Partida Rol por web

Poirot, suspira, niega con la cabeza y vuelve a abrir la puerta.

-Madame, monsieurs, me apgese que aqui todos tienen excesiva pgisa. Entiendan que quiego a poca gente en esta habitacion. En cuanto tengamos una conclusion se la hagemos sabeg. Pog el momento vuelvan al salon retaurant. -Y dirigiendose a Bouc - Y monsieur Bouc, pog favog haga venig a monsieur Michel.

Asintió con la cabeza a las palabras de Monsieur Poirot. La intención de la enfermera sólo era prestar ayuda, comunicar que podían contar con ella para lo que fuera, especialmente el doctor, y eso ya lo había hecho. Si en esos momentos su presencia era más un incordio que una ayuda Greta entendía perfectamente que la echaran, eso sí con amabilidad, y lo único que podía hacer era volver con el resto de pasajeros y esperar. Si la necesitaban ya sabían de su existencia y dónde la podrían encontrar.

Se dirigió a Macqueen en un intento de convencerle para que la acompañara de vuelta.

- Debería volver conmigo, aquí ahora mismo poco podemos hacer. Es normal que quieran mantener el escenario sin alteraciones y para ello cuanta menos gente ande por aquí será mejor. -La que hablaba en esos momentos era la enfermera, igual que cuando tenía que hablar con los familiares de los pacientes.- Cuando le necesiten y quieran hablar con usted le buscarán. Sé que la espera es dura y más cuando no se tienen noticias, pero tenga en cuenta que la paciencia es una virtud.

Basta. Ya había sido suficiente. A esas alturas, incluso había conseguido grangearme la simpatía del médico y el ayudante y aquel detective ni siquiera se había dignado a mirarme. Lo habia intentado de todas las formas posibles. Estaba harto.

-Monsieur Poirot. ¿Puede al menos dejar de fingir que no estoy aqui y explicarme de una vez por qué demonios mi amigo está ahi adentro?- señalé, hacia el interior de la habitación- No necesito que me resuelva el caso ahora. Necesito saber si hay mas vidas en peligro y si falta algun documento. ¿No se da cuenta de la importancia que puede tener este crimen?- le increpe- ¿Quiere que le deje en paz? Digame de una vez lo que quiero oir y me marchare, tiene mi palabra. Mientras tanto, no pienso moverme de aqui. - me cruce de brazos. Pese a todo, en ningun momento alcé el tono de voz.

Escuché, de fondo, que la enfermera intentaba persuadirme para que me fuera con ella, pero no podia hacerlo. Ya habia llegado a mi limite.

-Monsieur Mcqueen, si se queda mas trganquilo le digé que nadie ha sacado ningun objeto del compagtimento desde que estoy yo aqui. Como ha podido oig he hecho llamag a monsieur Michel paga teneg la llave del conmagtimento contrgolada. Si tiene alguna sugegencia mas dentrgo de lo posible, le satisfage. Pego entienda que ya es la segunda integupción, no deseada, en menos de 5 minutos. Comprgendegá que quiego terminag con este tema lo mas prgonto posible, para su trganquilidad y la del gesto del pasage. Asi que insistó en la invitación en que vuelvá usted al vagón resaurant.

Niego con la cabeza. Poirot, así es y así hay que apreciarle. La verdad que en ocasiones incluso a los que le apreciamos nos resulta complicado entenderle. Pero es único en su trabajo, eso es indiscutible.Sonrío con desgana. Espero que no se desencadene ninguna guerra.

- Iré en busca de Michael. Señor Macqueen... es inútil. Quizás debiera intentarlo más tarde, ahora no sacará nada más de él. Volvamos al restaurante. - Digo señalando el camino con el brazo y comenzando a andar.

Esta vez ni me inmuté. Negué, lentamente, con una media sonrisa en los labios. - No, me temo que no voy a ningun sitio. - le dije, con ese porte de caballero mio, sin moverme ni un ápice.- Y de hecho sí, tengo decenas de sugerencias que hacerle. Como, por ejemplo, que comunique a los allegados del señor Rotchett las causas de su fallecimiento, que les pregunte por sus posibles enemigos, o por sus circunstancias personales y profesionales, que interrogue a los que convivimos con el para saber cuales son sus costumbres, qué hizo, que negocios tenía entre manos en este momento. Oh, y que, por ejemplo, permita que alguien que sabía qué demonios habia en esta habitacion ANTES de que Samuel falleciera le diga si se han llevado o no algo que, permitame mi osadia, dudo que usted sepa que falta, a menos que posea alguna extraña clase de poder psíquico. 

