Partida Rol por web

Syria tomó posición junto a Fred. Ya había dado su opinión y aquello comenzaba a tornarse un varapalo en contra de su valioso tiempo y sus intereses. Cada cual tenía su opinión y nadie daba el do de pecho para encauzar la situación. Nadie hasta que la rubia decide poner sus cojones sobre la mesa y Fred tranquiliza un poco al grupo.

- Bueno, pues vayamos a por el albergue. Allí que la rubia nos consiga los permisos que hagan falta o estimen oportunos - miro a Fred - A escusas más rebuscadas, mas sospechas...Es así. La mente humana se deja engañar con más facilidad por las razones simples. Comienza  retorcerlas, aunque sean verdad, y estaremos jodidos...- o eso había leído en algún que otro libro de psicología o alguna mierda del estilo. Tampoco es que hubiera tratado con demasiada gente en su vida. Y con el que más lo hizo, lo tenía al lado, y era un tipo más bien obtuso, ciertamente. 

Gates respiró aliviado al ver que se imponía lo que, para él, era lo más lógico y fácil. Sin embargo, no le quedó buen sabor de boca de aquello. Pero eso sería algo para reflexionar en otro momento.

-Bien, pues vamos entonces. Busquemos un techo y hagamos como si fuera normal. Si alguien pregunta, somos arqueólogos o historiadores, sin explicaciones superfluas. Si alguien quiere confirmarlo, digamos que los papeles están en "no sé qué maleta, luego se los enseño", mientras Dutch no consiga una falsificación -le hizo una tibia sonrisa cómplice a la informática-. Y si alguien pregunta demasiado, sinceramente, les recomiendo hacerse los tontos. "No entiendo su inglés" o "No entiendo su idioma"... o se los mandamos a Richard y que él los maree con datos y excusas. Lo sencillo es más efectivo, y a veces la mejor forma de no llamar la atención es no esconderse.

El grupo le parecía muy grande. Pensó si no sería lo mejor que unos pocos fueran a negociar el alojamiento mientras el resto esperaba ahí con el equipaje. Pero no quería empezar otro debate interminable, así que dejó pasar la oportunidad.

Al escuchar las quejas sobre el clima, Danica enarcó una ceja en completo silencio mientras sus ojos se posaban con seriedad sobre la rubia. Buenos iban si se asustaban por un poquito de frío o por dormir sin un colchón. Podía entender que se tomase otra opción si se consideraba mejor estratégicamente -y al fin y al cabo la estrategia no era lo suyo para nada y la idea de Gates sonaba bien-, pero no por miedo a las condiciones naturales. 

Apartó la mirada de ella cuando el otro tipo intervino y al sentir la mirada de Heikki sobre ella se encogió también de hombros. -Urbanos... -parecía querer decir con ese gesto-. 

Asintió levemente ante las indicaciones del loquero y la otra rubia, tomando nota. Aunque ciertamente ella no pensaba hablar con nadie si podía evitarlo. 

-Tsk -chasqueó la lengua finalmente. Empezaba a impacientarse y sus dedos comenzaron un tamborileo silencioso sobre su cinturón-. Pues vamos. Pongámonos en marcha hacia donde sea -dijo, señalando con la cabeza hacia la salida del puerto y disponiéndose a caminar.

Parecía que el deseo del grupo se iba dirigiendo hacia una de las opciones tras el intercambio de opiniones de unos y otros. En un grupo tan dispar como el que estaba allí reunido era lógico que los puntos de vista fueran diferentes pero si las cosas se hablaban y se podía llegar a acuerdos todo era más llevadero.

-Pues muy bien señores, los antiguos griegos que aquí habitaban seguramente estarían muy orgullosos de nosotros, no en vano los griegos fueron los padres de la democracia podrían preguntárselo a Platón o a Aristóteles si estuvieran vivos, aunque me temo que aún no se han puesto de acuerdo sobre el tema.

Richard se rió sobre su propia broma que seguramente solo él había entendido o hecho gracia. Era importante mantener el buen humor a pesar de las circunstancias.

