Partida Rol por web

El camino a Bree os llevará algo más de una semana. El invierno ya ha desplegado todo su poder y las fuertes nevadas bloquean la mayor parte de los caminos. El frío viento del norte muerde vuestras carnes a su contacto.

Belegilf comanda la expedición taciturno. Permanece la mayor parte del camino callado y con la capucha echada. Maenist, al contrario, propio de su raza, parece ignorar el frío y se presta a la charla con vosotros.

La conversación con Maenist hace que el camino se os haga más llevadero pero no es capaz de evitar la sensación de que el mal aumenta conforme el tiempo empeora.

Hivre cale nurta more losse ufarea... * - murmuro entre dientes, tras varias horas sin pronunciar palabra.

Avanzamos con facilidad, pero los hombres no pueden seguir nuestro paso. Y esa sensación opresiva no deja de crecer en mi corazón. Quisiera tener algo mejor que hacer que simplemente caminar a este ritmo infernalmente lento - pienso, con una impaciencia algo impropia de un elfo - Al menos tenemos con nosotros al sabio, me inspira confianza. Es como llevar a nuestro lado la luz de Elbereth, la prendedora de estrellas...

Durante el primer día de viaje me mantengo, en contra de mi costumbre, silencioso y taciturno; Cuando por fin llega la noche y acampamos me acerco a Maenist y le expongo lo que lleva rondando por mi cabeza durante toda la jornada.

-Sabio Maenist, supongo que durante la batalla habréis podido observar que soy un adepto de la magia, sin embargo, para la medida de los elfos todavía soy joven y no son muchos los hechizos que manejo; Desde que nos conocimos en El Refugio llevo dandole vueltas a la posibilidad de que me pudiera usted transmitir parte de la sabiduría que haya acumulado a lo largo de los años y, durante estas noches en las que los elfos permanecemos despiertos mientras que los humanos duermen, tal vez sea el momento adecuado para, si queréis, enseñarme algún hechizo sencillo.

El primer dia de viaje resulta muy cansado, agotador a causa de las heridas, cosa que se puede notar quiza en toda la cantidad de comentarios sobre lo facil que es el camino

Bueno, ya tengo ganas de llegar a Bree y volver al calor de la posada por un rato antes de acabar de una vez con este problema

Ranëdhel pasa la mayor parte del día con aire ausente, cantando a media voz canciones de los Puertos, que hablan del mar y la sencilla vida en la costa. Parece nostálgico y pensativo.

El sabio elfo asiente a la petición de Elerin aunque no pronuncia palabra alguna. Al igual que vosotros, Maenist también se encuentra apesadumbrado por esa sensación que os hace saber que algo no va bien.

Pasáis un buen rato en silencio hasta que los humanos, agotados, duermen. En ese momento Maenist se dirige a Elerin.

- Estoy seguro que llegarás a ser un gran mago. Es posible ver la luz de tu interior, esa semilla que los Valar sembraron en tí - asiente un par de veces con la cabeza - estoy seguro que germinará.

Tras las palabras ambos elfos comienzan a hablar de conocimientos antiguos y saberes ocultos que prácticamente solo ellos entienden. Y así pasan varias noches más en el tiempo que dura vuestro viaje a Bree.

Faltan tres días para vuestra llegada a Bree y, nuevamente, montáis campamento al anochecer. Elerin vuelve a sus lecciones con el sabio Maenist y el resto os dedicáis al descanso.

Pero esta noche algo es distinto. A media noche oís un ruido que os mantiene alerta unos instantes. Se trata del trote de un caballo tirando de un carro.

Esperáis unos instantes hasta que lográis ver la figura de un comerciante que viene de Bree. Cuando lograis verle el rostro desaparece vuestra sensación de alerta al reconocer al comerciante. Se trata de Burlas.

Separo la mano de la empuñadura de mi espada con gesto un tanto mas tranquilo

Debe gustarte el camino si despues de lo pasado y del frio que hace te vuelves a poner en el tan pronto, ¿que tal esta todo por Bree?

