Partida Rol por web

El saco de Boom

Plantando el cerco (Escena 1)

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20/12/2014, 01:04
Pedro Negrete

Me gustaba la actitud de la pelirroja. Sabía como tratar a un hombre. Cómo tratar a un español. Le sonrio cuando me sirve vino, y pego un par de tragos largos al vaso. En esas estoy cuando siento su mano en mi pierna, y siento con mayor gozo como éso se convierte en caricias bien acertadas. Me dispongo a devolvérselas, para disfrutar bajo su faldón del tacto de unas pienas largas de piel blanca y suave como tiene pinta que es la suya...Y en esas da con mi herida. Aunque me haya podido molestar el contacto, por el dolor, no desconpongo la cara por ello. Dios me libre de quejarme aquí entre daifas. No señor.

- Oui. Blessé - digo muy toscamente en pronunciación gabacha, asintiendo a sus palabras y acompañándo el comentario con media sonria. Media sonrisa de picardía por lo que me dice, y aún mas porque yo no retiré mi mano. Con la otra otra pego otro largo tiento al vino que no era le mejor, pero sí estaba entorno a una compañia agradable, así que éso bastaba. Ya lo creo.

El tudesco y el catalán hablan, pero yo estoy muy ocupado en mis propios menesteres.

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20/12/2014, 10:31
Martín Vélez Manrique

Velez dio un vistazo al galimatias que habia escrito en los papeles.

-Cosas de oficiales-penso-Y en hereje.

Pero despues lo penso mejor y sornrio esperando que esto fuera una solucion a los problemas planteados.

-Mire su excelencia a ver si son de cierta importancia, si fuera asi podriamos llevarlos al maestre cuando dé el informe y decir que lo encontro Karl, si a Martin no le importa, pidiendo una recompensa para el, con lo que nos adelantariamos a su sancion por el duelo y podriamos pedir que fuera olvidada por sus servicios anteriores. ¿Que le parece la idea?, y por supuesto, que te parece a ti Martin, al fin y al cabo eres el heroe de la jornada, por partida doble si esto es de importancia. Procurare recompensarte de mi peculio y como mejor pueda, lo mereces.

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22/12/2014, 01:47
Kajtelyne Dehousse

Ella no reaccionó al contacto con su mano. Tan solo le miró con un apunte de sonrisa, comprendiendo que los melindres tendrían que esperar. Así que esperó a que bebiera algo, y después de eso, le besó dulcísimamente con aquellos labios que sabían a perdición. Su mano, atrevida, tocó algo que comienza a adquirir la constitución y robustez de una pica.

-Viens ici -dijo con una sonrisa, levantándose.

De Witt no perdió ripio, pero era hombre que conocía la idiosincrasia española. Al igual que los soldados, la paga se hacía a trabajo hecho, y no antes, a la manera de los tudescos. Así que ni corta ni perezosa, le tomó la mano y tras aguardar a que se levantara, le guió hasta una de las tiendas, que él cerró dando un manotazo a la lona.

Se mostraba atrevida y risueña, descalzándose sobre el jergón de paja. Se acercó luego para besarle de nuevo, esta vez empleando algo más que los labios, mientras desabrochaba al tahalí del que pendía su espada. Compartió una mirada con él, y le miró con la seriedad que requería el momento. Dijo entonces las que seguramente serían las únicas palabras que conociera en el idioma de Cervantes.

-Tómame, soldado.

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22/12/2014, 01:59
Hans Schneider

Negrete fue el primero en pasar por la vicaría. Convencido por la pelirroja, la acompañó hasta su tienda para folgar. Mientras, el catalán respondió a Hans, y éste tradujo a Moritz lo de las hugonotas. Ambos alemanes comenzaron a mearse de la risa por la anécdota, pues entre alemanes se rumoreaba que las francesas solían usar la boca para más menesteres que los propios del beso, y eso generaba gran cantidad de "mitología de lupanar".

