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El reinado de los Strigoi: Capítulo I

Capítulo 3: Lobos con piel de cordero

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29/04/2018, 20:52
Director

El barco da una sacudida y todos despertaron. Fuera se oía el mar embravecido e incluso algún trueno que otro. Estaban en penumbra en la bodega del barco y sentían que el sol se había escondido. No solo había sido tapado por las nubes sino que se había escondido para dar a la tan amada noche para ellos en ese momento. Ya fuera la sacudida, o la ausencia del astro, todos salieron del letargo.

Aunque en la bodega se encontraban en penumbra, no les costó mucho ver dónde se encontraba todo. No reinaba la oscuridad más absoluta y los matices de grises eran más brillantes ahora a sus nuevo estatus sobrenatural. Las estatuas seguían en su lugar, pese a las sacudidas no se habían movido ni un milímetro de donde las dejaron. Pero faltaba alguien, entre los presentes la teniente había desaparecido, la nueva rebautizada Nissiku.

Al salir a cubierta la tormenta les zarandeó, regalándoles un azote de agua salada en plena cara. Pese a todo, aquella sensación no era tan desagradable como lo podría haber sido en vida. La sal no surtía el mismo efecto que antes cuando acababa en sus mucosas. El olor del salitre era más profundo y con más matices, olía a conchas de mar, animales marinos y un toque de especias que debía venir de no muy lejos. Unas notas que jamás antes hubieran podido percibir con sus sentidos, ahora eran un crucigrama de sensaciones.

Una tenue luz les indicó que había alguien en la cabina. Un latido de corazón les hizo adivinar que era humano. Husmear el ambiente salado les hizo confirmar que era Fred.

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29/04/2018, 20:52
Fred Merkel

Su percepción no estaba tan acentuada como la de ellos, por lo que no es hasta que los vio a la luz de la cabina que levantó la cabeza. Notaron como se aceleraba ligeramente sus latidos, su presencia le inquietaba.

-El oleaje es muy fuerte, vamos a tener que parar. Estamos por cruzar de nuevo Estambul, podría buscar un puerto pequeño para atracar al menos hasta que pare la tormenta, quizás solo por esta noche- sugirió y miro a sus compañeros de viaje.

Pisar una ciudad no sonaba tan mal, más cuando la Bestia en su interior pedía ser saciada de nuevo.

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03/05/2018, 21:47
Tobías Quinn

Habíamos pasado la primera noche... el primer día a cubierto. Si fuera humano ahora estaría mareado o inspirando el aire salado, pero no lo era. No tenía necesidad de eso. La sensaciones llegaban igual.

Fred seguía vigilando por nosotros. Bien. Era un buen guardián. Yo sólo esperaba que a pesar del sueño que habíamos tenido fuéramos nosotros y no esas criaturas ancestrales. Esos adolescentes con poder que discutían y se enfadaban. 

—Lo de una pequeña ciudad es buena idea. Quizá deberíamos buscar vehículos y seguir por tierra. El Maestro sabe lo del barco.

Lo cierto era que sería interesante probar nuestras nuevas habilidades y... bueno, necesitaríamos sangre. Sólo esperaba que pudiéramos obtenerla sin acabar con vidas inocentes. No seríamos mejores que Strigoi si hacíamos eso.

—¿Donde está la teniente? —dije mirando a los lados.  

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05/05/2018, 14:46
Heikki Mäkelä

Nunca había pasado tanto tiempo en un barco y no se sentía ni mareado ni con mal cuerpo. Lo que tampoco comprendía era que las estatuas no se hubieran movido. Pero había algo que atormentaba más la mente del finlandés, eran los extraños sueños que había tenido.

Subió a la cubierta en busca de compañía y respuesta a las preguntas que lo atormentaban, pero solo encontró más preguntas. ¿Dónde estaba la Teniente?

No he visto a la Teniente mientras subía. Comento. ¿Habéis tenido algún tipo de sueño extraño?

