Partida Rol por web

En mi caso, tendréis que soportar un poco mas mi amistad- contesta a Eliott- puesto que yo también vengo a Camelot por el mismo motivo que tu- tras esto, busca entre sus bolsas hasta encontrar el papel que le dieron con el sello del Conde de Salisbury- podemos ir juntos hacia allí- mirando al resto- y ustedes, ¿han venido por lo mismo?

-Lady Floriana -hizo un leve gesto con la cabeza, a modo de reverencia hacia la dama-, soy yo el que se siente dichoso al haber podido compartir el camino con vos, y agradezco al altísimo haber llegado a tiempo para salvaros de las garras de semejante rufián, una verdadera lástima que se escapara de la justicia. Espero poder volver a veros en estos días que permaneceré en el castillo -su gesto serio se tornó algo más amable-.

Cuando la dama partió, siguió con el resto de hombres, que hablaban entre ellos sobre el torneo.

-Creo que no sois los únicos que venís al torneo de Sir Frederic con el sello de Sir Robert, el Conde de Salisbury -rebuscó entre sus bienes y extrajo el mismo-. Parece ser que el todopoderoso no quiere que nos separemos.

Sonrío al oír la última frase de Waldon y saco mi documento para mostrarselo al guardia.

-Que así sea pues. Será un placer seguir junto a vosotros durante el tiempo que sea menester.

Hace una inclinacion de cabeza para despedir respetuosamente a la Dama mirando como esta entra en el castillo moviendo su hermoso cuerpo.

Al oír a Eliott decir lo de Sir Robert y el resto también,maldita sea que estúpido había sido, había estado junto a ellos todo el tiempo y nunca se le ocurrió mencionar eso.

Ríe un rato sin parar a grandes carjadas algo que aunque no conoceis bien a Gallowain sabeis que es raro en él.

Yo vengo a Camelot con el mismo proposito - Sonrie levemente recuperandose de su ataque de risa- Dios a querido reunirnos amigos, que lo que Dios ha unido no pueda separar el hombre

Así pues no esperemos más - Gira el caballo para volver por donde habian venido y buscar la taberna dicha por el guardia - ¿Alguien sabe por donde esta esa taberna?

Bueno, yo no espero casarme con ninguno de vosotros, amigos míos, pero ciertamente es una venturosa casualidad! ríe bromeando Eliott Y si Dios ha querido formar semejante compaña, dejémosle a él el propósito y sigamos como hasta hora, cabalgando unidos

Y ante la pregunta de Gallowain, les comenta las indicaciones que le ha dado el guardia*

Así pues, vayamos en busca de Sir Robert, que seguramente se alegrará de vernos llegar a todos juntos!

Tras preguntar un par de veces a gente de la ciudad por la taberna, descubrís que es el establo de un viejo candelero, cuyo hijo ha transformado en taberna, se dice que son los mejores asados y muchos nobles y caballeros arriman el hombro por allí, por supuesto, os indican donde está.

El portalón de madera está abierto de par en par donde un mozo corre enseguida a cogeros los caballos y colocarlos dentro junto a otros tantos. La paja da paso a un suelo de piedra a medio establo donde unas cortinas de color burdeos y tela fuerte apartan el establo de la taberna, donde la gente bebe y come a la luz de unas elaboradas lámparas de forja que sujetan 10 velas cada una.

Las mesas y las sillas son toscas, nada elaboradas al igual que la barra, una enorme tabla de 4 metros de largo por 1 de ancho apoyada sobre barriles donde sirven la cerveza y el vino. El hogar es grande y está en medio de la sala donde el calor llega a todos los rincones.

Buenos días os dé Dios, y buen yantar tengáis, nobles caballeros! saluda cortésmente a los reunidos Eliott

Perdonad que os interrumpamos, pero buscamos al noble Sir Robert, Conde de Salísbury. Él nos mandó un sello convocándonos, y aquí está el mío para demostrarlo dice el escudero, mostrando el documento, y añade para identificarse Soy Eliott, hijo de Hugh, de Winterbourne Gunnet

Un hombre de unos cuarenta y algo se levanta. Lleva un tabardo marrón con un escudo en él bordado fajado de oro y azur. Ceñida a la cintura cuelga una espada y del otro lado una daga.

-Dios os bendiga hijo de Hugh Winterbourne.-Acto seguido hace un ademán con la mano indicando que os acerqueis.-¿Quienes os acompañan, tienen boca o son espantapájaros?.-

-Dudo que Walten Prodmourne tuviera a un espantapájaro como hijo -sonrió un momento y continuó-, soy Waldon de Berwick, recibí vuestro sello y aquí me encuentro, acudiendo a vuestra llamada -hizo un leve gesto con la cabeza, a modo de saludo-.

