Partida Rol por web

Una fuerza sin duda poderosa - digo estremecido, levantando la mano para que todo el mundo se detenga - si fué capaz de ocultar esto a nuestra vista en nuestra anterior visita...o de crearlo desde entonces...permanezcamos alerta, que nadie se mueva hasta que estemos seguros de que no hay trampas...abrid bien los ojos.

Las palabras de Anäril no pasan desapercibidas para mí y de inmediato me dispongo a mirar cualquier indicio de trampas o algo que se salga de la situación.

 La última vez que estuvimos aqui, no me sentí del todo seguro y tengo la impresión que está vez no va a ser distinta.

- La última vez había también una puerta, ¿recordáis? Una tabla mal puesta, malamente atrancada estorbando el paso.- Me acerco despacio a la puerta rojiza, pretando atención al brillo y a sus formas.- ¿Se abrirá tan fácilmente como la otra, o requerirá magia para abrirla?- Mis pensamientos fluyen en voz alta, pues estoy centrado en el momento más que en lo que digo.

-Muchos son métodos por los cuales se puede abrir una puerta mágica, pero mucho me temo que los más eficaces están fuera de nuestro alcance, creo que si aquel que la construyó no quiso que nadie de los pueblos libres pasase por ella, nosotros no entraremos.

Me sitúo a una distancia prudente de la puerta y la observo detenidamente, intento hacer memoria y que su forma y dibujos me recuerde a algo que haya podido escuchar o leer sobre las puertas mágicas.

Una vez cruzáis el riachuelo confirmáis lo que ya sospechabais: el gran portón de madera esta abierto y, a traves del umbral sólo véis oscuridad.

Cada paso hacia la puerta os incomoda más. Ya habéis tenido antes esas sensaciones y estáis convencidos de que hay algo poderoso tras el umbral de la puerta aunque, por la quietud, dudáis que sea un ser vivo.

Un paso más os deja lo suficientemente cerca para quizá ver lo que hay tras la puerta pero vuestros ojos no llegan a ver más que un pequeño camino envuelto de una gigantesca masa de oscuridad. Otro paso más os deja bajo el umbral de la puerta. Un aire frio os silva los oidos, parece que la representación de la roca fuera real y la boca tallada en piedra hubiera exhalado el frio aliento.

Esto no me gusta nada, ha cambiado demasiado, y no se quien se habra molestado en volver a poner la cuerda

Miro la sala y pese a la sensacion tras unossegundos me encojo de hombros

bueno, no va a ser cosa de quedarnos aqui, asi que habra que seguir adelante no?

El ruido del viento sin embargo parece sobresaltarme un poco

Que poco me gusta este sitio, que me den un buen combate en campo abierto y nos olvidemos de estas cosas

A decir verdad, Carster, a mi tampoco me gusta - comienzo a decir, con voz tranquila y pausada, pese al estremecimiento que la fría corriente ha provocado en mi cuerpo - y me gusta menos aún no saber nada sobre lo que nos espera tras esta puerta.

Pero no hemos venido aquí para detenernos en estériles discusiones. Por poderoso que sea, alguien ha necesitado colocar de nuevo la cuerda para pasar, alguien tangible que, seguramente, sigue ahí dentro, y puede ofrecernos las respuestas que necesitamos.

Eso, y el último encuentro con aquella extraña mujer, la voz que nos habló, me hacen pensar que tal vez no estemos más que ante un brillante ilusionista. Pero no podemos confiarnos, todos hemos sentido esa presencia. A pesar de las dudas, debemos entrar.

El pasadizo es demasiado estrecho para intercambiar nuestras posiciones en caso de peligro- digo, dirigiéndome esta vez a Amrod - pasaré delante, prefiero arriesgarme a una trampa que exponerte al combate sin posibilidad de ofrecerte ayuda. Si más tarde se ensancha lo suficiente y así lo deseas, volverás a conducir el grupo.

Esperando durante unos instantes por si alguien tiene algo que añadir, me dispongo a atravesar la puerta.

Me aparto ligeramente para dejar pasar al elfo.

La posibilidad de que caigas en una trampa, me hace dudar de que lideres el grupo, pero cierto es que tu habilidad cuerpo a cuerpo supera a la mía. Pero te pido en caso de duda que pares en seco y aunque sea desde la segunda posición me dejes echar un vistazo a mi.

No me arriesgaré a que te pase algo, sólo porque tu no quieras que me pase a mi. Una sonrisa aparece en mi rostro intentando quitar tensión a la situación.

-Bien, pero será mejor que sea Carster quien vaya el último, si en verdad nos enfrentamos a un maestro ilusionista posiblemente el camino que creamos seguir no sea del todo real y si deciden atacarnos por la espalda será mejor que estemos preparados. Yo iré comprobando que las paredes que tenemos a los lados sean reales, pero debemos estar todos alerta.

Dejo pasar a Ranëdhel con una sonrisa antes de entrar yo mismo.

-Pasa tú delante amigo,estarás más seguro.

Comenzáis a caminar en la oscuridad de la cueva. Pronto tenéis que encender una antorcha para poder ver. Parece que la roca ha sido cavada directamente en la piedra que la rodea.

