Partida Rol por web

Y con el sol volviendo a nacer a sus espaldas, el barco llamado Ocaso zarpó de Naxos rumbo a Rodas, donde la liga de los heroes, así bautizados por Ícaro de Atenas, deberán encontrar al único mortal que ha sido capaz de matar a un dios.

No era fácil la misión, pero si eran capaz de matar dioses ¿que les impedía encontrar a un simple mortal?

Mientras los espartanos remaban con sus recios brazos, los heroes se encontraban en el navío, preparándose para lo que les tocaría vivir a partir de ahora.

El agua era algo que le fascinaba, se quedaba horas y horas mirando el agua fijamente, como embobada. Pero tambien le producía mucho respeto, como todas aquellas cosas que antes no había visto.

Permanecía en uno de los laterales del barco, observando fijamente el mar, como metida en sus pensamientos. No mantenía conversación con nadie, permanecía sola y seria. Ya se había quitado algo de ropa, sus ropas no son para lugares tan cálidos, sino para sitios más fríos donde se sentía más cómoda. Aquí no podía evitar sentirse cansada y pesada por ese calor, pero su cuerpo se iba acostumbrando, poco a poco.

 Bolverk odiaba estar quieto. Odiaba quedarse parado. Se quitó la armadura, se desenganchó el escudo y lo dejó todo cerca. Quedó como los espartanos. Con un simple taparrabos, y se sentó en un banco, relevando a un espartano, le gustase a este o no. Intentaba cuadrar el ritmo de los remos, cierto era ue los barcos no eran misterio para él, y no era el primer barco al que subía. Remaba con fuerza, tensandose los hercúleos músculos de sus brazos. Incluso remaba con furia, con la misma furia con que deberia de clavar un filo en la carne de su enemigo.

 - No me gusta.... eso de la liga.... de los heroes. - Habló a sus compañeros entre remada y remada. - La verdad... es.... es..... como festejar... algo que no se ha.... hecho..... Da mal fario.

-Estos políticos, tanto atenienses como espartanos y olímpicos, solo tienen una cosa en la cabeza... Puede que nos hagan creer que lo hacen por los hombres, pero en verdad lo hacen por ellos... quieren el poder absoluto... y los dioses les entorpecen en eso...

Apoya una pierna en la barandilla, el codo en la rodilla de ésta y la cara en la mano... mira hacia el punto en el que el mar se encuentra con el horizonte...

Sí... puede que todos los que están allí tienen un motivo para destrozar a cada uno de los dioses, pero no se puede negar que esos políticos los han escogido por que son más fácilmente manipulables y que son los únicos lo suficientemente locos como para enfrentarse al poder divino...

Bien que ellos se han quedado tranquilitos en Naxos...

-Recordad este momento... estamos siendo manipulados por ellos....

Un inquieto Bolverk se sentó a remar y ejercitar los músculos mientras los demás contemplaban la grandeza del Mediterráneo.

Aunque estaba prácticamente absorto en sus propios pensamientos, Efreno escucho las palabras del hombre del norte.

-He dejado de creer en las supersticiones-dijo mientras aseguraba sus guanteletes.-He comprendido que lo único que provocan es temor... temor hacia los dioses, que son quienes las hacen realidad. Nuestros pueblos siempre han vivido bajo ese miedo, sacrificando venados y corderos para aplacar la ira de los dioses-mientras decía esto, se alejó unos metros de la proa para acercarse más a los remos.-Sin embargo los dioses hacen lo que quieren, con sacrificios o no, con rezos o sin ellos. Y con una sola palabra basta para que su orgullo y su vanidad se vean ultrajadas y cometan las mayores atrocidades de la historia.

Alzó la vista hacia las nubes cerrando los ojos unos instantes, sintiendo la brisa del mar acariciando su rostro.

-Por eso da lo mismo que festejemos antes o después, hombre del norte. Esta misión tiene el mal de ojo de los dioses desde el mismo momento en que fue concebida, y el miedo a las supersticiones es el auténtico mal fario, no la superstición en sí.

