Partida Rol por web

Glinthalas musita escasamente un "gracias" entre dientes por las diferentes atenciones que recibe. Está mareado, le hierve la piel. Es posiblemente una de los peores momentos de su vida... Pese a todo guarda la compostura e incluso protesta levemente por parar. No obstante, aprovecha la parada para descansar y restablecerse. Su piel no mejorará en días, pero su mareo seguramente sea sólo dure unas horas. Al menos eso parece indicar su semblante decidido...

Saradhas, echa una mano en silencio a montar el campamento, pero mira con preocupación a Glintahalas constantemente, aunque no dice nada. Una vez está montado dice: Deberíamos hacer guardias, por si acaso, mientras los demás descansan. Hago yo la primera guardia y que Björn haga la segunda, así Glin podrá descansar hasta que apriete menos el calor.

-Bien, yo me quedaré dentro con el elfo.

Entra en la tienda con él y empapa unos paños con agua, después los aplica en las partes enrojecidas del cuerpo del elfo.

-Esto debería calmarte el dolor.

-Gracias, pronto estaré mejor -se limita a musitar el elfo, pero aún con su tono un tanto débil y ligeramente febril, su actitud es firme, del tipo de actitud de "aunque esté lleno de ampollas continuaré caminando lo que haga falta".

Durante la guardia de Saradhas no ocurre nada, mientra vosotros descansáis y medio dormís, ya que el calor es asfixiante hasta para eso.

Björn, es tu turno de guardia. - Dice la elfa asomántose a la tienda que habéis montado para poder protegeros.

El nómada dormita junto al elfo hasta que su compañera lo despierta.

Björn asiente a la elfa y se levanta de la arena para salir de la tienda.

-Ponle algunas compresas con agua para calmar el calor.- le dice antes de salir al abrasador calor de la tarde

El elfo se estremece cuando Saradhas le aplica el agua "fresca", tal es la diferencia de temperatura todavía. Aún así procura no gemir ni producir sonido alguno. Sigue siendo un guerrero, sólo que esta vez ha topado con un enemigo diferente, uno que no esperaba.

Björn salió de la tienda y se colocó de nuevo el turbante.

Protegió sus ojos del sol y esperó a que se acostumbraran a los reflejos de la arena antes de mirar a su alrededor, en busca de alguna mancha sospechosa.

Cómo te encuentras? Pregunta la elfa mientras te sigue aplicando agua que consigue menguar un poco la alta temperatura de tu piel. Debes cubrirte la cara cuando volvamos a salir, sino las quemaduras pasarán a ser ampollas..

Sales solo, Hó, parece que ha encontrado un hueco muy apacible en la tienda a la sombra y está ronroneando mientras duerme traquilamente. Observas a tu alrededor, pero de momento no ves nada que llame tu atención.

-Podía imaginar muchos enemigos, pero el sol no era uno de ellos. Haré lo que me digáis con tal de mantener a ese despiadado y traidor enemigo fuera de mi camino, eso te lo puedo asegurar... -dice el elfo en un arranque de comunicatividad. Su aspecto no era nada bueno, pero el sólo hecho de que pudiera hilar frases coherentes apuntaban a que estaba mejor de lo que realmente aparentaba. Era un elfo duro, al fin y al cabo(1).

La elfa te sonríe y asiente con la cabeza.

Eres un buen guerrero, tienes un espíritu fuerte. - Son sus únicas palabras antes de seguir cuidando de ti.

Cuando las horas pasen y el calor del mediodía vaya dando paso a temperaturas más aceptables, tal vez incluso llegando a hacer frío, Glinthalas se alzará, reuniendo toda su fuerza de voluntad y obligará a su torturado cuerpo a proseguir con el camino. No eran heridas que precisasen cicatrización lo que tenía, sino quemaduras en las partes de la piel expuestas al sol. Avanzarían por ese terreno yermo durante la noche, sin duda ese era el momento en el que mejor se podía proseguir con la búsqueda, aunque tal vez el nómada humano tuviera problemas con la falta de luz...

Pasan un par de horas y todo sigue igual de calmado por la zona. Estás mirando una duna de arena tranquilamente cuando ves como comienza a ondularse, como si hubiera algo bajo la arena..

Mientras observas hacia el lugar donde la arena se mueve fíjamente, notas como algo, que no habías sentido, te agarrada de un tobillo y tira de ti. Tan pronto como te agarra notas un gran escozor en la zona y de la fuerza que está haciendo caes al suelo mientras comienza a arrastrarte.

Sea lo que sea que te tenga agarrado, ya ha conseguido que de cintura hacia abajo estés enterrado en la arena, parece que sigue empeñado en ello y sigue tirando. Notas como la piel de tu pierna se rasga..