Partida Rol por web

Michael y Eli continúan avanzando por los pasillos, atravesando habitaciones de pruebas deshabilitadas por la falta de energía eléctrica. Tras avanzar sin problemas durante un tiempo, acaban llegando a una gran habitación con cuatro puertas, una en cada lado, de tres pisos de altura y en la que era necesaria bajar un piso de altura para entrar en ella.

En las otras puertas, las cuales estaban abiertas, se podía ver a Nataly, a Lee y a Brooke.

La habitación era muy amplia y la falta de luz impedía ver que había en ella, aunque si era obvio que no estaba vacía y que había varias cosas por la habitación, y algo en medio.

En una encrucijada. Observó la habitación desde el borde de su pasillo. Le daba algo de miedo saltar a la aventura porque había posibilidades de que hubiera una trampa. Y apenas se podía ver nada desde su posición.

- ¿Qué os parece si saltamos todos a la vez?

Uno solo podría estar en grave peligro, pero si se lanzaban todos, podrían afrontar cualquier tipo de problema. Si es que lo había claro.

- ¿Linternas? ¿O algo?

Estaban elucubrando con Nataly cuando la cuarta puerta se abrió dando paso a Eli, otro de los pocos supervivientes junto a Michael. Por lo menos ninguno de los dos parecía tan muerto de miedo como lo estaba Lee. Puso los ojos en blanco para sí al volver a pensar en el asiático y su cara de susto. Cagado.

- Puesss, creo que tengo la mía en la mochila. Pero a las malas utilizamos el zippo* - la verdad era que lo de saltar a las bravas tampoco le seducía, le parecía demasiado imprudente de modo que haciendo caso de la pelirroja, se quitó la mochila de los hombros y empezó a rebuscar.

Nuestro camino nos conduce a una gran sala con otras puertas, donde están mis otros compañeros, y algo en medio.

- ¿Estáis bien? 

Pregunto mirándolas... Pero la poca luz me impide ver bien el lugar. Así que saco de uno de mis bolsillos la linterna y empiezo a buscar por la habitación otras posibles salidas, así como exploro tanto la forma extraña que hay en el centro de la sala, como el techo y las esquinas.

- ¿Veis algo desde ahí? 

Con la ayuda de las linternas que sacaron Brooke, Eli y posteriormente Lee al ver que todos lo hacían, iluminaron el lugar un poco y vieron que se trataba de una sala grande con pocas cosas. Desde cada puerta había un claro camino hasta el centro, donde había una plataforma, similar a un ascensor, para bajar. Pero encima de esta plataforma había dos personas inconscientes con restos de escombros, por lo que vieron que había un agujero en el techo de un tamaño considerable.

Lee observó a las dos personas que parecían estar inconscientes y heridas y a pesar de estar algo asustado, bajó de un salto y fue hacia allí para ver cómo se encontraban.

- Voy bajando, quienes sean necesitarán ayuda. Y no parece haber peligro.

El no ver ninguna bestia como la que le había estado siguiendo le tranquilizó y se dirigió a ver quiénes eran, era obvio que no formaba aquello parte del examen así que era importante que se ayudasen.

Michael observó la situación y al poder ver que allí no se veía nada peligroso y sin dudarlo igual que antes no lo había hecho para bajar, bajó de un salto y se dirigió hacia el centro al igual que hacia Lee.

- Esa plataforma parece la salida. Bajemos y reagrupémonos con el resto, probablemente todos irán a las habitaciones y entre todos podremos hacernos fuertes allí.

Su expresión burlona de costumbre se tornó seria al ver dos cuerpos en el suelo. Desde aquella posición era imposible averiguar si estaban vivos o muertos, lo que sí sabía era que existía la posibilidad de que les hubieran caído encima al saltar y teniendo en cuenta la armadura y todo, podrían haber llegado a matarlos. Joder...quizás iba siendo hora de que dejara de tomarse aquella situación como un simple juego porque estaba claro que había vidas humanas en claro peligro. 

Examinó el agujero en el techo con la linterna, preguntándose qué narices lo habría hecho.

