Partida Rol por web

El reinado de los Strigoi: Capítulo I

Prólogo: Una búsqueda fructífera

Cargando editor
23/09/2015, 17:28
Director

24 de diciembre de 2054, 10:03 a.m.                                                                               Prípiat, Ucrania

 

Vuestra afiliación a La Resistance os había llevado a Prípiat. Ahora una ciudad fantasma y antes relativamente moderna. Fundada el 4 de febrero de 1970 expresamente para dar hogar a los trabajadores de la Central Nuclear de Chernóbil y a sus familias. Debido a su estratégica posición geográfica en un clima relativamente templado y un suelo muy fértil, cerca de una estación de tren, una autopista, y por supuesto el río Prípiat, la ciudad comenzó a desarrollarse, convirtiéndose en una de las zonas más agradables para vivir de la antigua URSS. La población en sólo 16 años creció hasta más de 40.000 personas.

Una ciudad grande, en expansión, próspera... Hasta que ocurrió el desastre. Todos los libros de historia hablaban de la explosión de la central de Chernóbil en 1986, de la posterior evacuación de toda la zona y de cómo un lugar con tanto futuro había quedado abandonado y fantasmal. Hace casi dos décadas desde aquella catástrofe y desde entonces nadie se ha atrevido a repoblar aquella zona, lo que la hacía perfecta como un buen escondite. Los niveles de radiación no desaparecerían de allí hasta dentro de 24.000 años, la tierra ya no era fértil y el río seguía contaminado. Pero qué era peor, ¿morir libre de un cáncer o subyugado como una bolsa de hemodonación viviente?

Y bajo esta ciudad fantasma, accediendo al alcantarillado varios kilómetros fuera de la ciudad, se podía llegar a uno de los búnkeres de la resistencia. Había que estar muy loco para estar metido en un sitio así, pero más loco aún para meterse a La Resistance. Solo aquellos con convicciones fuertes, gran determinación y ciertos pensamientos suicidas en su cabeza podrían meterse a hacer frente a los Strigoi. Algunos dirían que no eran deseos suicidas, sino un fuerte sentido del deber, el honor y de hacer lo correcto. Todos sabemos que el cementerio está lleno de héroes, eso lo explica todo.

Un pesado y grande portón se esconde tras uno de los intrincados túneles del alcantarillado de Prípiat. Al abrir la puerta el interior es más que decente, nada que ver con la humedad exterior para entrar. De no ser por la radiación el lugar estaría infestado de ratas o cualquier otra alimaña amante de la oscuridad, esto incluía a las sanguijuelas de las cuales se quería librar la resistencia.

Tras caminar por los pasillos revestidos de metal, os plantasteis frente a una puerta. Al otro lado había una sala de juntas y os pidieron sentaros. Un mapa de Europa dominaba la pared del fondo, presidiendo la mesa. Sobre el mismo muchas anotaciones de pequeños pueblos perdidos al completo, lugares infructuosos descartados, posibles lugares por explorar... Allí era donde realmente se cocían todos los planes a gran escala de La Resistance. Había otro lugar donde La Resistance se reunía, en un subterráneo en Courrières, por alguna razón era otro lugar donde los strigoi preferían no acercarse.

Allí os encontrabais cuatro hombres y dos mujeres reunidos, pocas eran las mujeres en la resistencia y solían estar locas de remate para pisar un lugar lleno de radiación como aquel, como si no fuera suficiente con tener la especie condenada por la depredación como para encima acabar infértiles. La mayoría de mujeres operaban para la resistencia en ciudades concurridas y de forma oculta.

Cargando editor
28/09/2015, 11:25
Dutch Velders

Una mujer, con pintas de importarle todo una mierda y vestida de forma harapienta mira a los presentes con media sonrisa.

-¿Qué hay?- dice con un acento británico muy marcado. -Parece que estamos todos metidos en la misma mierda, ¿eh? Yo soy Dutch- se presenta al resto.

Cargando editor
28/09/2015, 12:09
Heikki Mäkelä

Heikki se había mantenido silencioso, relajado... aunque algo en sus movimientos indicaba que estaba ansioso por algún motivo. Era extraño el contrapunto entre nerviosismo en actitud y quietud en sus movimientos, pero fuere como fuere, el encapuchado se movía con paso experto, a pesar de que no estaba en su ambiente predilecto.

