Partida Rol por web

El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Varisia: Punta Arena: Posada del Dragón Oxidado.

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16/08/2017, 02:30
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Sandru recoge la daga que le tiende su sobrino y la deja al lado del tarro de cristal que contiene la cabeza del Monstruo del Río Empapado. Es una buena arma, pero el chico es más de tradición varisia y Sandru puede entender que prefiera seguir confiando en las armas que porta.

Los comentarios de sus sobrino arrancan una sonrisa del veterano mercader. Los gases habían sido un peligro más del pantano, y Giorgio había contribuido a ellos. La verdad es que le extrañaba no ver en la posada a la tal Petunia, sobre todo cuando Giorgino decía estar tan unido a ella.

Parece que en la otra banda de la posada la conversación entre madre e hijo se ha agriado un tanto. Finalmente Kelsier cuyo rostro anuncia tormenta, sale de la posada. Entender las acciones de la mujer elfa está más allá de la comprensión humana, y Sandru preferiría volver al pantano a pasar la noche al raso antes que tratar con la fría elfa.

El varisio se levanta de la silla, y se acerca a una ventana desde la que llama la atención del semielfo. Le hace un gesto apaciguador, y se señala la boca además del interior de la posada. Había cosas importantes de las que hablar, y el semielfo tenía seguramente algo que aportar. Fue la mala suerte lo que le apartó de volver al pantano, y sus conocimientos se hubieran demostrado útiles sin duda. Sandru le daba vueltas incluso a la idea de ofrecerle trabajo. Es posible que los Dalmuvian decidieran tomarse unas vacaciones con la parte del tesoro que les correspondía, y debía pensar en su negocio.

Se retiró de la ventana dejando que el chico pensara si volver o no por sí mismo. Después devolvió su atención a Kromdal y a la interpelada Ameiko. Iba siendo hora de que la mujer les dedicara su opinión de cómo proceder con el tema de abrir el pesado cofre que habían acarreado desde el pantano.

- Bueno Ameiko, has oído la historia y ya sabes dónde acabaron los barcos que trajeron a tu familia a estas tierras. Aquí se esconde algo que lleva muchas lunas oculto de las miradas de los vivos. Tú dirás si prefieres intimidad o quieres que se abra inmediatamente en presencia de toda Punta Arena. -

Había mucha gente en la posada, y seguramente llegaría más a contemplar la cabeza del monstruo y escuchar la historia de la expedición al pantano. Que lo abriéramos a puerta cerrada o no dependía de la hermosa mujer tien.

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16/08/2017, 04:42
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Bebo un poco de cerveza, que me hace sentir mejor de inmediato. No hay nada como un poco de alcohol para recuperar las energías y eliminar algunas molestias. Escucho por mientras como narran lo sucedido y, cuando Bevelek corrige a Sandru diciendo que en el naufragio habían tres esqueletos en vez de dos, asiento con mi cabeza, indicando que la corrección es correcta pues al varisio se le estaba olvidando uno de los no-muertos.

Miro a Ameiko y le hablo, aportando también algo que quizás ella pueda ver como interesante:

 - "Este es el wakizashi de mi abuelo. Es un arma muy bella, aunque hay que repararla un poco."

Saco el arma desde mi cinto y lo muestro a la mujer, para que pueda ver la fina obra de artesanía que es y que ahora hemos recuperado. Miro la parte de la tsuka que está dañada, intentando ver qué es lo que se puede haber para repararlo, pues no tengo el dinero para pagarle a alguien que lo haga. Quizás yo mismo pueda aprender...

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16/08/2017, 05:48
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Giorgino se volvió hacia Kromdal con una sonrisa confiada.

-¡Ja! ¡No tan rápido Kromdal! Deja que la abuela y la señorita Ameiko hablen, después aceptaré esa cerveza de buen grado.

Miró a su abuela y a la señorita Ameiko, estaban visiblemente emocionadas por el regreso del grupo hasta el punto que no sabían que decir.

Espero que mi madre tampoco sepa que decir cuando llegue a casa o al menos que se alegre. Cuando vea que hemos vuelto victoriosos y más ricos todavía seguro que ve con mejores ojos que me una a la caravana del tito.

