Partida Rol por web

Derlan aprovechó el momento en el que Petrer se acercaba y los orkos dudaban un instante para lanzar un tajo mortal hacía aquel que le había dado una patada pues estaba más cerca que el otro. Las heridas del caballero no eran más que rasguños y ante él solo había la sangre negruzca y los cuerpos de sus enemigos. Quizás los dos caballeros tendrían ahora una oportunidad de salir vivos de allí y, eso esperaba, quizás sus compañeros con el prisionero también.

Derlan acaba con su adversario de un sólo y potente tajo que destroza su armadura, haciendo que el acero pentetre profundamente en su cuerpo.

El orko gorgotea sin fuerzas, deja caer su cimitarra y se derrumba de rodillas antes de que el teniente saque con un violento tirón el arma de su cuerpo, para enfrentarse a su último enemigo.

Pero cuando lo hace, ya no lo encuentra. El orko que queda se ha internado de nuevo en el bosque, huyendo de la confrontación...

Si dejamos que escape informara y no nos perseguiran pero si a nuestros compañeros, hay que acabar con el aunque eso nos retrase.... cojamos las flechas y la ballesta, y persigamos a esa escoria.

Cojo la ballesta y disparo sobre el orko que esta dandose a la fuga

-Apunta bien-le dijo el teniente- si se escapa no solo avisará de lo ocurrido si no que sabrán que el elfo está con los otros. ¡No podemos dejar que escape!

Con sólo un vistazo, Petrer reconoce a uno de los enemigos caídos como el ballestero. El arma de proyectiles está caída a su lado. Descargada.

Derlan mira desesperado cómo el orko se interna de nuevo en el bosque a la carrera. Cuando se gira hacia su tío para exhortarle a que lo detenga se encuentra con Petrer colocando una saeta en la ballesta y apuntando. Por suerte para ellos, la cuerda del arma estaba tensada previamente, lo que hace que el excaballero sólo tenga que apuntar.

Pero el fugado ha desaparecido entre los árboles. Sólo se le reconoce como una sombra oscura en movimiento, difuminándose entre el paisaje.

Un chasquido. Petrer dispara. Pasa un largo segundo.

Y se escucha un grito.

Momentos después el cuerpo del orko vuelve a aparecer, rodando por la cuesta hasta detenerse sobre el terreno pedregoso. Una saeta rota asoma en su nuca.

Petrer deja caer la ballesta a un lado y exhala un profundo suspiro.

El joven teniente se pasa la mano por el rostro mojado por el sudor. Con movimientos lentos envaina su acero, murmura unas palabras de ánimo a Petrer y se dirige hasta el río, donde se mete para beber con avidez, sumergiendo la cabeza en la fría agua.

Lo han conseguido. Han terminado con todos. ¿Cuántos eran? ¿Una docena? ¿Más? Dos caballeros frente a un escuadrón de orkos. No está mal. No está mal.

Pero ahora comienza a sentir las consecuencias. El cansancio debido al bajón de adrenalina. Los calambres en los músculos. El dolor por todo el cuerpo. Sin embargo, el agua le cae como una bendición, calma la espantosa sed y le refresca. A su lado, su tío también bebe, con más mesura, formando un cuenco con las manos, pero con sus ojos siempre vigilantes, sin dejar de observar los alrededores.

En ese momento, Derlan cae en la cuenta de un detalle. Ningún cuerno ha sonado. Ninguno de los orkos que les perseguían ha dado ningún tipo de alarma, a pesar que podrían haberlo hecho. No ha sonado ningún cuerno aparte del que escucharon al otro lado del valle, en la dirección donde habían ido el sargento Orlant, Sertois y el Prisionero.

Sangre…

La voz de su tío le hace fijarse en él. Petrer señala el cauce, donde el agua está turbia, pero también arrastra algo más.

El excaballero tiene razón. La corriente lleva sangre. Se ha derramado sangre río arriba. Desde el lugar al que sus compañeros se dirigían…

Derlan observó el rastro de sangre. Venía de la parte desde la que sus compañeros se habían dirigido pero no había sonado ningún cuerno de ataque. ¿Que significaba eso? Podrían estar heridos pero si los orkos les hubiesen atacado hubieran escuchado el sonido. ¿Que habría pasado?

-Tio, esa sangre... ¿que crees que habrá ocurrido?

No lo se, pero creo que deberiamos seguir rio arriba...si nuestros compañeros han caido hay que saberlo y sino necesitaran nuestra ayuda...hay un herido como minimo y grave. sino toda esta sangre no corre...puede ser sangre de orko seria una gran noticia....demonos prisa....no creo que nos sigan....

Petrer introduce la mano en la corriente de agua y la agita.

Sangre. Lo habitual es que si se derrama sobre un río, tan ancho como este, a pesar de su poco caudal, es que se disuelva en la gran cantidad de agua. El hecho de que aun no haya desaparecido sólo puede querer decir una cosa: Que la sangre se ha vertido muy cerca. Que el combate se ha producido muy cerca.

