Partida Rol por web

Una pena. nos vemos.

Nayira se sorprende pensando en el hombre que encontró cuando llegaron a la ciudad. No consigue comprender el motivo por el que acude a sus mente una y otra vez, despertando su interés y su curiosidad. No existían motivos para aquellos recuerdos recurrentes, por lo que tras repasar los instantes en los que habían coincidido sin encontrar nada relevante, intento desterrarlo de su cabeza una vez mas sin demasiado éxito.

Un poco hastiada con la situación se despojo de la chaqueta y cualquier otra prenda accesoria, quedando descalza, únicamente con sus pantalones y una sencilla camisola. Añoraba la quietud y el silencio del monasterio, pero aquel lugar ruidoso y atestado tendría que bastar.

Rápidamente dejo que su mente se uniera a su cuerpo, convirtiéndose en una misma cosa, y empezó a realizar sus ejercicios, realizando los movimientos lentamente, casi como si de una danza se tratara, procurando dejar fuera todo lo que la rodeaba.

Lo habías conseguido.

Cuando terminaste tu cata, la mayoría de los despiertos te miraban de cerca. Los otros, de lejos.

Tampoco sabías cuanto habías repetido, pero había pasado bastante tiempo. Empezaba a preocuparte, ya que cada vez que tu mente se abstraía, el tiempo transcurría a una velocidad distinta a lo normal. Podían pasar minutos y tu haber realizados tareas inmensas, o no haber siquiera respirado dos veces y transcurrido una semana.

La matriarca del desierto te miró. En tu lengua te pregunta: - Niña, si has acabado ya ¿Podemos irnos? No era una pregunta. Sonaba a regañina. Lo decía suave. Para que fueran pocos los que se enterasen. Además, pocos eran los de allí que pudieran entender aquella voz. Ella ya había recogido todo y estaba más que lista para salir.

La sensación de confusión al terminar de realizar sus movimientos se mantuvo en ella durante un buen rato, y las palabras de la matriarca le hicieron sospechar lo que había ocurrido. De nuevo había quedado completamente en trance, ajena a lo que sucedía a su alrededor, incapaz de salir de este por voluntad propia. Aquello empezaba a convertirse en algo peligroso si empezaba a ocurrirle en mitad de territorio salvaje.

- ¿Cuanto tiempo ha pasado - preguntó discretamente a la mujer después de recoger sus escasas pertenencias -? ¿He estado mucho entrenando?

Tal vez aquellos que habían oído hablar de su Orden, sin dejar de encontrarlo extraño lo aceptaría mejor, pero los extranjeros sin duda empezarían a mirarla con bastante desconfianza si seguía haciendo esas cosas. Se recordó a si misma que la próxima vez debería comer aunque no fuese necesario y que todos la vieran hacerlo.

19 de febrero de 1700 T.E. 07:00h. Amaneciendo. Minas Arnor (Minas Thirit) Despejado 17ºC. Calma chica y niebla (No muy densa).

Hace dos semanas que estamos aquí. Te contestó pacientemente. Realmente tu cuerpo no sentía nada raro. No pensabas que tu mente se hubiera podido abstraer otra vez por culpa de algo. Era el momento de partir. La verdad es que lo deseabas. Sentías que se había perdido mucho tiempo y cosas malas podrían estar pasando. No te podías hacer a la idea de lo que tendrías que enfrentar para poder cumplir con los designios del los "Los Maestros", pero deseabas poder llegar ya a esos retos, y poder regresar pronto a casa. Esta temperatura no era mala, pero ... si seguía bajando, pronto haría demasiado frio para tu gusto.

Los carros estaban en el patio. Todos listos. Algunos ya había empezado a andar. El primero y el último sería los de los soldados, con sus armas, comida y demás trastos. En el de cola iría el líder de estos. Dos por delante de este iría el tuyo.

Cuando empezó a pensar en el clima no pudo evitar imaginar como respondería su cuerpo a unas temperaturas mas bajas. Hasta el momento el hambre, la sed y el sueño no hacían mella en su persona ¿tendrían algún efecto las temperaturas extremas?

Tras menear la cabeza intentando dejar atrás esas ideas, cogió sus escasas pertenencias y se unió a la caravana con la que había llegado a la enorme ciudad. Había llegado el momento de continuar su camino hacia el norte. estaba impaciente por descubrir lo que esa búsqueda le deparaba y cuanto tardaría en cumplir la tarea que tenia designada.

19 de febrero de 1700 T.E. 07:23h. Amaneciendo. Minas Arnor (Minas Thirit) Despejado 18ºC. Calma chica y niebla (No muy densa).

