Partida Rol por web

Leyendo sobre tu cama el sueño te envolvió como un fantasma. El libro cayo a un lado sin que te dieras cuenta. La mañana casi había terminado cuando al darte la vuelta el canto de la encuadernación empezó a molestarte bajo el cuerpo y despertaste. O tal vez fuera el sonido del agua correr.

Tu padre estaba en la ducha, o al menos esperabas que fuera él. 

La puerta de cuarto estaba cerrada, seguramente para no molestarte si hacía ruido. 

Tu estomago dio aviso de la necesidad de preparar algo para comer pero tu olfato te alerto de un olor extraño. Viste un pequeño charco amarillo en el suelo y al responsable mordisqueando una de tus zapatillas.

 Al sentirse observado el cachorro te mantuvo la mirada, casi desafiante, como si dijera. "Si, te estoy destrozando el calzado, ¿Que pasa?"

En tu movil cuatro llamadas más de numero desconocido y un mensaje de Robert invitándote a su cumpleaños. Un amigo de su padre iba a cerrar su bar para darle una fiesta privada, solo amigos, música y chupitos.

Si aquello no era bastante desconcertante, un estrepitoso ruido acompañado de una maldición te alertaron de que tu padre se había llevado un golpe importante.

Sus miradas se encontraron. La de ella llena de sorpresa y desconcierto, la del cachorro desafiante, marcando territorio y propiedad. Naomi ladeó la cabeza, en el mismo sentido en la que el perrito tenía girada la suya, mirándolo, sin reaccionar ante la sorpresa de verlo allí.

El sonido de fondo de la ducha le informaba de que su padre era el responsable de aquello. Y no sabía lo que le sorprendía más, si ver el cachorro allí o saber que había sido su padre quien lo había traído.

-No sé lo que has hecho para camelarte a mi padre, pero quiero que me lo enseñes hacer. Llevo yo toda mi vida queriendo traer un perro a casa y siempre me ha dicho que no. Y tu lo has conseguido. ¿Cómo te llamas preciosidad?-le dijo en voz baja, temiendo moverse para no asustarlo o, en su defecto, hacer que la ilusión desapareciera rápido de su vista. Pero no pudo resistirse mucho tiempo. Se bajó lentamente de la cama, ignorando el pipí, y se acercó lentamente al cachorro, a cuatro patas, intentando no asustarlo-Ven aquí chiquitín... anda, ven conmi..

Un golpe seco y una exclamación hizo que se levantara del tirón-¡Joder, papá!-exclamó, poniéndose de pie de un salto y echando a correr hacia la puerta. Justo cuando salía, se percató de lo que dejaba atrás-¡Tú ahí quieto, no te muevas!-le dijo al cachorro mientras miraba su zapato entre sus patitas-Deja eso... chis, ¡ni se te ocurra!-amenazó con un dedo, señalando su zapato y dándolo por perdido mientras cerraba la puerta tras ella para que el cachorro no saliera de su habitación.

Alcanzó la puerta del baño en dos zancadas y entró directamente, sin preguntar-¡¡¿¿PAPÁ??!!

El cachorro continuo atacando tu zapatilla como si fuera un peligroso criminal, en especial le interesaban los cordones. Supiste que estarían llenos de babas de perro. Al cerrar la puerta la pequeña fiera se quejo, ladró y rasco la madera con las patitas pero te preocupaba otra cosa.

Al llegar al baño viste a tu padre sentado en el suelo, con una toalla enrollada a la cintura. Tenía mal aspecto. Muchas cicatrices en los brazos y el pecho, la mayoría viejas pero otras se veían recientes. Ojeras, pálido, se quejaba de una pierna. Sabías que tenía una vieja lesión en esa rodilla y que le causaba molestias a veces pero nunca nada tan doloroso como para desencajarle el gesto.

Al verte saco fuerzas de alguna parte para levantarse lo justo y sentarse en el retrete, con la tapa abajo, en una posición más digna.

- ¿Te he despertado?¿Lo siento cielo? Me estoy haciendo viejo, me resbale al salir de la ducha pero estoy bien. ¿Que tal tu noche?¿Muchos pacientes?

-No, tranquilo, ya estaba despierta...-le contestó, soltando todo el aire que había estado conteniendo sin querer desde que había escuchado su queja hasta que vio que estaba bien. Bueno, bien no era la palabra exacta. Sus ojos analizaron lo que veía con mirada profesional buscando el origen de la queja e intentando relacionarlo con lo que su padre le estaba contando. Y no se la colaba.

