor –me quedé mirando a María, –somos iguales... –, di un par de pasos, –quizá... ¿Hay algún lugar de peregrinación cerca o que nos hiciera pasar por aquí? A lo mejor podemos decir que estamos de paso, nos darán cobijo y dentro podemos investigar –.

Me ajusté la espada debajo de las ropas –¿Qué opinan? –.