Finalmente su primo Bevelek no contó la historia que Giorgino quería, pero sí aportó más datos a los encuentros que habían tenido. Giorgino señaló el tarro con la cabeza del monstruo sin darle mucha importancia a la mirada de su primo.

-Menos mal que lo escuchamos. ¡Mirad qué dientes tiene! Mis primos son unos grandes aventureros, no paran de demostrarlo. ¿No habéis pensado en dejar los viajes de las caravanas y dedicaros a esto? Se os da bien. ¿A que sí, tío Sandru?

Bueno, en realidad tras dos aventuras seguidas al muchacho le apetecía algo más tranquilo, como un viaje en caravana, era lo que siempre había querido, pero cualquier cosa sería mejor que quedarse en el pueblo cultivando la tierra como su madre pretendía.

Giogino pululaba de aquí para allá con curiosidad por todo lo que pasaba y se acercó mientras Serveris le mostraba la espada que había rescatado de su antepasado. Al muchacho le seguían pareciendo unas armas muy extrañas, pero había que admitir que Serveris se había defendido estupendamente con ella. Ya le había echado un vistazo en el pantano, necesitaba algunas reparaciones, eso estaba claro, pero en aquellos momentos y bajo la luz de la posada le pareció ver algo. Acercó su cara a la empuñadura de una manera que parecía grosera pues no dejaría ver la katana a Ameiko mientras Serveris se la estaba enseñando, abrió mucho los ojos y señaló la empuñadura rota.

- ¡MIRAD! ¡La empuñadura tiene un mecanismo que oculta un compartimento secreto! ¿Lo veis ahí? ¡Si no fuera porque está un poco rota sería imperceptible!

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16/08/2017, 17:38
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Sandru suspira mientras vuelve a su silla. Pero mientras avanza se percata de que algo pasa. Ciertas actitudes, miradas, gestos y murmullos hablan de algo que está presente en el ambiente, aunque sin ser revelado. Algo se abre paso en su conciencia y mira de manera inconsciente a Giorgio, que ahora está de espaldas examinando la espada de Serveris.

Con otro suspiro se dirige a la barra y paga una jarra de cerveza a Bethana Corvin, a la que le agradece el servicio con un cobre de propina. Ahora con una jarra en cada mano, deshace sus pasos aunque pasa por la mesa de Kromdal, delante de el cual deja la jarra recién servida.

Mira al bárbaro y se lleva un dedo a los labios mientras señala a Giorgino. La apuesta estaba saldada. Luego palmea su hombro levemente y continúa hacia su asiento. No obstante la aseveración de su sobrino le hace acercarse curiosos a observar la susodicha empuñadura. Sandru bizquea mientras trata e ver a qué se refiere Giorgino. O quizás sea otra de sus interminables bromas...

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16/08/2017, 17:53
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Nada más salir por la puerta el joven no supo a donde encaminarse. Miró a todas direcciones, pero ninguna se le antojó atractiva. La ilusión de estar con su madre y sus amigos se había ido al traste en instantes. Por algún motivo desconocido para el muchacho la indiferencia de su progenitora hacia él lo enturbiaba todo. No lo comprendía.

Si Kelsier sabía hacer algo bien eso era explorar y vigilar los bosques. Lo había aprendido de ella. A lo largo de los años llegó a visitarlo en variadas ocasiones, estando con él durante algunas semanas antes de volver a desaparecer durante otros tantos meses. En esos cortos periodos de tiempo, la elfa no sólo le contaba sus peripecias y aventuras, también le explicaba su labor y lo llevaba a los bosques para darle pequeñas lecciones.

Ese fue el germen con el cual el muchacho aprendió a desarrollar sus habilidades. Ella le daba las bases y él progresaba por sí mismo. Ella le enseñó a disparar. Ella le regaló su primer arco. Y ahora...

¿Para qué plantas las semillas si cuando el brote asoma vas y lo pisas?, se preguntó desolado, viendo que cada vez que él se acercaba a ella o pedía su compañía, esta lo apartaba o se alejaba. ¿Se avergonzará de mi?

