Partida Rol por web

Con la ayuda del crepúsculo lograste llegar a la casa del profesor Little sin que nadie te viese. Ya que desde el coche no lograbas ver nada, decidiste arrimarte a la pared de la vivienda. Tras mirar en varias ventanas diste con la correcta. A través de ella se puede ver al David Little sentado en un gran sillón de cuero con una copa de brandy reposando en una pequeña mesa accesoria a su derecha. Parece que está solo y sin preocupaciones ya que no se escucha ningún ruido. Se levanta y sale un momento de tu vista. Casi al momento comienza a sonar una gramola dentro de la estancia. Parece una ópera o algo por el estilo. Vuelves a ver al Profesor sentarse en su sillón y relajarse escuchando la música.

Lew sonríe, parecía que el profesor estaba a gusto sin preocupaciones sentado cómodamente en su sillón, eso le daba a Lew una ventaja: Little era un tipo acomodado que no quería problemas.

Sacó su pistola izquierda y le quitó las balas para luego introducirla nuevamente en la pistolera de sobaco.

Tras esto se acercó a la puerta y llamó (al timbre si hay) y esperó a que el profesor le abriera.

- Así es, profesor- le dijo sin emoción alguna-. He ido esta mañana a hablar con usted sobre David Lane.

Lew miró al profesor a ver si reaccionaba, pero luego continuó.

- Por favor, sé que estuvo con usted y su familia le está buscando. Necesita saber qué ha sido de él. Ahora que nadie nos puede oír o molestar quizás pueda decirme qué paso y dónde le vio por última vez...necesito alguna pista.

La petición de Lew era sincera, aun así su forma de hablar y expresarse no era la mima que había mostrado en el instituto, si no que era más autoritaria y seca.

- Por favor, déjeme tranquilo. No tengo nada que decirle. - Al reconocerte el profesor se asusta y trata de cerrar la puerta.

Lew preveía la reacción del profesor y antes de que pudiera cerrar la puerta, puso una mano delante para refrenar la puerta mientras echaba el peso de su cuerpo para abrirla...peroooo....

- Por favor dejeme entrar, solo quiero hablar ocn usted...¡¡por favor!!- pidió Lew lo más cortesmente que pudo.

Intentas coger la puerta justo en el momento que el profesor cierra la puerta. Tu mano queda pillada entre el marco y la hoja de la puerta. Automáticamente quitaste la mano a la vez que dabas un grito de dolor. El profesor aprovecho la ocasión para cerrar la puerta y correr el cerrojo por el interior.

Lew maldecía para sus adentros, necesitaba hablar con el profesor y lo tenía que hacer pronto. Pero ahora no era el momento. Malhumorado y dolido en su ego (malditos dados), se fue directo al coche y se marchó, no quería que le vieran por la zona más de lo normal.

Pasadas varias horas, ya en lo más profundo de la noche, Lew volvió a la casa del profesor. Aparcó el coche un par de manzanas alejado para que no le viera y se acercó sigilósamente a la casa del profesor.

Buscó alguna ventana abierta por si podía entrar por ahí y luego se fue a la puerta trasera*, inspeccionó la cerradura y luego sacó las ganzuas para poder forzar la cerradura.

Aprovechando la oscuridad de la noche regresaste a la casa de profesor Little para intentar entrar en ella. Tras un rato buscando la mejor manera de entrar  te decidiste por la puerta trasera. Estaba más alejada de la calle principal, lejos de miradas indiscretas que pudiesen dar la voz de alarma y casi seguro que lejos también de los dormitorios que estarían seguro en su planta superior.

Con gran sigilo llegaste a la puerta y sin hacer el menor ruido comenzaste a mover las ganzuas con habilidad pero la cerradura no se abrió. Ni que fuese Fort Knox. No hubo forma de abrir aquella dichosa cerradura por más que lo intentaste. Al menos no despertaste a todo el vecindario.

Lew miró la puerta frustrado y negó con la cabeza. Parecía que el destino no le permitía hablar con el profesor...por lo que fuera, pero no podía.

Pensándolo más detenidamente, el detective sonrió, se rascó la cabeza y dando media vuelta se fue de esa casa. Montó en el coche y se fue de ahí.

Dentro del coche Lew comenzó a pensar en el siguiente paso a dar.

- Si estuvo aquí, estaría alojado en algún sitio...y trabajaría en alguna parte...y comería en algún lugar que le resultara cómodo...mmmm- pensó.

La mente del detective comenzó a ponerse en marcha y lo que antes era un fracaso se combirtió en nuevas oportunidades al momento.

- Empezaré por el alojamiento, además yo también necesito uno- se dijo para sí mientras se dirigía al centro del pueblo y buscaba algún cartel indicativo.

Lew se acercó a una pensión y cogió una habitación para pasar la noche. No sabía dónde podría haberse alojado David Lane, con lo que tendría que hacer.

Quizás preguntar en el ayuntamiento por si tenía una casa, o en la empresa de agua o electricidad por si tenía los servicios contratados a su nombre... -mientras pensaba en dónde podía encontrar la dirección de David, Lew se quedó dormido.

Al día siguiente se levantó temprano desayuno y se puso a buscar la posibilidad de encontrar dónde se alojaba David Lane. Se acercó al ayuntamiento para encontrar una posible respuesta.

- Perdone -dijo cortésmente acercándose a uyna señorita que estaba detrás de un mostrador cerca de la entrada-, quería saber la dirección de uno de los ciudadanos de residentes en Silver City, ¿me podría ayudar? -dijo sonriente Lew.

Lew bajó las escaleras para llamar a la mujer de David Lane, seguramente ella sabría más a cerca de dónde podría vivir en Silver City...no en vano había recibido correspondencia y eso le daría el remite donde vivía.

Pero al pasar por la recepción, el detective se detuvo al instante. Si alguien sabía de chismes y de dimes y diretes esos eran los recepcionistas, además era un pueblo pequeño y seguramente se conocían unos a otros.

- Buenas -se presento Lew con su sempiterna sonrisa-. Me preguntaba si sabía usted algo de un viejo conocido llamado David Lane. Hace tiempo estuvo en Silver City viviendo...quizás estuvo en este mismo hostal -dijo para iniciar una conversación.

La recepcionista te devuelve la sonrisa enseñado sus blancos dientes. Y continúa de esa manera hasta que nombras a David Lane. - Lo siento señor. No hay nadie hospedado en nuestro hostal que responda a ese nombre. - En ese punto te hace un gesto para que te acerques a ella. Puedes ver perfectamente el canalillo de sus pechos y oler la fragancia de su perfume con total intensidad. - He oído que esa persona ha desaparecido. Tenga cuidado. - Te susurra con discreción. 

-Entiendo, gracias por la advertencia -dice igual de bajo mientras le devuelve una sonrisa pícara.

-Por cierto, ¿no sabrás dónde vivía? -preguntó como de casualidad el detective, viendo que la conserje parecía tener más información de lo que parecía.