Partida Rol por web

salgo de entre la maleza y digo:

- vaya se me ha escapado el corzo, bueno otra vez será, hacía mucho que no veía uno. Tal vez sea buena idea marcar el camino hacia este lugar por si vuelve a pasar por aquí.
por cierto¿seguimos cazando o volvemos a la primera aldea ya?

al ver que estoy solo me puede la curiosidad y me acerco a la grieta para descender lentamente y ver a las personas que habitan en las cuevas (si es que las hay)
pero antes de nada compruebo si la pared se puede escalar

Hann Lo que creías que era Isaura es la espalda de una figura desconocida a varios metros delante de tí. Tensando un arco hacia una laguna cuyo interior está enjaulando a Isaura, Ana María y Maestre. Hay seis hombre más rodeándolos todos con armas afiladas... Tu cabeza palpita y te pide accionar.. ¿Pero qué? no sabes qué hacer, al menos la mujer no te ha escuchado.

Al poco te giras y ves a Demian acercarse a ti junto con Brenon, ajenos a lo que has visto.

Vuelves a la grieta, el vacío y lo desconocido te llama la atención. La pared descendible por los peldaós siempre que te agarres a los salientes.

Del círculo sale una figura más imponente.

-Vaya, ¿qué tenemos?- Dice de manera ambigua en perfecto castellano pero quiza algo oxidado- Robando comida en nuestro territorio

-¿Qué hacer Witiza?- Pregunta fríamente un soldado a su derecha.

-No sé... ¡Criajo!refiriendose a Maestre Ven aquí y traenos la trucha. Así muy bien Coges el pescado que teneis y se lo ofreces aún más cerca.
-Je... Zagal, si hubiese querido vosotros estaríaris sin vida siendo pasta de nosotros mismos y de las fieras del bosque...

Yo no podéis reparar el dano sufrido.

Las ambiguas palabras os dejan ciertamente helados.

DEMIAN: Brenon por el camino te cuenta batallitas de sus tiempos, como hace algún tiempo quería ser mercenario para llegar a los florines necesarios para pagar la comida de sus hijos. Veís a Hann de espaldas mirando por el bosque. Brenon le apoya una mano en el hombro.

-Hann y tu com...- Brenon corta en seco las palabras al ver el panorama. &hombres a unso 8 metros de los desprotegidos ISAURA,MAESTRE y ANA MARÍA.

-Hijos de perra... Salvajes- Susurra con un grito afixiado-Agachaos... Tenemos que pensar en algo.  Hann tu tienes arco, yo un pico y Demian un hacha, si peligran sus vidas saltamos a por esos Belcebúes, pero intentemos ganar posición estratégica.

¿Qué se os ocurre?

estoy nervioso por lo que me puedo encontrar, aunque tengo claro que solo será un vistazo rápido y volveré a la aldea.
Respiro hondo y me calmo para disponerme a bajar

Bajas con el suficiente cuidado como para esquivar las claras piedras puestas para que se rompan a tus pies "Estos tios son macabros" piensas mientras desciendes unos metros hacia el centro de la tierra. La luz se va extinguiendo como la luz de una vela.

Llegas a un saliento y a una abertura con otro arco de medio punto de piedras. El interior de la cavidad es imposible verlo por la negra oscuridad. Necesitas luz para abrirte paso entre las sombras.

Esta es la situación:

Así os encontráis:

La arquera rubia alza la voz:

- Witiza, prisa, acaba ´ ellos o venir más de estos.

Claramente a la mujer no se la entiende muy bien el castellano ni lo domina. Tiene unos ojos azules que se pierden entre las cejas fruncidas al apuntaros, labios agrietados pero hermosos y heridas en la tez que aún así no le oculta su belleza natural.

Las pieles tapan su cuerpo delgado y su pecho no le es molestia a la hora de usar su arma. Tiene firmeza pero se parecia que no le gustaba el tanteo que el lider del grupo está haciendo con vosotros.

La niña tira otra piedra a la laguna... Se ríe ajena a todo.

-Sasha, stop- Riñe Ylva a la niña.- Witiza  refugio pronto, Mialeé comer ya.

- "Dar" una explicación Civilizados y los libero, Ylva, para que corran a refugiarse entre las ratas de su calaña.

El gruñido ha sido casi inaudible... Puede que ni la mujer lo oyese. Vosotros sí, tanto es así que Witiza baja la jabalina y saca de su cinto el hacha. Su altura se hace clara al estar a 3 metros de vosotros y el resto apuntándoos. Sus casi dos metros de altura os atenazan los músculos y retrocedéis un poco hacia la laguna. No es claro lo que quieren. No respondieron directamente a Isaura, no hicieron caso al gesto de Maestre... El corazón bombea como un un yunque el metal. Apunto estáis de perder los estribos...

- ¿Quién ser responsable de robarnos la comida a nuestros hijos?- Grita como un poseido.

Entre los arbustos veis figuras agazapadas...¿Refuerzos de estos salvajes o al fin ayuda?

  - ¡ Señora ! - me adelanto, con mi mejor "cara de gatito de Srheck" :-)  y las manos sobre el abdomen -¡ Nosotros también HAMBRE ! ¡ Nosotros también HIJOS ! - hago un gesto a mi alrededor - ¡Vosotros mucha comida! ¡Nosotros ninguna! Nosotros no robar, no peligro. Sólo..¡Hambre! Todo el día hambre, toda la noche hambre...