Se apoyó en el quicio de la puerta, cruzando los brazos, mientras lo miraba inquisitivamente.

-Ya...-miró la rodilla de su padre. Sabía que le daba guerra de vez en cuando pero eso no era lo que le preocupaba ahora-No te muevas, vamos a echarte la crema para la rodilla.

Con un pequeño impulso se separó del quicio de la puerta y entró en el baño. Se acercó a un armario que había junto a la bañera. Sobre él había varias cajas, entre ellas la de un tubo que era la crema para las articulaciones inflamadas que usaba su padre para esa rodilla. Cogió también otra, que era una crema para los hematomas. Abrió también uno de los compartimentos del armario y sacó una especie de neceser mediano, estampado con flores rosas y blancas. Con ambas cosas, se acercó a su padre, sentado en el retrete, y lo hizo agarrar el neceser y los dos tubos de crema.

-No soy una niña pequeña. Me puedes contar qué ha pasado y qué te pasa realmente, no es solo la rodilla. Es más, te lo agradecería -lo miró a los ojos mientras abría un paquete de gasas- Parece que te has caido en un zarzal y te las peleado con cada una de las espinas. ¿Cómo te has hecho todo eso? Pareces un cuadro de Picasso. Y ahora esa otra crema te la echo donde has caído al resbalarte, evitaremos el hematoma dentro de lo posible.

Empapó dos gasas con líquido antiséptico y, lentamente y con mucho cuidado, fue desinfectando los arañazos recientes que lucía su padre por todo su cuerpo.

Tu padre te miro y por un momento sentiste que iba a revelarte un secreto, algo que le pesaba en lo mas profundo de su corazón pero carraspeo pensando mejor lo que iba a decir antes de abrir la boca.

-No, ya no eres una niña, cada día te pareces más a tu madre. Es fuerte, inteligente, independiente... y las dos con la misma afición a llenarme de potingues.- dijo queriendo minimizar y sacar balones fuera como era su costumbre.- Solo fue un pequeño accidente en la fabrica, se me cayeron unas cosas encima. Culpa del novato que no se acostumbra al turno de noche y va medio dormido, nada serio.

-Esa otra pomada, mejor me la pongo yo luego. - dijo tu padre y entendiste que se había dado en la cadera o el trasero, alguna parte cubierta por la toalla que no pensaba quitarse delante de ti.

- Por cierto.- dijo cambiando de tema.- He traído un perrito a casa... Me lo encontré al salir del trabajo. Tiene que estar por alguna parte, seguro que tiene hambre. Le puse un cuenco con agua en la cocina pero no se que darle de comer, luego saldré a hacer la compra... no estoy diciendo que valla a quedarse, solo hasta que le encontremos una casa... Si, se lo que dijo siempre sobre los perros. Hay que sacarlos cada día y un gasto constante, educarlos, llevarlos al veterinario.... pero me dio mucha pena. Estaba en una bolsa de plástico, con otros tres cachorros más muertos. Este apenas respiraba cuando abrí la bolsa. Parece que se esta recuperando bien...

Aguantó la mirada de su padre con expectación... creía que iba a ser sincera con él por una vez...

Pero no. El momento pasó como había llegado. Y Naomi hizo como tantas otras veces, no insistir y dejar que su padre decidiera lo que quería compartir con ella para no preocuparla. O para mantenerla al margen de su vida. Tantas veces le había preguntado de niña por tantas cosas y tantas veces había recibido evasivas, que ya no le extrañaba.

Pero por alguna razón, aquella vez le molestó un poco más que las anteriores y respondió mientras terminaba de curar a su padre.

-Ya... y voy y me lo creo, no soy una niña. No me voy a asustar porque me cuentes que haces por las noches... ni tan siquiera si me cuentas que esto te lo ha hecho una preciosa mujer mientras gritaba entre tus brazos-Le soltó con una sonrisa pícara poniéndose en pie y guardando las cosas en el neceser, que devolvió al armarito.