Escuchó un silbido tras de sí. Era Sandru asomado por la ventana. Realizó una serie de gestos para que no se alejara y anduviera cerca pues había asuntos que tratar. El medioelfo lo comprendió a la primera y cabizbajo asintió. Señaló a la bancada junto a la entrada, indicando a Sandru que ahí estaría. Con las ventanas abiertas podría oír, más o menos, lo que se cocía dentro. Pero por de pronto estaría fuera.

Se acercó al banco y se sentó, entrecruzando los dedos, cabizbajo, con el torso flexionado y los hombros hundidos.

No lo comprendo...

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16/08/2017, 21:37
Bevelek Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Estaba concentrado en terminar su comida cuando percibió algo extraño en el ambiente. Levantó su cabeza del plato y lanzó una mirada a la posada para tratar de localizar el foco de aquella situación. No tardó en hacerlo, encontró el problema en un grupo de hombres que sonreían sin cesar mientras miraban a su grupo, en especial a su primo pequeño, Giorgino. Bevelek no entendió el motivo, pero el gesto le molestó sin lugar a dudas y no esperó a terminar sus alimentos, para ponerse en pie y con paso decidido dirigirse a aquel grupo. Por norma general el mayor de los Dalmuvian era un tipo tranquilo y trataba de evitar los conflictos salvo que no le quedara más remedio, pero tenía un poderoso sentido de la familia y la protección de esta. Por ese mismo motivo, y quizás algo envalentonado por haber salido ileso de la peligrosa aventura a la que se había sometido, se plantó delante de el grupo de hombres y con el ceño fruncido les inquirió de forma poco amistosa.

Vosotros haraganes ¿qué es eso que tanta gracia os hace? Tened el valor de decirlo en público y ateneros a las consecuencias.

Golpeó con la palma de su mano la mesa de los tipos al ritmo que hablaba, para no dejar lugar a dudas de que estaba llamando su atención y tras eso se irguió cruzando sus amplios brazos sobre su torso. Era parte del peligroso grupo que había limpiado el pantano y vencido al terrible Monstruo del Río Empapado, seguro que eso impresionaba a esos patanes.

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16/08/2017, 23:27
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

La anciana Koya intercambia una mirada breve con Ameiko y finalmente arrastra sus pies hasta el joven Giorgino. Le agarra de una oreja y le obliga a agacharse para plantarle un beso en la mejilla.

- "Ven conmigo muchacho." - dice al joven. - "Acompáñame, tenemos que hablar..." - Dice antes dejar una moneda en la mesa de Kromdal, junto a su jarra de cerveza. Antes de alejarse arrastrando a Giorgino consigo, Koya lanza una mirada furibunda al bárbaro.

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17/08/2017, 01:59
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Lo que Giorgino apunta de la tsuka del Alcaudón Susurrante es cierto y veo también ese pequeño compartimiento que se esconde en el arma y que parece ser imperceptible a simple vista. Creo que esta arma esconde más de lo que parece.

"Esta arma tiene algo escondido. ¿Qué podría ser? O algo que ayude mucho en un momento de gran dificultad o algo tan valioso que debe ser escondido donde nadie lo encontrará."

Sin perder un segundo y pensando que debe ser algo importante si merece un escondite tan bueno y digno, manipulo el mecanismo para abrir el compartimiento y sacar lo que sea que se esconda en su interior.

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17/08/2017, 05:54
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Giorgino estaba muy emocionado con el descubrimiento que había hecho en la katana de Serveris y permanecía ajeno a lo que ocurría a su alrededor, tenía mucha curiosidad por saber si aquel compartimento oculto contenía algo.
Fue entonces cuando Koya lo apartó tirando de su oreja y a pesar del beso en la mejilla Giorgino se imaginó que iba a recibir alguna pequeña reprimenda por algo.

-Pero abuela... ¡Te aseguro que lo del monstruo fue solo una broma! ¿No podemos esperar a ver si hay algo en la katana de Serveris? Te prometo que luego hablamos. Pero no hice nada malo, lo prometo.