Observó todo con rápidas miradas, su cabeza se mantenía recta, enfocando hacía delante, eran sus ojos los que se movían de aquí para allá, aún no se había parado a mirar con detenimiento a las personas que iban con él, sencillamente se mantenía confiado y sabedor de que si estaban ahí, es que todos iban en la misma dirección, preocuparse por ellos sería una perdida de tiempo y energías.

Cuando hubo llegado a la sala de reuniones, Heikki se metió al fondo de la sala y tomó asiento sin que le hubieran dado permiso alguno. Observó a la mujer que habló y asintió bajándose la capucha y retirando la tela que cubría el rostro - Heikki Mäkelä - se presentó con claro acento norteño - esto es solo una gran cacería - añadió en un ingles algo flojo, pero suficiente como para hacerse entender y comprender a los demás. Llegó a esbozar una ligera sonrisa cargada de suficiencia, pero, una vez sentado, comenzó a tamborilear los dedos sobre su pierna derecha a un ritmo un tanto frenético... 

Cargando editor
28/09/2015, 22:41
Syria Keogh

Syria no era persona…Syria era una bola de ropa debajo de la cual había un ser diminuto y frágil. No tanto física como psíquicamente, eso sí. Se había tomado un par de tranquilizantes antes de embutirse en varias capas de ropa y partir. Sabía de sobra que a la radiación eso le importaría una mierda, pero era una forma de auto-engañarse. Una forma del cerebro se contentara y parara un “ñiñiñiñi” que a veces da hasta mareos.

Chernobil. Sabía dónde se metía, pero el adoctrinaje por parte de Fred y algunos traumas infantiles, le han compulsado os huevos suficientes como para plantarse allí en pos de la Resistencia. Eso le daría muchos quebraderos de cabeza internos, ya lo creo…Conversaciones consigo misma, algunos momentos de auto-estrés cuando sus demonios personales la atacaran…Cosas del maldito trastorno obsesivo-compulsivo. Puta suerte la suya…O eso pensaba ella muchas veces.

Todo creaba un compendio para que se hubiera mantenido callada durante todo el camino.  Eso y los pastillotes, todo sea dicho. Como cuando te dopas por miedo de montar a un avión. Algo así.  Procuró no tocar nada, aunque para eso ya protegía sus manos con unos guantes de cuero. Todos los días de su vida, claro.

El lapso de tiempo hasta el  bunker paso para ella como si flotase en una neblina que la transportó hacia una sala de reuniones que cualquier hubiera pensado convencional, si quitas que esta chutada con tanta radiación como para que le saliera pene. No quería penes. Si acaso, que le crecieran algo más las tetas. El caso es que se vio en aquel salón. Miró a los presentes y espero que les dieran permiso a sentarse. Los modales alemanes, o lo que quedaba de ellos…Aunque luego en confianza Syria resultara se completamente opuesta a la apariencia primera. Ella no quitó su capucha como aquel pelirrojo calvo, pero si retiró unas gafas de sol que le había oculta los ojos durante todo el camino.

- Syria Keohg - tiendo mano, enfundada en el guante, claro. Y un fuerte acento alemán.

Notas de juego

Cargando editor
29/09/2015, 02:25
Benjamin Darrell

El viaje había sido una mierda, pero por regla general a Ben no le gustaba demasiado viajar en cualquier cosa sobre ruedas, agua o surcando los cielos. En la ciudad quedaban numerosos puntos en los cuales el contador Geiger se volvía como loco (sobretodo en estructuras metálicas) pero por regla general la radiación a la que uno estaba expuesto allí era, aunque peligrosa, no tanto como para sufrir secuelas a corto plazo. Era mucho más jodido moverse entre los putos strigois y rezar por contarlo. Él también se había puesto hasta arriba de ropa, pero no tenía que ver con la radiación si no con el frío. Estaban en Ucrania. En Diciembre. Mientras se apretaba mejor la gruesa gabardina y metia la boca dentro de la bufanda el hombre pensó que debía tener los huevos como dos canicas en aquel momento del frío que hacía allí.

