Partida Rol por web

Al lanzar las piedras solo oyes mas chasquido de piedra al caer... rodando pendiente abajo, al asomarte no ves mayor diferencia que la dirección que toman los túneles.

Cita:

Miro de reojo a Isaura cuando advierte al gigante de lo dañinas que son las bayas, No le digas nada boba, que se empache. Digo para mis adentros, pero sé que es bueno que les advierta, solo falta que nos sigan y no se queden con las ganas de matarnos...

Seguimos rodeados como si fuéramos bestias, aún arrebatándonos lo que hemos conseguido con esfuerzo, les tenemos que dar las gracias por dejarnos ir, me siento cansada, frustrada.
No puedo evitar tener el ceño fruncido como Ylva.

Gracias que han intervenido mis compañeros, aunque considero que he hecho una gran labor al tener la boca cerrada, si por mi fuera no les hubiera dado ni una semilla, nosotros en la aldea también estamos fámelicos, tenemos gente hérida, hijos...
Habiendo pasado todos grandes penas aún no hemos aprendido a compartir y ser civilizados.

-Vayamos camino a la aldea.

Me preocupa los peligros que hayan podido sufrir los demás si estos despiadados los han encontrado.

Los hombres recogen la comida que  rápidamente y parecen bajar la posición agresiva, las arqueras siguen con sus flechas apuntando. Parecen que os dean marchar hasta que Witiza hace un gesto a todos para que se paren.

-¿Qué has dicho? Lo de las bayas... ¿Sabes cuales son venenosas?- Parece estar pensando un tiempo-Vosotros dos- Señala a Ana María y a Maestre- Marchaos y no volváis. Decidselo a vuestro "rey". Tú-Señalando a Isaura-Con nosotros.

Witiza da un manotazo a Ana María y a Maestre empujándolos al suelo mientras empuja de manera comedida a Isaura.

Los hombres de las jabalinas os azuzan con las mismas a que desaparezcais del bosque y las arqueras destensan los arcos. La niña baja del árbol y se dirigen al oeste.

  Sintiéndome feliz por salvar el pellejo, le lanzo una mirada de compasión a Isaura, mientras me levanto y abanono el claro a trompicones, procurando poner tierra por medio entre el salvaje de dos metros y yo.  Me gustaría decirle a la chica que no se preocupe, que buscaré ayuda, que Brenon sabrá que hacer. Pero en mi fuero interno no tengo muchas esperanzas de volverla a ver, así que las palabras se me hacen un nudo en la garganta y aparto los ojos, avergonzado ¡Maldito sea por haber vuelto a creer que podría encontrar un poco de paz en el camino! Me pregunto si todo esto merece la pena, si sobrevivir al terremoto no fue más un castigo que una recompensa.

   Cuando estemos a una distancia prudencial, le susurro a Ana María:

   - Busquemos a Brenon y a los demás. él sabrá qué hacer. Quizá pueda formar una partida con  los hombres de la aldea y venir a rescatarla, no creo que dejen a Isaura en manos de estos salvajes...

- Witiza. Tu llevar mujer pero dejar comida ellos. Ellos no tener culpa de hambre.

Witiza no amaina el movimiento.

-¡Witiza!... Krull da pez a chico y manzana a chica.- Sentencia Ylva desafiando al gran hombre. Krull obedece a Ylva y os dá dos manzanas y el pescado. El resto se lo llevan.

  Rechazo el pescado y las manzanas, dejándolo caer al suelo y mirando a Ylva.

  - Gracias, señora. Pero ahora tengo más pena que hambre -señalo a Isaura- Por ella. Cuidadla, vale más que todos vosotros juntos.

  Me doy media vuelta y sigo marchándome, sorprendido por mi audacia y esperando recibir un flechazo en mitad de la espalda de un momento a otro. ¿Qué mas da?

Me levanto del suelo como puedo, he intento cojer a Isaura del brazo pero vuelvo a tropezar y acabo con las rodillas clavadas en el suelo.
-¡¡Isaura!!exclamo con dolor.-¡Suéltala gigante! ¿Quién demonios os pensais que sois? Mientras, me pongo en pie.-Aunque sea yo sola volveré a por ti, quedaos con la comida era lo que querías, ¡bien mal os siente!. Le doy una patada a la comida que deja caer Alejandro.

-Sí, vayamos en busca de Brenon, esto no va a quedar así.Le susurro a Alejandro, no quiera que lo encontrarán los salvajes antes que nosotros.

tras reflexionar un momento sobre que camino coger pienso que tengo que elegir rápido asi que tomo el primer camino que se me ocurra: el de la izquierda

Bajas una espiral de piedra cerrada que da a una galería rectangular con mesas rectangulares alargadas adornando la estancia, lámparas de aceite adornan el techo y muebles construidos de manera tosca, La sala más "lujosa" que has visto en dos años...y completamente vacía.

alumbro la sala con la antorcha y veo una sala que me resulta sorprendente, es incluso mejor que las de la aldea...¿Quién habrá hecho esto?¿serán buena gente?¿o serán hostiles? demasiadas preguntas para responderlas en una sola visita...

rebusco por la sala en busca de algo interesante

- Se que estas son venenosas - aclaro con calma ante el hombre - Iré con vosotros si es lo que quieres, Witiza.

