Partida Rol por web

Torn ignora el comentario de la mujer pelirroja y se centra en el jovencito. Cambian una mirada y el anciano alza una ceja.

- Es tan buena dirección como cualquier otra para buscar... el inicio de un camino. Después de todo, es donde el propio sol inicia el suyo -dice, y mira durante un largo momento a Jack-. Aunque tal vez comparta un trecho del viaje con vosotros, ya que me habéis dado tan amablemente la bienvenida...

Y al decir eso, lanza una mirada de soslayo a la guerrera, mientras sonríe con picardía.

Estaba muy cansada de dar contra un muro cada vez que trataba de razonar con Morrigan. Era como una pared infranqueable sobre la que rebotaban las palabras. Ella decía que Jonas habría podido intentar cambiar su opinión pero no era cierto. Hasta el momento, lo único que había podido cambiar la opinión de Morrigan había sido una aparición, todo lo demás había sido descartado bajo su inflexible mirada.

- Le necesitamos - repitió con rigidez.

¿Por qué? Elrik siempre le había hablado del orgullo como un defecto en el carácter de las personas pero ella nunca lo había entendido hasta ese instante. El maldito orgullo de Morrigan y de Jonas arrasaría con todo y la culpa les llegaría cuando fuera demasiado tarde. Se sentía tremendamente perdida cuando el sentido del deber, aquel que siempre le habían inculcado a ella, no apelaba al sentido común de sus compañeros. ¿No entendían, tal y como le había dicho a Jonas, que aquello era más grande que ellos? Algo los había reunido, algo los había guiado...

Un momento. Guiado. Su entrecejo fruncido por la tensión se acentuó cuando sus ojos buscaron al anciano. ¿Había dicho algo de encontrar un camino?

- ¿Qué queréis decir con que debéis ayudar a alguien a encontrar su camino?

Torn escucha la voz de Jannet, y se vuelve hacia ella con una expresión enigmática. Asiente y se mesa la enredada barba.

- Yo mismo no lo he sabido hasta esta noche -dice-, pero mi presencia aquí no es casual. Como os dije ayer, tengo ciertas habilidades y conocimientos... inusuales. Y ahora sé sin la menor duda para qué estoy aquí.

Observa el cielo él mismo y su gesto se vuelve preocupado. Ahora está muy seguro de que casi no queda tiempo...

- Hay alguien que debe... llevar a cabo una tarea -explica-. Y creo que ya lo sabe. Pero no sabe cómo llegar hasta el lugar que le está destinado. Todo apunta a que ese es mi papel, ayudar a que pueda llegar hasta allí antes de que sea demasiado tarde.

Suspira y se encoge de hombros.

- Y es una tarea muy importante. Hay mucho en juego, así que tendré que ponerme en camino cuanto antes...

Apartó la mirada del anciano para dirigirla hacia el cielo que evidenciaba como el tiempo, tan precioso e infinito, perdía su calidad etérea para convertirse en algo tangible y asfixiante que se cernía entorno a ellos. Tiempo que no podían perder en discusiones y, como le habían dicho, en desconfianzas. Algo los había reunido con un objetivo muy definido pero un camino desdibujado.

- ¿Quizás ha tenido un sueño de lo más revelador? - aventuró sin apartar la mirada de las grietas amenazadoras.

Aquellas palabras de Jannet resuenan. Sin duda, la chica ha captado algo curioso en lo que el anciano ha dicho, y Torn tiene la sensación de que ha experimentado algo parecido.

- Podríamos llamarlo así -dice-. No es la primera vez que me ocurre, pero sí ha sido la más intensa. Y por mi experiencia, cuando sucede algo así, conviene estar atento y hacer caso.

Clava en la chica sus ojos y alza una espesa y gris ceja.

- ¿Tal vez... a ti también te ha ocurrido recientemente?

Le devuelvo la mirada al anciano pero no digo nada, simplemente le observo cruzada de brazos. Sigo atendiendo, no me creo que la Emperatriz también lo haya mandado para ayudarnos, podría ser que fuera un demonio del Velo, ellos quizás conozcan las visiones que he tenido y ahora nos intentan engañar.