-Dicen que las españolas se ayuntan con uno más que uno con ellas. Mujeres de carácter, hechas de fuego. Tengo ganas de probar alguna, ja.

Dicho ésto, mandó a de Witt sacar una botella de aguardiente, la cual sirvió al punto. Entraba mucho mejor que aquel pis de gato al que llamaba cerveza.

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22/12/2014, 02:04
Marie Cöeme

Para sorpresa de todos, intervino entonces Marie. Puta, quizá, pero una señora de pies a cabeza. No estaba acostumbrada a aquellos modos, y así se lo hizo saber sin volver el rostro y dejar de amamantar al niño. Hablaba español de forma muy razonable.

-¿Tratáis así a las mujeres de vuestra terre? Huirán todas de esos modales.

Se giró a mirarle en un signo de altanería, pero también de desafío. Una mirada que decía "soy demasiada mujer para ti".

-No suelo acostarme con soldado. ¿Tienes argent o solo boca muy grande?

Hans volvió a partirse de risa. Ahora no se sabía muy bien si por el aguardiante o por la situación.

-Te lo dije, amigo mío. La hembra tiene carácter. Casi una española.

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22/12/2014, 02:09
Diago Ferreira

El alférez tomó los papeles descubiertos y antes de leerlos, compartió una mirada con el pequeño Martín. Una señal de aprobación o afecto. Luego carraspeó y comenzó a leer a la luz del fuego.

-Es una carta personal, a medio redactar, del alférez. Al parecer su esposa es de Ámsterdam.

Siguió leyendo, mientras jugaba con una moneda de vellón que tenía en la mano derecha. Casi al final de la carta, hubo algo que le intrigó.

-Mmmmm. Interesante. El alférez dice que Dios mediante, espera que el asedio no dure más de unos meses. Algo de un socorro que está previsto para la plaza. Tenéis razón, habría que informar al maestre de campo de ésto. Aunque no es seguro viajar en la anochecida. Partid mañana al amanecer y llevaos a Martín para que os haga compañía. Ordenaré a varios arcabuceros que os escolten, para mayor seguridad. Escribiré un despacho para que se lo llevéis al maestre de campo. Ahora, si me disculpáis...

Se levantó de nuevo y cogió el sombrero que había dejado colgado.

-Tengo que dar parte al capitán de que la tropa ya está alojada. Martín, quédate aquí. Volveré en un rato. Si tienes hambre, hay tasajo en el arcón, envuelto en unos paños.

- Tiradas (1)
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22/12/2014, 02:20
Director

Ser cabo no es cosa baladí, y menos en los ejércitos del rey católico. La intención de Vélez era buscar a Moritz, pero no lo halló con su camarada. Allí solo estaban las ascuas del fuego que antes habían encendido. El cabo tuvo que entretenerse por que cogió "in fraganti" a dos soldados jugando a los dados sobre un tambor, fuera del cuerpo de guardia, lo que estaba prohibido según las ordenanzas. Les dio un aviso, pero sin castigar. Era mejor que los hombres te debieran favores que no que te odiaran por tonterías.

Martín, mientras tanto, limpió sus botines en la tienda del alférez. Su oficio le hacía andar mucho, y pronto habría que hacer un remiendo a la suela que se estaba despegando. Entre sus cosas, tenía una lezna de zapatero, que usaba para ahorrarse los dineros. Las mujeres le habían enseñado a coser, cosa que hacía con cierto secreto, por que los mayores decían que no era cosa de hombres. Sin embargo, él era un chico pragmático y ahorrador, y si podía hacerlo él mismo. ¿Por que pagarle a otro para que lo hiciera?

Tenía pensamiento de solicitar licencia al alférez para tratar de buscar al tudesco y Negrete. Las mujeres le comenzaban a inquietar un tanto, a pesar de su mocedad. Estaba en pleno despertar de su sexualidad, y los pasos que ahora tomara afianzarían fuertemente sus deseos, sus gustos y aspiraciones.