-Gracias Señor Damon por sus elogios, haré lo que sea necesario para el grupo y estimo la confianza que pone en mí, espero no decepcionarles. - Richard se ajustó sus gafas y se volvió hacia Dutch.- Señorita Dutch, si va a falsificar algún permiso y necesita ayuda u orientación no dude en consultarme, estaré encantado de ayudarla.

Se impuso el buscar un albergue. Estaríamos más cómodos. —Ahora sólo queda la parte más importante de esa declaración. Que realmente exista un albergue.

—Busquemos por el puerto... igual hay algún cartel o letrero comentando o anunciando lugares baratos para alojarse, si somos viajeros que acabamos de llegar, lo más lógico sería que nos alojásemos en el primer sitio que encontráramos— Tobías avanzó unos metros y miró los alrededores. —Luego ya podríamos buscar algo más barato o cercano al lugar de excavación.

—Mirad, ahí mismo hay uno— señaló a un pequeño motel que se anunciaba. No debían tener muchos visitantes.

-Me parece buena idea -dijo, colgándose su cartera de viaje del hombro-.  ¿Nos adelantamos y vamos preparando el terreno? Richard, usted hablará el griego mejor que ninguno de nosotros, por si acaso debería estar en "primera línea" de pedir alojamiento.

Richard tuvo que disentir con la propuesta de Damon.

-Lamento decepcionarle Señor Damon, pero me temo que mi conocimiento de vocablos griegos es limitado y se reduce además al griego arcaico, no dudo que quizás podría interpretar alguna palabra o frase, pero estoy lejos de hablarlo con fluidez. Sin embargo supongo que en cualquier lugar donde ofrezcan alojamiento nos podamos manejar en inglés o a las malas con el traductor de nuestros teléfonos. Sea como sea y si todos están de acuerdo, no tengo problemas en negociar una buena tarifa para todos, en algunos sitios intentan abusar de los turistas con unos precios abusivos. ¿No les parece?

Miró al grupo buscando la opinión del resto, al fin y al cabo no dependía de él la decisión.

Gates no se esperaba eso. Pensaba que Collins, que a su diagnóstico quizá estuviera afectado de logorrea histórica, y dado que había sido elegido para ir a Lesbos, chapurrearía el griego moderno. El propio Gates no conocía más que algunas palabras y frases sueltas. Pero, en fin, intentarían entenderse, y con suerte el inglés haría de lengua franca como lo ha hecho siempre.

-Bien, como sea. Pero no discutamos mucho por el precio del albergue. No necesitamos ni llamar la atención ni caerle mal a nadie. Seamos normales y seamos simpáticos.

Gates miró las caras del equipo y se preguntó si eso era posible.

Syria miró aquel sitio y no le pareció precisamente un albergue, pero el resto parecía estar de acuerdo. Miró a Fred, pues si él no ponía pegas, en plan cuadraba dentro de los planes de discreción. Sin embargo, una pregunta asaltó su cabeza.

- ¿Y si nos piden documentación? - esa pregunta iba sobre todo para Fred, pues manejaba el cotarro. Quizá ellos ya se hubieran ocupado de ello. 

-Lo que dijo él- Fred señaló a Damon, que había tenido una buena idea. Si les pedían la documentación solo tendrían que decir que estaba en la maleta, que les dejaran instalarse y se la darían entonces. -Le dará tiempo a Dutch para que vaya haciéndolo todo, si es que puede hacerlo deprisa- la rubia le guiñó un ojo con cierta picardía ante su comentario, dando a entender que lo podría hacer deprisa.

Al entrar en aquel lugar vieron que era humilde, que no había nada ostentoso, como es veía desde fuera. Un hostal que seguramente nunca estuvo en una época dorada de sitios top, pero sería económico y discreto. 

Tras un pequeño mostrador había un señor, de cierta edad. Las arrugas surcaban su cara y el pelo cano indicaban que no debía tener menos de setenta años. Leía a la luz de una débil lámpara algún tipo de libro y el resto del edificio estaba en silencio absoluto. Fue Fred quién medió con el hombre para ver si podían tener una habitación, luego le mostrarían la documentación. El anciano no puso objeción y llevó a todo el grupo a dos habitaciones así:

Dutch se puso a trabajar en cuando entraron, imprimiendo en papel de buena calidad acreditaciones bastante creíbles de trabajo en la zona. Merkel las miró y le felicitó por ello.

