Partida Rol por web

El presentimiento no se va de la mente de Torn, pero al menos ahora sabe un poco más que cuando llegó. Sin embargo, es lo suficiente para darse cuenta de que algo muy extraño está pasando, y de que no se trata de nada bueno. Pero no podrá hacer mucho más esa noche, y además está bastante cansado después de todo aquél día caminando. Como parece que el pequeño grupo de viajeros ha aceptado su presencia, aunque algunos de más mala gana que otros, decide estirarse lo mejor que puede y dormir. Ya decidirá con la luz del día cuál será el mejor paso a dar a partir de ese momento.

- Bien, jovencitos -dice, guardando la pipa-. Supongo que no me aceptaréis para hacer un turno de guardia, pero me ofrezco gustosamente. En cualquier caso, que descanséis lo mejor que podáis...

Y se arrebuja en sus ropas para pasar la noche.

En medio de la noche algo despierta a Torn. La noche es silenciosa y tranquila, pero quizá es demasiado silenciosa. Y puede ver el motivo al abrir los ojos y mirar alrededor. Las llamas de la pequeña hoguera están como congeladas en el tiempo. Nada se mueve salvo él y otra cosa.

Una figura de calor y llamas se ha detenido junto a él. El poder que emana de ese ser solo podría considerarse como un poder divino. Y Torn sabe lo que es. Bueno, en realidad lo sabe la parte dormida de Torn que es la que ha despertado en ese instante.

-Veo que te has decidido a emprender el camino. Ya era hora. 

Torn mira alrededor, comprobando que el mundo que habita está congelado en una burbuja de estasis total. Sólo él y ese ser que tiene delante son conscientes de lo que ocurre. Él mismo está algo confuso, ya que una parte de sí mismo que no recuerda bien parece haberse abierto paso hasta el umbral de su mente consciente. Pero no le queda la menor duda de que la naturaleza de ese ser es muy superior a lo que había imaginado.

—Hm... —murmura mientras esboza una media sonrisa—. Empiezo a atisbar que aquí están ocurriendo más cosas de las que pensaba. Tú... mis presentimientos...

Asiente, mientras se esfuerza por dejar salir por completo lo que aún permanece adormilado en su interior. Pero es más difícil de lo que pensaba y hace que la cabeza le dé vueltas.

—El camino... —repite—. Hablas como esa mujer del bosque... ¿Quién eres? ¿Qué está ocurriendo?

-Veo que aun no has despertado del todo. Bueno, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuviste consciente. La Señora del Bosque ha conseguido su objetivo y te ha indicado el inicio del camino. 

El ser de llama y fuego y señala hacia el cielo.

-La Emperatriz ha muerto y el Sello se ha roto. Ha muerto antes de poder pasar el poder del fuego a su heredera. Un futuro aciago le espera a esté mundo si el poder del Sello no se restaura. Valtorn, Primer Hechicero de Aknosh, debes ayudar a restaurar el Sello y evitar que el mal no se extienda.

Al pronunciar ese nombre, Torn recupera parte de sus memorias. Aknosh, la Primera Ciudad. Un lugar de erudición y estudio que llegó a albergar el conocimiento de todo el mundo conocido, desde las artes arcanas de la magia hasta el conocimiento del mundo natural. Si cierra los ojos, Torn aun puede recordar el olor del pergamino y la tinta, el tacto de las piedras y el silencio de la Gran Biblioteca. Incluso puede entrever en sus recuerdos el magnífico techo de la Gran Biblioteca decorado con las estrellas del firmamento.

Pero hay algo más algo que no puede recordar. ¿Qué fue antes de ser Valtorn? ¿De dónde provenía?

Al escuchar esas palabras, la mente de Torn se ve inundada de recuerdos. Demasiados para poder controlarlos. Se siente mareado, y trata desesperadamente de abrirse paso entre ellos para no perder la consciencia. Lo logra, pero aún así una enorme fatiga mental cae sobre él.

Y no sólo eso...

—La... La Emperatriz... ¿muerta?

Eso no es posible. ¿Cómo ha podido ocurrir algo así?

—¿Quién... quién lo ha hecho? ¿Y qué... puedo hacer yo? ¡Ni siquiera sé quién es su heredera!

Torn ya no sonríe. Si lo que ese ser le está comunicando es verdad, su mal presentimiento no hacía justicia ni por asomo a la gravedad de la situación en la que se encuentran.

El ser de fuego y llama no hace ninguna expresión. Se mantiene frente a Torn, poderoso y altivo como el solo.

-No debes preocuparte por la heredera. Ella ya ha iniciado el viaje, pero está perdida. Solo tú puedes guiarla. Tú conoces el camino hacia la ciudad perdida de Aknosh y el secreto que guarda el camino hacia el Templo de las Mil Lunas. No podéis demoraros más de 5 días. El Sello debe restaurarse para entonces o el mundo volverá a ser caos. 