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05/05/2018, 18:02
Syria Keogh

Syria, o Ravana, se despierta con profundo aturdimiento. Las razones no era el olaje, que zarandeaba el barco como una peonza, sino aquel sueño extraño. Miro al resto, por si alguien hacía comentario alguno al respecto, pero solo hubo silencio y la marcada ausencia de la teniente. No obstante, opto por pensar que quizá ya despertó y subió para cubierta.

Con tal pensamiento, se aventura con el resto hacia la superficie, siendo recibidos por una bofetada de agua salada en la cara y en las ropas. Miro alrededor, tratando de confirma mi hipótesis acerca de la teniente, sin éxito. La luz en cabina delata allí una presencia, así se interna en ella.

La presencia de Fred sigue antojandose familiar. Aunque algo dentro de ella ya no fuera ella, el residuo remanente de algunos sentimientos habían quedado en su interior.

Si la tormenta no cesa, tendremos que tomar otra opción - asintió a Tobias, o al cuerpo de Tobias, en respuesta a la preocupación mostrada por Fred. Luego se aborda el tema de la teniente desaparecida - Si, no estaba en la bodega y por aquí tampoco... - pero tiene que mirar al pelirrojo por el tema que saca. Parecía que no era la única... - Si....

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05/05/2018, 21:58
Richard Collins

Collins se levantó del suelo con rapidez, palpándose el cuerpo y mirándose las manos. Se colocó las gafas de nuevo con apreciación y una ligera sonrisa en sus labios. Subió a cubierta sin pensárselo dos veces, y quedó salpicado de agua. Soltó un gruñido de fastidio mientras secaba las gotas de su chaqueta, aunque se detuvo a mitad del proceso para saborear y olfatear todos matices.

Creo que si nos detenemos en la propia Estambul tendremos más facilidades para alimentarnos – Comentó al encontrarse con la conversación entre Tobias y Fred, pero pronto pasaron a hablar de la Teniente. Frunciendo el ceño, respondió a mala gana – Su nombre ahora es Nissiku, no creo que debáis referiros a ella por otro nombre sin el consentimiento de mi… de Danica.  – Con esto último pareció confundirse él mismo, pero dejó el tema para pasar a hablar de otras cosas más apremiantes.

Estambul… Lygos, Bizancio, Augusta Antonina, Nueva Roma, Constantinopla… Muchos nombres para una misma ciudad, pero su historia lo merece… - Y con esto comenzó un largo discurso sobre la historia de la ciudad, que os fue fácil ignorar porque lo soltó mientras os daba la espalda, mirando hacia el horizonte.

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05/05/2018, 21:59
Richard Collins
Sólo para el director

Cuando despertó no perdió tiempo en manosearse el pecho, y si siguiese vivo hubiese suspirado de alivió al no encontrar dos turgentes senos. Volvía a ser el mismo, sin duda, y ponerse sus gafas lo reafirmaba en ello. Lamentablemente, mirando alrededor, se encontró con la bodega del barco y no en una maravillosa ciudad pre-mesopotámica. Pero habia sacado algo más que un breve viaje turístico al pasado; ahora conocía como controlar a los strigoi. No sabía hasta qué punto podría destruirlos con ese control, pero ya contaba con un arma contra ellos.

Cuando se descubrió a sí mismo apunto de llamar “hermano” a Danica tuvo que pararse a recapacitar. Sabía que parte de esa mujer que había sido durante el sueño vivía ahora con él pero no esperaba que los recuerdos de aquella vida se fundieran en el presente, ni quería ver a Danica como a ese tal Malkav.  Soltó el discurso sobre Estambul para ganar un poco de soledad mientras despejaba su mente de estas preocupaciones… Y no había nada que lo hiciese sentir más como él mismo que hablar y hablar sin que nadie le escuche.

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06/05/2018, 11:54
Damon Gates

—Nunca se rechaza un paseo por la vieja Estambul.

El viaje había sido rapidísimo o han descansado mucho tiempo. Habían atravesado las corrientes de los Dardanelos y se habían sumergido en el mar de Mármara, ese paso intermedio que lleva al mar Negro a través del Bósforo. Y allí ante ellos y a su alrededor, había un cosmos de luces lejanas. Antiguos faros, casas, pueblos y ciudades de Turquía que abarrotaban las orillas del Mármara. Pero, sobre todo, al norte.

