Partida Rol por web

- Kennedy queda totalmente sorprendido ante las afirmaciones de la señorita Lesek, a lo cual responde con un - ¡¡¡Santo Cielo!!!. - Aún así se contiene para no atosigar con más preguntas a la señorita Lesek y dejar que sean sus compañeros los que dirijan este interrogatorio -

Bennet:

- Escúcheme, señorita Lesek. Debe contarme ahora mismo de qué es de lo que está hablando. Si los señores Cornelisz se traen algo entre manos, puede estar relacionado con la desaparición del joven Adam. Si no nos dice todo lo que sabe - sentencia el agente mientras se pone en pie - sus manos estarán manchadas con la sangre de ese pobre crío.

- Hace unas dos semanas, cuando los señores Cornelisz estaban fuera, un hombre vino a la casa -confiesa-. Tenía pinta de jornalero, se presentó como Tommy. Vino pidiendo trabajo y estuvimos hablando largo rato. Hacía meses que nadie venía a la casa, ¿sabe? Estaba ilusionada de poder hablar con alguien y... -se sonroja-, y hablé de más. Volvió una semana después con otro hombre y me dijeron que dejase abierta la ventana del señorito Adam y se encargarían de... se encargarían de... -rompe a llorar, pero el severo tono en la voz del agente Bennet la obliga a continuar-, se encargarían de llevarlo a un orfanato.

Jamal:

-Sus acusaciones son muy graves. ¿Tiene algo con que sostenerlas? ¿Alguna prueba?

 - Empecé a trabajar aquí porque el señor Jerry Grant me contrató en nombre de los Cornelisz -se muerde el labio-. El señor Grant me dijo que necesitaban una nueva doncella porque la anterior dejó el trabajo de repente y la señora Harriet necesitaba ayuda con el bebé. Me pareció raro, pero me pagaron mucho dinero para que no dijera nada y mi familia necesita el dinero -mira a los investigadores con ojos tristes-. Luego encontré el diario de María y... -su respiración se acelera- y tenía que hacer algo, ¿no lo entienden? ¡No podía dejar al señorito Adam en esta casa!

La esclarecedora declaración de Olga parece sincera. Tu instinto de periodista sabe cuándo alguien miente e intenta darte una noticia falsa o irse por la tangente. Sin embargo, lo que Olga acaba de dar es una exclusiva de primera página.

¡Mujer estúpida!

William hace acopio de todas las fuerzas que tiene para mantener la calma. Iba a necesitar una descripción detallada de esos hombres, pero antes...

- Necesitaré que me muestre ese diario, Olga.

Se me hiela la sangre al oír la confesión de Olga, ¿Cómo puede alguien darle un niño de esa manera a un completo desconocido?, ¿en qué estaría pensando esa mujer?, tiemblo un poco al recordar el secuestro de Aby.

Miro a Olga con cara de estupefacción, y le digo con la voz entrecortada -vamos a sentarnos, y me va a contar como eran esos hombres ¿le parece?, necesitamos la descripción exacta para saber como son los hombres que se han llevado al pequeño Adam, es muy importante, puede estar en peligro.

-Dr. Jamal, ¿puede venir y echarnos una mano?, creo que nos podría ayudar mucho.

Bennet: Necesitaré que me muestre ese diario, Olga.

- ¿El diario? -Olga mira con cara de horror al agente y baja la voz, mirando hacia el pasillo-. Los señores no pueden enterarse del diario. Está... -duda-, está en mi habitación, debajo de un tablón suelto del suelo, a los pies de la cama. Por favor, no se lo diga a nadie, no saben que lo encontré, deben sacarlo de aquí -suplica.

Walker: Vamos a sentarnos, y me va a contar como eran esos hombres ¿le parece?, necesitamos la descripción exacta para saber como son los hombres que se han llevado al pequeño Adam, es muy importante, puede estar en peligro.

- Sí, vale, de acuerdo -la doncella ya se ha resignado y, tras haber empezado hablar, ya no hay vuelta atrás-. El primer hombre, el que se hacía llamar Tommy, era un hombre recio, de espalda ancha, de pelo moreno y piel tostada por el sol. Llevaba una gorra de trabajar en el campo y una camisa a cuadros. Barba cerrada y pómulos marcados, hablaba muy dulce, me sentía segura con él -describe-. El otro hombre, el que vino la segunda vez con él... era más alto, delgado, pelo rubio, peinado hacia atrás. Sí, lo recuerdo, parecía como si no fuera con él, no habló en todo el rato, no escuché su voz. Le faltaban -frunce el ceño-, le faltaban dos dedos de la mano derecha -levanta su mano, encogiendo el meñique y el dedo corazón-. Era extraño.

