Partida Rol por web

En fin, tras vestirse con sus ropajes elegantes y colocarse en el brazo el brazalete de plata herencia familiar, Eliott se encamina hacia el gran salón del castillo mirándolo todo con cara de bobo, porque en el fondo, es un muchacho recién llegado del campo que es la primera vez que ve algo así...

Tras rebuscar en su equipaje y encontrar la ropa que era propia de estos menesteres, Edgar se encaminó hacia el salón. El caballero no era muy ducho en protocolos y en la etiqueta en este tipo de eventos: al fin y al cabo, era la primera vez que iba a uno de tan envergadura, y no sabía como actuar.

Asisti asombrado a las palabras de Sir Robert y a la reaccion de Waldon y Eliott, yo no entraria en aquella caza, no desea romper una incipiente amistad por una dama tan hermosa como descuidada e inprudente.

Cepille las ropas de calidad que traia para las misas y otras festividades como esta a las que pudiera ir, espera que fuera suficiente pues nunca fui aficionado a las fiestas. Intentaría no llamar la atención del resto de invitados para que no se notara que acaba de llegar a la ciudad.

Me cambio de ropa  mientras trato de recordar todos los detalles que mis padres me inculcaron para estos momentos. "Lo importante no es la ropa que vistas, si no cómo la vistes". El mismísimo rey iba a verme y todo debía ser impecable.

Una vez listo, salgo al encuentro de mis compañeros.

Aconsejados por Jerrod, dejais las armas en las estancias excepto la daga.

Al entrar en el enorme salón un despliegue de pajes y sirvientes, traen y llevan mas agua, mas vino u otro cerdo para asarlo en los espetaderos puestos en medio del salon, donde, quien quiera comer algo antes del banquete, puede elegir entre pollo, pavo o cerdo.

El gran salón es de forma rectangular con anchas columnas que sujetan los arcos del piso superior. Toda la estancia está iluminada con lámparas y candelabros de aceite, debidamente colgados a una altura considerable para que no estorben al paso. Pero lo que más os impacta es sin duda el colorido de las enseñas con los escudos de armas colgados en dos alturas rodeando el salón. Todas las banderas colgadas reseñan al caballero que está en la corte. Podeis ver el de vuestro señor el conde de Salisbury y algún otro que os suena haber oido hablar de él.

En el extremo donde está dispuesta la silla del rey, arriba, una enorme bandera azul con tres coronas de oro dispuestas una encima de la otra, la bandera del rey, un honor y un privilegio sería tener la enseña cerca, pues las cercanas a la del rey son las de los caballeros de la tabla redonda. 

El conde os saluda y se acerca a vosotros con entusiasmo.-Venid mis vasallos, sentaos a mi lado y disfrutad, pues hoy es día de goze.-

Eliott está demasiado asombrado ante todo lo que ve como para pensar en intentar reconocer ninguna enseña o escudo de armas. Le agradece a su amigo Jerrod los consejos que le da, y sonríe aliviado al ver al Conde Sir Robert que se acerca a saludarles.

El joven responde al saludo con entusiasmo, mientras sus ojos van de aquí para allá, deteniéndose sobre todo en las jóvenes damas que por allí tanto parecen abundar

Mi señor Conde, espero no pareceros descortés si os pregunto por alguna de estas bellezas... no querría buscarme un lío rondando a la dama de algún caballero y riendo añade Bueno, al menos no por el momento, a menos que la dama valga realmente la pena!

Waldon entró en el salón y no supo a donde mirar primero, si a los sirvientes que iban de un lado para otro con jarras y bandejas, a los escudos que adornaban las paredes de toda la sala o a la multitud que allí se reunía. Realmente era todo un orgullo acudir a esa fiesta y codearse con todo tipo de caballeros.

Acudió a la llamada del conde, donde también se encontraba Eliott, saludo con un movimiento de cabeza a ambos.

-Eliott, Sir Robert -dijo y se colocó junto a ellos, mirando a los asistentes a la fiesta-, espero que mis palabras en la posada no os molestasen, pues no fue esa mi intención.

Edgar observó a su alrededor, poco acostumbrado a este tipo de eventos, y esperaba no hacer ninguna tontería. Afortunadamente vio a los compañeros que se encontró en el camino, por lo que no dudo en unirse a ellos y mas teniendo en cuenta la invitación del conde. Edgar se fija justo en ese momento en el sello heráldico del fondo de la sala... le resulta tan familiar...

-Ah muchacho- dice mientras golpea el hombro de eliott-Las mujeres son como el vino, cuanto más las pruebas más te gustan, jajaja-a la par corta la risa para cambiar a un tono serio-Pero asegurate que no te gasta el dinero en vestidos y telas como la mía.-

-Waldon hijo de Gumret, teneis tiempo todavía de conseguir gloria y amores, no fustigueis tanto al caballo o se rendirá.jajaja- Os agarra de los hombros inmovilizándote y te dá una palmada que te impresiona ver a un hombre de su edad con tanta fuerza.