De unos guardias supo Vélez que los soldados de su camarada habían ido a paso ligero a visitar a las busconas. Éstas estaban fuera del campamento, ya lindando con el bosque y el puente que tantas preocupaciones había causado en los días anteriores. Antes de pasar por allí, visitó las letrinas, pues la naturaleza apremió.

Fue entonces cuando el joven Martín vió unas personas pasar delante de su tienda. Se asomó, curioso, y vió a unos cabos españoles que se suponía que estaba en la tienda del capitán hablando con unos tudescos, en número de tres. Parecía que lo que estaban diciendo les alarmaba, por uno de los alemanes corrió para buscar al sargento Hoffman. No estaba muy lejos éste, pues visitaba la tienda del cirujano, y mandó unas cosas en su idioma. Los tres hombres le acompañaron hacia las afueras del campamento. Y el mochilero, pensando que aquellos bastos pintaban feos, tomó su honda y la ciñó en la travilla del cinturón, tapándose con su capote de pastor, simulando que tenía frío. Siguió a los tudescos.

Lo que a continuación se produjo era de esperar. Pero eso no lo hacía menos delictivo. Los alemanes se dividieron en dos grupos, con unos que se adelantaron y el sargento con un escolta, que buscaron a Vélez hasta hallarlo, siguiéndole a cierta distancia. Ya fuera del perímetro del campamento, Martín dió alcance al cabo, con un trote presuroso. No hubo mucho que explicar, por que la trampa se cerró luego. Los dos alemanes que aguardaban junto a los árboles se mostraron delante de ellos, mientras la voz de Hoffman sonaba detrás, requiriéndoles con tono jocoso.

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22/12/2014, 02:35
Sigurd Hoffman

La trampa, si es que era tal, era buena. Estaban a medio camino hacia los carromatos del tabernero y el lupanar de Anton de Witt, donde estaban sus hombres. El puente quedaba a unos pasos, y más allá el infausto bosquecillo que tan malos recuerdos les traía.

-Vaya, vaya. Os creía lenguaraz, cabo, más no cobarde -dijo Hoffman, llegando a su altura.

El alemán le miró con evidente molestia. No había intención de desenvainar las armas, pero se notaba que los alemanes estaban tensos. De pronto, su habilidad con la lengua de Nébrija se tornó sofisticada.

-Así que pretendéis escurrir el bulto mañana.

Ahora si acarició el pomo de la espada con la palma de su mano.

-Deshonráis a vuestra nación. Creía que los españoles eran hombres de honor, y no damiselas que huyen del peligro. Pero claro, era de esperar. Alguien va difamando contra hombres de hígados... Un cobarde sediento de reconocimiento.

Notas de juego

Tira Voluntad si no quieres (decisión tuya) sacar el acero en ese preciso instante.

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22/12/2014, 09:27
Karl Moritz

Todo lo que va sucediendo hace que me parta de risa, y más bien que me lo paso con la rubia Magrite en mi regazo, que desde que ha hecho su comentario sobre el carácter germano ya se ha ganado mi corazón.

Lo de las francesas me ha causado no poca gracia y sin duda me lo voy a pasar de miedo mientras esté deWitt aquí... Y yo tenga montante para gastar, claro.

Las palabras de Marie y el comentario final de Hans me arrancan un asentimiento por lo bien expresado por la mujer, que por muy puta que sea, se le ve nobleza e hígados en su porte, cosa, por otra parte, común en las putas. Sobretodo hígados.

Dejo caer una risotada.

Con sien Marries poderr tomarr Boom en dos días... Entrre toma y toma de bebé... jojojo!

Le concedo, golpeando la mesa a forma de aplauso.

Me gusta alargar un poco el momento... El aguardiente, las aceitunas, el queso y sentir el calor de una moza... Todo a su tiempo y una cosa después de otra... Además, mañana tengo un duelo y nunca se sabe si uno va a salir con vida de estos lances, que uno espera salir ileso o con un feo corte y puede acabar dando los buenos días a San Pedro...

Quizás Marie sabe algo de Hoffman...

