Partida Rol por web

- Parecéis preocupados viajeros, ¿Necesitáis algo de fortuna? Quizás la lectura de vuestras manos por la gran Shae pueda ayudaros a comprender vuestro destino a corto plazo, o tranquilizaros al menos, ¿Queréis probar? No os costará más que la voluntad.

- Os veo indecisos, os haré una demostración si queréis.

- Vamos acerca tu mano y déjame mirar lo que te depara el futuro cercano. ¿Cómo se llama señorita? Lo digo mientras acerco mi mano derecha a la mano izquierda de Vahala.

Se había quedado en silencio tras las palabras del anciano, meditabunda por lo que decía, por lo que parecía saber y lo que misteriosamente desconocía. Todo era un embrollo en su cabeza pero en su caso, no podía reprocharle al anciano el no ser un sabio en posesión de la verdad absoluta. Sólo le cabía desear que fueran por le buen camino.

Aunque quizás había algo más. Quizás la posición de blasón no era casual. Abrió la boca para expresar su idea cuando una desconocida en el camino hizo que automáticamente adoptara un aire cabizbajo y servil. Ella era una adolescente y en el peor de los casos, una criada, y no estaba en su lugar hablar con aquella mujer así que se limitó a hacer una pequeña inclinación de cabeza en su dirección, sin saber si el grupo optaría por pasar de largo o detenerse. Por su parte, estaba un poco cansada de encuentros y sobresaltos que acababan en discusión así que si nadie hacía ademán de parar, ella seguiría adelante.

Pero su intención se fue al traste cuando la mujer se acercó a su posición, logrando que la mirara con cierta alarma en la mirada.

- Me temo que no puedo aceptar - musitó por lo bajo, dando un paso al lado, quedando cerca de su pelirroja compañera, como si deseara ocultarse tras ella -. No poseo nada de valor, ni tampoco mis compañeros, me parece que sería un engaño hacerle pensar que con una demostración mis compañeros se mostrarían más dispuestos a darle una ayuda.

- Bueno, creo que eso no es cierto del todo jovencita, de hecho creo que todos tenemos algo de valor dentro, sólo hace falta tener el coraje de sacarlo, somos como un diamante en bruto. Me acerco un paso y me pongo a unos cincuenta centímetros de su cara. 

- Sí... puedo verlo en tus preciosos ojos señorita, algo se acerca a ti desde las sombras, pero... Este grupo puede ayudarte a escapar y encontrar tu camino. Si me permitís vuestra mano... Ahora ya es solamente porque tengo curiosidad, no es por monedas. Me veo a mi misma en vuestros ojos, una yo futura sin duda y eso es extraño... ya que yo huyo de eso... Señalo al cielo mientras sonrío. Un instante después pongo los ojos en blanco y alargo la mano extendiéndola para que ponga la suya encima.

Atiendo con el ceño fruncido a las palabras de la mujer y luego miro hacia abaja, hacia la joven Vahala y en como se acerca a mí buscando quizás algo de protección. Pienso en ahuyentar a la mujer que dice ser capaz de leer el futuro pero siempre que he hablado se ha molestado, así que pienso un poco mis palabras mientras clavo mi mirada en la extraña.

-Creo que le está diciendo que se vaya, amablemente.- Digo cuando extiende la mano la cual miro con resquemor, luego de reojo vuelvo a mirar a la joven con la esperanza de esta vez haber podido ayudarla. Sino… ¿Por qué se iba a acercar a mí? Sabe que no soy muy diplomática.

-Así que puede seguir con su camino, no necesitamos saber nuestro futuro.- Ya es demasiado negro.

Me cruzo de brazos, respiro profundamente y saco pecho para parecer más alta mientras espero a que la mujer desaparezca, ya hemos tenido suficientes distracciones y ni siquiera sabemos cuánto tiempo puede llevarnos llegar a esa ciudad. ¿Unas horas? ¿Días?

El hecho de que la desconocida dijera cosas de ese tipo sólo logró que la mirara con los ojos todavía más abiertos, sin saber lo que la extraña chica esperaba de ella. Todo era demasiado forzado, repentino y hasta cierto punto, asfixiante, pues la chica estaba ignorando las convenciones sociales y su espacio personal.

Sin darse cuenta, alargó la mano hacia el brazo de Morrigan, clavándole los dedos con tensión mientras seguía hablando con una extraña clarividencia. Le parecía demasiado forzado pero, ¿y si el destino volvía a jugar de las suyas? ¿Y si su rechazo ocasionaba el desastre? Todo el rato igual. Su confianza podía llevarlos a la muerte pero la falta de ella también. Cerró un momento los ojos con aprensión, emocionalmente agotada.

- Dices cosas muy extrañas - acabó por decir cuando abrió los ojos, todavía sin ofrecerle la mano.

