Partida Rol por web

Me adentré en el bosque junto a Marcus, parecía un joven agradable, quizá digno de confianza. Incluso podríamos llegar a ser amigos, aunque se podría decir que había perdido un poco en la práctica de la socialización, a pesar de que nunca fui realmente bueno en ello.

De pequeño mi padre no me enseñó a cazar, eramos una familia de artesanos y pasábamos en la ciudad. Recuerdo poco las estadías en los bosques y en el campo, salvo cuando salíamos del castillo, a visitar a la familia de mi padre, y eso fue apenas un par de veces en mi vida.

Mi convivencia con la naturaleza fue forzada, luego de la catástrofe tuve que ingeniármelas en conseguir comida, y las habilidades surgieron en mí a martillazos, como todo. Durante los primeros dos meses de viaje vivía de brotes y alguna fruta, siempre estaba con hambre. Luego acumulé la necesidad y el valor suficientes como para matar una criatura. Recuerdo a aquel pequeño cervatillo, estaba herido en una pata, y fue fácil derribarlo. Luego aquella actividad se vuelve más y más común, hasta que no ves más a una criatura de aquellas como antes, sino como un buen y suculento plato caliente de comida reparadora.

-Te sigo, Marcus -dije, sosteniendo una flecha en una mano. Sabía que tensar el arco era totalmente innecesario, en el caso de que encontráramos una presa, deberíamos acercarnos en silencio y lentamente, para luego disparar apuntando apropiadamente. El estilo de "apunta y dispara" solamente nos llevaría a perder valiosas flechas, y quedar como unos inútiles.- ¿Eras tirador? Digo, antes del terremoto...

si, bueno... cazador, si eso es, era cazador como mi padre, y el padre de mi padre y su padre antes que él, por eso tengo práctica. Él me enseñó todo lo que sé. -digo apartándome el cabello rojo de la cara- ¿y tu?¿Tu oficio viene de familia?

-Si, pero como todos, creo que la historia de mi familia, por muy simple que sea, sobrevive ahora únicamente en mí, porque ni el lugar donde vivimos durante tanto tiempo sobrevivió. Quizá ahora mi apellido si pueda marcar una diferencia y quedar grabado en la eternidad. O no, en realidad, no me suelo cuestionar eso. Creo que viví demasiado en el presente, y no me permito soñar... La realidad que estamos viviendo no nos deja muchas libertades, ¿sabes? -dije, mientras escrutaba en la lejanía, entre los árboles y helechos lejanos. A veces simplemente había que prestar atención más allá de lo que se tenía delante.

Avanzáis con cautela pero no podéis evitar sobresaltaros al oir a vuestras espaldas un grito frenético. Es Ana María Que tiene un semblante de júbilo a obtener sin dificultad ¡15 amapolas adormideras!
El susto que os mete es como para cantarle las cuarenta pero aún así el premio lo merece...Si acaso sabéis que son o para qué se usan...

reflexionando sobre lo que ha dicho el chico me doy cuenta ahora mas que nunca de que todo ha cambiado que ya nada es como antes.

-¿tu crees que lo que hicimos antes de... la catástrofe importa?¿o eso en esta nueva sociedad ha quedado olvidado para empezar de cero?

nada mas formular la pregunta me doy cuenta que solo es un muchacho de 15 años pero habla como un adulto. supongo que después de todo lo que pasó o maduras o mueres

Vuestros sentidos están al máximo.
Se oye un ruido estrepitoso en el bosque. Una bandada de pájaros hacen su aparición en lo alto. Vuestros hábiles sentidos os hacen percataros de la bandada lo suficientemente rápido como para abrír fuego. Tenéis la adrenalina brotando por vuestra piel.

-Sí que tenemos suerte de tener un hombre cerca-

Cuando término la frase no puedo creer lo que tengo a mis pies he encontrado una planta, esta cerrada, me acerco, la rozo con la nariz y siento un hormiguero...

¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHH!! ¡¡¡Mirad lo que he encontrado!!! Es una amapola adormidera, sirve para dormir al paciente herido, mitigar el dolor o solucionar drásticamente el insomnio. ¡Que maravilla! ¿Os he asustado?

  Miro a mi alrededor, buscando al hombre al que se refieren las dos mujeres y luego sonrío al pensar en Brenon.
 

  -Yo también creo, Ana, que habrá más conflictos. Los señores que nos gobernaban no sabían hacer otra cosa. Yo servía a un caballero...siempre había sangre; amaban la sangre.  Matar en nombre del rey, de la iglesia, de los demonios o del dios de los árabes. Siempre había un  motivo, aunque fuera el pañuelo de una dama. ¿Habéis escuchado algo más ridículo que batirse a mazazos por un pañuelo sudado?

