Partida Rol por web

Con gusto escucharemos lo que quiera decirnos, pero me temo que la información que nosotros podamos decirle es escasa, y más aun la mia. Mis fuentes estan secas.

Sea pues ese cafe.

-Esa es una buena oferta detective. -Reconoció Theodore, a falta de una ocupación mejor para lo que restaba de día, debió pensar en su fuero interno.

Para cuando llegaron al café tomó sitio al igual que el resto de sus colegas, él optó por sentarse enfrentado al detective y desde allí escuchó la oferta.

-Poco sabemos de este asunto la verdad. -Reconoció con modestia. -Hablé con la policía de Albuquerque, allí vivía el profesor, y nadie parecía saber nada más allá de lo que se dijo en la prensa, así que todo lo que parece girar en torno a la misma parece un callejón sin salida. Desanimando me encaminé a casa de mi colega donde encontré un ticket de una librería. La cual casualmente, se encontraba en Castronegro. Silver City para nosotros no es otra cosa que una parada técnica dado que era lo que unía a los dos desaparecidos.

Suspiró y dio un trago largo al café, en cuanto depositó nuevamente la taza sobre la mesa volvió a mirar a su interlocutor.

-Como ves, lo que perseguimos no es otra cosa si no una vana esperanza. Espero lograr encontrar algo de información que decirle a su esposa y a la universidad donde trabajamos.

-Bien -dijo Lew tras anontar todo lo que habían dicho (deformación profesional)-, pues yo tengo más cosas que contar...y que descubrir.

-A pesar de que llevo tan solo un par de días, he investigado varias cosas de David...y he de decir que he conseguido poca cosa -admitió rascándose la cabeza-. Pero ahora que os veo creo que he fracasado por que no era el indicado para conseguir la información.

-Me explico.

-Nada más llegar fui a hablar con el compañero de David en el instituto, el profesor David Little. Al contarle que estaba aquí para hablar de David porque su familia no sabía nada de él, se puso nervioso, se cerró en banda y no quiso hablar conmigo. Quizás, ustedes por cercanía profesional consigan hablar con él y ver en qué trabajaban y por qué ha desaparecido.

-Luego conseguí la dirección de David en Silver City, se alojaba en la calle Hyde. Al entar en su habitación compruebo que fue secuestrado...no se abría ido sin al menos hacer una maleta y todos sus efectos de viaje se encontraban allí. Busqué algo que me diera una pista, pero nuevametne no encontré nada...nada que a mí me dijera algo. Pero creo que nuevamente, si ustedes fueran y buscaran información quizás encontraran algo que yo pasara por alto pues se dedican a lo mismo...o algo parecido. Comprendan que a mí me suene a chino todo lo que él podía estar trabajando.

-Tras hablarme de un incidente de robo de ganado y posterior descuartizamiento del mismo...del que he de confesar que no hice mucho caso, me dio un sobre que no contenía nada dentro, pero que aun se podía leer el remitente: Alonso Villeira-Pereira. Padre de la Capilla de Castronegro.

Lew hace un alto para ver la reacción de sus nuevos compañeros.

-Efectivamente. Castronegro. El lugar donde iba a dirigirse ustedes. No es una casualidad, hay algo allí. Pero antes debemos investigar un poco más aquí si les parece.

-Por último fui a habalr con el comisario para saber qué habían onvestigado ellos. Antes de que vinieran ustedes, me contó efectivamtente había algo turbio en este asunto. encontraron huellas al lado de su casa. Unas eran de los zapatos de David, otras eran de unas botas gruesas con una marca de cruz en el tacón. Además, también encontraron huellas de pies descalzos. Preguntaron a los vecinos y dijeron que habían visto a dos extraños personajes rondando por la calle de David todo el día. Ambos tenían el pelo negro, la dentadura picada, eran de complexión cetrina y vestían ropas bastas. Eso es loq ue me contó. Le hice un par de preguntas más, pero no llegaron ustedes y luego el se tuvo que marchar.

Lew hizo otra pausa para ordenar sus ideas y luego les miró.

-Les pediría que, por favor me ayudaran a investigar donde yo no he podido con el fin de revabar más información. Solo les pido un día. Quizás no encontremos nada, pero quizás demos con una pista que nos lleve a encontrar a David o por lo menos nos indique dónde seguir la búsqueda.

-¿Me ayudarán?- preguntó el detective.

Allan suspiró aliviado. Ellos no había logrado casi encontrar salvo algunas vagas pistas, pero el detective estaba claro que sabía hacer su trabajo.

-Por supuesto señor Harper, le acompañaremos y le ayudaremos en lo que sea posible. Está claro que usted ha encontrado pistas más sustanciales que las nuestras-le respondió el periodista.

Theodore carraspeó repentinamente como si el café se le hubiese ido por el sitio equivocado.

-Ruego que me disculpe detective. Pero no entiendo por qué cree que tendríamos más éxito que usted. Vamos yo sólo soy un humilde profesor de universidad. Concuerdo en que juntos seguramente consigamos más, de hecho fue así como acabamos por asociarnos. Sin embargo volver a hacer el mismo recorrido...

Se rascó la frente y se limpió las gafas al sentir que estaba viendo peor.

-Creo que deberíamos ir a Castronegro... Parece que lo que hemos visto ambos nos lleva a ese lugar. Al final cabo era donde viajaba por sus investigaciones el profesor Gofrey.

-Señor Hammond, no perdemos nada por ir esta misma tarde a asegurarnos de lo que sospecha el detective-dijo el periodista- está claro que sabe lo que hace y siempre podemos sacar los billetes mañana mismo si resulta que no sacamos nada en claro-insitió Allan a su compañero tratando de convencerle.