Con sus palabras da a entender que la heredera de la Emperatriz está buscando el camino hacia el Templo Perdido para restaurar el Sello que mantendrá el mundo en equilibrio. Y el camino a recorrer está en la ciudad perdida de Aknosh.

-Los enemigos de la Emperatriz y de los Dioses de la Luz han conseguido corromper el corazón de algunos de los habitantes de este lado del Velo y así han conseguido romper el equilibrio en el que estábamos. Debemos ser cuidadosos, Valtorn. Hay enemigos que nos observan y no tienen forma de demonios. 

Torn se queda en silencio ante esa revelación. Sin poder evitarlo, mira a su alrededor, preguntándose a quién puede referirse el ser de fuego. Todo se ha vuelto de pronto mucho más peligroso.

- Bueno -suspira-. La verdad es que esperaba que el presentimiento no fuese por algo... tan malo. Pero supongo que en este punto no quedan muchas opciones. Si el camino es Aknosh... guiaré a esa heredera a Aknosh. ¿Dónde podré encontrarla?

El ser se mantiene en silencio durante unos segundos, pero decide que puede ayudar un poco más.

-La Ciudad Perdida de Aknosh cambia su ubicación cada cierto tiempo. Solo hay una forma de encontrar el camino y es seguir el antiguo Camino Real, oculto en las brumas de la noche y el tiempo. Su inicio de encuentra allí donde el Sol inicia su camino. Solo aquellos que han estado en la Ciudad Perdida pueden volver a encontrarla. Tú no deberías tener ningún problema Primer Hechicero.

La mirada del ser se desvía hacia el cielo para luego volver a Torn.

-El tiempo concedido ha acabado, pero estaré observando. Guía bien a aquellos que deben encontrar respuestas. Quizá tu encuentres las tuyas.

Torn se queda mirando al ser, cada vez más abrumado ante la tarea que tiene delante. Llegar a Aknosh ya será bastante complicado, pero si además debe guiar allí a alguien que ni siquiera conoce, la tarea se antoja casi imposible...

- ¡Espera! -dice-. Ni siquiera sé quiénes son esos que deben encontrar respuestas, ni quién es la heredera de la Emperatriz. ¡Yo sólo no podré cumplir esta misión en tan poco tiempo!

No sabe si ese ser podrá decirle algo más, pero si sólo tienen cinco días para evitar que todo esté perdido, las esperanzas de Torn son ciertamente escasas...

-La respuesta a esa pregunta está al alcance de tu mano. Ella también se encuentra al pie del camino.

El ser se aleja y a medida que lo hace, el mundo se vuelve negro y el mundo vuelve a caer en el sueño eterno de la noche. Nada vuelve a incomodar ni despertar a Torn en su sueño reparador. La noche avanza inexorablemente hacia un nuevo día del que no se sabe nada, salvo que la cuenta atrás a comenzado.

El mundo está en sus manos. 

La oscura noche queda atrás para dehar paso a un nuevo día. La hogera hace tiempo que se ha consumido pero ahora es el sol el que los calienta. Aquellos que pensasen que que la cosa se arreglaría pueden ver que las rasgaduras en el cielo son cada vez mayores y que lo que se ve tras ellas es solo un cielo negro.

Pero lo más importante es la falta de una de las personas del grupo. Jonas no está por ningun lado y tampoco sus cosas. Se ha marchado sin decir nada. 

Vahala tiene la extraña sensación de que alguien le ha hablado mientras dormía. La voz de Jonas aun reververa en el oído de Vahala. Suave y cálida. Casi le parece un sueño.

-Lo siento mucho Princesa. Siento dejarte sola. Cuídate.

Aun puede notar la suavidad de un caricia en su mejilla. Pero la realidad presente es que no está y el sueño se ha desvanecido. 

Se despertó como presa de una pesadilla mirando en derredor con ademán frenético. Sintió como el conocimiento de su preocupación se escapaba de entre sus dedos para perderse en su subconsciente, diluido ante algo que cargaba el ambiente con más tensión y que descubrió al dirigir la vista al cielo con aire temeroso. Las grietas, antes casi imperceptibles, ahora resultaban difíciles de ignorar. Dejó escapar un jadeo a la par que se levantaba, con la mirada anclada en las cicatrices que surcaban lo que antes era un cielo limpio y azul.

- No... - murmuró con un dejo de horror en la voz antes de mirar a sus compañeros para cerciorarse de que lo habían visto. Y entonces reparó en la ausencia de Jonas y su pesadilla, que ahora cobraba tintes de realidad, se adueñaba de sus pensamientos -. ¿Y Jonas? - preguntó casi de forma retórica. Pero ella lo sabía. Él había lanzado un ultimátum que ella había ignorado y ahora su ausencia y la de sus cosas parecían un clavo en su ataúd -. ¿Quién hacía guardia cuando se ha marchado? - preguntó con urgencia -. Tenemos que ir tras él.