   Pongo mi mejor tono de lamento mientras miro a los ojos a Ylva, a la que creo identificar como la verdadera líder, no al patán amenazador que avanza hacia nosotros.

veo que está demasiado oscuro y suspiro de alivio cuando recuerdo lo que nos entregó brenon antes de salir. saco la antorcha que nos dio brenon y la enciendo, recuerdo que dijo que no la malgastásemos, no durará mas de dos horas. tiempo de sobra para un vistazo rápido.
asi que con la antorcha alumbrando entro en la cueva

¡ Piensa Isaura, piensa maldita sea !

Los hombres de los bosques estrechan cada vez más el cerco sobre nosotros, como el que coloca una soga alrededor del cuello del condenado. El más imponente de ellos, Witiza, parece ser el líder. Nos dedica palabras ambiguas que lo dicen todo pero a la vez nada. La mujer de cabellos claros como el oro y ojos azules como el cielo apremia al gigante a que tome una decisión. 

El nerviosismo me impide pensar con claridad y elocuencia ante las preguntas formuladas por el musculoso hombre que se alza, cada vez más cerca, ante nosotros. Por suerte, las palabras de Alejandro me conceden un poco más de tiempo para pensar, solo espero que no provoquen la ira de esta gente. Mientras trato de reunir el valor suficiente para hablar, contemplo entre el follaje del lugar más figuras agazapadas. ¿Aliados o más gente salvaje? Como sea, el tiempo se agota y la palabra es la única defensa que podemos tener contra esta gente. - pienso al tiempo que me adelanto un paso, un lento paso, que me coloca más cerca del hombre llamado Witiza.

- ¿Sois Witiza, no? - digo todo lo calmada que puedo - Nosotros somos los responsables de nuestros propios actos. Ya lo habéis visto. Pero no sabíamos que este era vuestro territorio, perdonarnos la vida. - hablo con tono firme - Nosotros también tenemos niños, heridos y enfermos, solo buscamos algo con lo que alimentar las bocas hambrientas de nuestra gente antes del invierno, por favor, concedernos la oportunidad de reparar el daño que os hemos ocasionado. - tomo un poco de aire y miro fijamente a los ojos del hombre intentando ponerme a su altura, no de una manera física, claro esta - Dejaremos aquí los alimentos que hemos sustraído de vuestra tierra. Pero permitirnos llevarnos unas pocas semillas, de ese modo podremos sembrar y alimentar a nuestro pueblo, al tiempo que regeneramos el daño causado a la madre tierra. - trato de buscar las últimas palabras y darles el tono correcto - Os lo imploro, mostrad clemencia, Witiza. Nos preocupamos por los nuestros, igual que tu lo haces por los tuyos - digo mirando a los hombres y mujeres presentes - Si nos habéis escuchado hablar antes...la sangre solo traerá más sangre a este lugar y eso no es lo que un líder desea para su pueblo. Ni para el vuestro, ni para el nuestro. - digo intentando apelar a los instintos de liderazgo que tenga el hombre.

MAESTRE: En cuanto te giras a ella tensa más el arco (si fuese posible porque lo ves claramente amenazador)

Ylva -No acercar... Tener campos lejos de bosque, no ser excusa.

ISAURA: Tu vista detecta unas sombras moviendose sigilosas del mismo modo que viste las otras, si fuesen aliados ya estarían aquí dandoos apoyo... "Son claramente más de ellos esperando que nos confiemos al irnos" Piensas con un nudo en la garganta.

Witiza- Acuerdo. Dejad comida, llevad semillas y marchad lejos de nuestras tierras o veréis la furia de los WOOF. No volveréis a corromper nuestra tierra.

Tiende la mano esperando que devolváis todos los alimentos.

La antorcha se enciende si problemas y ante ti ves una galería de unos 2 metros de altura, bovedada en piedra. A lo lejos hay unos pasadizos ue dan a la izuierda y a la derecha de la gruta y siempre descendente. A tu izquierda hay un asiento de piedra tallado dentro de la misma tierra como si de un asiento para vigilantes se trataras ya ue mucha comodidad no hay.

cojo un par de piedras del suelo y las tiro por los dos pasadizos, derecha e izquierda. pero antes de eso busco en el asiento por si hubiera algo y escucho a ver si oigo algo

Irónico el destino, hace unos momentos debatíamos sobre las guerras de los reyes por su codicia y ahora luchamos entre nosotros por la tierra. Pero en parte creo que comprendo el recelo de esta gente por cuidar de estos lares. 

Mucho más relajada tiendo el saco con las manzanas hacia la desnuda mano del hombre. Al gesto le siguen otros iguales, entregando las zarzamoras recolectadas y las bayas alucinógenas. Estas últimas con una amable advertencia:

- Estas bayas son peligrosas, Witiza... - digo con voz calmada, amable y susurrante aprovechando la corta distancia que me separa de él - Seguramente ya lo sabríais, pero no dejéis que vuestras gentes las ingieran. Y gracias. 

Insto a mis acompañantes a entregar lo recolectado, exceptuando las semillas.

- No pretendo abusar de vuestra generosidad, me quedare con aquel pequeño fruto y empleare sus semillas hacer crecer un manzano que nos recuerde este momento. - digo señalando la pequeña manzana que flota ahora cerca de la orilla de la laguna gracias a las hondas provocadas por las piedras de la chiquilla.

Antes de irnos recojo la pequeña manzana si han accedido a la propuesta. Después desandare el camino andado para salir del bosque, una vez allí llamare al señor Brenon. En caso de esperar y no recibir respuesta buscare a Sabatery o a uno de sus hombres, como a Enque, por ejemplo.