- Lo siento, en mi pueblo no solemos andarnos por las ramas y ser directos con asuntos tan... Importantes. Pero si insisten podemos recurrir a los formalismos habituales para no sentirnos incómodos.

- Soy Shae, una humilde Daimana que intenta ayudar a las personas y que no puede evitar sentir curiosidad de las visiones que los dioses le proporcionan. Llegados a este momento hago una larga pausa tomando aire y continúo.

- Hace unos días tuve una visión sobre dos mujeres, una de ellas, una pelirroja grande y fuerte, una guerrera formidable sin duda, se encontraban debajo de un cielo fracturado cerca de la entrada de la ciudad eterna. Levo desde hace días esperando. Vuelvo a coger aire. Saco la cantimplora y bebo un largo trago de agua.

- Ya había perdido las esperanzas de encontrar pistas sobre el acertijo, después de días pensaba que había perdido el rastro y estaba abandonando la ciudad para huir de eso, hago un gesto con la mano y luego alargo el dedo índice señalando al cielo, cuando por fortuna os he visto.

- La sorpresa ha sido mayúscula pero no podía deciros eso de primeras ¿No creen?  Guardo la cantimplora de nuevo.

- Para colmen de disparates, cuando me he acercado he visto en los ojos de la joven una visión de mi misma en un futuro, algo que podría pasar o no dependiendo de las decisiones que tomemos. Extraño sin duda, ya que si estoy con vosotros podría suceder la visión pero si no lo estoy, es imposible que suceda.

- El destino es caprichoso y a veces nos pone acertijos muy complicados, si no se siguen las pistas... Bueno, digamos simplemente que pueden pasar cosas que no querríamos que pasaran.

¿Persuasión?

Emmm, ni me molesto en tirar.

Jack ni mira a la mujer extraña, con el aire de indiferencia tan típico de él. Aunque parece que le moleste el tener que pararse para hablar con ella y que estén teniendo esa extraña conversación. ¿Es que no vas a avanzar nunca? Tienen, más bien, poco tiempo y que continúen encontrándose gente extraña o que se comiencen a pelear no es algo que vaya a ayudarles.

-¿Seguimos caminando?

Tanto en la mente de Morrigan como en la de Valtorn hay cosas en su historia que parecen bastante sospechosas. Toda esa palabrería no parece ser demasiado real y parece, simplemente, inventada a conveniencia de esa mujer, demasiado exótica para pertenecer a esas tierras.

Aunque no se puede saber cuánto es verdad y cuánto mentira, sin duda... ahí hay cosas que huelen raro.

Vahala nota una sensación extraña al escuchar las palabras de Shae. Parecen tan reales que cree que podría confiar en ellas. Hay tanto de verdad en lo que dice... ¿Y si es verdad que puede ver el futuro? Siente que puede creer en todas las palabras y predicciones que ha hecho. En las visiones que ha explicado.

Esbozo una sonrisa sardónica y doy un paso al frente, interponiéndome entre Vahala y la mujer. -Nadie quiere saber tu nombre, ni tus mentiras. Has dicho suficiente para que no me crea nada de lo que dices.- Tenso los músculos de mis brazos y la miro fijamente a los ojos, aunque ha dicho algo que no me ha pasado desapercibido, al igual que nosotros, ella puede ver las grietas que recorren el cielo. Es posible que sea eso lo que contiene mi mano. Con el paso del tiempo, cada vez más habitantes de este mundo pueden ver la advertencia de que este mundo caerá en la oscuridad, seguramente sea eso un presagio de que pronto los demonios de más allá del Velo irrumpirán en este mundo.

-Lárgate y ves a venderle tus estúpidas predicciones a otros.- De reojo miro hacia el joven pelirrojo y asiento. -Sí, Jack.- Mis ojos se clavan de nuevo en Shae, la humilde, y acompaño mis tensas facciones con una inhalación profunda. Luego intento alcanzar a Vahala para acercarla a mí. -No te separes de mí.- Le susurro, antes de empezar a caminar.

-Vamos, ya hemos perdido demasiado tiempo para gastarlo ahora con adivinadoras de semejante calibre.-

Tenemos un destino y solo perdemos el tiempo con conversaciones en lugar de ir a la ciudad esa a restaurar el dichoso sello. Ya tendrán tiempo para hablar los que quieran hacerlo.

Morrigan da la bienvenida Shae con su delicadeza acostumbrada, lo que hace que Valtorn se sonría bajo la poblada barba. Pero esta vez, está de acuerdo con la guerrera pelirroja. Esa recién llegada no le inspira la más mínima confianza, y menos cuando su historia tiene tantos puntos flacos.

Recogiendo su petate, echa a andar y se aproxima a Vahala para colocarse al lado opuesto de Morrigan y así servir ambos de escolta improvisada. No dice una palabra, pues está bastante claro que la guerrera ya lo ha dicho todo.