Aunque eso no le cuadre al veterano caballero. La ruta que llevaban sus compañeros debía de alejarles más de ellos. Mucho más.

Sabiendo que no sirve de nada especular, ambos comienzan a cruzar el cauce. No les lleva demasiado. El caudal incluso en mitad del río no les llega más allá de la cintura.

Una vez al otro lado, en lugar de internarse de nuevo en el bosque y continuar cuesta arriba, hacia la salida del valle, deciden seguir el río arriba aunque siempre moviéndose cerca de la entrada del bosque, por si fuese necesario su protección en caso de divisar enemigos…

No ha transcurrido ni un minuto desde que emprenden la marcha cuando algo capta la atención de Petrer.

El río arrastra algo cerca de la orilla a la que están más próximos. Un cuerpo.

Los dos Stoneheart no dudan en dejar la protección del cercano bosque para correr hacia la orilla, con la terrible sensación de que lo que flota en el agua puede ser uno de sus compañeros.

El cuerpo se detiene debido a unas rocas que impiden que siga el curso de la corriente. Y los dos hombres descubren con alivio que se trata de los restos de un orko. Pero hay algo extraño en ellos, algo que les causa una tremenda impresión y repugnancia.

Se trata de un torso. De la parte superior del cuerpo de la criatura, que está literalmente partida por la mitad a la altura de la cintura. No es un corte limpio, causado por el filo de un arma, ni las fauces de un animal, sino que es como si lo hubiesen despedazado en dos unas manos gigantes…

¿Qué demonios puede haber hecho esto?

Bien, esto no nos comopete, puede ser cualquier cosa.....pero nuestra mision no es investigar, por muy extraño que parezca, nuestra mision es bien distinta....debemos seguir la ruta prevista...aunque sabemos que se estan agrupando precisamente por ahi...debemos avanzar con cuidado y sigilo...por cierto la ballesta y las flechas deberiamos quedarnoslas. Muchas veces un ataque con ballesta puede desorientar...y con las flechas bien clavadas en el cuello se producen muertes silenciosas e imprevisibles.....somos muy pocos, no nos podemos permitir conceder ninguna ventaja tactica. Quedate tu con la mitad de las flechas...y yo con la otra mitad. ¿como eres de versado con la ballesta?

Tratando de olvidar la escena del cuerpo destrozado del orko en las aguas, los dos Stoneheart deciden continuar con la ruta prevista, para salir del valle en el que se encuentran.

Derlan insiste en que su tío lleve la ballesta, ya que es un arma con la que nunca ha practicado demasiado. Petrer se la coloca al hombro y se ajusta el carcaj con las saetas a la cintura. Sólo diez saetas.

El excaballero sabe que tendrá que hacer que cada disparo cuente.

Apenas unos pasos tras adentrarse de nuevo entre los árboles Petrer se queda parado en seco.

Una sensación, un presentimiento le hace darse la vuelta y desandar su camino, y ante la mirada interrogante de su sobrino, el excaballero sólo hace un gesto para que guarde silencio y le siga, de nuevo hasta casi salir del bosque, de nuevo hacia el río.

Pero Petrer no avanza más, quedándose a resguardo de los troncos, buscando algo a lo lejos, hasta que descubre aquello que le ha causado tal desasosiego.

Tres lobos-troll. Bastante lejos en dirección este. Al otro lado del río. En la zona desde donde ellos han venido.

Petrer escucha el respingo de Derlan detrás suyo. A él mismo se le seca la boca de repente. Y se da cuenta que esos tres monstruos deben haber encontrado a la escuadra orka que ellos han abatido.

Los cazadores se separan. Uno de ellos se vuelve a internar en el bosque, mientras los otros dos se dirigen en dirección a cruzar el río. Sin duda han captado su rastro y ahora les están siguiendo la pista de cerca…

Ambos hombres vuelven a internarse de nuevo entre los árboles, no vaya a ser que por casualidad les divisaran. Una sensación de nerviosismo y urgencia crece en ellos al saberse perseguidos por tan mortíferos seres.

Bien, son buenas y malas noticias....nos siguen eso es bueno...quiere decir que el resto del equipo a lo mejor tiene opciones...lo malo, hay que andarse con mucho ojo y evitar dejar un rastro claro....

-Esas criaturas son demasiado rápidas y mucho más duras que los orkos-recordó el caballero la lucha al borde de la caída que había tenido con el lider- pero ahora se han separado. Será mejor que cargues la ballesta y nos preparemos... es probable que no tarden en aparecer. Tenemos que ganar todo el tiempo que podamos...-el ánimo del caballero, tras la euforia del combate anterior, empezaba a extinguirse. Habían logrado una gran hazaña pero la suerte no duraba para siempre.