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17/08/2017, 08:01
Punta Arena: Bethana Corwin.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Ameiko sigue sumida en un extraño y hierático mutismo. La situación comienza a llamar mucho la atención y Sandru se pregunta si no sería mejor buscar un lugar más discreto para hablar. Tal vez la lujosa y espaciosa habitación de Ameiko en el piso de arriba podría servir. Allí tiene un despacho para hacer sus cuentas y para escribir o leer.

Serveris abre el compartimiento oculto en la tsuka de su arma y extrañe un pequeño pergamino enrrollado. Parece escrito en delicados caracteres en lenguaje Tien o Minkaiés.

Bevelek trata de reprimir a los parroquianos, pero parece inútil pues hay algo más de una docena de personas y todos disimulan cuando él se acerca demasiado.

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17/08/2017, 23:38
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Mientras observa el panorama del personal reunido en la posada, Sandru frunce el ceño apartando la atención del pergamino que Serveris extrae de la vaina del arma de su antepasado. Allí se estaban empezando a acumular cosas y sería mejor tener algo de intimidad.

Se acerca a Bethana Corvin y le hace una seña que acapara el local, tras lo cual el varisio sonríe y asiente señalando el techo. Después se encamina hacia Ameiko y le susurra algo cerca de la oreja mientras vuelve a señalar en dirección al techo.

- Bueno muchachos, se acabó la función. El Sheriff Cicuta tendrá que esperar si es que asoma la nariz por aquí. La charla sobre la expedición al pantano con los componentes de la anterior expedición sigue arriba, con el permiso de nuestra anfitriona.

Madre, la charla con Giorgio tendrá que esperar. Bethana, dime dónde puedo colocar este tarro, ¡Pesa un quintal! -

Sandru coloca el tarro con la cabeza del Monstruo del Río Empapado en un lugar prominente tras la barra, de tal manera que el que entre pueda admirarla. Después se recoge todo el botín del Pantano, se acerca al cofre y hace un gesto hacia los compañeros.

- Vamos, todos arriba, si necesitamos algo de beber ya nos lo subirán. -

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18/08/2017, 13:18
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Durante todo aquel tiempo había estado en silencio, básicamente porque no tenía nada que decir mientras unos y otros parloteaban. Se había limitado a beber agua fresca, asintiendo vagamente de vez en cuando mientras Sandru relataba las peripecias de su expedición. La aparición del pergamino no terminó de despertar su curiosidad, aunque la reacción de Bevelek ante el comportamiento de algunos de los paisanos que poblaban la posada sí le sorprendió. Su hermano era habitualmente tranquilo y nada de lo que los presentes hubieran hecho tenía el suficiente peso como para que obrara de aquel modo.

-Bevelek, come tranquilo o te atragantarás. ¿Han hecho algo que te haya ofendido o simplemente estás cansado? -su hermano, normalmente apacible y poco amigo de las broncas y de las grescas tabernarias, solo reaccionaba de aquel modo tras largas jornadas de trabajo donde su paciencia parecía debilitarse. 

Entonces, Sandru reclamó su atención pidiéndoles abandonar el lugar y subir. Asintió con la cabeza y se puso en pie para seguirlo. 

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18/08/2017, 13:25
Bevelek Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Sus intentos no habían logrado un gran éxito, los parroquianos se callaban cuando él les reprendía o se acercaba a ellos y ninguno de esos botarates se atrevía a confesar. En cierto modo le agradaba que se callaran ante su presencia, al parecer las hazañas de su grupo le habían granjeado algo de respeto en aquellos paletos. El problema es que seguía sin saber el motivo de la chanza y eso le quemaba por dentro. Pero tuvo que parar su interrogatorio al escuchar a su hermano y luego a su jefe. Lanzó una dura mirada a los hombres que estaba en la posada y se acercó a Vankor para explicarle el motivo de su rara conducta.

He pillado a ese grupito riéndose de Giorgino, desconozco el motivo, pero se estaban riendo de él. Quizás haya pasado algo que no sabemos por haber estado fuera. El caso es que estoy seguro que se reían del chico.

Habló en voz baja a su hermano, para dejar claro que era una conversación entre ellos. Vankor había demostrado tener el oído fino, quizás él hubiera percibido algo que se le había escapado a Bevelek acerca de ese tema o sabía el motivo por el que se mofaban aquellos indeseables.