Me agacho hasta la altura de Vahala y le susurro. -Podría ser un enemigo, ponle a prueba.- Ella mejor que nadie conocerá la forma de discernir entre un enviado de la Emperatriz o un enviado de más allá del Velo.

Me incorporo de nuevo y miro de arriba abajo al anciano, pero no digo nada más, me quedo en silencio esperando a que Vahala lleve la conversación y averigüe algo más sobre él.

Si no hubiera estado tan preocupada por lo de Jonas, incluso habría sonreído con tristeza ante los tejemanejes de aquel destino con sarcástico sentido del humor. Su madre de hecho habría dicho con jovialidad que llegaba tarde a aquella reunión. Pero allí estaba ella, demasiado joven para relativizar toda aquella situación y demasiado presionada por todo lo que la envolvía, incluso las palabras de Morrigan que parecía creer que ella tenía un sexto sentido que la apartaría del mal.

Aguantó su crispación, a sabiendas de que si repetía una vez más que de momento no tenía poder ni conocimiento que la pudieran ayudar, sólo ganaría uno de los desprecios de la pelirroja tratando a sus acompañantes de inútil. En su lugar, trató de pensar algo que pudiera serle útil.

- Algo así - musitó en respuesta a la pregunta del anciano a la par que pensaba en algo. Pero la verdad era que si supiera aquello lo habría aplicado antes con cualquiera de sus acompañantes y a la vista estaba que había desconfiado de ellos hasta que la habían empujado a no hacerlo -. ¿Puedes contarme más de tu...visión?

-Bueno, podemos descubrir de qué van esos sueños mientras caminamos.

Con todo recogido y asegurándose que el fuego está apagado completamente, emprende el camino hacia el este. Parece que tiene muy claro que ese es el camino que deben seguir.

-No sé vosotros, pero hay poco tiempo. ¿No creéis?

Torn mira con fijeza a Jannet durante un largo momento cuando le hace esa petición. Parece estar considerando hasta qué punto debe hablar y, por supuesto, tampoco debe olvidar que si bien es el grupo de jóvenes el que se ha mostrado más desconfiado hasta ahora, él mismo no sabe casi nada de ellos. Pero la confianza debe empezar por uno mismo, así que el viejo se encoge de hombros y asiente, mientras se echa su pequeño petate a la espalda.

- Algo... o mejor dicho alguien, me ha dado un mensaje -comienza a explicar-. Me ha confirmado que algo ha ido mal con la Emperatriz, y que esa era la fuente de mis malos presentimientos. Después de eso, me ha indicado que debo ayudar a cierta... heredera, que tiene la tarea de restaurar el Sello.

Al decir aquello, baja la voz mientras mira un momento a Jannet y hace una pausa. Luego se encoge de hombros.

- Mi tarea es guiar a esa heredera a donde debe ir -dice-. Y sólo yo puedo hacerlo porque... bueno, dejémoslo en que no soy únicamente un anciano vagabundo. En esta vieja cabeza hay mucho más de lo que imaginaba ayer por la tarde.

Se da un par de golpecitos con el pulgar en la frente al decir eso y sonríe.

- Bien, he confiado en vosotros al revelaros esto, ¿verdad? ¿Y si ahora me cuentas tú algo sobre tu... visión, como tan acertadamente la has llamado, jovencita? Aunque tu amiga pelirroja no se fíe mucho de mí, sería un pago justo por mi sinceridad. Y quizá sea de ayuda compartir un poco de información...

-Sí, deberíamos seguir.- Secundo las palabras del joven pelirrojo, empiezo a cansarme de no poder hablar claramente, miro hacia el anciano y escucho lo que dice, el mensaje que le han dado parece algo incompleto. -¿Contándonos ese cuento? Pues sí, nos das dos opciones, o te tomamos por loco o te creemos pero luego qué… ¿Piensas que te daremos comida para tu largo viaje?- Algo más tiene que saber si no por qué ha aparecido justo ahora. - Pongamos que te creo…-Levanto levemente una ceja. -¿Dónde se supone que tienes que llevar a la heredera?-

Bajo la mirada para observar a Vahala. ¿Se fía de él? El anciano ha dejado claro que sabe algo sobre la Emperatriz, pero el lugar al que la quiere llevar, algo no encaja.