El suelo tras el umbral de la puerta esta completamente cubierto de polvo y eso hace que Amrod rapidamente de cuenta de unas huellas en el suelo. Un par de ellas entrando a la cueva y otro par saliendo.

Seguís vuestro camino un par de pasos más y llegáis a una estrecha escalera de caracol que baja. Las huellas descienden con ella. El camino acaba aquí asi que decidís bajar con la escalera.

El ambiente abajo está enrarecido. El aire esta viciado e inmovil aquí abajo.

Tras un pequeño recodo accedéis a una sala gobernada por dos filas de columnas. Las columnas se asemejan a antebrazos que salen de la piedra para incrustarse directamente en el techo. Conforme avanzáis entre los pares de columnas os fijáis en las diferentes posiciones de los mismos: al principio manos abiertas sujetando el techo, más adelante algunos son como puños, otros parecen agarrar fuertemente el techo y otros simulan un indicio de aviso. Un atisvo de un luz roja centelleante proviene de la primera puerta (al lado del 1). Otras dos salidas más completan la gran sala de las columnas.

Al entrar en la sala, levanto la mano con la palma abierta para que el grupo se detenga.

Si esto es una ilusión - digo, poco convencido - desde luego está muy bien conseguida. Esas columnas parecen advertirnos sobre algo, creo que deberíamos detenernos hasta que Amrod nos indique que no hay peligro...tal vez deberías empezar por echar un cauteloso vistazo a esa puerta - continúo, señalándo la que tiene un resplandor rojizo - pero con cuidado, esa luz podría indicar la presencia de llamas...o algo peor.

Detengo mis pasos al oir las instrucciones de Anäril. El ambiente lóbrego no es para nada de mi gusto, tan adaptable como la brisa que tiene vetado aquí su paso.
También me he fijado en los gestos de las columnas, pues su talla es de lo poco que atrae mi atención, aunque no sabría si realmente con el agrado con que recibo todo lo nuevo.

- ¿No te sugieren nada los capiteles de las columnas Elerin? No creo que esto tenga nada que ver con ilusiones intangibles. Huelo a antigüedad...- mi tono de voz semeja un susurro, pues algo en el lugar me sugiere que hemos de pasar inadvertidos.

No creo que sea fuego mi querido amigo, me temo que esto es brujería, pero sólo es mi opinión.

Me acerco lentamente hasta quedarme a unos pasos de la puerta e intento ver algo desde mi posición. El resplandor rojo va creciendo a medida que me voy acercando.

No os movaís de ahí. Si esto es una trampa, es mejor que caiga yo sólo, asi que no deís ni un solo paso de donde estaís.

Conforme te acercas a la sala el calor se hace más y más intenso. Una vez bajo el umbral de la puerta (la abertura que hace de puerta) descubres cual era la causa del calor. Un par de rios de lava flanquean el interior de esta sala.

En la pared opuesta a la entrada puedes ver un dibujo contorneado con ese rojo pálido que viste en la entrada. El dibujo representa a un hombre golpeando  con un martillo un objeto que descansa sobre un yunque.

La visión del dibujo te estremece. No parece nada especial pero lo cierto es que sólo verlo te estremece.

Sientes un escalofrío que recorre todo tu cuerpo. No tienes buenas sensaciones y los augurios de buenas nuevas no son demasiados ahora. Un simple imagen de un herrero haciendo su labor te ha estremecido sobremanera. ¿Qué más sorpresas os traerá este lugar?

Amrod se acerca al umbral de la abertura de hace de entrada a la cámara iluminada.

Conforme sus pasos le aproximan a la entrada su rostro va tomando un color rojo pálido, similar al que vistéis en el contorno de la tracería de la entrada a estos niveles.

En un momento se encuentra justo bajo la entrada a la cámara y se detiene. Su mirada queda fija en la pared opuesta y pronto da un minúsculo paso atrás.

No parece tranquilo.

En cuanto entramos en la sala y mientras mis compañeros se van acercando a la puerta, yo me concentro en una de las columnas; La toco con una mano y deslizo un dedo sobre su superficie para comprobar su antiguedad, se trata de una estructura peculiar y me pregunto: ¿Quienes entre los pueblos que han vivido en esta zona han podido construir esto? y, aún más importante, ¿Con qué proposito?.

Entro en la sala mirando alrededor mientras mi mano juguetea nerviosa con la empuñadura de la espada

Esto no me gusta nada, ¿por que antes estaria oculta una sala tan grande?, ¿y donde esta quien quiera que sea que la ha abierto ahora?

Aparto mi vista del dibujo del hombre del martillo y doy media vuelta dando la espalda a la habitación que acabo de ver. Un escalofrío recorre mi cuerpo. A pesar de no ser nada especial ese dibujo ha conseguido que quiera salir de aqui cuanto antes.

Nada bueno nos espera aqui abajo. Jamás me había sentido así antes y no es propio en mí.

Las manos me rilan y soy incapaz de quedarme quieto, doy un par de pasos hacia delante e inmediatamente vuelvo al mismo sitio.