Abrió un poco la gabardina para observar el contador Geiger que llevaba en su mano izquierda, el cual pitaba ligera pero constantemente marcando una cantidad de aproximadamente medio miliSieverts por hora. Tuvo que hacer la conversión de cabeza porque aquel aparato tan viejo todavía medía la radiación a la vieja escuela: en roetgens. Una vez bajo tierra echó a andar calmadamente sin dejar de pensar sobre qué coño se trataría aquella vez y soltó un suspiro de alivio al pasar el portón metálico y sentir la diferencia de humedad.

Joder, así sí.

Al entrar en la sala de juntas se desprendió de la gabardina, quedándose con un jersey marrón y grueso de lana, unos pantalones oscuros y botas. Se despejó también de sus guantes para meterlos en el bolsillo de la gabardina (aunque los suyos eran de tela) y dejó la gabardina sobre una silla que declaró suya sin palabras. Saludó con un gesto a la rubia, a la otra rubia y al que casi era rubio, sonriendo ampliamente al notar el acento de Dutch.

- Buenos e irradiados días a todos. Yo soy Ben, encantado de conoceros aunque sea en este agujero. Me alegro de tener a una compatriota por aquí, Dutch. - por el tiempo que había pasado en el resto de Europa su acento británico se había difuminado un poco, pero era muy fácil de pillar para alguien de allí. - ¿Sabéis quién tenía que hacernos el briefing o algo? ¿Tom? Espero que no, no me cae bien Tom. -

Por el momento la misión pintaba cojonuda: una zarrapastrosa, una fräulein y un tipo raro que parecía sacado de las páginas de sucesos. Sólo les faltaba un ruso de dos metros para completar el freak show. Y un negro. No podía faltar el negro.

Cargando editor
29/09/2015, 11:09
Dutch Velders

La rubia rió y puso sus botas sobre la mesa, ella se sentía como en casa. Se veía en su comportamiento que su pizca de locura para estar medido en esto era de grande como una pirámide egipcia. Se sentía bien en el lugar, lo que indicaría que no era la primera vez que pasaba por ahí, ni la última.

-Pues a mí me han dicho que nos veremos con el jefazo... El mismo profesor Setrakian. Aunque también he oído que duerme en una cámara hiperbárica, que tiene una espada de plata y que tira rayos UV por los ojos- volvió a reírse de buen humor. -Joder, sí... Solo les ha faltado un aperitivo para recibir a la comitiva, algo como tostadas irradiadas y mermelada cancerígena, hubiera sido ideal. Aunque con un café he de decir que me conformo, hasta para ser casi navidad.

La mujer se frotaba las manos enguantadas, aunque las puntas de los dedos estaban cortadas y la gruesa lana solo abrigaba parte de la mano.

Cargando editor
29/09/2015, 11:16
Tobías Quinn

La Resistencia. Cuán lejos has llegado, Tobías.

Al otro lado del mundo, en mitad de un lugar que rememoraba la catástrofe ocurrida hacía más de medio siglo —un sitio donde podían esconderse y planear— allí era donde había acabado. Rodeado de hombres y mujeres decididos y delgados,  la comida no era algo que abundara ahora.

Se quitó el anorac y lo dejó al lado. El abrigo era tan grueso que se quedaba de pie solo. Los demás pudieron ver su figura desgarbada, terminada en un rostro desgastado. Como un drogadicto rehabilitado. Se sentó sin preocuparse mucho de las formalidades. 

—Tobías Quinn— dijo cuando empezaron con las presentaciones. Inglés con acento sureño, como si arrastrase las palabras—Sí, la misma mierda todos— toda la humanidad —Espero que no seamos los cazados— continuó mientras estrechaba la mano tendida de la segunda mujer.

A diferencia del resto, no estaba intranquilo, la radiación no llegaba tan abajo. Y seguía unas fórmulas muy claras, cuanto más tiempo de exposición, mucho peor, y en el bunker no había exposición. Y fuera tampoco era tan terrible, salvo que te tiraras meses. Habían puesto un sarcófago al gran problema hacía años, ¿No? La exposición solo tendría efecto si te quedases semanas o meses viviendo fuera. Y sólo tendría efecto subiendo tus probabilidades de desarrollar cáncer. Años después. Ninguno viviría muchos años.