- Vayamos a la habitación del chico, puede que allí encontremos algo de interés - sentencia William -. Y nos llevaremos ese diario para inspeccionarlo con calma una vez salgamos de aquí. Debemos aprovechar bien el tiempo.

Me acerco a la foto de la señora Cornelisz con su hijo.

- ¡¡¡Ah, por cierto señorita Lesek!!! con toda lo aquí se ha mencionado se me había olvidado por un momento preguntar por la foto de la señora Cornelisz con su hijo,. ¿Es reciente?

La confesión de Olga era aterradora. Conseguir el diario era de importancia vital para averiguar más sobre los Cornelisz. De ser ciertas sus acusaciones sobre adoración de demonios y el peligro del joven Adam, esto podía levantar un tremendísimo revuelo. Extremar las precauciones era imperativo.

-Señorita Walker, cuente conmigo-, afirmó con un ligero movimiento de cabeza cuando la profesora le pidió su ayuda. Acto seguido miró a Bennet, asintiendo.

-Ese diario puede resultar clave para resolver este caso. Debemos hacernos con él con discreción. ¿Dónde está su cuarto, Olga?-. Jamal miró fijamente a la doncella, animándola a señalar con sus ojos la planta en la que se encontraba. Acto seguido se giró a sus compañeros. -En mi opinión, vale la pena inspeccionar la casa. Me atrevería a decir que tenemos motivos para ello-.

Olga se levanta del sofá y os indica que la sigáis. Salís del gran salón en el que os encontrabais, dejando a mano derecha una amplia cocina en la que no habíais reparado al entrar. Llegáis de nuevo al vestíbulo, donde os observan esas cuatro armaduras relucientes. Tomáis las anchas escaleras de mármol y subís al piso de arriba.

Os encontráis en un amplio pasillo con cinco puertas repartidas a lo largo del mismo. Olga se dirige rápidamente a la de la izquierda del todo. La abre y os hace pasar, quedándose ella fuera. Se trata de su habitación, pero no quiere que los señores Cornelisz la vean con los investigadores allí. Si preguntan, ella dirá que habéis insistido en registrar la casa.

La habitación es lo más austero que hayáis podido imaginar: sólo tiene un escritorio, una mesita de noche y una cama con una sencilla estructura metálica. El suelo, de madera, cruje a cada paso. Tal y como os dijo la doncella minutos antes, encontráis sin mucho problema el tablón suelto y sacáis del agujero un pequeño librito lleno de polvo y telerañas. Se ve barato y en la parte superior de la tapa se puede leer Maria Dabrowski.

William revisa la portada del diario y, sin entretenerse mucho, se lo guarda en la chaqueta. Ya habría ocasión de revisarlo después. Sin más dilación, el agente se dispone a salir para ir a investigar la habitación del crío, esperando en la puerta a sus compañeros.

Gracias a las indicaciones de Olga, no tardaron en dar con el diario de su antecesora, una tal María Dabrowski. A Jamal le generaba una considerable curiosidad analizar el diario y su contenido, pero la prudencia le animaba a aguardar a estar lejos de la casa y de los Cornelisz. Dado que William tomó el diario y se hizo cargo, nada objetó el alienista, confiando en el buen criterio de su compañero.

El doctor inspeccionó un instante la habitación, tomándose un minuto para comprobar qué hábitos podía tener la doncella. Se dirigió a Olga a continuación.

-Olga, llévenos ahora a la habitación de Adam si es tan amable. Y por favor, indíquenos a dónde conducen las puertas restantes en esta planta. ¿Las habitaciones de los señores están cerca?-.

Olga, aliviada porque el agente Bennet ya sale de su habitación privada con el diario de María bien escondido, se dirige a Jamal en voz baja.

- La habitación del señorito Adam es esta de aquí al lado -indica señalando con el dedo la puerta inmediatamente adyacente-. La siguiente es la de los aposentos principales, el dormitorio de los señores -continúa enumerando, refiriéndose a una puerta doble corredera que aporta cierto aspecto señorial-. Las otras dos son un baño y la biblioteca personal del señor Jacob. Vamos, rápido -urge, cambiando de tema y haciendo salir a Kennedy y Walker de la estancia y cerrando la puerta tras de sí.

Justo cuando la cierra, la puerta del dormitorio principal se abre de par en par y Jacob sale de ella. Ve a los cuatro investigadores y a la sirvienta cerrando su habitación. Entorna los ojos mirando a esta última.

- ¿Todo bien, señores? -pregunta en un tono firme que no admite ninguna réplica- ¿Han avanzado algo en su investigación? -cierra las puertas del dormitorio-.

Olga agacha la cabeza mientras se alisa la parte de atrás de su falda.