Tambien le aconsejaría que, en lugar de dedicarse a esconderse tras esta puerta, controlara a los pasajeros que, paso por cierto a informarle, estan paseando libremente por un tren que, igual que esta habitación, puede estar lleno de pistas. Y, sobre todo, señor Poirot, le sugeriría que dejara de rebozarse en su ego francés y escuchara a los que tiene a su alrededor, a este señor el primero. - señalé a Bouc cuando dije eso. Acababa de darme cuenta de que, quizás, solo estaba intentando salvarle la cara a su amigo- Cuando comience a seguir alguna de mis sugerencias, quizás, solo quizás, sea capaz de comenzar a resolver este caso. Pero claro, yo no soy ningun detective de renombre, solo soy el humilde hombre de confianza del muerto... Qué va a saber alguien como yo de esto... - ironicé, tras mi discurso. De nuevo, me mostré sereno, tranquilo... y sobre todo contundente. Cuando acabé de hablar, saque un cigarrillo de mi pitillera y lo encendi, sin moverme de mi sitio. Di una larga calada y miré a los presentes, con total tranquilidad.

Mientras seguíais hablando los unos y los otros sobre explicaciones o no a los que se las merecen o a todo el vagón y pasajeros.

Escucháis pasos por el pasillo, pasos de más de una persona. Algo que al señor Poirot no le iba a gustar. Y justo detrás de esos pasajeros que se dirigían al pasillo estaba Henry que decía.

Señores, señoras, por favor,comprendo que quieran explicaciones pero si todos se vienen aquí más tardarán en darles información a ustedes el doctor y el detective. Hagan el favor de acompañarme y vuelvan al vagón restaurante o salón.

Tenía que darle la razón al Sr. Poirot, al fin y al cabo él era el reputado detective, el experto en crímenes. Aquello era igual que cuando tenían que lidiar con los familiares de los enfermos que creían saber más que médicos y enfermeras y que no hacían más que dar consejos e inmiscuirse en su labor. Además... ahora se oían más voces que se acercaban, eso sólo suponía una nueva interrupción.

Greta decidió que lo mejor que podía hacer era retirarse de allí, tanto el doctor como el Sr. Poirot ya sabían de su existencia y seguro que la llamarían en caso de que la necesitasen.

- Tiene razón Monsieur Poirot. -El intento de pronunciar aquella palabra en francés sonó extraño con el acento de Greta.- Pero no me marcho sin reiterar mi ofrecimiento, si me necesitan estaré en el vagón salón.

Iba a añadir algo más cuando escuché todo aquel rumor de pasos acercándose por el pasillo. Y, acto seguido, escuché también al empleado del tren, intentando lidiar con aquel intento de motin. - Est-ce que vous povoire voir ça que je voulais dire, monsieur Poirot? - le dije esta vez al detective, usando su idioma natal.-  C´est trop tard maitenant.. trop tard... - mi acento era bueno, a pesar de ser americano. Una muestra de mi talento innato para los idiomas. Sonrei, dandole una calada al cigarro y esperé. Parecia que no era el unico indignado con aquel asunto. Y parecía que las cosas estaban a punto de cambiar.

Al llegar a la habitación vi que Greta se me volvía a escapar.

- Señorita Ohlsson - quise llamar su atención para evitar que marchara a la vez que corrí tras de ella.

-Pog favog señoges, entiendó su prgeocuación. Hagan el favog de volveg al vagon restaurant. Cuanto antes tegminemos con las pesquisas prgeliminages, antes podrgemos infogmagles, asi que fog favog dejen de integumpig al doctor Constantine y a mi pegsona. Hablagemos con todos ustedes trgas examinag las evidencias del lugag de los hechos. Solo les pedidmos un poco de paciencia.

Un tipo muy extraño y a la vez muy curioso el Señor Poirot.Su vagon esta lleno de libros y cuadernos de anotaciones,pero antes de marcharme de su vagon como nos ha pedido me acerco a su mesa y le susurro unas plabaras que casi nadie se da cuenta:-Señor Poirot,cuando tenga algo de mas tiempo me gustaria invitarle a una copa y charlar con usted.