Trató no hacer juicios precipitados sobre sus compañeros, por más que saltaran a la vista. No juzgues y no serás juzgado. Además, para estar ahí, todos demostraban unas pelotas de cojones. No podía tener mejores compañeros.

—Venga, empecemos cuanto antes. Tengo un buen presentimiento. Veamos que podemos hacer.

Si todos empezaban a llorar y quejarse de todo, acabarían suicidándose colectivamente. Él no se rendiría. Hasta esbozó una media sonrisa.

La rubia que había hablado primero se animó. Bien. Ese era el espíritu. No acabarían con los Strigoi lamentándose. —Bien dicho, aunque yo preferiría un poco de vodka. Viene bien para el frío. ¿No estamos en Rusia?

A él no le salían los gestos como poner los pies en la mesa, pero en espíritu, estaba con ella.

Cargando editor
29/09/2015, 11:50
Damon Gates

...liquidadores…

Así llamaron al millón de incautos que, setenta años atrás, saltaron a la boca del monstruo de Chernóbil para apagar su fuego. A Damon no le preocupaba la radiación, a esas alturas más que superada en exposiciones cortas. Hacía mucho que se podía visitar la región. Pero algunos lugares del mundo nunca se quitarán de encima la sombra de la muerte. Chernóbil era uno de ellos. Pero ya había otras ciudades fantasma tan estremecedoras como aquella.

Si le sedujo la ironía de estar allí ¿o a lo mejor no era casualidad? Cuando en 1986 se abrió la puerta del infierno, un ejército de voluntarios procedente de toda la URSS se presentó en Prípiat para inmolarse ante Moloch. Casi un millón de suicidas que, sabiendo lo que les esperaba, simplemente acudieron a la llamada del deber y salvaron  a Europa, y quizá el mundo, de la muerte radioactiva. Colocados en sus puestos de salida como corredores en una carrera, pobremente equipados y sabiendo que la única meta era la muerte, se acercaban a La Bestia en exposiciones de 50 segundos, recogían una minúscula partícula de ceniza radioactiva y volvían corriendo por las galerías llevando ya dentro el veneno. Luego, vómitos, diarrea, carne quemándose a ojos vista, descomposición de los órganos, demencia y muerte. Entonces, salía el siguiente liquidador a recoger la siguiente partícula. Y luego otro, y otro.

Cuando no se pudo apagar el infierno con agua, hubo que hacerlo con cuerpos.

Liquidadores los llamaron. Su sacrificio limpió el mundo. Y ahí estaba él, ellos, en el mismo sitio que aquellos antiguos héroes, quizás aquejados del mismo mal: el de presentarse voluntario a una muerte segura. Llamado para liquidar a un enemigo tan infernal como aquel de 1986. Enfermos también del mismo sentido de la responsabilidad, quiso pensar. Pero no le hacía falta mucha observación para ver que alguna de esas caras escondía algo más que responsabilidad. Más de uno en esa reunión tenía otros fantasmas. Ahí había más de un enfermo. Se preguntó si no lo estaría él también. Temió que alguno allí no luchara porque fuera su deber, sino por ira y venganza. Peligroso.

En cualquier caso solo con verlos ya los respetaba. Estar ahí ya era suficiente prueba de valor y de haber pasado muchas puertas invisibles que pocos estarían dispuestos a traspasar.

-Doctor Gates, Damon Gates. Psiquiatra.

El doctor Gates era un moderno Liquidador. Todos ellos. E iban a limpiar el mundo.

Cargando editor
29/09/2015, 17:18
Syria Keogh

Algunos le estrecharon la mano, otro no, pero a ella se la sudaba. Era un mero formalismo. Cuando vio que el formalismo allí eran los padres, entonces acabó sentándose, cruzando las piernas en la silla. Dejó sus gafas de sol sobre la mesa. Uno de los del grupo tenía un maldito contador geiger. Le recordaba donde estaban. Puto.