En esa dirección Damon no necesitaba ver ninguna luz. Lo que veía allí era el pulso latiente de los quince millones de habitantes de la gran Estambul. Podría cerrar todos sus ojos y no necesitaría ver los mil faros de la ciudad para saber dirigirse hacia ella.

Una vez allí podrían cambiar de barco y conseguir otro más fiable, más sólido, donde los hermanos yacientes estuvieran más protegidos. O tomar todo un tren para viajar hasta donde quisieran. El mundo estaba a sus pies.

—Nissiku duerme.

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06/05/2018, 22:42
Dutch Velders

Dutch se encogió de hombros ante la propuesta, de hecho apenas había escuchado la palabra «Estambul» cuando lo hizo. Estaba demasiado inquieta, aterrada incluso, algo raro en ella. Ni el brusco despertar, la ausencia de la teniente o el frío de la cubierta le habrían sacado otra reacción. Estaba muy sumida en sus temores como para hacer caso a cosas tan insignificantes.

Hasta ese momento todo lo que había sentido desde su despertar en la cueva podría haberse tachado de monstruoso, pero pensándolo fríamente tenía una lógica incluso humana. Al fin y al cabo había subido en la cadena alimenticia y era normal que sus instintos la empujaran a sentir poco aprecio por las vidas de quienes ahora serían su comida. Y no es que los humanos trataran mejor a su comida. Pero lo de ese sueño había sido aterrador...

Si el ser que se le había metido dentro era ese Tzimisce, la informática nunca había encontrado alguien que representara mejor las definiciones demoníaco y aterrador.

No era el aspecto físico lo que la inquietaba, sino el recuerdo de lo que pensaba. Si habían visto al primer strigoi, ese ser había apoyado su creación no por una necesidad sino por simple curiosidad importándole poco o nada que el ganado, como él lo llamaba, sufriera las consecuencias de una plaga inexorable. Sólo le importaba él, él y sus absurdos deseos de profundizar en eso que llamaba Metamorfosis. ¿Serían esos nuevos poderes que había adquirido? ¿Esa capacidad de cambiar su aspecto como y cuando quisiera?

Era un imposible que se quitara de la cabeza las imágenes de ese sueño, y más los pensamientos que había tenido. Pero más la aterraba sentir esa presencia dentro de ella, empujándola a pensar como él. Porque desde el primer momento ella había aceptado ese poder, se había maravillado y le había gustado tanto como al mismo Tzimisce. ¿Tenía que aceptar esa parte de ella? ¿Dejarse llevar? ¿O acaso tenía que dominarlo y tratar de ser alguien mejor?

Era una pregunta absurda, si algo había podido captar de ese ser era el infinito poder que una vez poseyó y ella no podría dominarlo.

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07/05/2018, 00:07
Danica Dvorák

Cuando Danica abrió los ojos lo primero que vio fue el rostro de Veddartha grabado en la piedra. Normalmente su instinto la habría hecho ponerse en pie de un salto ante un despertar brusco como lo había sido aquella sacudida, tendría el machete en la mano y las rodillas flexionadas... Pero en contra de todos los impulsos de quien era, se quedó allí sentada en silencio durante largos segundos, mirando cara a cara a aquel que había contemplado en sueños. 

Desde que había comenzado a sentir que ella ya no era solo ella había preguntas en su mente que no encontraban respuesta, gestos que no sabía de dónde provenían, incluso esa chispa de humor que le era ajena. El sueño había desenredado recuerdos, dado respuestas. Había abierto una trampilla en su cabeza y ahora se le antojaba imposible volver a cerrarla. Igual que sus ojos veían más colores y nariz percibía olores con una intensidad imposible, también su mente se había expandido llenándose de matices y nuevas formas de entrelazar sus pensamientos. 

Y ahora, gracias a ese sueño, empezaba a comprender quién era, quién iba a ser. 

