Partida Rol por web

Otro día se vislumbra tras la noche donde el barco de los no-muertos se llevo a Thorbeg con él. Volvéis a reuniros en la casa de la Volva, es allí donde decidiréis vuestro siguiente paso, aunque Bjondir no este precisamente de buen humor, otros peligros acechan al pueblo, saber de donde viene la plaga que afecta a los artesanos y mineros del pueblo, quien envenena y roba los víveres y que se puede hacer para que las tribus oriundas de la región no se ceben con el ya debilitado asentamiento...

-Bienvenidos todos -dijo la volva-, a partir de ahora tenemos que pensar cómo afrontar los otros problemas de la aldea. Creeréis que el agujero negro que vi en mi premonición podía referirse a Thorbeg o quizás hay algún otro o secreto dentro de esta propia aldea?

- Espero que el tema de la traición ya sea saldada y la amenaza venga del exterior - replica el bardo - no soportaría otro secreto más, prefiero ver de dónde viene el peligro para afrontarlo de cara.

- Si en este pueblo había algún agujero negro lo sigue estando -dice casi entre dientes Bjondir, no parece estar con muchas ganas de conversar y mucho menos de discutir- Thorbeg no ha sido ni será nunca un traidor -dice mirando al cantor- y tampoco ningún agujero negro. Si viste tal cosa aún debe preocuparnos. Cuando decidáis lo que sea que vamos a hacer venidme a buscar a la taberna, ya estoy aburrido de tanta charla... -dijo levantandose casi al instante de llegar a la casucha. El recuerdo del finado jefe del clan venía a su mente a cada momento, memorando tanto malos como buenos instantes de su vida juntos, aunque casi todos buenos. Thorbeg fue siempre un gran hombre y defensor de los suyos, también lo defendió a él en más de una ocasión. Bien se merecía un vaso de cerveza a su honor, y la verdad es que le apetecía como nunca.

Bjondir, estamos aqui para decidir que hacer. Valoramos tu opinion, no te vayas, por favor. Dejemos el tema thorbeg, yo me inclino por investigar los envenenamientos.

La mercenaria escuchó con atención las palabras que allí se decían y miró con comprensión a Bjondir. La pérdida de Thorbeg era demasiado reciente como para apartarla tan rápido de la mente y era lógico que el guerrero quisiera honrarle de la mejor manera posible, y esa no era otra que recordar su memoria delante de una buena jarra de cerveza. Pero aún así le necesitaban para tomar una decisión.

- Bjondir, quédate. Si quieres, te acompaño a beber en recuerdo de Thorbeg, pero antes debemos decidir nuestro siguiente paso. Estoy de acuerdo con la völva... la comida escasea y es urgente que descubramos quién o qué está envenenando la poca que queda.

Cuando ya con una mano estaba abriendo la piel que ejercía de puerta de la chabola Bjondir resopló y se detuvo:

- Esta bien, me quedo -dijo algo enfurruñado- Pero que sepas que te tomo la palabra -dijo a la mercenaria con una sonrisa entre entrañable y demasiado triste.

Sin nada más que decir se sentó a escuchar que tenían que decir aquellos que, aun habiendo estado tan poco tiempo junto a él, ya sentía como sus compañeros.

Me gustaria realizar de nuevo la adivinacion, para ver si se repite la imagen del agujero negro. Adelantais si quereis y ahora os alcanzo. Este ritual necesita de cierta privacidad.

El bardo asintió y se retiró discretamente. Parece que aquello no había acabado, aunque esperaba que no hubiera nada sobrenatural involucrado. El tema de los envenenamientos era serio y estaba seguro que había otra traición de por medio. Sintió sed y deseó tener una jarra de hidromiel para apurar y inspiración para tocar, pero andaba escaso de ambos.
- ¡Qué aciego estos momentos en que los dioses no son claros y el malvado conspira oculto tras una mascarada de mentiras y traiciones!.
Alzó las manos con un gesto histriónico y sacudió la cabeza.

Bjondir se levantó al tiempo que lo hacía el bardo. Estaba ensimismado en sus pensamientos y poco se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Si la volva quería que la dejaran sola no sería él quien le dijera lo contrario. Este era un momento tan bueno como cualquier otro para desayunar y se dirigió a la taberna al salir de la casa.