-Y no, el perro no se va. Vamos a desayunar nosotros y después lo llevaré al veterinario que le haga un chequeo. Después de encontrarlo en esa bolsa prefiero que lo vean y si hay que ponerle alguna vacuna o algo que me digan. Te diré lo que tienes que comprarle, te daré la dirección de una tienda de animales en la que podrás conseguir pienso para cachorros y una camita-se acercó a la puerta y se volvió al llegar al quicio-Se queda. De hecho está en mi cuarto comiéndose mi zapatilla, que ha reclamado de su propiedad y ya se ha tomado la libertad de hacer un pipi. Te doy el privilegio de ponerle nombre. Ve pensando uno. Pero... máximo de dos sílabas, y que suene claro y fuerte, para que lo reconozca y lo aprenda rápido. Y que suene bien, nada de palabras malsonantes ni cosas cursis.

- Tienes razón.- reconoció ante tu sinceridad con un profundo resoplido.

- Ya no eres una niña pero no es una conversación que quiera tener en paños menores. Dame un momento que me vista, prepara un café... - sugirió.- El perro, no sé... no pensaba que fuera a quedarse soy muy malo poniendo nombres, si fuera por mi tu te llamarías Leia o Ripley...prefiero que se lo pongas tú.

Tardo un rato en salir, ordenando sus ideas para empezar una conversación difícil. - He estado dando vueltas a como decir esto, no es fácil.- dijo dejando una mochila a tu lado. Era pequeña, negra, no la habías visto en tu vida pero tenía pinta de llevar años usándola.- Puedo que lo mejor sea que lo veas por ti misma.- comento animándote a abrir la cremallera, sabiendo que si lo hacías descubrirías la mascara de Red Hunter y sus armas.- Esto es lo que hago por las noches, espero que no me odies.

Dejó a su padre en el baño y se dirigió a su dormitorio lo primero de todo. Se acercó al cachorro que seguía intentando terminar con su zapatilla-¡Ven aquí, bandido! Que al final la vas a romper...

Lo cogió en volandas con mucho cuidado y se lo llevó a la cocina con ella, haciéndole carantoñas y acariciándolo para que le perdiera el miedo-A ver que nombre te ponemos... por cierto... habrá que ver si eres macho o hembra antes que nada, ¿no?-lo levantó para averiguarlo-¡Ajá! Hembra. ¿Ripley? No se si tienes cara de luchar contra Alien ¿o sí?-le sacó la lengua y la dejó en el suelo para que investigara esa nueva habitación con tranquilidad.

Preparó café y, cuando estaba llenando dos tazas, fue cuando su padre apareció.

Naomi miró la mochila unos segundos y después a su padre. La visión de aquella pequeña mochila y las palabras de su padre la habían descolocado. ¿A qué se refería? ¿No trabaja en la empresa de seguridad desde hacia años? ¿Le estaba gastando una broma? Miró a la mochila con desconfianza, casi como esperase abrirla y descubrir que había un escorpión dentro o algo así. Pero no podía tener nada malo, era de su padre, ¿no?

-Vale, vamos allá-dijo. Por que no quería perder la oportunidad de saber qué quería contarle su padre.

Abrió la mochila para descubrir unas ropas bien dobladas y de color oscuro en su interior. Las sacó, miró a su padre como esperando su permiso para seguir y la desdobló con cuidado. La miró por un lado y por otro, y se quedó sin palabras. Miró a su padre un instante antes de dejar aquel traje sobre la silla de la cocina y mirar de nuevo dentro de la mochila. Metió la mano y se quedó sin respiración cuando, al tacto, supo lo que estaba tocando. Sacó una pistola, agarrada solo por dos de sus dedos. La dejó con cuidado sobre la mesa y volvió a mirar al interior, pero sin meter la mano esta vez. Había otra.

Levantó lentamente la vista y la paseó por la pistola, el traje, y terminó en su padre. Su cara era la sorpresa en persona. Había dos opciones para aquello. La más sencilla era que su padre trabajaba de boy en despedidas de solteras disfrazándose con aquel disfraz y las pistolas eran de mentira y parte del personaje que interpretaba. La más complicada era que su padre estaba perdiendo la cabeza.

Lo malo, es que había una tercera opción.

-Vale... hablemos de esto... ¿qué me quieres decir... exactamente?-se sentó en otra de las sillas lentamente, sin perder de vista a su padre y estudiando cada una de sus reacciones.

Había visto ese traje en varios periódicos, había leído sobre las descripciones que los testigos hacian de Red Hunter.

Se dio cuenta de que sus manos estaban temblando, así que se cruzó de piernas y las puso sobre su rodilla, intentando que no se notara. Supo que no sabía a qué atenerse y que, realmente, no sabía que hacía su padre por la noche. Nunca había ido a la empresa de seguridad con él, nunca lo había recogido, él casi nunca contaba nada... Es como si no lo conociera en aquel momento.