-Voy a entregarle la documentación y a dar una vuelta por la zona, si alguien me quiere acompañar. De paso dejaremos el equipo cerca de la zona a la que iremos... He pensado que lo mejor será entrar esta misma noche. Sé que estáis cansados pero no quiero arriesgarme a pasar un día aquí y que se nos vea a la luz del día- miró a los presentes, por si había alguna objeción. -La mitad iremos ahora y la otra mitad en un rato para no llamar la atención. Si la cosa es infructuosa, siempre podremos volver todos al hostal a pasar la siguiente noche, estará pagado y nosotros registrados. ¿Entendido?

Se movilizaron hacía el hostal y Syria les siguió. A ella le daba igual cuan ostentoso podía ser o no el sitio, solo le importaba que estuviera limpio. Limpio, limpio. Ya se controlaba más en ese aspecto, Fred la había enseñado, pero eso no impedía que sintiera cierta ansiedad cuando se encontraba con situaciones así. Fred se ocupa de la diplomacia con el viejo y Syria se ve transportada poco después a una de esas habitaciones con literas. Habitaciones comuna, algo parecido a lo que habían tenido en el bunker, pero sin radiación. Sólo ya eso era de agradecer. Revisó las camas y dejó su pequeño petate en la que le pareció más limpia.

Luego su mentor habló, una vez la rubia cumplió con la documentación.

- Yo voy contigo - le asiento. Palabras escuetas pero decididas. Cuanto antes mejor, no daría tiempo a pensar. Pensar era malo cuando tu cabeza era un puto disco rayado que repetía y repetia y repetía...Recreándose en situaciones que te desangran el alma poco a poco.

- Yo también voy -manifestó Danica rápidamente al escuchar a Syria. Había echado un vistazo rápido al interior del hostal, fijándose con ojos vivaces en las ventanas, puertas, entradas y salidas. Y después de estudiar el entorno le apetecía ponerse en marcha. Si iban a dividirse en dos grupos para explorar, ciertamente ella prefería ir en el que se moviese primero. 

Se aseguró de tener el machete bien colocado en su lugar apretando las cinchas y después se dispuso a salir cuando los demás estuvieran listos.

Finalmente Fred se decidió por la opción del albergue y en caso de algún inconveniente parecía que la Señorita Dutch podría arreglar los papeleos con algo de tiempo, aquella chica era una caja de sorpresas. El sitio era limpio y agradable, no era lujoso pero dormirían bien, tampoco necesitaba mucho más. Las habitaciones pintadas y decoradas con colores azules y blancos le recordaban el mar y eran dos tonos que en aquella zona se utilizaban bastante para las casas.

No son rosas como las del búnker, eso ya es un pequeño avance.

Dejó sus cosas en una de las literas que aún no estaba ocupada y después mostró su interés por incorporarse al grupo que iba a salir a ver la zona, tenía mucha curiosidad. Levantó la mano y miró a Fred hasta que este le hizo un gesto para que hablara.

-Si no hay inconveniente me gustaría acompañarlos, a no ser que ya nos haya repartido en los dos grupos y yo pertenezca al otro señor Merkel. Por mi parte no hay ninguna queja, después de tanto viaje me apetece estirar las piernas y ver que sorpresas nos guarda esta isla.

El plan pareció funcionar. Consiguieron un techo para dormir sin muchos problemas, y si alguien preguntaba, se le darían largas. Y si insistía, se le enseñarían una acreditaciones falsas. Al principio Gates confiaba más en poder marear la perdíz si alguien preguntaba, que en unos permisos falsificados. En cualquier caso, en realidad a casi nadie le importaba nada un papel con un sello: con mirarlo sin mucho interés cualquiera lo daría por válido. En realidad, la gente, cuando pide credenciales, está deseando que las tengas, sean como sean de buenas, para quitarse un trabajo extra de encima.

Sin embargo se acercó con curiosidad cuando Dutch se puso a trabajar y se sorprendió por la habilidad de la informática.

-No quiero molestarla, solo estoy mirando -le dijo. Pasó un par de minutos observando y mucho antes de que ella acabara estuvo seguro de que iba a salir algo muy convincente. Le puso la mano en el hombro, la palmeó ligeramente y le sonrió-. Buen trabajo.