¡Sí! Subimos Jefe Sandru.

Elevó la voz para responder a su jefe y echó a andar hacia el piso de arriba en compañía del otro Dalmuvian mientras continuaba explicando lo que había hecho, no sin antes pasar por su mesa para retomar la jarra que había dejado a medias.

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18/08/2017, 13:45
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Kelsier, desde el banco situado a la entrada de la posada, oía las conversaciones pronunciadas en voz alta, que era como decir que oía casi todo. Los varisios resultaban un pueblo muy alegre y dicharachero. Y muy ruidoso, con frecuencia. Cada vez que había que celebrar algo, los brindis y relatos a viva voz eran una constante. Resultaba difícil el no oírlos, en honor a la verdad.

Así oyó el conato de riña entre Bevelek y algunos parroquianos, lo cual le entristeció, sabedor de la verdad que encerraba todo aquello. También percibió las soflamas de Giorgino sobre su futuro compromiso con Petunia, que no hizo más que acrecentar esa aflicción anterior. Sumada al desencuentro con su madre su estado de ánimo no era bueno.

Oyó sobre un compartimento oculto en el mango de un arma y finalmente el llamamiento de Sandru para que el grupo de aventureros recién llegados más los compañeros que formaron en conjunto la expedición contra los goblins, subieran al piso superior de la posada donde Ameiko poseía un gabinete privado. Al parecer deseaba hablar de temas importantes no aptos para cualquier vecino presente en el salón.

Tras vacilar unos momentos el medioelfo, finalmente, se incorporó. Desde la puerta observó cómo lentamente sus amigos se disponían a subir. Lanzó una mirada hacia la mesa donde se había aposentado su madre. Allí seguía sentada. Mejor así, pudiendo pasar con celeridad, cruzando el salón y dirigiéndose hacia las escaleras ascendentes, sin tener que pasar junto a ella. Y eso hizo.

¿Y si luego le da a ella por subir? Bueno, me las apañaré para no estar a su lado. Ya solo falta que volvamos a discutir, aunque dudo que se me acerque. Total, por algún motivo que desconozco le repelo, pensó el muchacho mientras ascendía las escaleras.

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18/08/2017, 18:06
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Por los pelos pero su tío Sandru consiguió aplazar la regañina de la abuela, fuera por lo que fuera, trasladando la reunión a la parte de arriba de la posada. Aquello se ponía cada vez más interesante.

-Sí, eso abuela, ya hablamos luego, ahora... no podemos.

De camino a la parte superior se acercó a Serveris y miró el papel que había sacado. Había resultado un poco decepcionante, Giorgino hubiese preferido unas piedras preciosas o monedas de oro, pero bueno le seguía intrigando el contenido de la nota. Si la habían ocultado allí sería porque era algo importante, quizás la localización de un tesoro.

-¡Eh Serveris! ¿Que pone la nota?

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18/08/2017, 19:29
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Dentro del oculto compartimiento en la tsuka del Alcaudón Susurrante se escondía algo. Al sacarlo, noto que es una pequeña nota escrita y enrollada cuidadosamente para permanecer sin ser detectada. La abro y estiro, notada que está escrita en caracteres que se asemejan mucho a las escrituras tien de los naufragios.

Lamentablemente, no sé leer.

Entonces Sandru nos dice que nos vayamos al piso superior, a un lugar más apartado del bullicio general y de ojos con malas intenciones. Veo a los parroquianos y no sé qué podría esperarse de ellos al ver cosas valiosas traídas así. Quizás a más de uno le gane la codicia.

Asiento entonces a las palabras y subo las escaleras llevando mis cosas, incluida mi cerveza, para poder seguir conversando arriba. Giorgino se me acerca en el camino y me pregunta, a lo que respondo encogiéndome de hombros:

 - "Es una nota, pero no sé leerla. De seguro que tu tío o la Dama Ameiko pueden."

Continúo el camino en silencio, hasta que lleguemos a la zona donde podremos conversar en privado. Ahí podré decirle a todos lo que he encontrado y para que así puedan leerlo para todos los involucrados pero no para curiosos y holgazanes que solo están ahí de paso.