Después escuchó a Adara y la exposición de sus pensamientos. Había gran verdad en la reflexión de la amazona.

-Es posible que lleves razón-dijo dirigiéndose a ella.-Y no te culpo por temerlo, aunque no comparto ese temor. La diferencia está en que yo no temo lo que venga tras la caída de los dioses, pues ése es mi único objetivo. ¡Así se quiebre el mundo si es lo que debe suceder! En ese sentido soy yo el que les manipulo a ellos, pues me están ofreciendo aquello que anhelo. Aun así comprendo que haya a quienes les preocupe el futuro tras la muerte del Olimpo. Para mí, sin embargo...-soltó una pequeña risotada y se sentó en un banco.-... el futuro está muerto.

En la parte inferior del barco, en la negrura del almacén donde guardaban las proviciones y las armas, se encontraba Melancton en sus quehaceres en la infame liga, sin embargo, sintió una leve brisa que acarició su cuello.

Poco a poco, aquella brisa se fue formando en el asiento que había a su lado con la forma de un hombre de unos cincuenta y tantos quizá más, de barba poblada y ropajes humildes, sin embargo, supo que no era humilde nada más oir su voz.

-Así que, tu eres ese hombre que quiso hacer un trato con nosotros.

El hombre se incorporó cual alto era y lo miró largamente.

-Te creía distinto...

Dijo con sinceridad.

-¿Sigues queriendo hacer ese trato, Melancton?

Inquirió la figura solemne.

Arkhania contínuaba mirando al mar, como si intentara recordar algo, como si del mar surgieran las respuestas que ella anhelaba resolver. Sentía la ligera extrañeza de que el mar formaba parte de ella y desde lo más profundo de su corazón creía que el mar ocultaba algo que con todas sus fuerzas deseaba descubrir.

Ese mar, que desde el comienzo de los tiempos estuvo ahí, ese mar tan dulce y temerario a la vez, ese mar es quien sabía las respuestas que ella nunca pudo hallar y que, quizá algún día serían desveladas.

No pudo evitar también recordar las últimas palabras que pronunció su querida anciana en su lecho de muerte.

-Surgir del mar...- susurró para sí misma. -Ojalá algún día lograra entenderlo, madre-. Su cara mostraba una ligera expresión de tristeza, aún sin dejar de apartar la mirada de aquel bellísimo mar, cuya brisa le acariciaba delicadamente la cara, como si fuera la cálida mano de su apreciada maestra rozándole suavemente la piel.

La brisa provoco que Melancton levantara la vista de sus quehaceres, en aquel lugar no deberia circular ni el mas minimo soplo, pero la brisa continuo se arremolino a su lado y dio origen a una figura. Cuando esta hablo una corriente de energia recorrio el cuerpo de Melancton provocando que todo su vello se erizara.
Rapidamente clavo una rodilla en el suelo y bajo la cabeza en señal  de reverencia, ¡estaba ante un Dios!
 

Cita:

Melancton levanto la mirada hacia el rostro de quien le hablaba en sus ojos se podia ver que no era capaz de comprender esa frase. Acaso  se referia a que de alguna manera lo conocia y no se habia esperado los actos del hombre. NO, no seguro que se referia a su aspecto. Cuando la gente piensa en asesinos piensan en gente poco sociable de aspecto sordido y ocultos en oscuros ropajes. Pero por eso mismo esos asesinos duraban poco en el negocio.
El dios siguio hablando y le pregunto a Melancton si aun estab interesado en realizar un pacto.

Señor, solo soy un hombre pero veo claramente la locura de esta empresa, sospecho que los politicos que nos reunieron no buscan que triunfemos y derroquemos el olimpo, solo buscan que  demos el primer golpe, si consiguieramos acabar con un dios incluso con dos antes de morir para ellos seria perfecto. Hizo una pequeña pausa pra respirar y seguir reordenando las palbras en su cabeza. "Mirad lo que han conseguido unos pocos" diran "Que no podremos conseguir todos los griegos juntos" Y asi conseguiran levantar un ejercito contra los dioses apoyandose en estos momentos duros que viven las gentes, culpando a los dioses de todo lo malo que suceda y olvidando lo bueno, y si la guerra contra el olimpo se produce, entonces sera el fin de todos, vosotros debereis enfrentaros a vuestros propios creyentes y sera una batalla que nadie ganara.