Todas las veces que había afrontado aquella dura prueba había suspendido al primer intento. Siempre desconfiaba, siempre sospechaba y, al final, siempre le daban razones para demostrarle que se equivocaba. ¿Y si esa vez era igual? Ya había desconfiado de la desconocida pero ahora le explicaba verdades a medias que sólo podían tener un significado.

El destino los había unido. ¡Tenía que ser eso! ¡Era imposible que esa mujer se hubiera dedicado a seguirlos! ¡Era imposible que hubiera escuchado a hurtadillas! ¡Era imposible que viera en sus ojos algo tan complejo! O quizás se estaba volviendo muy crédula. Lo cierto era que su aspecto no inspiraba confianza y Valtorn y Morrigan parecían estar de acuerdo.

Pero su temor a equivocarse y a condenar el mundo era tan grande que a la hora de la verdad, se sintió incapaz de marcharse sin más. Además, estaba el hecho de que la pasión con la que hablaba la hacía parecer en exceso convincente para alguien como Vahala, quien no había visto a demasiadas personas en su vida.

- Creo...que debo darle al menos la oportunidad de decir lo que ve - acabó por decir como si no se lo creyera ni ella misma.

Aún así no abandonó su posición sino que alargó la mano por el lateral de Morrigan y se la acercó a la mujer para que la tomara entre las suyas.

Doy dos pasos para atrás del muro que fabrica con su enorme cuerpo la guerrera.

- Yo no soy una guerrera, mis manos y mis ojos no se hicieron para luchar.

- De todas formas creo que no me ha entendido bien mujer pelirroja, sólo con decirme que me fuera me iría, pero no depende de ti, ni del anciano de buen corazón y experiencia demostrada. Tu sólo has sido una pista que he seguido en el camino que me lleva mi visión. Al igual que las puertas de la ciudad me trajeron hasta ti, tu sólo me indicaste dónde estaba ella, señalo con el dedo índice a la joven de ojos azulados. Solamente ella tiene el poder de decirme que me vaya, ahora o en cualquier momento.

- Siento la... Oigo a la joven que dice:

 ...debo darle al menos la oportunidad de decir lo que ve... 

- Yo no controlo las visiones jovencita, simplemente llegan, son parte de mi vida desde antes de tener recuerdos, muchas no las entiendo y otras dan demasiado miedo para seguirlas.

- Lo que he podido ver es que tenía que venir aquí a conocerte y en tus ojos me he visto a mi misma muriendo... Suspiro, siendo absorbida por la oscuridad.

- Si de verdad quieres que vea tu mano yo te intentaré guiar en mi visión, sin embargo hay una advertencia que hacer antes de eso. Suspiro y cojo aire.

- Las visiones sólo por el hecho de conocerlas pueden cambiar y un destino hermoso puede convertirse sin quererlo en uno funesto, o a la inversa, una muerte puede convertirse en vida.

- Ahora ya tienes toda la información, puedes hablarlo con tus compañeros y yo esperaré allí, en aquella roca de fuera del camino, si de verdad quieres que lo intente, lo haré sin ningún reparo, sin embargo conocer el posible futuro no siempre es bueno.

- Lo que si me gustaría, no seré ninguna molestia, os lo garantizo, es ir con vosotros un tiempo, como un viajero más, no molestaré e iré a unos metros atrás o adelante ya que no os fiáis y hacéis bien. Así podré entender por qué razón estoy aquí e irme si no me necesitáis.

Me voy hacia la piedra que he señalado.

Cuando escucho la respuesta que da Vahala de darle una oportunidad, me quedo callada. ¿En serio? Estoy a punto de seguir los pasos de Jonas, pero me considero una mujer de palabra así que solo expreso mi enfado con una mirada de furia hacia la joven.

La mujer sigue parloteando como si pensara que me importase algo lo que dice, no me creo nada y si la pequeña sacerdotisa quiere creer a esta bastarda que haga lo que quiera. Debería impedirlo, al fin y al cabo el destino del mundo tal y como lo conocemos está en sus manos, no puede jugar así con tantas vidas.

-Si le das una oportunidad a todo el mundo al final darás con los que te quieren muerta.- Le digo lo que pienso claramente y con un tono que dista mucho de ser cortés. -Haz lo que quieras, pero no solo tu vida es la que está en juego… si fuera tu madre te habría enseñado a tratar con la gente porque ya veo que no das ni una… a mí me mientes durante gran parte de nuestro camino y con ella te vas sin miedo ante su charlatanería a la primera de cambio.-

Luego aparto la mirada de Vahala haciendo un gesto de desprecio y miro hacia el anciano mago. -Señor Valtorn, dígaselo usted… a mí no me va a hacer caso, nunca me lo ha hecho y no conozco muchas formas de conseguir lo que quiero.-