Pero esos pensamientos se diluyen cuando la moza rubia refirega su trasero contra mis muslos con intención...

Ah!! Fuego!! Sí!

La manoseo un poco, mientras espero la respuesta del catalán... No quiero perderme este intercambio de frases... Y quien sabe... Quizás el catalán se arruga y entonces mi buen Hans tendría mujer para esta noche... Al menos no mujer recién usada...

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22/12/2014, 15:19
Pedro Negrete

Sabe Dios que soy consciente de que las mujeres, y aún más las busconas, son conocedoras de mil y una estrategia capaces de ablandar el seso a cualquier hombre. Hasta al más animal. Alguien me dijo, hace ya mucho tiempo atrás cuando apenas era un rapaz imberbe, que era la forma en que las féminas se protegían de los hombres. Que si estos tenían acero, ellas tenían algo muchísimo más sutil, y muchísimo más afectivo. Tenían las armas de mujer, que bien puestas en prácticas podrían hacer temblar naciones enteras. Y más de una vez lo han hecho ya…Pero bueno, a lo que iba…Bien sabía todo eso, pero aquel dulce beso de la daifa de pelo rojo y aquel tacto me movieron muchas cosas, cosas del pasado, y no solo aquello que adquiría la constitución de una pica.

Cuando la daifa me coge de la mano para que la siga, yo me levanto de la forma más digna posible. Si me duele la herida me aguanto. Acabo de un trago lo que me quede del vino y la sigo. Con la otra mano cojo un pedazo de queso, que voy comiendo por el camino. Kajtelyne se mete dentro de una de las tiendas y yo la sigo, cerrando al entrar. La observo descalzarse, y luego se acerca y me besa, con unos labios que habrán besado ya a mucho otros, pero que ahora son míos. La correspondo con ganas y ayudo a deshacerse de mi tahalí, que aparto a un lado con mi espada, y cuando dice las únicas palabras que conocerá en mi idioma, lo que hago es asirla de las caderas con tacto (pues aquella mujer, por muy buscona que fuera, me había inspirado cierta ternura), y guiarla para que quede a horcajadas encima de mi, mientras que yo permanezco sentado. En señal de que permito que ella lleve por hoy las riendas, pues además no sé cómo está mi tajo como para darme a las embestidas.

En esas no pierdo el tiempo, y como su tiempo ahora es mio, como tesorero de los dineros que dentro de un rato pasaran a sus bolsillos…Disfruto de su cuerpo de la forma que me apetece. Huelo por un momento su pelo, que tanto me recuerda al de Annalies (aquella mujer que me robó el seso mucho tiempo atrás), lo aparto y beso su cuello, para saborearlo en lo que también aparto ropajes de ambos, que ahora mismo no hacen más que molestar.

No sé si otros hombres tendrán tales consideraciones con ella, poco me importa, pero las mujeres que pasan por un Negrete, siempre quedan contentas, sean daifas o no. Una mujer bien motivada, siempre hará el menester más divertido, que si lo hace medio a desgana. Aparte, no soy tan mal parecio o eso creo, así que no se puede quejar.

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22/12/2014, 17:50
Perot Vilaplana i Llonch

A Vilaplana no le hace mucha gracia la altanería de la meretriz pelirroja. Da un sorbo a su vino.

- Con esa actitud no tendrás muchos clientes. He venido por una cosa, y no es para charlar, como ya deberías saber.

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22/12/2014, 23:18
Martín Vélez Manrique

El que le llamaran mentiroso, cobarde y poner en duda la honra de su pais era bastante mas de lo que estaba dispuesto a soportar, asi que cuando escucho esas palabras hecho mano a la toledana.

-¡Voto a Dios que no os  habia reconocido sin estar a los pies del capitan como el perro faldero que sois!, supongo que no andara muy lejos con sus prebostes para prevenir que os pudiera maltratar, ¿donde encontraria secuaz mas fiel? o quizas os apoyeis en que estoy sin padrinos para asesinarme, pero os va a costar. Pero vamos a acabar con este problema ahora mismo y asi podremos seguir con el asunto de los enemigos del rey.