Pocos minutos tarda en estar el convoy completo fuera de la ciudad y encaminarse hacia el rumbo que precisan. En tu mente corría la dificultad de cruzar el rio, pero seguían un camino, y seguro que conocían un lugar de vadeo o puente, por el que cruzar. La niebla es persistente, y no está por la labor de disiparse. Esto te hace estar incómoda. Sientes sobre tu espalda la misma mirada de aquella Mujer Pantera, que temías que corriera tras tus pasos. Miras, desde la atalaya que te proporciona la altura del caro, pero, la niebla no permite siquiera ver el carro que traquetea en cabeza.

Aquella niebla le transmitía una inquietud difícil de soportar, ya que impedía su visión mas allá de unos pocos metros. No podía quitarse de la cabeza la imagen de aquella guerrera siguiendo sus pasos, aunque en realidad jamas la hubiera visto, o al menos con sus propios ojos. ¿Existiría realmente o tan solo se trataba de una representación de la urgencia que aquel orbe que ahora portaba usaba para transmitirle?

Fuera como fuese, estaba inquieta y le costaba estar sentada sin hacer nada, así que saltó del carromato con su vara de metal y empezó a caminar junto al vehículo, deseosa de estirar las piernas un rato.

Notas una presencia nada más descender, y al girarte, el rostros de una mujer te saluda, acompañado de su voz: - Hola. Era voz profunda y lejana. Con un acento de tu tierra natal, que aquí se te hace muy extraño.

La luchadora no logra evitar un sobresalto al escuchar la voz de la mujer que a aparecido tras ella. Girándose con rapidez, queda frente a ella, mirándola fijamente, sorprendida por que haya llegado tan lejos en su búsqueda. ¿Que necesidad o devoción empujaba la voluntad de esa guerrera para viajar tan lejos de su hogar? ¿Y que pintaba ella en esa situación?

- Hola - responde sin poder abandonar la tensión que lleva sintiendo todo el día, solo que multiplicada por el hecho de tenerla a escasos metros -. Me estas siguiendo desde hace mucho ¿porque? ¿que quieres de mi?

Al menos parecía hablar su lengua, algo que agradecía, especialmente después del episodio con el otro guerrero en el desierto.

- Por venganza. Responde parcamente y cuando empieza a alzar su lanza contras ti, notas como que caes de espaldas.

El carro traquetea con la habitual marcha. La niebla del rio ya se ha disipado y para ti solo han pasado unos instantes, pero al frente se comenta que van a hacer un alto para comer algo y revisar las bestias de tiro.

Había sido otras de esas pesadillas que te atormentaban, pero por suerte, no habían pasado más que unas horas.

- ¿Quién era esa mujer? ¿Por qué te perseguía?

Temías las respuestas, pero tu fuero interior se imaginaba la razón de por qué de todo aquello.

- ¿Pero, y si las pesadillas empezaron antes? ¿Por qué esta otra historia? ¿Por qué?

Nayira alzó su arma preparada para el combate y se dispuso a enfrentarse a aquella mujer, en el preciso instante en que despertaba. ¿Como era posible que pasara de estar despista a dormida y al revés sin que ella se diera cuenta? ¿Acaso estaba perdiendo al cabeza? Ya ni siquiera era capaz de diferenciar la realidad de los sueños.

Por otro lado, la seguridad de que esa mujer la perseguía no servia para tranquilizarla precisamente. Si hacia caso a sus visiones, quería venganza, pero no recordaba haber hecho nada para merecerla ¿Seria pariente o algo del guerrero que se cruzó en el desierto? Pero le había salvado la vida, no podía desear venganza por aquello. Lo cierto es que no tenia ni la menor idea.

19 de febrero de 1700 T.E. 19:41h. Amaneciendo. Gondor. De camino a Rhovanion. Despejado 16ºC. Calma chica y niebla (No muy densa). Colina 11/017.

Parecía que el camino estaba medianamente organizado, ya que en lugar de acampar en el campo, la caravana entra a un puesto de guarnición. No dejaba de ser un campamento, pero era una posición militar, defendido por vallas de palos cruzados, centinelas y rondas de vigilancia. Ya dentro, no ponen ninguna pega, incluso a vosotros, y vuestro origen y color diferentes. Gondor intentaba desde hacía años tener buenas relaciones con los reinos circundantes, comerciar con ellos y demás, pero muchos los veían como una actitud invasora, colonialista e imperialista. Por eso, no todos estaban felices con Gondor.

Os orientan, y "aparcáis" una una posición que parecía preparada para vosotros. No solo eso, se os recibe con comida caliente. No es gran cosa, ya que es el propio menú de los soldados, pero llena la barriga, por lo que parece.

El oficial, jefe de la caravana, ha quedado en la entrada, charlando con el que parece ser un líder de los "vigilantes". Se reúne con vosotros cuando ya están todos los carros aparcados. Lo que ves escaso es el abrevado, ya que no hay como darles agua a los animales de tiro. Miras, y aún con las últimas luces, se ve, el rio, que está sitiado por bosquecillos, tanto de árboles, como de sotobosque.