Cuando el último de sus compañeros estaba saliendo por la puerta, Danica pestañeó y miró a su alrededor, buscando a su Nissiku con un ramalazo de responsabilidad. Podría ser que se convirtiese en su reflejo quebrado, pero aún no lo era, tal vez no tenía que ser así, quizá podía hacer las cosas de una manera diferente. No la vio a su lado y empezó a inquietarse mientras salía a la cubierta y daba una vuelta buscándola. 

Para cuando llegó a la cabina iluminada, su ceño se fruncía con la preocupación que también apretaba sus labios en una fina línea. Había llegado a tiempo de escuchar algo de la conversación que estaban teniendo. La decisión sobre el plan a seguir era algo que dejaría por inercia en manos de los que consideraba más listos entre sus compañeros. Bajar a alimentarse y dejar pasar al tormenta sonaba bien. Seguir por tierra sonaba aún mejor, a ninguna de las dos mitades que ahora la formaban les gustaba estar sobre el agua. Pero seguía preocupándole su creación y no estaba segura de si las palabras de Damon la tranquilizaban o inquietaban más. 

¿Dónde duerme? —le preguntó.

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08/05/2018, 11:31
Fred Merkel

Fred escuchó a sus compañeros, aunque ahora eran algo más. La pregunta incómoda estaba por llegar y no tardo mucho, dónde estaba la teniente. Era complicado de explicar y a la vez no muy agradable. Así que por el momento cambió de tema.

-Estambul no es precisamente pequeña… Y tierra es arriesgado, como cuando queríamos ir hacia Lesbos. Creo que deberíamos hacer el camino de vuelta igual, tenemos aliados donde cogimos el barco- alegó Fred a las palabras de Tobías.

Luego miró a todos que parecían querer saber de ella a toda costa. Sobre los sueños raros no supo decirle. Él había dormido unas pocas horas por la mañana fijando el rumbo y esperaba poder dormir algo más aquella noche.

-Elena…- comenzó a decir y tragó saliva. Enseguida notaron que su pulso se aceleraba y que comenzaba a transpirar incómodo. –Esta mañana salió de la bodega, cuando el sol estaba ya sobre el cielo… Y… Bueno…

No añadió nada más, pero todos sabían qué pasaría si ahora mismo se expusieran al sol. No había que ser demasiado inteligente para saber que la luz del sol los mataría.

Mientras Fred se encargó en aminorar la marcha y en acercarlos a la ciudad, pudieron maravillarse de sus vistas de noche. Ellos no veían todo tan oscuro como realmente estaba. El lugar bullía vida, a pesar de estar infestado también por aquel virus que habían resultado ser los strigoi.

Fred pudo atracar en un pequeño puerto no muy lejos de la urbe principal y miró a sus compañeros.

-Me quedo vigilando el barco, si podéis traerme algo de comer si salís…- sugirió él, esperando que así fuera porque aquel barco no tenía nada y llevaba todo el día pilotando sin probar bocado.

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08/05/2018, 18:12
Heikki Mäkelä

El suicidio de la teniente le sorprendió, no había tratado mucho con ella de modo que no había creado grandes lazos de amistad. Pero la muerte de alguien conocido siempre era un gran mazazo emocional. ¿Habría sido a causa de su nueva naturaleza? Nunca sabrían la respuesta a esa pregunta. Aunque el también se sentía incomodo con su nueva naturaleza, nunca se había planteado el suicidio como una opción. Heikki luchaba siempre hasta el fin de sus fuerzas, la rendición no era una opción.

No deberíamos de separarnos mucho para cazar, esos monstruos nos podrían cazar a nosotros por separado. Resultaba irónico que esa proposición saliera de labios de un superviviente solitario de la tierra del norte. Pero últimamente el finlandés había visto cosas mucho más peligrosas que un oso o una ventisca en mitad de un collado. Era verdad que tenía nuevos poderes, pero aun no sabía usarlos del todo y no confiaba mucho en ellos. Deberíamos de ir a alguno de los suburbios o zonas pobre, sera mucho mas fácil cazar.