Desenvaino la espada y la daga dejando el suficiente espacio entre los dos para que el tudesco pudiera hacer lo propio sin sentirse embarazado por su cercania.

-Adelante pues.
 

- Tiradas (1)
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23/12/2014, 09:47
Karl Moritz

Intercambio una mirada algo inquieta con Hans. Sin duda las cosas están tomando un cáriz feo... Y no quiero tener desavenencias con de Witt... la estancia aquí puede ser muy triste sin las "primas".

Venga, venga... No preocopar... Gostarr Marrie...

Le pellizco cariñoso una nalga a Magrit.

No enfadarr... Rücken grran familia... No querrer malas palabrras entre familia rücken y familia de Witt...

Comento, tanto para la rubia como para el resto de presentes. Abro mi bolsillo y cuento las monedas que me quedan, con la esperanza de que me llegue para poder permitirme los servicios de Marie.

No serr buena cosa que Perrot encamar con Marrie si haber malas palabras entrambos... No cosa buena. Cama serr cosa parra reir...

Añado si veo que me llega el montante, y si Perot se aviene al trato, a pesar que la rubia y sus maneras desenvueltas ya me hubieran robado el corazón.

 

 

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23/12/2014, 19:57
Sigurd Hoffman

Sin perder más tiempo ni hacer visajes, el alemán desenvainó la pappenheimer con la diestra y una daga con la siniestra, componiéndose en guardia. Sus secuaces no sacaron las armas, pues habría sido deshonroso en un asunto de honor. Formaron un círculo alrededor, atentos a lo que sucedía, mientras ambos hombres se medían.

Vélez se situó en una guardia "encrespa", típica de la destreza vulgar que se enseñaba en plazas y palestras de España, midiéndose los pasos con el tudesco. Éste, por su parte, se colocó en una guardia alta al estilo del maestro Meyer, y antes de que el español pudiera hacer nada, le tiró un golpe sobre la hoja de ropera, a la manera de batimento, que se le cogió desprevenido. Apartando su hoja con el molesto cimbreo, aprovechó el hueco en la defensa para tirarle una estocada que iba rumbo a su pantorrilla izquierda.

- Tiradas (4)

Notas de juego

El alemán ha usado un "Blitz Meyer" (página 19 Maestros de esgrima), anticipándose a tu primer ataque. Al acertar en la maniobra no puedes utilizar la espada durante éste turno. No obstante puedes parar con la daga o esquivar normalmente el segundo ataque.

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23/12/2014, 20:09
Director

Maríe iba a añadir algo a la propuesta del tudesco, pero era evidente que no le gustaban las malas maneras en un hombre. En realidad, era ella las que solía dispensarlas, y esa clase de mujeres no les gusta que les paguen con la misma moneda. El catalán y el alemán se miraron, parpadeando. Habían escuchado algo, pero Hans ni se había dado cuenta, quizá por que ya estaba algo borracho.

La segunda vez que lo escucharon fue más claro. Parecían voces en la lejanía, y una les resultaba familiar. Luego se escuchó el tintineo de unas espadas. Cuando giraron el rostro vieron, entre las ramas secas de unos árboles cercanos, unas figuras que estaban junto al puente de la acequia. Reconocieron el tono de la ropa de una de aquellas figuras, que no era otra que la de su cabo. Estaba espada en mano, enfrentándose a alguien, mientras otros hombres le tenían rodeado.

- Tiradas (2)
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23/12/2014, 20:17
Kajtelyne Dehousse

Parecía que Catalina no estaba acostumbrada a esas atenciones. Las agradeció en grado sumo, y al cabo de no mucho rato, la tuvo tumbándole en el jergón y buscando como desabrocharle el gregüesco. Él simplemente se dejó llevar, y la miró a los ojos con una extraña fijeza. Le recordaba a ella, y la chica pensó que era de los que se enamoraban. El caso es que, antes de que saliera de su estupor, ya se sintió dentro de ella, caliente y abrigado, y las caderas de la muchacha comenzaron a moverse.