Este lugar es mucho más verde que tu tierra materna.

Nayira no se esperaba un campamento así en mitad del camino, y fue una agradable sorpresa saber que pasarían la noche protegidos y a salvo. Aunque la idea de que la mujer pantera la perseguía había ido diluyéndose poco a poco a lo largo de los kilómetros no era capaz de quitársela de la cabeza y permanecía alerta ante cualquier indicio de que estuviera cerca.

Por otro lado la presencia de tanta vegetación, arboles y arbustos, en una permanente y exuberante explosión de tonos verdes, la tenia en cierto modo sobrecogida. Aquello era tan diferente a todo cuanto ella conocía que se sentía en un mundo completamente distinto.

Al ver como el líder de la caravana se acercaba, se dirigió hasta el para comentarle el asunto de los animales.

- Aquí no hay manera de que las bestias de tiro beban, habría que dar muchos viajes hasta el río, o llevarlos hasta allí para que abreven.

Te adelantaste a sus intenciones: - Eso mismo es lo que quería pedirle. Suspiró. - Vamos a crear un grupo de protección, para que los que se encarguen de los animales, protejan a los ... no sabía como decirlo y dudó durante unos instantes ... pastores. Cambió la postura y te preguntó, más ordenando que otra cosa: - Necesitamos ayuda, así que me gustaría que nos acompañase, como escolta. Y explicó: - Pos si hubiera algún tipo de problema, y si hay que comunicarse con los suyos... alzó la mano para orientarla hacia donde estaba la familia emigrante de harad ...y así se sientan, también protegidos ... y tenidos en cuenta.

Nayira asintió con plena disposición y sin poner mala cara en ningún momento.

- Estaré encantada de ayudar en todo lo que pueda. Haré las funciones de escolta y traductora. El río esta cerca, no creo que haya ningún problema, pero estaremos alerta por si hay algún problema. Me pondré a las ordenes de la persona que designes. por mi parte estoy lista para salir ya.

La monje tomó su cayado y lo apoyó en el suelo agarrándose a él mientras esperaba instrucciones de aquel hombre cubierto de metal que sin duda estaba al mando de los soldados.

Empezabas ya a entender si estabas dormida, despierta o incluso "afectada" por el Orbe. Te estabas dando cuenta que el trasto ese te avisaba de cosas. Lo que pasa es que su forma de hablarte era ... un tanto especial. Un tanto difícil de entender.

Notabas que ahora te hablaba, pero estabas en el mundo real. Sabías que ojos maliciosos os observaban, pero no sabías como, ni desde donde ... pero que si hubiera suficiente luz, tal vez los veríais.

19 de febrero de 1700 T.E. 19:59h. Anocheciendo (muy oscuro) Gondor. De camino a Rhovanion. Despejado 16ºC. Calma chica y niebla (No muy densa). Colina 11/017.

Tus ojos se han empezado a adaptar levemente a la oscuridad, y te sorprende el nivel organizativo. Unos cuantos de los guardias se aúnan al perímetro. Es una lomita suave, de no más de 200 metros entre el perímetro defensivo, y el agua. Algunas rocas y matujos de entre medio hasta 3 metros pueblan el terreno, que aunque regado por un caudaloso rio, parece medianamente estéril, por haber sido esquilmado por la seguridad del fuerte, y por el pateo y pasto de personas y animales.

Las reses empiezan a abrevar, y una cadena, tanto de la caravana (soldados y paisanos) y gente del lugar, monta la línea de gente que trae agua hasta el emplazamiento.

Tú estas bastante cerca del agua. 5 ó 6 metros. Otros 5 guardias están cerca de ti. El montículo desde aquí se iza como una mole inmensa, pero realmente no es ni tan alto ni tan grande. La percepción en la oscuridad perturba la precisión. De todas maneras, a ti no te engaña esas penumbras oscuras. Con todo, sigues, aunque controlándote, intranquila, ya que la observación que notas no desaparece.

Nayira caminaba junto al resto y poco a poco empezaba a comprender sus cambios de consciencia imbuidos por el Orbe que le habían entregado sus maestros. Habría sido muy útil poder practicar en el templo con un objeto como ese, pero suponía que habría una importante razón para que lo hicieran de ese modo, aunque en ese momento no se le ocurría cual podría ser.

Pero en aquel momento lo único que centraba sus preocupaciones era la inconfundible sensación de estar siendo observada. El sol hacia un rato que se había ocultado y las tinieblas envolvían todo el paisaje, impidiéndoles a todos ellos detectar cualquier peligro hasta que no lo tuvieran encima.

No se le ocurría ninguna manera de avisar a los guardias sin sonar demasiado rara, así que tras meditarlo unos segundos se acercó lentamente a alguno de los guardias y le comento algo en voz baja.

- Tengo la impresión de que no están vigilando. Tal vez no sea nada, pero estad atentos...