- ¿No os parece un poco raro que una bestia haga un boquete como ese persiguiendo su comida y luego los deje ahí tirados tal cuál?

Por desgracia, la verdad era que parecían tener pocas opciones. Aún así, bajar ahí no acababa de parecerle una buena idea. Tenía una pinta de trampa que daba gusto.

- ¿Están vivos?

Un agujero, el ascensor y dos personas. ¿Muertas o insconscientes?

Mis compañeros bajan sin prestar demasiada atención a su alrededor, aunque las palabras de Brooke me hacen estar atento.

- No bajéis la guardia.

Digo mientras me acerco al centro. 

Al llegar hasta las dos personas, primero me fijo si les reconozco, ya sean estudiantes o profesores. Lo segundo, si no veo nada raro, sería comprobar sus constates para ver si están muertos, inconscientes o si les pasa algo... Siempre preparado para saltar a un lado por si "algo" apareciera o saliera mal. 

Al centro. No había más camino que aquel si querían salir de allí, así que continuó hacia la plataforma, muy atenta a todo lo que le rodeaba. Una de dos: 

- O simplemente se les ha caído el techo encima o...- y la segunda era la posibilidad que más le convencía por desgracia...- Están haciendo de cebo y la bestia seguirá por aquí cerca.

Iba lentamente, con las piernas ligeramente dobladas para poder reaccionar inmediatamente a cualquier tipo de movimiento o ataque.

Lee, Michael, Eli y Nataly comenzaron a acercarse a las dos personas que estaban en el suelo mientras que, por su parte, Brooke continuaba sin bajar mientras pensaba que aquello era una trampa demasiado obvia y desconfiaba.

Cuando los cuatro estaban cerca, de pronto, aquellas dos figuras se incorporaron, tenían un aspecto terrible e incluso asustaban. Lo peor de todo es que aunque los reconocieron, ellos no tendrían que estar allí… oficialmente ¿No estaban muertos?

Uno era Nick Morgan pero… estaba completamente pálido con las venas marcadas en un color oscuro, los labios morados, los ojos en blanco sin mirar a ningún lado en concreto, su brazo derecho había sido cortado a la altura del hombro limpiamente mientras que su brazo izquierdo había sido destrozado por encima del codo y su boca estaba entre abierta mientras goteaba saliva como si fuese una bestia.

La otra era Irania Barrie, aunque el aspecto de esta tampoco era normal, pues agarraba su arco de forma torpe, su piel era de un color violáceo, desprendía un extraño olor que mareaba y su rostro y gran parte de su torso delantero estaban manchados de sangre, como si hubiese escupido gran cantidad de sangre, aunque estaba seca así que habría sido hace mucho.

Peligro. Todo el cuerpo de Nataly se puso en tensión ante la presencia de aquellos dos. Pues mira tú por donde, había una tercera opción en los supuestos dichos por Nataly:

- O ellos mismos son los monstruos...

No había escapatoria. ¿La ventaja? Estaban en superioridad. ¿La desventaja? Dudaba que tuvieran la fuerza que tenían cuando estaban normales. Fijo que contaban con poderes superiores. Nataly se llevó la mano al bolsillo de su pantalón, donde tenía las píldoras de pantera y de fuerza. ¿Sería suficiente? 

Espero no tener que necesitar más fuerza...

- Preparos.- avisó a sus compañeros. Después se dirigió a Nick, a quien conocía bastante. Si bien dudaba que siguiera siendo él.- ¿Nick? ¿Cómo estás?

Los cinco chicos de aquella gran habitación no le vieron, pero alguien observaba desde el agujero y, al ponerse en pie aquellas aberraciones, decidió que era el momento de dar la cara. Por lo que de un salto bajó y cayó no muy lejos de donde los cuatro chicos se encontraban con aquellos dos "heridos", que resultaron ser abominaciones de lo que un día habían sido.

- ¿Sorprendidos? Pues solo son intentos fallidos, otros han salido mejor.

