Partida Rol por web

Observa al rey Arturo y a la reina Ginebra pasar por el pasillo que los asistentes hicieron en la sala, la reina era realmente una mujer hermosa, digna de elogiar y de admirar, toda una reina.

-Por favor, Lady Floriana, para mi sois tan hermosa como la mismísima reina -le dice en un breve susurro al oído- no tenéis que preocuparos por eso -sonríe y se quedó mirándola, por si la dama tenía que añadir algo, o simplemente observar su reacción a las palabras del escudero-

Una vez pasan el Alto Rey y su increíblemente bella Reina, Eliott toma aire un par de veces como para aclarar su mente y, con la mayor elegacia y discreción se acerca hacia donde está Lady Floriana hablando con Waldon

Malhaya quien se prende en sonrisa de mujer, que quedará esclavizado de ella para siempre, aunque sea inconstante y voluble... Veo con tristeza que ya habéis olvidado no sólo el nombre, sino a todo este humilde escudero...

Mi corazón yace hecho pedazos por el salón, que se me ha ido quebrando al acercarme a vos. Y aún cuando el mismísimo sol ha cruzado ante mis ojos hace un instante, yo aún recuerdo el lucero de vuestra sonrisa, Lady Floriana... dice el escudero con verbo florido y su habla musical

A medida que avanza la noche me siento un poco avergonzado ante tantos halagos y felicitaciones con respecto al incidente del gigante y cuando anuncian la llegada del rey me alivia considerablemente. Tanta atención sobre un simple escudero no puede ser buena.

-!Escudero¡-Dice con discrección-No hableis así o conseguireis sonrrojarme y temo, que al ver el rojo en mis mejillas, alguien piense que estoy enferma.-  Disimula una sonrisa con el velo. Pero poco más puede hacer ante la inesperada y espontánea entrada de Eliott.

-Disculpad-haciendo una reverencia.-Mi tia me llama.-Y va corriendo  a sentarse.

Al llegar al trono, el rey Arturo Pendragón y la reina Lady Ginebra, se sientan dando comienzo al banquete. Los comensales hacen lo propio y toman asiento, excepto dos rezagados escuderos.

Eliott se queda un instante absolutamente sorprendido, pero reacciona un momento después

Vamos, Waldon, que si nos quedamos más tiempo aquí en medio pensarán que somos los bufones...

Y razón no les faltaría, ya me lo decía el abuelo, en cuestión de damas, nunca pongas todos los huevos en el mismo cesto murmura para sí mismo mientras va a sentarse con sus camaradas

Waldon estaba junto a Floriana cuando Eliott llegó, poco despues el rey y la reina ocuparon sus sitios, imitándoles el resto de asistentes a la fiesta, incluso la dama se había ido. Ellos dos quedaban de pie.

-Vamos con el resto, no tengo intención de que pienses que somos bufones

Miró una última vez en la dirección en la que se fue Floriana y siguió a Eliott hasta la mesa, donde estaban sus camaradas.

Los sirvientes pasan haciendo gala del primer plato; Buñuelos de tuétano de buey, exquisito. En segundo lugar unas grades bandejas portan trozos grandes de carne asada. En tercer lugar trucha escalfada y así hasta siete platos terminando con dulces y galletas.

Nunca habíais estado en semejante banquete ni visto tal cantidad de comida junta, ¡y tan bien cocinada!. Los comensales beben y rien, cuentan anécdotas (algunas caras se giran hacia vosotros al oír un aconversación un tanto lejana sobre un gigante) y también llega algo del torneo de sir Frederic. Incluso llegan hasta él y le preguntan en grupo unos caballeros, pero se zafó rápidamente de su conversación hablándoles de los torneos antiguos.-Ya no se hace daño nadie-. Decía-Con las armas embotadas hasta un niño puede participar-. Parece que el torneo envuelve un halo de misterio. También la reina, que fué preguntada, pues se habla que fué idea suya y por un favor a su amiga la duquesa, el regalo de este torneo lo pondría ella. Pero también eludió las preguntas discretamente.   

El escudero parece encontrarse en su salsa, tras unos minutos algo cohibido, y charla y fanfarronea como el que más. Bebe y come y bebe... y cuando se acerca la sirvienta de antes, algo achispado, responde a su coqueteo en un principio

Vaya, el rayo de sol ha vuelto para iluminarme, pero sigue sin decirme su nombre... chica mala... de pronto algo le aclara las ideas de golpe, como si desde su corazón hubiera brotado un empuje que le detiene en seco y, con la mejor de sus sonrisas y gran elegancia, el muchacho se saca a la sirvienta de encima

Lo siento, muchacha, éste no es el mejor momento, debo estar presente para saber qué se cuece y qué se dice acerca del torneo... eres un regalo a la vista y en otra ocasión... pero ahora, compréndeme, me debo a mi señor el Conde...

Y una vez se ha marchado la sirvienta, intenta conseguir la máxima información acerca del torneo, usando su labia y sus mejores palabras

Decidme pues, Sir Frederic, en memoria de mi abuelo que fue compañero vuestro de armas... ¿en qué consiste vuestro torneo, que tan misterioso es? Aunque dudo que dejéis que modestos escuderos como nosotros participen, lo que es en gran parte lógico...

Y tras averiguar algo más acerca del tema, Eliott intenta demostrar sus dotes cantando, mas parece que alguna espina de una trucha que ha comido se le ha clavado en el paladar, por lo que las pequeñas molestias hacen que su interpretación no sea nada del otro mundo

Perdonad, si tuviera a mano un laud tal vez pudiera resarciros de mi penoso canto... se excusa, algo molesto por el problemilla...