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12/05/2018, 23:09
Syria Keogh

La noticia de Nissiku empañó la conversación, al menos para ella/él... ¿que mierda era ahora? Da igual. Se adelantó unos pasos hacia Fred, no para intimidarle, sino de forma inercial. Con sorpresa, ojiplática, llámese como sea. Era incapaz de imaginar las razones que le habían llevado a hacer algo así. ¿No quería volver? ¿Tenía algo en mente que desconocemos el resto?

¿Se entregó al sol? - su cara evidencia la incredulidad del evento. Se fiaba de Fred, por supuesto, pero no esperaba que ella hiciera algo así. - ¿Por qué? - interroga en voz alta, esta vez mirando al resto y sus reacciones. Porque esto había que tratarlo, al menos antes de bajar del barco. 

No pensaba llorarla, no lo sentía así al menos, pero era un hecho grave. Era una fuerza menos para luchar contra lo que tenían, desde luego.

 

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13/05/2018, 04:47
Danica Dvorák

Con las palabras de Fred, Danica se quedó inmóvil, mirándolo fijamente, asimilando aquella noticia. ¿Cómo había podido no darse cuenta? Ahora que oía esas palabras sentía que ya lo sabía, que lo había sabido desde que había despertado. La noche anterior, cuando tomó su decisión, habría jurado que no le habría importado lo más mínimo que Nissiku desapareciese. Pero esa punzada de responsabilidad que había nacido con su Abrazo escocía en su pecho. Danica cerró los ojos por un instante, centrándose en un punto de sí misma, y cuando los abrió de nuevo tenía los puños apretados. 

Porque era débil —respondió a Syria—. Era débil y quería matarnos. La hice fuerte y la puse de nuestro lado. Pero su espíritu seguía siendo débil. 

Miró a la mujer con una mirada sabia que no era suya del todo, pero que ahora le pertenecía, y negó con la cabeza. 

No había opción, pero elegiremos mejor la próxima vez. Sea para nuestros hermanos en piedra o para continuar nuestra estirpe. 

Se dio cuenta entonces de que esa idea había ido cobrando fuerza en algún lugar de su nuca. Traer a sus hermanos, traer más aliados. Su mirada se perdió en las luces de Estambul y de ahí pasó al mar, contempló cómo los reflejos rielaban en su superficie y murmuró unas palabras de despedida en checo. 

Sbohem, Nissiku. Šťastnou cestu.

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13/05/2018, 19:16
Richard Collins

Collins se volvió a unir al grupo una vez terminada su diatriba sobre los numerosos nombres de la ciudad. Al parecer, pese a todo, había escuchado la respuesta de Fred sobre la teniente, o al menos parecía haber sacado sus propias conclusiones por la actitud de los presentes. Lanzó una mirada a Danica llena de compasión, pero no dijo nada sobre el asunto.

Vaya a los suburbios si quiere, Señor Mäkelä, pero a mi nada ni nadie me impedirá visitar al menos la Hagia Sophia. Si alguien quiere acompañarme, estaré más que encantado en contarle todo lo que sé sobre los lugares que visitemos. – Dijo, sonriente y tan ansioso que solo le faltaba frotarse las manos entre ellas para parecer caricaturesco – Y no se preocupe, Señor Merkel, intentaré pasar por algún puesto de kebabs.

Sin perder tiempo, se bajó del barco y echó a andar, sin parase a mirar si alguien le seguía.

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13/05/2018, 19:17
Richard Collins
Sólo para el director

No escuchó las palabras de Fred sobre la teniente, enfrascado en su propia conversación con absolutamente nadie, pero sí escuchó las reacciones de Syria y Danica y ató cabos. Si la teniente estaba muerta, mejor. Probablemente había recuperado su memoria y decidió quitarse antes que ser algo que odiaba tanto. Collins prefería que hubiese optado por el suicidio antes que por una campaña de venganza. Ambas tragedias griegas, sí, pero afortunadamente la muchacha había elegido la muerte de un personaje secundario y no la de un protagonista. Desde luego, no a todos ellos les inspiraba estar en una de las cunas de la civilización europea tanto como él.