Ripley corría por la cocina revisando sus nuevos dominios. No parecía tenerle miedo a nada y tus caricias le habían gustado lo bastante como para de tanto en tanto correr a tu lado y ver que hacías. 

Tu padre se sentó con la mirada perdida y la taza de café entre las manos. Dio un largo trago y ante tu pregunta abrió el bolsillo lateral de la mochila, saco una mascara y se la puso.

- Yo soy Red Hunter, Naomi... Trabajaba en aquella empresa de seguridad pero después de lo que paso a tu madre tuve varios incidentes y me despidieron. Desde entonces trabajo en la seguridad privada de esta ciudad. De vez en cuando paro una entrega de drogas o el robo a un banco o intercepto un dinero destinado a comprar alguna voluntad. Parte de ese dinero sucio sirvió para hacer algo bueno, pago tus estudios y la casa, la reparaciones del hospital infantil, el refugio para mujeres maltratadas....- dijo antes de quitarse la mascara. Con ella puesta su voz sonaba distinta, mas profunda y casi aterradora.- Pero lo mejor de todo es que con esto puesto puedo hacer justicia. Justicia de verdad, sin picapleitos sacando los flecos del sistema, sin jueces corruptos ni policías idiotas perdiendo pruebas, sin años de espera... Justicia real y efectiva.

El hombre dio otro trago de café mientras el cachorrito subía sus patitas a tu pierna pidiendo que le recogieras en tus brazos.

- La norma numero uno de un Vigilante es nunca revelar tu identidad secreta porque eso te pone en peligro a ti y a los que amas. Por eso nunca te he dicho nada pero tampoco soporto mentirte y estar escondiendo mis cicatrices para no preocuparte.

El silencio se hizo en la cocina. Era lo más parecido a la expresión "cortar el aire con un cuchillo".

Naomi se había quedado petrificada mirando a su padre con la máscara puesta y, después, su mirada se habia posado en esa máscara cuando su padre se la había quitado y la había dejado sobre la mesa de la cocina.

En algún momento fue consciente de las peticiones de atención del cachorrito. Lo cogió lentamente y lo puso en su regazo, acariciándolo casi maquinalmente, mientras miraba alternativamente a su padre y a aquel traje. Hacia su padre, hacia el mundo, podía parecer tranquila, en shock casi, pero su mente se movía rápidamente analizando las noticias, comparándolas con lo que había vivido todos aquellos años, intentando cuadrarlo todo.

Y no encontraba un solo recuerdo que tirara por el suelo lo que su padre acababa de contarle. Ni uno solo.

-No sé que decir. Creo que estoy intentando averiguar que te diría mamá si estuviera aquí en lugar de estar yo esta noche. No se si le gustaria o... se moriría del susto-le dijo mientras su mano acariciaba lentamente a Ripley. Y por más vueltas que le daba a aquello en su cabeza, no encontraba la respuesta que le cuadrase y que la convenciese en aquel momento. Y temía que nunca la fuera a encontrar.

Se sentía como si estuviera en una nube, como si fuera un sueño. Quizás era que aún no se lo creía del todo. ¿Su padre el mismísimo Red Hunter? ¿Tantos años ocultándole aquello? Ahora se daba cuenta de lo fácil que era. Tenían horarios tan diferentes desde que era una niña que había tenido que ser muy fácil ocultarselo todo. El la había hecho así desde pequeña, había configurado sus horarios, su vida, de forma que había tenido todas las noches para él y ella se había acostumbrado a no preguntar para no escuchar evasivas o disculpas. Todas las noches lo había dejado ir pensando que estaba en algún lugar seguro, vigilando, durmiéndose de aburrimiento, leyendo o escuchando los programas nocturnos de la radio, viendo las pantallas de las cámaras de seguridad mostrar hora tras hora la misma imagen estática en las que nunca se veía nada especial.

Y lleva saliendo todas las noches desde que mamá se fue a ponerse ese traje y buscar justicia por su mano... La justicia que mamá que no tuvo...

Se sintió culpable por no haber sido consciente del peligro que corría cada noche, por saber por qué lo hacia aunque hiciera años que no hablaban de aquello. De su madre. De la culpa que su padre sentía y que no había superado. Ahora lo tenía claro.

-Y, ¿por qué ahora? Hace tantos años que mamá... y -de repente le vino a su cabeza algo que la preocupó enormemente-¿qué ha pasado esta noche para que te hayas decidido a contarme esto?