Tras sus palabras nego energeticamente con la cabeza una vez.

Pero no tiene sentido engañaros a vos, no es la buena fe por impedir esta guerra lo que me llevo a ofreceros este trato, por mis oficios he visto la muerte en varios apectos y como la vejez va consumiendo el cuerpo de los hombres, hasta tal punto que las temo en gran  medida.
Volvio a tomar aire, la presencia divina mirandolo desde tan cerca lo abrumaba.
Soy un asesino, lo hombres me han pagado grandes sumas de dinero por mis servicios, si el pago por la muerte de los demas miembros de "la liga de los heroes" es la inmortalidad y la juventud eterna para poder viajar y conocer el mundo yo sere la espada de los dioses, y dejare bien claro a los hombres cual es su lugar.

El dios miró a Melancton con gravedad.

-Esto es peor de lo que pensaba. Creía que solo era un berrinche. Tal vez tengas razón.

Esperó unos minutos antes de contestar, reflexivo.

-Está bien, Melancton, tenemos un trato. El tiempo no hará mella en ti, cuando hagas retroceder a esos hombres a cualquier precio, al que veas mejor. Sin embargo, voy a lanzar en  breve una amenaza, una muestra de que los dioses SI oimos todo lo que pasa en nuestros dominios.

Bramó, dando un firme bastonazo en la madera humeda del barco.

-Vendré a verte para que me cuentes las nuevas regularmente.

 El gigante de piel helada y ojos salvajes remaba con fuerza y tesón junto al resto de espartanos. Pero bien atento estaba a todas las palabras. Sonrió a Efreno, e incluso se rió a carcajadas.

 - No, compañero. No quieras que el mundo se quiebre... ¡Que no me apetece perecer de forma tan tonta! Si haces quebrar el mundo... antes te quebraré el espinazo. - Bromeó el hombre, sin maldad alguna. Entre su gente, aunque parecieran frios y sanguinarios, las bromas, las canciones y las sagas ayudaban a templar la sangre antes de una batalla, cuando los nervios podían hacer perecer a un hombre.

 - Amazona... - Contestó a Adara, para llamar su atención y al resto. - En mis tierras aprendí que no hay bestia más peligrosa que la que es indomable. Y la unica bestia que es indomable es aquella que no tiene nada que perder, ni miedo a la muerte. - Hizo una pasua, para seguir remando y mirar enrededor. - Y decidme, cuántos aqui temen a la muerte... No.... no pasará eso. A mi no me manipula ni me manipulará nadie. Y al que lo intente... le clavaré mi lanza en el esternón. Y me importa lo mismo que una mierda de caballo el que sea politico, diplomático, o rey. Nadie doblega a un lobo después de haber quemado su madriguera...

El trato estab echo, posiblemente aquel fuera el trabajo mas dificil al que se enfrentara en toda su vida, pero el pago bien merecia el riesgo.

Volvio a agachar la cabeza en señal de respeto.

Estoy a vuestro servicio.

Cuando volvio a levantar la cabeza el dios ya no se encontraba ahi,  su mirada se desvio hacia el punto donde su baston habia golpeado al madera, y esto le hizo pensar que posiblemente se viera obligado a hundir aquel barco.

La figura se difuminó con una racha de viento, cual vela que se apaga con un soplido, dejando en aquellas soledades a Melancton. Por ahora no había pasado nada extraño, salvo por un charco de líquido negro que supuraba del madero que había golpeado el dios.

Efreno sonrió. Le había hecho gracia el comentario de Bolverk, pero se sentía demasiado abatido emocionalmente para reír. No obstante le alegraba ver al hombre del norte y a la amazona junto a él en aquella empresa. Parecían, y pocas dudas albergaba sobre ello, buenos guerreros, y aunque últimamente era difícil que Efreno sintiese algo que no fuese otra cosa que furia, sentía respeto hacia aquellos a los que consideraba buenos guerreros.