-¿Quién te dio ese mensaje?- Pregunto, esta vez con un tono mucho más serio, mientras descruzo mis brazos y dejo caer mi mano sobre el pomo de mi espada.

La sonrisa de Torn se atenúa un poco ante las palabras de la guerrera pelirroja, y sobre todo ante el gesto amenazador de acercar la mano a la espada. El anciano niega con la cabeza y suspira.

- ¿De verdad crees, joven, que si no he revelado esos detalles es por capricho? -su voz suena cansina-. Compruebo que no te fías de mí, así que supongo que no te sorprenderá que yo tampoco me fíe de vosotros por completo. De ahí mi prudencia. Mi misión ha resultado ser lo suficientemente importante como para no arriesgarla dándole todos los pormenores de la misma a los primeros viajeros que me he encontrado.

Mira a Jannet y vuelve a sonreír.

- Sin embargo, creo que esta chiquilla sí ha captado que hemos compartido una experiencia similar, y por eso tal vez sea mejor que colaboremos. Entiendo que queráis conocer los detalles de mi... visión, pero sería un estupendo gesto de buena voluntad que también vosotros compartiéseis algo, ¿no creéis?

Señala la espada de Morrigan, sin volver la cabeza.

- No pelearé contigo, guerrera -dijo-. No porque te tema, o no tenga mis... medios para hacerlo. Simplemente, me parece una pérdida de tiempo y algo que no ayudaría en nada. Si insistes en mostrarte tan inclinada al conflicto, tendremos que separar nuestros caminos de una u otra manera. Y quizá sea eso lo que haga que todo acabe por derrumbarse... Tú decides.

Y tras decir eso, camina en silencio, esperando que cada uno de los demás miembros de ese variopinto grupo saque sus propias conclusiones sobre las palabras del anciano.

Doy un paso hacia delante. -¡Detente!- Digo alzando la voz con seriedad. -No confío en ti, es cierto, no suelo confiar en nadie que no sea de los míos.- Lo observo detenidamente antes de continuar. -¿Por qué iba a confiar en ti? ¿Por compartir una visión que quizás ya hayamos escuchado?-

-¿Por rehusar del conflicto y negarte a cumplirla abandonado este mundo? ¿Tan cobarde eres que a la primera prueba le das la espalda?- Aparto la mano de la espada, no la necesito, esta mejor en su vaina. -Si crees que debes guiar a la heredera, deberías poner todo de tu parte en encontrarla y no rechazarla así como así.-

Aprieto los puños con fuerza y frunzo el ceño, bajo la voz pero hablo lo suficientemente alto para que me escuche. -Yo soy la heredera, tengo que restaurar ese sello y no sé cómo hacerlo.-

Me quedo plantada, delante de Vahala y Jack, esperando la reacción del anciano, sigo sin fiarme de él, pero si está en lo cierto, mejor probar suerte, total el mundo caerá pronto y lamentablemente, no tenemos mucho más que un anciano con delirios de grandeza.

Todo su ser se resistía en emprender ese camino que la alejaría más de Jonas, fragmentando de forma definitiva aquel conflictivo grupo. Y, sin embargo, la conversación había cobrado un cariz entre peligroso y confuso que impedía que se centrara en sus otros motivos de ansiedad, viendo como las palabras se esgrimían como armas en lugar de puentes para la comunicación. Y, una vez más, la desconfianza gana aquella mano.

El problema era que Morrigan pedía pruebas pero ella había comprobado el día anterior que la confianza no consistía en aquellas demostraciones sino en verdaderos saltos de fe que uno esperaba ver recompensados a su debido tiempo. Se podía ir por el mundo sin confiar en los que te rodeaban, por supuesto pero, ¿qué sacaría de aquello? El fin, tal y como lo conocían. Si creían que en aquella aventura no cometerían riesgos y equivocaciones se equivocaban. Al fin y al cabo, Vahala tenía las mismas razones para confiar en Morrigan, Jack y Jonas de las que tenía para confiar en el anciano.