Riplie se movía juguetona en tus brazos y de tanto en tanto soltaba un ladridito para avisarte de que quería más mimos o que le prestaras atención.

-No hace falta que diga nada, solo quería que lo supieras. Ya eres mayor y aunque no lo creas me duele haberte mentido tantos años.- dijo y resoplo cansado. - Cada noche es peor, los delincuentes son como una plaga, quitas uno de la calle y aparecen dos a ocupar su lugar. Quería hacer una ciudad mas segura para ti pero por mas que me esfuerzo no lo consigo.- aseguro mirando el fondo de su taza.

Dio unas vueltas al café, aunque no hacia falta.- Tu madre habría dicho que estoy loco si viviera... pero es porqué no esta por lo que empecé con esto. La ley y la justicia son conceptos separados en esta ciudad, alguien tenía que hacer algo y supongo que me volví lo bastante loco como para asumir el puesto.

Levanto la cara y te sonrió.- Hoy no ha pasado nada inusual, me han disparado, me he caído por una cornisa persiguiendo a un atracador y le he partido las piernas a un policía que dedicaba su tiempo libre a vender películas para adultos que el mismo filmaba, protagonizadas por menores. 

Dio un trago a su café como si te hubiera contado un tranquilo día de oficina.- Supongo que lo que pasa es que me hago viejo, mi cuerpo se a llevado muchos golpes, cortes y disparos a lo largo de los años, ya no sé cuanto pueda aguantar con esto pero no quiero dejarlo...No puedo.

Tu padre te miro esperando comprensión y entendiste que era posible que un día te llamara la policía para entregarte a tu padre en una bolsa. Era un héroe para la ciudad pero también era un hombre común, de carne y hueso, adicto a atrapar criminales ya que era lo único que mitigaba el sentimiento de culpa que lo estaba matando.

Riplie salto a la mesa y olisqueo tu taza. Decidió que no olía apetitoso y empezó a buscar galletas u otra cosa que mordisquear.

Conforme su padre hablaba, Naomi se iba quedando más y más pálida.

-¡¿Que te han disparado?! ¡¿Que te has caído desde una cornisa?! ¿Que altura... cuanto...? ¡Eso es peligroso!...

Ya, tota del culo. Ya lo sabe, te lo está diciendo. Pero está bien porque está aquí contigo. Se dijo a si misma con todo airado.

Levantó las manos, deteniendo la respuesta de su padre, necesitaba pensar unos segundos. Ahí fue cuando se dio cuenta de que la perrita ya no estaba encima de ella sino andurreando por la mesa de la cocina. La cogió rápidamente y la dejó en el suelo-Ahí, que aún no sabemos si traes o no compañía entre tus pelos, anda, corre e investiga-le dijo dándole un pequeño empujón para animarla a que andase por donde quisiera.

-Sí, si que tengo que decir algo, papá. Es imposible lo que te propones. Entiendo por qué lo haces, entiendo que buscas algo bueno, claro que si. Pero tu solo no puedes acabar con toda la delicuencia de la ciudad, es una misión enorme, no puedes echarte encima esa responsabilidad. Te estas poniendo en peligro. Disparos, caidas, estas jugando a matarte cualquier noche. Además, sin que nadie sepamos nada. ¿Y si te pasa algo? ¿Y si una noche no vuelves?-le preguntó, enumerando todos los miedos que le estaban surgiendo al imaginarse a su padre ahí fuera enfrentándose a los cabrones que había por ahí sueltos-He leído mucho sobre Red Hunter. Eres un héroe, la gente te ve así, los que tienen que tenerte miedo seguro que te lo tienen. Pero... no eres un superhéroe, no tienes poderes, eres de carne y hueso...

Pero le acababa de decir que no pensaba dejarlo. Y no podía negar que sentía curiosidad por que le respondiera todas las preguntas que le estaban surgiendo. Adelantó su mano por encima de la mesa y agarró la de su padre, que descansaba sobre la mesa-No puedes... ¿o no quieres? Son cosas diferentes-Naomi pensaba rápido-Si quieres, podemos irnos unos dias fuera, hablar de esto, buscar otra opción. Si el problema es la mezcla de recuerdos, ciudad y mi seguridad, podemos cambiar algunos de esos factores-le ofreció. Le dolía ver a su padre así, imaginarlo noche tras noche solo y enfrentándose a delicuentes peligrosos. Tenía el estómago revuelto y el corazón a mil-Vamos a tomarnos unos dias de vacaciones, sí. Me deben dias en el curro de un par de guardias que aún no me he tomado y puedo cambiar otros dias con un amigo, seguro que no hay problema.