Buscaba con la mirada si había alguien atendiendo las mesas o tendría que ir él mismo a la barra a pedir.

-Bienvenido a Camelot hijo.-

Mi nombre es Edgar de Salisbury, un placer conoceros- dice a modo de presentación- y no somos espantapájaros, simplemente, se nos olvidó nuestros modales. Supongo que el viaje hizo mella para nuestro pequeño desliz.

Yo soy Gallowain hijo de Hebes - Dice inclinando la cabeza en gesto respetuoso hacia su señor - Es un placer conoceros señor, recibí vuestro sello y por voluntad de dios me he encontré a mis compañeros.

-Con todos mis respetos, no sé si este será o no el mejor lugar para hablar de los asuntos por los cuales nos habéis reclamado, pero sea como fuere, estoy ansioso por saber que nos ha traído hasta Camelot.

Sabía que el viaje merecería la pena, pero no hasta que punto, estaba deseando oír lo que Sir Robert tuviera que contarles.

-Aunque supongo que será mejor con una buena jarra de vino

Doy un paso adelante y saludo con una leve reverencia.

-Jerrod, hijo de Sir Delivant de Salisbury, a vuestro servicio.

Dicho esto, doy un paso atrás d enuevo y dejo hablar a mis compañeros.

Como bien podéis ver, mi señor Conde, no se trata de espantapájaros, sino de valientes hombres de armas que han llegado aquí tras tener ayer una jornada algo ajetreada... Eliott habla cortésmente, pero dejando la frase a medias, para llamar la atención de los presentes, mientras le sonreía a Waldon y aguardaba a que el conde se mostrara algo hospitalario con ellos en el tema de comida y bebida

Jerrod y yo, por ejemplo, salvamos a un buen fraile que conducía un carro con provisiones hasta aquí, por orden vuestra, del ataque de unos rufianes. Y Waldon y Gallowain impidieron que unos bergantes asaltaran a una dama.

Y al llegar la noche, cuando ya pensábamos en una tranquila velada, entre todos tuvimos que acabar con un inoportuno gigante que pretendía aguarnos la cena... explica con una amplia sonrisa, como si fuera algo trivial

De hecho no era un gran gigante, medía menos de tres metros, pero Lady Floriana así lo consideró, por lo que no soy quién para discutir las palabras de tan bella dama...

-Bien, bien, sed todos bienvenidos y disculpad si os he ofendido, que entre hombres de honor no cabe tal pensamiento.-Enseguida os indica sitio para sentaros y manda al tabernero traer mas carne y vino.

-Sin duda estoy ansioso por que conteis vuestras hazañas en el camino. Por favor, comed y holgaros, pues esta noche tendremos tiempo de hablar de nuestros asuntos en la fiesta del rey.-Os guiña un ojo y ofrece un brindis levantando la copa.-¡¡POR EL REY ARTURO!!-¡¡VIVA EL REY!!-. 

Waldon se sentó en el primer sitio que vio libre, dejando un par de huecos entre Sir Robert y él, no por nada en especial, sino el primer sitio que encontró. Se acomodó y se sirvió una copa de vino con el permiso del caballero que les invitaba a ello.

-¡Salve, Arturo! -y dio un largo trago a la copa que casi vio su fin-. ¿Como decís? -empezó cuando todos brindaron y bebieron- ¿asistiremos esta noche a la fiesta del rey? -esa noticia le había cogido un poco por sorpresa, pues no llevaba demasiada ropa demás, por no hablar de ropa de gala para la fiesta del rey-

Tras la invitación de sir Robert, Edgar se sienta en una de las silla libres, y sirviéndose vino en la copa, brinda con el resto de los hombres:

- ¡Salve al rey Arturo!- dice- supongo que si estamos aquí será porque si asistiremos. Siempre y cuando estemos invitados.

Eliott toma asiento en uno de los puestos indicados por Sir Robert y sonríe ante sus palabras Será un placer narrároslas, Sir Robert, al menos la parte que a mí me corresponde! dice sacando su cuchillo de comer y procediendo a cortar una loncha del asado que le han puesto delante.

Y sirviéndose vino, secunda el brindis de su señor y anfitrión ¡¡¡Por el Rey Arturo!!! ¡¡¡Viva el Rey!!!

Al escuchar las siguientes palabras del noble, da un largo sorbo al vino de su copa, esperando que sus ropas elegantes, que viajan en las alforjas de su montura, sean suficiente para tal celebración... Si a ello le añadía el brazaleta de plata que le había legado su padre, igual componía una estampa lo suficientemente digna

Edgar, si Sir Robert Conde de Salisbury da por sentado que lo estamos, no creo que haya mucho que discutir le susurra a su amigo con una cordial sonrisa