¿Quieres hacer el favor de pegarle fuego a éso?- miró al tipo del contador- Gracias...- respiró hondo, carraspeó. Y reset- ¿Pero la comida aquí no tiene tentáculos? Peces con cinco ojos, vacas verdes, vachutlhu...- es un propósito de broma, aunque el tono es serio. De puertas para fuera podía dar otra impresión, y lo mismo esta gente no sabía una mierda de que hablabla, pero no era algo que se planteara. Una media sonrisa se dibujó en sus adentro. !Un vachutlhu! Ya está Syria...ya está... Y algo más relajada, o eso parecía a priori, se quitó la capucha y se atusó el pelo rubio y despeinado con una mano.- ¿Con que el jefazo, eh?

Cargando editor
29/09/2015, 22:20
Damon Gates
Sólo para el director

 

[…] volví a soñarlo. Mi Yo de 12 años le tendía a mi Yo actual aquel gran huevo negro, que de inmediato se ponía a rezumar sangre. Sé que ese huevo esconde lo que pasó, pero no me atrevo a romperlo. De hecho no sé si mi Yo actual podría romperlo si lo intentara. Y no sé si debe hacerlo. He sobrevivido sin saber qué esconde y si mi cerebro ha puesto aquello dentro del huevo negro es por algo. Me he protegido a mí mismo cerrando el camino a un recuerdo que me podría matar.

Sigo sin recordar lo que pasó y creo que así debe seguir siendo. Conservo las consecuencias. La masiva pérdida de sangre, justo en el límite, provocó la muerte de aquellas células. A veces repito los ejercicios pero sé que la memoria del color está fallando. Hace mucho que no sé lo que es el color y mi acromatopsia inducida no va a remitir: las células nervio óptico murieron por la hipoxia y no resucitarán por sí solas. Los ejercicios me llenan de dudas. Miro la fotografía, esa playa paradisíaca, e intento recordarla como era. Sé que las palmeras son verdes y el cielo azul. Pero lo sé porque sé que son así. Hace demasiado tiempo y no sé si lo que recuerdo azul es azul o verde. Quizá mis ejercicios ya sean totalmente inútiles y en mi mente estoy pintando las palmeras de azul, el mar de verde y la arena naranja en vez de amarilla. No puedo saberlo. Cada vez es más raro que mis sueños en blanco y negro se iluminen con algún color, y cuando lo hacen suelen aparecer apagados, como cubiertos por un velo. Y muchas veces equivocados. Sé que estoy condenado a olvidarlos. Creo que solo hay un color que de verdad reconozco sin problemas, que lo recuerdo perfectamente. El rojo, el rojo oscuro de la sangre, se me aparece en sueños con una viveza que ningún otro color tiene. Quiero pensar que conservo el rojo, pero no sé si es cierto. Tampoco sé si importa.

De los diarios de Damon Gates.

-Extracto 57

Cargando editor
01/10/2015, 09:45
Abraham "El Anciano" Setrakian

La rubia entrecerró los ojos mirando a Syria, no parecía pillar del todo su humor, pero sonreía igualmente. Fue a abrir la boca para seguir con aquella cháchara sobre comidas mutantes y cánceres en potencia cuando un repiqueteo acercándose hizo que todos giraran la cabeza hacia la puerta.

Con pasos pequeños, débiles y medidos, se acercaba un anciano. O más bien "El Anciano". Abraham Setrakian, el verdadero cabecilla tras La Resistance. Antiguamente fue un afamado profesor en la universidad de Viena, hace ya 40 años, hasta que según todo el mundo "se volvió loco". Sus clases de historia medieval europea se volvieron paranoicas, en ellas hablaba de seres de la noche, de vampiros, despotricaba contra nobles familias del continente adjudicándoles titulaciones de herejes y chupasangres... Aquello le pasó factura, no tardaron mucho en echarlo de la universidad. Sin duda el profesor se había enajenado, había pasado por un estado quijotesco, los libros de antiguas leyendas le habían nublado la razón...

... Pero nada más lejos de la verdad, aunque fue demasiado tarde cuando esto se supo. Quizás los augurios de Setrakian habían sido demasiado tempranos e inesperados, pero ciertos. No se habían despertado los grandes señores vampiros de sus tumbas, pero lo habían hecho sus viles sirvientes. Aquellos seres, ahora desatados, no tenían quien los parara.