Riplie no parecía muy contenta de que la bajaras de la mesa cuando estaba olisqueando algunos rastros de cosas ricas. Se giro y te regalo un ladridito de cabreo antes de dar media vuelta y poner rumbo al cubo dirección al cubo de la basura. Estaba bien cerrado pero los olores eran interesantes.

- No estoy solo, a veces coopero con otros. No es que me guste... hay mucho loco suelto que se pone una capa y dice ser un vigilante.- dijo como si el fuera profesional y el resto aficionados.- También hay algunos buenos, decentes al menos. Tyr me saco de una situación muy jodida una vez, claro que no es un buen ejemplo... Dice que es el hijo de Odín, hermano de Thor y se lo cree de verdad, pero aparte de eso y que es un machista misógino, no es mal tipo.

Tu padre sonrió al sentir tu mano en la suya y puso la libre sobre la tuya.- No puedo y no quiero.- te respondió.- Calma, no es para tanto. Piensa que tu te has enterado hoy pero llevo años haciendo esto, se lo que hago, conozco mis limites. Deja de preocuparte.

Tu padre se termino el café de un trago.- Hay un par de cosas que tienes que saber. Por ejemplo, que tengo una caja fuerte escondida detrás del espejo del pasillo de arriba. La clave es la fecha de tu cumpleaños con un cero delante. Allí ingreso una parte de lo que les quito a esos hijos de puta. Se lo entregaría a la policía pero son tan corruptos que se lo quedan y se lo gastan en alcohol y señoritas.

Llevo la taza vacía a la fregadera.- No me puedo ir de vacaciones ahora, veras, esta ciudad esta ahora dividida entre la mafía Italiana, con Fratello a la cabeza y la rusa, con Ivanov.  Hay alguien azuzando a uno contra el otro para que se maten entre ellos y limpiarse el camino a la cima. ¿Sabes cuanta gente va a caer si eso pasa?

No, por mucho que el le dijera y le contara, no lo podía ver como Red Hunter. No aún. Para ella seguía siendo su padre. Pero, aunque el tenía razón y llevaba años haciendo aquello en la ciudad, no evitaba que ella no se preocupara.

Miró hacia la puerta de la cocina, desde la que se veía el pasillo y el comienzo de las escaleras que subían al piso de arriba, donde estaba el espejo que comentaba su padre. Lo volvió a mirarlo a él. ¿Cuantas más sorpresas le escondía? Apoyó los codos en la mesa de la cocina y apoyó su barbilla en la palma de sus manos mientras veía como su padre limpiaba la taza y hablaba. Estaba claro que no iba a ser ella quien le iba a convencer de dejar todo aquello. Eran demasiados años, demasiada la implicación que estaba detectando en su tono de voz. Así que, por ahora, solo le quedaba una cosa. Entender lo que su padre hacia.

-No se si podría confiar en alguien que se cree hijo de Odin-dijo con voz sarcástica. Pero cambió el tono cuando siguió hablando-¿Entonces Red Hunter no trabaja solo? Hay más personas que están haciendo lo mismo que tú. ¿Vigilantes los has llamado? ¿Personas como tú que quieren lo mejor para la ciudad y que también salen de noche sin que nadie sepa a que se dedican realmente? ¿Los organizas tú?-se terminó su café de un trago y se levantó, llevandole la taza a su padre para que la fregara también. Se quedó junto a él-Dos mafias en la ciudad... No no me suenan esos nombres, no soy de leer muchas noticias la verdad... ¿Y por qué no dejar que se maten entre ellos y cazar al que está detrás de todo?-le pregunto curiosa a la vez que totalmente desconcertada. Cogió la taza de su padre y la secó con un paño- Lo que quiero decir papá es que, que no me preocuparé si sé exactamente qué haces, cómo lo haces. Ya que no puedo hacerte cambiar de opinión ahora ni me dejas alejarte de la ciudad, ¿me cuentas más de lo que haces y cómo? Como te enteras de la gente que hace cosas malas, como los encuentras, que haces, qué gente está contigo. Todas esas cosas. Como empezaste...también.