El trio salen afuera de la cabaña, Thyra acompaña a Bjondir sin decir nada, solo consolándole con su presencia en otros momentos quizás ese cuerpo le hubiese hecho correr la sangre caliente, pero el dolor y la furia de la perdida de Thorbeg estaba muy cerca en la memoria de Bjondir. Audun no es tan silencioso, pero si igual de sincero que su compañera, aunque lo diga a grandes voces siente la pena de Bjondir y le acompaña. Pronto Herdis queda sola, le toca hacer de nuevo el ritual y desear que sea Thorbeg, por mucho que le duela a Bjondir la mancha en el Thing.  

Pero no antes de que oigáis todos la alarma de incendio, un incendio en medio del invierno...

- ¡Por Odin, el omnisciente, que es eso! - el scalda escuchó con antención - ¡Un incendio!,¿puede ser?
Raudo y veloz Audun escuchó y corrió hacia el lugar proveniente. Corrió y corrió, como si la vida le fuera en ello. ¿Qué clase de argucia era esa? Los enemigos son traicioneros y viles, no cabía la menor duda.

Era normal que la volva quisiera hablar con sus dioses en la intimidad, así que la mercenaria salió en silencio de la choza de la joven y acompañó a Bjondir a beber algo tal como le había prometido. Caminaban sumidos en pensamientos más o menos oscuros cuando la alarma recorrió todo el poblado. ¿Más desgracias? Parece que los dioses no le quieren dar un respiro a esta aldea.

- ¿Fuego en pleno invierno? Seguro que una mano oscura anda detrás de todo esto. -Fue lo único que dijo mientras empezaba a correr siguiendo los pasos del scalda.

Justo cuando se preparaba pata iniciar el ritual un fuerte olor a quemado la sobresalto. Al salir diviso el resplandor del fuego.

-A que esperais? Vamos a ayudar!!

Bjondir pareció despertar con el crepitar de las llamas y la necesidad de ayuda de su pueblo huerfano de padre. Estos momentos los anhelaba el guerrero, pues no tenía nada que pensar, solo actuar. Y eso sin duda se le daba bien:

- ¿Los dioses no se aburren de mandarnos desgracias? -dijo mirando a la Herdis que ya salía de la tienda.

Pese a su determinación a la hora de ayudar poco sabía de como parar aquel incendio. Lo primero sería llegar a las llamas ¿Y luego que?

Abandonando los huesos con los que iba a descubrir el futuro, sale apresuradamente de la casa y acompaña a los demás, que ya se encaminan hacia el pueblo. Donde hay un pequeño tumulto, un montón de gente se reúne al lado de un pequeño edificio que recordáis para vuestra desgracia como uno de los almacenes de comida. Un chico con la armadura ligera y bien armado esta tirado en el suelo completamente dormido, alguien le pega una patada para que se despierte, lo que hace que esté se retuerza de dolor empezando a despertarse, varios hombres intentan impedir que se propague, pero sera muy complicado que con la fuerza que ha cogido el fuego pueda ser apagado...

Audun con celeridad sale a apoyar a los hombres que tratan de evitar que el fuego se propague. La rabia contenida sonrojaba sus mejillas. Con toda la rapidez que su agilidad le permitía trataba de no sentirse abatido. Hizo un alto para tomar aliento mientras clavaba su mirada al cielo.
- ¡Que los dioses maldigan a los deshonrosos traidores que atentan contra este noble pueblo! - gritó presa de la furia.

- Maldita sea... está visto que las desgracias nunca vienen solas.

Lanzando imprecaciones por la boca, la mercenaria echó a correr hacia los cubos que ya el resto de aldeanos iban portando intentando apagar el fuego, pero éste parecía que cada vez avanzaba con más virulencia y ya había casi devorado el almacén de la comida y parecía querer propagarse mucho más allá.

- Rápido, ir pasando cubos, hay que apagar este fuego ya o esta noche acabaremos durmiendo al aire libre.

Ante las ordenes de Thyr le comenta un chico que esta a su lado contemplando el incendio:- El pozo esta helado, tendríamos que romper el hielo y luego quitar la capa para poder llegar al agua.- Otro de ellos más juicioso se ha marchado y trae los cubos, puede que tarden en quitar la capa de hielo, pero sino se hace nada el edificio arderá por completo y todo lo que hay en él. Al menos la nieve del tejado ha remojado un poco y por eso no ha terminado de arder, pero pronto ni siquiera la nieve impedirá que el fuego siga su curso.

- Retiremos de alrededor todo lo que pueda arder y dejemos la zona limpia para que el fuego no se propague - gritó el scalda poniéndose manos a la obra. - despejemos todo lo que arda de alrededor.