El Anciano se había vuelto un verdadero cazador contra los strigoi desde el momento que aparecieron, a pesar de su edad se decía que era realmente diestro con la espada. No solo eso, circulaban todo tipo de rumores sobre su persona entre la Resistance, pero pocos lo habían visto realmente.

El profesor debería ser el mayor conocedor sobre vampiros y strigois que existía sobre la faz de la tierra, también el humano más buscado por el enemigo. Y allí estaba ante ellos, no era imponente, pero tenía buena planta y un aura de seguridad. Iba fuerte mente abrigado y se apoyaba por falta en el bastón plateado.

-Bueno, bueno...- dijo entrando y mirando a los presentes. -Supongo que todos me conocen, yo a ustedes sí, aunque solo por archivos, por ello pienso que debemos presentarnos formalmente. Soy Abraham Setrakian, un placer.

Cargando editor
01/10/2015, 15:27
Syria Keogh

Por la mirada de la rubia, no se habían enterado de una mierda. Lo que ya suponía. Que ahora que miraba a la rubia, buena estaba un rato, las cosas como eran.  Un pensamiento subido de tono intrusivo en su cabeza se vio interrumpido por la llegada del jefazo, si....Hablando del rey de Roma.

Syria mentiría si pensara que no se llevó cierto chasco cuando lo vio tan poquilla cosa, por decirlo de algún modo. Quizá en su mente había idealizado tal figura. Aunque tampoco parecía muy chocho. No uno de esos ancianos que babean y cagan sus pañales. Le miró con respeto y se levantó tendiendo una mano.

Syria Keogh, señor - se presentó.- Es un honor...- asintió un par de veces.

Cargando editor
01/10/2015, 17:23
Tobías Quinn

El viejo. Antes de que yo naciera le hubiéramos tomado como un loco más, un chiflado contando historias de vampiros, pero ahora mismo era una leyenda. Más allá de eso. Haber sobrevivido tanto luchando contra los Strigoi...

Era simplemente un milagro, un triunfo de la voluntad humana, me levanté con el respeto y la admiración en mi mirada. Probablemente gracias a él la raza humana tenía todavía una oportunidad. Una pequeña.

Al menos de perder de pié, ser derrotada sin rendirse.

Syria ya había dicho lo del honor, yo simplemente asentí. —Tobías Quinn, Señor, pero seguro que usted ya lo sabe— extendí también la mano. Un poco de respeto estaba a la orden del día, no ya formal, sino porque se lo había ganado, se lo había ganado por la muerte de cientos de los demonios chupasangres.

Cargando editor
02/10/2015, 16:03
Damon Gates

Damon suponía que se encontrarían con alguien importante. Un alto mando de la resistencia, si es que eso existía. Porque entre muchos iluminados, histéricos, falsos mesias, psicópatas camuflados y auténticos "resistentes", era difícil discernir una estructura real. La resistencia le parecía difusa y dispersa, a veces mal organizada, o nada organizada directamente. Muchos lobos solitarios y algún fanfarrón. Por eso, esperaba a lo sumo que se le introdujera en una verdadera resistencia, la que queda cuando se sacude de encima la caspa de enajenados. Pero conocer a la mismísima leyenda Setrakian era un salto cualitativo inesperado.

Por un momento temió que no hubiera ninguna estructura, y que entre lo más alto, Setrakian, y toda la morralla que un buen día decidía que pertenecía, porque sí, a la resistencia y se dedicaba a cazar strigoi...no hubiera nada. Desechó ese pensamiento para acercarse al anciano y estrecharle la mano con auténtica devoción. Ya habría tiempo de descubrir cuánto de capacidad había en la auténtica resistencia. En ese instante lo que le importaba era escuchar las palabras de alguien que sin duda se lo tomaba tan en serio como él mismo.

-Damon Gates, señor Setrakian. Un placer -le dijo al darle la mano.

Cargando editor
03/10/2015, 15:56
Heikki Mäkelä

Heikki no dejaba de tamborilear los dedos sobre su pierna mientras no cesaba de mirar a unos y a otros pero sin variar la expresión o mover la cabeza, sencillamente parecía un gato de escayola mal encarado, pero sobre todo, a quienes más miraba eran las dos rubias... Syria y Dutch, pero no decía ni medía. Era un tío bastante perturbador en actitud. 