   Sigo rebuscando hierbas, preocupado por mi escaso éxito. Ni siquiera para buscar hierbas valgo. Trato de concentrarme pero las palabras de Isaura me han picado la curiosidad.

   -No me imagino una escuela para mujeres. En Córdoba sólo estudiaban las hijas de los nobles, y siempre en sus moradas y bajo la tutela de algun maestro contratado a tal efecto. Pero no pasaban de aprender canto, administración y a tejer escudos en las túnicas. Algunas maravillas he escuchado de ese país tuyo, Ita..Itaglia. Cuentan que  hay una ciudad mágica que flota sobre un lago donde los peces son de plata, y  donde en lugar de caballos, la gente monta sobre sierpes acuáticas  para ir de un sitio a otro. ¿Es cierta esa historia?

  Mientras charlamos, le pido a Ana que me enseñe esas amapolas, para tratar de recordarlas por si encuentro algo similar.

   - Adormideras; ¡Qué buena vista tienes! Parecen muy útiles...
 

escucho unos aleteos y dirijo la mirada hacia el cielo y veo una bandada de pájaros, al instante tengo una flecha en el arco tensado. no me lo pienso y disparo, la flecha silva cerca de mi cabeza y para mi es un sonido agradable, es lo único de mi pasado que el terremoto no me ha arrebatado y nadie podrá. mi alegría se multiplica cuando veo uno de los pájaros precipitándose hacia el suelo ensartado en una flecha.

Bien -susurro- ahora te toca a ti hann dispara

 ¡AHHHHHH!¿Pero qué has hecho, patán? ¿Qué te has creído, que puedes cortar desde cualquier dirección? Depende desde dónde y cómo cortes el árbol este caerá en una zona más favorable u otra. En este caso, gracias a tu impulsividad, ha caído junto a esas zarzas y va a ser más costoso cortarlo, estarás contento, oveja descarriada. Ahora hay que cortarlo en piezas que podamos transportar, nos haría falta un carro para la tarea, no sé cómo no se me ha ocurrido antes. ¿ Y tú? ¿En que andabas pensando, muchacho?

Tu flecha da de lleno en una torcaz que cae a 10 metros de tí, La flecha intacta y tu orgullo creciendo.

Para vuestra sorpresa veis un riachuelo cristalino de agua, una belleza plateada que os genera una salivación desmesurada, el riachuelo baja un poco y desemboca en una laguna de pequeñas proporciones cuyos lados están llenos de zarzamoras con frutos aún por comer. Al fondo de la laguna hay un árbol más pequeño que los otros y un fulgor rojizo lleva vuestra atención a él. ¡Son manzanas! ¿Hace cuanto que coméis manzanas?

Una maravilla de paisaje que relaja vuestro espíritu. Ojalá hubiese un pintor o escultor para retratar las sensaciones que experimentáis. El sonido del agua descender, las ramas moviendose lentamente como en una coreografía natural se tratase. No sentís el peso de los meses pasados ni el dolor de vuestros huesos quejarse.

Al lado de la laguna, cerca del manzano silvestre hay un claro diminuto, de unos 10 metros con hojas mullidas y un suelo de brotes verdes.

Ante tus palabras el muchacho se le enciende la cara, al principio de rabia, luego de vergúenza.

Ágripa-Iré a por un carro... No tardo. Sale corriendo perdiendose entre las ramas fácilmente.

Empiezas a cortar el tronco en la medida que las zarzas te dejan.

Oyes pasos a tu espalda y ves a la figura de Brenon que se aproxima lentamente hacia tí.

- ¡Ya te ha dejado el muchacho solo! Dice mientras se agarra el cinto y termina de abrochárselo.
No es mal zagal, pero haber perdido a su padre... Aunque no lo creas en la aldea se está educando. Fue desvalija bolsas en un pasado y no ha vuelto a delinquir desde entonces. Hará de las suyas, claro es un muchacho pero aún así, he de reconocer que tiene arte en lo suyo.

Mira el tronco derribado e interpreta claramente que es culpa de Ágripa.

-Echate al lado, te ayudaré a sacarlo antes de que te pinches. Empujar piedras no tiene nada en comparación con un tronquito.- Rié, se palmea las manos, frota y tira. Tiras con él y sacais el tronco del zarzal en pocos minutos.

Uff... Lo ves... Como si nada. Por cierto me presento de manera oficial. Soy Brenon Vaggio. Te tiende la mano con seguridad A tí te conozco como el lector. Sabatery me confesó que aprendiste a leer en la Aldea. Te admiro... Yo llevo toda mi vida y aún no lo he conseguido Suelta una carcajada mayor que la anterior. Supongo que ahora eso da igual...