- Morrigan... - además, ¿a quién quería engañar? La heredera de la Emperatriz no sería una aguerrida guerrera que se plantaba delante de dos chicos con pinta de mendigos. Suspiró. A la pelirroja no le iba a gustar lo que haría. Con un par de pasos salió de su cobijo, poniendo una mano en el brazo de la guerrera -. No podemos empezar esto con mentiras igual que no podemos seguir sin correr riesgos - sus ojos miraron de forma insistente a la mujer antes de dirigirse a los del anciano -. Mi visión hablaba de confianza. Me decía que estaba perdida si no confiaba en aquellos que querían ayudarme. Y tenía razón. No puedo hacer esto sola - aguantó la respiración un momento, consciente de lo que estaba haciendo, consciente de que aquel podía ser el último error que cometiera. Pero también consciente de que no hacerlo podía equivaler también a la misma equivocación. En ese punto ya no había más opción que jugársela -. Soy Vahala, hija de Sorea, la Emperatriz Eterna, asesinada hace dos días. Y si está en tu mano ayudarnos a salvar este mundo te ruego en nombre de todas las personas de nuestro país que lo hagas.

Casi se ríe cuando Morrigan se quiere hacer pasar por la heredera. Nadie en su sano juicio se creería eso y es que la guerrera tiene más bien poco de princesa o noble. Sus maneras son toscas y está demasiado acostumbrada a dormir en el campo. Una princesa nunca llevaría pieles para abrigarse. Quizá una princesa bárbara, pero no alguien que ha vivido entre algodones.

-Ya está bien de tanto drama. Se nos va a ir el día con tanta confrontación. Es por cosas como esas por las que Jonas se ha ido. No eres la única que puede decidir lo que hacer y tampoco eres la única que decide en quién debemos confiar y en quién no.

Es entonces cuando Vahala hace la segunda cosa más valiente que ha hecho en su vida. O la tercera. Vuelve a revelar su identidad... y a plena luz del día.

-Bueno, ahora que ya está todo aclarado y que casi sabemos quién es quién... podemos seguir discutiendo el plan de acción mientras caminamos y nos alejamos de la ciudad. ¿No teníais enemigos en ella? Pues hala...

Comienza a caminar.

Torn escucha las palabras de la guerrera pelirroja sin siquiera volverse para mirarla. Después de todo, es ella la que ha empezado amenazando, así que no tiene mucho sentido que ahore le llame cobarde. Pero cuando afirma ser la heredera de la Emperatriz, el anciano efectivamente se detiene. Eso sí que no lo ha esperado.

Se vuelve y la mira con una expresión extraña, entre sorprendida e incrédula. Pero entonces Jannet... o mejor dicho, Vahala, decide contarle la verdad a Torn. El anciano estudia a ambas con la mirada un momento y por fin vuelve a sonreír. Asiente a las palabras de Jack y vuelve a hablar, pero su tono se hace menos severo cuando se dirige a Morrigan.

- Bueno... tengo que admitir que eso ha estado bien -dice-. Dudo que te hubiese creído... Morrigan. Pero veo que si has inventado eso de que tú eras la heredera, ha sido con la intención proteger a esta joven de un posible peligro o enemigo. En esta ocasión no has acertado... pero eso no le quita mérito a tus intenciones. Acepta mis disculpas, espero que podamos empezar de nuevo con mejor pie.

Y después se dirige a Vahala con una leve reverencia.

- Joven Vahala, esto explica muchas cosas -dice con respeto-. Te agradezco tu confianza, y haré lo que esté en mi mano a fin de que no tengas motivos para arrepentirte de habérmela dado. Para empezar, volveré a presentarme. Mi auténtico nombre es Valtorn, y fui en un tiempo Gran Hechicero de Aknosh, la Primera Ciudad. Si deseas restaurar el Sello y proteger este mundo, es allí donde debes dirigirte para iniciar tu camino. Si me lo permites, te guiaré hasta ese lugar perdido, a ti y a todo aquél que consideres que debe acompañarte.

Hace un amplio gesto con los brazos en señal de respeto y luego señala a Jack con una sonrisa.

- Y creo que el joven pelirrojo tiene razón. Ahora que cada uno sabe cuál es su papel, deberíamos alejarnos de aquí cuanto antes...