No supo nada del aparato que hacía ruido, ni entendió nada sobre las pullas que se iban lazando tan de buena mañana, el conocimiento de Heikki era escaso, pero no por ello estúpido. Observó con curiosidad como entró el "jefazo", y en señal de respeto, Heikki se levantó de su asiento y asintió con no fingida admiración, los cazadores eran así, y así le enseñó su padre a golpe de vara, se debía respetar a los ancianos y a los jefes, y este, era las dos cosas, lo que dejó a Heikki algo idiotizado. 

Se mantuvo en pie mirando fijamente a Abraham y asintiendo se presentó - Heikki Mäkelä, para servir

Cargando editor
07/10/2015, 18:32
Abraham "El Anciano" Setrakian

El viejo miró como se presentaban, asintiendo con la cabeza. Seguramente aquel hombre conocía los expedientes de casi todos vosotros, era un hombre que le gustaba controlar todo según los rumores. Aunque también decían que estaba como una cabra y que le importaba todo una mierda, excepto ver a todos esos chupasangre muertos.

Con pequeños pasos, ayudado de su bastón fue a encabezar la mesa y presidirla, sentándose al fondo. Echó otro vistazo a los presentes y carraspeó.

-Como muchos de ustedes saben estamos buscando una forma de acabar con esta... plaga. Todos ya sabemos que no son ningún tipo de ser inferior, sino una enfermedad que se lleva a nuestros allegados y los convierte en otra cosa- su voz era autoritaria, pero denotaba claramente su edad. -Llevamos años revisando libros y hemos dado con que estas cosas no eran sino sirvientes de verdaderos vampiros, más inteligente que los strigoi, más fuertes y que podían subyugarlos. Ahora nos vemos asediados en nuestro mundo por perros rabiosos sin amo- elevó el bastón, mostrando el mapa de Europa que había detrás. -Han tomado casi todas las ciudades como ven, algunos pueblos pequeños resisten, sobre todo al norte, el señor Mäkelä sabe de qué hablo- al norte, debido a la nieve y lo esparcidos y aislados que estaban algunos pueblos, aún quedaban sitios "vírgenes" que no habían conocido la enfermedad, pero eran lugares contados.

Siguió moviendo el bastón por el mapa, esta vez señaló al mar Egeo, a la isla de Lesbos.

-Hace muchos años, en Lesbos, se descubrió una enorme fosa común donde se piensa que hace tiempo se enterraron a varios presuntos vampiros. Para los arqueólogos esto quedó como una anécdota histórica, era curioso saber que debido a creencias populares y a saber qué razones, a ciertas personas se les enterraba decapitándolas, estacándolas a su ataúd y con una piedra en la mandíbula- contó, recordando las viejas leyendas y tumbas encontradas en numerosos sitios de Europa del Este, donde las leyendas vampíricas alzanzaron su culmen en la edad media, solo había que recordar al famoso empalador. -Creemos que esos que fueron enterrados como vampiros en realidad eran ghouls, sirvientes humanos que ingerían su sangre y tomados como vampiros erróneamente debido a los poderes que la sangre que estos seres de la noche confería.

Bajó su bastón y lo dejó reposando sobre su regazo. -Lo que vengo a decir es muy simple, quiero que vayáis allí y que comprobéis que esas fosas fueron bien miradas. Hemos mandado grupos a Transilvania y a otros lugares típicamente vampíricos para buscar rastos de estos. Si los strigoi fueron puestos a dormir, es extraño que no haya rastro de estos verdaderos vampiros y es lo que queremos. Quizás sean un mal mayor, pero ahora mismo es lo único que podría parar esta plaga. ¿Alguna pregunta?

Cargando editor
07/10/2015, 20:26
Syria Keogh

Syria escuchó cada palabra del viejo. Dibujaba mientras un gracioso gesto de concentración, en donde sus ojos lucían casi achinados. Asentía de cuando en cuando, pues algunas cosas las sabía por Fred, por experiencia propia o por los escritos de sus padre. Que letra tan mala tenía el cabrón, en su gloria esté, o donde sea. Buscar vampiros...Interesante. Syria mentiría si dijera que sentía el mismo desprecio que el viejo por los chupasangres. Había leído de ellos y eran interesantes de alguna forma.