Lo miró largamente. Se le hacía raro preguntarle sobre algo de lo que nunca habían hablado. Se hubiera sentido igual de rara si le hubiera pedido que le explicase su trabajo en la empresa de vigilancia pero ahora, sabiendo lo de Red Hunter, era mucho más extraño todo. Se sentía como que no debía preguntar, que estaba entrometiéndose en algo demasiado personal. Y temía que su padre le dijera que no, la mantuviera aparte. Pero, ¿cómo irse a trabajar al hospital pensando ahora que en una de las camas que entraban en urgencias podía encontrarse algún a su padre con un par de disparos o un cuchillo en el pecho?

- Tyr vive en su mundo, aparte del controvertido tema de sus orígenes tiene unos valores similares a los míos y a demostrado que es de fiar.- te respondió mientras se secaba las manos.- Hay otros, no todos persiguen los mismos fines. Algunos solo quieren protagonismo y portadas, que es la forma más rápida de morir con unas mallas complementadas de unos calzoncillos por fuera.- Te explico volviendo a sentarse. No era un niño y la noche había sido dura.

- Otros están mal de la cabeza, como Tyr, aunque el por lo menos es competente. A lo largo de los años he visto de todo, incluso gente pasarse de bando y ponerse al servicio de las mafias por dinero pero la mayoría que trata de imitarme no dura una semana.

Riplie correteaba de un lado al otro, explorando sus nuevos dominios y de tanto en tanto le ladraba a algo para hacerse notar.

- Yo no organizo a nadie, a veces coincide que estamos detrás de lo mismo y nos repartimos el trabajo pero no tengo ayudante ni intención de formar una "liga de la justicia" o algo parecido. Cada cual va a lo suyo, tiene sus propios objetivos y la verdad es que hay pocos que sean competentes.

- Hay una mujer, se hace llamar Noche. Tiene una melena larga y roja, va vestida con un mono de cuero negro. Tiene contactos en la policía y pelea bien. De Tyr ya te he hablado, también hay un tipo al que llaman "El brujo", que no es mas que un camello que sabe que pastilla tomar para ignorar el dolor o agudizar la vista y últimamente he visto un crio vestido como un ninja de película mala de los ochenta dando saltitos por los tejados... a ver cuanto dura.- comentó enumerando la fauna nocturna de la ciudad.

- Hubo muchos otros antes, alguno cometió errores fatales para civiles, no me extraña que la policía no nos vea con buenos ojos. Los corruptos por razones evidentes y los decentes porqué la mayoría de vigilantes crean más problemas de los que resuelven. 

Will llamo al perrito para que dejara de intentar subirse al sofá sin existo. Se acerco, lo olfateo y volvió a poner las patitas en tu pierna reclamando atención.

- El problema de que dos mafias se enfrenten es que convierten la ciudad en su campo de batalla. En cualquier parte puede surgir una escaramuza o se les puede ocurrir poner una bomba, en la puerta de un colegio, en un supermercado, en una discoteca... Los civiles no les importan una mierda y hay decenas de negocios "honestos" que les sirven de tapadera a unos y otros y por tanto son blancos potenciales. Para que te hagas una idea, el párroco de la iglesia de San Gabriel arcángel es primo de Fratello y los rusos son capaces de entrar pegando tiros en pleno bautizo.- dijo por ponerte un ejemplo.

Tu padre resoplo, parecía cansado.- No, esto tengo que pararlo. Mañana por la noche Ivanov a cerrar un trato de venta de armas, parte del pago por ellas es usarlas contra los Fratello.

Naomi volvió a coger a la perrita entre sus brazos cuando volvió a reclamar su atención.

-A ver si lo he entendido bien... Fuiste el primero que comenzó a hacer ese tipo de cosas en la ciudad, hace mucho tiempo. Realmente no recuerdo cuando fue la primera vez que escuché hablar de Red Hunter, creo que...¿desde siempre? ¿empezaste al poco tiempo de lo de mamá?-preguntó, cayendo en la cuenta de que no sabría decir en qué momento el nombre de ese "héroe" había pasado a formar parte de sus vidas, de la cultura popular de la ciudad-Vale, y una vez que la gente ve que haces cosas buenas, otras personas se sienten, ¿cómo diría? iluminados por tus ideas, y deciden seguir tus pasos. Todos de forma individual y, generalmente, sin llegarte a la suela de los zapatos.

Se quedó mirando a su padre. No sabía si mirarlo con entusiasmo, veneración o con incredulidad. Aquello le había venido tan de sorpresa que, era consciente, no estaba reaccionando a las noticias.