Waldon había comido hasta hartarse, y todo regado con un buen vino, no podía pedir nada más al banquete incluso tuvo que rechazar parte del postre porque sino reventaría. Le interesaba la conversación que sir Frederic tenía acerca del torneo, más que cualquiera de las otras cosas que pasaban entre los grupos allí reunidos.

-Sir Frederic -comenzó, sabía que todos habían bebido de más y era fácil que al viejo caballero se le escapara algún dato del torneo que celebraría- seguro que podéis contarnos algo acerca del torneo, todo el mundo está impaciente por saber, pero nadie sabe nada. Vos, como  el organizador, sabréis más que nadie.

Esperaba pinchar en el sitio adecuado para que al viejo se le escapara algo referente al tema.

La comida había estado realmente deliciosa, y había podido charlar animadamente tanto con sus compañeros como con otros comensales que había en la mesa. A pesar de su alegría, no iba a hacer como Elliot y ponerse a cantar, simplemente eso no era lo suyo. 

Tras escuchar a Waldon preguntar a Sir Frederic, no duda en acercarse a esa conversación: desde luego, si lo ha organizado vos, debe ser algo impresionante. Se que no puede revelar todos los detalles, pero podría decirnos algún pequeño detalle para los jóvenes como nosotros que estamos deseando participar en tal evento.

La buena comida, algo de bebida y el ambiente jovial y distendido de la celebración hacen que recupere la confianza en mi mismo y me acerco a un grupo de caballeros que están hablando sobre sus gestas y logros. Desgraciadamente, al verme llegar con mi gran tamaño y con las historias que giran alrededor del grupo, parece que se interesen en mi más d elo que me gustaría y me veo obligado a decir algo para impresionarles. La historia del gigante la voy a omitir, eso ya lo sabe todo el mundo, pero podría contar algo anterior a eso.

-Oh, si, recuerdo una vez que viajando con mi noble padre, uno de los caballos que tiraban de nuestro carro se rompió una pata. Debíamos llegar a nuestro destino cuanto antes, así que yo mismo agarré los enganches y lo arrastré hasta nuestro destino. Jo jo jo... Todo esto lo digo mientras enseño mis músculos poderosos.

El rival al que te enfrentabas enmudeció cuando te vió los musculos, pensando en si la historia que acababas de contar no fuera una fanfarronada. Todo el mundo alrrededor estalló a reir, los hombres te alababan por tan interesante historia y las jovenes doncellas cuchicheaban detrás de sus pañuelos con una sonrisa en sus bocas.

Dejando su copa de vino encima de la mesa Sir Frederic os mira.-Uff, si ponerme en compromiso queriais, conseguido lo habeis.-El duque miró alrrededor vigilando al conde que, habiéndose ido a charlar con un caballero, cuyo blasón bordado en túnica era un león rojo sobre fondo fajado de blanco y azur, y sin clara intención de volver enseguida continuó bajando la voz.-Como sabreis la reina, que es amiga de mi mujer, pensó en organizar un torneo que llevó a cabo. Este se celebrará en mi castillo dentro de una semana con motivo de conocer y demostrar la valía de nuevos aspirantes a caballeros, estando prohibida la participación de caballeros.-El Duque dió un sorbo a su copa de vino tan rápido como una mirada alrrededor.-Pero este torneo no es especial por eso, pues no será un torneo como tal, ya que no son caballeros los que participareis, sino un serie de pruebas, de combate a pié y montado. Los finalistas lidiarán en justa por el trofeo que es, el verdadero motivo de tanto interés. La propia reina ha dispuesto el reglao del vencedor, el cual desconozco pues mi mujer guarda el secreto mejor que el oro de mi arca, pero siendo la más hermosa y honrrada dama del reino es un honor sea cual fuere, Pero...-El duque vuelve a coger la copa de vino dejándoos en suspense mientras se aclara la voz y observa que el conde continúa en el mismo sitio.-conllevará una gran gloria para el ganador, tanto por su valía como por que la misma reina lo dará en persona. Y el Conde Sir Robert que en gran estima tenía a vuestros padres, sus vasallos, os eligió para...¡¡y allí estaba, rodeado de cinco sajones a cada cual más feo queriendo desollarme...-La inesperada interrupción de Sir Robert hace cambiar de tema tan repentinamente que, absortos en el misterioso torneo, os desconcertó tanto que disteis un respingo.

-Duque, si seguis poniendo tanto ímpetu en vuestros relatos, estos jóvenes escuderos morirán antes de llegar al torneo.JAJAJ-.Sentándose en su silla os comenta.-Sabeis, me acaban de contar que no sois los únicos que han derrotado a un gigante ultimamente, un joven caballero ha derrotado recientemente al que asolaba la región norte del reino de Cambria.-

Eliott escucha sorprendido lo que les cuenta Sir Frederic... un torneo para aspirantes a caballero! Aquello era magnífico, y además, la mismísima Reina Ginebra era quien donaba el premio al vencedor...

Pero por lo visto había algo más, aunque la súbita reaparición de Sir Robert les impidió conocer de qué se trataba...

El joven sonríe ante las palabras del Conde Magnífica noticia, Sir Robert! Poco a poco iremos acabando con esa plaga, por San Jorge!

¿Y quién es el esforzado caballero que ha realizado semejante hazaña? le pregunta, algo intrigado...