El pecado del ingenuo, supongo. - pienso al ver como se desarrollan los acontecimientos. El joven escudero, Alejandro, aun pese a su comportamiento habitual a demostrado tener valor para actuar primero frente a estas gentes. Parece que si que aprendió algo de ese caballero al que sirvió antaño. Pero sigue actuando de forma imprudente, aun tiene que madurar y convertirse en un buen hombre. - cavilo sobre el delgado muchacho, sus gestos y palabras. Cuando me mira con compasión una tierna sonrisa se dibuja en mi cara, pese a la crudeza de la situación.

- ¡ No ! - exclamo ante la acción de la mujer castellana - No se lo toméis en cuenta, Witiza, Ylva, por favor - digo dando la espalda a los salvajes, interponiendo mi cuerpo entre ellos y la campesina. - Levantaos mi señora. - susurro a Ana María - Ninguna vida vale más que otra. No quiero que se derrame sangre alguna por mi en este lugar. 

- Por favor, Alejandro, Ana María, llevaos los alimentos que con tanto esfuerzo habéis recolectado, ellos son el fruto de vuestro trabajo y determinación. Aquí solo se echarían a perder. - manifiesto para mis compañeros, mientras con tiento recojo el pescado, limpiándolo un poco y sin demorarme demasiado se lo entrego al joven - Esto es la prueba de que con la motivación correcta, puedes lograr lo que te proponen joven Alejandro. - digo de manera dulce y con una sonrisa sincera. 

- Witiza, voy a entregarles mis semillas también y nos iremos donde digas - rebusco en mis bolsillos hasta dar con ellas. Con un poco de premura entrego las semillas a Ana María y vuelvo a meter mis manos en los bolsillos de la túnica, con mano hábil consigo aplastar una baya en el interior del bolsillo, manchando con su jugo mi mano. - Ya estan todas. - Aprovechando la distancia y la seguridad de mi capucha le dedico una picara sonrisa y añado: Id y poneros a salvo, lejos de aquí, junto a los demás. - al tiempo que sujeto sus manos con las mías.

Me levanto y retiro mi capucha, mirando al hombre y al a mujer que parecen los lideres con tono firme digo: 

- Bien, vamos. - digo caminando corta distancia que nos separa. 

Según ves la sala tienes en el centro una mesa larga ancha con un centenar de sillas a lps lados. La madera es de roble muy sólida. Candelabros de metal por cada par de decenas de sillas. Velas apagadas caseras en las paredes y en los candelabros bífalos. A la derecha muebles que hacen de estanterías con cajones amplios a ras de suelo. A la izquierda lo mismo que a la derecha. Rebuscas los cajones y ves material de comedor: tenedores de metales pobres, cuchillos de hierro, cucharones, cuencos de madera...continuas buscando con tu antorcha, cuidando de que no derrames aceite por el mobiliario, hasta llegar al final de la sala donde hay un pequeño baúl "expositor" de metro y medio de alto sin cristal donde reposan varias piedras de diferentes tamaños, algunas las reconoces otras no, parece una colección de minerales, Pirita, granito, cuarzo... Pero hay una que te llama especialmente la atención. Es una piedra transparente, cómo de cristal, del tamaño de una falange de tu dedo índice, que va cambiando de color a medida que te acercas a ella, como si cogiese toda la luz de la antorcha y devolviese a tu retina el color que el cristal quisiera. A pocos metros a tu derecha hay una puerta del doble de tamaño que por la que entraste. Oyes ruidos de pasos, acercandose, quizá a tu sala, quiza a una contigua...

me sobresalto y aparto la vista de esa piedra transparente que me tenía embobado para buscar un sitio donde esconderme

apago la antorcha y me escondo en la esquina de la puerta por la que he entrado y me quedo ahí escuchando.

Las tinieblas hacen de tu capa y la pared de escudo. Las voces se diluyen en la puerta próxima:
-Sí, sí. Un corzo, un corzo atrapé tirando del cordel de presas, el animal calló al vacío al instante.
-Lo pesado es separar los huesos de la carne comestible
-no dije que fuese perfecto.
-Calla y corta.
Las voces se alejan a través de los túneles.

Tu sudor es tu amigo más acerrimo en estos momentos...

mi respiración vuelve a su ritmo normal cuando veo que se alejan y me tranquilizo para volver a pensar claro de nuevo.

creo que ya he tenido suficiente-pienso-
me dirijo a la entrada y me dispongo a escalar para volver a la aldea

Chicos dejo en tiempo congelado la escena de los salvajes y si en el finde algún compañero no postea en alusión a lo que habeis puesto sigo con lo que me habéis dicho. Os parece? No obligo a nadie a postear pero debemos continuar la historia si os parece bien :P

Al encaminarte a la salida te das cuenta de que estás completamente en tinieblas.

¿quieres encender la antorcha y encontrar la salida o te fias de tu percepción para no golpearte con el atrezzo del lugar?

En caso segundo haz tirada y sumale tu espiar defensivo dificultad 9 (es total tinieblas)

decido intentar no llamar la atención y no encender la antorcha, pero cuando parecía que iba bien encaminado me doy un golpe no es muy grave ni demasiado estrepitoso pero ha sido un buen golpe

-Bien, Brenon y Demian, les cubriré las espaldas con mis flechas. Espero sea suficiente... -les susurré a mis compañeros- Son varios y nuestros aliados necesitan ayuda, yo digo de secuestrar a la rubia y a la niña, con eso lograremos negociar. Cuando las tengan, dispararé para intentar derribar tantos enemigos como pueda antes de llamar a la negociación. ¿Les parece bien?

A continuación me acerqué sigilosamente por la maleza, cargando una flecha en mi arco y observándolo todo, alerta.