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18/08/2017, 23:14
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Sandru observaba animado como el personal comenzaba a desfilar escaleras arriba, más frunció el ceño mirando algo que aparentemente se les había pasado. No pensaba dejar el cofre en medio del salón común, a mano de las gentes de Punta Arena. No es que desconfiara de su honradez, pero viendo la posibilidad de que hubiera fuerzas infernales tras esas cajas no quería ponerles en peligro innecesariamente.

- Errrr... Kromdal, Vankor, ¿Os importa darle un poco de aire a este cofre escaleras arriba? -

A Sandru no le apetecía romperse la espalda con el pesado cofre, aunque viendo al fornido bárbaro dudaba que necesitara ayuda ninguna para cargarlo con una sola mano. Estaba pensando en dirigirse hacia la puerta, cuando observó que Kelsier entraba de manera silenciosa, dirigiéndose hacia la escalera. Bien, se había ahorrado el viaje de ir a buscarle. Miró por el rabillo del ojo la reacción de su madre. No sabía si se daría por aludida para subir, pero era algo que tampoco le preocupaba. La elfa haría lo que siempre hacía: Lo que le venía en gana.

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20/08/2017, 19:37
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Había pasado buena tarde del día metido en la cocina. Uno de aquellos días que la cocina exigía por propio derecho un repaso a fondo, y alguien lo había comentado en uno de los pasillos la pasada noche. Así, el anciano hombre inició el día en la cocina, no dejando palmo en esta sin repasar. Allá donde fuera, el orden y la limpieza eran dos de las puntas de lanza de su educación y su servicio como buen hombre honrado.

Así, cuando terminó e ignorando el dolor que afligía sus huesos y espalda, salió de la cocina armado con una simple escoba, con la que se dirigió a la esquina de la misma, e inició sus mecánicas tareas de limpieza, barriendo de forma ordenada y puntual. Como siempre.

Le llamó la atención de forma notoria la cantidad de personas que estaban allí aquella tarde. Asintió ligeramente, aquella sería una buena tarde, y mejor noche, si conseguía que se quedaran y bebieran alguna que otra cerveza de más. Todas las monedas eran bienvenidas en el negocio. Así, tras un par de escobazos con el cuidado y el mimo de no levantar el polvo, alzó la cabeza en dirección a los allí presentes, por si decidían o deseaban pedir alguna cosa para comer, o beber.

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20/08/2017, 22:03
Tradición Ancestral.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

El grupo de aventureros, guiados por Sandru, sube hasta el piso superior y se dirige directamente al despacho privado de Ameiko.

Notas de juego

// Salen y se encaminan al despacho: Ameiko, Bevelek, Giorgino, Kelsier, Koya, Kromdal, Sandru, Serveris, Vankor, Viejo Hattori. 

// Permanece en la planta inferior de la posada: Shalelu Andosana. 

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22/08/2017, 17:32
Shalelu Andosana.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

PUNTA ARENA.

POR LA TARDE.

Aunque en aquel momento no le miraba, aunque no prestó atención al gesto que se dibujó en su rostro al escucharla, Shalelu sabía perfectamente lo que de haberle mirado hubiera visto. Por ello no le había mirado, por ello había evitado hacerlo, y en su lugar había observado con frialdad el Wakizashi que sostenía Serveris.

Descubrió algo en él al tiempo que Kelsier se ponía en pie y se marchaba, algo que muchos más vieron. Lo que ninguno de ellos vio mientras miraban la pequeña espada fue que la elfa dudó por un momento, una vacilación apenas delatada por un leve suspiro que en su parsimonioso respirar sonó a altisonancia. Cerró los ojos perdiéndose en algún lugar de su memoria, pero allí aun no pudiendo ser molestada no encontró el consuelo que buscaba.

Para cuando abrió los ojos todos respondían ya a la llamada de Sandru. Ella hizo lo mismo pero no hasta después de que todos se hubieron marchado. Necesitaba esperar. Necesitaba ver algo que no quería ver a pesar de que había hecho todo lo posible para no tener más remedio que verlo.