-Y te enfrentas, no solo a ladrones ni robabolsos, ni nada parecido. No, te enfrentas a mafias organizadas. Tu solo. ¿Alguien te ha dicho que debes estar loco para hacer eso?-le preguntó pero, a la vez, sonrió-¿Cómo lo haces? ¿Cómo sabes donde buscarlos? ¿Cómo saber lo que hacen, donde, como y acabar con ellos? Cuentame como lo haces porque me parece... increíble. Para mi eres una persona normal, eres mi padre. Se que eres de carne y hueso, se me hace difícil imaginarte como Red Hunter, el Red Hunter del que hablo algún día que otro tomando café en el hospital cuando has hecho algo ahí fuera, cuando las autoridades hablan de ti, cuando sales en las noticias...

De repente, se le ocurrió algo que hizo que arrugara el ceño-¿Lo sabe Akiyama?

La perrita quería jugar, que le hicieran caso y parecía muy cómoda en tus brazos.

Mientras tu padre asentía a tus afirmaciones sobre que fue el primero, que empezó después de enterrar a su esposa y el resto de vigilantes son imitadores de baja calidad.

- Eres la única persona a la que se lo he dicho pero estoy seguro de que Akiyama lo sabe. Nunca ha salido el tema abiertamente pero una vez, viendo las noticias, me lanzo una mirada y supe que se había dado cuenta, que reconoció mi forma de pelear en unas imágenes. Creo que prefiere no certificar sus sospechas para no mandarme a un manicomio.- bromeó.

Tu padre resoplo.- Al principio pensé que estaría un tiempo, haría justicia y volvería a una vida normal. Comencé con delincuentes comunes, asustando camellos de poca monta para que dejaran las zonas de los colegios... La prensa no supo que yo existía hasta mucho después, cuando el rumor de mi presencia ya corría por las calles desde hacía meses. Nunca pretendí ser famoso, ni un ejemplo para nadie.-  te aseguro

- Fui aprendiendo, escuchando conversaciones de los delincuentes, buscando respuestas a tortazos y poco a poco fui tirando de hilos hasta darme cuenta de que todo estaba conectado en una gran maraña de mierda. Conociendo aquello ¿Cómo dejarlo?. Así me fui metiendo en cosas más grandes, es el trabajo de muchos años, de observar y escuchar, de seguir a las ratas hasta sus cubiles.- te explico.- No es un trabajo fácil, ni agradable, pero nadie más va a hacerlo. La policía es la mayor red mafiosa de esta ciudad y si supieras en que cosas esta metido el alcalde vomitarías... yo lo hice.

Tu padre quiso cambiar de tema, evitando contarte cosas mas escabrosas.- Tampoco te puedes creer todo lo que la televisión dice. Una vez dijeron que lance a un delincuente callejero por la ventana de un octavo piso y lo que paso en realidad es que iba tan metido de "algo", que al verme pensó que era buena idea saltar por la ventana. No me dio tiempo de cogerlo. 

- Pongo cuidado en esquivar a la prensa mas que a las balas, puede que algún día escriba mis memorias para dejar algunas cosas claras pero no daré carnaza a esas pirañas.

Naomi lo miraba embelesada. ¿Todo eso hacia su padre?

-A si que también tu has estado aprendiendo con Akiyama. No he sido la única. Conociéndolo preferirá no confirmar sus sospechas pero, si lo hace, prepárate para aguantar uno de sus sermones. La vas a flipar... -le sonrió, imaginándose la situación. Lo mismo los delincuentes temían a Red Hunter, pero estaba segura que Ayikama podría con Red Hunter solamente por lo cansino que podía llegar a ser si se proponía algo-Lo mismo tengo que traerlo aquí para que te convenza para irnos de la ciudad unos dias aunque sea...

Pero sabía que no sería posible. No es que conociera bien a su padre, de hecho, ahora mismo pensaba que no lo conocía en absoluto, pero intuía que sería imposible hacerlo cambiar de opinión. Jugueteó con Ripley, le hizo cosquillas en la barriga y le acarició las orejas. Nunca había pensado el día de antes que ahora estaría en la cocina de su casa con un cachorrito entre sus brazos y tomando café con Red Hunter.

-Puedo ayudarte si quieres...-propuso, haciendo una pausa-...con lo de las memorias. Creo que sería buena idea, sobre todo porque si no se escriben las cosas, se van olvidando con el tiempo. Y ahora...¿qué tienes pensado hacer con esas dos pandillas de mafiosos?