Torn acaba de abrir los ojos cuando la chica llamada Jannet se percata de la ausencia de Jonas. El anciano se levanta, con más rapidez de la que cabría esperar en un hombre de edad tan avanzada, y mira en derredor.

- Así que se trataba de eso... -murmura-. Parece que el tiempo para actuar se está acabando.

El chico llamado Jonas ha desaparecido, no cabe duda. Pero Torn busca con la mirada al resto de miembros del grupo, para ver si falta alguno más o están los otros tres.

Me desperezo y abro los ojos, puedo sentir los rayos del sol en mi rostro, es agradable hasta que me acuerdo que no estoy sola y que el cielo se está resquebrajando sobre nuestras cabezas. Lo miro con tristeza, cada vez parecen más grandes, seguramente no faltará mucho para que todo esto acabe y aun no hemos conseguido nada.

Me incorporo lentamente, hasta que la pregunta de Vahala hace que la mire a ella y luego lentamente vaya deslizando mi mirada por los alrededores. Alzo los hombros, me da igual donde se haya ido. -Se habrá cansado y se habrá ido a su casa.- Digo con indiferencia, estaría mejor ahí.

-No, es libre de ir donde quiera. Si se ha querido ir es su decisión.-

Doy unos pasos en la dirección de la joven y me pongo a su lado. -Tenemos que seguir, antes de que vengan. Tú lo sabes, Jannet.-

Jack lleva un rato despierto y ya está comiendo. La verdad, es que nunca ha comido tanto como en esos dos días. Su cabello rojo está más enmarañado de lo normal.

-Buenos días a todos. Parece que el día amanece interesante, ¿eh?

Se pone en pie y se estira. Tira a un lado el corazón de la manzana que se estaba comiendo. 

-Si Jonas se ha ido, que se vaya. No podemos perder más tiempo. Pero no descarto que yo sea el próximo si Morrigan se continúa metiendo con todos y cada uno de nosotros. Aunque eso no te importe lo más mínimo. Y ahora, pongámonos en marcha.

Mira a Jannet.

-¿Dónde estaba tu padre, "Jannet"?

Luego mira al anciano.

-¿Y a dónde te dirigirás tú, anciano?

Sólo un momento desvió la vista hacia al anciano mientras escuchaba con incredulidad las palabras de sus compañeros que decidían dejar a Jonas atrás sin importar para nada todo lo demás.

- Le necesitamos - el tono férreo con que mostró su determinación le sorprendió incluso a ella misma -. Todos estamos juntos en esto. Él no debería haberse marchado pero Jack tiene razón, Morrigan. Tenemos que ir tras él - fuera autoridad forzada por la necesidad o el ciego capricho de una niña lo que estaba claro era que Vahala no estaba muy dispuesta a dar su brazo a torcer.

Mientras los demás hablan, Torn está observando lo que les rodea, como si buscase cosas que sólo el puede ver. Su semblante ya no es el de un anciano trotamundos jovial, algo ha ocurrido esa noche. Ahora parece concentrado y preocupado. Cuando el joven pelirrojo se dirige a él, tarda un momento en contestar.

- Iré al este -dice-. Hasta esta noche no lo sabía con certeza, pero ahora lo veo con claridad. Mis presentimientos me señalaban un camino y ya estoy en él. Ahora debo ayudar a alguien a encontrar el suyo...

La tarea que tiene por delante es ardua y difícil, pero no hay más remedio que acometerla. Es probablemente lo más importante que va a hacer en su larga vida.

Alzo una ceja y me quedo mirando al mocoso pelirrojo, luego resoplo. -Si solo por eso se ha rendido no valía, seguramente nos lo van a poner un poco más difícil y solo dije lo que pensaba, podría haber intentado cambiar mi opinión pero ha decidido huir. No le necesitamos.- Finalizo tajantemente.

Cuelgo el pesado escudo a mi espalda, no vamos a volver a ir al sur, tenemos que encontrar la ciudad esa que mencionaba el libro ese y no tenemos ni idea de cómo encontrarla. 

Me vuelvo hacia el enigmático anciano. -Buena suerte.- Por suerte, lográbamos deshacernos de él y ahora podríamos seguir con nuestra infructuosa búsqueda.

-¿Nos vamos ya?- Pregunto impaciente a la joven, quizá siguiera dándole vueltas a la marcha de Jonas pero no podíamos hacer nada, había sido su decisión.

Ignora el comentario de la pelirroja. Aunque al principio congenió un poco con ella, la verdad es que ya no le presta atención porque cada vez es menos intransigente con sus opiniones y sus decisiones. Solo quiere hacer lo que ella quiera. Aunque el tampoco cree que deban perder el tiempo buscando a Jonas.

-¿Qué se le ha perdido en el este, anciano?