Se trataba de una figura masculina de altura media, cubierta con ropajes negros y una extraña pistola en su mano derecha. Extrañamente, había una persona en la habitación que si reconocía a aquella figura de negro con aquella extraña pistola… pues había visto quemar su amigo.

Algo más saltó del agujero… aunque saltar sería una forma de hablar pues aunque cayó al lado del encapuchado lo hizo con un golpe seco y en plancha, sin preocuparse de hacerse daño. Se incorporó con extraños movimientos y se giró para mirar a los cuatro chicos, mientras con sus manos recogía algo que el encapuchado le daba.

Se trataba de Jessica Carster. Aunque su aspecto también había cambiado mucho, todo su cuerpo estaba lleno de graves quemaduras, con una profundidad que podía vérsele hasta el hueso de algunos lados del cuerpo, incluyendo el costillar izquierdo… lugar en el cual no quedaba mucho de donde antes habría un corazón.

Aquello que le habia dado el encapuchado era un pack de diez píldoras… aquello, aunque más tétrico que la primera vez, le recordó a aquella fatídica tarde en su segundo dia. Aquella extraña Jessica se introdujo el pack entero en la boca, lo masticó y se lo tragó sin dudarlo.

- Te mataré Reckless… - dijo con una voz rasposa y llena de odio… mientras pequeñas llamas comenzaban a surgir en distintos puntos de su cuerpo - por tu culpa estoy así… pero ahora domino este poder prohibido… ¡Te incineraré! - con aquel último grito, el vigor de las llamas aumentó, iluminando toda la habitación.

Jessica. Y ahora aparecía la artífice de todo aquel embrollo. Nataly fijó su mirada en ella. ¿En serio? ¡¿Y todo aquello por un zumo?! Estaba loca de remate. Siempre lo había estado. Y ahora encima iría a por Nataly. La chica entrecerró los ojos. Le habría gustado decirle que no se tomara aquellas píldoras pero ya era demasiado tarde. 

- Estás loca de remate.- intentar razonar con ella no iba a servir. Ya había visto cómo afectaba esa cantidad de píldoras. Adams tampoco dudó en atacar con todo.- Está bien. ¡Si quieres pelear ven a por mí! Esta será la última vez que nos veamos.*

Y no iba a perder. No estaba dispuesta a morir en manos de una debilucha con ansias de poder y venganza. Avisó a los demás:

- ¡Preparaos! Su poder será cada vez mayor.

Sí. Sabía de lo que hablaba. Al menos contaba con aquella experiencia. Lo daría todo. Se tomaría desde el principio dos píldoras. Una de fuerza y otra de pantera.

Y por fin la cosa se definía. Ya decía ella que aquello tenía toda la pinta de una trampa. La verdad es que habían sido descaradamente obvios. Lo peor era que aunque ellos habían caído en la trampa, ni siquiera habían sabido aprovecharse de su ventaja. Como enemigos la verdad era que resultaba patéticos, de modo que, sin poder evitarlo, en su rostro se dibujó una media sonrisa cargada de desdén.

Todavía sin bajar, se puso a aplaudir con un sonido seco que rompía el aire amenazador que se había formado.

- Bravo. Una representación encantadora. Unos zombies preciosos. Bueno, la conejita la verdad es que no está muy allá, pero tampoco lo estaba antes, ¿eh? Bueno...venga, va... - dio un salto y se unió al circo -. ¿Nos ponemos a ello?

Justo cuando me voy a acercar a comprobar los cuerpos estos se levantan. ¿Zombis? Pero lo peor está por llegar... Aquel hombre.

- Tú...

Sin necesidad de pensar, doy un par de mortales hacia atrás para alejarme de aquel encapuchado.

- ¡No bajéis la guardia! - Les grito a mis compañeros. 

Si está aquí, quiere decir que... No solo estaba el encapuchado, sino que tenemos que luchar con los dos zombis normales más la que está llena de esteroides hasta arriba. ¿Por qué es así? Me temo que las preguntas y las respuestas tendrán que esperar. 

