Partida Rol por web

Cerca, demasiado cerca... he estado a punto de delatar mi posición, mientras intentaba acercarme lo suficientemente a Ringelf para... noquearlo y atraparlo; lástima, la ocasión se escapó; ahora lo han arrastrado a donde se han parapetado...

.. pero por contra, por unos instantes, he podido oir con más nitidez lo que decían... vaya, vaya... no saben nada de mí; eso es bueno, y desconfían de Sir Vormund... terreno abonado para mí; por desgracia, tienen las armas de plata: al menos el guantelete, y no se aún si alunas flechas más de plata en los carcaj de los arqueros. Lo que oigo que dicen, sobre la atalaya, de apagarla o no... me da hasta igual; la luz les beneficia porque tienen una zona en que pueden ver, aunque las sombras que proyecta, hacen que los movimientos entre los árboles queden disimulados por su efecto bailarín; el humo, además, para ellos es un riesgo; si cambia el viento, puede molestarles mucho.

Me retiro en silencio; aún me quedan dos flechas, y no es el momento de delatar que tengo el arco... haré buen uso de ellas antes de dar el paso siguiente.

Sonrío... esto es como cazar... solo que la presa está quietecita.

Veo asomar las cabezas por encima de los troncos, e incluso, a algún descuidado que asoma algo más, incluso el tronco; deben sospechar de una dirección principal, que es de donde han venido las flechas antes, o sea, de frente a la puerta de la atalaya... bien... movamos el tema un poquito; me conviene que estén sobreexcitados.

Me muevo en la zona en la que cabría esperar que fuesen atacados; no oculto alguno de los ruidos, es más, provovo algunos ruidos de ramas rotas. Lanzo una flecha más en dirección al parapeto; apuntando a la rubia cabellera de Rimald, pero... se ve que esto no es lo mío, fallo.... era de esperar

Lo siguiente que hago... sigo aprovechando las sombras, y esperando haber centrado su atención en una dirección concreta, me desplazo en silencio, dando un rodeo....

Quizás nosotros podamos crear una distracción aquí - igual con las herramientas de la construcción podemos hacer ruido y sombras para que crean que estamos aquí más de los que realmente somos - Habría que aclarar si realmente les asusta el fuego o no, porque han sido ellos quienes lo han originado.

Mientras tanto, desde donde me encuentro trato de apagar el fuego con tierra, vamos, salvar de las llamas la atalaya.

Oís un ruido. Varios ruidos de hecho. Pisadas sobre ramas, hojas que crujen... es el tirador entre los árboles que se mueve. Pero no es ni tan sigiloso ni tan escurridizo como se esperaría de un tirador que se oculta.

No sabéis si es a causa de las sombras provocadas por las llamas, o por el efecto del humo en vuestras mentes, pero os parece ver una sombra, una silueta, que podría ser de... ¿Joshua?

Como veo que tanto Etor como Gernaro están heridos, trato de curarles - No os mováis, a ver si ésto os mejora -  Y antes de que se marche Ringelf, le miro las heridas de las flechas y si puedo curarlo un poco también. Ya puestos, miro si a mí misma puedo también.

-Puedo escabullirme sin que me noten y por lo que se ve, ellos no son buenos con el sigilo-. Respondo a Rimald. -Pero estas heridas me impiden moverme bien, no lo lograré así-.

Terminando de decir esto, Rilwen se vuelve hacía mí y comienza a curarme. A pesar de ser breve, siento como un poco de mi vida regresa. -Gracias Rilwen, lo necesitaba-.

—Joshua ¿eres tú? ¿qué puñetas haces?— grito moviendo mi posición para alejarme un poco de mis compañeros —¿Te has vuelto loco?

Me aparto todo lo que puedo de Rilwen y Ringelf, para no comprometerlos.

-¡¡ Huid mientras podáis !!!

Solo oís esa voz que os doy desde la espesura...

... luego, el silencio....

Buf.... mierda... saben que soy yo...

No me puedo acercar por las buenas y meterme en el cercado con ellos..., pues la plata me afectará y se darán cuenta de que ... ejem... de "algo"

Tampoco parece que vaya a poder con ellos a distancia; el arco... creo que puedo disparar una flecha más, pero no conseguiría nada.

... así que... mi opción ahora pasa por que de dejen su posición ventajosa. Tras gritarles, retrocedo y cambio de posición, no quiero que me tengan localizado...

Joder con mi Señor, me manda a mí solito contra todos estos, leches!, que son más que yo!!!!, y yo sigo siendo un garrulo de pueblo sin mucho que poder hacer en combate!!

—¡Hacedle caso!— le digo a mis compañeros — Bajad por la pendiente e informad a sir Vormund. Seréis más útiles vivos abajo que muertos arriba y luchar es algo que nos corresponde a los soldados.

Y contradiciendo mis propias órdenes avanzo hacia donde está la voz de Joshua. Juré que iba a proteger a este grupo y yo nunca rompo un juramento. Espero que al menos mi acción les haga ganar tiempo para huir.
 

Me sorprendió mucho tanto los gritos de Joshua como los de Rimald, en el sentido que nos ordenaban bajar al campamento, yo había pensado quedarme y tratar de apagar el fuego para salvar la atalaya, a la vez que ayudaba a los heridos, pero si había que luchar estaba claro que los heridos poco podrían hacer y yo poco más - Con el incendio que hay, en plena noche, malo sería que en el campamento no se hubieran dado cuenta, seguro que han enviado soldados a ayudarnos - Ayudo a los demás (Ethor y Genaro) a ponerse en pie y tratar de huir de la zona en dirección al campamento, lo más veloces que podamos.

Era una decisión difícil para Ringelf, ambas opciones tenían sus propias consecuencias y temía lo que pasaría con el grupo al que no pudiese acompañar, no porque el pudiese asegurar su seguridad, sino por el hecho de que no deseaba nada malo para ninguno. Algo dentro de él le incitaba a vengarse de aquellas criaturas, pero también entendía que probablemente el grupo con los heridos necesitaría mayor ayuda, así que decidió ir con ellos.

-Vamos a usar todo lo que este a nuestro favor en el terreno para que no nos alcancen las flechas, creo que podemos llegar todos juntos con el debido cuidado-.