Sintió genuina lastima por Danica (rechazó la idea de pensar que era el ser que vivía dentro de él el que sentía la lastima por el que hay dentro de la exploradora), pero tuvo que morderse la lengua para no decirle un “sabía que había sido un error abrazarla”

El finés se puso a ladrar cosas absurdas sobre ir todos juntos a los suburbios. Que mal le caía, de repente, ese hombre. Como si se hubiese reído de él y esa ofensa fuese suficiente como para desgarrarle el cuello. No se paró a analizar lo lógico de su propuesta, no le interesaba de todas maneras, ni siquiera para llevarle la contraria. Él iba a visitar los lugares emblemáticos de la ciudad… y de paso, a probar sus poderes. Y eso último no tenía intención de hacerlo con alguno de ellos observando… ¿y que mejor manera de que lo dejasen solo que dejando caer que estaba más que dispuesto a ponerse a hablar? Los necios parecían alérgicos al conocimiento y a la cultura, ninguno se atrevería a ir con él.

En cuanto a Merkel… bueno, prefería tener al hombre de su lado que en el bando contrario. No estaba de más mostrar buena voluntad hacia él.

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14/05/2018, 09:54
Director

Notas de juego

¿Quién va con Collins? ¿Quién con Heikki? ¿Quién pasa de todo y toma otra dirección?

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14/05/2018, 11:52
Tobías Quinn

La teniente no estaba y todos habían tenido sueños extraños. Algunos nos preguntábamos por ella pero Collins comenzó otra de sus diatribas eternas sobre la ciudad y su historia. 

Sí, todos sabemos que Estambul tiene miles de años y mil curiosidades. Si no fuera porque escuchar tus desvaríos confirma que no estamos demasiado perdidos en nuestros nuevos seres con extraños sueños, te tiraría del barco.

Fred volvía a estar vigilando. Era un alivio tener un vigilante durante el día, éramos muy vulnerables. —Lo ideal sería eso, Fred, pero necesitamos alimentarnos sin matar —era sincero con el hombre— o sin transformar. Y es la única posibilidad. 

—Sí, adquiriremos provisiones. Agua y comida para tí. —Fascinaría a algún humano y compraría de todo. Fred debía estar en plena forma. —¿Kebabs? qué estupidez. Trataré de traer buena comida enlatada para estos días. Fred. 

¿Por qué Nissuku se habría entregado al Sol? ¿No podría con lo que éramos? Si eramos la futura libertad de la humanidad... Danica lo explicó. Era triste. 

—Voy hacia la zona comercial y de fiesta. Será más fácil alimentarse ahí y comprar lo necesario. 

De día el calor no dejaba hacer nada, las ciudades del Mediterráneo tenían buena vida nocturna. 

Notas de juego

Yo ni a zona pobre ni a la iglesia, voy a la zona comercial/de fiesta para alimentarme y comprar provisiones. 

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14/05/2018, 14:56
Syria Keogh

Débil... eso sin duda, pero ahora tenían un aliado menos. ¿Y si pudieran hacer que el resto terminara de despertar? La idea le bombardeó la cabeza con la fuerza de un huracán. Sin embargo, no era momento, no ahora. Danica parecía afectada, o algo así pero me inspira una mierda darle consuelo alguno. 

- Yo voy con él - hizo un gesto con la cabeza en dirección a Tobias. La idea de soportar un rato a Collins y sus matracas se le antojaba de lo más horrible. Seguro que la teniente pensó lo mismo.

Notas de juego

Mini post pa aclarar el tema de las direcciones.

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14/05/2018, 16:10
Danica Dvorák

Tras aquel breve momento de despedida Danica alzó la mirada al escuchar a Collins y frunció el ceño. La amenaza de soltar el discurso infinito sobre mierdas antiguas no la motivaba ni un poco, pero no le gustaba que se fuese solo. Sabía racionalmente que ya no era sólo un profesor de universidad, y la otra parte de ella sentía que era mucho más fuerte de lo que parecía, todos lo eran. Pero no se sentía cómoda dejando solo a ninguno de los cerebritos de la expedición. Intercambió una mirada con Heikki antes de hablar. 

Yo acompaño al profesor. —Luego miró al resto—. Tened cuidado. 

Y sin más se fue detrás de Collins, apretando el paso para alcanzarlo.