He de suponer que no vamos a ser los únicos tras la pista de los chupasangres ¿cierto? Si los vampiros son el eslabón que puede poner fin a los Strigoi...Ellos también andarán detrás. Su Máster...- me dirijo al viejo.

Cargando editor
07/10/2015, 22:22
Damon Gates

Setrakian no se andaba con preámbulos ni rodeos. Iba directamente al grano, sin florituras.

…vampiros… meditó Gates.

No era la primera vez que escuchaba esa teoría. Era susurrada por algunos que se decían sabios, y en sus investigaciones había encontrado alguna vaga referencia a esa relación entre vampiros y strigoi. Una mera leyenda, una de tantas. Pero ahora el hombre que más sabía sobre los strigoi la soltaba encima de la mesa con total convencimiento. Al menos, el convencimiento de ser una línea de estudio seria y digna de intentar comprobarse.

Para Damon Gates no era una cuestión de fe. No era cosa de ponerse incrédulo y discutir nada. No era cuestión de creer o no creer en criaturas mitológicas. A lo largo de su vida había visto y leído suficientes cosas misteriosas como para no desechar de plano la idea de unos vampiros. Para él, si los vampiros existieron alguna vez, no serían criaturas de leyenda.

…si existió el vampirismo, no fue más que otra enfermedad… como los strigoi, ni más ni menos… seres reales y orgánicos…

La joven hizo una buena pregunta que le sacó de sus pensamientos. La observó unos segundos. Tenía atractivo más allá del evidente físico, pero lo que le llamó la atención es que parecía rebosar energía, pero también inestabilidad. O puro antifaz para ocultar debilidades.

..y quién no...

Cargando editor
08/10/2015, 11:07
Heikki Mäkelä

Heikki sonrió con total y absoluto orgullo cuando le nombro, aquello era cierto, y para él, era un tremendo honor que hubiera hecho mención a los forzudos y resistentes hombres del norte, él no era menos. Se mantuvo donde estaba, atento a la explicación y a la teoría. Los nombres se le escapaban, no conocía mucho de los sitios que mentaba pero asentía con cierta terquedad... al menos había un mapa, de eso si sabía.

- Encontraremos lo que haya allí... - dijo seguro de si mismo - y acabaremos con cualquier cosa que se interponga en nuestro camino - sentenció con un asentimiento de cabeza seco y casi marcial mirando a la rubia que había hablado. Su mano no dejó de tamborilear sobre su muslo.

Cargando editor
08/10/2015, 11:43
Tobías Quinn

Tobías escuchó las palabras del anciano con atención. Desde que tenía memoria la humanidad había buscado formas de ir combatiendo la amenaza Strigoi, de tal manera que los que quedaban vivos ya sólo eran esclavos o parte de la resistencia. Pocos recordaban ya un mundo sin chupasangres, los viejos no tenían sitio allí.

Había dos formas de conseguir conocimiento, la científica (y mira que había hecho disecciones de strigois) y la que preferían los ancianos como Setrakian, los iluminados, los locos. Teniendo en cuenta que científicamente no se había conseguido ningún éxito, bien podrían retroceder a las fuentes del problema y tratar de dar con una solución, con la misma que tuvieron que tener con anterioridad para encerrar a esos bastardos.

Syria preguntó por otros grupos interesados en lo mismo que nosotros, y Heikki aseguro que podríamos con ellos. Yo me centré en el objetivo.

—Encontraremos lo que haya, cualquier pista sobre los verdaderos vampiros, cualquier pista sobre cómo acabar con las sanguijuelas.

Teníamos un largo viaje en perspectiva. Y los parámetros finales de la misión estaban más o menos claros, pero no sabíamos que encontraríamos, si lograbamos desenterrar algo.

—La única pregunta es sobre esos vampiros originales... ¿Se sabe algo sobre su sangre? ¿Era similar al líquido blanco lleno de gusanos de los Strigoi?

Cualquier cosa, cualquier pista que nos dijera... nos sería útil.