Se apartó de ella porque no quería incordiar, solo saciar la curiosidad y, quizá animarla. Sabía que mucha gente no soportaba trabajar bajo observación y le pareció que quizá Dutch era de esas. Se fue a lo suyo y escuchó a Fred. Algunos ya se estaban apuntando a la fiesta y le pareció más que lógico. El viaje en el barco no lo había dejado tan molido como a otros y además no había tiempo que perder. Aunque se preguntaba qué podía aportar él a visitar una ruinas.

-Si no les importa yo también les acompaño. A no ser que prefiera ir con los soldados y necesite un grupo pequeño -siendo tantos, cualquier cosa se convertía en una maniobra militar.

Eramos pocos y parió la abuela. Heikki tenía intención de salir, de hecho, en cuanto Fred propuso que alguien le acompañara se dispuso a coger una pequeña mochila para llevar, pero tan pronto como la cogió, demasiada gente se apuntó, desanimando al norteño que dejó la mochila donde estaba y se sentó en una de las literas de abajo observando como de pronto, la sala amenazaba con quedarse totalmente vacía. No comentó nada, se quedó con su semblante serio mirando las musarañas y relajándose. 

Fred asintió y contó. Se quedarían los militares con Heikki y Tobias. Dos grupos de cinco sería perfecto para no llamar demasiado la atención.

-En media hora partir vosotros, disimular y no habléis con nadie si podéis evitarlo... Ni mucho entre vosotros. Se supone que no habla casi nadie inglés aquí, pero no queremos jugárnosla- hizo un gesto a los cuatro que habían decidido seguirle, cogió su mochila y salió hacia la noche de nuevo.

La noche era curiosamente templada para las fechas en las que estaban. Además había una tranquilidad y una quietud que no se conocía en el resto de Europa o el mundo. Quedaban pocos sitios así, con un mínimo control strigoi, o incluso ninguno. El norte de Europa era una de esas excepciones, pues a aquellas bestias les costaba vivir en sitios donde el temporal era muy desfavorable. Si aquella isla con buen clima seguía así era porque se cultivaba parte de la comida que luego se repartía por Europa. Se recogía, se hacía crecer y se procesaba. Aquellos humanos eran muy productivos y todo el que demostraba serlo se le daba cierta manga ancha. Si servías bien al régimen, tenías unos mínimos privilegios.

Fred se movió por callejuelas hasta llegar a la parte norte del puerto. No quería que fuerais vistos en exceso, seguramente que tanto silencio no le parecía bien, no estaba hecho a ello. -La entrada a las ruinas creemos que puede estar sumergida, ha pasado mucho tiempo desde que se descubrió el hallazgo. Quizás debamos meternos en el agua y no estará precisamente cálida- advirtió al grupo. -¿Estáis todos de acuerdo con eso? Porque quien quede fuera, esperando otra entrada, puede que no vaya a encontrarla.

La sargento resopló conforme salieron por la puerta, no estaba tampoco de acuerdo con aquella decisión. Se dejó caer sobre una de las camas.

-¿En serio? ¿Se lleva a los frikis? Al menos nos ha librado un rato de la chapa del profe...

El finés se encontró de pronto con una petaca abierta delante de él, el olor del interior era fuerte. A algo casero seguramente.

-Vamos, chico del arco, dale un trago y alegrémonos un poco. Piensa que si nos pillan nos vamos a la mierda- se rió de buena gana y se puso a bailar solo, colocándose unas gafas de sol. Mientras tarareaba algo que se os antojaba muy lejano:

Su compañero rubio negó, esbozando media sonrisa. Luego hizo un gesto, dando a entender que había tomado algo y se sentó en otra de las camas.

Gates esperaba una visita de reconocimiento más que una inmersión en toda regla, y ciertamente el meterse de noche en esas aguas, que no iban a estar precisamente templadas, no era lo que más le tentaba. Pero la verdad es que, reconocimiento o no, si veían algo de interés iban a querer profundizar más por pura curiosidad, así que asumió que, ya puestos, acabaran con aquello cuanto antes.

-No traigo bañador -bromeó-, pero bueno, espero que no les importe. Estoy dispuesto a meterme en el agua si toca hacerlo.