-No, si no digo nada… Afortunadamente somos hombres libres en un país democrático… Si es lo que quieren, no me opondré. Simplemente quise poner en relieve algunas… fisuras. Cuando lo que me preocupa son las prisas- entonces bufó con un gesto de mano como dando aquello por zanjado. Aquel asunto era cuanto menos extraño y aunque recelaba en multitud de ocasiones de la compañía bien sabía que ante el peligro era su mejor baza.

- Si lo que le preocupa es llegar cuanto antes a Castronegro, no se procupe que yo mismo les llevaré en mi coche hasta allí, así reduciremos el tiempo.

Lew les miró y luego prosiguió.

-Si quiero que lo hagan ustedes es porque sabrán, entre todo lo que encuentren, algo que no cuadra o que les llame la atención. Yo puedo encontrar cosas, pero la profesión y dedicación de David es en lo que me pierdo. Además también quiero que hablen con su compañero en el instituto pues conmigo se negó a hablar al decirle que era un detective privado, quizás con ustedes tenga más "feeling"...no perdemos nada. Casí ni tiempo.

-¡Hagámoslo entonces!-Sentenció el profesor viéndose convencido por la perspectiva de tener vehículo propio.

Mientras os vais poniendo al día escuchas por casualidad una conversación que se está produciendo en una de las mesas de alrededor vuestro.

- Si. Ese Bernardo Díaz es un cacique como pocos. He estado hospedado allí, en Castronegro, en el hotel Herrera. Es el único que hay. El pueblucho es una mierda. Todo gira en torno a los Díaz. Había ido para ver la capilla y tratar un asunto con Felipe Díaz, el dueño de La Tumba. – Aquí le corta su interlocutor pero no logras escuchar lo que dice. – Si sobre ese libro. ¿Cuál si no?  Además. Creo que allí sirven alcohol. Vaya que sí. En un club privado, The Changeling llaman,  imposible entrar en él si no eres miembro. En el hotel me lo dejaron muy claro cuando pregunte. Y casi por arte de magia apareció el tal Bernardo y me faltó tiempo para desaparecer de aquel pueblo.

La conversación no termina ahí pero bajan un poco el tono y ya no logras escuchar nada más. Al cabo de pocos minutos, se levantan y salen del hotel.

-Bien, enton...ces...tenemos que...salir e ir..., un momento por favor.

Lew sacó su libreta y comenzó a escribir alguna nota rápida en la misma. Lo que había captado su oído subrepticiamente parecía interesante y seguramente le sacara provecho cuando llegaran a Castronegro.

Al salir del café, Lew les llevó a su coche y de ahí al instituto. Al llegar, paró el coche y se giró para hablarles sin salir del coche.

-Aquí trabaja el profesor David Little, compañero de David en el instituto. Yo no conseguí sacarle nada de información de loq ue hacía David o qué estaba investigando. Supongo que era por que yo era detective privado. Pero ustedes pueden considerarse colegas suyos...o por lo menos más afines a su trabajo. Quizás tengan más suerte y consigan averiguar algo.

-Yo les esperaré aquí, cuando salgan. Aunque si salen con el profesor Little sigan con él, si me ven con ustedes quizá deje de querer contar cosas. Asíq ue mándenmé una nota y yo les seguiré donde sea.

Luego Lew les dejó que bajaran para que fueran a buscarle.

-Esta bien, estoy seguro que Caster le sacará algo-respondió el periodista- aunque ya le advierto que no hemos tenido mucho éxito con los otros compañeros con los que hemos hablado... En fín, será mejor que nos pongamos en marcha profesor-le dijo a su compañero para ir al encuentro del profesor Little.

El periodista y su compañero se pusieron en marcha aunque algo les decía que no serviría de mucho, pero por lo menos el detective tenía más idea que ellos asi que quizás consiguiesen algo.

Lew os dejó justo en la escalinata que daba acceso al instituto y se alejó para aparcar discretamente en el aparcamiento del centro.

Una vez en el vestíbulo os acercasteis hasta la secretaría donde una secretaria os atendió con amabilidad y os indicó donde debíais ir para poder entrevistaros con el profesor David Little. Un pequeño recorrido por los pasillos del instituto os acercó hasta la puerta del despacho del profesor. Un discreto cartel anunciaba el nombre del profesor en el medio de la puerta.

Tras picar en la puerta una voz os dio permiso para entrar. Al otro lado de la mesa os encontráis con el profesor Little enfrascado en la lectura de numerosos papeles que están sobre su mesa.

-Disculpe Señor Little, no pretendemos quitarle mucho tiempo. Este es mi compañero el profesor Matthew Caster, mi nombre es Allan Parker. Nos gustaría preguntar por la desaparición del profesor David, su caso nos ha conmocionado a muchos-dijo el periodista con disimulo pero yendo al grano-. Nos gustaría que nos contara cualquier cosa que pueda pensar, se que la policía ya le habrá preguntado pero nuestra preocupación es personal.

-Oh… Disculpe a mi compañero. No se había dado cuenta que estaba usted ocupado. Sé lo latoso que puede ser que alguien llegue al despacho de un profesor y le interrumpan cuando está en medio de algo. -Agregó consciente de que seguía molestándole, quería hacerle creer que era su voluntad la de hablar con aquellos extraños recién llegados.

-Si le parece esperamos fuera y cuando pueda recibirnos… -Concluyó dejando las palabras en suspenso.