Inmediatamente después de aquello, la mano de Negrete jugueteó con curiosidad en sus pechos y, usando un truco que había aprendido en Italia, buscó algo en sus partes, hasta hallarlo con el dedo. Ella se lo quedó mirando con los ojos muy abiertos cuando comenzó a frotarlo sacando la punta de la lengua, como si fuera un niño juguetón. Le sorprendió que ella se corriera tan rápido, por no pasaron más de tres o cuatro minutos hasta que la tuvo temblando sobre él. La chica se inclinó luego para besarle, loca de placer y emoción, mientras sus caderas le martilleaban como si fueran un martinete de Solingen. Negrete no pudo evitarlo, pues hacía mucho que no había mujer, y se derramó aullando de placer, incontinente.

La pelirroja siguió moviéndose un poco, pero al cabo se sopló un mechón que le caía sobre el rostro. Y todavía encima de él, comenzó a reírse de buena gana.

-Três bien, soldado. Magnifique.

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23/12/2014, 20:33
Martín
Sólo para el director

El pequeño Martín había quedado fuera del círculo formado por los tres secuaces del alemán. Quizás por descuido, quizás por considerarlo un raterillo más sin importancia, no lo habían emboscado junto con su tocayo el cabo. A fin de cuentas hubiera sido en extremo deshonroso por parte de cualquiera de aquellos medirse con espada contra un muchacho.

Martín vio con horror como el alemán ponía al cabo entre la espada y la pared, rodeado, solo y sin más remedio que batirse. Además aquellos tres que le hacían los coros quizás decidieran deshacerse del español si las cartas venían mal dadas para su jefe. O peor aún, pensó Martín, estaban aqui para cavar la tumba que el cabo necesitaría.

Decidido a evitar aquello a toda costa, pensó por un momento en descerrajarle un tiro al sargento por la espalda. A fin de cuentas casi seguro que era medio hereje amén de un malnacido. Pero quizás Vélez vería con malos ojos aquel asesinato a traición y además los otros tres alemanes se arrojarían sobre ellos en un decir amén.

Casi sin saber que hacer, el muchacho se acercó al bosque que no distaba más que unos pasos. Ni siquiera le hizo falta hacerlo con demasiado sigilo, pues los cinco hombres estaban enfrascados en la pelea. Llegado justo al límite del mismo sacó la pistola de la camisa, la cebó, con pólvora pero sin bala y tiró hacia atrás del percutor y apuntó hacia el bosque. Paró un momento, lo pensó mejor y desenfundó el puñal largo que llevaba al cinto, lo empuñó con una mano y volvió a apuntar hacia el bosque con la pistola.

Miró un momento hacia los hombres que ya empezaban a intercambiar golpes y apretó los dientes y luego el gatillo.

BAAAAM!

Empezó a correr entonces hacia los alemanes y el vallisoletano gritando - ¡Holandeses! ¡Holandeses! - gritó mientras corría - ¡que vienen los holandeses! - gritó volviendo la vista atrás, hacia el bosque una y otra vez esperando que las hordas de herejes se arrojaran sobre él. A punto estuvo de tropezar mirando atrás y trastabilló. Apenas guardó el equilibrio pues empuñaba puñal y pistola uno en cada mano - ¡Holandeses! ¡en el bosque! ¡Holandeses!- parecía dispuesto a alertar, primero a los cuatro alemanes y a Vélez y luego a toda aquella sección del campamento aunque estuviera compuesta de barraganas y puteros.

Notas de juego

*Igual que en la Cabalgata a Medianoche

(que no la cabalgata de los Reyes Magos)

Máster. Te dejo la versión completa a tí y a Vélez la versión resumida (censurada), que le dará más realismo y verosimilitud al tema. Pues a fin de cuentas él no tiene porqué ser consciente de lo que hace el pequeño Martín aunque todo sea dicho en una sesión de rol en mesa, lo sabría seguro.