Es una agradable sorpresa, amigo Burlas - saludo cariñosamente - Pero, dime ¿Qué puede ser tan importante como para hacer que un viajero experimentado como tú se exponga en medio de una noche como esta..., y no creo que los sentidos élficos sean contagiosos ni a hombres ni a animales, así que tu montura sin duda estará disgustada por tener que viajar sin ver nada.

Ven, caliéntate en nuestro fuego y come algo, estarás helado - le digo tomándole del brazo y señalando al fuego.

El recuerdo de Rosallow y su padre calienta el corazón del marinero. Un encuentro con viejos conocidos siempre es agradable.

Alzando la mano en señal de saludo, se acerca a la carrera al carro del comerciante con la sonrisa en el rostro; buscando en el carro a la niña que ayudaron a reunirse con su padre, se fija en este al llegar a la altura del vehículo.- Bienhallado seas Burlas, espero que la pequeña Rosallow y tú mismo gocéis de mejor salud y suerte que en nuestro anterior encuentro y os halléis ya restablecidos.

El rostro de Burlas se ilumina al veros. Es claro que le es agradable volver a veros.

- Saludos, amigos, es grato volver a veros pero, sinceramente, no esperaba hacerlo aquí.

Para el carro y Ranëdhel llega a ver a Rosallow. El elfo la coge en brazos y la ayuda a bajar del carro. La muchacha sonríe mientras Ranëdhel le da muestras de amistad. Después corre hacia su padre que ha bajado también del carro.

- Es cierto, maese Anäril - dice respondiendo al elfo - no es muy común viajar a estas horas de la noche y con este tiempo.

El gesto se torna apesadumbrado y va a sentarse junto al fuego.

- Bree ya no es esa población amigable que conocéis. La noticias vuelan y pronto todos supieron que vosotros, enviados de Belegilf como os conocen, me conseguisteis salvar a mi hija de su rapto y ahora desconfían en extremo del grupo de montaraces de Belegilf. Me vi obligado a dejar la ciudad cuando mi estancia allí comenzaba a ser incómoda.

Al oír estas palabras, me obligo a apartar mi mente del profundo estado de concentración en el que se hallaba sumida y me acerco a la hoguera.

-Buenas noches, maese Burlas; Perdonadme que os haga repetiros, pero no me lo termino de creer, ¿En verdad las buenas gentes de Bree, quienes desde siempre han hecho  del "Vive y deja vivir" su modo de vida, os han obligado a abandonar la ciudad, simplemente por que unos aliados de montaraces evitaron que vuestra hija sufriera un horrible destino a manos de los bandidos?

Sacudo apesadumbrado la cabeza.
-Cierto es que los aldeanos nunca han visto con buenos ojos a los montaraces, pero de ahí al odio... Hay un gran paso. ¿Recordáis que hubiera algún recien llegado que hiciese las veces de líder y exaltase a los demás en vuestra contra? Lo que no se puede negar es la posibilidad de que no sea un hecho aislado y esté unido con la racha de desgracias que se ha abatido últimamente sobre la región.

- Muchas incomodidades os han obligado a tomaros por haber tenido la fortuna de salvar la vida. ¿qué pueden haber hecho los montaraces en perjuicio de Bree? Tal vez sea otro engaño de Gailhen.

El joven elfo habla con despreocupación, mientras corretea con la niña de un lado a otro, jugando y haciendose carantoñas.

Por que desconfian de ellos?, y juraria que de nosotros por añadidura, ¿por haber rescatado a tu hija?

Pregunto un tanto confundido
Acaso gente del pueblo estaba implicada en eso?

Son tiempos oscuros, aunque no esperaba encontrar tal crueldad en Bree - comento mientras miro cariñosamente como la niña corretea por el campamento - Si deseas volver, te acompañaremos, Burlas, y aclararemos esta cuestión, aunque es bien cierto que tú habrás de vivir allí y nosotros nos iremos. No puedo evitar pensar que tal vez todo esto tenga alguna relación con el hombre al que buscamos, ¿has visto algún forastero por allí recientemente?