Me giro hacia Vahala con el ceño fruncido, pero me quedo callada. Si es lo que quiere… Me hago a un lado para dejar que hable ella, luego es Jack, el que tiene que hablar. -Poco habéis hecho hasta ahora por decidir algo.- Murmuro, cuando el anciano se dirige a mí.

-¿Acaso no tengo pinta de princesa?- Digo con ironía. Aunque asiento aceptando sus disculpas, mi rostro se relaja un poco y me centro en atender lo que dice el hombre.

¿Un hechicero?

No sé bien que pensar al escuchar eso, tampoco sabría que pensar, cuando era pequeña mi abuela decía que podía hablar con los espíritus, nunca supe si sus palabras eran ciertas o no, pero está claro que yo he hablado con un espíritu, el de la Emperatriz.

-Eso había dicho yo…- Espero a que Vahala empiece a caminar, y ando a su lado, sin perderla de vista. -¿Y de qué es capaz alguien como… usted?- Pregunto a Valtorn una vez iniciado nuestro viaje.

Suponía que si el anciano hubiera sido el enemigo en aquel mismo momento tropas del inframundo estarían saltando sobre sus cabezas, o algo menos melodramático a decir verdad, pero nada sucedió. Sintió como si algo encajara en su interior pero no dijo nada mientras el hombre se presentaba de nuevo, sintiendo cierta esperanza al sentir como, una vez más, todo parecía formar parte de una extraña profecía.

- Entonces debéis tener miles de años - comentó con la voz teñida de respeto al mirar al anciano con expresión anonadada -. Sabíamos que Aknosh era el lugar por donde debíamos empezar pero no teníamos pistas sobre como llegar más que un libro antiguo - aclaró con el ceño fruncido antes de echar andar, mientras las ampollas que se habían formado el día anterior en sus pies volvían a reclamar su atención hacia el dolor.

Mientras caminan, Valtorn se encoge de hombros ante la pregunta de Morrigan. No es fácil de responder, sobre todo teniendo en cuenta que sus recuerdos siguen bastante nublados.

- Bueno -dice-, no es que la magia valga para todo ni resuelva todos los problemas. Si fuese así, Aknosh seguiría siendo una joya sobre la tierra... Pero sí puede servir para bastantes cosas, por ejemplo para encontrar el camino si lo has perdido. Y también para defenderte en caso de necesidad.

Luego asiente a Vahala.

- Eso parece, aunque no aparente esa edad -dice con una risa entre dientes-. ¿Un libro antiguo? Sería interesante verlo, ¿lo lleváis encima, por casualidad?

El viaje comienza. El camino que se abre ante ellos es inhóspito y desconocido. Parece que el grupo ha conseguido tomar una decisión aunque no guste a todos. Jonas y las posibilidades de encontrarlo se quedan atrás con cada paso, pero si se ha ido en mitad de la noche ya no hay forma de encontrar su rastro en el poco tiempo que les queda.

-Jonas también tenía otro libro. Grande y enigmático. Pero se lo ha llevado con él - dice Jack - . El de ella tiene cosas raras también. Como puntos en los márgenes. 

Hago un leve movimiento con el rostro. -Creo que lo entiendo.- Luego continúo caminando en silencio hasta que voz de Jack me saca de mi ensimismamiento. De reojo, miro hacia el joven, el libro de Vahala se suponía que tenía parte de la respuesta pero yo no podía leerlo, de hecho no podía leer ningún libro. Leer no era algo necesario para sobrevivir en mi pueblo.

Aun así, es posible que el anciano mago pueda descifrar lo que nosotros no pudimos ver. -Sí, quizás el señor Valtorn pueda ver algo más… es hechicero.- Digo esperando que mi idea de que fuera alguien muy estudioso fuera la apropiada para la descripción que había dado de si mismo.

Miro hacia la niña, no quiero decir mucho, todas mis palabras se las han tomado a mal y no es que quiera herirlos, es que no sé decir las cosas de otra forma, lo digo como me va viniendo.

En silencio, sigo el camino, esperando que ella se dé por eludida y tome la decisión que crea conveniente, al fin y al cabo, ya estamos en sus manos desde el principio y es ella la que tiene que restaurar el sello y salvar este mundo de la perdición.