Dejo a tu elección dejarle el post entero si lo consideras adecuado.

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23/12/2014, 21:04
Martín

El pequeño Martín apunto con mano temblorosa hacia los enemigos en el bosque, apretó los dientes y luego el gatillo.

BAAAAM!

Empezó a correr entonces hacia los alemanes y el vallisoletano gritando - ¡Holandeses! ¡Holandeses! - gritó mientras corría - ¡que vienen los holandeses! - gritó volviendo la vista atrás, hacia el bosque una y otra vez esperando que las hordas de herejes se arrojaran sobre él. A punto estuvo de tropezar mirando atrás y trastabilló. Apenas guardó el equilibrio pues empuñaba puñal y pistola uno en cada mano - ¡Holandeses! ¡en el bosque! ¡Holandeses!- parecía dispuesto a alertar, primero a los cuatro alemanes y a Vélez y luego a toda aquella sección del campamento aunque estuviera compuesta de barraganas y puteros.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Igual que en la Cabalgata a Medianoche

(que no la cabalgata de los Reyes Magos)

Máster ¿la tirada estaría bien hecha? (suponiendo que los resultados no los hubiera puesto como desglosados?

Sería un total de 11 que es menor que 16 ¿correcto?

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23/12/2014, 21:31
Karl Moritz

Miro... Vuelvo a mirar... Intercambio  una mirada con el catalán y miro una tercera vez.

No me lo puedo creer... ¿No podía esperar hasta mañana? Estos españoles... Qué falta de compromiso...

Dejo caer un suspiro, le doy un palmetazo en el hombro del catalán, con desgana, como invitándolo a ir donde el cabo. Repito lo mismo con Hans, que apenas balbucea algo, por lo que le dejo disfrutar de las atenciones de de Witt.

Mierda de Cristo... Al final vamos a ser nosotros los que nos quedamos sin rameras...

Me meto golete abajo un vaso de vino y me dispongo a ir hacia aquel asqueroso puente.

Al menos no me va a tocar liarme a mojadas con Hoffmann... Al menos no mañana...

Me río para mí mismo por mi broma estúpida mientras me dirijo hacia allí, con la espada en la mano, aunque dentro de la funda, con los correajes colgando.

 

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23/12/2014, 22:28
Pedro Negrete

Lamentaba no haber podido alargar mas el revolcón. Había sido breve, como los primeros en la vida, pero estar tanto tiempo sin pasar por una hembra traía este tipo de consecuencias. Me daba un nosequé de salir tan pronto de la tienda, pues no me gustarían ciertas chanzas de mis camaradas acerca de ciertas...brevedades. Quitando éso, no me quejaba, breve pero placentero. Catalina tenía un movimiento de cadera de quien bien sabe lo que se hace. Y pardiez que lo sabría, se ganaba el pan con ello. Habría pasado por muchos hombres, pero me ví tremendamente regocijado cuando el truco de Italia, la desata de esa forma. Claramente no le habían dado esa atención nunca, como a tanta otras. Es por algo que hasta la daifas me echan bien el ojo al pasar, el pago no es solo en monedas.

Mantuve los ojos cerrados durante los segundos en que me derramaba, por el frenesí placentero, y los abro después, para descubrirla de buen humor. Un buen humor real, o eso supongo, pues apuesto que el de antes era una pose solo para embaucar. Con exito, ya lo creo....Le aparto con la mano el mechón que ella intenta quitarse a soplidos y lo coloco tras su oreja.

Asiento un par de veces a lo que dice, quedándome con el "Magnifique" especialmente, y le vuelvo a sonreir con picardía, paseando mis manos por sus largas piernas de piel blanquísima.

- Beaucoup - le digo,en su idioma, del que apenas se palabras sueltas de escuchar a uno y a otro, al igual que con el italiano. Y a veces lo unico que me sale es una mala combinación de los dos, de no conocer bien ni uno ni otro.