-Venid os presentaré a Sir Frederic, mañana marchará a su castillo donde se efectuará el torneo mencionado en la misiva. El también estuvo con vuestro padre en la batalla de Terrabil, junto al vuestro Gallowein hijo de Hebes.-

-Después de la batalla y el festejo, vuestro padre estuvo disgustado toda la noche, pues no sabía donde se encontraba su espada, jajaja, la dejó clavada en la cabeza de un sajón toda la noche, jajaja.....-

Eliott ríe ante las palabras de Sir Robert. Por un instante se pone serio cuando le habla de los gastos que trae una esposa, pero al instante su brillante sonrisa vuelve a aparecer Mil gracias por el consejo, mi Señor, habrá que elegir con tiento cuando sea la definitiva... y a ser preferible con una buena dote! termina riendo de nuevo, y añade ante la oferta de conocer a Sir Frederic

Por San Jorge que será un placer conocer a alguien que combatió codo con codo con mi abuelo! Afirma orgulloso de los gestos que está teniendo Sir Robert con ellos, aunque sus ojos ya están centrándose en alguna de las hermosas doncellas que ve ir arriba y abajo...

El conde os lleva hasta donde se encuentra un hombre de edad avanzada aunque vigoroso. Su aspecto parece mas el de un hombre de corte que el de un hombre de acción pero sus manos demuestran lo contrario.

-Saludos, jovenes.-Se inclina haciendo una reverencia.-Entonces estos son los...-El conde le propina un codazo en el estómago que poco le falta al caballero para doblarse.

-Os saludo.-Continúa recupeando la compostura.

-Este muchacho es Gallowein el hijo de Hebes de Cholderton.- Waldon de Berrwick hijo de Gumret.- Jerrod de Newton hijo de Delivant.- Edgar hijo de Asflio de Burcombe.- Y Eliott hijo de Hugh de wintwrbourne, su abuelo era Lardans de Gunnet, compñero de armas vuestro si no recuerdo mal.-

-Es un placer conocer a tan valerosos escuderos, pues, ya se oyen rumores en el castillo de vosotros y aquel gigante.- Girándose hacia Eliott le comenta.-Vuestro abuelo era el mejor caballero que he conocido, fiero en la batalla y en los amores, a vuetro padre no tuve el placer de conocerle personalmente.-

-Y vustro padre..-dice a Gallowein- espero no volviera a olvidar la espada en la cabeza de otro sajón,jajaja.-

Podeis comprobar que os tiene encandilados mientras cuenta anécdotas de la batalla. Parece un gran hombre y un leal caballero que combatió al lado de arturo para llevar la paz y unificar el reino de logres.

Mientras habla el caballero de las hazañas y venturas, vos os interesais en otros menesteres, pues el joven Eliott presta más atención a sus relatos que a su corazón. Buscais por la sala al motivo de vuestro turbamiento.

Eliott responde a la reverencia de Sir Frederic en el mismo tono, y no puede evitar sonrojarse ligeramente cuando escucha que ya ha corrido la noticia de su encuentro con el gigante

Mil gracias por vuestras gentiles palabras, Sir Frederic. Con que llegara a ser la mitad de bueno en todo que mi padre o mi abuelo, creo que me daría por satisfecho y el Alto Rey contaría con una firme y decidida espada cuando le hiciera falta...

El joven había oído de niño mil veces narrar a su abuelo la batalla de Terrabil y sus escaramuzas posteriores con los sajones, por lo que ahora era todo un placer aumentado escuchar las narraciones del Duque, aunque sin pretenderlo, sus ojos se desviaban una y otra vez siguiendo a cada bella doncella que pasaba ante ellos...

Entonces las ves, aquella que nubla vuestra razón y enciende el deseo de vivir. Floriana, la dulce y bella dama que salvasteis de aquellos bandidos. Floriana...acompñada de supones su tia Mabilda. Ambas hablan gozosas con un grupo de doncellas. Cuando se rie, su blanca boca parece derretir vuestro alma.

-El placer es mío, Sir Frederic -dijo Waldon con cordialidad-, y respecto al gigante, cualquiera en nuestro lugar hubiera hecho lo mismo, todos merecemos esas alabanzas por igual.

Waldon escuchaba las palabras del caballero, pero seguía absorto en sus pensamiento, sin mostrarle demasiada atención.

-Si me disculpan, voy a por algo de vino -miró a todos, especialmente a los dos caballeros-

Una vez alejado del grupo de hombres, fue a servirse la copa de vino, tal y como había dicho, no pretendía mentirles. Ya con la copa en la mano, desvió su camino hasta donde se encontraba Floriana y el resto de mujeres.

-Lady Floriana, un placer encontraros aquí esta noche -se quedó mirando a la mujer, pero desvió la mirada, intentando que no fuera de forma brusca-. Me alegra saber que encontrasteis la casa de vuestra tía sin ningún contratiempo más.

No sabía que más decir para no estropearlo, o dar a entender de forma abierta sus intenciones para con la dama.

-Ay galante caballero que en buena lid allegais, contaba yo vuestras hazañas y querían os conocer.-Esta es my tia Mabilda de quién os hablé y ellas son sus hijas, mis primas, Cadilia e Ilona.-

Todas os saludan con una reverencia excepto la Dueña, Mabilda, que por su condición solo os saluda con la cabeza.