-Que tenga un buen dia mesie Poirot.Acto seguido abandono este vagon y me dirigo al vagon restaurante.

La enfermera oyó como alguien la llamaba y se detuvo para que Maggie la alcanzara.

- Hola querida... Me disponía a ir al vagón salón ya que aquí no hacemos nada y Monsieur Poirot es un hueso duro de roer. Me imagino que llegado el momento nos comunicará cómo van sus investigaciones. ¿Quería algo de mí? Si quiere puede acompañarme a tomar una infusión en el salón.

¡Ni entender ni nada!

Salga a dar la cara, nos hemos cansado de tanto secreto. Me planto delante de Poirot, gritandole para que pueda escucharme con claridad. ¡Exigimos una explicacion! ¡Como poco, una segunda opinion que entre a revisar que este haciendo lo que debe!

Si Poirot era un hueso duro, yo era un maldito diamante tallado. Estaba cansado de las largas del doctor, del detective, y de todo el comite de investigacion. ¡nuestras vidas estaban en peligro!

Escuché al detective, y no pude evitar que una sonrisa asomara a mis labios. Basicamente, porque nada de lo que le habia dicho o sugerido habia servido de nada. Seguía repitiendo una y otra vez la misma retahila.... solo que ahora mismo se enfrentaba a problemas mayores: una turba enfurecida de pasajeros iba a pedir explicaciones.

Negué, con incredulidad. ¿En serio aquello estaba pasando?¿Y no habria sido mas sencillo dedicarnos a cada uno de nosotros algunas palabras tranquilizadoras o, al menos, esclarecedoras y haberse ahorrado todo aquello? Me apoyé en la pared, sobre el hombro izquierdo, y le di una larga calada a mi cigarro, disfrutando del humo y de la situacion. Estaba tan tenso y tan jodido que hasta me parecía gracioso y todo.

Sin embargo, alguien captó mi atencion. Y no fue el diplomático con acento hungaro que vociferaba ante el detective, más indignado parecía incluso que yo. El húngaro habia conseguido ganarse mi simpatía en solo cinco segundos. Al menos, habia sido capaz de mover a mas de medio pasaje hacia alli. Quien verdaderamente activó mis alarmas fue el otro tipo, a quien ya había visto antes en el vagon restaurante. Impasible, aparentemente ajeno a todo eso.... pero incapaz de mantenerse al margen. Si el asesinato de Samuel no le importaba lo más minimo, como aparentaba ¿que tenía que hablar con el detective? Lo seguí con la mirada, mientras se marchaba. Hablaría con el después, para averiguar más sobre de dónde había salido aquel hombre.

Exhalé el humo, vaciando lentamente mis pulmones.-Nunca había estado tan de acuerdo con alguien. - le dije al aristócrata, aun apoyado en la pared. Y volvi a sonreir brevemente, tranquilo, sobre todo ahora que sabia que medio tren parecía empatizar con mi situacion.

sonrío a Greta y giro la cabeza para mirar a mi marido planteandome si avisrale de mi ausencia.

Parece muy engrescado con la "rebelión", ya me buscará

- sí, señorita Ohlsson la acompañaré al vagón salón, a decir verdad también me apetece tomar algo. Y tengo algo que preguntarle.

Estábamos todo reunidos en le vagón del difunto Rochett y no nos querían dar explicaciones... me indigno tanto que fuéramos escuchados, porque queríamos saber qué es lo que está sucediendo, todos estábamos en salón y no nos llegaban noticias ni del forense y ni del detective…

Avance hacia delante y con cara de cabreo les dije con un tono seco y contundente. – Esto no puede quedar así, necesitamos saber qué es lo que está sucediendo, y si tenemos un loco maniaco suelte. Si no tenemos noticias en 24 horas, tendrán una notificación de mi bufet de abogados que serán ustedes demandados.
 

gente, no tenemos hemos tenido tiempo de recabar informacion.... no han dejado de tocar la puerta ni un segundo..... ¿como quieren que les demos noticias si no paran ni un segundo?, dejen trabajar al detective y a mi.... vayan al vagon salon y cuando tengamos la informacion necesaria se les hara saber..... ¿porque insisten en retrasarnos?