A pesar de que todos están preparados, el primero en reaccionar es el encapuchado que saca su pistola y apunta a Lee… entonces de distintos puntos de su cuerpo pequeños rayos eléctricos que entran por el cañón de la pistola durante un par de segundos y ¡PUM! Un proyectil hecho completamente de electricidad vuela hasta Lee que al intentar esquivarlo tropieza, recibiendo el disparo en el pecho y volando hacia atrás…

Lee choca contra la pared y cae hincando una de sus rodillas en el suelo mientras tose sangre… aquel proyectil había dolido y probablemente tras eso se pasaría una temporada en un hospital pero, aún podía continuar.

Fuerza y Pantera. Nataly no dudó en meterse las dos píldoras en la boca y tomárselas. Sabía que no podía reservarse. Aquel encapuchado y su arma eran peligrosos, de eso no cabía duda. No iba a subestimar al enemigo.

Aprovechando que se entretenían con Lee, Nataly usó sus poderes felinos y corrió contra Jessica, dispuesta a terminar aquella batalla cuanto antes.

Hay que igualar el combate. Vamos, chicos... 

Nataly, con su nueva forma, se acercó a toda velocidad hacia Jessica y le dio dos potentes golpes que sonaron a hueso roto. Uno de ellos impactó en su brazo izquierdo mientras inútilmente intentaba protegerse, dejando partido el antebrazo completamente como si de otra articulación se tratase y el segundo golpe impactó en las costillas, lo cual hundió la caja torácica de la chica e incluso hizo saltar gran parte de un par de dos de esas costillas que se veían por la falta de carne quemada.

Jessica retrocedió, escupiendo sangre. Y aunque se veía seriamente dañada, sonreía con una sádica sonrisa llena de sangre.

Nataly por su parte tuvo que retroceder tras realizar ambos golpes, pues las llamas que expulsaba el cuerpo de Jessica le habían quemado al entrar en contacto directo con su cuerpo, que parecía un horno encendido.

Irania, al ver que Lee estaba con la guardia baja o simplemente por atacar al mismo objetivo que el encapuchado, cargó su arco para disparar a Lee pero… quizá por esos movimientos tan bruscos y extraños que hacía, al tensar el arco lo rompió.

Michael por su parte, salta hacia atrás y en el aire comienza a disparar a Nick, que retrocede un par de pasos al recibir los disparos pero, aún se mantiene en pié.

Mientras el combate empezaba, Brooke se había mantenido en un segundo plano, casi completamente ajena a su alrededor mientras mantenía los ojos clavados con la mirada perdida. Lo que en realidad estaba haciendo era generar la arquitectura en su cabeza, en su mente, de lo que iba a hacer.

De algún modo, fue su subconsciente el que al final hizo los cambios pertinentes en su escenario, y cuando todo estuvo encajado, Brooke parpadeó, volviendo a la realidad.

- Vale - dijo para sí, en voz alta.

Como si aquella palabra hubiera sido una señal, todo lo que les rodeaba empezó a cambiar. El suelo se convirtió en unas piedras sucias y gastadas, llenas de charcos de un líquido escarlata. En medio de la habitación apareció un pozo del que rezumaba sangre, como una gran herida abierta. Del techo colgaban grilletes y al fondo había un par de damas de hierro y un potro de torturas. Unas cuantas antorchas brillaban en la pared.

Cuando todo estuvo creado, rodeándolos, soltó un jadeo. Vale. Nunca había usado su poder más que de un modo tentativo para sí misma, aquello era nuevo también para ella y tenía que reconocer que estaba un poco preocupada. Nunca había compartido ninguna dimensión con nadie, y no esperaba que la primera vez fuera una como aquella, que en realidad era la voz de su subconsciente mostrando el dolor que ella no quería reconocer.

Esta vez no sonreía cuando habló para quien quisiera escucharla.

- Aquí no funcionan las píldoras ni las pistolas. Sólo se puede hacer daño estando de pie.

Mantener todo aquello en su cabeza le estaba costando bastante más esfuerzo del que recordaba de modo que decidió aprovechar la oportunidad mientras pudiera y trató de arrearle una patada en la rodilla al encapuchado.