Partida Rol por web

Partiendo hacia el sur, siguiendo el cauce del Gûlduin, o Rio Encantado, como se conocía en la Lengua Comun del Oeste, partimos en busca del Râd Annon, o Camino de la Puerta. Siguiendo su apenas perceptible sendero, apenas utilizado por otros mas allá que los míos, llegaríamos a las antiguas ruinas de Caras Amarth, la Ciudad Maldita, las ruinas de la antigua segunda capital del Reino del Bosque. Allí era donde tenía que buscar a aquellos que tan crípticamente mi tio me había descrito...

... Al menos, esa era mi idea, aunque sabía que no resultaría sencillo, teniendo en cuenta los aciagos dias que nos habia tocado vivir, con el mal que aquejaba al otrora Eryn Galen desde el sur.

En aquellos primeros kilómetros, ni una sola palabra salió de mi boca, y solo fugaces miradas a Raban eran el nexo de unión entre el adan y yo: tiempo habría cuando parasemos a montar un campamento para arreglar aquello que se había torcido. Siendo como era paciente (salvo que los condenados Noldor salieran a relucir) y constructivo, sabía que tenía que dejar que los hechos ocurridos madurasen en mi mente y en la del humano antes de hablar sobre ello. Aquel primer dia de viaje tras abandonar los Salones del Rey nos daría ese tiempo.

19 Enero 11:12 T.E. Gran Bosque Verde. ("Bosque Negro"). Camino Dâd Annon. A tres días de camino de Caras Amarth. Encapotado y lloviendo/aguanieve. Viento leve. -5º.

El día plomizo no estaba siendo amigable, pero algo os rompió la rutina de pensamientos. Un rugido de pantera os llama la atención. Ese no es el típico animal de estos lares. Es demasiado frío para ellos. Parece estar bastante más adelante, en el camino. Tras eso un estornudo, de voz de mujer, se escucha. Debe estar muy cerca de donde se ha escuchado la voz del "gatito".

Se podía sentir casi el respirar de los árboles, del mutismo con el que enfilamos el Râd Annon:

— Bien, quizá sea mejor así. Cuando paremos para descansar, hablaremos... — me repetí, en uno de los momentos en que me arrodillé sobre la rodilla derecha para acariciar un rama de helecho, donde me pareció notar una pequeña marca, quizá hecha por uno de los esquivos animales que solían utilizar la trocha.

El cielo, gris como nuestro ánimo, enviaba una fina lluvia que, por momentos, se convertía en copos de aguanieve, pero mas nada alteraba la quietud del bosque. Inhalé profundamente, con un punto de nostalgia de tiempos mejores, otro de pena, pues casi podía "sentir" el sufrimiento del longevo bosque, y un último de cólera, por recordar el mal que moraba en el sur, origen de todo el mal que amenazaba con acabar con el equilibrio del ecosistema.

De pronto, un rugido me hizo levantar el puño. Raban se agazapó tras una roca cubierta de musgo, con mirada interrogante. Me acerqué, y susurré:

— Un felino grande. Raro en estas latitudes...

Antes incluso que pudiese pensar en posibles explicaciones, un estornudo de mujer se unió al rugido de la pantera. Enarqué una ceja: esa mujer debía ser la que transportaba al felino.

— Espera, voy a mirar... — expliqué al adan en mi justito oestron.

Hundiendo los dedos en el humedo limo comencé a concentrarme, mientras canalizaba el poder de los mios para mimetizarme con el entorno... Cuando alcancé el estado en el que me sentía en sintonía plena con el entorno, las palabras en quenya salieron solas, susurradas por mi tenue voz.

Una vez comprobado que la ancestral magia de mi pueblo había funcionado, me dirigí hacia el origen de los ruidos con todo el sigilo de que fui capaz, dispuesto a encontrar un punto en el que esconderme y poder observar: convenía saber como se había dado tal combinación de elementos exóticos en el bosque.

PASAMOS ESTO AL OFF, que "ensuciamos" la escena de partida. Además, vamos a dejar a Astaroth, que pueda postear también.

Raban había quedado petrificado por el sonido del felino, pero luego cuando escuchó el estornudo hizo un ligero ademán de avanzar.

Pero siguiendo las instrucciones del elfo, espero sin moverse. El elfo, perfectamente mimetizado con el entorno avanzaba cautelosamente hacia su objetivo.

Un pantera del sur, del desierto, ronronea como un gatito, mientras la mujer le acaricia la cocorota.

Durante un instante quedas estupefacto. - ¿Es Alina, la edan que acompañaba a Raban?

De todas maneras en un momento dado sale de tu estupor porque aunque el "minino" sigue con sus "mimos", mira hacia donde estás tú … y se está fijando bastante.

Queda detenido con esos pensamientos, pero de todas maneras preparar tus armas.

Quinientos años de vida deberían valer para restringir las sorpresas que uno pueda sentir en su día a día, incluso en un entorno hostil como el que se había convertido el otrora Eryn Galen, pero ver aquella fiera de de latitudes tan distantes a Rhovanion, junto a esa exótica humana, curiosamente de la misma raza que la malograda Alina consiguió que ambas cejas se elevaran en mi habitual sereno rostro.

Además, tarde, pero me di cuenta de que el felino observaba la zona en la que estaba yo, aunque no tenía muy claro si me había visto u oído, o solo había detectado mi olor. Procurando moverme con la mayor discrección, me dispuse a volver sobre mis pasos para avisar a Raban. Quizá el adan conocía a la amazona, o esta venía en busca de Alina, en cuyo caso tendríamos que explicar bien porque la humana había partido prematuramente a los Salones de Mandos...

Nada más llegar el sinda junto junto al humano un rugido precede a una carrera descontrolada, hacia la espesura.

En cuanto dejé atrás el claro en que el enorme felino y la exótica humana se encontraban, aceleré el ritmo, formando pequeñas volutas de vaho en el aire al acelerar la respiración:

— Pantera. Humana igual a Alina — susurré, un segundo antes de que un poderoso rugido rompiera la quietud de la fría mañana, en la que solo unos heladores copos de agua nieve se mecían en el tenue viento...

- ¿Alina?

Raban se levantó y sin tener en cuenta su propia seguridad salió de su escondite.

- ¡¡ Hey !! ¡¡ Somos amigos !! - recordó algo que había escuchado a los elfos - ¡¡ Somos Melones !! ¡¡ No huyas !!

Levantaba la mano para hacerse visible

La chica y su "minino han salido disparados hacia el norte, adentrándose en la espesura.

No se han esperado a tomarse un te y pastas. Escaparon todo lo que sus físico les permitía, y eso ya les da una ventaja por el tiempo que el elfo ha tardado en regresar (Como medio minuto)

Tu personaje no entiende la ironía de los "melones" así que para Arménëlhir os ha llamado gordos.

Sentimientos encontrados.

Muchos de ellos atenazan tu corazón.

Todo por el comentario que ha hecho el elfo, sobre que se parece a tu "esposa".