Miró de soslayo a los demás miembros del grupo, que apenas habían dado señales de vida en aquel rato. Arkhania, la sacerdotisa, profundamente perdida en las inmensidades del mar con rostro triste; Nanna, también extranjera como el hombre del norte, era aún más misteriosa que la sacerdotisa, o así le resultaba a Efreno, pues esta última al menos compartía sus raíces helénicas. Y el curandero Melancton, aún más ausente que las demás, aunque al menos estaba allí, y un curandero podía resultar de gran utilidad.

Volviéndo a la conversación con Bolverk y Adara:

-Me alegra oírlo, hombre del norte. Porque intentarán doblegarnos, así son los dioses. Así han sido siempre-Se acercó hacia la borda y se apoyó en ella mirando al mar.-¡Cómo deseo llegar a Rodas pronto y encontrar a Ardas!

- No me referia.... a los dioses..... Efreno... sino a los hombres... el que no sean divinos... no les salva de merecer la muerte. Y son tantos... que matarlos a todos SÍ que sería una....ardua empresa.

 Bolverk siguió remando. Y a cada remada pensaba en cómo muchos hombres, mediante ardides, habian doblegado las voluntades de hombres y mujeres fuertes para tenerlos a su lado. Si los compañeros lograban su empresa... cualquier Rey se mataría por tener a su lado. Y los usarian, como instrumentos de su codicia y poder... No... antes mataría, Bolverk, que dejar que un rey de piel demasiado elástica y "gustos refinados" le dominase.

Observo el extraño liquido que supuraba la madera.
Una muestra del paso de un dios, posiblemente de su enfado. Penso al recordar el bastonazo.

Con cuidado abrio su mochila de instrumental medico para tomar aquel liquido y guardarlo, lo trataria como un veneno hasta que estubiera mas seguro de lo que era.
Con unas pinzas muy rudimentarias acerco un trozo pequeño  de lino al liquido para examinar su reaccion y luego olerlo.

A su lado habia puesto un pequeño frasco de ceramica, en el que pensaba recoger todo lo que pudiera sin llegar a tocarlo con sus manos, y la cera para sellarlo adecuadamente.

El liquido respondió con vida propia al curandero tocarlo, como si se retorciera. Al depositar ese poco en su recipiente, el resto desapareció, escabulléndose por entre las piezas de madera. En donde estaba antes, solo había una marca corrosiva.

¿Qué era? no lo sabía, pero sin duda, pronto lo descubriría.

Al ver la reaccion del liquido quedo estupefacto.
¿Que demonios eres?
Sello el frasco con el doble de cera que usaba comunmente, aquello lo habia intimidado.
Hagamos un trato, tu te quedas ahi dentro y yo tarde o temprane te encontrare un buen uso para este proposito
Miro la marca corrosiva y de pronto no tenia mas ganas de seguir alli abajo. Con cuidado enlvolvio el frasco con lana virgen y lo guardo junto con el resto de sus muestras. Acto seguido termino de guardar sus cosas en su mochila  y se la colgo a la espalda.
Luego reviso en el almacen en busca de una caña de pesca, por lo cual encontro una sencilla y rudimentaria, aquella le serviria tomo un poco de pescado en salazon para usarlo de cebo y subio a cubierta.

Del interior del barco surgio una figura, en un mano que interponia ente el sol y sus ojos habia lo que parecia una caña de pesca, en la otra el ya comun baston que usaba como apoyo y a la espalda su mochila junto con su arco.

Vaya, que buen dia. dijo sonriendo. Parece que no ha sido mala idea esto de subir a probar suerte con la caña.

Se dirigio a un lateral de la popa del barco y engancho un trozo de pescado en salazon en el anzuelo. Despues dejo caer el sedal al agua dejando que el propio movimiento del barco lo aljara al maximo y luego lo arrastrara

Y ahora a esperar que piquen  dijo hablando consigo mismo.